Kitabı oku: «El fuego de la montaña», sayfa 5

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5.7. El diablo y Dios, ¿reconciliados?

En 1953 Giovanni Papini publica su polémica obra El diablo, en la que, tributario de la apocatástasis de Orígenes, defenderá con audacia teológica la rehabilitación de Satanás al final de los tiempos[77].

En Europa (sobre todo en los círculos católicos) el libro suscitó comentarios y polémicas. El diario vaticano L´Osservatore Romano publicó un artículo con el título de Una condena superflua, en el que venía a decir que, a pesar de los errores explícitos, descarados y clamorosos de la obra, El diablo papiniano carecía de importancia doctrinal y que, por tanto, «no se comprendía qué debía hacer la Iglesia con semejante libro entre las manos». El libro –según L´Osservatore– si a alguien perjudicaba, era al catolicismo de Papini, no al catolicismo en general[78].

Papini había intentado dejar claro que él era cristiano y que su libro se había escrito «con el más profundo sentido cristiano». Que nadie buscara en las páginas de su obra, lo que esta no intentaba, ni de lejos, transmitir: por ejemplo, una historia sobre las creencias acerca del Diablo; ni un tratado conceptual, según la Escolástica tradicional; ni un prontuario ascético para proteger a las almas de las asechanzas del demonio; ni, mucho menos, una defensa del Diablo. Lo que Papini intentaba con su libro era otra cosa: estudiar las verdaderas causas de la rebelión de Lucifer, que –según decía él– no eran las que comúnmente se creían...

Según Papini, las verdaderas relaciones entre Dios y el Diablo habían sido más cordiales de lo que la gente suele imaginarse. Por tanto bien podía pensarse en la posibilidad de que Satanás volviera a su condición primera. Y, ya de paso, liberara a los hombres de la tentación del mal. Decía Papini que él apoyaba siempre sus afirmaciones en el Antiguo y Nuevo Testamento, en los Padres de la Iglesia y en filósofos y escritores cristianos[79].

Después de todo –comentaba él–, ¿por qué el diablo no va a poder hacer las paces y reconciliarse con Dios?

5.8. «El Juicio universal», un libro no terminado

Parece que el Giudizio Universale iba a ser su «empresa literaria más ambiciosa»: la que latía en el pecho de Papini «desde su primera juventud»[80]. No la concluyó, y apareció editada como obra póstuma en 1957.

Se sabe, también, que la tentación de abandonar el proyecto lo rondaba con frecuencia, aunque siempre acababa retomándolo. Había puesto mucha ilusión en esta obra, en la que quería hacer desfilar ante el trono del Juez de vivos y muertos a los representantes más significativos de la humanidad, con sus errores, pasiones y problemas (y él en el papel de abogado). Pero a Papini le engañaba siempre su inmenso corazón. Al final le sorprendió la muerte con el libro en el cajón de su despacho. Un libro con muchas páginas escritas, pero inconcluso[81].

En una carta escrita a Piero Bargellini, le decía a propósito de su Juicio Universal:

«A esta [obra] que estoy escribiendo quisiera unido mi nombre, si es que lo imponente del tema y su grandeza y amplitud no sobrepasan mis fuerzas (...) Todos mis recursos y reservas de poeta, de pensador, de creyente, de moralista, de historiador, de hombre que ha vivido, intento gastarlos en este libro gigantesco y tremendo. Pide a Dios que me dé fuerzas, a fin de que no me muestre demasiado pequeño para el grandioso tema»[82].

La obra está dividida en 16 coros, precedidos por un prólogo y un epílogo: el coro de los amantes de Dios y el de los ateos; el de los apóstoles y profetas; el de los monarcas, políticos y dictadores; el coro de los delirantes; el de los papas y sacerdotes; el de los desesperados (incluidos los ángeles rebeldes y los derrotados); el coro de los pastores y campesinos; el de los brujos, locos, sabios y filósofos; el de las mujeres pecadoras; el coro de los suicidas y condenados a muerte; el de los comediantes y artistas; el de los pobres y esclavos; el de los lujuriosos y sensuales; el coro de mercaderes, artesanos y atletas; el de los narcisos y mediocres, y, finalmente el coro de los poetas y escritores...

Todos ellos van desfilando y respondiendo personalmente ante un ángel que los interroga.

Papini (quizá recordando su etapa de no creyente) rompía una lanza a favor los que no acertaron a descubrir a Dios, a su paso por la tierra:

«Nosotros te hemos negado y, sin embargo, nos atrevemos a pedirte que no reniegues ni siquiera de estos tus hijos, estos hijos parricidas, pero creados también por tu hálito y redimidos por tu sangre. Negamos, sí, tu existencia, pero tú no podrás renegar (ni siquiera contra nosotros mismos) tu esencia, que es Amor (...)»[83].

¿Pensaba Papini en el ateísmo profesado en su juventud? Casi seguro. Él había saboreado, en un momento crítico de su vida, aquel Amor que Dios es. Pero Papini sabía, también, de oscuridades y búsquedas a tientas. En su forcejeo (como Jacob con el Ángel) se había dejado vencer por el que es más fuerte. Ahora se sentía libre. Pero no podía menos de reconocer que Dios, con frecuencia, se esconde, como el sol entre las nubes, o no se manifiesta con luminosidad evidente:

«Es verdad, sí; nosotros no supimos verte, no fuimos capaces de descubrirte, no logramos reconocerte. Pero fue sólo culpa nuestra, de nosotros, gusanos ciegos (...), ¿o fue también culpa tuya, de Ti, demasiado celado y velado? Tú sabes que la fe es hija no sólo del querer (...). ¿Por qué no ayudaste, pues, a nuestra incredulidad? ¿Por qué no socorriste nuestra debilidad? (...) ¿Por qué tus escribas y tus intérpretes no fueron más límpidos, más persuasivos, más irrecusables? (...) Tú mismo nos habías creado sujetos a la duda y al error. ¿Por qué no redoblaste contra nuestra oscuridad las espadas de tu luz?»[84].

Adelantándose a lo que el Concilio Vaticano II afirmó acerca de las formas y raíces del ateísmo[85], Papini colocaba el dedo en la llaga, cuando ponía en boca de los ateos lo siguiente: «Creímos que la muerte del Dios vivo podría hacer a cada uno de nosotros más divino. Fue envidia, quizá, fueron celos, fue rivalidad de mente, lo que impulsó a uno de nosotros a asesinarte, esto es, a mutilarse a sí mismo»[86].

Es evidente que, cuando Papini dice «uno de nosotros» se refiere a Nietzsche, quien lanzara el grito de «¡Muera Dios, para que nazca el superhombre!», pero a quien nunca dejó de admirar Papini y al que defiende, después de que habla el «coro de los filósofos»:

«Mi alma era naturalmente cristiana. Tan profunda y espontáneamente cristiana, que no pudo encontrar su patria en ninguna de las Iglesias que se gloriaban de cristianas. La romana y la oriental eran, o me lo parecieron, hospicios recargados de estucos polvorientos y barrocos para refugio de almas somnolientas y retorcidas; la protestante era una tempestad helada, un pietismo debilitador o desvanecido (...) No pude soportar el horroroso tufo y buscar a Cristo bajo aquellos enmohecidos trapajos. Hube de alimentar y saciar mi alma cristiana fuera del cristianismo (...)»[87].

Y concluye, en su defensa de Nietzsche, con este reconocimiento:

«Lo mismo que Pablo, fui cegado por el violento fulgor de la revelación del Hombre-Dios. El Apóstol recobró la vista; mi razón quedó deslumbrada para siempre. Pero hoy, redimido de la locura y curado de la muerte, puedo decir, por fin, a mi Cristo. También yo tuve mi crucifixión y soy digno de vivir en Ti. Pero no te habría buscado tanto, si no te hubiese abandonado; no te hubiera hallado, si antes no te hubiese perdido»[88].

6. Concluyendo

Cuando Papini murió, en la madrugada del 8 de julio de 1956 (lo llevó a la tumba una esclerosis lateral amiotrófica), era todavía la época de Pío XII, seis años antes de que Juan XXIII convocara el Concilio Vaticano II: la gran asamblea eclesial que se abrió el 11 de octubre de 1962. Todavía, en aquella época, seguían contra Papini las acusaciones y acosos de liberales y marxistas, tachándole de fascista. No se sentían magnánimos para reconocer en él otras connotaciones, aciertos y valores. Cuando se desata una marea negra de resentimientos y odios (sobre todo, si son políticos), la peor y más podrida de las pestilencias puede anegarlo todo.

Y sin embargo, es muy difícil encasillar a hombres tan paradójicos como Papini: primero antinacionalista y después nacionalista. Ateo integral antes de convertirse al catolicismo. Admirador, primero, de las máquinas y del progreso. Y crítico, muy crítico, después, con la sociedad industrial.

Él se autodefinió como católico, artista y florentino[89]. Es verdad que escribió una Historia de Cristo, pero también escribió sobre el Diablo. Más de ochenta libros, en los que se encuentra de todo: pensamiento, teoría y crítica literaria, cuentos y novelas cortas, infinidad de artículos. Ciento cincuenta traducciones a multitud de lenguas. Pero no sólo a las más corrientes de nuestro entorno; también al árabe, al japonés, al chino, al lituano, al maltés y al yiddisch...

A pesar de sus limitaciones y excesos, ¿no merece Papini, todavía, un reconocimiento, además de una generosa y actualizada lectura? ¿Por qué, hoy, se habla y se escribe tan poco de Papini?

En todo caso, algo queda claro: hay un antes y un después de su conversión en la persona y en la obra del gran genio florentino. Cristo le cambió profundamente. No naturalmente en sus inquietudes y búsquedas. Pero sí en su visión y apreciación de la cultura y de la vida toda.

A punto de dejar este mundo escribió: «Muero un poco cada día (...), pero espero que Dios me concederá la gracia, a pesar de mis errores, de alcanzar la última jornada con el ánimo entero».

7. Obras de Papini

Muchas de estas obras fueron editadas, en su día, por la editorial Vallecchi de Florencia y muchas han sido traducidas al castellano. Las traducciones figuran a continuación de la edición original.

7.1. Obras originales

Il tragico quotidiano, Lumachi, Florencia 1906 (trad. esp., Lo trágico cotidiano y El piloto ciego, La España moderna, Madrid 1908 y Lo trágico cotidiano-El piloto ciego-Palabras y sangre [colec. dirigida por Jorge Luis Borges, con prólogo de J. L. Borges, trad. de José Miguel Velloso], Hyspamerica, Buenos Aires 1985).

La cultura italiana (con G. Prezzolini), Lumachi, Florencia 1906.

Il crepuscolo dei filosofi, Libreria Editrice Lombarda, Milán 1906; también Vallechi, Florencia 1976 (trad. esp., El crepúsculo de los filósofos [trad. de R. Ballester Escalas], Diamante-Mateu, Barcelona 1961; también, en Editorial Mundo Nuevo, Santiago de Chile 1938).

Il pilota cieco, Ricciardi, Nápoles, 1907 (trad. esp., Lo trágico cotidiano y El piloto ciego, La España moderna, Madrid 1908).

Le memorie d’Iddio, Casa Editrice Italiana, Florencia 1911 (trad. esp., Memorias de Dios y La vida de Nadie, Editorial Tor, Buenos Aires 1935).

L´altra metà, Puccini, Ancona 1911.

Parole e sangue, Petrella, Nápoles, 1912 (trad. esp., Gog, Palabras y sangre, Dante vivo [trad. de Mario Verdaguer], Plaza Janés, Barcelona 1961; también en Editorial Apolo, Barcelona 1932).

La vita di Nessuno, Baldoni, Florencia 1912.

Ventiquatro cervelli, Puccini, Ancona 1913.

Guido Mazzoni (Una stroncatura), Libreria della Voce, Florencia 1913 (después se tituló: Stroncature, Florencia 1916).

Sul pragmatismo (Saggi e ricerche) (1903-1911), Libreria Milanese, Milán 1913.

Il discorso di Roma, Edizioni di Lacerba, Florencia 1913 (después: L’esperienza futurista, Vallecchi, Florencia 1920).

Almanacco Purgativo 1914 (con A. Soffici y otros), Vallecchi, Florencia 1913.

Un uomo finito, Libreria della Voce, Florencia 1913; Un uomo finito, Scrittori Italiani, Ponte alle Grazie, 1994 (trad. esp., Hombre acabado, Biblioteca Nueva, Madrid 1923; también en Mateu, Barcelona 1961).

Il mio Futurismo, Edizioni di Lacerba, Florencia 1914 (después: L’esperienza futurista, Florencia 1919).

Vecchio e nuovo nazionalismo (con G. Prezzolini), Studio Editoriale Lombardo, Milán 1914.

Buffonate, Libreria della Voce, Florencia 1914 (trad. esp., Bufonadas [trad. de Cipriano Rivas], El Adelantado de Segovia, Madrid 1924; Osiris, Santiago de Chile, 1935).

Cento pagine di poesia, Libreria della Voce, Florencia 1915.

La paga del sabato, Studio Editoriale Lombardo, Milán 1915.

Stroncature, Libreria della Voce, Florencia 1916.

Opera prima, Libreria della Voce, Florencia 1917.

Polemiche religiose, Carabba, Lanciano 1917.

L’Europa Occidentale contro la Mittel-Europa, Libreria della Voce, Florencia 1918.

Giorni di festa, Vallecchi, Florencia 1918.

Testimonianze, Facchi, Milán 1918.

L´uomo Carducci, Zanichelli, Bolonia 1918 (trad. esp., Carducci, hombre [trad. de C. Povo-José M. Velloso-A. Lázaro Ross], en Obras II. Biografías y retratos, Aguilar, Madrid 1957, 497-599).

Chiudiamo le scuole, Vallecchi, Florencia 1918.

L´esperienza futurista, Valecchi, Florencia 1919.

Rapporto sugli l´uomini, 1919.

Poeti d’oggi (1900-1920) (con P. Pancrazi), Vallecchi, Florencia 1920; Crocetti, 1996.

Storia di Cristo, Valecchi, Florencia 1921 (trad. esp., Historia de Cristo, Fax, Madrid 1961; Edibesa, Madrid 2000; Porrúa, México 1998; Editorial Voluntad, Madrid 1924 [hay otras ediciones]).

Renato Fondi. Un costruttore, Vallecchi, Florencia 1922.

Antologia della poesia religiosa italiana, Vita e Pensiero, Milán 1923.

Dizionario dell’ uomo selvatico (con Domenico Giuliotti), Valecchi, Florencia 1923 (trad. esp., Diccionario del hombre salvaje, Editorial Selección, Buenos Aires 1924).

L’ uomo selvatico si difende. Umilissime scuse (con D. Giuliotti), Vallecchi, Florencia 1923 ; después, en La scala di Giacobbe, Vallecchi, Florencia 1932; Umilissime Scuse, Marietti, 2000.

Pane e vino. Con un soliloquio sulla poesia, Valecchi, Florencia 1926.

L’anno santo e le quattro paci, Libreria Editrice Fiorentina, Florencia 1925; ahora, en Quale giubileo?, La locusta, Vicenza 1998.

Sant´Agostino, Valecchi, Florencia 1929 (trad. esp., San Agustín, Fax, Madrid 1954; Editorial Voluntad, Madrid 1930).

Gli operai della vigna, Vallecchi, Florencia 1929 (trad. esp., Los operarios de la viña, Ediciones Fax, Madrid 1933).

Gog, Valecchi, Florencia 1931; Gog, Giunti, 1995 (prólogo de Enzo Siciliano) (trad. esp., Gog y El libro negro [trad. de Mario Verdaguer], Círculo de Lectores, Barcelona 1968; Gog, Reno, Barcelona 1965; Obras: Gog, Palabras y sangre, Dante vivo [trad. de Mario Verdaguer], Plaza Janés, Barcelona 1961; Gog y El libro negro, Porrúa, México 2005; Gog, Espasa Calpe, Madrid 2001).

I nipoti d´Iddio, Valecchi, Florencia 1932.

Maschilità, Vallecchi, Florencia 1932 (trad. esp., Masculinidad, Mateu, Barcelona 1961).

Eresie letterarie, Valecchi, Florencia 1932.

La scala di Giacobbe, Valecchi, Florencia 1932 (trad. esp., La escala de Jacob [present., trad. y notas de Héctor Delfor Mandrioni], Haviláh, San Lorenzo de El Escorial (Madrid) 1990; Exposición personal-La escala de Jacob [trad. de Alfonso Banda Moras], Luis de Caralt, Esplugas de Llobregat 1971; Plaza Janés, Barcelona 1964; Editorial Mundo Moderno, Buenos Aires 1948).

Ritrati italiani (1904-1931), Valecchi, Florencia 1932.

Gli amanti di Sofia (1902–1918), Valecchi, Florencia 1932 (trad. esp., Los amantes de la sabiduria: 1902-1918, Editora Latino Americana, México 1955).

Stroncature (1904-1931), Vallecchi, Florencia 1932.

Ritratti stranieri (1908-1921), Vallecchi, Florencia 1932 (trad. esp., Retratos, Caralt, Barcelona 1984).

Eresie Letterarie (1905-1928), Vallecchi, Florencia 1932.

Poesia in versi, Vallecchi, Florencia 1932.

Poesia in prosa, Valecchi, Florencia 1933.

Il sacco dell´Orco, Valecchi, Florencia 1933; Scheiwiller, Milán 2000.

Dante vivo, Librería Editrice Fiorentina, Florencia 1933 (trad. esp., Obras: Gog, Palabras y sangre, Dante vivo [trad. de Mario Verdaguer], Plaza Janés, Barcelona 1961; también en Apolo, Barcelona 1941).

Ardengo Soffici, Hoepli, Milán 1933.

La pietra infernale, Morcelliana, Brescia 1934.

Grandezze di Carducci, Valecchi, Florencia 1935.

Storia della letteratura italiana (Duecento e Trecento), 1937; Storia della Letteratura Italiana, vol. I (Duecento e Trecento), Vallecchi, Florencia 1937; después con el título: L’Aurora della Letteratura Italiana (Da Jacopone da Todi a Franco Sacchetti), Vallecchi, Florencia 1956 (trad. esp., Historia de la Literatura Italiana, Editorial Mundo Nuevo, Santiago de Chile 1938).

I testimoni della Passione, Valecchi, Florencia 1937; después, Marietti, Milán 1997 (trad. esp., Los Testimonios de la Pasión, Ballester, Barcelona 1947).

Italia mia, Valecchi, Florencia 1939.

Felicità di Giacomo Leopardi, Reale Accademia d’Italia Roma 1939; después, La corona d’argento, Istituto di Propaganda Libraria, Milán 1941.

Re Lear (para la música de Vito Frazzi), Ricordi, Milán 1939.

Figure umane, Valecchi, Florencia 1940 (trad. esp., Figuras humanas: retratos, [trad. de José Miguel Velloso], Luis de Caralt, Barcelona 1967.

Medardo Rosso, Hoepli, Milán 1940.

Mostra personale, Morcelliana, Brescia 1941.

Prose di cattolici italiani d’ogni secolo (con G. De Luca), Società Editrice Internazionale, Turín 1941.

L´imitazione del Padre. Saggi sul Rinascimento, Le Mounier, Florencia 1942.

Racconti di gioventù, Vallecchi, Florencia 1943.

Cielo e terra, Libreria Editrice Fiorentina, Florencia 1943.

Foglie della foresta, Vallecchi, Florencia 1946.

Santi e poeti, Libreria Editrice Fiorentina, Florencia 1947.

Primo Conti, Arnaud, Florencia 1947.

Lettere agli uomini del papa Celestino VI, Valecchi, Florencia 1947 (trad. esp., Cartas del papa Celestino VI a los hombres, Aguilar, Madrid 1952; Del papa Celestino VI a los hombres [trad. de Carlos Povo Domingo], Acción Cultural Cristiana, Madrid 1994.

Passato remoto, L’Arco, Florencia 1948; después: Ponte Alle Grazie, Florencia 1994.

Vita di Michelangelo nella vita del suo tempo, Garzanti, Milán 1949 (trad. esp., Vida de Miguel Ángel en la vida de su tiempo [trad. de C. Povo], en Obras (vol. I), Janés, Barcelona 1958, 573-1179; Vida de Miguel Ángel en la vida de su tiempo, Aguilar, Madrid 1950).

Il diavolo tentato, Vallecchi, Florencia 1950.

Florencia fiore del mondo (con Soffici, Bargellini, Spadolini), L’Arco, Florencia 1950.

Le pazzie del poeta, Vallecchi, Florencia 1950.

Il libro nero, Vallecchi, Florencia 1951 (trad. esp., El Libro Negro, Difusión, Buenos Aires 1952; El libro negro [trad. de Carlos Juan Vega], Mundo Moderno, Buenos Aires 1954; El Libro Negro, Luis de Caralt, Barcelona 1967; El Libro Negro, Porrúa, México 1990.

Il Diavolo, con in Appendice Il Diavolo Tentato, radiodramma in tre tempi, Vallecchi, Florencia 1953 (trad. esp., El diablo [trad. de Vicente Fatone], Swan, San Lorenzo del Escorial 1989; El diablo, Emecé, Buenos Aires-Barcelona 19688; El diablo, Porrúa, México 2006).

Concerto fantastico, Vallecchi, Florencia 1954.

Strane storie, Vallecchi, Florencia 1954; Strane Storie, Sellerio 1992.

La spia del mondo, Vallecchi, Florencia 1955 (trad. esp., Espía del mundo, Escelicer, Madrid 1963; Emecé Editores, Buenos Aires 1959).

La loggia dei busti, Valecchi, Florencia 1955 (trad. esp., La logia de los bustos [trad. de Carmen Castro], Taurus, Madrid 1959).

La felicità dell´infelice, Vallecchi, Florencia 1956; Le felicità dell’infelice. Le ultime «schegge», Edizioni di Storia e Letteratura, Roma 2006 (trad. esp., La felicidad del infeliz, Escelicer, Madrid 1957).

Il muro dei gelsomini (Ricordi di fanciullezza), Società Editrice Internazionale, Turín 1957.

Il giudizio universale, Vallecchi, Florencia 1957 (trad. esp., El juicio universal (2 vols.), Planeta, Barcelona 1971; Juicio Universal [trad. de Giovanni Martín], Plaza y Janés Editores, Barcelona 1976).

La seconda nascita, Vallecchi, Florencia 1958.

Poesia e fantasia, Vallecchi, Florencia 1958.

Dichiarazione al tipografo, Scheiwiller, Milán 1958.

Prose morali, Vallecchi, Florencia 1959.

Città felicità, Vallecchi Florencia 1960.

Descuperti spirituali, Vallecchi, Florencia 1960 (trad. esp., Descubrimientos espirituales, Emecé, Buenos Aires 1961).

Diario, Vallecchi, Florencia 1962; Diario 1900 e pagine autobiografiche sparse 1894-1902, Vallecchi, Florencia 1981 (trad. esp., Diario [trad. de Javier Fernández], Mateu, Barcelona 1964; Diario 1916-1953, Dirección de Difusión Cultural, Departamento Editorial 1985).

Scritii postumi, Vallecchi, Florencia 1966.

Le schegge, Vallecchi, Florencia 1971.

Rapporto sugli uomini, Rusconi, Milán 1978.

Lo specchio che fugge, Vallecchi, Florencia 1975 (trad. esp., El espejo que huye [selec. y prólogo de Jorge Luis Borges, trad. de Horacio Armani], Siruela, Madrid 1987).