Kitabı oku: «La transición española», sayfa 19
Actividades de la Asamblea de Cataluña en París
La representación de la Asamblea fuera de la frontera española tuvo una importancia mínima pero no desdeñable, realizándose las primeras reuniones en Marsella, Angulema, París y Toulouse346. Los primeros encuentros se celebraron entre el 17 y 18 de febrero de 1973 donde las llamadas comisiones pro-asamblea tomaron la iniciativa y formalizaron la segunda cita en Toulouse el 21 de octubre de 1973.
La delegación de la Asamblea de Cataluña en París fue la más activa, animada por la presencia de Pere Ignasi Fages y posteriormente de Francesc Vila-Abadal. No obstante, aparte de la delegación francesa y andorrana, se establecieron contactos en Suiza (Ginebra, Lausana y Zúrich), Alemania (Frankfurt y Darmstadt), Venezuela e Inglaterra (Londres), colaborando Jordi Vilanova como miembro de la Comisión de Enlace.
En mayo de 1973 se publicó un documento por la CPAC en Caracas (Venezuela) titulado «Solidaridad con las víctimas de la represión franquista» que trataba de conseguir una reparación justa ante la represión franquista mediante organismos creados una vez restablecida la normalidad política en Cataluña y demás nacionalidades ibéricas con riguroso carácter retroactivo. El mensaje fue dirigido entre otros a los mutilados e inválidos del Ejército de la República, algunos integrados y asociados bajo la denominación de «Lliga de Mutilats i Invàlids de la Guerra d’Espanya».
En pleno mes de julio, la Comisión de París de la Asamblea de Cataluña publicó los llamados «Fulls d’Informació» como continuación a los ya editados en Toulouse en enero del mismo año. El lenguaje usado en estos documentos denotaba una agresividad fuera de lo usual hasta la fecha, reflejo de la situación político-social y posiblemente del hecho de no sentir la presión de publicar en el interior de España.
La hoja de información n.º 4 se presentó con el titular «Hay que cerrar el paso a la bestialidad fascista» y decía así:
«Nuestro pueblo vive un periodo crucial en su larga lidia y cruenta por la libertad, contra la bestialidad fascista desbocada. En unos días, además de numerosos actos brutales incalificables, las balas de las fuerzas de represión hicieron dos víctimas más, Manuel Fernández Márquez, obrero de la construcción, “culpable” de luchar por la plataforma reivindicativa de su ramo y de ejercer el derecho de huelga, asesinado en Sant Adriá del Besós. También de Eustaquio Mendizábal, patriota vasco, “liquidado” en su tierra por querer vivir en una Basconia liberada de la opresión nacional y social.»347
Para la Asamblea, el régimen, obligado por la creciente pujanza de las fuerzas de la oposición, apagaba la voz del aperturismo y de liberación, renunciando a la más mínima tolerancia y recurriendo, como siempre, a la represión política.
«Se daba prioridad a las pistolas como en los años cuarenta, imponiendo la paz de los cementerios y como fuerza de convicción, levantan las porras, brutalizan, persiguen, encarcelan solo por un motivo inconfesable: el miedo. El miedo a los intelectuales, profesores y estudiantes, a los trabajadores, a los capellanes y hombres de iglesia, a la palabra del pueblo y, en su solitud, a perder su poder omnipotente, buscando como excusa en la muerte de un estudiante-policía en las manifestaciones del Primero de Mayo, la vuelta al orden fascista.»348
El artículo recordó también la manifestación del mismo día en Sant Cugat del Vallés convocada por la Asamblea y, finalizando, decía:
«A los gritos histéricos de muerte a los rojos de los grupos fascistas por las calles de nuestras ciudades y al intento de hacer revivir el espíritu de la Guerra Civil, opongámoslo con el espíritu cívico, democrático, unitario, responsable, de combatientes por la LIBERTAD de espíritu de la Asamblea.»349
Dentro de estas hojas informativas editadas por la Asamblea, se publicaron las actividades de la Comisión en París en julio de 1973. Noticia destacable fue el ingreso del POUM adhiriéndose a la Asamblea, suscribiendo los cuatro puntos de convergencia, y la reunión a principios de año en una ciudad francesa con delegaciones de seis ciudades de fuera de Cataluña y de España, siendo una de ellas la delegación de París con cuatro miembros del Secretariado. Los encuentros fueron intensísimos, empezando un sábado por la noche y acabando el domingo a mediodía, y fruto de ello, los acuerdos adoptados se resumían en la repartición de los diferentes trabajos entre las delegaciones donde cada una de ellas enviaría a Barcelona las sugerencias que fueran surgiendo en relación con la II Sesión Plenaria. También se constituiría una comisión con un miembro de cada delegación que coordinase la acción conjunta y, finalmente, tres de las delegaciones pendientes organizarían para ese verano un gran encuentro pro-Asamblea de Cataluña.
Efectivamente, el 11 de marzo se celebró en París un acto pro-Asamblea, proyectándose diversos cortometrajes de cine referidos a la represión del pueblo catalán y estableciéndose un debate final.
El 1º de Mayo, la comisión de París de la Asamblea de Cataluña convocó a los catalanes de la región a participar en la manifestación junto con las federaciones locales de los sindicatos C.G.T., C.F.D.T. y F.E.N. Días después, el domingo 13, se celebró una conferencia en el Casal de París sobre «Nacimiento, objetivos y desarrollo de la Asamblea», proyectándose a continuación tres filmaciones: una sobre el 1º de Mayo en Sant Cugat del Vallés y las otras dos referentes al Festival de Poesía Popular que tuvo lugar en el Price barcelonés y la reunión de intelectuales en Montserrat en diciembre de 1970, durante el «Proceso de Burgos»350. También se hizo referencia a las actividades de la extrema derecha a través del PENS, resaltando el asalto los locales de la Enciclopedia Catalana en pleno mes de agosto.
346. FRC, AJR, «Assemblea de Catalunya a Veneçuela», Carpeta 53, 1-5-1973.
347. MHC, ASSEMBLEA, op. cit., p. 158-167.
348. MHC, ASSEMBLEA, ibid.
349. MHC, ASSEMBLEA, op. cit., pp. 158-159.
350. MHC, ASSEMBLEA, op. cit., pp. 165-166.
Septiembre de 1973. Chile, el ocaso de una esperanza
En los primeros días de julio de 1973 se celebró la VII reunión de la CPAC, dando como resultado la aprobación del documento «Pel camí de la II Sessió de la Assemblea de Catalunya» y el lanzamiento de la campaña, «El Catalá, a tots llocs i tots nivells», fomentada por La Asamblea de Intelectuales. A tal efecto, se creó una comisión especial cuyo fin era elaborar un informe de trabajo sobre la campaña para el uso oficial de la lengua catalana. El equipo estaba formado por Rafael Ribó, Jordi Carbonell, Xavier Folch, Carles Jordi Guardiola y Francesc Vallverdú, con la colaboración de Joan Ramon Colominas. El documento elaborado afirmaba en sus conclusiones:
«La lengua es un medio de comunicación y el vehículo de una cultura nacional. Es en este marco que adquiere toda su importancia social sin conflicto lingüístico (…). La coalición de las clases populares en la lucha contra la opresión nacional y por las libertades democráticas, ha de ser encabezada por las clases trabajadoras, obreros y campesinos, (…). Siendo las únicas fuerzas que pueden encabezar la lucha por la democracia y acabar con la explotación del hombre por el hombre (…). Son también incuestionablemente las clases directoras del movimiento liberador, en el cual el fin de la oposición nacional de Cataluña y de las otras nacionalidades oprimidas del Estado español es implícita.»351
La defensa de la propuesta estuvo a cargo de Rafael Ribó que, al acabar su discurso, recibió algunas discrepancias entre los partidarios de la cooficialidad de las lenguas y la oficialidad de la lengua catalana. No obstante, Josep Solé Barberà solucionó el conflicto creado con la expresión final de «ús oficial».
Tras la vuelta al trabajo postvacacional, la política nacional pasó a un segundo plano, ofuscada por los acontecimientos que llegaban desde el otro lado del Atlántico. La situación crítica por la que discurría la política chilena, que se agravaba por momentos, ocupaba el interés no tan solo de la prensa, sino también de la oposición.
El día 10 de septiembre de 1973, la Democracia Cristiana chilena pidió la dimisión del presidente de la República, siendo apoyado el día después por la cúpula de las Fuerzas Armadas Chilenas. El martes 11 de septiembre, se produjo el asalto a la Casa de la Moneda, sede de la Presidencia de la República, donde murió en el asalto el propio presidente, Salvador Allende Gossens, dudando en aquellos momentos si fue suicidio o ejecución. El día 15, el general Carlos Prats González, jefe de las Fuerzas Armadas que permaneció leal al gobierno, se vio forzado a huir del país dejando el poder en manos de los golpistas. Al año siguiente fue asesinado en un atentado
En España la prensa nacional se hizo eco a diario de la evolución golpista en aquel país tan lejano en la distancia, pero tan próximo en el sentir de las organizaciones antifranquistas, identificadas profundamente con el proceso revolucionario que pronto llegaría a su fin. Precisamente, esa frustración generada por el golpe de Estado pudo indirectamente agravar la enfermedad del escritor Pablo Neruda, que falleció de cáncer dos semanas después del golpe. Lógicamente, la reacción en España fue limitada por el estricto control gubernativo de los medios de comunicación, aunque hubo pequeños conatos de manifestación en favor del presidente chileno.
En Cataluña el SCPAC, en nombre de la Asamblea, se identificó con la manifestación realizada en París en protesta por el golpe militar efectuado contra el gobierno chileno. También este rechazo tuvo el soporte de sectores obreros, populares y progresistas del país, denunciando y condenando el ataque basado tan solo en la fuerza militar de los sectores reaccionarios. En el comunicado publicado el 14 de septiembre de 1973, se buscó un cierto paralelismo entre los hechos chilenos y el «18 de Julio» de aquí, por lo que animaba a la necesaria solidaridad y movilización del pueblo, denunciando el imperialismo norteamericano y al capitalismo, responsables a su parecer del levantamiento militar fascista. El propio Secretariado propuso un modelo de carta, con firma voluntaria de los interesados, que se enviaría a Kurt Waldheim (secretario general de la ONU) para condenar los hechos y exigir una respuesta suya y del Consejo de Seguridad352. Por su parte, la CCFPC emitió un comunicado el 15 de septiembre en solidaridad con el pueblo chileno, dando voz a su admiración y respeto por el presidente Allende y la enérgica condena por el golpe de Estado militar353.
En paralelo a estos acontecimientos y ante la celebración de la Diada, se lanzó un comunicado (preparado con anterioridad al golpe de Estado en Chile), titulado «La Asamblea de Cataluña ante el 11 de septiembre» con el eslogan final «¡Por las libertades democráticas y nacionales del pueblo catalán!», incidiendo en temas tan diversos como los servicios públicos o el coste de la vida. Los problemas generados por el gobierno franquista relacionados con el transporte, servicios públicos, urbanismo, asistencia sanitaria y aumento del coste de la vida se concretaron en cuatro puntos. Se hacía referencia explícita al caos urbanístico, la insuficiencia de los servicios públicos, poblaciones sin agua, red de carreteras insuficiente y de elevado coste debido a los peajes, la falta de asistencia sanitaria, transportes deficientes y los bosques quemados por falta de medios para evitarlo. También la Asamblea presentó una campaña en favor del uso público de la lengua catalana decidida en la anterior Permanente, criticando el ataque por parte de «mercenarios» del régimen a las entidades culturales catalanas354.
En un comunicado, el SCPAC explicaba la necesidad de integrar las acciones reivindicativas en un marco global de lucha, cada vez más intensa, contra la dictadura y por las libertades democráticas. Se recordaron las concentraciones de Ripoll y Sant Cugat del Vallés, evidenciando la gran capacidad de convocatoria, las movilizaciones en la Térmica del Besós, de Cerdanyola y Ripollet, el conflicto de SEAT y la huelga general en Pamplona. Así mismo se incidía que la justificación del retorno de las libertades democráticas perdidas en 1939 iba refrendada también mediante la devolución del Estatuto para llegar al pleno ejercicio del derecho de autodeterminación. La respuesta del régimen ante esta situación se limitaba al ejercicio de la represión, detenciones, torturas y asesinatos, hecho que demostraba que el nuevo gobierno de Franco, encabezado por el almirante Carrero Blanco, no daba respuesta ni soluciones, creando un creciente aislamiento del sistema cada vez más pronunciado.
La opresión iba desde la dominación política hasta el terreno económico. La redistribución del ahorro y de los impuestos era un claro ejemplo. En lo cultural, las restricciones del uso público de la lengua catalana en la enseñanza, en los medios de comunicación, en las relaciones oficiales, en los ataques de adictos al régimen sobre entidades culturales como la Gran Enciclopedia Catalana o a diversas librerías, confirmaban la situación. A este respecto, durante el año 1972 la Asamblea elaboró una serie de campañas reivindicativas para dar respuesta a todos estos abusos de poder. «¿El por qué el Estatuto?» fue una de ellas, complementada por el contenido de los documentos «Hacia la II Sesión Plenaria de la Asamblea de Cataluña» y la nueva campaña titulada «El catalán en todos los lugares y en todos los niveles»355.
351. COLOMER, Josep Mª, op. cit., pp. 53-54.
352. Eslóganes como «se siente, se siente, Allende está presente» se pusieron de moda en aquellos días, en MHC, ASSEMBLEA, op. cit., p. 106.
353. FRC, AJR, «Comissió Coordinadora de Forces Polítiques de Catalunya», Carpeta, 104/43, 15-11-1973.
354. Tele/eXpres, 6-8-1973.
355. MHC, ASSEMBLEA, op. cit., p. 77.
Octubre de 1973. Los 113 detenidos
En octubre de 1973, la evolución política chilena y el nuevo conflicto árabe-israelí, responsable de la crisis posterior del petróleo, se seguía con atención. En España, la gasolina «súper» estaba a 16 pesetas y la «normal» a 12,50 pesetas, con la tendencia al alza. En Argentina, el general Juan Domingo Perón, tras su largo exilio en España, ocupó de nuevo la Presidencia de la República, mientras que, más al norte, en EE. UU., las primeras convulsiones fruto del escándalo Watergate amenazaban la Presidencia de Richard Nixon en el proceso denominado impeachment y que, como ya sabemos, empezó con la sustitución del vicepresidente del país de Spiro Agnew por Gerald Ford, y finalizó con la ascensión de este a la Presidencia con la dimisión del propio presidente.
A principios de mes, España continuaba inmersa en continuos disturbios laborales sin menoscabo de las constantes detenciones de activistas mayoritariamente de ideología izquierdista; véase como ejemplo las detenciones el día 5 de tres dirigentes del PCE (m-l): Alejo Mesón Dona, Ángel Moreno González y Ana Mote Quer. Los paros eran constantes en las cadenas de producción en la empresa SEAT, mientras que en el mundo educativo las manifestaciones estudiantiles y el cierre de algunas universidades aumentaban el descontento y el caos en la sociedad española. Aquel mes fue también trágico para la cultura española por la muerte el día 23 en su exilio de Puerto Rico del compositor catalán Pau Casals, cuya trayectoria musical, intelectual y política fue ampliamente difundida en los periódicos.
Mientras tanto, el gobierno intentó mediante el director general de Cultura Popular, Ricardo de la Cierva, aparentar una nueva imagen de aperturismo ficticio anunciando que iba a aplicar la ley con el talante más abierto posible, aunque por desgracia la demostración palpable de este hecho fuera el secuestro de la revista Destino el día 20 por publicar una carta relacionada con la falta de libertad.
En Cataluña, la CPAC celebró su IX reunión en los locales eclesiásticos (Sala Claret) de la calle Lauria n.º 7. Entre las primeras conclusiones que se llevaron a cabo destacó el llamamiento por las libertades políticas ante el juicio a diez dirigentes obreros que fueron detenidos en Pozuelo de Alarcón (Madrid) el 24 de junio de 1970, acusados por el TOP de pertenecer a CC.OO. Fue el denominado Proceso 1001 en el que fueron juzgados los miembros del Secretariado Nacional de CC.OO. y a los que el fiscal solicitó las siguientes penas: veinte años y un día de prisión para Marcelino Camacho, obrero fresador y exvocal social de Perkins Hispania de Madrid, y para Eduardo Saborido, obrero metalúrgico, antiguo enlace sindical de Hispano Aviación y exvocal social del Sindicato del Metal de Sevilla; 19 años respectivamente para Nicolás Sartorius, periodista y abogado, y para Francisco García Salve, capellán en Madrid y obrero de la construcción; 18 años respectivamente para Francisco Soto, metalúrgico de Sevilla, y para Juan Marcos Muñiz Zapico, metalúrgico de Gijón; 12 años y un día para Pedro Santisteban, metalúrgico, jurado de empresa de Babcock Wilcox de Bilbao, para Luis Fernández Costilla, metalúrgico de Valladolid, para Francisco Acosta, taxista y vocal social provincial del transporte de Sevilla, y para Miguel Ángel Zamora, obrero del gas y electricidad de Zaragoza.
La respuesta dada por la Asamblea fue inmediata, editando numerosas octavillas encabezadas por algunos eslóganes que a continuación describo: «¡Por la libertad de Camacho y compañeros!», «¡Contra la represión fascista!», «¡Por la amnistía de todos los prisioneros políticos y sociales!», «¡Por las libertades políticas!». Las siguientes actuaciones de protesta fueron de acuerdo con el programa de la Asamblea que preconizaba la consecución de la amnistía general para todos los prisioneros políticos y sociales, la libertad de reunión, asociación y expresión, incluida la sindical, de manifestación, derecho de huelga y la coordinación de acción de todos los pueblos peninsulares en la lucha democrática. Para la Asamblea era necesario que todos los sectores sociales y clases populares se pronunciasen claramente contra estos juicios, lo mismo que había sucedido contra los consejos de guerra de Burgos que hicieron recular en la represión ejercida por el régimen, en busca de una alternativa democrática para todo el pueblo. Por otro lado, la solidaridad internacional jugó también un papel cada vez más importante, pronunciándose claramente los sindicatos, partidos políticos, personalidades, etc., contra estos juicios.
En la reunión de la Permanente se debatieron temas tratados y no aprobados anteriormente, propuestas tan polémicas como la presentada por Unió Democrática de Catalunya (UDC) de reconocer formalmente el régimen de Guinea-Bissau, que se declaró independiente del colonialismo portugués. También se rechazó la táctica sorprendente de Bandera Roja (BR) de presentar candidatos democráticos a las elecciones de concejales municipales, tildada por algunos como «colaboracionismo del régimen» y, para finalizar se decidió convocar para el día 11 de noviembre de 1973, una concentración con los trabajadores del campo y los pescadores, pero antes, tendría que celebrarse la X reunión de la Permanente, el 28 de octubre de 1973.
El 21 de octubre de 1973 se reunieron en Toulouse un grupo de exiliados e inmigrantes catalanes pertenecientes a las Comisiones de Adhesión a la Asamblea de Cataluña, representando a Andorra, Burdeos, Marsella, Toulouse y París. Allí, se distribuyó un comunicado dirigido a la futura II Sesión Plenaria de la Asamblea de Cataluña ratificando los cuatro puntos proclamados en la Asamblea y animándolos a su aplicación y fidelidad al texto, resaltando la capacidad de autocrítica y la inquietud por la presencia y soporte de la Asamblea en los niveles de luchas específicas nacionales, locales y sectoriales que permitieran su potencialidad e intensificación. En el 5º punto del escrito se recomendó la atención a la inmigración, considerando que eran catalanes todos los que vivían y trabajaban en Cataluña con una clara intencionalidad para que dichas masas trabajadoras asumieran el problema nacional y se vinculasen en su solución.
Por otra parte, la Asamblea también hizo gala de cierta autocrítica, lamentándose de la actuación de esta ante el problema de las elecciones municipales, al no dar consignas o explicaciones políticas al pueblo. Finalmente, acabando la reunión se llegó al acuerdo de normalizar los contactos e informaciones con el exterior, ofreciéndose ellos mismos como enlaces ante la República Francesa, adhiriéndose también a los actos del 2º aniversario de la I Sesión de la Asamblea de Cataluña. El documento fue aprobado por los Movimientos de Adhesión a la Asamblea de Cataluña. (M.A.A.C.) y las Comisiones de Francia356.

Viñeta editada en conmemoración de los dos años de lucha de la Asamblea357.
Los 113 detenidos de la Asamblea de Cataluña
El 28 de octubre de 1973 fue un domingo especial para muchos barceloneses, ya que por fin debutaba la estrella del fútbol internacional Johan Cruyff con el F.C. Barcelona ante el Granada. La victoria fue para los locales por 4-0.
Ese mismo día, mientras que en Madrid el jefe del Estado presidía por la mañana el XL aniversario de Falange Española, en la calle Entenza n.º 196 de Barcelona se había convocado la X reunión ordinaria de la CPAC en las dependencias de la iglesia María Medianera de Todas las Gracias.
Al parecer, la Brigada de Investigación Social (BIS) sospechaba de esta reunión, ya que el día antes por la tarde, se habían controlado algunos locales eclesiásticos, entre ellos el convento de la calle Docet de Sarriá, el edificio de Lauria n.º 7 y un local en Hospitalet, efectuando algunas detenciones rutinarias como parte de una práctica habitual. Dos semanas antes, la policía de Tarrasa había asaltado las dependencias parroquiales de la iglesia de San Lorenzo, violando el concordato establecido con la Santa Sede. Al menos eso fue lo que se expuso en una carta enviada por los sacerdotes del sector obrero de Tarrasa al cardenal Narciso Jubany Arnau en relación con la entrada de la policía con cascos y porras en el centro parroquial de San Lorenzo y la detención de cuatro jóvenes junto con la retirada de ocho carnés de identidad358.
Asunción Sallés, miembro de la Comisión Permanente, había llegado aproximadamente a las 9 de la mañana y entre sus recuerdos describía con detalles lo ocurrido:
«En la esquina de la calle había un chico que llevaba la contraseña con la señal de un libro blanco en la mano, ya que si no estuviera, la consigna era pasar de largo. Todos íbamos a escuchar la Encíclica Pacem in Terris de Juan XXIII como tapadera.»359
El acto comenzó alrededor de las 10 de la mañana, con la presidencia de Vicenç Ligüerre (MSC). A continuación, comenzaron a exponerse diversos temas que tenían relación con la preparación de la II Sesión de la Asamblea de Cataluña prevista para el 7 de noviembre de 1973 y la conmemoración de los dos años exactos de la creación de la Asamblea. Seguidamente se puso a debate la campaña reivindicativa del uso oficial del catalán, el Proceso 1001, el juicio contra los abogados laboralistas Montserrat Avilés y Albert Fina y el pésame oficial a la familia del músico Pau Casals, recientemente fallecido360. La reunión no dio para más, ya que, no por propia voluntad fue interrumpida y disuelta. Miquel Sellarés comentaba que siempre que iba a una de esas reuniones miraba las posibilidades de escaparse: «En la entrada de la sala de reuniones Lluís Marqués había una mesa con un chico sentado y dos radios controlando la BIS y las patrullas». Raimon Obiols, dirigente del MSC, sospechó algo al detectar que unos vendedores de flores situados enfrente daban la imagen de no serlos. No obstante, ninguno de ellos pudo apercibirse del control policial al que estaban sometidos.
Cuando Pere Portabella anunció a los asistentes que estaban rodeados por la policía y que saliesen con tranquilidad, se produjo la inevitable desbandada, aunque en este punto la versión de Raimon Obiols es discrepante con lo dicho anteriormente, indicando que «Se decidió que saliésemos de uno en uno sin prisas y, bajando por la escalera, me encontré con dos policías con pistolas en mano que me invitaron a subir de nuevo a la sala». Sellarés, huyendo en sentido contrario, también fue detenido mientras otros lograban escapar, como el pequeño de los hermanos Colominas, Agustí, que, con 15 años y estudiante de bachillerato, era el más joven de la Asamblea. Sus dos hermanos mayores, Joan Ramon y Lluís, no tuvieron la misma suerte.
A las diez y cuarto de la mañana aproximadamente, la policía, pistola en mano, acordonó la iglesia e hizo acto de presencia mientras se celebraba la Misa. Se trataba de un destacamento formado por la 1ª Compañía de la 41 Bandera Móvil de la Policía Armada a las órdenes del comandante José Mª Martínez Viñado, con hombres del grupo III de la VI Brigada Regional de Investigación Social y sus jefes, los comisarios Julián Gil Mesas y Genuino Nicolás Navales García. La confusión era enorme puesto que las carreras se sucedían desordenadamente, situación que favoreció para que, tras algunos forcejeos, se escaparan una treintena de los allí reunidos. Sin embargo, la mayoría de los participantes optaron por permanecer en la sala donde se encontraban reunidos por lo que fueron presa fácil para la policía, procediéndose a continuación a la detención de todos los asistentes entre empujones y golpes, finalizando el atropello con 113 personas detenidas que representaban a 18 comarcas de Cataluña.
Por otra parte, el rector de la iglesia, Antoni Torner Claramunt, se levantó del confesionario e intentó dialogar con los agentes de la fuerza pública, pidiendo la autorización que establecía la ley referida al artículo XXII del Concordato vigente desde el 19 de octubre de 1953 en la que se impedía la inviolabilidad de los lugares sagrados, respondiendo el comisario de policía Julián Gil Mesas: «Esto, como católico, les dolía que tales cosas ocurrieran, sorprendiendo la buena fe del párroco, pero que cumplían con su sagrado deber al proceder a la detención de los allí reunidos», según atestados que aludían al tema. Mossèn Torner había sido detenido y encarcelado en el Castillo de Montjüic por militantes comunistas durante la Guerra Civil Española por considerarlo desertor; sin embargo, en la posguerra tuvo antecedentes por acciones antifranquistas, entre ellas la celebración del 11 de septiembre de 1966 de una misa por la muerte de los caídos en 1714361.
La mayoría de los asistentes, aunque no habían sido nunca detenidos, denotaban un alto grado de nerviosismo; véase el ejemplo de Josep Ayza, pescador de Vilanova y la Geltrú y representante de La Asamblea del Garraf, más aún cuando le comentaron que podía ser condenado a cinco años de prisión, o la experiencia sufrida en la Jefatura de la Vía Layetana por Xavier Folch, editor en la Editorial Ariel y militante del PSUC, que comentó para tranquilizar a la concurrencia que, por su experiencia, los interrogatorios eran muy suaves.
En las horas siguientes cada uno de los detenidos practicaba como estrategia el engaño a la hora de declarar, tomando como coartada la lectura de la encíclica Pacem in Terris de Juan XXIII como el motivo de la reunión, aunque hubo otros como el escritor Joan Crexell, miembro del colectivo periodístico Avui-Servei d’Informació Catalá, que habló de los ovnis; el músico Carlos Santos hizo mención a Pau Casals y Solé Barberà se refería al fútbol por la imposibilidad de ver a Cruyff. Jordi Carbonell fue amenazado y torturado bajo el método de «la cigüeña», destacando también las alusiones represivas contra su mujer, la filóloga Horténsia Curell, y su hijo. Los funcionarios que firmaron su declaración fueron Rafael Bernabé Méndez y Fernando Mª Delgado Esteban. También fueron agredidos en las dependencias policiales Antonio Gutiérrez Díaz, los hermanos Juan Ramon y Lluís Colominas Companys (hijos de Joan Colominas, médico y poeta), Saturnino Bernal (trabajador de Aiscondel), Joan Josep Armet (PSAN) y Josep Ayza (pescador del barco Sant Antoni de Vilanova i la Geltrú). Miquel Sellarés estaba más pendiente de que no descubriesen el piso donde se hacía la revista Avui362.
Por la tarde, el resto de la CPAC, reunida en sesión urgente, redactó un comunicado convocando a todos los sectores progresistas y democráticos de Cataluña, incluida la Iglesia, para denunciar la violación armada del recinto religioso, reclamar el derecho de reunión y exigir la libertad de todos los detenidos. La respuesta dentro de las posibilidades fue variopinta; hubo asambleas, paros laborales en Siemens, en la universidad, etc., poniéndose en marcha campañas de tipo económico y de solidaridad para conseguir dinero suficiente para pagar las fianzas de los detenidos.
Dos días después, el diario Tele/eXpres publicó un pequeño artículo sobre los sucesos, anunciando lo siguiente:
«La Jefatura Superior de Policía ha facilitado la siguiente nota: En la mañana del pasado domingo, y en un local anejo a una iglesia de esta localidad, fueron detenidas 113 personas que participaban en una reunión de carácter ilegal. Los detenidos, previas diligencias correspondientes, pasaron a disposición de la autoridad judicial, para dilucidar las responsabilidades a que hubieran podido incurrir.»363
La Vanguardia Española publicó los hechos al final de la página de las esquelas; sin embargo, fue la Agencia France Press la que difundió a todo el mundo la noticia más fiable. En Madrid, el diario Informaciones de carácter más liberal publicó la noticia a través de su corresponsal en Barcelona, Enric Sopena, detenido con anterioridad por difundir la noticia de la constitución de la Asamblea; y un día después, fue el rotativo francés Le Monde el que informó mediante un artículo a dos columnas sobre los hechos.