Kitabı oku: «La transición española», sayfa 23

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El día 7, el consejo de guerra contra cuatro trabajadores detenidos por los sucesos de la Central Térmica del Besós sentenció a cuatro años de prisión a Manuel Pérez Ezquerra y un año para Leonardo Ferrero, Fernando Lozano y José Moreno. El día 13 se publicó la sentencia contra el sacerdote Lluís Mª Xirinachs por la que fue condenado a tres años de prisión, corroborando de esta manera la incansable persecución del régimen ante los contestatarios.

La reacción ante todos estos atropellos no tardó en llegar desde Cataluña y vino de la mano de trescientos intelectuales que firmaron un escrito pidiendo clemencia para Puig Antich, siendo todo esfuerzo en vano, ya que, el primero de marzo de 1974 se ejecutó la sentencia401. En un comunicado escueto, la prensa nacional informó del hecho:

«Esta mañana, ha sido ejecutado en la cárcel Modelo al garrote vil, Salvador Puig Antich. También el súbdito polaco Heinz Txez en la cárcel de Tarragona. Según el ministro de Información Pío Cabanillas, un acto de justicia es fundamentalmente un acto de justicia».

Sin duda, daba la sensación de que la suerte ya estaba echada con antelación, sobre todo si seguimos las afirmaciones efectuadas por el periodista Manuel Campo Vidal (dato no confirmado), en la que insinuaba que la ejecución de Puig Antich fue pactada con anterioridad con la policía por el ministro de la Gobernación Carlos Arias Navarro, que cumplió siendo ya presidente del gobierno.

El día 5 de marzo se desarrollaron en relación con la ejecución diversos incidentes en diferentes facultades, en las calles de Barcelona y en la plaza Cataluña, mientras que en paralelo continuaba la recogida de telegramas de adhesión a la persona de monseñor Antonio Añoveros, obispo de Bilbao. Parecía que cuanto más pasaban los meses, la tensión política y social iba in crescendo, brotando continuamente nuevos focos de protesta, aunque sorprendentemente la primera chispa seria revolucionaria de este conflictivo 1974 vendría desde Portugal.

El 14 de marzo, el articulista y escritor Manuel Vázquez Montalbán hacía referencia a un libro del general portugués Antonio de Spinola en el que este recomendaba una solución política para el problema de las colonias portuguesas en África, avanzando la hora de la verdad del cambio político en Portugal. António Sebastião Ribeiro de Spínola y Francisco da Costa Gomes fueron sustituidos por el primer ministro Marcelo Caetano402.

Mientras tanto, en Madrid, otro artículo en torno al profesor Enrique Tierno Galván, futuro alcalde de Madrid y uno de los actores principales de la Transición Española, insinuaba su posible retorno digno a la Universidad, anunciando en la prensa que «El orden político es garantía de orden público y no al revés»403.

Abril de 1974 ha pasado a la historia como el mes donde triunfó la «Revolución de los Claveles» en Portugal, aunque también sucedieron otros acontecimientos de alto realce informativo como el fallecimiento del presidente francés Georges Pompidou, víctima del cáncer, llevando su enfermedad en secreto hasta el último momento.

El 25 de abril triunfó el golpe de estado en Portugal potenciado desde dentro del propio Ejército, deteniendo a los ministros de Interior, Defensa y Marina. A partir de aquel momento, comenzó el regreso de los exiliados portugueses expulsados por la dictadura, entre ellos, Mario Soares404, líder del socialismo portugués.

En España, con el empresario Juan Vilá Reyes en libertad, el caso Matesa seguía dando que hablar debido al rechazo de cincuenta de los 195 testigos de la defensa. Sin embargo, cada vez más los comentarios políticos publicados en la prensa con cierto trasfondo reivindicativo iban copando poco a poco las hojas de actualidad, presintiendo un cambio relativamente próximo. El periodista Ramón Pi se refería así a las fuerzas presenciales en la vida política. Según él, estas se podían dividir entre los favorecidos o tolerados por el régimen y los proscritos, y su clasificación era la siguiente: Las fuerzas históricas con los falangistas que, aunque la Falange no existía, si existían los falangistas del Frente de Juventudes, Círculos Doctrinales de José Antonio, miembros del FES, del Club 401, etc.; los católicos herederos de la CEDA que publicaban con las siglas D.C. evocando la Democracia Cristiana; los seguidores de Joaquín Ruiz Jiménez alrededor de la publicación Cuadernos para el Diálogo y cercanos a la socialdemocracia de Willy Brandt405; los monárquicos, diferenciados entre los juanistas y los juancarlistas; los carlistas o tradicionalistas, que desde el decreto de unificación en 1937 acabó también con los carlistas como tales, habiendo algunos que aceptaron las tesis juanistas, otros, los juancarlistas y los que quedaron fuera del sistema que crearon el Partido Carlista; y finalmente los tecnócratas capitaneados por Laureano López Rodó, Alberto Ullastres y Mariano Navarro Rubio. En el otro extremo se hallaban los ilegales, los marginados: eran los comunistas, divididos en carrillistas y prosoviéticos; los grupos marxistas pro y filo., FRAP, MIL (anarquistas), etc.; los carlistas de tendencia socialista; los separatistas, ETA y en Cataluña los partidos que reclamaban el retorno del Estatuto de 1932406.

El 8 de mayo de 1974, seis profesionales de Televisión Española, la mayoría enlaces sindicales, fueron acusados de haber formado una célula comunista. Los caídos en desgracia eran: José Luis Calderón Martín, Ángel de la Cruz Bermejo, Francisco Abad Fuentes, Carmen Frías Arroyo, José Luis Gallego Cáceres y Gregorio Miguel González Linde. Estas detenciones, a un año vista de la muerte del dictador, son una clara evidencia de que el régimen nunca dejó de utilizar la amenaza y la represión como método de control estatal sobre la sociedad española.

Sin embargo, desde el otro lado de la barrera, muchos ciudadanos hacían lo que podían para intentar romper ese control informativo, filtrando noticias e ideas escondidas o disimuladas detrás de frases o expresiones que algunas veces carecían de fundamento. Uno de esos ejemplos lo vemos en las declaraciones efectuadas por el político e historiador Isidre Molas, cuando exponía en un artículo que «Los sistemas de control tradicional, como el parlamentarismo, se habían ido desgastando, pero había otros como la autogestión, el federalismo y la democracia directa». Con su queja sutil refiriéndose a la autorización de los escritos de Salvador Seguí, «el noi del sucre», dejaba entrever la censura todavía vigente407.

En las universidades catalanas la crispación estudiantil seguía latente debido al nuevo proyecto de selectividad que se quería poner en marcha, respondiendo los estudiantes con paros generalizados que automáticamente eran minimizados por el gobierno de la forma ya conocida, intentando dar una imagen de estabilidad fuera de la realidad. Por otro lado, a veces era sorprendente encontrar algunas manifestaciones que provenían del propio gobierno cuando utilizaba un lenguaje o unas palabras arriesgadas para la época; véanse como ejemplo las declaraciones efectuadas el 14 de mayo por el vicepresidente Antonio Barrera de Irimo cuando afirmaba que el cambio era necesario y la palabra democracia no era pecaminosa. La cuestión era poder interpretar el significado de esos conceptos sabiendo quien lo proponía.

El 25 de mayo, el ministro de la Gobernación, José García Hernández, presentó el proyecto de ley de Régimen Local en el Consejo Nacional. La novedad más destacable fue que, aunque los alcaldes de Madrid y Barcelona seguirían siendo elegidos por el jefe del Estado, a partir de entonces, y en los demás ayuntamientos, los concejales serían elegidos por el pueblo, que a su vez votarían al alcalde, siendo esto un pequeño avance en la representación ciudadana después de varias décadas. Como era de esperar, desde la oposición democrática se calificaron estos cambios simplemente como anecdóticos en un sistema decadente. Mientras tanto, el dato cultural se centró en el regreso a España de uno de nuestros grandes intelectuales, el novelista español Ramón J. Sender, exiliado en EE.UU.

Es de suponer que, en Cataluña, al igual que en el resto de España, la idea generalizada en la oposición, tanto de la derecha como de la izquierda, era que la vida del dictador se extinguiría a corto plazo. Por ese motivo, las reuniones y las coincidencias con representantes del poder, aprovechando generalmente encuentros culturales o económicos, se fueron incrementando, algunos tan llamativos como el encuentro organizado por el semanario Cambio 16 celebrado el 29 de mayo de 1974 en el Hotel Ritz, que fue bautizado por la prensa como: «la Bomba del Ritz». En ese lugar se reunieron políticos de la izquierda y derecha clandestina junto a miembros de la Asamblea, monárquicos y empresarios, algunos de ellos bastante conocidos, entre ellos: Joan Reventós, Agustí de Semir, Josep Solé Barberà, el Marqués de la Vega Inclán, Ramon Trías Fargas, Santiago Nadal, Josep Andreu Abelló, Lluís Carulla, Martí Más, Salvador Millet i Bel, Antoni de Moragas y Manuel Jiménez de Parga.

En aquellos días, la CCFPC distribuyó un folleto informativo en protesta por el proyecto de trasvase del rio Ebro, asunto polémico de incesante actualidad, que coincidió con la celebración de la X reunión de la CPAC, suspendida en octubre pasado408. Las conclusiones en este encuentro se basaron en constituir un punto de partida para reforzar el trabajo unitario en vista del progresivo deterioro del régimen franquista, mediante la extensión de la lucha popular. Por primera vez se hizo referencia a los constantes avances democráticos del pueblo portugués en el proceso de liquidación del salazarismo y del colonialismo, una situación que animaba y justificaba el trabajo incansable de las fuerzas de oposición. Después, tras una ronda de debates sobre la situación política en España, se llegó a la conclusión de que la única salida posible era la ruptura democrática frente a cualquier pretensión evolucionista, entendiendo que cualquier apertura otorgada desde el poder solo sería la conseguida por la presión popular. Partiendo de estos argumentos, se aconsejó intensificar la preparación de la II Sesión Plenaria de la Asamblea de Cataluña, adelantando algunas líneas generales de actuación, en las que destacó la descentralización geográfica y sectorial de la Asamblea, con el perfeccionamiento de las estructuras de coordinación y la constitución de nuevas asambleas comarcales, intercomarcales, sectoriales e intersectoriales, donde las luchas y reivindicaciones parciales y sectoriales serían prioritarias. De nuevo, la CPAC reivindicó nuevos y ambiciosos objetivos de lucha en favor de la amnistía general, en contra del sistema penitenciario represivo, de la pena de muerte, de la disolución de la BIS, por la libertad de Lluís María Xirinachs y el derecho al uso oficial del catalán, contra la corrupción, contra la abusiva subida de precios y el encarecimiento del coste de la vida con una administración democrática y autónoma, por la mejora de las condiciones del sistema educativo al servicio del pueblo y contra la selectividad409. Por supuesto, en el acto también hubo voces discrepantes por la deficiente labor de la Asamblea. Un miembro de Bandera Roja centró su crítica en tres temas preferenciales, argumentando el insuficiente protagonismo efectuado por la Asamblea en las iniciativas de movilización en el Proceso 1001, el asesinato de Puig Antich y el 1º de Mayo. El debate sobre el trasvase del rio Ebro y sobre el Plan Comarcal de Barcelona completó la exposición de propuestas de carácter medioambiental y urbanístico. Finalizando este encuentro, se leyó en acta la adhesión a esta permanente de nuevos partidos políticos: PSAN, FNC, PCE-I, BR, UDC, MSC, PSUC, ERC, PSOE y 18 delegaciones comarcales, reactivándose el proceso descentralizador.

El 1º de junio de 1974, Rodolfo Martín Villa fue nombrado gobernador civil de Barcelona, sustituyendo a Tomás Pelayo Ros. Por esas fechas, Jordi Pujol, que poco a poco iba saliendo del anonimato desde su puesto directivo en Banca Catalana, expuso mediante unas declaraciones, sus propuestas de futuro para Cataluña:

«Hay un doble juego —decía Pujol— que se ha intentado muchas veces pero que nunca ha salido bien, y es que Cataluña ha querido jugar de una parte con su afirmación, afirmación que debe ser muy vigorosa, acompañada de una proyección nuestra, catalana, hacia toda España. No es verdad que nosotros aspiramos solamente a ser presidentes de la Mancomunidad o de la Generalitat, podemos aspirar a ser presidentes del Consejo de Ministros de Madrid, o, al menos podríamos aspirar a ser no un ministro de Marina, pero sí un ministro de Fomento, de Hacienda o de Industria y, por qué no, primer ministro. Desde luego lo veo difícil si nosotros no queremos renunciar y no debemos renunciar a la defensa de nuestra identidad, pero hay el otro objetivo, que nosotros debemos tener una política de proyección a escala española y naturalmente esta será diferente pensada desde Barcelona que no desde Madrid. Nosotros tenemos unas líneas definidas para la actuación política en España, la línea europeísta que nos viene dada por la geopolítica. Cataluña es una marca hispánica que nació como frontera sur de los francos, no como último reducto de los visigodos.»410

Sin duda el sentido geográfico e histórico del futuro presidente de la Generalitat era clarividente. Su identificación más con el norte europeo que con el resto peninsular lo identifica a mí parecer de una forma desafortunada cuando justifica la diferenciación cultural desde una perspectiva superior e irreal buscando el distanciamiento entre Cataluña y el resto del Estado ligado al hecho diferencial de la cultura franca comparada con la visigoda.

Meses después del llamado «espíritu del 12 de Febrero», el presidente del gobierno, Carlos Arias Navarro, visitó Barcelona a mediados de junio de 1974 anunciando en uno de sus discursos, en la línea de la ambigüedad, su punto de vista referente a la apertura teórica del régimen: «El tema asociativo —dijo— es una materia pragmática que debe ser promovida con equilibrio y autoridad», aunque fue el ministro José Utrera Molina el que indicó por donde iban a ir las líneas maestras de la apertura, ya que era al Movimiento el que le correspondía aportar el caudal vivificador411.

Por otro lado, es importante conocer qué se pensaba sobre la evolución política en nuestro país al otro lado de la frontera española. A ese respecto cabe mencionar las declaraciones efectuadas el 25 de junio por Juan de Borbón en las que justificaba que «Mi silencio no debe ser interpretado como falta de interés por los problemas de España. También para España se avecinan días cargados de graves problemas políticos y económicos»412.

La temporada estival de 1974 arrastró esta vez una serie de conflictos laborales y universitarios sin resolver. El 6 de julio de 1974 se convocó una huelga general que se extendió en el Baix Llobregat por las localidades de Cornellá, Sant Joan Despí, Martorell, Molins de Rei, Sant Felíu y Esplugues de Llobregat, a raíz de los conflictos de las empresas ELSA y Solvay.

El SCPAC, en el marco estratégico de apoyo a la lucha obrera, distribuyó un comunicado que, no por ser repetitivo, dejaba de tener impacto en la sociedad, exigiendo el derecho de huelga, las libertades sindicales y políticas en el contexto del derecho de asociación, de reunión, de expresión, y de un sindicato obrero. Sin embargo, aquel mes de julio fue en cierta manera diferente a los anteriores, pues coincidió que, por aquellas fechas, la salud del dictador comenzaba a dar señales de debilidad extrema. Esta situación fue utilizada por la oposición como medida de presión ante los previsibles cambios políticos que se avecinaban; véase como ejemplo que el título «Franco cerca de la muerte» fue el elegido por la Asamblea como cabecera en sus últimos comunicados por su impacto emocional. El SCPAC, en previsión de los nuevos acontecimientos, prefiguró los llamados «centros de poder popular» que en su momento podrían conectarse con la constitución de un hipotético gobierno provisional. Así, pues, todo indicaba que la vida del Caudillo se extinguía después de treinta y cinco años de dictadura y de mantener el país «atado y bien atado» como el último reducto del autoritarismo en Europa, sobre todo después de los recientes cambios democráticos en Portugal y Grecia.

Por otro lado, como ya era costumbre y aprovechando la temporada estival, se celebró al otro lado de la frontera el llamado «Aplec del Rosselló». El mensaje de la SCPAC dirigido a los participantes del evento se centró en el homenaje a la memoria del malogrado presidente de la Generalitat, Lluís Companys, con motivo de la inauguración de un monumento en Saint Cyprien en Flage, 34 años después de su fusilamiento. Con un caluroso saludo a los catalanes exiliados, la Asamblea anunció sus propuestas por la amnistía general para todos en su próximo retorno a España413.

Poco después, en otra concentración promovida por la Asamblea también realizada en el sur de Francia llamada el «Aplec de Toluges» el 28 de julio de 1974, se apreció la alta valoración que desde el exilio se tenía de la Asamblea por su apoyo a la amnistía general de presos y exiliados. A estos últimos se dirigió muy especialmente el SCPAC, exhortándoles a no cesar en su labor de convergencia entre todos los catalanes en el exilio, animándolos a expandir el mensaje que la Asamblea quería promover que era colaborar en la campaña por el Estatuto de 1932 y así en la «Crida al poble de Catalunya», según los acuerdos tomados en la III reunión Permanente414. La narración de los acontecimientos del 27 de julio de 1974 en el Rosellón se publicó en un documento del Bloc Catalá d’Estudians:

«La inauguración el 27 en Sant Cebriá, de cara al mar y mirando el Canigó, con la efigie de Companys en bronce, simbolizaba el sacrificio de un hombre y el sufrimiento de un pueblo. Las autoridades francesas dirigidas por el alcalde de la ciudad, Sr. Olibo, también con representación de la Prefectura de los Pirineos Orientales, Ayuntamiento de Perpiñán, Cámara de Comercio y de Industria, alcalde de Toluges y representantes de diferentes Comités y Asociaciones de Antiguos Combatientes. Del lado catalán, a parte del Sr. Valls de Gomis, representando a los voluntarios catalanes, destacó el Sr. Cornudella de la Comisión Preasamblearia de la Asamblea de Cataluña de los Pirineos Orientales junto con otros representantes de la Asamblea de Cataluña de Francia y Europa; el Sr. Batista i Roca, del Consell Nacional Catalá, Lluís Fortet de la Federación de Entidades Catalanas en el exilio y en la Emigración.»415

Josep Tarradellas, que fue invitado al acto, excusó su asistencia y envió un telegrama que fue leído en público. Los eventos preparados al efecto se desarrollaron en medio de numerosas banderas catalanas y francesas y con diversos mensajes de adhesión a la Asamblea, pidiendo Amnistía, Libertad, Estatut y Coordinación.

Es interesante puntualizar que las resoluciones aportadas en esta reunión fueron encaminadas en la urgente necesidad de proceder a la creación de un gobierno provisional y la necesidad de que las delegaciones de la Asamblea del interior y el exterior de Cataluña contactasen con el presidente de la Generalitat para constituir dicho gobierno. También se añadió un informe sobre el concepto de amnistía y su diferenciación del indulto, sobre a quienes había de afectar y, por qué la voluntad de pedirlo. Lo firmaron: Comissións pro-Asamblea de Andorra, Inglaterra, Beziers, Burdeos, Marsella, Montpellier, París, Perpiñán, Suiza y Tolosa.

El 1º de septiembre de 1974, tras el pequeño intervalo en que el Generalísimo había delegado las funciones de jefe de Estado en el príncipe Juan Carlos, se volvió a la normalidad institucional con el alta médica del general, que reasumió la Jefatura del Estado416. En esta nueva etapa, comenzó a notarse un cierto retraimiento de la política aperturista anunciada a bombo y platillo por el gobierno de Arias Navarro. Comentarios como los que hizo el alcalde de Madrid, Miguel Ángel García Lomas, anunciando el 24 del mismo mes que sería retrógrado volver a los partidos políticos, nos devolvía al lenguaje de siempre, una de cal, otra de arena y vuelta a empezar.

393. Tele/eXpres, 20-12-1973.

394. Movimiento Ibérico de Liberación (M.I.L.), nacido entre diciembre de 1971 y enero de 1972. Su militancia provenía de los Grupos Obreros Autónomos (GOA) que era una escisión de carácter más ácrata de las denominadas Plataformas. Estas fueron creadas por iniciativa de Manuel Murcia, perteneciente al grupo denominado «Qué Hacer», trabajador del metal, que procedía de la JOC, y del teórico José Antonio Díaz. El M.I.L. era un nuevo estilo de organización obrera contraria a lo que se consideraba la burocracia naciente sindical en las clandestinas CC.OO. y exaltadores de la espontaneidad de las asambleas de cada lugar de trabajo como forma de actuar. Sus publicaciones serían Nuestra clase y el Diccionario del militante obrero, cuya divisa «Dos pasos adelante y ninguno atrás» fue adoptada por el M.I.L. Los miembros de este grupo denominados Grupos Autónomos de Combate (GAC) eran los que atracaban bancos y facilitaban el dinero al grupo teórico que publicaba a través de Ediciones Mayo 37 sus publicaciones entre ellas Conspiración Internacional Anarquista (CIA) donde el Comisario Antonio Juan Creix era uno de sus personajes predilectos. En agosto de 1973 se produce en Francia una especie de congreso donde se enfrentan dos tendencias autodenominadas «organizacionales» y la de «afinatarios». A partir de ese momento se autodisuelve el MIL quedando solo el GAC. A partir del 15 septiembre de 1973 se van produciendo una serie de detenciones que culmina con la detención el 25 de Javier Garriga Paituví y Salvador Puig Antich donde este último dió muerte al subinspector de policía Francisco Anguas quedando él mismo gravemente herido. Puig Antich fue condenado a muerte junto al polaco Heinz Txez y al guardia civil Antonio Franco, por haber matado a su capitán en Huelva. Las ejecuciones se efectuaron el primero de marzo de 1974. Más tarde destacaron las manifestaciones efectuadas el 5 y 10 de marzo. Las detenciones efectuadas el 22 del mismo mes a 22 anarquistas pertenecientes algunos a la Organizaciò de Lluita Armada (OLLA) con una estrategia parecida al MIL, fue de lo mas destacable junto con la aparición el 3 de mayo de los Grupos de Acción Revolucionaria Internacional (GARI) que entre sus reivindicaciones protestaban por la ejecución de Puig Antich, en los datos encontrados en AHGCB, Caja n.º50, Jefatura Superior de Policía (nota informativa), «Desarticulación del grupo denominado OLLA, incautación del aparato de propaganda, armamento y material explosivo», 23-9-1974. La organización MIL se dispersó en dos vertientes capitaneados por los hermanos Jorge e Ignacio Solé Sugrañes, denominándose la primera Grupos Autónomos de Combate (GAC) y la otra parte no se definió, aunque utilizó intermitentemente el nombre de MIL. El GAC lo formaron entre otros: Jorge Solé Sugrañes, Raimundo Solé Sugrañes (el hermano más joven), Eva (novia de Garriga Paituvi). El otro grupo indefinido lo formaban: Ignacio Solé Sugrañes, Felipe Solé Sabaté (alias Barbas, Genet), Juan Jorge Viñolas Vidal, Georgina Nicolau Villa, Ramón Carrión Sánchez, Nuria Ballart Capdevila, Enrique Conde Martínez y los conocidos como «Gaudí, Play Boy y Gafas». Tras diferentes divergencias, este segundo grupo se escindió formando «Los Congresistas» y «OLLA», añadiéndose a estos segundos Pedro Bartres Ametller (alias Pere II), José Ventura Romero Tajes (alias «Gallego») y Roberto Safont Sisa (alias «Papa Hostias»), entre otros, en HUERTAS, Josep Mª, «MIL, l’organització que tingué màrtirs i sigles sens voler-ho», L’Avenç n.º 70, 1984, p. 17.

395. MHC, ASSEMBLEA, op. cit., p. 84.

396. BATISTA, Antoni, op. cit., p. 55.

397. Tele/eXpres, 3-1-1974.

398. Tele/eXpres, 4-1-1974.

399. Ministro de Trabajo (1941-57). Fundador de las JONS.

400. BARRERA DEL BARRIO, Carlos, Sin Mordaza. Veinte años de prensa en democracia, Madrid, Temas de Hoy, 1995, p. 23.

401. BATISTA, Antoni, op. cit., p. 125.

402. Marcelo Caetano, primer ministro de Portugal (1968-1974). António Sebastiao Ribeiro de Spinola, presidente de la República de Portugal (mayo-septiembre de 1974). Francisco da Costa Gomes, presidente de la República de Portugal (1974-1976).

403. Tele/eXpres, 14/27-3-1974.

404. Mario Soares, político socialista portugués, presidente de la República (1986-1996).

405. Willy Brandt (Herbert-Karl Frahm), político socialdemócrata alemán, canciller federal (1969-1974). Su dimisión en 1974 fue debida a una negligencia en un caso de espionaje.

406. Tele/eXpres, 13-4-1974.

407. Tele/eXpres, 6-4-1974.

408. AHCNOC, «Asamblea de Cataluña». «Acords de la X reunió de la CPAC.», Carpeta, 5/1974.

409. Desde el exterior, la Comissió de Perpinyà, dentro del Butlletí d’Informació, reprodujo el mismo mensaje distribuido en el interior con el añadido del Himne a l’Assemblea de Catalunya, en MHC, ASSEMBLEA, op. cit., pp. 85-86, 194.

410. Tele/eXpres, 8-6-1974.

411. Tele/eXpres, 15-6-1974.

412. Tele/eXpres, 25-6-1974.

413. MHC, ASSEMBLEA, op. cit., pp. 88-91. Para más información ver también, CLAM (butlletí d´informacions catalanes) n.º 15 en septiembre de 1974, editado por «les amis de la culture catalane de Marsella» (Francia).

414. MHC, ASSEMBLEA, op. cit., p. 107.

415. MHC, ASSEMBLEA, op. cit., p. 196.

416. Tele/eXpres, 1-9-1974.

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