Kitabı oku: «Breve historia de los cineastas del Caribe colombiano», sayfa 2

Yazı tipi:

Aracataca–Decreto 0480

Pero si muy poco se filmó sobre Macondo por aquellos años, no menos triste era la situación de Aracataca. Un día 13 de marzo del año 1996, y gracias a los gestores culturales —quienes aun persisten en el empeño de un pueblo, al parecer, sin futuro—, a la alcaldía y a los habitantes de este municipio del Magdalena, el Gobierno Nacional —mediante decreto 0480 firmado por la Ministra de Educación de entonces, María Emma Mejía—, declaraba Monumento Nacional la casa natal de Gabriel García Márquez. De la ministra, dos referentes cinematográficos: Bienvenida a Londres (Mejía y Mayolo, 1980) un cortometraje de doce minutos sobre un caso del archivo diplomático, rodado en 35 mm y Ana Lenoit (Mejía, 1984), un cortometraje de veintiún minutos basado en la vida de la heroína francesa y protagonizado por María Eugenia Dávila (recordada en la cinta María Cano, de Camila Loboguerrero, 1990) e iluminado por el barranquillero Jorge Ruíz Ardila.

De todas formas, si en pleno año de 2018 su sala de cine Teatro Olympia —de don Antonio Laconte, el Pietro Crespi en Cien años de soledad— apenas se mantiene de pie, y si bien Iguarán alegaba en el 2003 el estado lamentable y de abandono de la torre de la iglesia San José, la casa de Gabo, la Estación del Ferrocarril y la casa del telegrafista, hoy en día el escritor y gestor cultural cataqueño Rafael Darío Jiménez (autor de La nostalgia del Coronel, 2016) es el actual director de la casa Museo Gabriel García Márquez, y con su tesón ha logrado muchas cosas para desarrollo de la cultura del municipio.

Primeras proyecciones

Así pues, tras este paréntesis —pertinente, por lo demás—, yretomamos la cuestión inicial sobre dónde y cuál fue la primera función de cine dentro de la noción del actual territorio colombiano. Cuando el médico cartagenero Manuel Amador Guerrero —primer presidente de Panamá— con la ayuda de los Estados Unidos, un 3 de noviembre del año de 1903, proclama la independencia del territorio panameño, las ciudades de Bucaramanga y Cartagena de Indias pugnan por ser ese primer lugar. Trashumantes y estacionarios empresarios incluyen el proyector de los hermanos Lumière y el Vitascopio de Edison en las representaciones que llevaron por varias ciudades de Colombia: Ernesto Vieco, Salvador Negra y Pagés; en Barranquilla, Cartagena de Indias y Bogotá.

Los historiadores de cine colombianos: Hernando Martínez Pardo (1935–2015), Carlos Álvarez (1982) o Diego Rojas Romero, no señalan una fecha precisa; don Hernando Salcedo Silva, en su texto Crónicas del cine colombiano 1897-1950, no se obliga para nada. De todas formas hay quienes creen que el empresario natural de Maracaibo, fotógrafo y pionero del cine venezolano Manuel Trujillo Durán (1871-1933) presenta por primera vez su proyector Vitascopio en Bucaramanga, un 21 de agosto de 1897. Se exhiben, de la Compañía Edison —con base en textos del periódico El Norte, de Bucaramanga—: El martirio de Juana de Arco (The Burning Joan of Arc, Alfred Clark, 1895) y el éxito La serpentina (Serpentine Dance, William Heise, 1895), ambos metrajes de corta duración. Asimismo, se debería sospechar que Trujillo Durán haya exhibido sus primeros filmes rodados en Venezuela.

En el año de 1897, la producción Lumière está entre 300 y 400 películas de corto metraje, y sobresalen ciertas reconstrucciones históricas como Robespierre (Hatot, 1897). Méliès produce sesenta filmes de corta duración, tales como La alucinación del alquimista (L’hallucination de l’alchimiste, Méliès, 1897). En Colombia —y en el continente— los llamados trashumantes llegaban a los puertos, exponían el cinematógrafo, proyectaban algunos filmes y, sin detenerse mucho tiempo, proseguían su camino.

el 16 de diciembre de 1897, en Cartagena de Indias —la prensa de la época da fe de ello— se presenta el Cinematógrafo Lumière, y la primera función se anuncia para el Teatro Cartagena. Se proyectan películas famosas de la época como: Salida de los obreros de la fábrica Lumière en Lyon Monplaisir (La sortie des usines Lumière, a Lyon- Montplaisir, Lumière, 1895) y Los lazadores de toros de México (Veyre, 1896). Es pertinente, no obstante, citar a otros autores, quienes insisten en señalar que la primera exhibición en la ciudad se dio a finales del siglo XIX, en el Teatro Mainero, por parte del empresario de origen samario Ernesto Vieco Morote (Santa Marta, marzo 2 de 1845), quien, junto con el señor Senén Martínez Aparicio, llegaron con un Vitascopio y proyectaron en la ciudad, el 29 de julio (22 de agosto, según otras fuentes) de 1897.

Con base en el episodio de la Guerra de los Mil Días (1899-1902), históricamente, los primeros años del siglo XX transcurrieron en medio de muchos problemas culturales, económicos, sociales y políticos en Colombia. Una vez terminado el conflicto, el cine nacional respira de nuevo, y en Francia se estrena Viaje a la luna (Le Voyage dans la Lune, Méliès, 1902), de catorce minutos de duración; un híbrido de ciencia ficción con espectáculos de variedades. En los Estados Unidos, Edwin S. Porter realiza sus primeras películas.

El primer plano que se conoce de la ciudad de Barranquilla, levantado por Cayetano Moreno y David Granados, data de 1897, y si bien en el año de 1889 se ubicó por primera vez el alumbrado público entre las calles del Comercio y la Calle Ancha, y los Callejones de San Nicolás y Cuartel —estamos hablando, hoy en día, de la calle 33, Paseo Bolívar, carrera 42 y la carrera 44—, la ciudad no se disputa esa primera función en una sala de cine en el Caribe colombiano.


Antes de que se inventase el cine, en el Praxinoscopio-Teatro de Emile Reynaud (1877), el espectador miraba a través de un falso proscenio.


Fotograma del filme de los hermanos Lumière: La sortie des ouvriers des usines Lumière à Lyon Monplaisir (Salida de los obreros de la fábrica Lumière en Lyon Monplaisir). 1895. (Imágenes de dominio público. Ley No. 23 de 1982).


Gabriel Antoine Veyre (Francia 1871–Marruecos 1936) fue un cineasta, fotógrafo y operador del cinematógrafo de los hermanos Lumière. Foto: 1896.


Antiguo mapa de los Estados Unidos de Colombia. Imagen: Erhard Schièble, Georges, 1821-1880. (Imágenes de dominio público. Ley No. 23 de 1982).

1. Carlos Uribe Celis —autor del prólogo del libro— expresa cómo Ciénaga inspiró también al escritor inglés Joseph Conrad la idea del país de Costaguana, lugar donde se desarrolla su novela Nostromo.

Años 1900–1910 / 1920: El Caribe cinéfilo
Los hermanos Di Doménico en el Caribe

Durante los años 1906 y 1907 se registra que los colombianos alcanzaron a observar algunos cortometrajes en el cine nacional. Rojas (1997) afirma: “Subiendo al alto Magdalena, El gran salto del Tequendama, Parque del Centenario y La procesión de Nuestra Señora del Rosario, en Bogotá” (p. 8); de propiedad y licencia de «L. Gaumont y Co. de Londres». De las producciones cinematográficas caribeñas, la historia no indica nada sobre ello, no obstante, la primera década del siglo XX va a terminar con el arribo a la región de los hermanos Francisco (1880-1966) y Vicente Di Doménico (1882-1955) y de Juan Di Ruggiero. Ellos partieron de Salerno (Italia), en el año de 1908, y llegaron a Colombia en 1910, visitando Barranquilla, Ciénaga y Santa Marta, después de un extenso recorrido por África y América.

No obstante, meses después —según los historiadores— los hermanos Di Doménico se radicaron en la ciudad de Bogotá. En el año de 1912 inauguran el Teatro Olimpia de Bogotá con el filme italiano La novela de una joven pobre (L'ultimo dei Frontignac, Caserini. 1911). Habría que esperar muy poco, en ese entonces, para que se dieran los primeros vuelos realizados en Colombia, y la ciudad de Barranquilla sería la primera en la que se darían (1912, aunque otras fuentes señalan 1914). Con la creación de la Sociedad Colombo-Alemana de Transporte Aéreo (SCADTA), el 5 de diciembre de 1919, se instituyó la aviación —la segunda aerolínea en el mundo.

Ese mismo año de 1919, el Gobierno Nacional promulgó la Ley 126 de diciembre 31, con la que se creaba la aviación militar en Colombia, integrándose como quinta arma del Ejército Nacional. En relación, una vez más, con los hermanos italianos, existe una crónica en video, del Patrimonio Fílmico Colombiano, que se debe revisar: Los Di Doménico: pioneros del cine colombiano (Juan Carlos Arango Espitia, 2006).

Primeras salas de cine

Según su libro Nomenclatura condensada de Barranquilla, objetos cotidianos, físicos y sociales hasta 1960, el sociólogo Dino Manco Bermúdez (2002), hijo de Floro Manco, en animado diálogo personal para esta investigación realizada en el año 2003, señala que el denominado Salón Universal (1912), ubicado por aquel entonces en una de las esquinas de la Plaza de San Mateo en Barranquilla, era propiedad de don Abraham Zacarías López Penha (nacido en Curazao, el 18 de marzo de 1865) y del joven Carlos Martínez Aparicio. También en la ciudad de Cartagena de Indias, en la década de 1910, se proyectaban películas en la sala de la calle Coliseo, creada por el empresario chocoano Belisario Díaz.

En 1912 también existía el Salón Moderno. Durante ese año llega a la ciudad de Barranquilla —procedente de Venezuela— Enrique Zimmerman, pionero del cine venezolano, quien después de algunas representaciones de su Metropolitan Film Company, en el llamado Salón Fraternidad de la calle San Juan con la calle Progreso, resuelve, en compañía de Ernesto Vieco Birelli —hijo del pionero de la cinematografía en Colombia, Ernesto Vieco Morote—, abrir una sala de cine en la avenida San Blas, arrendando dos locales patrimoniales de doña Francisca Colombia Villate de Gerlein (Nieto, 2001a).

El Salón Moderno no tuvo éxito alguno y el señor Zimmerman, tras vender los aparatos y silletería al abogado Santiago Rozo, regresó a Venezuela a seguir con el negocio del cine, prestándole sus servicios a Juan Vicente Gómez. Igual suerte corrió el Salón Universal, que prestó sus servicios desde el año 1913 hasta 1916. El licenciado Ibáñez (Nieto, 2001a) atestigua que, ya huérfana de salas de cine Barranquilla, la empresa Kine Universal (de George Strauss) utilizó mediante arriendo las instalaciones del Teatro Cisneros hasta su total liquidación como empresa en 1918.

El Teatro Colombia

El historiador barranquillero Nieto Ibáñez (2001b) afirma que, para el año de 1914, los hermanos Di Doménico se constituyen, en Barranquilla, como la firma Di Doménico Hermanos & Compañía, siendo socios los hermanos Francisco y Vicente Di Doménico; los primos Giovanny y Donato Di Doménico; y los parientes Giuseppe y Herminio Di Ruggiero. En ese mismo año realizan nuevas presentaciones en la ciudad, pero en salas alquiladas, como el teatro Cisneros y el Municipal. Ya en el año de 1916, operan con local propio en el Salón Universal.

El Teatro Colombia, en Barranquilla, tuvo dos etapas: la primera, bajo el mando de los Di Doménico (1916-1928) y la segunda, desde que pasa a la administración del consorcio antioqueño Cine Colombia. Cuando el teatro lo compra Royal Films S.A., lo derriba y hacen un gran centro comercial y dos salas de cine: Aladino I y II. Su presidente, Abraham Osman, revela en conversación personal que su primera sala de cine la tuvo en Maicao (Ebelis), en el año de 1968. Tirado fue el primer operador que tuvo Osman, quien le había comprado el cine a Mandía Barros. Lo anecdótico de esta remembranza es que el público parqueaba el burro —como en las películas de vaqueros— frente al cine, y entraba en él. Otra sala de cine que recuerda el señor Osman es Sandra, de Rafael Abuchaibe, y pasaban solo películas mexicanas. Hoy en día, Royal Films S.A. es una de las empresas de exhibición más importantes del país, cubriendo casi todo el territorio nacional con salas de cine, siendo la sede principal, la ciudad de Barranquilla.

Floro Manco

Mientras que el filme Salida de los Obreros de la Fábrica Lumière en Lyon Montplaisir (La sortie des usines Lumière, a Lyon-Montplaisir, Lumière, 1895) era la primera experiencia cinematográfica de los hermanos Lumière, en la calle Saint-Victor —hoy en día, calle Premier Film—, resulta curioso que para hablar de la primera filmación en el Caribe colombiano hubiera que esperar hasta 1914, con el arribo a Barranquilla del italiano Floro Manco (nacido en Scalea, frente al mar Tirreno, el 10 de octubre de 1875-1954), procedente de Argentina.

Carnaval de Barranquilla (Floro Manco, 1914)

Dino Manco Bermúdez (hijo de Floro) y el historiador José A. Nieto Ibáñez, para el documental mediometraje Floro Manco y el legado que nos dejó (Gonzalo Restrepo Sánchez, 1997) atestiguan que en el año de 1914 Floro rueda, sin mucha presunción, Carnaval de Barranquilla —hoy en día restaurada—. Es el primer documental en Colombia con fragmentos de la Batalla de Flores en la calle, pues para la época no existía el palco. Y en 1916 se exhiben de él las cintas: De Barranquilla a Santa Marta (el Hidroplano Mejía surcando el Magdalena) y De Barranquilla a Cartagena (en auto). El día 9 de marzo del año de 1916 ambas cintas se estrenaron en el Teatro Variedades de Cartagena, y la prensa local las calificó sobre la idea de modelo del cine nacional (La Unión Comercial, Cartagena, miércoles 8 de marzo de 1916, p. 4). Posteriormente, las peliculas fueron exhibidas en el Teatro Cisneros de Barranquilla (Ortiz, 2007).

El triunfo de La Fe (Floro Manco, 1918)

En el mismo teatro se estrena, en el mes de julio, El triunfo de La Fe (Manco, 1918). Según ilustra Nieto Ibáñez para el documental Floro Manco y el legado que nos dejó (Gonzalo Restrepo Sánchez, 1997), La Fe era un almacén ubicado en la calle 30 (o calle de Las Vacas) con 38, esquina —hoy plaza de San Roque—. La película se refiere a la marca de cigarrillos Ideales de la fábrica de tabacos La Fe, de Julio Gerlein Güell. Lo anterior nos permite aseverar que fue la primera publicidad filmada no solo del Caribe, sino del territorio nacional (Restrepo, 2014a).

Otro filme del italiano, y del que muy poco se conoce, es Fiestas de San Roque (Manco, 1914), fiestas tradicionales que todos los años, el día 16 de agosto, se celebran pomposamente en Barranquilla. Por aquellas fechas la guerra detiene bruscamente la actividad del cine francés y estadounidense. David W. Griffith aborda en su cine temas ambiciosos y pone en marcha su filme Nacimiento de una nación (The Birth of a Nation, 1915), una película que es decididamente esencial en la historia del cine, ya que con ella se ponen las bases del lenguaje cinematográfico. Basada en una novela del reverendo Thomas Dixon, en el proyecto colaboraron figuras como Erich von Stroheim, Raoul Walsh, Jack Conway y John Ford. La idea madre de la cinta es explicar la Guerra de Secesión, desde el punto de vista sudista.

Aunque algunos historiadores de cine no se refieren a Floro Manco dirigiendo otros filmes, en el año de 1923, con motivo de los actos y desfiles de la coronación del poeta Julio Flórez, el italiano se pone de nuevo detrás de una cámara. Según el periódico El Liberal:

En la avenida principal de El Prado el artista italiano Floro Manco estaba dándole vueltas al manubrio de su aparato cinematográfico. Cuánta gente habrá pensado en la inmortalidad al pasar frente al objetivo, sin recordar que la gloria de Julio Flórez se ha extendido sobre todas las cabezas (Nieto, 2005).

Lo que la historia del cine caribeño no interroga es cómo los hermanos Di Doménico —quienes llegaron primero que Floro Manco— no filmaron el paisaje caribeño. De todas formas, en el año de 1914 los hermanos Di Doménico fundaron la Sociedad Industrial Cinematográfica Latinoamericana (S.I.C.L.A.), que funcionó hasta 1918. La empresa se dedicó a la producción de noticieros y filma La hija del Tequendama, un drama en cuatro partes; Una notabilidad rural (comedia) y Procesión del Corpus (en Bogotá), entre otras, todas ellas desaparecidas. Además, es evidente que filmaron sus travesías por el río Magdalena.

De Floro Manco, radicado en la ciudad de Barranquilla como optómetra —quien, dicho sea de paso, fue el primer promotor de la Kodak en cámaras y películas, en la región—, no vuelve (al parecer) a filmar nada.

Para el cine colombiano del año 1897 a 1920 debe ser un desafío para los investigadores. El cine, para los cronistas de principio de siglo, era sólo una curiosa reseña de poca importancia, muy superada por el entusiasmo y opiniones sobre espectáculos serios como el teatro, la ópera o la zarzuela (Salcedo, 1981, p. 19).

Lo que sí parece estar claro es la pobrísima producción del cine colombiano del año 1910 a 1920. El gran éxito en esta etapa del cine nacional es el documental El drama del 15 de octubre (Francesco y Vincenzo Di Doménico, 1915). Hábiles para el negocio, los hermanos Di Doménico se valen del asesinato del General Rafael Uribe Uribe y exhiben la película en el año de 1915. Aunque no hay copia alguna, la existencia de esta cinta está bien documentada debido el alboroto que generó su presentación. Ante tal circunstancia, todos los proyectos se cancelaron o se pospusieron, noticieros incluidos, y es que, debido a la primera guerra mundial, la escasez de película virgen era cada vez mayor (Rojas, 2009).

Al Caribe colombiano le hizo falta en su momento, y como en muchas otras etapas de la vida cotidiana, cineastas decididos o gestores culturales que ofrecieran sus influjos y entusiasmos a realizar una producción rica en situaciones y matices de la cultura de la región. Pero esto también se observa en otras artes, si bien no tanto como en la música. Con respecto al último punto, el compositor y musicólogo caribeño Alfonso De la Espriella certifica que se podría pensar en conceder a Ciénaga el justo título de la Cuna de la Música de Colombia. Desde sus orígenes, fue musicalmente privilegiada y, como sostienen algunos expertos, Ciénaga fue sede del primer Conservatorio de música. En la región funcionaban, además, la Academia de Músicos Alemanes, la Escuela del profesor Benjamín Ezpeleta (curazaleños), la Escuela de Guillermo Cuat Sille (riohachero), en 1913, y el Centro Artístico Musical de Ciénaga, dirigido por Rafael Vélez Gómez (Correa Díaz-Granados, 2001).

Mientras en el Caribe colombiano, en esta década, la música y la tradición del carnaval seguían su camino, en el interior del país se iniciaba la producción de largometrajes argumentales como María (Máximo Calvo y Alfredo Del Diestro, 1919) que se estrena en la ciudad de Buga en el año de 1922; la película, que se constituye en el primer filme argumental del país, tuvo mucho éxito. De esta cinta, hoy apenas quedan 25 segundos. El ex-franciscano Antonio José Posada fue quien tuvo la idea de llevar la obra María (1867), de Jorge Isaacs, al cine. Dirigieron la película Máximo Calvo y Alfredo Del Diestro, ambos españoles, según el historiador Rito Alberto Torres. El primero fue el director de fotografía y el segundo fue responsable de la dirección de actores. El guion fue escrito por Emma Roldán, actriz en la cinta y esposa de Alfredo Del Diestro. La mexicana figura en muchos títulos del cine mexicano. De las varias versiones de la novela que se conocen, Gabo, en el año de 1991, la adaptó para la televisión; dirigió el cineasta Lisandro Duque Naranjo.

Retornado a Floro Manco, hay quienes sostienen, sin mucha documentación, que dirigió el filme Puerto Colombia. Aunque es lógico pensar que podría haber filmado en dicha localidad. Lo que sí parece estar claro es que, del italiano en el año de 1914, hay que pasar —con base en la investigación—, treinta y ocho años después de la experiencia de Manco, a Carnaval de Barranquilla (Jaime Muvdi Abufhele, 1952)2, el primer documental cortometraje a color de la región y rodado por un cineasta nacido en Barranquilla. Dos años más tarde se rodaría el primer filme de ficción: La langosta azul (Álvaro Cepeda Samudio, 1954).

Dicho de otro modo: el primer cineasta caribeño barranquillero en rodar documentales (en 16 mm) en la región Caribe es el abogado Jaime Muvdi Abufhele. Antes de él no hay datos de filmes y cineastas caribeños que se puedan cotejar. No obstante, en el archivo histórico colombiano de Arturo Acevedo Vallarino (1873-1950) y sus hijos, Gonzalo y Álvaro (quien estuvo, ya mayor, en la versión número XX del Festival de Cine de Cartagena de Indias, para un homenaje), se encuentra que en el año de 1924, aproximadamente, filmaron la ciudad Barranquilla para el noticiero —tomas aéreas de la playa y actos sociales—. En un principio, la familia comercializaba y exhibía cintas europeas de productoras como Gaumont o Pathe.

Türler ve etiketler

Yaş sınırı:
0+
Hacim:
250 s. 35 illüstrasyon
ISBN:
9789587462050
Telif hakkı:
Bookwire
İndirme biçimi: