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ESTUDIOS SOBRE EL CAMPESINADO MEXICANO

Son tantos los trabajos que se han escrito sobre el campesinado mexicano que pretender dar cuenta de todos ellos es una tarea casi imposible. En consecuencia, esta sección recoge las ideas centrales de los campesinólogos mexicanos más prominentes. El objetivo es acotar el marco teórico de esta investigación.

Los estudios del campesinado mexicano en el terreno social no han sido una preocupación central para la teoría económica convencional, debido a que en el contexto neoliberal los campesinos no resultan ser importantes para el crecimiento y desarrollo económico del país. Aunque durante la década de 1970 se inició una larga tradición de estudios agrarios impulsados, entre otras cosas, por la crisis agrícola; años más tarde se les colocó nuevamente en un segundo lugar. Hoy en día, el terreno no es más alentador, pues la teoría económica hegemónica dirige las investigaciones económicas hacia otras temáticas, contrastando con otras disciplinas como la antropología y la sociología, que han atendido de manera constante las diferentes problemáticas sociales, políticas y económicas del campo y sus actores.

Un gran número de eminentes antropólogos23 trataron de ilustrar la situación del campo mexicano analizando diversos aspectos históricos, políticos, económicos y sociales. La pobreza y la explotación del campesinado por el capitalismo es el argumento central que se encuentra en la mayoría de los trabajos. Cabe señalar que la mayoría de estas discusiones tuvieron lugar en medio de diferentes movimientos campesinos y de la crisis agrícola en la que México dejó de ser productor de granos básicos y se convirtió en país importador.

En la literatura se analiza el entorno geográfico y se hace énfasis en la escasa disponibilidad de los recursos por parte de los campesinos, considerando procesos estructurales de la historia de México. George Foster24 (1964) describió los recursos de los campesinos mexicanos como escasos, finitos y estáticos; considerando la tierra como el principal de sus recursos productivos. De igual manera, Eric Wolf 25 (1971) señaló el acceso limitado de las fuerzas productivas como uno de los principales problemas del campesinado mexicano. Gustavo Esteva (1980) se refería al campo mexicano como un terreno rico en cuanto a recursos naturales, pero a la vez lo describía como un terreno hostil en el que la reforma agraria se había quedado en un sueño fallido para la gran mayoría de los campesinos al no dotarlos de tierra. Stavenhagen (1976) advirtió la incorporación de la pequeña producción campesina al mercado capitalista mediante la aplicación de una política agraria en favor de la expansión del capitalismo, considerando que la actividad de monopolios y oligopolios funcionaba en detrimento de los pequeños productores.

En esta misma dirección, Warman (1980)26 afirmaba que tras los efectos de la reforma agraria, en la que se favoreció la expansión del capitalismo orientando la producción al exterior, el mundo rural mexicano sólo se podía entender a través de la articulación orgánica y de dominación entre el modo de producción capitalista y el modo de producción campesino. Foster (1964) encontraba que la única vía para que los campesinos ampliaran sus recursos era por medio del mercado de trabajo, la venta de artesanías y la renta de tierras. En general, el propósito de los trabajos dedicados a estudiar los problemas del campo mexicano se enfocaba al examen de los procesos de subordinación y/o articulación de la producción campesina al sistema económico dominante del país.

Stavenhagen27 (1976) analizó la subordinación del campesinado a la dinámica de las relaciones capitalistas utilizando la categoría teórica de modelo de articulación. De acuerdo con el autor, la articulación se hace evidente mediante la incorporación de la pequeña producción campesina al mercado capitalista, el paso de la producción artesanal a la producción masificada y la incorporación de los campesinos al trabajo asalariado. Advierte la coexistencia de dos sectores en el sector agrícola mexicano. Uno moderno, compuesto por empresarios agrícolas, caracterizado por crecientes inversiones de capital, alta tecnología y una producción orientada al mercado nacional e internacional. Y el sector campesino, determinado por una escasa infraestructura productiva, una organización laboral de tipo familiar y una proporción ínfima de producción destinada al mercado nacional. Stavenhagen (1968, 1976) explica que es a partir de la coexistencia de estos dos sectores que se amplían los circuitos comerciales y de trabajo asalariado en la economía nacional.

Stavenhagen (1968) expone la coexistencia funcional de los dos sectores en el campo mexicano: uno de empresarios agrícolas y otro de campesinos; además considera los flujos comerciales que se establecen en el mercado laboral y en el de bienes y servicios. Señala la necesidad del sector moderno a recurrir constantemente al uso de mano de obra barata proveniente del sector campesino para llevar a cabo su producción. Además, hace hincapié en la incapacidad del proceso de industrialización capitalista por integrar productivamente a toda la mano de obra proveniente de la economía campesina. En esta misma dirección, indica la necesidad de los campesinos por vender su fuerza de trabajo y así poder acceder al mercado de bienes y servicios, considerando que para la economía campesina la venta de su fuerza de trabajo en el sector moderno es una oportunidad de sobrevivencia en su unidad de producción. Finalmente, hace alusión al bajo costo en el que se reproduce la fuerza de trabajo campesina en beneficio del sistema capitalista, estableciendo que para la expansión capitalista la existencia del campesinado no es un obstáculo siempre y cuando sea un insumo barato para su producción. No obstante, señala que la existencia de campesinos pobres sí puede representar un impedimento para su desarrollo considerando el bajo nivel de consumo que tienen en el sistema capitalista. Es decir, la economía campesina no es desventajosa para el capitalismo desde la producción pero sí desde el consumo.

Además de establecer la coexistencia funcional de distintos modos de producción, Foster (1964), Diaz Polanco28 (1976), Stavenhagen (1976), Castaingts (1979), Esteva (1980) y Armando Bartra (1982) apuntaron a la existencia de diferencias clave entre el modo de producción campesino y el capitalista. Foster (1964) y Armando Bartra (1982) caracterizaron a la unidad económica campesina como una unidad económica organizada en el nivel familiar y con una producción orientada (fundamental, pero no únicamente) al consumo y no al mercado. En este sentido, Díaz Polanco (1976) señaló que la división del trabajo en las comunidades campesinas es determinada por el sexo, la edad, la posición familiar y las características propias de la producción agrícola y no por los mecanismos de especialización que se usan en el sistema capitalista. Castaingts (1979) hizo lo propio diferenciando las estructuras que determinan al modo de producción campesino y que no se encuentran en la especificación del sistema capitalista. Una de ellas es la cultural, en la que interviene la religión y las representaciones mentales de las relaciones sociales de producción. Otra, quizás la más evidente para todos los campesinólogos mexicanos, es el concepto de “valor” que regula el intercambio en la comunidad campesina y que es contradictorio con el que se tiene en el sistema capitalista.

La idea general de todos los autores es que, a partir de la articulación y/o confrontación, las condiciones de reproducción de los campesinos se modifican. En esta dirección, Díaz Polanco (1976) encuentra que es en la incorporación del campesino a la dinámica capitalista que su actividad productiva se deteriora y se contradice, modificando sus relaciones sociales de producción. Para Díaz Polanco, en determinadas fases del proceso productivo campesino, las comunidades combinan elementos de su lógica interna de organización con elementos del sistema capitalista. En la etapa de la producción agrícola, en la que requieren de una mayor cantidad de fuerza de trabajo, los campesinos acuden al mecanismo social de reciprocidad y algunas veces al uso de la fuerza de trabajo asalariada. En esta lógica, el autor anota cómo la venta de mercancías es en sí misma una contradicción en el seno de la economía no capitalista; considerando que su participación en el mercado implica una disposición creciente de dinero que resulta en su inserción en la economía monetaria. Según Díaz Polanco, la necesidad de liquidez es la clave que explica por qué los campesinos venden su fuerza de trabajo y aceptan convertir parte considerable de su producción en mercancías. Por otra parte, Marroquin (1978) encuentra en el intercambio comercial un mecanismo de explotación del sistema dominante hacia las comunidades campesinas.

Otro aspecto importante de la literatura revisada es que analiza la subordinación del campesinado al capitalismo a través de la transferencia de valor neto de la economía campesina al sector capitalista, señalando que los mecanismos de transferencia y explotación de los campesinos son múltiples y que varían de acuerdo con las circunstancias históricas, al sistema político, a la estructura social y al grado de desarrollo de la economía capitalista. En este sentido, Castaingts (1979) y Stavenhagen (1980) señalan que el crédito es una de las vías de subordinación y de transferencia de valor de la economía campesina al sistema capitalista. De acuerdo con ambos autores, el crédito es adquirido general y frecuentemente bajo tasas usurarias llevando al campesino a un sistemático proceso de endeudamiento del que sólo se beneficia la clase usurera. Foster (1964) se refería al crédito como una necesidad inherente de los campesinos tomando en cuenta su imposibilidad al ahorro y a la acumulación.

Finalmente, subrayamos la postura de los campesinólogos mexicanos respecto al devenir de los campesinos en un sistema dominado por la economía de mercado. Stavenhagen (1968, 1976) cuestionó el planteamiento mecánico del desarrollo de las relaciones capitalistas y la desaparición progresiva de los modos de producción no capitalistas, criticando la tesis de la inevitable extinción de los campesinos en la economía capitalista. En sus diferentes trabajos, Stavenhagen (1968) y Díaz Polanco (1976) argumentaron que la economía campesina es funcional a la dinámica de la acumulación capitalista. Stavenhagen (1968) planteó la idea de que, lejos de desaparecer, los campesinos en México se mantienen y se refuerzan. De la misma manera, Warman (1980) argumentó que la transformación capitalista del conjunto de la economía rural del país era más que improbable; vaticinó la incapacidad del sector industrial en la absorción de mano de obra proveniente del sector rural. Tanto Warman29 (1980) como Stavenhagen criticaron fuertemente el razonamiento de un desarrollo lineal de la economía, en el que se concibe a las economías indígenas como parte de una etapa precapitalista o preindustrial.

Gustavo Esteva (1980) mencionó que las comunidades indígenas no pierden su condición de campesinos debido a que su vida está indisolublemente asociada a la agricultura. En el caso de Chiapas, Villafuente (1999) señala que, hasta el día de hoy, los campesinos chiapanecos mantienen la idea de seguir en el campo, a pesar de que para ellos ya no sea una opción segura y suficiente para comer, mucho menos para generar excedentes. Además de que la política económica del Estado sigue considerando al campo como la única opción para el desarrollo. Finalmente, subrayamos que en la actualidad se analiza ya no el devenir de los campesinos en el sistema capitalista sino más bien las condiciones socioeconómicas en las que persisten. Es importante señalar que, aunque con enfoques distintos, la categoría “campesinos” continúa utilizándose. En consideración a lo anterior, en la siguiente sección se hacen importantes acotaciones sobre el estudio de campesinos que al mismo tiempo son indígenas. El objetivo es clarificar los conceptos básicos de la investigación.

CAMPESINOS, CAPITALISMO E INDÍGENAS

ESTUDIOS CLÁSICOS DE SOCIEDADES CAMPESINAS

Los estudios sobre el campesinado se han generado principalmente en el terreno de la sociología, la antropología y la economía. Desde la economía se ha analizado al campo y a sus actores como una empresa privada, centrándose en elementos como los costos de producción, niveles de inversión y tasas de ganancia. De acuerdo con Stavenhagen (1976), la mayoría de los economistas agrícolas no centraron su atención en la comunidad rural y estudiaron la economía campesina como una empresa privada, obteniendo funciones de producción y calculando costos de producción. Asimismo, señala que aquellos que sí consideraron a las zonas rurales, incluyendo a las economías indígenas, partieron de tres premisas erróneas: 1) pensarlas como sistemas cerrados en equilibrio, 2) analizarlas en cuanto unidades de autoconsumo y 3) suponer al consumo capitalista como la única vía de desarrollo para estas economías.

En el terreno de la antropología clásica, Robert Redfield 30 (1930), Julian Steward (1955) y Alfred Kroeber (1948) iniciaron los estudios del campesinado. Palerm (1976a) señala dos líneas de análisis. La primera, conformada por etnografías culturales, en la que se hacía el registro del folclor de los pueblos, tomando en cuenta rasgos culturales de las sociedades campesinas como la lingüística. Y la segunda, surgida con la expansión del capitalismo en las pequeñas producciones agrícolas, analizando la economía local, el uso de la tecnología y la organización del consumo y la producción. En esta línea de análisis, el panorama aparece dominado por la lucha entre la ciudad y el campo, la industria y la agricultura, la empresa capitalista y la organización campesina y sus comunidades. Como menciona Valenzuela (2006), los estudios del campesinado se originaron principalmente por tres motivos: 1) las ideas de Occidente por modernizar al Tercer Mundo, 2) los movimientos de rebelión y contrainsurgencia encabezados por los campesinos y 3) los intereses económicos de Gran Bretaña y Estados Unidos. En el caso de México, los legados de Lewis 31 (1963), Redfield (1930, 1948), Steward (1955) y Wolf (1971) han impactado los trabajos sobre el campesino desde un enfoque ecológico y económico, además existe una fuerte influencia marxista en diferentes trabajos.

La sociología ha caracterizado a los campesinos a partir de los conceptos de comunidad y territorio. De acuerdo con Villegas (2003) y Pérez (2005), la sociología considera al campesino como parte de una sociedad cohesionada a través de vínculos sociales muy fuertes, como la solidaridad y la cooperación. Su condición de campesinos la obtienen a través del trabajo agrícola y el vínculo estrecho que mantienen con la naturaleza. En el análisis del campesinado la sociología clásica ha partido de los patrones culturales de las comunidades. Solari (1968) señala que las sociedades campesinas tienden a la homogenización social debido a que son poco estratificadas y presentan limitada movilidad social. Cabe mencionar que en la actualidad la sociología está replanteando el concepto de comunidad cuestionando principios como el de homogeneidad y autosuficiencia. A fin de avanzar en los estudios del campesinado, Villegas (2002, 2003) manifiesta la necesidad de replantear los conceptos clásicos de campesino y comunidad.

3 La discusión de la articulación de los modos de producción engloba trabajos realizados en varias partes del mundo. Algunos de los trabajos sobre la cuestión son los propuestos por Rey (1973), Taylor (1979), Banaji (1977) y Fernández (1993).

4 Las ideas de Chayanov han estado envueltas en fuertes controversias entre marxistas y populistas agrarios. Harrison (1987) define a la teoría chayanovista como una teoría válida sólo al corto plazo y para un caso específico: el de Rusia.

5 De acuerdo con Wolf (1955:462) la comunidad cerrada-corporativa campesina está compuesta primariamente por una subcultura: el campesinado. Mientras que la comunidad abierta comprende un número de subculturas de las cuales el campesinado es sólo una. La comunidad corporativa enfatiza la resistencia a las influencias de afuera, las cuales podrían amenazar su integridad. La comunidad abierta enfatiza la relación continua con el mundo exterior y relaciona su fortuna con las demandas exteriores.

6 Por su cuenta, Díaz Polanco señala que el campesino forma una clase por sí mismo y lo define como el poseedor de sus fuerzas productivas. De acuerdo con Krants (1977) el hecho de que se defina al campesino como poseedor de sus medios de producción, excluye la posibilidad de que los campesinos sean explotados por otra clase, aprovechando la posesión de los medios de producción. En el caso de México, el número de campesinos en sentido estricto es reducido.

7 Calva aclara que la clasificación histórica del campesinado no debe de considerase como un ordenamiento lineal del campesinado sino más bien como ejemplo de su diversidad y diferenciación de unos con otros.

8 Wolf se refiere a la sociedad campesina cuando argumenta que la sociedad industrial se edificó sobre las ruinas de ésta (Wolf, 1971).

9 Para Redfield, la sociedad campesina existía en virtud de la solidaridad moral tradicional (Redfield, 1989).

10 Warman se refería a la sociedad campesina como un segmento social inmerso en un marco más complejo y regulado por el Estado (Warman, 1980).

11 La pobreza extrema se refiere a la condición en que viven aquellas personas que su gasto de consumo es inferior a la línea de pobreza alimentaria (Coneval, 2004).

12 De acuerdo con Palerm (1976c:231), la idea de Marx está matizada por la posibilidad de que la comunidad esclava se transformara en una institución socialista, saltando la supuesta necesidad de proletarización del campesinado. En el caso del mundo clásico, Marx se refiere a un proceso de expropiación de los campesinos sino en chusma urbana, y que tampoco generó un modo capitalista de producción sino esclavismo.

13 La cuestión campesina también es abordada en el Manifiesto comunista (1848) y en The Peasant Question in France and Germany (1894).

14 En la acumulación originaria Marx critica las ideas de David Ricardo sobre la renta de la tierra.

15 Para Ricardo toda la renta de la tierra se basaba en la diferencia existente entre la fertilidad que ofrecía y la ley de los rendimientos decrecientes.

16 La dictadura burocrática oficial exigía que los campesinos fueran considerados como un vestigio del pasado, un grupo social condenado a la extinción, una fuerza reaccionaria y una amenaza a la construcción del llamado socialismo. De esta manera, los campesinos aparecen como un obstáculo pero su producción como indispensable (Palerm, 1976c).

17 Sus tesis responden a determinado momento de la historia de Rusia y Alemania. En el caso alemán, el movimiento socialista estaba fundado en la clase obrera y en el proletario rural, por lo que repudiaban la idea de aliarse con los campesinos. Incluso rehusaban a organizar la propagación de sus ideas entre los campesinos.

18 De acuerdo con Calva, fuera del marxismo clásico los estudios del campesinado se estancaron en una falsa tricotomía discutiendo si a los campesinos se les debía de analizar como un sistema económico especial o modo de producción campesino considerando que su organización interna no corresponde con el sistema capitalista (Calva, 1988:9).

19 El universalismo al que se hace alusión se refiere a la idea de establecer que las categorías y leyes de la teoría económica neoclásica tienen validez en cualquier sociedad.

20 Martínez Alier y Schlüpmann (1991), Barkin (1988), Ostrom (2000), Leff (2004), Carpintero (2006), entre otros.

21 Stavenhagen señala un proceso de aculturación en el que los indígenas pierden su identidad y la mayor parte de su herencia étnica para convertirse en campesinos dependientes y/o proletarios rurales.

22 Más adelante se presenta un apartado dedicado a la carga de ser indio en la región de estudio.

23 Entre los trabajos más importantes destacan los realizados por Wolf, Palerm, Bartra, Foster, Aguirre Beltrán, Bonfil Batalla, Díaz Polanco, González Casanova, Marroquín, Mejía, Stavenhagen, Tejera, Warman, Esteva, Barkin, entre otros.

24 George Foster, antropólogo estadounidense, realizó importantes estudios enfocados al campo mexicano.

25 Eric Wolf, antropólogo estadounidense, realizó importantes estudios del campesinado en México. Entre las obras más importantes encontramos el artículo “La formulación de la nación mexicana” escrito en 1953, los libros: Los pueblos y cultura de Mesoamérica (1967), Los campesinos (1971) y Las luchas campesinas del siglo XXI (1973). Wolf también colaboró con Ángel Palerm en la escritura del texto Agricultura y civilización en Mesoamérica (1972). Wolf, Palerm y Warman son un referente obligado en las discusiones de las sociedades campesinas en México.

26 De acuerdo con Warman (1980), un gran número de tierras asignadas durante la reforma no eran sino la confirmación legal o la restitución de las tierras comunales precoloniales o coloniales a las comunidades indígenas y las tierras de nueva asignación eran extensiones no cultivables, cuya explotación dependía directamente del gobierno.

27 De acuerdo con Stavenhagen el campesinado mexicano se constituía por un gran número de jornaleros sin tierra.

28 Díaz Polanco presta atención exclusiva a las transformaciones producidas en la estructura económica de la unidad campesina sin dejar fuera otros niveles del complejo social comunal. En su análisis considera a las unidades campesinas como empresas repasando las condiciones del proceso productivo.

29 Warman (1980) señala que la historia social del mundo no es lineal y las trasformaciones del campesinado no constituyen una ley universal.

30 Robert Redfield en su texto Tepoztlan a Mexican Village, de 1930, inauguró los estudios antropológicos sobre el campesinado. Caracterizándolos como “sociedades folk”, con una cultura tradicional opuesta a la urbana, con estrechas relaciones funcionales de parentesco. (Spindler, 1977, citado por Valenzuela, 2006:84) De acuerdo con Palerm, la monografía de Redfield expresa un momento importante de la transición desde la etnografía culturalista hacia la antropología de las sociedades.

31 Lewis estudió la cultura campesina discutiendo el método de análisis.

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