Kitabı oku: «La práctica integral de vida», sayfa 7

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La extraña lógica del psiquismo

Uno de los aspectos más importantes del trabajo con la sombra consiste en el reconocimiento de la extraña lógica a la que, en ocasiones, se atiene el psiquismo. Del mismo modo que responde a nuestras partes más sombrías, el psiquismo profundo suele responder también a la imagen opuesta de nuestra sombra. Así pues, no sólo podemos quedarnos paralizados, activados, agitados, desorientados o rechazados en respuesta a la presencia de las partes de nosotros mismos que no nos gustan y, en consecuencia, negamos (es decir, a nuestra sombra), sino también en presencia de su imagen en el espejo (es decir, a nuestros opuestos emocionales).

En nuestro primer ejemplo anterior, Phil había enajenado sus necesidades de seguridad, razón por la cual se sentía tan molesto visitando a Joe, su amigo de la infancia. Y algo parecido hubiese ocurrido también en el caso de haber visitado a su amigo Raul, una persona tan opuesta a Joe que, comparado con él, hacía parecer a Phil un timorato. Y, en el caso de que Phil hiciese un proceso 3-2-1 con su amigo Raul, podría acabar diciendo «lo único que importa de la vida es el riesgo y la intensidad. El resto carece de importancia. La seguridad no me preocupa nada». Y, por más que tal conclusión refleje una importante verdad psicológica, lo contrario —es decir, la negación de las necesidades de seguridad a la que, en nuestro ejemplo original, había llegado Phil— resultaba todavía más profundamente revelador.

Permita pues, al finalizar el proceso 3-2-1 y, en la medida en que “asuma” lo que originalmente lo desencadenó, que su intuición advierta los aspectos más profundos y enajenados del yo. Porque son muchas las ocasiones en que, en el proceso, advertirá la emergencia de un sentimiento opuesto a aquél con el que comenzó.

Transmutar las emociones primordiales auténticas

Hay ocasiones en las que, por más importante que sea para aclarar nuestra vida emocional, el trabajo con la sombra no es más que un primer paso. Una vez que hemos emprendido el trabajo con la sombra y empezamos a movernos entre la maraña de emociones secundarias e inauténticas, disponemos de una extraordinaria oportunidad para asumir y emplear creativamente la energía de la emoción primaria y auténtica (y aunque ya no se trate, técnicamente hablando, de “trabajo con la sombra”, constituye, muy a menudo, el siguiente paso que debemos dar en la práctica con las emociones).

La energía de la emoción auténtica es una expresión de la energía primordial de nuestro ser, algo esencial y necesario para la totalidad. Si nuestras emociones, como la ira, el miedo o la tristeza, son aparentemente “negativas” puede parecer que sabotean nuestra eficacia o envenenan nuestra mente y nuestro corazón. No es de extrañar, en tales casos, decidir la necesidad de eliminarlas. Pero ésa, no obstante, es una opción poco realista, porque el empeño en “desembarazarse” de las emociones negativas no hace sino enterrarlas más en la sombra ¡agudizando, en tal caso, el problema del que partíamos! Resulta mucho más provechoso transmutar esas emociones en su energía pura y esencial y, a partir de ahí, expresarlas y liberarlas más adecuadamente. Esperamos que el siguiente proceso sencillo de cinco pasos transmita al lector la esencia de la práctica espiritual tradicional que apunta a la transmutación de las emociones negativas:

1 Advierta lo que está sintiendo y el modo en que se muestra, tanto física como energéticamente, en su cuerpo.

2 Relaje la tendencia a juzgar, reprimir o reaccionar, y permita que lo que es, sea, cobrando de ello una clara conciencia.

3 Si su emoción tiene que ver con alguien o con algo, relaje su relación con ese objeto. Luego permita que su energía emocional simplemente sea. Advierta luego cualquier cosa que aparezca en su interior (no tanto como algo que le hacen como cuando, por ejemplo, dice «ella me hace sentir de tal o de cual modo»). Relájese y asuma la responsabilidad total de sus pautas y energías emocionales.

4 Sienta la energía de su emoción y la situación o relación en la que aflore. Luego respire y permita que esa energía fluya. Advierta el modo en que, en lugar de moverse de formas destructiva, lo hace constructivamente. Respire varias veces y advierta el modo en que, al canalizarse y circular, va transformándose.

5 Preste atención hasta que reconozca la naturaleza provisional de la emoción y permita que su energía cruda se libere, como el agua que, al hervir, se convierte libremente y sin obstrucción alguna, en vapor.

La esencia de este proceso es la aceptación de la emoción y el correspondiente permiso, lo que libera la tensión y resistencia que la envuelve. Luego deje que la emoción se exprese y permita que revele la expresión liberada, despierta y sin obstrucciones de su energía pura.

Considere, por ejemplo, lo que sucede en el caso de la transformación de la ira. Es mucha la energía que se oculta detrás de ella. ¿En qué se convierte si se libera en su esencia pura y auténtica? A menudo se revela como la energía y el compromiso de discriminar y profundizar, de disipar la confusión y de convertirla en claridad. Pero, en otras ocasiones, sin embargo, se convierte en la energía y el poder de transformar lo que haya que transformar. Una energía emocional como la ira no se desvanece en la nada sino que, al servicio de la compasión y de la libertad, puede convertirse, de hecho, en un recurso muy poderoso y útil.

La transmutación emocional continua

Las emociones son profundamente rutinarias. No es de extrañar por tanto que, después de haber transmutado una emoción, se descubra cayendo de nuevo en la vieja pauta de siempre. La energía emocional recién revelada necesita encontrar nuevas formas de organizarse. Por ello, para la transmutación exitosa de las emociones, se requiere una práctica perseverante. En este sentido, las emociones se liberarán, aparentemente de un modo completo, para reaparecer nuevamente al cabo de un tiempo y vernos de nuevo obligados a trabajar con ellas. Si queremos obtener resultados duraderos, deberemos ejercitar, en este sentido, la paciencia y la perseverancia. Con el tiempo y la práctica acabaremos advirtiendo lo rápida y poderosamente que las emociones responden a las experiencias negativas y nos sorprenderemos al descubrir que la práctica consciente acaba liberando hasta las más viscerales de ellas. Y, en la medida en que nos familiarizamos con la práctica, aumenta nuestra energía, nuestra comprensión y nuestra habilidad para trabajar con las emociones y las energías más difíciles.

La adecuación entre la transmutación de las emociones y el trabajo con la sombra:

 lo que era “ello” o “tú” acaba asumiéndose, gracias al trabajo con la sombra, como una parte disociada del “yo”

 esas dimensiones del “yo” se asumen, a lo largo del proceso de transmutación de las emociones, como “yo soy”

 el proceso libera las emociones y nos permite desidentificarnos de ellas. De este modo, las emociones dejan de poseernos y nosotros pasamos a poseerlas o, dicho en otras palabras, en lugar de dar forma al “yo”, se convierten en “mí”

Por decirlo de otro modo, las emociones secundarias inauténticas se convierten en emociones primarias y auténticas, lo que se transmuta en energía despierta y trascendente.

Como las palabras no pueden capturar con precisión la fluidez de las emociones, no existe generalización categórica alguna que pueda resultar completamente exacta. A pesar de ello, sin embargo, las correspondencias que presentamos en la Figura 4.2 de la página 92 son muy valiosas.

El trabajo con la sombra y la transmutación de las emociones

Una de las afirmaciones más conocidas de Sigmund Freud sobre el proceso psicotera-péutico es aquélla según la cual “donde estaba el ello, estará el yo”. Y algo parecido podríamos decir con respecto al trabajo con la sombra y a la transmutación de las emociones:

lo que era “ello”

se convertirá en “yo”

y lo que era “yo”

acabará convirtiéndose en “lo mío”

y será testimoniado como yo soy.

Así es como su energía se verá reclamada y liberada.

El desarrollo simultáneo de nuestras relaciones y de nuestras emociones

El proceso de transmutación de las emociones y el trabajo con la sombra nos proporcionan un espacio extra para nuestra vida emocional, en el que podemos relajarnos y experimentar directamente nuestros sentimientos.

En este sentido conviene ser curioso e investigar, confiando en que el proceso no resultará doloroso, sino liberador. Si admitimos la importancia de la energía contenida en nuestras emociones, podremos trabajar con ellas, sabiendo que finalmente se abrirán, liberando su represión y permitiendo su expresión libre y despierta. Y puede estar seguro de que, cuando tal cosa ocurra, se sentirá mucho más poderoso porque, en tal caso, la extraordinaria energía que encierran se convertirá entonces en vitalidad, conciencia y desarrollo.

El proceso de la sombra 3-2-1 y la transmutación de las emociones son prácticas muy poderosas y útiles. Los beneficios que las acompañan pueden transformar profundamente nuestra experiencia interna, enriqueciendo nuestra vida y acelerando espectacularmente nuestro crecimiento. Son muchas las personas que temen experimentar algunos de sus sentimientos, un miedo que les impide estar completamente presentes.

Esto puede cambiar si confiamos en que los sentimientos que nos asustan encierran una oportunidad para aumentar nuestro poder y nuestra vitalidad. Y el ejercicio exitoso de esta práctica no sólo libera energía anteriormente atada a las emociones contenidas en la sombra, sino que también proporciona el fundamento realista para una relación más rica y compasiva con nuestra vida emocional.


Figura 4.2. Emoción auténtica encerrada en la energía de la emoción liberada

Son muchos los frutos que acompañan a estas prácticas emocionales:

 la predisposición a reconocer y experimentar la vida más directamente, incluyendo sentimientos que anteriormente nos resultaban difíciles de admitir

 vitalidad y poder donde antes nos sentíamos aturdidos y temerosos

 capacidad de estar plenamente presentes en situaciones emocionalmente cargadas

 apertura sincera y curiosidad relajada ante emociones ligadas a la sombra

 clima interno de aceptación y compasión por uno mismo

 menor tendencia a dejarnos secuestrar emocionalmente y, en consecuencia, la correspondiente capacidad para ver la vida con mayor claridad

Integrar la luz y la oscuridad, el espíritu y la sombra

Ahora podemos empezar a extraer algunas conclusiones relativas a la sombra y establecer también un par de conexiones esenciales entre el trabajo con la sombra y otros aspectos de la PIV, especialmente la práctica espiritual y la meditación.

Cuando no nos enfrentamos a la sombra, ésta acaba encontrando el modo de obstaculizar nuestro camino

Son muchas las lecciones que nos han legado los maestros espirituales. Entre ellas se oculta una que suele pasar inadvertida y es que, independientemente del tiempo que pasemos meditando, jamás podremos convertir a la oscuridad en luz. Y, en este sentido, conviene recordar a las muchas figuras espirituales extraordinarias cuya reputación se ha visto manchada por escándalos relativos al sexo, el poder, y el dinero, derivados (de forma, a veces, sutil y paradójica) de los impulsos de la sombra inconsciente.

Es imposible ver lo que no podemos ver

¿Qué es lo que ocurre si meditamos y si lo hacemos muy profundamente?

Podemos observar el miedo y la tristeza aflorando como objetos de nuestra conciencia, podemos relajar nuestra “identificación” con ellas y hasta podemos descubrir el presente temporal en el que el miedo y la tristeza dejan de importar. Pero si, además de meditar, no hacemos trabajo con la sombra, probablemente no nos enfrentemos a ella. Esto es algo que ha quedado patente después de tres décadas de las diligentes sentadas de los alumnos occidentales que han seguido los caminos orientales. Existe una gran diferencia entre los meditadores avanzados que, aunque han meditado, no han trabajado con su sombra, y aquellos otros que han ejercitado ambas prácticas. El trabajo con la sombra que tiene lugar, por ejemplo, cuando llevamos a cabo el proceso 3-2-1, reintegra lo relativo en la totalidad, sin rozar siquiera el Yo o Testigo infinito. La meditación, por su parte, nos ayuda a realizar el Gran Yo, pero no tiene absolutamente nada que ver con los problemas del yo finito. La Práctica Integral de Vida, por su parte, se ocupa de ambas cosas, cura el yo finito unificándolo a la sombra y descubre el Yo infinito que, siendo la vacuidad sin manifestar en todas las condiciones, carece tanto de yo como de sombra.

El trabajo con la sombra incluye un territorio amplio y rico

El trabajo con la sombra impregna toda la PIV.

El crecimiento pasa necesariamente por tolerar la incomodidad. Si queremos ver una alternativa más consciente, debemos cobrar conciencia de lo inconscientes que son nuestros hábitos y nuestras tendencias anteriores. Y ello implica, al menos, un momento de conciencia implacable de uno mismo, lo que no resulta nada sencillo.

Las personas inmaduras se niegan insistente y reactivamente a esa auto-conciencia implacable, pero los practicantes desarrollan una respuesta diferente, una respuesta curiosa e interesada. Esa nueva conciencia de las pautas y tendencias inconscientes e improductivas es, en realidad, una buena noticia, porque jalona la aparición de nuevas alternativas que mejoran nuestra vida.

Esta capacidad —la capacidad de enfrentarnos a nuestras limitaciones y, en lugar de negarlas o reaccionar defensivamente, aprender de ellas— resulta esencial para todos y cada uno de los módulos de la Práctica Integral de Vida.

El trabajo con la sombra es para siempre

El trabajo con la sombra es simultáneamente necesario e interminable. Porque, independientemente de lo conscientes que seamos, no hay punto final al perfeccionamiento del psiquismo. En todos y cada uno de los instantes que componen nuestra vida, el psiquismo, de forma subrepticia y oculta, puede jugar una vez más al escondite consigo mismo. No es de extrañar que afirmemos que el trabajo de iluminar la oscuridad no concluye nunca.

No debemos esperar, pues, liberarnos definitivamente de la sombra. A pesar de nuestras sombras, siempre podemos ir más allá de nosotros mismos. Es un error quedarnos complacientemente atrapados en una interminable “sala de espejos” en la que lo único que vemos son reflejos disfrazados de nuestro ego.

Emprender este trabajo es algo muy importante. Quienes se esfuerzan sinceramente con la intención de reapropiarse de sus proyecciones se convierten en personas más maduras, responsables y fiables. Por ello consideramos que el trabajo con la sombra es un módulo esencial. Las sesiones de psicoterapia tienen un final, pero el trabajo de la sombra jamás concluye. Es cierto que, en la medida en que profundizamos en él, cada vez nos volvemos un poco más claros y la luz de nuestra conciencia resplandece un poco más. Pero donde haya luz, siempre habrá sombra y deberemos integrarlas a ambas.

5. El módulo de la mente
La práctica de asumir perspectivas

Los dos aspectos fundamentales del módulo mental de la PIV:

1 Aumentar la capacidad de asumir perspectivas más complejas, matizadas y exactas

2 Ampliar el marco de referencia mental que utilizamos para organizar estas perspectivas

Este capítulo gira fundamentalmente en torno al marco de referencia integral OCON. El aprendizaje y el uso, en nuestra vida cotidiana, de este marco de referencia aumentan la capacidad de asumir las perspectivas que, dentro de una conciencia expandida, tienen más sentido. De hecho, solemos considerar a OCON como un marco de referencia “psicoactivo”, porque su empleo amplía, intensifica e ilumina nuestra experiencia del mundo y de nosotros mismos, permitiéndonos establecer más conexiones, experimentar la vida con más profundidad y advertir aspectos de la conciencia cada vez más sutiles.

Aumentar la capacidad de asumir perspectivas

En un experimento que ha acabado convirtiéndose en clásico, Jean Piaget verificó la capacidad de los niños de asumir diferentes puntos de vista. Para ello mostró, a un niño, un cubo con lados opuestos de color azul y amarillo. Luego le preguntaba “¿De qué color lo ves?” y después “¿De qué color lo veo yo?” Los niños pequeños a los que se les mostraba la superficie amarilla asumían que el experimentador también lo veía amarillo. En torno a los cinco años, sin embargo, los niños suelen experimentar una gran transformación. Y es que, aunque sigan viendo el cubo de color amarillo, se dan cuenta entonces de que el experimentador lo ve azul. Ese niño, pues, ha desarrollado la capacidad de asumir la perspectiva de otra persona, lo que le permite responder correctamente.

La capacidad de asumir perspectivas sigue desarrollándose, en el mejor de los casos, hasta bien entrada la madurez, a lo largo de un proceso que nos permite asumir perspectivas cada vez más amplias. De este modo, donde antes nos hallábamos sumidos en una perspectiva limitada, podemos asumir ahora una visión más abarcadora que trasciende la verdad limitada de nuestra visión anterior. ¡Así es como discurre el proceso de evolución de la conciencia, permitiéndonos asumir finalmente una perspectiva que nos permite advertir nuestra asunción de perspectivas!

La simple intención de ver más perspectivas es una práctica esencial del módulo mental. Trate de advertir, siempre que le resulte posible, perspectivas adicionales, despertando así visiones nuevas cada vez más amplias, hasta llegar a la perspectiva que le permita advertir su propia asunción de perspectivas. Pero no debemos olvidar que toda perspectiva, incluida la nuestra, es tan cierta como parcial. Trate luego de asumir una perspectiva abierta que le permita observar con curiosidad nuevas formas de ver las cosas, sin aferrarse y aprestarse a defender con uñas y dientes su punto de vista.

Pero esto, por más fácil que resulte de decir, es bastante más difícil de llevar a la práctica. Son millones las formas que puede asumir la apertura a nuevas perspectivas, desde leer libros hasta hablar con personas desconocidas, viajar y ver obras de arte. La mente es infinita y también lo son, en consecuencia, las perspectivas con las que contamos. Eso es precisamente lo que convierte al marco de referencia OCON en una herramienta tan imprescindible. En tanto que forma de organizar las múltiples perspectivas que podemos asumir, abre un espacio para perspectivas más amplias (y también más profundas). Del mismo modo que el hecho de ordenar un armario nos ayuda a encontrar —en el momento en que más lo necesitamos— las cosas, OCON nos ayuda a establecer “un lugar, en nuestra vida, para cada cosa”.

El módulo de la mente y la PIV

El módulo de la mente impregna la totalidad de la Práctica Integral de Vida. Ahora mismo, de hecho, estamos asumiendo una perspectiva sobre la práctica y ejercitando, en este sentido, el módulo mental.

Si queremos que nuestra práctica avance exitosamente, debemos tener en cuenta todas las dimensiones de nuestro yo, incluida la mente. Una mente desarrollada nos ayuda a asumir múltiples perspectivas y tomar mejores decisiones a la hora de diseñar nuestra práctica, alumbrar nuevas comprensiones y afrontar nuevos retos. La inteligencia mental madura no sólo emerge como una expresión de la unidad que todos compartimos, sino también del yo único que nos singulariza.

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559 s. 99 illüstrasyon
ISBN:
9788472459328
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