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Manejo de pastizales y rotación de potreros para la crianza del búfalo de agua

Felipe Vélez Saldarriaga y Juan Fernando Naranjo Ramírez

Introducción

Normalmente los animales herbívoros no pastorean de manera uniforme sobre el paisaje, sino que consumen repetidamente plantas y parches de vegetación de su preferencia y, frecuentemente, las estructuras de las plantas que cosechan son las de mejor valor nutricional. En el pastoreo extensivo y continuo las plantas son sometidas por los animales a múltiples y severas defoliaciones sin suficiente tiempo de recuperación, además, el sobrepastoreo suele favorecer la exposición y degradación del suelo en algunas áreas muy susceptibles, ocasionando que las plantas preferidas tiendan a desaparecer (morir) y permitiendo que las menos deseables, que son especies arvenses o comúnmente denominadas malezas, prevalezcan y se expandan disminuyendo el potencial productivo de la pradera[1], [2]. Fynn, et al.[3] propusieron los siguientes cinco principios que pueden considerarse básicos para el manejo adecuado de pasturas y forrajes en la ganadería:

1 Proporcionar suficiente forraje para que los animales seleccionen una dieta de cantidad y calidad adecuada.

2 Controlar el pastoreo para que los animales coman una amplia variedad de plantas y disminuya el impacto en las que son deseables.

3 Dejar suficiente biomasa foliar en las plantas defoliadas para facilitar la intercepción e infiltración de la precipitación, y también para mantener la suficiente capacidad fotosintética que permita la recuperación rápida de la planta (este principio favorece la protección del suelo contra la erosión).

4 Permitir una recuperación adecuada después del pastoreo para mantener el vigor de la planta y la composición botánica deseada en la pradera.

5 Planificar y crear los medios para controlar la presión de pastoreo en tiempo y espacio para facilitar los cuatro principios anteriores.

Este marco comprende cuatro acciones operativas:

1 Proporcionar una recuperación adecuada de las plantas.

2 Modificar dinámicamente la distribución del ganado.

3 Regular la intensidad de pastoreo.

4 Modificar la nutrición del ganado y el comportamiento de alimentación según el tipo de animales.

Para conseguirlo es necesario aprender a combinar principios científicos y conocimiento local para manejar animales de manera adaptativa e influir en cuatro procesos del ecosistema: conversión eficiente de energía solar por las plantas; intercepción y retención de precipitación en el suelo; ciclo óptimo de nutrientes y promoción de una alta biodiversidad del ecosistema con mezclas más complejas y combinaciones de especies de plantas deseables.

El pastoreo rotacional

La rotación de potreros surge de la necesidad de mejorar las prácticas de manejo dirigidas a ofrecer calidad y cantidad de forraje, y para optimizar el manejo de los animales que está enfocado en aumentar el consumo de la energía fijada por los pastos, es decir, para hacer que los animales consuman más pasto[4].

Para implementar un sistema de pastoreo rotacional es necesario realizar las prácticas de utilización de forrajes con criterios asociados a la morfofisiología y fenología de las especies forrajeras, y teniendo en cuenta la capacidad de recuperación de estas. Se podría decir que existen ciertas leyes del pastoreo rotacional. Estas se fundamentan en los postulados del profesor André Voisin, formulados el siglo pasado, y están dirigidas a mejorar las condiciones de las pasturas e incrementar la productividad animal. Se pueden resumir de la siguiente manera:

Primera. Ley de reposo: antes de que una pradera esté lista para pastorear es necesario que haya transcurrido un intervalo suficiente entre dos pastoreos consecutivos.

Segunda. Ley de ocupación: el período total de ocupación de un potrero debe ser lo suficientemente corto para que una planta que fue cosechada por un animal, el primer día o a principios del período de ocupación, no sea cosechada de nuevo por este antes de dejar dicho potrero.

Tercera. Ley de rendimiento máximo: a los animales con requerimientos nutricionales más altos debe permitírseles cosechar la mayor cantidad de pasto y de mejor calidad.

Cuarta. Ley de rendimiento regular: si un animal va a producir cantidades similares de leche o carne, no debe quedarse más de tres días en un potrero. La producción máxima se obtendrá si permanece un solo día en este.

Estas leyes deben ajustarse a las particularidades de cada finca y aplicarse adecuadamente. Para poder implementar planes de rotación, programas de manejo integral de los recursos del suelo, pastos y forrajes es necesario seguir protocolos de observación, seguimiento y registro con el propósito de conocer los forrajes y determinar el uso adecuado de los mismos[5].

Beneficios de la rotación de potreros

El manejo del pastoreo en potreros múltiples se ha recomendado desde mediados del siglo XX como una herramienta importante para gestionar de manera adecuada los ecosistemas de pasturas, para mantener la productividad y mejorar la operación de los animales. La razón para desarrollar e implementar estrategias de manejo del pastoreo, como alternativas al pastoreo continuo, es evitar la degradación de los ecosistemas, disminuir la dependencia de insumos externos y mejorar las funciones ecológicas que aumentan la producción primaria y secundaria[4b].

El uso de varios potreros por lote de animales le permite al ganadero aumentar efectivamente el área utilizada por los animales que pastorean; además, subdividir un área de pastoreo en potreros más pequeños facilita la ubicación del ganado. Esta práctica propicia un aumento inmediato en la disponibilidad de forraje, ya que se tendrá el alimento suficiente y los animales no necesitarán caminar mucho para ir a buscarlo. El pastoreo en varios potreros puede prevenir o revertir la degradación de las pasturas causadas por el pastoreo selectivo en áreas y parches, acción que ocurre cuando los animales pastorean grandes extensiones sin división. Además, el uso de varios potreros por lote de ganado le permite al ganadero regular la duración de un período de pastoreo y, por lo tanto, la intensidad promedio de defoliación, así como el tiempo que transcurre antes de que cada potrero vuelva a ser pastoreado[2b], [6].

El impacto de las altas cargas (muchos animales) sobre las plantas que se pastorean intensivamente en varios potreros puede beneficiarlas por la combinación de tres factores: los animales incluyen más especies en su dieta, las especies preferidas experimentan menos defoliaciones repetidas y los períodos de recuperación de pastoreo se extienden.

La principal hipótesis para la implementación de rotaciones con muchos potreros es que cuando se usan pequeños (Figura 1), la disponibilidad de forraje no está limitada por la mala distribución de los animales, como ocurre en zonas mucho más extensas y con pastoreo continuo en una misma área. Es importante considerar que la mayoría de los herbívoros son animales gregarios (conviven en manadas) que evolucionaron en extensas sabanas, pero que naturalmente se desplazan (rotan) de un lugar a otro buscando mejores forrajes, agua o huyendo de grandes depredadores. Los búfalos en particular son altamente gregarios.

El grado de control que se tiene sobre el tiempo de ocupación de un área de pastoreo y el potencial de beneficios de producción de forraje y de animales, está en función del número de potreros usados para un ciclo de rotación, así como de la duración del período de pastoreo en cada potrero. Estos elementos determinan la demanda de forraje en relación con el que está disponible durante el pastoreo.

Un inconveniente del uso del pastoreo en varios potreros es que la intensidad de manejo aumenta a medida que crece el número de potreros por lote, es decir, se requiere de prácticas de manejo más intensivas (más mano de obra), de mayores niveles de compromiso, de habilidad organizativa y de conocimiento, y esto no siempre está disponible o es muy limitado en algunas zonas.

Figura 1. Lote de búfalas pastoreando una área reducida para la ocupación de un día


Fotografía: Felipe Vélez Saldarriaga y Juan Fernando Naranjo Ramírez.

La regulación de la intensidad del pastoreo es un factor importante que determina el vigor y la productividad de las plantas. La tasa máxima de crecimiento del forraje ocurre cuando las condiciones ambientales son óptimas, las plantas se encuentran en su período vegetativo (no han semillado) y tienen una biomasa foliar adecuada (muchas hojas verdes), es decir, tienen una alta capacidad fotosintética que les permite volver a crecer rápidamente después del pastoreo[7].

Cuando las condiciones ambientales lo permiten, los períodos de crecimiento son frecuentes y lo suficientemente largos como para mantener las pasturas productivas, de buena calidad y en estado vegetativo (no reproductivo), utilizando niveles moderados de defoliación con períodos de pastoreo de 1-3 días seguidos con etapas de recuperación de entre 25-45 días.

El rendimiento de los animales aumenta a medida que disminuye el período de pastoreo, sobre todo si hay una gran cantidad disponible de hojas verdes de calidad (Figura 2). Por el contrario, este rendimiento puede disminuir cuando el tiempo de descanso aumenta, más allá de lo que tome la recuperación de las plantas en pastoreo una vez que estas maduran. La ingesta de nutrientes se vuelve más sensible a la extensión del período cuando aumenta el número de potreros, ya que el forraje de mayor calidad desaparece rápidamente con un mayor número de corrales por lote de animales. Para una ingesta óptima de nutrientes, los ciclos de descanso deben ser lo suficientemente largos como para permitir la recuperación de las plantas, pero no tanto como para dejar que maduren. Los tiempos de pastoreo deben ser cortos y la defoliación debe ser moderada para lograr estos objetivos, pero los ganaderos también deben aprender a ser flexibles cuando determinan el período y la intensidad una vez que cambian las circunstancias[1b].

Figura 2. Búfala cosechando estructuras deseables de una gramínea (hojas y tallos suaves)


Fotografía: Felipe Vélez Saldarriaga y Juan Fernando Naranjo Ramírez.

Los búfalos y los vacunos son diferentes

Se sabe que los búfalos poseen capacidades adaptativas que les permiten aprovechar recursos fibrosos más toscos y groseros y, por lo tanto, representan un potencial importante cuando se trata de convertir alimentos de baja calidad en proteína animal: no es gratuito que sean considerados el oro negro en India. Esa condición es un atributo adquirido por su capacidad adaptativa y por las diferencias anatómicas y fisiológicas que guarda con respecto al ganado vacuno. Es indudable, además, que los búfalos tienen un potencial enorme por la calidad de los productos que ofrecen y por las características de los mismos, lo que los hace muy competitivos cuando se comparan con los vacunos.

Comparación entre la digestión de los búfalos y los vacunos

Existen importantes diferencias fisiológicas entre búfalos y vacunos. Por ejemplo, los movimientos del rumen, el volumen de líquido en este, las tasas de digestión y de pasaje, la eficiencia en la conversión de caroteno en vitamina A, entre otras. A continuación se presenta una versión resumida de las principales variantes que existen entre estas dos especies, aspectos soportados en investigaciones de varias partes del mundo, principalmente de India, donde se ha estudiado muy bien el tema.

Consumo voluntario de forrajes

Los resultados donde se comparan búfalos y vacunos son variables y están afectados por diferentes aspectos entre los que destacan los problemas metodológicos, el bajo número de observaciones en los experimentos, las diferencias en los planes de alimentación de los animales experimentales, el estado fisiológico y los factores ambientales, entre otros (Cuadro 1). Sin embargo, un análisis estadístico de los experimentos realizados en India señala que el consumo voluntario de materia seca (expresado como porcentaje del peso vivo) es significativamente menor (2.57 % x 3.09 %) en búfalas[8], [9], [10].

Cuadro 1. Consumo voluntario de materia seca (CMS) en búfalas y vacas en lactancia con diferentes niveles de producción


Producción de leche CMS (% P. V.) (g/ W0.75)
Vacas Búfalas Vacas Búfalas
<9 2.79 2.32 119.00 107.03
9-11 3.67 2.67 151.84 122.65
>11 3.29 2.67 143.94 125.37
Promedio 3.09 2.57 131.98 119.10

Fuente: Mendes y de Lima[11].

CMS: Consumo de materia seca; % P. V.: Porcentaje del peso vivo; g/ W0,75: gramos / kg peso metabólico.

En el Cuadro 2 se presenta el CMS de búfalas y vacas expresado como porcentaje del peso corporal, así como en g/kg de peso metabólico, y el resultado es que las búfalas tienen un CMS significativamente menor (p<0.001) en todos los niveles de producción lechera[9b]. Como media general se puede decir que las búfalas en lactancia presentan un CMS 0.5 kg/100 kg peso vivo menor que las vacas en un mismo plan alimenticio y condiciones de producción similares[8b], [9c], [10b]. En búfalos en crecimiento no se encontró un comportamiento similar. Analizando resultados de experimentos en las dos especies en India se observa que no hay diferencias significativas.

Cuadro 2. Consumo voluntario de materia seca (CMS) en vacunos y búfalos de acuerdo con el peso corporal


Peso corporal (kg) CMS (% peso)
vacas búfalas
90 2.79 2.98
115 2.96 2.78
140 2.85 2.82
165 2.65 2.52
190 2.41 2.35
210 2.30 2.34
230 2.44 2.40
260 2.23 2.26
320 2.08 2.10

Fuente: Paul y Lal[9d].

CMS: Consumo de materia seca.

Digestibilidad de los nutrientes

Se conocen investigaciones que comparan búfalos y vacunos en cuanto a índices de digestibilidad en experimentos realizados in vivo e in vitro; los resultados han sido variables y han estado muy influenciados por los planes de alimentación de los animales experimentales. Sin embargo, tienden a sugerir que los búfalos digieren mejor la fibra de los forrajes toscos y groseros. Aparentemente, una menor IMS ofrece a los animales un hábito de consumo y una tasa de pasaje menores, lo que contribuye para que se observe una leve superioridad en la degradabilidad de los alimentos en el rumen de los búfalos[10c].

Metabolitos ruminales

En general, los estudios indican que las concentraciones de ácidos grasos volátiles (acético, propiónico, butírico), nitrógeno amoniacal, nitrógeno bacteriano y electrolitos como calcio y potasio, se encuentran en mayores concentraciones en el líquido ruminal de los búfalos. Esos hallazgos parecen estar relacionados con un menor consumo y con una tasa de pasaje más lenta. Además, se ha encontrado que existe una mayor transferencia de urea del rumen a la sangre en los búfalos; lo que indica que estos tienen una mejor tasa de reciclaje de nitrógeno en el rumen y una mayor eficiencia en la utilización del nitrógeno. Se estima que la eficacia del crecimiento microbiano es 20 % mayor en los búfalos cuando se compara con los vacunos[9e].

Ecología microbiana del rumen

La mayoría de los estudios microbiológicos en el rumen muestran que el contenido de bacterias celulolíticas, proteolíticas, amilolíticas y lipolíticas es mayor en los búfalos que en los vacunos bajo condiciones idénticas de alimentación. Las especies celulolíticas Ruminicoccus flavifasciens y R. albus predominan en el rumen de los vacunos, mientras que en los búfalos predominan las Fibrobactor succinogenes y R. flavifasciens. F. succinogenes posee una actividad celulolítica superior y por eso los búfalos tienen una mayor capacidad para degradar la fibra de los forrajes cuando los niveles de proteína son bajos o limitados, ya que F. succinogenes no necesitan nitrógeno amoniacal para su crecimiento.

Asimismo, la proteólisis a nivel ruminal en los búfalos también es menor, lo que sugiere que parte de la proteína de la dieta no sufre trasformaciones allí y, por lo tanto, puede pasar al intestino para ser aprovechada. Otro elemento que parece interesante en los búfalos es que la población de bacterias metanogénicas en el rumen es 10 % menor que la observada en los vacunos, lo que indicaría que producen menos metano[8c].

Balance de nitrógeno y eficiencia en el uso de la proteína

La mayoría de los estudios indican que la retención de nitrógeno en los búfalos es mayor en niveles idénticos de energía y proteína. Esa ventaja parece deberse a la capacidad que tienen de mantener niveles altos de nitrógeno no proteico en la sangre, lo que hace que el nitrógeno no se pierda y se pueda aprovechar de una mejor forma. La eficiencia en la utilización de la energía y la proteína generalmente se expresa como eficiencia bruta (contenido de calorías o proteínas del producto/calorías o proteínas ingeridas). Los estudios que se analizaron en India comparando a las dos especies señalan que la eficiencia de los búfalos es superior a la de los vacunos debido, aparentemente, a la reducción de la digestibilidad de la proteína y de los nutrientes digeribles totales porque se reduce la utilización de los nutrientes en el rumen, pero se mejora la extensión de la degradación en todo el tracto por efectos de la menor tasa de pasaje[10d].

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