Kitabı oku: «El hacktivismo una redefinición de la acción política», sayfa 2
II.
En concreto, en lo que respecta a esta publicación, si bien conserva la estructura de la tesis defendida en lo que concierne a su orden capitular y su integralidad, el lector encontrará algunas necesarias adiciones: 1) las antes mencionadas aclaraciones a pie de página de las publicaciones ya hechas con la respectiva referencia, y 2) una bibliografía anotada a manera de actualización bibliográfica, en la que se hace referencia, bajo el formato de breve reseña, a las nuevas publicaciones sobre los temas de cada capítulo, y que un investigador deberá tener en cuenta en este momento para profundizar en ellos. El formato de bibliografía anotada le permite al lector tener en cuenta lecturas que el autor considera pertinentes para complementar su escrito y para mantener el distanciamiento con respecto a este.
El lector natural de esta publicación es, en principio, el estudiante doctoral o de maestría. En este sentido, la colección de tesis doctorales busca poner al alcance de los estudiantes de doctorado las obras concluidas y defendidas de quienes hemos cursado el Doctorado en Derecho. A esa función primera de esta colección quiero agregar una segunda función que como profesor y director de trabajos de grado encuentro esencial: la tesis doctoral no es el final, es el comienzo. Si fuera el final, sería una especie de testamento, casi una obra póstuma de quien pretende dejarle una reflexión a la humanidad, y claramente ese no es el sentido de una tesis doctoral. Una tesis doctoral es el comienzo de la madurez de una vida académica, y por ello es un documento que debe dejar puertas sin abrir, apenas insinuadas, y que demanda de quien la escribe la obligación natural de asumir la defensa y aclaración de los límites y posturas que asumió en su construcción. Una lección clara de esto es que si bien se podría profundizar siempre más en los temas de la investigación, hay un momento clave en el que es preciso detenerse y dejar para otro momento la escritura de algo distinto.
Los apartes ya publicados pretendían abrir discusiones en distintos auditorios y con otros autores de diferente enfoque sobre las reflexiones que continúo desarrollando sobre la intersección entre el activismo y el mundo digital. Uno de los apartados se publicó en una obra que desde el derecho penal analiza los retos que el mundo cibernético le plantea al derecho, y para entender esos retos era clave saber cuál es la diferencia entre un hacker y un hacktivista. En otro escrito acompañé las reflexiones que desde el derecho internacional se hacen en torno a la cooperación, y, claro, allí era importante señalar los retos que el mundo digital supone para la soberanía de los Estados y el concepto mismo de territorio. Un aparte último fue publicado como discurso en el acto de admisión a la Academia Colombiana de Jurisprudencia, y mi intención clara, tal y como lo mencione en aquella oportunidad, fue la de advertir los nuevos temas de investigación y de reflexión que se abren para la academia sobre el tema de mi tesis.
Publicar este trabajo de grado en su integridad sigue siendo útil para un estudiante de doctorado, pero –y acá apelo a la esperanza– desearía que fuera leído también por quien solo quiere entender un poco más de un tema tan maravilloso y vasto como las interacciones entre el mundo digital y el mundo real visto desde la teoría política. Al lector inadvertido y, en los términos de Aristóteles, pleno de vita contemplativa le agradezco el acto de leer este que es mi primer intento de entender estos temas para contribuir a la reflexión y, claro, a la reflexión.
III.
Hoy, después de cuatro años de haber defendido esta tesis, me reafirmo en la pertinencia del tema y en la necesidad de estudiarlo con mayor dedicación y empeño. En este tiempo he visto cómo, en pregrados, maestrías y doctorados, estudiantes dedicados y mucho más precisos que este servidor han iniciado interesantes investigaciones sobre los fenómenos sociales que se activan en lo que hoy con mayor claridad llamamos la cuarta revolución industrial. A lo largo de este tiempo los fenómenos se han incrementado en intensidad y en frecuencia, y de hecho ya se pueden analizar algunas de las consecuencias preliminares de esta nueva era de la humanidad.
He decidido, junto a mi editor, no convertir esta tesis en un libro en sentido estricto por dos razones fundamentales. La primera es que hacerlo implicaría postergar investigaciones actuales que son fruto de esta y que puntualizan en fenómenos que, producto de la mentada cuarta revolución industrial, hoy vulneran derechos fundamentales, y por supuesto es clave analizarlos y lanzar las debidas voces de alerta. La segunda razón es más profunda, y tal vez más crítica: hoy no estoy conforme con varios de los resultados que entregué en la sustentación; incluso soy crítico de varios de ellos, hasta el punto de pensar en atacarlos y negarlos uno por uno. A manera de ejemplo, se está ante el estruendoso fracaso de la Primavera Árabe y sus terribles consecuencias, que se miden en vidas humanas y conceptualmente en los declives de las democracias. Siendo así, me parece que lo más honesto es tomar distancia de este trabajo, entregarlo al lector para su lectura y reflexión, y dedicar mis esfuerzos a las diferentes perspectivas que hoy me acompañan.
Bogotá, septiembre de 2020
INTRODUCCIÓN
Sobre el Atlántico avanzaba un mínimo barométrico en dirección este, frente a un máximo estacionado sobre Rusia; de momento no mostraba tendencia a esquivarlo desplazándose hacia el norte. Las isotermas y las isóteras cumplían su deber. La temperatura del aire estaba en relación con la temperatura media anual, tanto con la del mes más caluroso como con la del mes más frío y con la oscilación mensual aperiódica. La salida y puesta del sol y de la luna, las fases de la luna, de Venus, del anillo de Saturno y muchos otros fenómenos importantes se sucedían conforme a los pronósticos de los anuarios astronómicos. El vapor de agua alcanzaba su mayor tensión y la humedad atmosférica era escasa. En pocas palabras, que describen fielmente la realidad, aunque estén algo pasadas de moda: era un hermoso día de agosto del año 1913.
MUSIL (2006)
EL HACKTIVISMO COMO PUNTO DE INFLEXIÓN DE LA POLÍTICA
La relación mano-cerebro ha sido estudiada y analizada por la mayoría de las civilizaciones de la humanidad. En Grecia, por ejemplo, a la hora de ordenar los oficios de los hombres para luego organizarlos socialmente, quienes usaban con mayor frecuencia las manos eran personas que obedecían instrucciones, y al hacerlo las ensuciaban, así como también otras partes de su cuerpo. Esta era considerada una acción innoble. Por ello dichas personas ocupaban un lugar inferior en la escala social. En cambio, quienes hacían menor uso de las manos eran aquellos que usaban más su cerebro, razón por la cual ocupaban una posición privilegiada en la sociedad. El concepto de areté presente en la lírica y la épica de la Odisea y en las tragedias de Esquilo, como también en la República de Platón y la Política de Aristóteles, a la hora de organizar los oficios de la sociedad helena es prueba de ello.
De la lectura de Aristóteles en lo referente a este punto, Hannah Arendt (2006a) toma los elementos de acción, trabajo y labor para discernir sobre estos, los cuales son imprescindibles para determinar la condición humana. El resultado de este profundo análisis de Arendt define las diferencias entre el animal laborans, el homo faber y el zoon politikón. Tales modelos de hombre no solo son distintos sino también distantes. Estas formas de vida reciben por Aristóteles una clasificación superior que las contiene: la vita activa y la vita contemplativa. Entre estas, la primera es innoble, mientras que la segunda está llena de areté.
Con base en lo anterior, en este libro se rescata la tensión entre la vita activa con labor y trabajo y la vita contemplativa con acción política. Aquí se afirma que los hacktivistas de la red, inmersos en el ocio y la contemplación propios de la vida contemplativa, en sus acciones crean una relación distinta entre la mano y el cerebro sobre la base de una conexión diferente que las potencia aún más: la relación entre lo real y lo virtual.
El estudio de las acciones de los hacktivistas como acontecimiento político y su relación post- y neo- con la “acción política” implica dos planos de acción, de investigación y de reflexión. Los planos, el real y el virtual, están hechos de distintos materiales, pero en principio el uno es espejo del otro, solo que posteriormente el segundo reclama independencia, cortando las cuerdas que lo atan al primero. Qué tantas cuerdas se cortan, cuáles subsisten o, incluso, cuáles se tensan para adaptarse a la pretendida separación son las preguntas de fondo que busco responder en este libro. Esto frente al fenómeno del hacktivismo entendido como acontecimiento. Para hacerlo, describo el punto de inflexión que los planos real y virtual intervenidos por el acontecimiento del hacktivismo generan en la pregunta por la política y sobre el destino actual de esta.
Hago uso, a manera de epígrafe, del párrafo introductorio de El hombre sin atributos de Musil (2006), que recrea de manera maravillosa la condición del hombre moderno heredero de una tradición cultural enorme, pero con la necesidad de traducirla en breves líneas en aras de la concreción. Esta circunstancia es muy cercana a la mía a la hora de analizar el fenómeno tan interesante y tan complejo de la ciberpolítica y el hacktivismo.
Con esto en mente, el tema principal del libro que aquí presento es el análisis y la comprensión del fenómeno del hacktivismo dentro de las ciberpolítica en la cibercultura. Desde varias esquinas de la ciencia política y la teoría política la pregunta recurrente es cuáles son los nuevos destinos y los nuevos rumbos de la política. En atención a esto, encontramos que los fenómenos ocurridos con ocasión de la Primavera Árabe, los indignados y los okupas desde 2007 hasta 2013, incluso hasta el presente, son el ejemplo de los aparentes nuevos espacios de lo político. En este trabajo se encuentra, por otra parte, que el acontecimiento del hacktivismo y la ciberpolítica es parte de un fenómeno que despierta un posible nuevo destino o nuevo espacio para la reflexión de lo político, lo cual da respuesta a la pregunta sobre la diferencia entre la política y lo político y sus nuevos destinos.
Ahora bien, teniendo en cuenta una perspectiva teórica, la apuesta de esta obra es la de la reflexión sobre un fenómeno político que deviene en acontecimiento político, y por ende redefine el ejercicio de la política y de la acción política concreta. De este modo, el objetivo del presente texto es analizar las acciones de los sujetos activistas para demostrar que el hacktivismo es una nueva forma de hacer política revolucionaria en los términos de Arendt2, y una verdaderamente nueva, en los términos de Buck-Morss3.
EL ACONTECIMIENTO DEL HACKTIVISMO EN LA CIBERPOLÍTICA
La recepción de neologismos en las ciencias y en la academia es lenta y, si se quiere, odiosa. Se castiga por inercia el uso de nuevos vocablos con el juicio de que eso ya existía y que un término clásico lo resume mejor. Aún más subvalorados son los prefijos, pues para muchos en la academia solo pretenden plantear problemas donde no los hay. Luce como ejemplo de lo primero el juego de palabras entre lo global, internacional, mundial, y lo local, que deviene en lo glocal; y como ejemplo de lo segundo, la trans- y la post- modernidad, sin resolver aún el caos conceptual de la modernidad.
A lo anterior, y sobre la base de la actitud frente a los neologismos, hay que agregar la permanente tensión por la verificación de la claridad de los conceptos para evitar, en palabras de Sartori (2011), “estiramientos conceptuales”, y, en palabras de Berlin (2013), errores de categorías y conceptos, preocupación esta que el propio Aristóteles advertía al definir la política y lo político.
Ahora bien: el plano teórico de este libro se ubica en la intersección de esta recepción y esta tensión. A sabiendas de la hostilidad hacia los neologismos y los prefijos, propongo el estudio del hacktivismo, que en una primera definición etimológica es un neologismo del activismo generado mediante el prefijo hack-; y frente a la tensión en cuanto a la claridad conceptual, pongo sobre la mesa el término acontecimiento redefinido por Lazzarato (2006) y Žižek (2014).
El hacktivismo frente a la recepción y el acontecimiento frente a la tensión sientan las bases de una discusión ulterior: la referida a la llamada ciberpolítica. La ciberpolítica, como neologismo surgido de un prefijo antepuesto a un concepto clásico, para los efectos de este texto –y en ello descansa mi hipótesis teórica de fondo– redefine el concepto mismo de política a través del fenómeno del acontecimiento. En otras palabras, recordando la tensión del origen del conocimiento en Nietzsche: la ciberpolítica no tiene un Erfindung sino un Ursprung, es decir, no es ni una versión mejorada de la política ni una nueva política, es una ciberpolítica en sí misma.
LA PREGUNTA POR LA POLÍTICA
En el marco de los estudios políticos, la pregunta por la política, y más puntualmente por sus nuevos rumbos y destinos, es hasta la fecha una pregunta sin respuesta o con cientos de respuestas que no convencen. Solo para contextualizar, Arendt (2004), Sartori (2005), Crick (2001) y Berlin (2013) –y en ellos reúno con un alto grado de consenso a los autores cercanos a nuestro tiempo, quienes desde distintas esquinas son referentes de estudio tanto para la ciencia política como para los estudios políticos, la filosofía política y la teoría política– plantean la necesidad de hallar los nuevos terrenos de la política ante una aparente pérdida de esta debida a una confusión conceptual entre la política y lo político (politeia y politiké).
En la construcción del estado del arte de este trabajo, a las elaboraciones de estos autores se suman las de Lévy (2007), Buck-Morss (2011), Virno (2011a), Žižek (2014), Castells (2010), Runciman (2014) y otros (con “otros” no dejo abierta la enumeración, sino que me refiero al Cibergolem por ser un colectivo). Estos autores formulan la pregunta por la política en los tiempos actuales, mediados por un comercio y una tecnología transversales al mundo. En este trabajo se pone a dialogar a tales autores y otros de la talla de Sassen y Sennett para responder a la pregunta por el destino actual de la política, y este no es otro que la red.
EL PLAN DEL TRABAJO
De la misma manera que los planos real y virtual entran en tensión en los temas estudiados en este trabajo, en el esquema seguido para la consecución de este primer resultado hay dos planos tanto en las fuentes consultadas como en los hallazgos de las acciones de los hacktivistas.
Los libros y textos de autores de ciencia política y sociología que sirven de base teórica de este documento se agrupan en tres líneas básicas de pensamiento: teoría política, comunicación política y cibercultura. En el caso particular de los textos de esta última –que, de paso sea dicho, son el grueso tanto del estado del arte como de la bibliografía general–, ha sido motivo de reflexión –y para varios autores, de costosa ironía– el hecho de ser libros en físico y no documentos electrónicos. Esta circunstancia sin duda debe cambiar. Digitalizar libros contribuye abiertamente a la ciberpolítica, y en ello trabajan cientos de hacktivistas en el mundo entero. Gracias, en este punto, a Libripedia.com, Es.slideshare.net, Holismoplanetario.com, Narino.info, Educatorstechnology.com, entre otros, ya disponibles en ios y otros programas. Con respecto a las fuentes primarias y secundarias electrónicas, cada una de ellas cumple con las disposiciones del Manifiesto hacker y la nética en lo referente a la “transformación colectiva del conocimiento” (WARK, 2014) y al digital engagement (PENTLAND, 2014). La idea de un conocimiento no solo colectivo sino de propiedad de la humanidad es en esencia, además de transgresora, hacktivista; en esto es clave el texto Who owns the Future? de Jaron Lanier.
Respecto a la metodología de investigación, he buscado guardar coherencia con el tema y los problemas propios de la cibercultura, los cuales también se explican en dos planos. El primero está dirigido a las fuentes bibliográficas, en estricto sentido la hermenéutica de texto, y a la hora de poner en discusión a los autores referentes al tema se emplea el análisis comparativo en los términos de Sartori. El segundo se centra en el análisis de las fuentes digitales y de las acciones propiamente dichas de los hacktivistas; en este punto, en principio, propongo un análisis de caso que deviene en una “especie” de etnografía, pero en este caso una etnografía virtual.
El primer capítulo está centrado en la descripción del fenómeno hacktivista y su tipología. Hago uso de una etnografía en la red para destacar las acciones con mayor contenido político y para analizarlas inicialmente como un caso. Para llegar a la escogencia de las acciones y los hacktivistas más destacados, utilicé principalmente dos vías: en los motores de búsqueda, bajo la modalidad de búsqueda especializada, con los comandos hacktivismo, hacktivista y ciberpolítica construí una matriz de análisis desde agosto de 2010 hasta julio de 2015. Producto de esta matriz, analicé 1.257 archivos de noticias, enlaces de acciones y blogs. En la matriz destaqué hacktivistas, lugares físicos, si era el caso, y hechos puntuales. Mes a mes contrastaba estas acciones con informaciones en diarios y portales de noticias, y luego con redes de hacktivistas conocidos. En esto conté con el apoyo del Observatorio para la Cibersociedad (OCS) del que honrosamente soy miembro desde 2009.
En el segundo capítulo analizo, desde la perspectiva de un análisis de caso, las evidencias de activismos destacadas en publicaciones y con la perspectiva de la etnografía virtual, en particular las de los hacktivistas convocados por medio de redes sociales a debates en línea sobre temas propuestos. Estas evidencias se hacen visibles en el formato de tres de las redes sociales más populares en la actualidad: Facebook, Twitter e Instagram. Ambas clases de evidencias las ubico en el lugar real-virtual y las contrasto con el uso de la plaza pública en relación con la pantalla.
En el tercer capítulo, nuevamente, los planos real y virtual entran en discusión, para lo cual me sirvo de Žižek, Negri, Virilio y Rheingold, con la discusión de las multitudes inteligentes en el plano de la realidad y de la virtualidad. Cierra esta parte del trabajo con una reflexión sobre el nivel revolucionario de los hacktivistas desde la perspectiva de Arendt. Mediante la hermenéutica del texto, este capítulo desarrolla la teoría.
El cuarto capítulo reúne unas reflexiones de índole política, que se enmarcan tanto en el derecho constitucional como en la teoría constitucional, lo cual conduce al análisis del producto conceptual más importante del hacktivismo: el Manifiesto hacker, documento que contrasto con el Manifiesto digital y la Ética hacker.
Finalmente, el capítulo quinto afirma la hipótesis de una nueva versión de la política que, dada su novedad, deja abierta la posibilidad de una segunda forma de análisis del fenómeno del hacktivismo, desde la perspectiva de los dispositivos de control de Deleuze (1999) y Agamben (2007).
PARRESÍA DEL AUTOR
Este trabajo es el producto de una inquietud de varios años, que de manera paralela al crecimiento de Internet y sus lenguajes propios, en este momento constituye una preocupación 2.0 a una velocidad de sus problemas en 4G, con la necesidad de operarla en velocidades 3G.
Mi trabajo de grado para la obtención del título de pregrado analizaba el fenómeno de las comunidades virtuales desde la perspectiva de Huizinga, con los conceptos de juego y homo ludens. Hoy ya no hablamos de “comunidades virtuales” porque existen las redes sociales, cosa impensada en 2002. Y es que, sin duda, la velocidad de los cambios de la tecnología es no solo una de sus virtudes sino su esencia misma.
Por desgracia, si la velocidad del fenómeno que estudio se mide en gigas de información por segundo, la mía personal es lo más parecido a la de aquella figura empolvada del monje de scriptorium que, encorvado, hace hermenéutica del texto a la luz de una lámpara incandescente. Probablemente, y en esto acudo a Negroponte en una conferencia Ted (otra cosa impensable hace solo 20 años y tristemente desconocida por muchos en la actualidad), “lo que debemos hacer con la tecnología de Internet es asumir que en 30 años para la transmisión del conocimiento no debamos usar la vista tal y como la ha usado Occidente en dos eras, sino el gusto hasta ahora inexplorado para estos menesteres” (NEGROPONTE, 2014).
El suscrito, que aún se debate entre leer un libro impreso en hojas de papel de arroz y con cubierta en cuero debidamente ubicado en una biblioteca de madera o, por el contrario, por una décima parte del costo, leer un escrito elaborado ayer mismo por un profesor investigador a millas de distancia, haciéndolo en el iPad, el cual puede guardar miles de archivos en un espacio físico equivalente al de un cuaderno de notas, se pregunta: la digitalización de contenidos impresos, que se asimila a lo que en su momento era la impresión de libros (hasta entonces copiados a mano para no perder lo originalmente escrito siglos atrás o quizá solamente narrado), ¿es una simple mejora en la transmisión y reproducción del conocimiento o en nuestro cerebro activa rincones hasta ahora en blanco? Nuestros hijos hoy ven por primera vez un cuadro con múltiples colores y sonidos, pero sin percepción de profundidad, por ahora, y esto sin duda les presenta una realidad distinta a la nuestra; por ende, ellos son distintos a nosotros y su cerebro pensará cosas que nosotros no vemos.
La ciberpolítica, hecha por hacktivistas para influir en inteligencias colectivas a través de dispositivos electrónicos que no podemos comprender por la brecha tecnológica que nos separa, es un concepto que supera la política como hasta ahora la hemos problematizado, puesto que la atraviesa por la variable del tiempo prospectivo. Si bien las implicaciones del fenómeno hacktivista demandan ser analizadas tanto desde el tiempo como desde el espacio, este trabajo se enfoca en la variable tiempo como elemento resignificante de la política.