Kitabı oku: «La promesa de la curación en la medicina tradicional y alternativa», sayfa 4

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La curación con las manos

Sobre la técnica de los masajes hay que decir que es una de las formas de intervención directa sobre el cuerpo más empleada en la oferta que hacen los médicos y terapeutas de medicina tradicional y alternativa a sus usuarios. En las terapias populares a quienes la practican se les llama sobanderos.

Para estos terapeutas de oficio, las manos son el principal instrumento de trabajo. El arte de curar con las manos implica que el terapeuta desarrolle la habilidad técnica (Sennett, 2009) de reconocer las dimensiones del cuerpo, el calor y la textura, y de localizar los puntos donde se concentra el malestar de los pacientes con el solo hecho de tocarlos. En este acto interviene otro sentido, la vista, y un órgano, el cerebro, los cuales están organizados y coordinados en lo que Sennett denomina la “red neuronal de ojocerebro-mano” (p. 190).

Agregaría que el oído también entra a jugar un papel importante en el trabajo de auscultación del cuerpo del paciente, toda vez que para estos terapeutas el cuerpo emite unas vibraciones particulares y distintas según sea el estado de bienestar o malestar que padezca. En efecto, al momento en que la mano del terapeuta entra en contacto con el cuerpo del paciente, el primero recibe información sobre los lugares donde se localizan los desajustes óseos o musculares del segundo.

El tipo de intervención que el terapeuta decida usar implica un cierto conocimiento de la anatomía corporal. A partir de este conocimiento, por lo general empírico, el terapeuta o el médico define la fuerza, la frecuencia y el calor que debe aplicar a su paciente. Esta habilidad no cuenta con un recurso diferente al de la experiencia y la experticia obtenida en el oficio cotidiano del terapeuta.

Por su parte, en el aprendizaje del curanderismo indígena, las manos deben ser curadas y rezadas para que hagan bien su trabajo. Esta curación incluye tanto plantas (el tabaco, por ejemplo) como rezos y conjuros elevados a las deidades asociadas con la filiación del curandero. En el sistema de medicina tradicional china, las yemas de los dedos de las manos cumplen la función de ejercer presión sobre los puntos neurálgicos del cuerpo, cuya técnica se conoce como digitopresión.

Según el Manual de digitopuntura de Lou (2005, p. 5),

la digitopresión puede practicarse según cuatro técnicas fundamentales: 1) Presión con las yemas de los dedos. La presión debe ser fuerte y determina un efecto sié (drenaje de los excesos) sobre la energía llamada wei. 2) Presión con la uña. También en este caso la presión debe ser fuerte, y determina un efecto sié, pero sobre la energía llamada young. 3) Presión con dos dedos a los lados del punto, pero tirando en sentido centrífugo. Por efecto sié, pero sobre la energía young. 4) Presión con dos dedos a los lados del punto, como si se quisiera sacar una astilla. Posee un efecto pou (refuerzo de la energía deficitaria).

Para el caso de la medicina ayurveda, la toma del pulso es uno de los principales métodos de diagnóstico de las enfermedades. La técnica consiste en colocar los dedos medio, índice y anular sobre lo que se conoce como ‘la zona del pulso’ ubicada en la arteria radial del antebrazo. Este método de auscultación demanda del terapeuta una preparación especial que incluye dietas y ejercicio físico, de manera que su cuerpo tenga la capacidad de percibir las vibraciones que emana el cuerpo del paciente.

Se puede constatar la existencia de todo un sistema de curación por la ‘imposición de manos’. Esta antigua práctica puede llamarse ‘medicina basada en energía’. A continuación, algunos ejemplos. El reiki, que tiene su origen en el budismo japonés. Se trata de la transferencia de la energía universal mediante la imposición de las manos. Busca generar equilibrio energético y paz en distintos niveles de la existencia.

También aparece la sanación pránica, que, como lo describe el maestro Sui: “[…] es un arte ancestral y ciencia de sanación que utiliza prana, ki o energía vital para sanar la totalidad del cuerpo físico. También involucra la manipulación del ki o de la materia bioplásmica del cuerpo del paciente. La sanación pránica también ha sido llamada qigong médico (ki kung o sanación ki), sanación psíquica, sanación vital, toque terapéutico, imposición de manos, sanación magnética, sanación por fe y sanación carismática” (Sui, 2015, p. 39).

Algunas iglesias de filiación católica o evangélica que vienen ofreciendo servicios terapéuticos incluyen el empleo de oraciones y la imposición de manos como parte de sus métodos de curación de las enfermedades.9


Figura 2. Terapia de sanación pránica

Fuente: Milagros de la sanación pránica (Sui, 2015, p. 87).

Para el caso de estos terapeutas de oficio, las manos son un recurso central que, sumado a su vista y olfato, constituyen sus herramientas de trabajo más preciadas. No está de más recordar que “la vista y el tacto son las vías de conocimiento que desde finales del siglo XV proclaman los anatomistas, siguiendo el ejemplo de Galeno, como los fundamentos de la nueva ciencia que pretenden establecer” (Mandressi, 2005, p. 308).

Terapeutas con formación médica universitaria: las terapias de las emociones

Conozco a la doctora Mónica (así la llamo habitualmente) desde hace más de diez años.10 Ella es odontóloga graduada de la Fundación Universitaria San Martín en Bogotá, con una especialidad en Odontología Bioenergética. La doctora Mónica, además de sus consultas, ejerce como docente en la San Martín, localizada en la ciudad de Bogotá.

Llegué a ella por recomendación de un médico bioenergético para un tratamiento odontológico. Su carácter amable y dedicado hace que sus consultas odontológicas sean sorprendentemente amenas. Es su costumbre que, una vez concluida la cita odontológica, dedique algo de tiempo a conversar sobre temas de salud general y a sugerir algún consejo al respecto, recomendar algún medicamento y levantar una que otra crítica a los médicos alópatas. Gracias a ella conocí el Zapper y la plata coloidal, productos que hacen parte de la propuesta terapéutica de la doctora norteamericana Hilda Clark, la cual es también promocionada por la doctora Mónica.

A continuación, algunas particularidades del paquete terapéutico empleado por la doctora Mónica.

La doctora Clark fue una fisióloga y naturópata, nacida en la antigua Unión Soviética (1928-2009). A los once años de edad, se radica con su familia en Canadá, donde realiza sus primeros estudios en fisiología y biología. Posteriormente, se traslada a Estados Unidos, donde adelantó estudios de posgrado en biofísica y fisiología celular. Fundó y dirigió hasta avanzada edad la Century Nutrition Clinic, localizada en Tijuana (México). Fue perseguida en Estados Unidos, según sus biógrafos, por sus investigaciones sobre el origen del cáncer y del sida. El trabajo de la doctora Clark es un referente médico para la doctora Mónica.

El Zapper es una pequeña caja alimentada por una batería de nueve voltios, con dos cables cuyos terminales se apoyan en nuestro cuerpo, estos terminales emiten una leve corriente alterna que circula por nuestro organismo y que tiene efectos desparasitantes.

Algo que me llamó la atención de este aparato cuando lo vi es que conocía una versión menos sofisticada y sin la parafernalia que anuncia la doctora Clark. En los bares nocturnos de zonas obreras o en zonas de tolerancia de los pueblos, se paseaban vendedores que ofrecían ‘toques eléctricos’ por un determinado valor. El vendedor llevaba consigo una pequeña caja con dos terminales metálicas unidas por cables a la caja de madera, estas eran sujetadas por el cliente, quien se sometía a los impulsos eléctricos que iban en aumento, gracias a una pequeña manivela que el vendedor hacía girar mientras contaba de diez en diez. El vendedor promocionaba los toques comentando los beneficios que estos tenían para la salud.

En cuanto a la plata coloidal, se trata de un coloide formado de pequeñas partículas de plata metálica, cargadas eléctricamente en forma de átomos y unidas a proteínas.11 Es empleado como antibiótico natural. Personalmente lo uso desde hace ya algún tiempo con buenos resultados, al menos para el tratamiento de gripas e infecciones en estado primario que no requieren la atención de un médico.

El principio de acción de la ‘terapia doctora Clark’ asevera que la causa de todas las enfermedades son los parásitos. Su protocolo de atención se compone de electricidad para matar virus, bacterias y parásitos; la desparasitación herbal; y las limpiezas de hígado, riñón e intestino. En sus propias palabras, la doctora Clark dice de su propuesta: “No importa lo larga y confusa que sea la lista de síntomas de una persona, desde fatiga crónica o infertilidad hasta problemas mentales, en todo caso tienen en su cuerpo tóxicos y/o parásitos [sic]. Nunca he encontrado que la falta de ejercicio, deficiencias vitamínicas, niveles hormonales o cualquier otro factor sea una causa primaria o un elemento determinante de la enfermedad. Así que la solución para una buena salud es obvia” (Clark, 2005, párr. 1).12

Esta referencia a la terapia de la doctora Clark tiene repercusiones en la construcción del perfil profesional de la doctora Mónica, pues Clark no solo es una fuente de inspiración terapéutica para ella, también es la referencia principal de saber sobre la cual orienta y legitima su práctica.

Efectivamente este es un saber aprendido en la academia que busca tomar una cierta distancia de dicho ámbito dirigiéndose hacia lo ‘alternativo’ a partir de una crítica a los métodos de la medicina diplomada, el empleo de técnicas poco invasivas y el uso de medicamentos naturales procesados, cuyo objetivo es la expulsión del agente patógeno del cuerpo (técnicas purgativas basadas en medicina humoral).


Figura 3. ‘Kit’ de la doctora Clark

De izquierda a derecha: batería para producir plata coloidal y Zapper antiparasitario con electrodos.

Fuente: archivo personal.

La doctora Mónica conoce de mis andanzas por la yerbatería y de mi interés en los problemas de la medicina y en las técnicas terapéuticas alternativas. Aunque ella comparte algunas de estas inquietudes, no deja de mirarme con cierta reserva, diciendo cosas como “A mí me da un poquito de miedo”, en particular cuando conversamos sobre las tomas de yajé. Después de varios intentos logré que finalmente me concediera una entrevista. Tenía la intención de conversar con ella sobre sus métodos de trabajo terapéutico.

La entrevista, de la cual se transcriben algunos apartes a continuación, inicia con una pregunta acerca del dolor, por constituirse este en el referente más visible de consulta terapéutica. A partir de allí, se procede a identificar el conjunto de temas a los cuales hace alusión en sus respuestas, buscando rastrear la racionalidad que orienta su práctica terapéutica. Igualmente, mediante algunos procedimientos discursivos recurrentes de causa-efecto, oposición, autoridad y legitimación, se puede analizar la forma en que la entrevistada busca otorgarle autoridad a su práctica médica.

La carencia espiritual como causante del dolor emocional

[1]13 Esa parte que tú dices yo la he encontrado como el común denominador de todas las patologías, que es ese dolor emocional. Esa carencia espiritual es como el detonante de todas las patologías dependiendo cómo lo viva el individuo. Es como que da una orden al cerebro y esa parte del cerebro está relacionada con un órgano y entonces, dependiendo el sentimiento que yo tenga, siente soledad y miedo [sic]. Si es de rabia, tiene predilección por una parte del cerebro, entonces, si me da ira, específicamente se me va al hígado; si me da miedo, se me puede ir al pulmón o al riñón. Entonces, uno sabe que toda esa parte emocional es la base de todos esos dolores que padece una persona.

[2] Las emociones que más nos enferman son la tristeza, el miedo y sentimientos como abandono o como la culpa [sic]. Esos sentimientos son los que siempre están en el fondo de toda enfermedad.

[3] […] daña el corazón, por excesos o por defectos, dañan [sic]. Por eso, es que hay que ser muy neutro, porque es que el problema es vivir en los extremos, demasiada euforia trae una depresión enseguida, pero, si yo voy bajando, me voy acercando más, tiene un temperamento neutro: llovió… llovió. Llegó… llegó. Se fue… se fue, a la aceptación total. Cuando yo me acerco a la aceptación total, mi biología no se vería afectada y no debería enfermarme.

Para la doctora Mónica, la carencia espiritual es causa de toda patología, es “el detonante de todas las patologías” [1]. Pero ¿qué es la carencia espiritual? La carencia espiritual tiene que ver con ‘lo emocional’, que no es lo mismo que los sentimientos [2]. Si bien la entrevistada no define claramente lo que considera ‘espiritual’, se intuye a lo largo de sus intervenciones que se trata de la relación religiosa de los individuos, de un cierto sentimiento de trascendentalidad con la divinidad que no es tangible. La espiritualidad sería entonces aquel lugar metafísico que permite cuestionar la existencia mundana, preocupada por la materialidad inmediata y llena de placeres efímeros, hechos que terminan por ser la causa de muchas enfermedades. El reclamo por la espiritualidad expresa, a su vez, el desencanto por la medicina hegemónica occidental o alopática.

La causa de las enfermedades del cuerpo es explicada por la doctora Mónica como resultado de las emociones [2], explicación bastante recurrente en la práctica terapéutica alternativa. Pero ¿cómo se demuestra esto? Solo se puede decir que este enunciado es una hipótesis de trabajo terapéutico, sin un asidero comprobatorio y que tiene más un efecto de creencia compartida que le otorga al enunciado una fuerza pragmática (en tanto al decirlo opera una performatividad en el cuerpo del paciente que, por ejemplo, le lleva a aliviar su dolor) que lo hace verdadero.

De esta manera, emociones como la rabia, la ira o la tristeza se aprecian como algo negativo, responsable de muchas enfermedades. Emociones contrarias como la alegría se aprecian de manera positiva, siempre y cuando sean dosificadas [3]. La explicación de la doctora Mónica supone que lo orgánico se comprende por esa relación causa-efecto entre lo emocional y la enfermedad. La producción de medicamentos como las esencias florales (flores de Bach)14 y de otros tratamientos bioenergéticos resultan de esta manera particular de comprender las dolencias corporales.

La integralidad del ser humano

[4] Siempre he hecho muchos cursos buscando como ciertas soluciones, porque yo he visto que la formación tradicional universitaria como que no llena todos los requisitos o no llena todas las necesidades de las personas en la universidad. Lo estudian a uno es por partes. En odontología son diez semestres. En los primeros cinco semestres, uno ve las generalidades del cuerpo y los otros cinco se dedica solamente a la parte de la boca, a veces no en la boca, sino en el diente, entonces vamos perdiendo el contexto de dónde está ese diente, estamos perdiendo al ser humano. Hay enfermedades de los dientes que repercuten a todo el cuerpo y no lo sabíamos, y hay también dolencias del cuerpo que repercuten en un diente y no lo sabíamos. Entonces uno con diez y quince años de profesional y no lo sabe.

En relación con los fundamentos de su saber terapéutico [4], la doctora Mónica eleva una crítica a su formación universitaria como médica (odontóloga), la cual, según su opinión, no solo resulta insuficiente para resolver las dolencias de los pacientes, sino que deja de lado al ‘ser humano’. Esta noción de ser humano se convierte en la piedra angular de sus reclamos, tanto a su formación como profesional de la salud como a los métodos de trabajo de la medicina alopática. Esta noción también funciona como la idea que moviliza la acción terapéutica. Si bien se podrían rastrear sus vínculos en la tradición judeocristiana, esta se amalgama con tradiciones orientales que van constituyendo no solo ideas alrededor de lo que se considera espiritual, sino también sobre la idea misma de lo humano.

¿Qué es lo que hay en lo humano que moviliza la producción de la práctica terapéutica? ¿Qué forma adquiere lo humano que permite una identificación entre terapeuta y paciente? ¿Qué es lo vinculante? Aunque de manera posterior se indaga por la filiación religiosa de la doctora, a lo cual ella responde que es católica, esto por sí solo no explica su posición al respecto. En este sentido, la condición de humanidad se convierte en un rasgo que hay que preservar en las prácticas médicas.

[5] […] lo que pasa es que en Oriente se ve la integralidad del ser, en Occidente, que somos nosotros, vemos la parte. Entonces, nuestras bases de la terapia neural, por ejemplo, que es lo que diferencia a un odontólogo bioenergético, la terapia neural recupera la información de Occidente [sic]. De Oriente sale la palabra holístico, que es ver el ser integral en los aspectos físico, emocional y espiritual. Aquí somos aislados. Entonces, cuando yo empiezo a ver que mi práctica odontológica por quince años, sentada y haciendo la misma calza [se refiere a la colocación de amalgamas en los dientes], eso se vuelve sin sentido [sic], pero cuando a mí me muestran que ese diente está relacionado con una parte energética y que viene a un órgano acompañado de un sistema, de un proceso, entonces se me amplía y eso lo tiene sobre todo la medicina tradicional china, que es la integralidad del ser. Entonces, ellos trabajan con sus meridianos, por cada meridiano pasa un diente, el meridiano recorre el cuerpo y llega hasta un diente, pasa por la cara, entonces, si yo trabajo un diente, estoy trabajando el resto del cuerpo.

Otro de los argumentos que soporta la legitimidad del saber terapéutico de la doctora Mónica tiene que ver con el “principio holístico” (Douglas, 2008, p. 40), el cual tiene su origen en Oriente [5], y cuyo fundamento responde a la integralidad del ser. Aquí el procedimiento de legitimación se construye por oposición: todo aquello de lo que se carece en Occidente está en Oriente, viene de Oriente. La doctora Mónica ratifica su posición al hacer alusión de la medicina tradicional china (acupuntura) como un saber que le permite actuar en relación con su práctica odontológica.

[6] Si yo le pregunto a la persona no solo por su diente, sino por sus otras dolencias, por su parte emocional, o mira que tengo que hacer una extracción, pero tienes que hacer una dieta o te vas a bañar después de la cirugía con estas plantas, entonces la gente tiene una información diferente y que es más amplia [sic] y más armónica con el ser humano, que no es agresiva.

Este procedimiento por oposiciones es recurrente en el discurso de la doctora Mónica y está en correspondencia con sus principios terapéuticos, según los cuales un caso de dolor “hay que solucionarlo como sea”. Con arreglo a esto, la doctora toma decisiones en relación con lo que debe aprender [4], [8]; con las técnicas que debe emplear [6], [8], [11] y con la identificación de los factores que causan la enfermedad [7], [11], [15], [12].

[7] Entonces todos reunidos alrededor de un ser humano. Yo no estoy reunida solo por estar pendiente. Estoy reunida para ver un ser humano que tiene emociones, que tiene sentimientos, que come determinadas cosas, que vive en determinadas condiciones, porque eso también es importante: con quién vive o en qué lugar está, cerca al mar, en un río, está en la montaña, está en una ciudad contaminada, está cerca de una estación eléctrica. Entonces, para ver la salud de una persona hay que comenzar a conocer todos los factores en que tiene interferencia un ser humano y, entonces, son muchos, físicos, químicos, emocionales y espirituales.

Así mismo, hay un reconocimiento de que la enfermedad se debe a condiciones multifactoriales que deben ser tenidas en cuenta para cualquier tipo de tratamiento terapéutico. De esta manera, “para ver la salud de una persona, hay que comenzar a conocer todos los factores en que tiene interferencia un ser humano y, entonces, son muchos, físicos, químicos, emocionales y espirituales” (Dra. Mónica).

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