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Kitabı oku: «Historia de Venezuela, Tomo I», sayfa 10

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CAPITULO NUEBE

En el qual se escrive çierta notiçia que vna yndia dio a Jorge Espira de que abia españoles perdidos cerca de donde estaba alojado, y como de aqui naçio la opinion de la gente perdida de Ordaz y lo del Dorado.


El cavdillo quel governador Jorge Espira enbiava a buscar comida, tomo la yndia que para guya91 le abia dado, y pretendiendo guardalla desde luego con cuydado, atole vna cabuya o soga al pescueço por prision, que es vna cosa muy vsada entre gentes de jornadas quando asi van en descubrimientos. A los yndios que las van sirviendo y les llevan sus cargas y comidas les ponen esta manera de prision, para que demas del trabajo que llevan en yr cargados y fuera de sus casas y naturalezas, vayan sujetos a vna perpetua servidumbre.

Viendose, pues, esta pobre yndia enlazada por el pescueço, començo a quexarse de la crueldad y tirania que con ella vsaban estos españoles y a dezir que a ella la abian tenido sujeta otros españoles, pero que no lo abian hecho tan seberamente con ella ni la abian puesto aquella manera de prision, antes despues de aberse servido libremente de ella el tienpo que les pareçio, le abian dexado y enbiado con todo contento a su casa. Y como el faravte o ynterprete diese notiçia desto que la yndia abia dicho, cavsoles grande admiraçion y los hizo estar perplexos, considerando que pudiese ser aquello, pues hasta entonçes nvnca por aquella via abia pasado ninguna gente de ninguna parte a descubrir, antes ellos eran los primeros descubridores de aquellas tierras.

Y con esta confusion, el Governador llamo a la yndia y le torno a rrepreguntar lo que abia dicho, la qual, por el faravte o ynterprete, rrespondio que çiertos honbres de la suerte y manera de los que alli estaban, abian subido por el rrio arriba por donde ella los queria llevar, y llegados aquel pueblo del palenque, que los españoles llamaron Salsillas, se bolvieron, y que avnque en aquella sazon la prendieron aquellos españoles, sin hazelle daño ninguno la abian sotado, por temor de los quales aquellos yndios avian fortificado en aquella forma aquel su pueblo, y que estaban diez jornadas de alli el rrio abaxo en vna tierra de muchos pueblos de yndios, donde los cristianos tenian hecho otro palenque fuerte en que se rrecogian y estaban fortificados contra las asechanzas y calunias de los yndios naturales de aquelas tierras y eran ya muy biejos, y que tenian muchos hijos ya grandes e yndias que les servian, los quales no tenian para defensa de sus personas sino solas dos espadas, y los demas vsaban las armas de la tierra, que eran arcos y flechas, y que asi mesmo no tenian caballos, que en su lengua llaman guabiares, mas que tenian perros, a quien llaman avres.

Esta rrelaçion y notiçia que esta yndia dio destos españoles mobio los animos de muchos soldados a tener voluntad de yr en demanda de aquella tierra y gente de quien les abia dado notiçia aquella barbara muger; mas al gobernador Jorge Espira no le pareçio açertado viaje dexar de seguir su descubrimiento por tierra e yr a meterse en la fortuna del agua por dicho de vna ynfiel de menos verdad que fee, y asi con buenas rrazones dio a entender a los suyos que debian de quitarse de aquel proposito, y los animos que tan balerosamente querian emplear en seguir aquella rrustica muger que por ventura pretendia metellos en donde pereçiesen, los conservasen para la notiçia que casi entre las manos llevaban, por la mucha çertidumbre que los naturales de atras les abian dado de las rriquezas de adelante.

De estos propios soldados que aqui se hallaron con Jorge Espira an querido y avn quieren afirmar que esta notiçia que con astuçia de aber libertad les dio esta yndia de aber visto y conoçer españoles en aquella tierra y estan en la parte dicha, es çierta y verdadera, y que es la gente que Don Diego de Ordax perdio viniendo al Marañon; y lo que açerca desta gente de Ordaz ay que saber yo lo tengo escrito en esta Istoria, tratando de aquella propia jornada, y los propios soldados de Ordaz que oy son bivos afirman que en el Marañon no se perdio ninguna gente de los de su conpania, sino en vnos baxos. De los que alli se perdieron en el propio batel de la nao escaparon çiertos soldados que dieron notiçia de la perdiçion y anegaçion de los demas; y como en la propia parte trate, esto de dezir que ay españoles en aquellas provinçias del Dorado o sierras del Sur, es ynbençion sembrada mañosamente, para con esta color persuadir a los governadores que consientan juntar gente para yr a buscallos; de la qual fama y dibulgaçion tubo notiçia Su Magestad en España el año de mil quinientos y çinquenta y nuebe, y embio vna çedula rreal al Avdiençia del Nuebo Rreyno de Granada para que se ynformasen de los naturales que gente españoles abia perdidos en aquellas provinçias del Sur, y avnqne diligentemente lo procuraron, no hallaron ninguna evidençia ni claridad de ello, y asi se dexo caer.

Porque es çierto que vn solo cristiano que Su Magestad entendiera que abia en aquellas partes entre yndios, es tanto el entrañable amor que a sus subditos y vasallos tenia y tiene, que sobre el libertarlo obiera puesto toda la diligençia posible. Aliende desto, como poco a dixe, el rrio Marañon esta tan desviado desta provinçia y paraje de donde voy tratando quanto atras queda declarado. Luego sigese que avnque se obiera perdido gente en el Marañon, que no podia aberse apartado tanto del, ni metidose en la tierra, por ser los descubrimientos y conquistas de aquel tienpo de tal condiçion que consumian en breve tienpo muy grandes compañias de gentes. Y esto no lo digo porque por ello pretenda deshazer la grandeza de la tierra que en aquellas del Sur ay, que llaman el Dorado, porque yo por muy çierto tengo en este caso la comun opinion y notiçia que siempre an dado los naturales, algun prinçipio de la qual vio Felipe de Utre el año de quarenta y siete, quando salio herido y casi huyendo y admirado y espantado de aquel prinçipio que vio el y los que con el yvan, que los naturales vezinos de aquella tierra y amigos suyos le vendieron por muy pequeña cosa en conparaçion de lo que adelante abia, como en su lugar mas largo lo dire, tratando de su jornada, y lo mesmo confirmo despues Don Pedro de Silba, que yendo con vnos pocos compañeros enfermos y mal adereçados, vio vn prinçipio de poblazones y gentes tan rricas y tantas que le fue neçesario sin dalles ninguna pesadumbre, bolverse por do abia entrado, de lo qual tanbien en su lugar dire como paso.

Y pues tantos testigos ay y de tanto credito, por muy çierto se puede tener la feliçidad de aquella tierra; y porque sobre todo lo dicho tocante al Dorado y a la gente de Ordas, se trata mas largo en la parte rreferida, podre çesar aqui la platica, y avn rrogar a estos señores governadores y sus soldados que se entretengan vn poco buscando que comer en estos arcabucos, en tanto que rrecorremos la salida del tiniente Fedreman del Cabo de la Vela em prosecucion de su jornada, y declaramos algo del suçeso della.

Solo me rresta aqui dezir que los soldados y capitanes de Jorge Espira se conformaron con la voluntad de su governador, y siguiendola no curaron de tratar mas en lo que la yndia dezia, con proposito de seguir su descubrimiento, como lo llevaban començado por la halda de la cordillera del Rreyno.

CAPITULO DIEZ

Como Fedreman partio del Cabo de la Bela y se metio la tierra adentro, donde torno a encontrar con el capitan Rribera y lo prendio a el y a sus soldados, y dio la vuelta a la laguna de Maracaybo por diferente camino.


En tanto que los trabaxos preferidos padeçia el governador Jorge Espira y sus soldados, al teniente Fedreman no le subçedian sus cosas tan prosperamente que no partiçipase de las mesmas calamidades e ynfortunios92; porque despues de aber estado algunos dias en el Cabo de la Bela, fueron rresolutos el y sus capitanes y gente que siguiesen las pisadas y camino que Miçer Ambrosio abia llevado, porque en su compañia abia algunos soldados de los que escaparon de aquella jornada, que le certificaban que si llegaba al paraje donde Micer Ambrosio llego y de alli proseguia adelante con su descubrimiento, que podia dar en alguna tierra prospera y feliçe, por abelles pareçido en alguna manera buena dispusiçion de tierra la de adelante hacia el Norte; avnque a otros que con Miçer Ambrosio yvan les pareçio lo contrario, por la poca voluntad que de pasar adelante tenian, afligidos de los grandes trabaxos y neçesidades que abian pasado.

Y con esta determinaçion se partio Fedreman con toda su gente del Cabo de la Vela, tomando la derrota y via del valle de Vpar, para de allí ponerse en el camino que tenia pensado; y avnque en este viaje no fueron perseguidos de naturales, fueronlo de enfermedades que començaron a dar a los soldados en apartandose de la costa y frescura de la mar, porque luego se metieron en vnas tierras y valles muy calidos y que careçian de todo rrefresco y avn de comidas y de aguas, que era lo que mas atormentaba la gente, porque como eran rreçien venidos de España y no hechos a semejantes trabaxos, hanbres y sedes93, facilmente eran consumidos y muertos; y asi el tiniente yva cada dia perdiendo gente por el camino sin podellos rremediar. Apartabanse algunos soldados a quien la sed mas aquexaba a buscar agua, y engolfados la tierra adentro, que por alli en algunas partes era muy llana, facilmente desatinaban y perdian el tino, sin jamas poder açertar con el camino por do abian entrado, y asi como locos se andaban de vna parte á otra, hasta que vençidos de flaqueza y faltos de fuerça no se podian menear a vna parte ni a otra, y alli donde esta triste boz les tomaba, alli se quedaban mirlados y muertos; y de esta suerte le falto mucha gente a Fedreman, sin poder el poner ningun rremedio en ello, porque si se detenia a buscar los soldados que desta suerte se le perdian era poner en condiçion de perder de todo punto su canpo, pues mientras mas se detuviese por estas tierras calientes y secas, mas abia de cargar la sed y enfermedades en su gente, y ansi, avnque cada dia le daban nuevas que se le quedaba la gente perdida, pasaba de largo y disimulaba con ello, porque, como he dicho, no podia ni le convenia hacer otra cosa, so pena de perdello todo.

El capitan Rribera, que con sus cinquenta conpañeros se abia apartado en el Cabo de la Bela de Fedreman para se yr a Santa Marta, de do abia salido, prosiguiendo su viaje, le fue estorvado el pasaje por los yndios de Chimila, pueblo çercano a la marina y a Santa Marta, porque hiriendoles çiertos soldados en vna guaçabara que con ellos tuvieron, les fue forçoso rretirarse de noche y bolver atras, por lo qual determino el capitan Rribera de verse otra vez con Fedreman a fin de rrogalle que si tenia algun nabio en la costa se lo vendiese para yr a Santa Marta. Algunos soldados de los de Rribera quisieron estorvar estas vistas, diziendo que si con Fedreman se tornaban a ber, que podria ser constreñilles a que fuesen con el; mas Rribera como era hombre cabeçudo, rrepudio el consejo que le daban, diziendo que no seria parte Fedreman para estorvalle de hazer lo que quisiese, y con esta determinaçion llego a encontrarse con Fedreman a tiempo que le abian ya faltado parte de sus soldados y estaba con neçesidad de acreçentar su gente, y viendose los dos Capitanes, façilmente se conçertaron, porque Fedreman, ofreciendose de hacer todo plazer al capitan Rribera si de su voluntad le siguiese con sus soldados, le persuadio por muchas vias y con muchos buenos cunplimientos a ello, y viendo Rribera que si lo que Fedreman le rrogaba no lo hacia de voluntad, lo abia de venir a hacer con biolencia y por fuerça, acordo conplazer al tiniente Fedreman y condeçender con su rruego, y asi le dio la palabra de no hazer mas de lo que quisiese. Esto determinado, algunos soldados de los de Rribera, no pareçiendoles bien tanta tardança como Rribera hazia en estarse alli con el tiniente Fedreman, porque se deseaban bolverse a Santa Marta, fueronse a Fedreman a preguntalle lo que estaba hecho y si los abia de dexar yr a Santa Marta, el qual los remitio a su capitan Rribera, para que les diese la respuesta dello, donde luego supieron lo que estaba determinado y conçertado entre los dos capitanes, y para mas congratularse Rribera con Fedreman y escusallo de culpa, hizo çierto escrito o petiçion diziendo que el de su voluntad se metia debaxo de su vandera por estar en parte donde podia ser desbaratado y maltratado de los naturales.

Algunos soldados de los que Rribera abia traydo, quisieron yntentar nobedades, y començaron a mover los animos de muchas personas, para que dexando la conpañia de Fedreman, se fuesen a Santa Marta; mas siendo descubiertos de sus desinos y tratos, fueron frustados dellos, y algunos castigados exemplarmente, porque el Alcalde mayor, Antonio de Chabes, por consejo y mandado del teniente y capitan de dreman94, ahorco dos soldados de los de Santa Marta, que pareçian tener los animos mas levantados y cavsar mas bulliçio en el canpo, y con todo este castigo y la bigilançia que los capitanes de Fedreman ponian en guardar y mirar que no se les fuesen los soldados que abian venido con el capitan Rribera, se les fueron vna noche seys soldados, y echandolos menos otro dia el capitan Fedreman95 los enbio a buscar haziendo gracia y merced de los caballos y rropas y presas y armas, y de todo lo demas que los fugitivos llevaban a los que yvan en su alcançe y seguimiento, para que con mas voluntad los siguiesen; y despues de aber caminado en su demanda algunos dias, se bolvieron sin hazer ningun efeto, porque en el camino perdieron el rrastro y no atinando la derrota que podian llevar fueron burlados por las astuçias y buen ingenio de los fugitivos, los quales, entendiendo que abia de salir gente en su alcançe, llegaron al rrio llano y haziendo señal o rrastro de que abian pasado adelante, se bolvieron al propio rrio y caminando por el agua del muy gran rrato, se enboscaron y escondieron de suerte que, como he dicho, no pudieron ser hallados de los que los buscaban, los quales se bolbieron sin la presa a donde Fedreman estava, y los soldados de Santa Marta prosiguieron su viaje, y pasando por muchas poblazones de naturales y gentes muy belicosas, llegaron a Santa Marta, donde hallaron al Adelantado de Canaria Don Pero Fernandez de Lugo, que abia rrezien llegado de España, el qual, sabido lo que Fedreman abia hecho, le escrivio muy comedidamente que se hiziesen buena vezindad y que le desocupase lo que de su governacion le tenia ocupado.

Estas cartas, por mano de los naturales, de vnos en otros, fueron a poder de Fedreman, el qual, sabida la pujanza de gente quel Adelantado abia traydo despaña, camino luego con su canpo derecho al valle de Upar, como yva, para segun se a dicho, seguir la derrota de Miçer Ambrosio y entrar en el Rreyno. Mas como la joya y suerte del Nuebo Rreyno no estaba guardada para estos gobernadores de Venençuela, que eran muy amigos de derramar sangre humana y de oprimir los probezillos, en llegando Fedreman al vallo de Upar mudo consejo con la ambiçion y deseo que tenia de ser governador de Venençuela: porque pareçe ser que quando salio de España los Bezares le dieron toda buena esperança de que tras del le embiarian provisiones para que en el quedase el govierno de la tierra, y con este deseo ymagino que ya estas provisiones quel esperaba estarian en Coro, y asi, dexando el camino y derrota que llevaba, en la qual no ynteresaba mas de ganar por la mano al licençiado Ximenez y entrar mucho tiempo antes en el Nuebo Rreyno de Granada, dio la buelta sobre la mano izquierda, acostandose a la laguna de Maracaybo, para bolver a la rrancheria y puerto por do su gente abia pasado. Dividio su gente por diversas partes para que mejor se pudiesen sustentar, y con todo eso era tan mal poblada por alli la tierra como la de antes por do abia pasado, y asi no menos hambres y neçesidades padeçieron en esta torna buelta que en lo que atras quedava andado, con muertes de muchos españoles.

En esta jornada se aparto vn capitan llamado Pedro de Linpias(A), a quien cupo por suerte yr con çierta gente por la cordillera y serrania que caen sobre la propria laguna, donde tomo cantidad de oro fundido y alguno en polvo, de do quedo la noticia y fama que agora dizen de los braços de herina, que es esto: y avnque despues lo an salido a buscar algunos capitanes, nvnca an topado con ello. Es tierra de pocos naturales, pero de muy rricas minas de oro debaxo de tierra. Y con la horden dicha camino el canpo de Fedreman derecho a la laguna, donde llego, con harto trabaxo y perdida de los suyos, al propio paso y lugar de do antes abia partido Chabes con toda la gente, que era la rrancheria y alojamiento do estuvo Miçer Ambrosio. Llegados alli hallaron mal adereço para poder pasar la laguna, porque los bergantines y canoas todo lo quemaron quando pasaron: solo les quedo para rremedio desta pasada, sacar de la laguna las obras muertas del nabio que antes alli abian tenido para su conquista y pasaje, que abiendole pegado fuego se habia quemado todo lo que cay fuera del agua; y aderesçandolo lo mejor que pudieron, pasaron todos de la otra parte de la laguna de Maracaybo, donde se alojo el campo, en tanto que Fedreman, juntamente con su yda a Coro, determinaba su viaje y la derrota que abia de tomar.

NOTAS AL CAPÍTULO X

(A) Pedro de Limpias y Sarmiento, que habia llegado con Ampiés á Venezuela, y se distingió en las jornadas de Alfinger y Federmán, era un hidalgo, natural de Burgos, según Castellanos, y montañés, según el Padre Simón.

Tenía gran facilidad para aprender las lenguas de los indígenas, y esto hizo doblemente valiosos sus servicios.

Como más adelante se dirá, acompañó á Huten en su expedición, pero indispuesto con su jefe deslució su historia, haciéndose merecedor de grave castigo, que no sufrió. Sirvió después á las órdenes de Carvajal, y tomó parte en la jornada de Alonso Pérez de Tolosa.

Fué uno de los fundadores de Tocuyo, en el que se estableció.

CAPITULO ONZE

En el qual se escribe vna guaçabara que los yndios dieron á los españoles, y el subceso de ella, y como pasando adelante y pasando por muchas poblazones y rrios cavdalosos, llegaron al rrio de Papamene.


Abiendo ya asosegado Jorge Espira a su gente del alboroto que entre ellos se abia levantado sobre yr en descubrimiento de las tierras y españoles que por notiçia les abia dado aquella yndia de quien atras queda largamente dicho, y estando casi de camino para pasar adelante, fueron juntos y conbocados esos pocos naturales que por aquella comarca abia, para acometer a los españoles y hazer en ellos el daño que pudiesen; y poniendo en efeto su determinaçion, vinieron de mano armada vn día muy de mañana, ya que quería amaneçer, que es la ora en que mas comunmente los yndios suelen dar en los españoles, y llegando a donde las velas o çentinelas estavan casi dormidas, arronjaron vna lança y dieron a vno de los que velaban en la rrodela que se la pasaron y juntamente con ella el cuerpo del que la tenia, que dende a poco murio dello, y con esto fueron sentidos los yndios por los demas españoles, los quales luego tomaron las armas para rresistir a sus contrarios; y los adereços de guerra que trayan estos naturales eran muy creçidas lanças de palma y rrodelas de anta y mucha cantidad de flecheria con rreçios arcos y grandes hondas de las quales vsaban con mucha destreza; eran muy çiertos en el golpe; trayan asi mesmo muy grandes ollas y gruesas cabuyas o sogas para atar a los españoles y guisarlos y comellos y celebrar vna muy buena comida, para el qual efecto trayan alli consigo a sus mugeres con los adereços de coçinar.

Ya que abia entrado el dia començose a trabar la guaçabara o pelea entre los vnos y los otros tan rreçiamente que casi estuvo por algun espaçio dudosa la vitoria; porque demas de que los yndios eran briosos y muchos, vsaban bien de todas sus armas, danificaban a los nuestros en gran manera con las piedras que les arrojaban con las hondas, que al caballo que vna vez açertaban con una piedra de las que tiraban nvnca mas lo podian hazer arrancar contra los yndios; y como en estas guerras la prinçipal fuerça sean los caballos, y los mas rrehusaban los encuentros con el terror96 de las piedras, daban mayor esperanza a los enemigos de conseguir la victoria, y era tanta la fuerça e ynpetu con que estos barbaros arrojaban vna piedra, que con ella quebraban vna rrodela hecha de macanas o de dvelas, que es bien rrezia y fuerte.

Viendo los nuestros el vigor y rresistençia de los contrarios, y quan en abentura estaba la vitoria desta guaçabara, enbio el governador Jorge Espira çincuenta soldados de a pie y quinze de a caballo que rodeando çierto trecho por detrás de vn monte o arcabuco pequeño que al vn lado se hazia, fuesen y diesen en las espaldas a los contrarios, con que los ahuyentasen, lo qual con la brevedad que el caso lo rrequeria fue hecho, y dando por las espaldas ynopinadamente de los enemigos, fueron heridos y muertos muchos de ellos, y como por ambas partes fuesen guerreados, dexando las armas, se dieron a huyr con mucha soltura, y asi obieron la bictoria los nuestros, avnque con algun daño que se recibio de heridas que dieron a particulares soldados y a muchos yndios del serviçio de los españoles, que tanbien salieron a la pelea.

Rrecogiose la gente, y porque los que salieron heridos fuesen curados y no puestos en el trabaxo del camino tan presto97, holgaron en este alojamiento otros quinze dias mas, al cabo de los quales prosiguio el Governador su descubrimiento por la halda de la sierra y fue a dar a vn pueblo que llamo el pueblo de Nuestra Señora, por respeto de que en el holgaron y estuvieron el dia de Nuestra Señora de Agosto, y este dia les hizo el Governador vn conbite a todos los soldados en rregozijo de las buenas nuebas que los yndios de aquel pueblo les daban de la prosperidad de tierra y naturales y rriquezas que adelante dezian que abian a fin de echar a los españoles de su tierra. Y aqui, asi mesmo, hizo esta gente çierta promesa a Nuestra Señora porque les encaminase aquello que deseaban.

Este pueblo de Nuestra Señora, cerca de donde al presente esta poblado vn pueblo despañoles dicho San Juan de los Llanos, que por via del Nuebo Rreyno poblo el capitan Avellaneda, es por donde despues vino a entrar el tiniente Fedreman en el Nuebo Rreyno, como adelante diremos en esta misma Istoria. Hallaron en este pueblo de Nuestra Señora vn buhio o casa de admirable grandeza; tenia de largo dozientos pasos y cada frente dos puertas grandes, y segun despues se supo, era este buhio tenplo de aquellos barbaros, donde hazian sus sacrificios al sol, a quien tenían por Dios, y en el tenían muchas donzellas recogidas, que eran ofreçidas como en sacrificio de sus padres, con las quales estava vn yndio viejo, que era como el sacerdote para aquellos ofrecimientos, el qual tenia cargo de predicar aquellas mugeres lo que conforme a sus preçetos abian de guardar. Tenian en este buhio cantidad de todo genero de mantenimientos para el sustento de aquellas ençerradas donzellas.

Pasadas las fiestas y rregoçijos; que no debieron ser pocos los que se hizieron con las buenas nuebas de la tierra de adelante, prosiguieron su viaje, y al salir del pueblo de Nuestra Señora, ya que yvan marchando, salieron á dar en los españoles cantidad de yndios de aquella provinçia, los quales se abian juntado para dar en el alojamiento de los españoles y alli danificarlos todo lo que pudiesen, porque les pareçia mal la mucha tardança y entretenimiento que en su tierra hazian, y tan mal libraron en este acometimiento del camino como libraran si en el alojamiento acometieran; porque luego la gente que allí yva de a caballo dio en ellos, y alançeando muchos de los que en la delantera yvan fueron façilmente rrebatidos y desbaratados, de suerte que no tornaron a dar mas desasosiego al canpo que caminaba.

Aquel dia propio fueron los nuestros a alojarse a vn lugar o pueblo que estaria dos leguas del de Nuestra Señora, cuyos moradores abian sido llamados y llevados para la guaçabara o pelea que con los españoles tubieron; y como otro dia acudiesen a sus casas y alrrededor de ellas encontrasen los caballos que andaban sueltos paçiendo, eran tan opresos del temor que en la guaçabara del dia antes abian cobrado, que sin osar ni poder bolber atras ni pasar adelante, se dexaban caer en el suelo y metiendo las cabeças y rrostros entre la paja dexaban los cuerpos descubiertos, como suele hazer la perdiz quando es perseguida del caçador. Deste pueblo paso nuestra gente adelante en su descubrimiento, y llegaron a vn rrio llamado Oriare o Oguape, rribera del qual avia algunos naturales poblados, de lengua guati. Alojose el Governador en la rribera deste rrio por yr algo creçido. Los naturales que de la otra parte estaban contrataban con los nuestros, avnque no con mucha seguridad, porque pasaban el rrio en canoas con algunas comidas, y quando llegaban çerca de tierra dezian a los españoles que pusiesen el rrescate a la lengua del agua y que se arredrasen afuera, y con esto llegaban los yndios y tomando el rrescate que les daban, dexaban98 alli las comidas que trayan, y se bolvian sin querer mostrar su conversaçion; y pareçeme que lo hazian astutamente, pues si cayan en poder de aquella gente que venian hechos a tomar todo lo que abian menester graçiosamente, se abia de hazer lo mismo con ellos, y avn si pasaban sin derramamiento de sangre, seria muy gran merced que se les hazia.

Estos yndios, pensando asonbrar a los nuestros, hazian en sus pueblos, que estaban a la rribera de aquel rrio Ariare, muy grandes candelas o fuegos toda la noche; y vna de las noches que alli estuvieron los nuestros, de rrepente, alzaron los yndios muy gran grita y bozeria que cavso alguna admiraçion entre los españoles, y procurando ynquirir y saber que fuese la cavsa de aquel alboroto y grita, era que en aquella sazon abia hecho eclise la luna, y conforme a las suprestiçiones questos yndios vsan, tubieronlo por mal pronostico y señal, como que por aquel eclibse les abia de sobrevenir hambre o mortandad, y para rremedio destos males o en venganza del pronostico y señal que la luna les abia dado, se ayraban y enojaban contra ella arrojandole muchos tizones, y palos y piedras y otras cosas que a las manos abian. Con el mismo ynpetu los prinçipales y señores, siguiendo la misma furia y suprestiçion de sus subditos, tomaban las macanas, que son sus armas, y davan muy grandes golpes en los arboles que topaban, en señal de vengança contra la luna, y bolviendose a los yndios sus vasallos, los consolaban diziendo que no temiesen las calamidades que rrepresentaban los prodigios de la luna, que ellos lo rremediarian todo con grandes sementeras que harian para su sustento y mantenimiento, y con esto se aplacaron.

Los nuestros, buscando vado, pasaron el rrio muy apartados de la poblazon dicha, y prosiguiendo su descubrimiento por la halda de la cordillera que a mano derecha llevaban, fueron a dar a vna provinçia que tiene vn rrio llamado Guavyare, y por la lengua de los naturales Camicamares, cuyos naturales salieron al encuentro al Governador Jorge Espira y a los suyos, por los quales99 fueron façilmente desbaratados y ahuyentados; y no deteniendose en esta provinçia prosiguieron adelante y llegaron a vn pueblo de çierta gente llamados guayupes, cuyos moradores esperaban a los nuestros en sus propias casas con las armas en las manos; y para rrepresentar con mas feroçidad la brabeza de sus personas, que eran muy creçidas, estaban todos vntados con el çumo de çiertas mançanas que en comun llaman xaguas, con lo qual eran bueltos muy negros. Estas xaguas es cosa muy vsada en las Indias, casi tanto como la bixa, betun colorado de que tanbien, como en muchas partes desta Istoria e tratado, vsan los yndios e yndias mucho.

Estaban estos barbaros desnudos, en cueros, para mejor vsar de la ligereza de sus personas, y con esto se abian enborrachado con aquel brebaje de que vsan todos los yndios en general, que es o de mayz o de aquella rrayz llamada yuca; porque tenian estos yndios, y sin ellos otros muchos, que saliendo borrachos a la guerra o pelea, llevan consigo mas vigor y fuerza y coraje. Mas todas estas ynvençiones no les aprovecharon cosa alguna, porque avnque en el primer acometimiento que nuestros peones les hizieron se defendieron muy bien, luego que llegaron los de a caballo fueron con façilidad rronpidos y desbaratados y puestos en huyda. Los nuestros saquearon el pueblo, y alojaronse alli aquel dia, y el siguiente se partieron para adelante, y en pocos dias llegaron a vn rrio cavdaloso, llamado Papamene, que en lengua de aquellos naturales quiere dezir rrio de plata, rribera del qual se alojaron para dar horden en su pasaje y en buscar vado para ello y aber algunos yndios naturales de por alli que los guiasen adelante.

91.Léase guia.
92.El original dice ynfortinios.
93.En la edición de Caracas: hambre y sed.
94.En vez de de dreman, que está escrito en el original, debe leerse Fedreman.
95.En la edición de Caracas: el capitán Rivera.
96.En la edición de Caracas: temor. Para el sentido del párrafo es igual; pero el original dice terror.
97.En la edición de Caracas, la coma está después de la palabra camino y falta después de presto. Con ello se altera el sentido.
98.En la edición de Caracas: dejaron.
99.En la edición de Caracas, en vez de quales se escribe que les. Esto hace que no pueda entenderse el párrafo.
Yaş sınırı:
12+
Litres'teki yayın tarihi:
25 haziran 2017
Hacim:
690 s. 1 illüstrasyon
Telif hakkı:
Public Domain
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