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Kitabı oku: «Historia de Venezuela, Tomo I», sayfa 11

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CAPITULO DOZE

Como teniendo Jorge Espira paz con los yndios del Papamene paso el rrio, y atrabesando la tierra deste nombre, fue a dar, con guias que de alli tomo, a los Choques, de donde embio vn cavdillo con gente a descubrir lo que adelante abia.


Alojado Jorge Espira rriberas del rrio Papamene, luego los naturales de aquella provinçia, admirados de ver aquella nueba manera de gentes, barbadas y bestidas y en toda manera de bivir muy diferentes de ellos, començaron a çercar rrecatadamente a los nuestros, para mejor vellos y rreconoçellos, lo qual visto por el governador, començo a llamallos por señales que les hazia y por algunos ynterpretes que traya, que avnque torpemente entendian en alguna manera aquella lengua. Los yndios, entendiendo por las señas que veyan que los nuestros querian su amistad y trato, tomaron la comunicaçion que les pareçio mas segura y de que menos se podian aprovechar los españoles para rresistirles, y metiendose gran cantidad de ellos en canoas, se vinieron por el rrio açercando a donde estaban alojados los españoles, los quales no dexaban destar muy rrecatados y sobre el aviso, viendo que los yndios abian vsado de aquella destreza y que para venillos a ber se abian juntado mas de treçientas canoas.

Començaronse a tratar los vnos con los otros por via de rrescate y mercado, porque los yndios trayan cantidad de pescado asado en barbacoa y otros generos de comidas de que ellos vsan, y a trueque dello pedian de lo que los españoles trayan100, y lo que mas les agradaba eran cascabeles, por los quales daban mas que por otro ningun genero de rrescate de los que los españoles trayan; y con este genero de contrato vinieron los yndios a perder el temor y a darse mas a conversaçion con los nuestros, de suerte que vinieron a saltar en tierra y a entrar muy sin temor en el alojamiento de los españoles. Viendo esto el Governador, procuro ynformarse destos yndios de la noticia que adelante avia o tenian de gentes y oro, los quales como si estuvieran en los coraçones de los nuestros, asi les pintaban por palabras lo que yvan a buscar, diziendoles que en tiempos pasados sus mayores abian ydo a guerrear con çiertas gentes que adelante de ellos estaban, de donde abian traydo gran cantidad de oro y plata; y como era cosa que los españoles y su Gobernador mucho deseaban aber, no pusieron ninguna duda en ello, mas tomando de aquellos propios yndios quatro o çinco para guias y lunbre101 de aquella tierra, levantando sus tiendas pasaron el rrio de Papamene, y caminando por donde los yndios les llevaban, fueron a dar a vnas provinçias llamadas los Choques, tierra bien poblada avnque arcabucosa y muy doblada y los naturales de ella muy belicosos e yndomitos y de muy mala disistion102 y condiçion y gente muy diestra y animosa en el gerrear, y asi vsan de lanças muy largas de palma, a las puntas de las quales tienen puesto vn pedaço de vna canilla de vn yndio, muy delgada y afilada, y enxerida alli con hilo, con que hieren rreziamente a sus contrarios. Vsan para su defensa de rrodelas de palo, muy rrezias y muy ligeras, y en la manija de la rrodela traen sienpre puesto vn pedaço de çierto genero caña que en esta tierra y en otras muchas ay, y tan agudo como qualquiera nabaja, avnque no tan rrezio ni tan turable, para en hiriendo el yndio degollallo y cortalle la cabeça. Es gente que come carne humana toda ella en general, hasta las mugeres, por lo qual se mueven grandes gerras entre si vnos con otros, y por comerse no tienen ley el padre con el hijo y el marido con la muger. Estan muy juntos los pueblos vnos con otros, pero fortaleçidos con palenques de gruesos maderos por lo poco que entre ellos tura la amistad. Al tiempo de yr a hazer sus sementeras llevan consigo sus armas, y con la vna mano caban y en la otra tienen la lança y la rrodela, porque como todos andan enemistados por sus continuas gerras en ninguna parte tienen seguridad. Es tierra de muchas aguas y rrios y muy humida y manantiales, y por esto mal sana para españoles(A).

Entrando Jorge Espira en esta provinçia de los Choques se alojo en la parte mas comoda y descubierta que le pareçio, donde dende a poco tiempo llegaron vnas yndias naturales de aquela provinçia, que trayan en las manos çiertas vasijas de agua con vna manera de ysopos hechos de cabuya, ques como cañamo, los quales mojandolos en el agua començaron a asperjar a los cristianos, y descurriendo por todos con su manera de salutaçion, luego les comencaron a labar los pies a algunos y beverse el agua con que los lababan y comerse qualquier cosa que podian aber de las vñas de los pies o carnosidad y otras inmundiçias que alli se suelen criar o pelos que de la barba se les cayan, suprestiçion o çerimonia bien sucia a mi parecer, y hecho esto, estas barbaras comencaron a hablar muchas cosas en su lengua, de las quales los nuestros no pudieron entender ningunas por falta de ynterpretes, porque los que del Papamene avian sacado, en el camino se les abian huydo por negligençia de las guardas que los trayan a cargo; y con esto se bolvieron a yr las yndias por el camino por do avian venido y nunca mas bolvieron.

Los yndios desta provinçia, avnque entre si estavan discordes en esta sazon, se confederaron para dar en los españoles, y tomando todos de conformidad las armas, rrebolvieron con ellas sobre los nuestros, teniendo por muy çierta la vitoria por la gran confianza que de si tenian en casos de guerra. Mas en todo se hallaron burlados de sus desinos, porque al acometer a los nuestros fueron dellos rebatidos, y luego acudieron los de a caballo, y dando en ellos hirieron a muchos, y fueron desbaratados y ahuyentados en breve espaçio de tiempo, y con no salilles este acometimiento con la prosperidad que pensaron, nunca dexavan de acometer a los nuestros y venir cada dia sobre el alojamiento a dar gritos y desasosiegos y a hazer daño en los yndios del serviçio de los españoles, porque poniendose los propios yndios choques en enboscada çerca de donde estavan rrancheados los españoles, les tomaban algunas pieças que salian del alojamiento a buscar agua, o leña y otras cosas necesarias.

El Governador, queriendo saber que tierra era aquella y las poblazones della, mando a vn su maese de canpo, llamado Estevan Martin, que con çinquenta peones y quinze de a caballo saliese a bisitar y ver aquella tierra y rreconoçer lo que en ella abia; y salido este capitan con la gente que se le dio, nvnca se pudo apartar mucho del alojamiento, a cavsa de los muchos manglares y otros estorvos que abia, por donde no podian ni pudieron jamas pasar los caballos, que se les sumian casi todos por entre las muchas rrayzes de arboles que sobre la haz de la tierra abia, que son los llamados manglares y pantanos o tremadales, de suerte que de toda ymposibilidad no podian llevar caballos, y asi se bolvio Estevan Martin con la conpañia a donde el Governador estaba, y le dio cuenta y rrazon del ympedimento que abia tenido para no pasar adelante a hazer lo que le abia mandado; el qual torno a mandar al propio capitan Estevan Martin que dexando los caballos fuese con çinquenta compañeros y viese aquella tierra y lo que en ella abia.

El Estevan Martin era honbre vaquiano en las Indias, que es lo mesmo que ysleño y de espiriença suficiente, y vno de los que escaparon de la jornada de Miçer Ambrosio, el qual, como atentadamente abia considerado la dispusiçion de aquella tierra y la desverguença y atrevimiento de los naturales della, pesole de que el Governador tornase a mandar que fuese con gente de a pie y sin caballos a vella, y tubo empacho de decirle al Governador que no queria yr o que no convenia aquella yda, porque no dixesen que lo hazia de flaqueza o temor. Solamente le dixo: vuestra señoria, obstinado en su primer acuerdo, me manda yr entre gente tan belicosa y gerrera como esta es y de sierra y montaña, y que comen carne humana, y a pie y sin caballos; plega a Dios que bolvamos aca alguno de los que alla vamos, porque yo por mi cuenta hallo que esta gente es mas belicosa que otra alguna de quantas he visto ni andado, y que abremos bien menester las manos. El Gobernador, pasando por lo que su maese de canpo Estevan Martin abia dicho, torno a mandar que saliesen los que estavan apercebidos, y que si no querian ber lo que en aquella tierra abia, que apartandose de la poblazon de la provinçia de los Choques donde estavan, pasasen a descubrir y ver lo que adelante abia; con lo qual se despidio y aparto Esteban Martin con sus çinquenta compañeros, y dexando las poblazones que çerca del alojamiento estaban, paso adelante por tierra muy cerrada y sin caminos y por entre çienegas y arroyos que fatigavan y afligian demasiadamente la gente que consigo llevaba, lloviendoles muy continuos aguaceros de noche y de dia; y despues de aber caminado tres o quatro dias con harto trabaxo, ya que estaban para dar la buelta al rreal, por parecelles de ningun efeto ni provecho aquel su caminar, deparoles su fortuna vna angosta senda o caminillo pequeño e ynvsitado por el qual caminaron otros dos dias, y al tercero, ya tarde, dieron en vnas labranças de yndios, y en vna tierra muy doblada y quebrada y rrazonablemente poblada por los altos, donde encontraron vn camino ancho y bien seguido, y caminando por el anduvieron toda aquella noche baxando quebradas o arroyos muy hondos, y subiendo a lo alto. Ya que era çerca del dia, llegaron junto á vn pueblo o lugar de hasta treynta casas que en lo alto de vn çerro estaba fundado de tal suerte que con las propias casas hazian o çercaban vna plaça de mediano grandor, de condiçion que sino era por las propias moradas de los yndios no se podia entrar en la plaça, y estas eran llanas a manera de rramada, eçeto que a vn canto de cada buhio estava hecho vn rretrete o partadixo para dormitorio de los moradores, y el rrestante estaba lleno de grandes atanbores y otros ynstrumentos de que aquellos yndios vsaban.

El capitan Estevan Martin se detuvo antes de entrar en este pueblo por poner en conçierto su gente, que como habia caminado toda la noche venia algo desconçertada y avn cansada, y los yndios del serviçio y carruaje que trayan muy entendido por el camino.

NOTAS AL CAPITULO XII

(A) «Acabada esta nación hay otra de indios que llaman Choques: estos comen carne humana; no tratan ningund género de oro: comen arañas, hormigas y culebras y todo género de ponzoñas: tienen razonables pueblos en una tierra doblada de serrezuelas y montosa: es gente que pelean en esquadron como soldados; su pelea es con rodelas de madera, bien hechas, pintadas con soles y estrellas, con dardos; son demasiadamente diestros destas armas, y quando vienen á buscar los españoles, vienen muy en orden y paso á paso, y danse poco por los españoles, y como los de á caballo rompen por ellos, que se veen quitados de su esquadrón, facilmente los matan y desbaratan. Por esta nación de Choques llegó Felipe de Huten más adelante que el gobernador Jorge de Espira, y llegó al rio Marañón, por donde del Perú bajó Orellana con dos bergantines. Toda esta tierra que hay desde Bariquicimeto al dicho rio del Marañón es tierra perdida, porque hay pocos indios, y los que hay pobres y huidos por los montes á causa de los dapños de los españoles y gente de guerra». (Relación de las tierras y provincias de la Gobernación de Venezuela, que es á cargo de los alemanes, por el licenciado Juan Pérez de Tolosa. Colección Muñoz.)

CAPITULO TREZE

En el qual se escrive la pelea que los españoles obieron con los yndios del pueblo que abian topado, y como rretirandose hazia el alojamiento, fueron tanbien acometidos y maltratados de otros yndios que en el camino avia.


Como los yndios del serviçio y carruaje que Estevan Martin llevaba venian muy derramados, no se llegaron ni juntaron tan façilmente como el cavdillo pretendia, el qual viendo que la luz del dia se açercaba, y pareçiendole que era mejor ocasion y mas açertado dar en el pueblo con el velamen y escuridad de la noche, dexo a Nicolas de Palençia, que despues fue vezino en Panplona, en el Nuevo Rreino, para que rrecogiese la gente que faltaba, y el con la mayor parte de los soldados que llevaba, dio en el pueblo, moviendo algun tumulto y alboroto en las primeras casas, porque como los moradores dellas sintiesen sobre si gentes y armas extrangeras y eran heridos y maltratados de los españoles, alcando sus bozes y griteria dieron á entender a los demas del pueblo, el afliçion en que se vian y la entrada de los nuestros en su tierra, y asi toda la otra gente del pueblo, tomando las armas en las manos, acudieron aquella parte donde mas bulliçio abia, y dando en los españoles que andaban algo derramados, los costriñeron y forçaron a que se recogiesen a vn cuerpo y esquadron, con los quales pelearon buen rrato sin que de ninguna parte se rreconociese ventaja ni el daño que se hacia por la escuridad de la noche; y como los yndios tenian ventaja a los nuestros en el conoçimiento del lugar y en el nvmero de gerreadores, forçaronlos a que, desanparando de todo punto el pueblo en el qual avian peleado gran rrato, se rretirasen fuera del a çierto sitio donde se fortificaron y entretuvieron hasta que la demas gente que atras avia quedado, llego, y en este tienpo ya los yndios avian lastimado y herido algunos soldados y muerto algunos yndios ladinos de los que al prinçipio llegaron, que se esparcieron por el pueblo a rranchear y hurtar lo que abia, como por costumbre lo tenian, mas estos eran facilmente muertos de los naturales con lanças que los atrabesaban por el cuerpo.

Juntos, pues, todos los españoles, rrecobraron el animo perdido, y dando con muy buen brio y coraje en los yndios, los hizieron rretirar, avnque con harto trabaxo y rriesgo, porque como las armas que aquellos barbaros tenian eran lanças muy largas y rrodelas y peleavan a pie, quedo y con buen conpas, con dificultad les podian entrar los nuestros, ni hazelles daño, mas al fin, como he dicho, ellos hizieron rretirar a los yndios y tornaron á ganar el pueblo y lugar que abian perdido, con lo qual los yndios perdieron el animo y no apretaban a los nuestros con la furia que de antes. Rreconocieron façilmente los españoles la floxedad de los yndios y el poco brio con que peleaban, y aprovechandose de la ocasion y no perdiendo punto, siguieron su vitoria, y avnque con trabaxo muy grave los desbarataron y de todo punto los ahuyentaron y echaron del pueblo.

Los barbaros, no apartandose mucho del lugar, pusieron las rrodelas sobre las cabeças, porque llovia muy rreçiamente y siempre abia llovido durante el tienpo de la guaçabara, y estuvieronse alli esperando a que amaneçiese para rreconoçer y ver que genero de gentes eran las que con tanto ympetu los abian echado de sus casas y pueblo. Los nuestros, para poner mayor temor en los animos de los yndios y amedrentallos por todas vias, y para señorear mejor aquel sitio, pusieron fuego al pueblo y quemaronlo todo, sin que dexasen en pie mas de solas tres casas que estaban algo desbiadas de las demas, en que guarecerse del agua y alojarse el tiempo que alli estuviesen.

Llegado el dia, los yndios se estaban bien cerca de los españoles, como antes lo abian hecho, con sus armas en las manos, sin moverse, espantados y admirados de ver quan poca gente les abia hecho tanto daño. A los nuestros no les pareçio bien la osadia destos barbaros, estarse tan desvergonçadamente alli junto, y hablandoles con vn ynterprete que trayan, que los entendia torpemente, les dixeron que si alli se detenian mucho que verian el fin de sus vidas, porque demas de ser ellos gentes que a otras muchas e ynvmerables naçiones abian sujetado y arruynado, abian enbiado a llamar vn gran nvmero de compañeros que atras abian dexado, los quales, llegados que fuesen, pensaban, no solo a ellos, mas a todos los que en aquella provinçia obiese, destruyllos y asolallos. Los yndios rrespondieron que a ningun genero ni nvmero de gentes temian, porque ellos y los demas que en aquella provinçia bivian estaban hechos a las armas y eran de animos ynbencibles, y que avnque por las continuas gerras que entre si tenian, bivian discordes, que para aquel efeto se confederarian, y que si entonces los españoles los vençiesen, creerian que abian vençido y sujetado otras muchas gentes, como dezian, y que dignamente mereçerian ser señores de ellos. Platica y rrespuesta fue esta, por çierto, a mi parecer, bien semejante a la que vn capitan de los misios, dio, en tiempo de Otaviano, emperador, a Conidio, su capitan, que siendo enbiado con el exerçito a sujetar estas gentes que (se) abian rrebelado, ya que los exerçitos de ambas partes estaban para conbatirse, vn capitan de los misios, haciendo señal, mando callar a los de su exerçito y preguntando en alta voz a los del exerçito rromano «quien soys vosotros», le fue rrespondido: somos los rromanos, señores de todas las gentes; rreplico el capitan de los misios: «asi será si a nosotros nos sujetaredes y vencieredes».

Los nuestros ynçitaban a los yndios a pelear, mas ellos, no quiriendo moverse de donde estavan, no hazian caso de lo que se les dezia, lo qual, visto por los españoles, movieron sus armas contra los barbaros para echallos de aquel sitio do estaban y hazellos cobrar temor, lo qual fue de ningun efecto, porque esperando con obstinados animos los yndios a los nuestros, sin haçer ningun movimiento del lugar donde estaban, los rrebatieron sin rreçebir ningun daño[1], antes al tiempo del acometer hirieron con sus largas lanças algunos de los nuestros; y avnque diversas vezes los españoles yntentaron ahuyentar y echar estos yndios de su presençia y castigallos de su rrustica desverguença con que tan llegados á los nuestros estaban, nunca lo pudieron hazer; lo qual visto por el cavdillo, pareçiendole que si muchos naturales de aquella naçion se juntaban, façilmente los desbaratarian y matarian toda la gente, porque aquellos pocos yndios los tenian como çercados, sin dexallos yr a vna parte ni a otra103, acordo rretirarse de noche, porque estando a esta ora algo descuydados los enemigos que sobre si tenian, pudiesen mas seguramente, bolviendoles las espaldas, caminar; y aquella propia noche, despues del primer gallo, se retiraron por el propio camino por do abian entrado, y fueron al tiempo que amaneçia a dar a otro lugarejo que abia dexado atras, de hasta treynta casas, cuyos moradores estavan ya abisados y convocados por parte de los del pueblo de donde los nuestros se abian rretirado, para que tomasen las armas contra ellos.

Y saliendo estos yndios de mano armada dieron en los españoles que yvan marchando y cansados de los trabajos pasados, en tres partes, y haziendoles desconçertar de la hordenança que llevaban, los costriñeron a que divididos los españoles acometiesen a hazer rresistencia en los yndios conforme a como les abian acometido, y asi los de la vanguardia, que yvan subiendo vna questa hazia el pueblo de los yndios, se tuvieron con los enemigos, hasta que matando algunos dellos los hizieron desamparar el paso y el pueblo y rretirarse bien a lo largo. Las otras dos partes de los españoles fueron tan apartadas y maltratadas de los yndios que si no fueran socorridos de los que abian desbaratado al primer esquadron de la vanguardia, pereçieran los vnos y los otros. Salio herido desta rrefriega el cavdillo Estevan Martin, de siete lançadas bien peligrosas, con las quales disimulo sin ser sentido de los suyos porque no desmayasen, hasta que del todo fueran desbaratados los yndios, y los españoles, avnque maltratados y muchos dellos muy mal heridos, rrecogidos al pueblezuelo, donde cada vno mostraba los despojos que de la guaçabara en el cuerpo abia sacado.

Los yndios de la tierra, al tiempo que acometieron a los españoles, les abian tomado todo el carruaje y servicio y rropa que llevaban, y despues de pasada la guaçabara y aber perdido la vitoria por no conocer la ocasion y tiempo que para ello tuvieron, se venian çerca de donde los españoles estaban rrecogidos, y haziendo muy menvdos pedaços toda la rropa que abian tomado, lo ponian en las puntas de las lanças, y dando muy grandes bozes, la arrojaban, hasta que desta suerte lo despendieron todo, sin quedarse con cosa ninguna. Los nuestros curaron sus enfermos o heridos lo mejor que pudieron, y deseando conservar sus vidas, procuraban modo como rretirarse hazia donde el governador Jorge Espira estaba, escapado de aquel rriesgo y notable peligro en que se veian; porque ni eran parte para caminar seguramente ni para sustentarse alli algun tiempo, ni entre ellos abia español que de noche se atreviese a guiar por el camino por donde abian entrado. En esta rrefriega se dize que abiendo llegado vn español, llamado Valdespina, mal herido, al pueblo donde estaban rrecogidos los de la vanguardia, los dixo que su capitan quedaba ya em poder de los yndios muy mal herido, e que en aquella sazon seria ya muerto. Algunos de los que alli estaban se afligieron demasiadamente, dando muestras de aber perdido el animo con palabras flacas, diziendo que pues el capitan abian muerto, que tambien a ellos matarian los yndios, a lo qual rreplico Nicolas de Palencia rreprehendiendo su pusilanimidad con palabras asperas y eficaçes, diziendo que el capitan no era mas que vno ni peleaba mas de por vno, e ya que lo obiesen muerto ellos eran honbres para defenderse y ofender a los enemigos, y que a esta sazon llego el cavdillo Estevan Martin disimulando con las heridas que traya y rreprehendio a los que con la nueba de su muerte abian desmayado, y enbio a socorrer la demas gente como muy buen capitan; y fue çierto que los yndios lo tubieron en su poder, y que mediante ser faboreçido de otro soldado escapo de sus manos.

Estando, pues, en esta afliçion estos atribulados soldados, sin esperança de ningun rremedio, fue abierta divinalmente la boca de vn yndio ladino de los que alli abian escapado, el se prefirio de llevar de noche a los españoles por el propio camino que abian traydo, al alojamiento do estaba Jorge Espira. Fue esta voz del yndio ocasion de mucho plazer a aquella atribulada gente, avnqne se hallaban apartados del Governador mas de veynte leguas de muy mal camino, aspero y çenagoso, y el tiempo muy metido en aguas, que casi no cesaba de llover de noche ni de dia, y avnque los españoles que estaban sanos tenian, como he dicho, grande voluntad de conservar sus vidas, desanimabalos muy mucho aquel triste espetaculo que de muertos y heridos delante de si tenian; porque algunos que por sus mortales y peligrosas heridas no podian caminar, los abian de llevar en hamacas, cargados sobre sus propios honbros, por aquella asperisima tierra, de noche y lloviendo, con lo qual se les hazia mas dificultosa y dura la esperança de verse fuera de aquel peligro en que estaban entre aquellos barbaros que no çesaban de tenellos çercados y ponellos continuas açechanças. Estos yndios eran tan bien de la propia naçion y generaçion de los choques, donde Jorge Espira estaba alojado.

100.Siguen aquí unas palabras tachadas.
101.Lumbre está aquí usada, indudablemente, en el sentido de luz, modelo, persona ó cosa capaz de ilustrar ó guiar.
102.En la edición de Caracas: distinción por disistion.
103.En la edición de Caracas se hace aquí punto.
Yaş sınırı:
12+
Litres'teki yayın tarihi:
25 haziran 2017
Hacim:
690 s. 1 illüstrasyon
Telif hakkı:
Public Domain
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