Kitabı oku: «Historia de Venezuela, Tomo I», sayfa 17
CAPITULO ÇINCO
En el qual se escrive como siendo guiado Felipe Dutre de çierto prinçipal del pueblo arriba dicho, llego al prinçipio de la tierra del Dorado, donde fue herido el y otro capitan, y de alli dio la buelta al pueblo de Nuestra Señora.
Dende a poco tiempo que las guyas estuvieron en aquel pueblo sosegando la gente y dandoles cuenta del efecto a que los españoles yvan, se bolvieron a donde Felipe Dutre estaba alojado, y le dixeron como dexaban quieta aquella gente y al prinçipal o señor de aquel pueblo en su amistad, y quel les daria guias y todo rrecado para proseguir su viaje desde alli adelante hasta llegar a la tierra; y pues ellos no tenian mas que hazer les dexase bolverse a su pueblo de Macatoa. El General les agradeçio lo que abian hecho, y les dio liçençia que se bolviesen, los quales luego lo hizieron.
Este propio dia le vino a bisitar el señor o cacique de aquel pueblo con çiertos yndios cargados de comida y a saber mas por estenso los desinos de los españoles, los quales les fueron muy particularmente declarados; y entendiendolos el yndio mediante los ynterpretes que Felipe Dutre llevaba, estando admirado y espantado de ver aquella nueba manera de gente vestida y barbada y que caminaban en sus jumentos o caballos, de cuya terrible vista no menos se marabillo, se dize que les cobro tanta afiçion y amistad, que mostro gran pesar de vellos tan ostinados en querer pasar adelante, porque le pareçia que no solo no serian parte para bolver atras si vna bez entraban en aquella tierra en cuya demanda yvan, pero que miserablemente abian de ser muertos y despojados de lo que llevaban, por la belicosa gente de aquella provinçia. Dioles asi mesmo entera rrelacion de la gente de aquella tierra, diziendo ser ynumerable y gente vestida, y que vsaban traer cubiertas sus carnes y que tenian çiertos animales que segun figuraron ser como las obejas que los yndios del Piru tienen y tenian, y otros generos de abes como pavos y gallinas de papadas; y algunos quisieron afirmar que les abian dado por notiçia estos yndios que los otros del Dorado poseyan o tenian çiertos animales creçidos que afirmaban ser camellos, mas esto no tiene ninguna similitud ni aparençia de verdad. Lo que más contento a los nuestros fue la mucha cantidad de oro que les deçian que tenian, y pueblos muy rrecogidos; y visto por este prinçipal que sus persuasiones no eran parte para estorvar a Felipe Dutre que no pasase adelante, dixo que el en persona le llevaria y guiaria hasta el prinçipio de la tierra, porque gustaba mucho este barbaro de ver andar los españoles encima de los caballos y de belles guinetear y hazer mal, y por solo esto se movio a aconpañallos por aquella llana tierra.
Despues de aber descansado Felipe Dutre con sus compañeros tres dias en aquel alojamiento, se movio para pasar adelante, y llevando en su conpañia aquel prinçipal, con obra de çien yndios que llevaban comida y algunas baratijas de los españoles, caminaron çinco dias por muy seguidos y anchos caminos, avnque por alli pareçia la tierra ynabitable, y al vltimo dia, bien tenprano, dieron en vna caseria de hasta çinquenta buhios, en los quales abia gente, y preguntado aquellos naturales que quienes eran aquellos, dixeron que alli se rrecogian los yndios que tenian cargo de guardar las labranças o sementeras de los pueblos de adelante, los quales, en sintiendo los españoles, luego començaron a huyr. Desde este lugar se dize que asi el General como todos los demas que con el yvan, vian bien çerca vn pueblo de disforme grandeza, tanto, que avnque estaban bien çerca no le vian el cabo, todo junto y puesto por su horden, en medio del qual estaba vna casa que en grandeza y altura sobrepujaba mucho a las otras; y preguntando a aquel prinçipal que por guia llevaban, que casa fuese aquella tan señalada y eminente entre las otras, rrespondio ser la casa del prinçipal o señor de aquel pueblo, llamado Qvarica, el qual, avnque tenia çiertos simulacros o ydolos de oro del grandor de muchachos, y vna muger, que era su diosa, toda de oro, y poseya otras rriquezas, el y sus vasallos, que eran muchos, abia mas adelante muy poco trecho otros prinçipales y señores que en numero de basallos y en cantidad de rriquezas y de ganados eçedan154 a aquel y a su gente; y que avnque de alli para delante no abian menester guyas que los guyasen, porque sienpre, si los dexaban bivos, andarian y caminarian por grandes poblazones, pero que para mejor se ynformar de la rriqueza de aquellos omeguas, que asi dixo llamarse aquella gente, procurasen tomar vn yndio de los que de aquellos buhios abian salido, para que mejor los advirtiese de todo, porque el se queria bolver a su pueblo sin pasar de alli.
A esta sazon se hallaron a caballo el general Felipe Dutre y otros que los tenian, y corriendo tras los yndios ninguno pudieron alcançar, eçeto el General y vn capitan Artiaga, que yvan juntos y por llevar buenos caballos yvan en alcançe de dos yndios que llevaban dos lanças o dardos en las manos, los quales viendo que ya los dos de a caballo les yvan en el alcançe, se bolvieron contra ellos y enpleando muy bien sus lanças hirieron con ellas a los dos Capitanes en vn mesmo lugar, entre las costillas debaxo del braço derecho, y quedando con esto vitoriosos, sin rreçebir daño ninguno, se fueron derechos a su poblazon.
Juntose luego Felipe Dutre y Artiaga con la demas gente, los quales viendo aquel desgraçiado subçeso, casi cortados, estaban perplexos e yndeterminables en lo que harian. Asi mesmo, el caçique que los abia guiado hasta alli, viendo el mal prinçipio que abian tenido, estaba temeroso si acudirian luego las gentes de aquellas provinçias sobre el y los españoles y los matarian a todos, y dezia que dignamente merecian pereçer y ser muertos alli todos, pues menospreçiando su consejo y pareçer se abian querido meter en aquella agonia y trabaxo.
Ya a esta sazon estaba en el pueblo grande que delante tenian la nueba de como abian llegado alli los españoles, donde sonando grandisimos estruendos de atambores y fotutos y alaridos de yndios, pareçia que algun tempestuoso exercito se movia y venia sobre los nuestros. Con esto luego155 la noche, que fue como muro y defensa puesto para guarda y amparo de los españoles e yndios que con ellos estaban; porque cargando en hamacas los yndios amigos a los dos capitanes heridos, dieron la buelta, caminando toda la noche y el dia siguiente sin parar hasta que llegaron al pueblo de do abian salido, donde luego dieron horden en curar los heridos que hasta entonçes no se abian curado. Hizo alli vn soldado llamado Diego de Montes, natural de Madrid, vna cura çierto buena para no ser hombre cursado en ello, la qual contare solo por la delicada astuçia de que vso.
Como las heridas estaban entre las costillas y el no alcançase, por no tener estudio ni esperiençia si156, cayan mas altas o mas baxas de las telas que comunmente llaman entrañas, los que no son zuruganos, tomo vn yndio viejo y harto de bivir que alli le dieron en aquel pueblo, que devia ser esclavo, y poniendolo ençima de vn caballo, hizo que otro con una lança de yndios le hiriese con el propio acometimiento que al General le abian hecho quando lo hirieron, vistiendole primero el sayo de armas con que el propio General estaba vestido al tiempo que fue herido, y metiendole la lança por el propio agugero del sayo fue el yndio herido por la parte quel general, y apeandolo del caballo fue por el Diego de Montes abierto y hecho del anotomia; y viendo que la herida caya sobre las telas dichas, tomo sus dos enfermos y rrasgandoles las heridas por lo largo de las costillas, los hizo çierto labatorio con que meçiendolos de vna parte a otra segun suelen hazer a los odres para lavallos, fueron limpios de mucha maleza que dentro tenian, y en breve sanos157. Los yndios deste pueblo se admiraron y marabillaron mucho asi de la horden y manera con que fueron curados como del sufrimiento y confiança que tuvieron a sufrir aquella anotomia y cura, y les dixeron que si muchos hombres trayan como aquellos, que bien podian entrar por fuerça de armas en la tierras y poblazones que atras quedaban, los quales, avnque los nuestros se rretiraron, no por eso se abian sosegado158, mas juntando cantidad de quinze mil yndios, que antes mas que menos les pareçieron a los nuestros, vinieron en su seguimiento y alcançe, de lo qual luego que se açercaron a donde los nuestros estaban, tubo notiçia aquel prinçipal o caçique amigo, por lengua de sus sujetos y labradores que por las campañas andaban y los abian bisto venir, y dello dio abiso al general Felipe Dutre, y el, como estaba malo, rremitio la horden de la guerra al capitan Linpias, honbre bien afortunado en guaçaraba.
Este, como biese que los yndios omeguas que en su alcançe abian salido, se le açercaban, puso los españoles armados en conçierto, y saliendo al encuentro a los omeguas que benian divididos en diversos esquadrones y armados con lanças y rrodelas, les arremetieron con muy buen animo con la gente de a caballo, y avnque al primer ynpetu los yndios rrebatieron a los nuestros, fue Nuestro Señor servido de favorecellos, porque de otra suerte no eran parte para descomponer ni ahuyentar tanta cantidad de gentes y tan bien armadas y belicosas. Torno Linpias, con sus treynta y ocho conpañeros, arremeter contra aquellos barbaros, que por su muchedumbre, les pareçia que tenian ya en las manos la victoria, y rrompiendo por ellos començaron a lançeallos de vna parte y de otra y a derribar y atropellar con los caballos mucha cantidad de ellos, sin que los nuestros reçibiesen ningun daño; lo qual, visto por los omeguas, començaron a perder el animo con que alli abian llegado, y con mas temor de la feroçidad de los caballos que de los guinetes, començaron a rretirarse muy desconçertadamente, y los nuestros a seguir su vitoria y alcance para poner mayor temor en ellos; y asi los hizieron bolver desbaratados a su pueblo, con perdida de mucha gente que asi en la guaçabara como en el alcançe fueron muertos. Algunos dizen que en esta guaçabara fue donde hirieron al capitan Artiaga, y no quando a Felipe Dutre: que sea en la una o en la otra parte, no obo mas heridas en to esto que las de los dos159 capitanes.
En tanto que los nuestros y los omeguas peleaban, el caçique de aquel pueblo y sus yndios, con las armas en las manos, estaban haziendo guardia a Felipe Dutre, y desque bieron la bictoria que los nuestros abian abido, fueron grandemente espantados de que tan poca gente obiese desbaratado a tanta; y alabando la fortaleza de los nuestros les tornaron a dezir que si se juntaban vn razonable numero de ellos, que bien sujetarian a los omeguas y gozarian de sus rriquezas, que eran muchas.
Pasados pocos dias, Felipe Dutre determino dar la buelta al pueblo de Macatoa, y de alli al de Nuestra Señora; de lo qual peso harto al prinçipal que mostraba desear que se estubiesen alli y comunicar con ellos por deprender algunas cosas puliticas y provechosas para su bivir. Mas desque vio que era asi la boluntad de los españoles, dioles la comida que era menester e yndios para que la llevasen, y encaminolos por do abian venido.
Felipe Dutre camino por los despoblados por do abia ydo, y como caminaba sin camino y los yndios y guias que traya se le huyesen y le dexasen en el camino, fue a salir a las rriberas del rrio Guayare, mas arriba de do estaba el pueblo de Macatoa, y rreconoçiendo la tierra y paraje donde estaba y que aquel pueblo quedaba atras, enbio a el a Pedro de Linpias para que hiziese subir canoas el rrio arriba para que le pasasen de la otra parte. Linpias lo hizo asi, que bolviendo otro dia con abundançia de comida y canoas, paso el rrio Guavyare. Prosiguiendo su camino llego al pueblo de Nuestra Señora, donde abia dexado sus enfermos, despues de aber tres meses que se abia apartado e ydo en demanda del Dorado[162].
NOTAS AL CAPÍTULO V
(A) Muerto, como más adelante se dice, Felipe de Huten, perdiéronse con él las noticias referentes al reino de los Omeguas, que después ha sido buscado inútilmente; pero, según ha recordado el Sr. Fernández Duro, el P. Gumilla refiere – invocando el testimonio del P. José Cabarte, misionero que anduvo treinta años por el alto Orinoco, y el de un indio bautizado por él mismo, el cual declaraba haber estado cautivo quince años entre los Omaguas, Omeguas ó Enaguas – , que es fácil determinar el itinerario que siguió Huten por las riberas del Guaviare, Ariari y Orinoco. El referido indio, sin conocer una palabra de lengua española, nombraba los sitios donde durmieron los expedicionarios los veintitrés días que desde el Dorado emplearon hasta las márgenes del Orinoco, dándoles nombres castellanos que sólo ellos podían imponer, y refería las mismas grandezas de los tesoros y multitud de gente que el cacique de Macatoa contó á Huten.
La obra del P. Gumilla, Historia Natural, Civil y Geográfica de las Naciones situadas en las riberas del río Orinoco, se publicó en Barcelona en 1791.
No obstante lo dicho anteriormente, no vaciló Herrera, en sus Décadas, en fijar la situación de los Omeguas. «Y á todo esto – dice – desde Maracapana á Barquisimeto, se llama Nueva Andalucia, y en lengua de indios, la Guayana, que contiene desde la Margarita hasta río Marañon… donde están los indios Omaguas, í Amigas con las Provincias del Dorado y otras.»
CAPITULO SEYS
En el qual se escrive como Felipe Dutre salio del pueblo de Nuestra Señora en seguimiento de Pedro de Linpias, que con çierta cavtela se abia apartado, y se encontro con Françisco de Carabajal en las provinçias del Tocuyo.
Fue tanto el contento y alegria que la gente que Felipe Dutre dexo en el pueblo de Nuestra Señora, rreçibio asi de ver bolver a su General y conpañeros como de la grande y çierta notiçia que les trayan, que ya se juzgaban por poseedores y señores de aquella prospera y rrica tierra, espeçialmente que quando asi vienen algunos soldados de buscar alguna nueba tierra o descubrimiento, sienpre acreçientan doblada fama de lo que vieron, y para encareçer su trabajo arman vnas maquinas de cosas que bieron y oyeron y les suçedieron, con que atraen façilmente a todas gentes a que con muy yntrinsica afiçion deseen ya verse en aquella tierra o el pie en el estribo para yr a ella, y cada qual se juzgaba por bien abenturado en pareçelle que no podia dexar de verse poseerla.
Estos soldados y su capitan fueron burlados de sus propios deseos y cobdiçia, porque no solo no bolvieron a poblar aquella tierra del Dorado, mas entre ellos mesmos naçieron luego discordias por donde se desbarataron y bolvieron sin conçierto, y avn su General fue muerto, por ser despojado del derecho que a esta tierra tenia; porque pasa asi: que como antes de agora e dicho, entre la demas gente llevaba Felipe Dutre a Pedro de Linpias, a quien abia dado cargo de maese de canpo, y a Bartolome Berzar, hijo de Antonio Berzar, a quien abia hecho capitan. Y como estos fuesen cabeças en el canpo, y el vno fuese montañes y el otro aleman, y entrambos pretendiesen mandar y ser rrespestados y supremos, no se conformaban en nada, antes se llevaban mal y andaba entre ellos el anbiçion de mandar el vno mas que el otro tan desulata160, que casi se hazian obras por do viniesen a rrompimiento; porque como el Bartolome Berzar era de la naçion de Felipe Dutre y hijo o devdo de los governadores de aquella tierra, era por el faboreçido, y ansi con su calor cobraba brio para conpetir con Pedro de Linpias, el qual, como la fortuna le ofreçiese ya ocasion y aparejo para apartarse con buena color de la conpañia de Felipe Dutre y avn tomar vengança de los desabrimientos que entre anbos capitanes se le abian hecho, trato que se le diesen algunos conpañeros con que poder salir a Coro, para juntar alguna buena conpañia de gente y armas y caballos y bolver con ello con toda presteza a socorrelle para que todos juntos bolviesen de nuebo a los omaguas, diziendoles que el bolver todos juntos a Coro era fatigar los enfermos que abia, y que en el ynterin que el yva y bolvia descansarian y se rreformarian asi los enfermos como todos los demas.
Este doble abiso o consejo de Pedro de Linpias les pareçio bien a Felipe Dutre y a Bartolome Berzar y otros muchos, por lo qual le fue luego dada liçençia y veynte conpañeros que con el saliesen a Coro, y el General con la demas gente se quedo en el pueblo de Nuestra Señora descansando, segun lo abian conçertado.
Pedro de Linpias, siguiendo su tornabuelta, se vino por el propio camino por do abia ydo, hasta que llego a las propias provinçias del Tocuyo y Barqueçimeto, donde hallo al nuevo governador, avnque con falso titulo, Françisco de Caravajal, que poco abia que era llegado a aquellas provincias, el qual procuro ante todas cosas ganar la boluntad y conseguir su gracia para despues alcançar del lo que quisiese. Diole cuenta de la nueba y rrica tierra que abian descubierto, y como venia a buscar copia de soldados para bolver a ella, para el qual efecto quedaba esperando Felipe Dutre con la demas gente en la parte dicha, y ençitando al Caravajal que pues tenia abundancia de gente para hazer la jornada, que tomase aquella ynpresa tan prospera y felice con la qual podria ganar gran honrra y fama, demas de las muchas rriquezas que se podian ynteresar; y que a Felipe Dutre, que pretendia el señorio de aquella tierra, con enbialle preso a Coro a el y a sus conpañeros, façilmente lo frustaria de sus desinos, pues para todo esto era poderoso con la gente que tenia. Carabajal era algo anbiçioso y bulliçioso y façilmente fue conduzido a fixar su animo, avnque malvadamente, en efetuar y poner por obra aquellas cosas que Linpias le abia dicho.
Felipe Dutre y Bartolome Berzar, despues de partido y apartado Linpias dellos, presumieron la maldad que traya pensada, por las pasiones pasadas; y pareçiendoles que no podia ser pequeña la guerra que aquel domestico enemigo les haria, ni façiles de rremediar los daños que les cavsaria, con la presteza que el caso rrequeria se pusieron luego en camino, caminando a las mayores jornadas que pudieron, por ver si en alguna manera le podian alcançar; y como Linpias, vsando de la mesma presteza no se abia detenido en el camino cosa alguna, fue de ningun efecto la presteza o diligençia de que vso Felipe Dutre, el qual, llegado que fue al desenbocadero de Barqueçimeto, tubo notiçia de los yndios de como en la provinçia del Tocuyo estaban españoles, que era Caravajal, y por no meterse ynconsideradamente entre gente que no conoçia ni sabia si eran amigos o si enemigos, vsando de aviso de honbre rrecatado y de guerra se alojo en (el) balle de Barquiçimeto, para de alli rreconoçer que jente era la que estaba en el Tocuyo, y ver lo que lo convenia.
Dende a pocos dias se vinieron a tratar los de Carabajal con los de Felipe Dutre, y a aber entera notiçia los vnos de los otros, y a poner la guarda neçesaria cada qual de los dos capitanes en su alojamiento y gente. Pedro de Linpias no çesaba de poner calor, con el enojo y odio y enemistad que a Felipe Dutre tenia, al161 capitan Carabajal para que lo prendiesen y persiguiese, pues tenia copia de abentajada gente; mas Carabajal, como era honbre mañoso y de agudo yngenio, no queria poner aquel negoçio en ventura de batalla, en donde la fortuna suele, por no pensados modos, dar la victoria, no a los que en fuerças y muchedumbre de gentes la tienen por çierta, sino aquellos que por ser pocos y tener rreconoçidas claras ventajas en sus contrarios, procuran peleando con osados animos, vender sus vidas a costa de mucha sangre que de sus contrarios derraman, a donde suele esta bariable fortuna poner todas sus fuerças, dandoles claros triunfos a quien no los pensaba gozar. Y asi pretendia Carabajal, con mañas y simulaçiones, atraer a su alojamiento a Felipe Dutre, para alli seguramente ser señor del y hazer lo que le pareçiese.
De todas estas cosas era abisado Felipe Dutre por cartas de honbres que en conpañia de Carabajal estaban, que aborreçian por todo estremo el govierno de aquel honbre, tan malvadamente y por tan torpe modo adquirido. Escrevianle tanbien que no desabraçase ni apartase de si aquel titulo que tenia de general, ni se dexase governar ni subjetar de Carabajal, porque si el Avdiençia de Santo Domingo algun nonbramiento abia hecho de nuebos ofiçiales ó ministros de justicia, fue y era entendiendo que el era muerto o perdido, y que asi no abia derogado sus poderes, con lo qual hazian estar ostinado a Felipe Dutre en querer mandar y governar aquella tierra con aquel rrançioso titulo que tenia; avnque en tales tiempos mas firme titulo es y suele ser la fuerça del exerçito que la abundançia y antiguedad de provisiones y poderes rreales.
Finalmente, el Carabajal se dio tan buena horden en seguir sus ardides y mañas, que eran como de honbre andaluz y rreformado en Indias, que hizo entender y creer a Felipe Dutre que no se haria mas de lo quel quisiese y hordenase, y que de conformidad se nonbrasen personas que biesen las provisiones de entrambos y que estubiesen por lo que los arbritos sentençiasen, o que ya questo no quisiese, que ambos de conformidad governasen el campo y gente y juntos fuesen a poblar y conquistar el Dorado.
Fue tan convençido y creydo Felipe Dutre desto que le deçia Carabajal, que dexando su primera determinaçion, se levanto del alojamiento donde estava y se metio y mezclo con su gente y soldados en la rrancheria y alojamiento de Carabajal, con que se acabo de destruyr, segun luego se vera.