Kitabı oku: «Historia de Venezuela, Tomo I», sayfa 26
CAPITULO NUEBE
Como escapando Ordas con su nao capitana de la fortuna del Marañon, entro en el golfo de Paria y se apodero del fuerte de Sedeño por mandado de Jeronimo Ortal.
Viendo el comendador Hordas el gran peligro y rriesgo en que estaba, por no tener sufiçiente hondura alli la mar para nabegar, con la brevedad que se rrequeria procuro hazerse a la mar, a lo qual le ayudo façilmente el viento, que por permision divina en aquel punto se bolvio a tierra, y haziendose a la mar tomo acuerdo con algunos de los que tenian notiçia de aquella costa y tierra en lo que devian hazer, pues no eran parte para entrar en el rrio Marañon a cavsa de no aber en algunas partes de su entrada la hondura que para nabegar su nao se rrequeria. No falto quien tubo notiçia de la tierra de Paria, cuya provinçia se afirma ser muy poblada de naturales y rrica de oro y plata, y dando abiso dello al Governador y de quan çerca estaba de alli y de su Governaçion, luego, de comun consentimiento, tomaron la derrota para yr alla, y començando a nabegar, no apartandose de vista de tierra por no engolfarse, sin aber nabegado mucha distançia, permitieron sus hados, que en todo les eran contrarios, que diese y encallase la nao en vn pequeña ysla o baxio que por delante tenia, cuya playa, por ser arenosa o leganosa, no cavso la total perdiçion desta nao y gente, los quales, viendose en este peligro y que por rrazon de no aberse de rrepente la nao quebrado y hecho pedaços, podrian ser rremediados, con toda diligencia salto toda la gente en tierra, que serian seysçientos honbres, y alijando y echando fuera quarenta caballos y otras muchas cargas que dentro tenia, procuraron por todas las vias que pudieron sacar la nao sin lision alguna de aquel peligro, y por mucha prisa que se dieron y diligençia que pusieron, se estuvieron alli dos mareas sin poder mover la nao, y a la tercera quiso Dios nuestro Señor, porque tanta gente no pereçiese, que echando todos los remos que pudieron en el batel o fragata que la nao traya para su serviçio, y atando la nao al batel y tirando con todo el ynpetu y fuerça que pudieron poner en los rremos, sacaron la nao a lo largo do podia navegar, y tornando a enbarcar los caballos y otras cosas que abian sacado fuera, prosiguieron su viaje, y enbocando por las bocas del Drago, que es vn estrecho y angostura que vna punta de la Trinidad haze con otra de la Tierra Firme, entraron en el golfo de Paria, que es vna concabidad que de mar se haze entre Tierra Firme de Paria y la ysla de la Trinidad, el qual esta quasi cerrado, porque solas dos salidas que tiene que, como he dicho, la vna es las bocas del Drago y la otra hazia la parte de Cuba Agua, donde asimesmo otra punta de la ysla de la Trinidad estrecha la mar con la Tierra Firme, son muy angostas y estrechas, y avn esta salida que este golfo de Paria tiene hazia Cuba Agua es de mas peligro y rriesgo que las bocas del Drago, por tener en medio dos ysleos pequeños donde peligran muchas veces los nabegantes.
Entrado en este golfo el Comendador con su nao, echo de su gente en tierra, a la parte de Paria, en vna provinçia de yndios llamada los Açios, que por aber tratado antes con españoles no se açoraron ni alborotaron con la llegada de la gente de Hordas, antes tratandose amigablemente con ellos, les dieron a entender casi por señas como en otra provinçia, que estaria ocho leguas de alli, llamada Turuquiare, abia españoles.
Sabida por Don Diego de Ordas esta nueva, no dexo de alborotarse, por no saber que jente fuese aquella y pareçelle que forçosamente abia de tener controbersias sobre el poseer de aquella tierra, porque pretendia que ya que por su contraria fortuna le abia salido ynçierta la jornada del Marañon, yntroduzirse y meterse en aquella provinçia de Paria, diziendo que entraba en los terminos y limites de su governaçion, y con esta confianza vino a preguntar que jente estaria en donde los yndios dezian, los quales le rrespondieron dandole a entender que seria hasta veynte honbres, y que estavan en vna sola casa. Con esta nueba cobro mas aliento el governador Hordas, y mandando adereçar çien honbres, les dio por capitan a Geronimo Hortal, que despues, por muerte suya, vino a ser Governador de Paria, a quien el traya por tesorero de la hazienda rreal en su governaçion, mandandoles que diligente y cuerdamente fuesen a donde los yndios dezian y viesen que jente era aquella y la rreconoçiesen, y si fuesen parte para con poco tumulto, prendellos, y le abisasen de ello.
Con estos honbres se enbarco Geronimo Ortal en el vergantin, y nabegando hazia la fortaleza de Paria, llego a ella, donde no pequeño contento y alegria rreçibieron los soldados que alli estavan, por ver españoles y gente de su naçion con quien poder salir y escapar de la sujeçion que los naturales de aquella provinçia tenian sobre ellos, que a no aber tenido el rreparo y abrigo de aquella fragil casa y çercado de tapias donde estaban rrecogidos, a quien tenian puesto nombre de fortaleza, obiesen sido muchos dias antes muertos y desbaratados de los yndios, avnque fuera mucha mas cantidad y con mejores adereços de armas que ellos alli tenian.
Saltando en tierra Geronimo Ortal con su gente y viendo la poca gente que en la fortaleza abia y quan descoloridos, flacos y maltratados estaban, se entro, como suelen deçir, de rrondon en la fortaleza, y preguntandoles la cavsa de su estada alli, y abida la rrespuesta de ellos, se apodero en la fortaleza y en todo lo que en ella abia, y despojando a Juan Gonçalez, a quien Antonio Sedeño abia dexado alli por su tiniente o cavdillo, del poder y juridiçion que tenia, luego dio abiso dello al comendador Ordas, que con la nao abia quedado atras, de todo lo que pasaba y abia visto y hallado, a lo qual enbio el vergantin en que el abia venido, con algunos soldados asi de los de Sedeño como de los que con el abian venido.
CAPITULO DIEZ
Como Hordas se ynformo, asi de los españoles de Sedeño como de los yndios de aquella tierra, si abia300 por alli çerca alguna provinçia rrica, y lo que le rrespondieron, y lo quel hizo.
Despachado el vergantin por Geronimo Ortal, con la nueba de lo que en la fortaleza abia hallado, llego en breve a la nao, donde dio notiçia y rrelaçion de todo lo que abia y pasaba al comendador Don Diego de Hordas, el qual rreçibio muy gran contento en saber que no abia quien le rresistiese ni defendiese la posision que de aquella tierra, a titulo de governaçion suya, pensaba tomar; y no deteniendose ni perdiendo mas tienpo, se hizo luego a la bela y se fue derecho a surgir al puerto ya dicho de la fortaleza, y saltando en tierra con el rresto de la gente que quedaba, mando luego pareçer ante si a Juan Gonzalez, teniente de Antonio Sedeño, y a todos los mas de los soldados que alli con el abian quedado, y fingiendose muy enojado los rreprehendio de palabra asperamente, dandoles a entender que si la neçesidad que tubieron de salirse de la Trinidad no les obiera costreñido a pasarse aquella tierra y hazer aquella fortaleza, que los castigara con todo rrigor, como a honbres que por via de ynjusta yntrusion se apoderaban y metian de su avtoridad en governaçion y distrito ageno y que a el le estava encargado y dado por Su Magestad, allende de la grabe pvniçion que mereçian por averse tan temerariamente y con tan loca osadia metido tan pocos soldados y tan mal adereçados entre tan gran numero de naturales como en aquella provinçia abia y tan belicosos, donde por no ser ellos parte para se defender ni sustentar ningun tienpo, obieran rreçebido con crueles muertes que aquellos barbaros les dieran la pena de su ynconsideraçion, cuyo justo castigo rredundara en daño de todos los españoles y cristianos que despues llegaren a aquella provinçia, los quales pudieran ser muertos y maltratados de los yndios por estar ya ynpuestos en ello con las muertes que a ellos les obieran dado y otros generos de crueldades que en ellos obiran exerçitado, y dando fin a su platica les dixo como aquella tierra era suya y de su governaçion y que el la venia a poblar y paçificar, y que si le quisiesen seguir en la conquista y paçificaçion de ella, que les gratificaria a todos tan particularmente como a los que con el venian, sin que en ello obiese açetaçion301 de personas, mas de que conforme a lo que cada vno trabajase seria enteramente gratificado.
Y dando todos muestra, con alegres rrostros, de que le seguirian y servirian con entera voluntad, çeso la platica, y luego el comendador o governador Ordas començo a ynformarse de los españoles de Sedeño lo que abian entendido o sabido en el tienpo que alli abian estado, de la gente y rriqueza de aquella provinçia; los quales le rrespondieron abelles dicho los yndios que por alli çerca estaban, con quien al prinçipio, mediante los rresgates que les abian dado, abian tratado y conversado, que en el rrio de Uriaparia, que estaba pocas leguas de alli, abia mucha cantidad de naturales que poseyan mucho oro y otras rriquezas, lo qual abian çertificado otros naturales de otras poblazones mas apartadas que alli les abian benido a ver.
Sabido esto por Ordas luego procuro atraer a si de paz los naturales de aquella provinçia, los quales façilmente vinieron, e ynformandose de ellos açerca de la notiçia que los españoles le abian dado, le rrespondieron y dixeron lo mesmo; y tiniendo por verdadero lo que le dezian, luego procuro, con acuerdo de sus capitanes y prinçipales, dar horden en lo que se devia adereçar y hazer para efetuar aquella jornada y nabegaçion y conquista del rrio de Uriaparia302; y porque para hazer esto se auia de detener algun tienpo en aquella provinçia y no traia sufiçientes bituallas y bastimentos para la gente, acordo rrepartilla toda la mas por los pueblos mas zercanos a la fortaleza y que estauan de paz y en su amistad, para que alli se sustentasen a menos costa y conseruasen el amistad de los yndios, y con su presençia les hiziesen acudir con las cosas nezessarias a su auio, que hera traher madera para hazer tres bergantines y otros barcos pequeños que façilmente pudiesen nauegar por el rrio de Uriaparia, y para con ellos subir navegando la nao lo que la pudiesen lleuar el rrio ariua.
Tambien se detubo aqui el comendador Hordas por esperar algunos dias a uer si la nao y carauela quen la boca o uaxos del Marañon se auian apartado del le acudian a buscar303; en el qual tienpo llego el batel onde vuieron notiçia de su perdiçion en la forma que arriua queda declarado; y porque atras dize que daria entera rrelaçion de los Siluas, que quedaron haziendo gente que en Tenerife auian de ir en siguimiento del gouernador, y estandose haziendo estos barcos y bergantines en la fortaleza de Paria llegaron los dos hermanos, dellos tratare en el siguiente capitulo, todo lo a hellos tocante hasta su muerte, porque mejor se entienda estando escripto todo hello en vn capitulo solo que en diferentes lugares de la Istoria donde pertenece escreuirse.
CAPITULO HONZE
De como los Siluas, honbres naturales de la isla de Tenerife, siguieron al comendador Hordas, y el fin que ouieron por sus malas obras.
Al tiempo y sazón que el comendador Hordas llego a la isla de Tenerife, salto en tierra304 Alonso de Herrera, a quien el traia por su maese de campo, para que como honbre practico en negoçios de miliçia y de singular graçia para atraer a si los animos de los soldados por su hauilidad305 asi en el hablar como en tratar, juntase alguna jente; el qual, entre otros vezinos y naturales con quien el alli trato y tubo amistad, fueron estos Siluas, jente de mediana hazienda y linaje y juueniles en la hedad y aun en el juizio, a los quales façilmente atrajo a si Alonso de Herrera, para que deshaziendose del patrimonio y bienes que alli tenian, los gastasen en armar vn nabio o los que pudiesen, y en ellos metiesen los soldados y jente que hallasen, para yr con el comendador Hordas en demanda de aquella rrica por fama e ynçierta notiçia del Marañon, y con esto no solo adquiririan titulos de capitanes y personas prinçipales y preheminentes, mas tenian306 tanta mano en el negoçio del gouierno de la jente y tierra que se descubriese y poblase, como el propio gouernador; y poniendoles por delante demas de las adulaciones dichas, las muchas rriquezas, aunque biolentamente auidas, que en aquellos tiempos de las Indias se lleuauan a España, que aunque no eran tantas ni tan licitamente auidas como las de estos tienpos, parecian ser en tanto numero por ser la tierra nueuamente descubierta.
Determinados los Siluas de hazer lo que Alonso de Herrera les rrogaua, pareçiendoles venilles muy bien y a pelo el negoçio, con vna ynçierta y bana esperanza se deshizieron de los bienes y hazienda que en ella tenian, y conprando vna nao y una carauela o nauio, comencaron a ponerse a punto de proseguir y salir con su jornada adelante, conuocando y atrayendo a su conpañia muchos amigos y conocidos de los que en aquella ysla tenian, los quales con uer a estos bezinos deshazerse de sus heredades y dejar la zierta y mediana pasedia307 que tenian, por meterse deuajo de lo que la fortuna con hellos quisiese guiar, facilmente se despusieron a seguillos, y asi juntaron mas de doçientos honbres.
Estando ya a punto estos capitanes con su jente y nauios para se partir en segimiento de su capitan y gouernador, llego a la misma ysla de Tenerife, al propio puerto de Santa Cruz, donde estauan surtos los nauios de los Siluas, vn galeon de vn cauallero portugues cargado de mercadurias y de otras cosas que para el sustento de aquella ysla se traian, en el qual ansi mesmo venia vna donzella de poca hedad, hija o parienta del señor del galeon. El que venia por maestre deste galeon, o por enojo que de su dueño tuuo o por otra diabolica codizia que a ello le mouio, trato con Gaspar de Silua, que hera hermano mayor de los tres, que se apoderase en el galeon y en todo lo que en el estava y lo lleuase consigo. Gaspar de Silua dexose facilmente venzer de su cudicia, y hizo lo que el maestre del galeon le dezia, del qual apoderandose contra toda rrazon y justizia; echo los demas que contra su opinion y boluntad estauan en el y dioles en renconpensa la nao que tenia para su viaje, que era ya bieja y maltratada con el mucho trauajo, y de lo que le parecio paso al otro nauio que el antes tenia, en el qual pensaua nauegar con la donzella que en el galeon auia benido. Rrepartiendo la jente que alli tenia hecha en el galeon y nauio, metio a sus dos hermanos, llamados Juan Gonzalez y Bartolome Gonzalez, en el galeon por capitanes del y el se metio en la caravela.
Haziendose a la vela tomaron su derrota a las yslas de Cauo Uerde, como el gouernador Hordas les auia mandado, a donde en pocos dias llegaron; y saltando en tierra a tomar algun rrefresco para la mar, procuro aprouecharse mas de lo que hera rrazon a jente de su nacion, rrouando todos los ganados y otras cosas que pudo auer contra la boluntad de sus dueños, y aun casi a manera de amotinado, rrouo y despojo algunos portugueses que en la ysla a manos allo, todo lo que tenian, y dejandolos despojados de sus haciendas se enuarco y prosigio su viaje, en el qual porque308 se efetuasen todos los generos de maldades, forzo y corronpio a la donzella que en el galeon auia tomado con las otras cosas.
El galeon hera mas ligero en el nauegar, y asi en el camino se adelanto, y dejando atras a la carauela, en que yba Gaspar de Silua, se fue dando vista al rrio Marañon y a los demas puertos que por alli auia, y biendo quen todos hellos no auia rastro ni señal de los nauios del comendador Hordas, enboco por las bocas del Drago, y fue derecho a dar al puerto de Paria309, donde hallo que estava surta la nao capitana. El Comendador sintio muy gran alegria y contento de uer uenir la jente que atras auia dejado, y haziendose su salua e manera de rreciuimiento los vnos a los otros, surgio el galeon de los Siluas, y saltando en tierra fueron muy bien rreceuidos de su Gouernador, y uiendo que tan bien proueidos venian, aunque no sauia a cuya costa, y que no solo traian lo que auian menester, mas otras muchas cosas para uender a los que en la tierra estauan, se alegro muy mucho mas y les rrindio mas particularmente las gracias, dandoles lizençia que310 pudiesen bender lo que traian sobrado como quisiesen.
Mas Dios nuestro señor, que no consiente que semejantes maldades pasen ni queden sin castigo, permitio que dos soldados que en el galeon auian venido, llamados Hernan Sanchez Morillo y Briorres, que no deuian de auer sido consentidores en las maldades de los demas, dieron noticia al gouernador Ordas de lo que los Siluas tan maluadamente auian hecho, ansi en auerse alcado con el galeon y todo lo que en el venia, como el corronpimiento y311 fuerza de la donzella y rrouos echos en Cauo Uerde, lo qual no curando disimular el Gouernador, antes procurando y deseando que se les diese el castigo que semejantes negocios merezen, mando luego a Gil Gonzalez de Auila, a quien el tenia por su alcalde mayor, que prendiese a los dos hermanos que venian en el galeon y que haziendo ynformacion sobre los crimenes de que le auian dado noticia, hiziese justicia dellos y castigase a todos los mas culpados. El Alcalde mayor puso luego por hobra lo que su Gouernador le mandaua, y auida ynformacion bastante sobre hello, corto las cauezas a los dos hermanos Juan y Bartolome Gonzalez, y afrento y acoto a otros participantes de dichos delitos, a cada uno segun tenia la culpa312. Donde a pocos dias llego a esta fortaleza Gaspar de Silua, el hermano mayor que auia quedado atras, y allo que se auia ya partido el Comendador en demanda y seguimiento de su jornada al rrio de Uriaparia, en cuya busca y alcanze se fue luego, a los quales alcanco luego a la entrada del propio rrio Uriaparia, mostrando mucha alegria con bozes y altilleria que solto de su carauela, y se metio luego en vn esquiffe y se fue a la nao capitana a uesar las manos al gouernador Ordas, el qual luego lo mando prender y se hiziese justicia del como de sus hermanos, y lo lleuaron a enterrar a una isleta pequeña que alli zerca hazia el rrio, llamada Peratabre, la qual desde en adelante313 se llamo la isla de Gaspar de Silua; y desta suerte estos tres hermanos ouieron y rresciuieron la pena que su loco atreuimiento e ynfames echos merescieron, participando del castigo y pena todos los demas soldados y otras personas que auian sido participantes de los delitos, cada qual segun tenia la culpa como arriua rreferi314.
Todos los vienes y mercadurias que estos Siluas rouaron, asi en el galeon como en Cauo Verde, y los demas que ellos traian por suyos, fueron secrestados315 y bendidos y encargados a los que alli venian por ofyciales del Rrey para quellos pusiesen en cobro.
De esto se puede conjeturar quan mas y mejor ouiera sido a estos Siluas contentarse con su mediana pasedia316 y no procurar o pretender por ynciertas vias y medios adquerir vana honrra, especialmente siendo tan ynciertos los vienes y prometimientos de la fortuna, pues como es notorio, por vno que en las Indias suue y alcanza mayor dinidad y estado y mas prosperidad de rriquezas, dezienden y se pierden diez de mayores quilates que aquel que subio, como nos lo muestra la espirienzia de muchos mayorazgos, que con bana esperanza de ser mas rricos, se an desecho en España de sus patrimonios con que honrrosamente sustentauan la memoria de sus mayores, y pasando a las Indias y perdiendo y gastando el aparato que despaña sacaron, an uenido a morir miserable y pauperrissimamente, y aun a muchos dellos en poder de yndios cariues y de tigres y otros animales en cuyos bientres an sido sepultados, caresciendo de la materna sepultura, y lo que mas es de sentir, de los benefficios y sufraxios que en sus tierras se les hizieran, de que pudieran gozar no siguiendo la banidad ni dejando lo cierto por lo dudoso, como el bulgar rreflan dize.
CAPITULO DOZE
Como Hordas partio de la fortaleza de Paria y entro por el rrio de Uriaparia arriua, y la gran mortandad que sobre su gente vino.
En hazer los vergantines y barcos nezesarios para la nauegacion del rrio, se tardo y detubo el comendador Hordas en la fortaleza y su prouincia, dos meses, a cano de los cuales, estando ya todas las cosas a punto y los vareos echos, determino partirse con su jente y armada, y porque los negocios de los descubrimientos y jornadas son tan varios e ynciertos como por las espiriencias se auian bisto y cada día se been, acordo el comendador Ordas dejar gente en aquella fortaleza, porque si en el rrio se perdiesen y escapasen algunos soldados, hallasen a la mano ausilio y fauor donde guarecerse y librarse y no fuesen de todo en todo perdidos y destrocados; para el qual efecto aparto cincuenta honbres de los que mas aptos le pareecieron para cufrir317 el trauajo que alli se auia de padezer, y dandoles por su caudillo o capitan a Martin Niañez318 Tafur, vno de los principales y señalados quel trai en su canpo, que oy es vezino y biue en la ciudad de Tocaima, del Nueuo Rreino de Granada, se partio de la fortaleza dejandoles ynstrucion de lo que auian de hazer y el tiempo que lo auian desperar.
Otros dizen quel proposito de dexar Hordas en esta fortaleza esta jente fue temiendose que auia de bolver Antonio Sedeño, de Puerto Rrico, con alguna jente apoderarse en esta tierra de Paria y para que allase quien se lo contradijese y rresistiese y si fuese nezesario le prendiesen y quitasen la jente que trujese o hiciesen sobre hello lo que les pareciese. Demas de lo dicho, ay otra opinion azerca desto, la qual tengo yo por mas cierta, aunque todas juntas podian auer concurrido en el gouernador Ordas, y es que al tiempo que el se partio de España dejo en el rrio de Seuilla vna nao llamada Maestra y Capitana y a un capitan para que hiziese ducientos honbres o los que pudiese y fuese en su seguimiento y socorro, y para que si esta nao, en el ynter quel andana en el rrio de Uriaparia, aportase por alli, tuuiese quien le diese auiso y noticia de la derrota quel auia lleuado y acudiesen a donde el estaua con la jente y nueuo rrefresco y socorro que le trajesen, dejo este capitan con la jente dicha.
Sea como fuere, Martin Niañez Tafur quedo en la fortaleza de Paria con sus cincuenta soldados, y el Gouernador se partio, como e dicho, con su armada de naos y bergantines y se fue derecho a la uoca del rrio de Uriaparia, por el qual comenzo a entrar nauegando con su armada; y aunque tenia arta hondura y no mucha corriente para estoruar la nauegacion de la nao capitana, hera el gran estoruo e ynpedimento la falta de uiento maritimo, que todo lo mas del tienpo les hera calmo y si corria les hera contrario: y ansi les fue forcoso de vsar de fuerca y maña para cufrir319 la falta del uiento y suuir la nao capitana por el rrio arriua, que por aquellos sus principios, quanto a su entrada y fines, quanto a su nascimiento, venia y estaua tan llano, ancho y hondable y nauegable, que parescia a los ojos de los que lo mirauan que casi no se mouia el agua. Echaron toda la gente que pudieron en los vergantines y barcos de rremo que auian echo, y atando las popas dellos desde la proa de la nao con diferentes maromas y guindaletas, lleuauanla con muy gran trauajo de todos los que en la harmada yban, la nao nauegando, supliendo con la fuerza de sus brazos la falta del viento.
Con esta nueua manera de nauegar, aunque destraño trauajo para los soldados, yban suuiendo e metiendo la nao capitana el rrio adentro, tan poco a poco que casi no la podian mouer por su grandeza y pesadunbre, y tanbien por ques verisimil que qualquier nauio o nao nauega muy mas pesadamente por las lagunas, rrios y aguas dulces que no por la mar, la qual es mucha parte a que320 con mas facilidad y lijereza se mueuan y nauegen por ella los nauios, aunquesten muy cargados.
Este mesmo trauajo padezian los pobres españoles con el otro galeon pequeño que los Siluas armaron en Tenerife, que tanbien lo traian alli con los vastimentos y otras cosas necesarias que despaña auian traido para auio de su jornada.
Antes que Hordas saliese de la fortaleza, entre las otras nueuas que les dieron los naturales y cosas que le dijeron, fue como a la entrada del rrio de Uriaparia estaua el pueblo y señor de Uriaparia321; y como lleuase ya las señas desto, y hazia la parte do caya, tubose siempre a aquella vanda con su armada, y nauegando hobra de cuarenta leguas322 que estaua este pueblo de Uriaparia el rrio arriua, fue tan grande el trauajo que la jente padescio, asi en el llevar y suuir de la nao y galeon el rrio arriua, como con enfermedades y hanvres que les sobreuinieron de la rregion y constelacion de aquel rrio, quen la distancia destas cuarenta leguas que trauajaron para llegar a Paria, murieron y perecieron cuatrocientos soldados, poco mas o menos, y era tan mala e pesima esta rregion y tan corrutos y enpezedores los aires y bapores que en este rrio se conjelauan, que acontecia, en haziendose muy poca sangre o en picando vn morciegalo, o de otra ocasion que se les hiziese alguna pequeña llaga, luego les caia canzer, y ubo honbres que en vna noche y un dia les consumia el canzer toda la pierna desde la yngle asta la planta del pie, y ansi se ueian morir los vnos a los otros con estas enfermedades y con hanbres que tuuieron, a causa destar por alli la tierra muy anegada y cuuierta del rrio, y no poder yr los uergantines a buscar comida a ninguna parte; y con todas estas calamidades, muertes y hanbres y nescesidades, jamas se pudieron persuadir a dejar de proseguir su biaje y jornada y boluersse a la fortaleza de Paria a yntentar esta entrada por otra parte de menos peligros y riesgos.