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Kitabı oku: «Historia de Venezuela, Tomo I», sayfa 6

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CAPITULO ONZE

En el qual se escribe como prosiguiendo Miçer Ambrosio su descubrimiento hazia la laguna, fue muerto de çiertas heridas que en vna guaçabara le dieron yndios.


Andando de estas poblazones y alojamiento donde Miçer Ambrosio estaba y sus cavdillos, descubriendo a vna parte y a otra, y rreconoçiendo todas las dispusiçiones de las tierras de que estaban çercados, pareçioles la tierra de hazia el Rreyno que tenian al Sur, mas alta y mas quebrada y menos poblada, y la tierra de hazia la parte de abaxo, al Nordeste, a do las aguas yvan a la laguna de Maracaybo, mas apaçible y andadera y avn mas poblada, por donde se ynclinaron mas a seguir la derrota o bia de hazia la laguna, avnque por diferente camino del que abian traydo, que no la del Rreyno. Y esto no fue porque entendiesen entonçes que aquella derrota que tomaban era a la laguna, de do abian salido, por aber rrodeado mucho camino, y en esto fue esta gente desgraçiada, y como suelen deçir, de corta ventura; porque si siguieran su derrota como la abian començado, entraban en el Rreyno, donde obieran las rriquezas que despue obo el adelantado Ximenez, y poseyeran aquella tierra, que es cierto que no estuvieron diez leguas de la primera gente mosca que hazia aquella parte se dice chicamocha. Mas siguiendo su camino por donde los guiaba su fortuna, pasaron vnos paramos que desde estas poblazones ay, para yr al balle que agora los de Panplona llaman de Rrabucha49, en vn dia tan turbio y cargado de aguas y viento, que generalmente puso en gran detrimento a toda la gente y conpañia, y vbieran de pereçer alli de frio y elados, que ni con el caminar ni con el arroparse podian rresistir la fresca50 del paramo, y asi murieron alli elados y enparamados mucha cantidad de yndios y algunos españoles y caballos, que fue cosa açerbiçima ver como sin poderse socorrer vnos a otros se quedaban muertos y riendose o rregañando los dientes.

Los que de la tempestad deste paramo escaparon, lo tubieron en mas que aberse librado de las hambres y calamidades pasadas.

Entrando en el valle de Rabicha hallaronlo muy poblado y los naturales del muy a punto de guerra, y asi el tienpo que por este valle y los a el comarcanos andubo esta gente, nunca dexaron de rreçebir guaçabaras de los naturales, que con buen animo les acometian; mas sienpre yvan con la peor parte, porque como sus armas son tan flacas y sus animos tan debiles acaboseles presto todo y rretiranse o rrecojense tan sin horden que sienpre son mas mal tratados en los alcançes que les ban dando que en disparate de sus guaçabaras.

Y antes que se pase esta ocasion, pues voy tratando destos naturales, dire lo que hizieron, segun lo que se puede colegir, por permision divina, con vn hombre ymitador de abominables crueldades con yndios. Miçer Ambrosio traya este hombre por criado, que no le servia de otra cosa sino de traer a cargo vna cadena, en la qual venian aprisionados çierta cantidad de yndios que trayan cargado la muniçion y el demas fardaje que era del rrancho y tienda del governador, y estan puestos por tal horden con sus colleras al pescueço que avnque vayan caminando y cargados, nunca se les quita la cadena; y como los yndios sientan tanbien la hambre como los españoles e yvan cargados, cansabanse, y faltandoles las fuerças, de flaqueza se cayan y sentaban en el camino. Este alcayde o verdugo del demonio de Miçer Ambrosio, por no detenerse y abrir la cadena y sacar el yndio que se cansaba, y por otros diabólicos respetos que le mobian, cortabale luego la cabeça para quitallo de la collera, y dexabaselo alli muerto. Y desta suerte se certifica aber quitado la bida a muchos yndios; y como Dios nuestro Señor no consienta que semejante tirania y crueldades queden sin exemplar castigo, subçedio que en el valle de Rrabicha, de quien bamos tratando, salieron los yndios vn dia a dar guaçabara a los españoles, y se açercaron tanto a ellos que casi de entre las manos les tomaron los yndios a este verdugo, criado de Miçer Ambrosio, y sin se lo poder quitar y estorvar los españoles, alli delante de sus ojos le cortaron la cabeça a macanazos, y dexando el cuerpo a bista de los españoles, se llevaron la cabeça consigo en pago de quantas este miserable honbre abia quitado ynjusta y cruelmente a los yndios:

El Gobernador con su gente siguio su descubrimiento, y saliendo deste valle y pasando otras poblazones de yndios, fue a dar al balle que dixeron de Miçer Ambrosio, que es el propio que agora dizen los de Panplona, Chinacota, que es nombre propio de la tierra. Estaba este valle muy poblado de naturales y era abundante de arboles, que avnque en este tiempo se pareçe la prosperidad que entonçes pudo tener, por aberse muerto y consumido por diversos rrespectos muchos naturales del. Alojose Miçer Ambrosio en vna parte deste valle con su gente por ser abazible51 su estalaje, para de alli enbiar a descubrir lo que adelante obiese. Los naturales, como vieron esta nueva gente en su tierra y tenian ya por odidas notiçia de la mala vezindad que a do quiera que llegaban hazian, dexaron sus casas desiertas, y rrecogiendose con sus mugeres, hijos y haziendas a las montañas comarcanas, a ponello todo en cobro, acordaron venir a berse con los españoles, y si pudiesen, echallos de su tierra. Y subçedio quel dia questo obieron de hazer, Miçer Ambrosio y Estevan Martin, su capitan o cavdillo, se apartaron paseando fuera de su alojamiento descuydadamente, porque nvnca abian visto ni oydo ningun rremor52 de aquellos yndios, antes tenian entendido que de miedo se abian ahuyentado por la notiçia que de ellos les abian dado. Los yndios, con mano armada, les venian a dar guaçavara, y los dos capitanes echaron mano a sus espadas, y teniendose con ellos se defendieron balerosamente sin que los yndios les pudiesen echar mano, antes hirieron y mataron muchos de ellos; y como Miçer Ambrosio no tenia alli su sayo de armas con que mejor guardar su persona, rreçibio algunas heridas de los yndios malas y peligrosas; y no hera esto tan lexos del alojamiento que la gente que en el estava no oyeron la grita de los yndios, y sospechando lo que era salieron a ellos y hallaron a su governador con su conpañero rrebueltos con los yndios, como se a dicho, y como acudieron alli luego todos los españoles, fueron los yndios desbaratados y ahuyentados, avnque vitoriosos, que asi se puede decir, pues de las heridas que dieron a Miçer Ambrosio murio dende a pocos dias, y fue alli, en aquel valle53, enterrado por los suyos, de donde le quedo la nombradia y apellido del valle de Miçer Ambrosio, que hasta oy tura(A).

De las proprias naturalezas destas provinçias y de las que en estas comarcas de Panplona andubo esta gente, y de los yndios dellas, no trato aqui por no ser este su lugar.

NOTAS AL CAPITULO XI

(A) El P. Aguado no resulta muy bien enterado en lo relativo á la labor de Ambrosio Alfinger, por lo cual, para completar su relato, se reproducen los siguientes párrafos de la mencionada Relación del licenciado Pérez de Tolosa.

«Habiendo reposado el dicho Ambrosio de Alfinguer con la dicha gente, en la dicha ciudad de Coro, fue en descubrimiento de la laguna de Maracaybo, con ciento y cincuenta hombres de pie y de caballo; dondes la laguna se detuvo año y medio, poco más ó menos; poblo junto á la laguna un lugar que se dixe Maracaybo. Dejole poblado de cinquenta ó sesenta españoles, y volviose con muy poca gente á la ciudad de Coro, porque mucha de la que llevó se le murió.

»En este comedio vinieron dos armadas; en la una de las quales vino un Jorje Ynguer, con poder de Enrique Ynguer y Geronimo Sayler, y sin provision real; este no fue obedecido ni recibido por Gobernador. Después llegó otra armada de tres naos, con pasados de trezientos hombres, y en ella venia un micer Juan Sinser-Jofer, el qual se nombraba por Gobernador, con los mismos poderes y sin provision real. Fue recibido este Micer Juan por Gobernador, por la justicia, regimiento y oficiales, estando ausente el dicho Ambrosio de Alfinguer; el qual, llegado en Coro dentro de quince dias, fue obedecido por Gobernador como lo era de antes, y el dicho Juan Sinser-Jofer voluntariosamente quedó sin la dicha gobernacion, y dende á tiempo quedó en Coro. Estas naos trajeron muchas provisiones y mercadurias, las quales se vendieron á los españoles, al fiado, en precios mas baratos que nunca han valido, obligándose de dos en dos y tres en tres; en esta armada postrera vinieron, asi mismo, treinta alemanes mineros, de los quales casi ningunos viven. El dicho Ambrosio de Alfinguer trajo de la dicha entrada siete mill pesos de oro de chafalonia, los quales se dieron al factor de los Velzares, para en pago de la ropa y mantenimientos que en nombre de república se tomaron, y fuese á curar de una enfermedad rezia que traia de la entrada. Dejó por teniente á Niculao Fedreman, que habia servido en compañia del difunto Jorje Ynguer, con que le mandó que no saliese de la ciudad de Coro y treinta leguas á la redonda en descubrimiento alguno. Partido que fue el dicho Ambrosio de Alfinguer á Santo Domingo, el dicho Fredreman, ecediendo la comision que tenia, con ciento y quinze hombres de pie y de caballo se metió la tierra adentro y descubrió el valle de Bariquicimeto y de las Damas, y dió la vuelta para Coro, donde halló ya de vuelta al dicho Ambrosio de Alfinguer; el qual le prendió, y hecho proceso le dió un liviano castigo. Este Fedreman trujo de la dicha entrada siete mill pesos de oro de chafalonia, en nombre de toda la gente, los quales se dieron á los factores de los Velzares para en quenta y parte de pago de lo que se debe en nombre de república.

»Antes quel dicho Gobernador partiese para Santo Domingo, envió sesenta hombres de pie y de caballo, con muchos mantenimientos á costa de los Velzares, á socorrer el pueblo que dejaba en Maracaybo, porque dejó la gente muy desnuda y necesitada; y con esta gente envió por teniente á un Luis Gonçalez de Leyva, el qual, esta ida, hizo algunos esclavos, y envio dos navios cargados, los quales se perdieron eceto uno que aportó en la Isla de Cuba, de que se hizo alguno dinero; y con todo ello se acudió al Factor de los Velzares. Estos esclavos, se dice que hizo el dicho teniente Luis Gonçalez sobre haber fecho los requerimientos contenidos en un capitulo de la capitulacion que con Enrique Inguer y Gerónimo Sailer se hizo.

»Vuelto el dicho Ambrosio de Santo Domingo, partió para el dicho pueblo de Maracaybo, y dejando aquel pueblo á recaudo, con ciento y sesenta hombres de pie y de caballo fue en el descubrimiento de los Pacabueyes y Rio Grande de Santa Marta, que es la mejor tierra que se ha descubierto en esta gobernacion. Con el primer oro que alli hubo, que fueron, segun dizen, hasta treinta mill pesos, parte dello fino y parte de chafalonia, con todo ello envió al capitán Basconia, con veinte y cinco hombres escojidos, de pie, dirigidos al Factor de los Velzares, para que aquella moneda emplease en vestidos y provisiones. Este capitán Basconia, con toda la gente se perdió, y el oro con ellos: escapó solo un cristiano, que acaso se halló á cabo de tiempos entre los indios haziendo vida de indio, el qual dió relación. Andando mas adelante, descubriendo la tierra, se hubieron quarenta mill pesos de oro de chafalonia; y de alli empezó á dar la vuelta hacia Coro.

»En este tiempo, subiendo por el dicho Rio Grande de Santa Marta arriba, le llevó las provisiones de la gobernación, y la cesion y traspaso que Enrique Inguer y Gerónimo Sayler hizieron á Bartolome y Antonio Velzares; y prosiguiendo su camino para Coro, en los confines del Nuevo Reyno, en el valle que se dice de Ambrosio, en una pelea que hubo con los indios, fué herido en la garganta de una flecha, de que murió como muy buen cristiano, ordenada su ánima y sus cosas: murió muy pobre y bien quisto de la gente: era de gentil disposición y rostro, muy españolado, templado en su comer y beber: á su principio se dize que fue riguroso con la gente, y algunos ministros de justicia que tuvo causaron que se afrentaran muchos españoles.»

Segun Oviedo y Baños, Alfinger fue sepultado «á seis ó siete leguas de distancia de la ciudad de Pamplona, que despues poblo Pedro de Ursua, cuyo sitio, por haber sido donde la muerte puso término á la bárbara crueldad de aquel tirano, mantiene todavía el título de su nombre, siendo comunmente conocido por el Valle de Micer Ambrosio, aunque el coronista Herrera, contra la evidencia de una verdad tan clara, pone esta muerte en Coro, por yerro conocido de las relaciones que le dieron para formar su historia». (Historia de Venezuela, t. I, cap. VIII.)

Como se observa fácilmente, contrasta el juicio que Alfinger merece á Pérez de Tolosa, con el que consignan los demás historiadores, y dada la respetabilidad de aquél y el crédito que merecen sus informes, cabe sospechar que los otros exageraron en sus relatos, dejándose llevar de informes apasionados y parciales, dictados, tal vez, por la odiosidad que producía su condición de extranjero. Del relato del Padre Aguado puede deducirse que Micer Ambrosio comenzó portándose bien, pero que luego dejó hacer á sus tenientes y soldados, naciendo de aquí su fama de crueldad.

CAPITULO DOZE

Como muerto Miçer Ambrosio fue eleto por capitan Juan de San Martin, y prosiguiendo su jornada fueron a dar donde Francisco Martin estava preso o cavtivo, y tomandolo consigo salieron a la civdad de Coro.


Muerto Miçer Ambrosio, no dexo de cavsar su muerte alguna discordia entre sus soldados, porque como por su avsencia les era forçoso nombrar capitan o persona que los tubiese y llevase en justiçia, pretendian algunos este cargo, avnque no lo osaban publicar ni declararse en ello, mas de estorvar la elacion que los mas querian hazer, y al fin, viendo que de la tardança desta elacion y nombramiento se podia seguir entre ellos mesmos perpetuas discordias que fueran cavsa de su final destruyçion, avinieronse vn dia todos de conformidad, asi los que pretendian el cargo como los que lo aborreçian, y nombraron por su capitan, para seguir su54 jornada, a Juan de San Martin(A), el qual açeto el cargo y començo a proseguir su viaje por la propia derrota y via que Miçer Ambrosio lo llevaba encaminado; y saliendo deste valle de Chinacota o de Miçer Ambrosio, fue a dar consigo a donde agora dizen los llanos de Cucuta, que son vnas tierras mal pobladas que agora sirven de criaderos de ganados a los vezinos de Panplona y a los vezinos de la billa de San Cristoval, por estar en medio de los confines destos dos pueblos; y de aqui, teniendose a la mano derecha del rrio de Panplona, que muy cavdaloso entra en la culata de la laguna de Maracaybo, como antes de agora he dicho, fueron caminando a bista del propio rrio hacia la laguna, porque siguiendo esta gente esta derrota fueron a dar sin pensarlo a la provinçia donde estaba Francisco Martin, soldado que escapo mediante su buena yndustria de los que se perdieron con Gascuña.

Dire aqui lo que a este Françisco Martin le subçedio desde que entro en poder de yndios hasta que fueron estos españoles a dar con el.

El caçique o señor de aquella provinçia, abiendo ya açetado en su serviçio o en su casa a este Françisco Martin, como por cosa de grandeza, para que fuese visto de todos sus sujetos, segun se a dicho, tratabale bien y no consentia que se le hiziese mal ninguno, que era harto buena propiedad para las demas gentes de las Indias, las quales son en si tan crueles e ympias que avnque no coman carne humana no pueden acabar consigo de tener bibo ningun prisionero español que a las manos ayan.

Usando desta clemencia que he dicho, este prinçipal con este Françisco Martin, los yndios y sujetos deste caçique, quando su señor se yva fuera del pueblo, tenian por pasatiempo a este español, y vsando con el de muchas maneras de juegos, le trataban muy mal: entre los quales dire aqui vna bien mala burla. Atabanle estos barbaros dos cabuyas o cuerdas a los pies y hazianle que saltase todo lo que pudiese, y en estando el pobre honbre en el ayre tirabanle de los cordeles atras y hazianle dar de hoçicos o de colodrillo en el suelo, y de quanto contento rreçebian los yndios en ver esto entiendo que nuestro español tenia de daño y tristeza. Y ciertamente el pobre honbre pereçiera en estos pasatiempos sino fuera faboreçido de vna hija del propio señor ó caçique, que le era afiçionada mediante aberse rrebuelto con ella carnalmente. Esta le quitaba destos pasatiempos y otros semejantes con que los yndios se holgaban; y conservandole la bida hizole que siguiese los trajes y maneras de bivir de los yndios y que ymitase todo lo que viese, que con esto contentaria al caçique su padre y a los demas yndios. El Francisco Martin se dio tan buena maña que ni traya rropa sobre su cuerpo ni daba lugar a que le naçiese pelo en la barba ni en las otras partes ynferiores, y vsaba las armas y los otros exerçiçios y avn creo que ydolatrias de los yndios y el comer hayo y cal, que es vna costunbre muy general entre yndios y muy vsada; y avn despues de salido de entre estos yndios lo vsaba muchas vezes, porque se le abian asentado y encaxado tan bien las cosas de los yndios que el las tenia por naturales y ellas a el por hijo; y finalmente, el salio tan buen mohan o fisico que dio a entender a los yndios que sus curas eran sobrenaturales, y asi acudian a el con los enfermos como si en el hallaran toda la sanidad que buscaban; y visto esto, el caçique, y entendido el amor que su hija le tenia, acordo de casallos, y puniendolo en efecto congrego sus gentes conforme a su costunbre para celebrar bodas, a los quales pesaba de ello, por pareçelles que abia de pretender el Françisco Martin mandallos, porque antes deste tiempo abian visto en el señales de muy atrevido. Las bodas se çelebraron, y dende en adelante començo nuestro desposado a mostrarse mas grabe y hazerse temer de los yndios, y a seguir sus gerras y parçialidades, y señalarse y abentajarse en las guerras que los yndios de su pueblo tenian con otros, en manera que los mesmos naturales, de su voluntad, le binieron a nonbrar por su capitan, con lo qual començo a estremarse mas con los yndios y a querellos subjetar y gobernar diferentemente de como solian en su antiguedad hazello.

Los yndios, por esto y por otros agrabios que este Françisco Martin les hazia, secretamente se amotinaban contra el, y su muger, como era enparentada, luego le daba abiso de ello, y el mediante alguna mas yndustria que tenia de la que los yndios en semejantes hechos suelen tener, los esperaba a que viniesen, y procurando ganalles por la mano en el acometer los descomponia, y luego o mataba a los mullidores del motin o los apaciguaba y contentaba; y con estos ymbustes y otros ardides de que vsaba ya no abia quien osase tomar armas contra el, y asi bibia y poseya paçificamente lo que tenia, y vnos por amor y otros por temor no hazian los yndios mas de lo que el queria.

En efeto, este hombre, en todo y por todo, seguia todas las costumbres, rritos y çerimonias de los yndios, y tubo dos o tres hijos en su muger, por quien despues sospiraba. En esta bivienda bivio este hombre casi tres años que obo desde que Gascuña se perdio con el oro hasta que la gente que quedo de Miçer Ambrosio aportaron a esta provinçia, que es lo que agora proseguiremos.

El capitan Juan de San Martin, con los demas soldados, fue caminando algunos dias por la derrota que he dicho, y como esta era la primera vez que los naturales que en las comarcas deste rrio de Panplona estaban poblados, abian bisto gentes españolas y caballos, no osaban vsar de las armas contra ellos ni resistilles el camino, como despues hizieron al capitan Alonso Perez de Tolosa, hermano del governador Tolosa, que lo hizieron bolver atras, segun que adelante contare en su lugar. Metido en algunas jornadas el rrio abaxo el capitan Juan de San Martin con su gente, reconocio la laguna de Maracaybo, y biendo quan cerca estaba de Benençuela animose la gente por dar conclusion a su perigrinaçion, y pasando adelante, ya que estaban junto a la propia laguna, hazia la parte do esta poblada Merida, açercaronse a la provinçia y poblaron donde estaba Françisco Martin convertido en yndio. Los yndios luego dieron notiçia de como españoles se acercaban a su tierra. El Françisco Martin, temiendose que por aquellas nvebas, de consentimiento de su suegro no le hiziesen algun daño, dixoles que el era yndio y que aquellos españoles lo trayan forçado o cautibo y quel se abia huydo de ellos, que le diesen la gente de gerra que en el pueblo abia y que el mataria a los españoles y los desbarataria. El cacique y los demas sujetos, creyendo ser asi lo que su yerno decia, adereçaron sus armas y gentes para yr a dar en los españoles, los quales ivan marchando hazia aquella provinçia donde el Françisco Martin estaba, bien quitados de que les subçediera tam bien aquella derrota, porque por ser por alli la tierra de muchas montañas y muy anegadiza con dificultad pudieran atinar a salir a donde pretendian, sino fuera abiendo muy buenas guias que supieran la tierra y los llevaran por donde abian de yr, y para este efeto y avn para traer a su amistad todas aquellas gentes que por alli abia les aprobecho mucho el hallarse en esta tierra este español que estaba ya tam bien ynstruto en la lengua de aquellos naturales, que con façilidad, mediante el hablalla tambien, los atraya á lo que queria.

Visto por los yndios donde el Françisco Martin estaba que se acercaban a su pueblo los españoles, determinaron salilles al encuentro, y llevando por su capitan al tornadizo, le començaron a seguir con sus armas y horden de pelear, el qual les iva dando la horden que abian de tener en el acometer, y poniendolos en celada o enboscada, dandoles a entender que aquel era el mejor modo de guerrear, se aparto de ellos con titulo de que yva a espiar a los españoles, los quales venian bien çerca de donde los yndios se abian puesto por consejo de Françisco Martin en emboscada. Este español, segun la vsanza que de bibir entre los yndios tenia, como ya he dicho, yva desnudo en carnes y enplumajado y embixado, que es çierta manera de barniz con que se vntan quando an de yr a semejantes lides y a otros pasatiempos, y con su arco y flechas en las manos, el cabello largo, la barba pelada, y en el mienbro genital puesto vn calabacillo pequeño, segun lo tenian de costumbre aquellos yndios y todas las demas naciones que traya. Venia tan al natural yndio, quanto se puede creer que lo estaba en ato55 y costumbre; y açercandose a los españoles y dandoles vista, ellos tuvieron por temeridad y grande atrevimiento la de aquel honbre que siendo vno solo y tiniendo ya noticia de como trataban los españoles a los yndios, se viniese de mano armada a ellos; y porque semejante manera de desverguença no quedase sin castigo determinaron de alançeallo56 los que delanteros venian; y viendo el Françisco Martin que los españoles llevaban hazia el semblante de maltratallo, anticipose a hablalles, diziendoles que no tenian para que aperçebirse contra el, porque era su compañero y soldado de su compañia.

El capitan Juan de San Martin y los que alli junto con el venian, admirados de oyr hablar aquel yndio en lengua española, casi se turbaron, y rreparándose para entender mejor lo que les abia hablado, y açercandose mas a ellos el Francisco Martin les declaro su caso por estenso, quien era y el modo de su perdiçion, y la bivienda que tenia. Los españoles luego rreconoçieron a este soldado, y admirados de la forma que traya, se apearon y le cubrieron con algunos bestidos y con el lloraron la perdida de sus compañeros con estremos de entrañable sentimiento, y todos juntos se fueron a donde estaba la enboscada de los yndios, a los quales hablo Françisco Martin dandoles a entender, diferentemente de lo que antes les abia dicho, como aquellos españoles eran sus hermanos, y que no les harian ningun daño ni mal tratamiento; y confederados desta manera, se fueron al pueblo donde el prinçipal estaba, el qual dio muestras de holgarse de la confederaçion y amistad de los españoles, y hospedandolos amigablemente les proveyo de lo que obieron menester para su sustento; los quales descansaron alli algunos dias, donde fueron bien servidos asi destos yndios como de todos los demas comarcanos, a quien el Françisco Martin traxo a la amistad y gracia de los españoles, los quales, despues de estar algo rreformados de los trabajos pasados, prosiguieron su viaje y derrota para Coro, llevando consigo a Françisco Martin y buenas guias que les encaminaban por caminos muy esconbrados de çienegas y anegadizos, que es lo que mas pesadumbre les daba: y por do quiera que pasaban, mediante el faravte que llevaban, les salian los yndios de paz y les hazian todo buen ospedaje. Y despues de aber peregrinado por las partes dichas y pasado los trabajos rreferidos y otros muchos que aqui no se cuentan, llegaron estos españoles a Coro sin su governador y con perdida de la mayor parte de sus conpañeros que abian salido con ellos, que quedaron muertos en el discurso desta larga jornada; que desde la salida hasta la entrada en Coro tardaron cinco años, sin hazerse mas fruto spiritual ni corporal del que de todo lo dicho se puede presumir.

Avnque Miçer Ambrosio sienpre procuro que se hiziese buenos tratamientos a los yndios, y no consintio que ningun soldado llevase yndio cargado ni avn yndia que le moliese, a los prinçipios de su jornada, pero despues todo el daño que podian hazian. Mando por edito público que todo el oro que hallasen los soldados en poder de los yndios o en sus casas se lo tomasen y quitasen so grabes penas57 que para ello les ympuso; y por otra parte mando tanbien por edicto publico que los soldados no rrescatasen ninguna comida con los yndios a fin de que no fuesen molestados de los soldados; hordenanzas, por cierto, muy de rreyr, que por vna parte mandaba que les tomasen todo el oro que los yndios tenian, y por otra que no les comprasen lo que abian menester y ellos quisiesen de su boluntad vender. Yo entiendo que desta suerte devieron de ser todas las demas constituciones y hordenamientos que en govierno y jornada y gente este governador hizo, y asi obo el suçeso y fin de su jornada que abemos contado.

NOTAS AL CAPÍTULO XII

(A) El licenciado Pérez de Tolosa, Castellanos y Oviedo y Baños, le llaman Pedro de San Martin. El Padre Simón sigue en esto, como en casi todo, al Padre Aguado.

Oviedo y Baños dice que á la muerte de Alfinger «empezaron á originarse en aquel pequeño ejército disturbios y disensiones sobre quién le había de suceder en el gobierno, y aunque los pretendientes eran muchos, por voto de los más principales fué preferido á todos el factor Pedro de San Martin; pero aunque las prendas de nobleza, prudencia y valor que lo asistían lo hacían muy digno para las honras del empleo, no fué tan acepto su nombramiento, que dejase de haber discordias y alborotos que hubieran pasado á motines declarados si el capitán Juan de Villegas, con su autoridad y aquella respetable veneración que se había granjeado en la estimación de todos, no hubiera sacado la cara y tomado la mano á sosegarlos». – (Historia de Venezuela, cap. IX.)

49.Rrabucha ó Rrabuelsa. La palabra está enmendada en el original, y resulta de difícil lectura.
50.En la edición de Caracas: fuerza por fresca.
51.Debe ser una errata, y querer decir apacible, como se escribe en la edición de Caracas.
52.Debe ser errata material y querer decir rumor.
53.En la edición de Caracas se omite en aquel valle.
54.En la edición de Caracas, la en vez de su.
55.Debe ser hato, ropa y pequeño ajuar para el uso preciso y ordinario.
56.En la edición de Caracas: alcanzarlo.
57.En la edicion de Caracas se lee: y quitasen cincuenta graves penas.
Yaş sınırı:
12+
Litres'teki yayın tarihi:
25 haziran 2017
Hacim:
690 s. 1 illüstrasyon
Telif hakkı:
Public Domain
Metin
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Metin
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