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LOS TÍTULOS HEBREOS O EPÍGRAFES, Y LOS TÉRMINOS TÉCNICOS
La comprensión adecuada de los salmos requiere que miremos a sus características literarias, teológicas y estructurales fundamentales, para descubrir pistas que nos ayuden en la compleja pero necesaria tarea de interpretación16 . Esas peculiaridades temáticas, estilísticas y canónicas de los salmos contribuyen considerablemente a su belleza literaria y espiritual, además de ser medios para transmitir el sentido religioso de su mensaje y para afirmar los valores de sus enseñanzas. En efecto, nuestras interpretaciones del Salterio se relacionan con la comprensión del carácter particular y distintivo de la poética hebrea, según se pone de manifiesto en la Biblia17 .
En primer lugar, los salmos tienen una serie de títulos en el idioma hebreo que desean orientar al lector o lectora sobre los temas a estudiar, y los ubican en algún entorno histórico, litúrgico o cultural de importancia para su lectura y comprensión. Respecto a estos títulos, epígrafes o suscripciones es importante indicar rápidamente que no forman parte de la composición original del salmo: ¡Fueron añadidos a través de los años, para ayudar en las dinámicas cúlticas y contribuir a la formación educativa de las comunidades de fe! Tienen títulos hebreos ciento un salmos (101), mientras que el resto (49), se conocen como «salmos huérfanos», por carecer de esa peculiaridad literaria.
Un buen ejemplo de la importancia de los títulos es la distribución de los llamados salmos de David, que se disponen con criterios externos que ciertamente pueden verificarse. Revelan, en efecto, criterios teológicos, manifiestan peculiaridades literarias, e indican prioridades temáticas. En la sección que incluye los Salmos 42–89, p.ej., se manifiesta una estructura casi simétrica, que pone de manifiesto las preocupaciones religiosas y los intereses teológicos de los redactores y editores finales del Salterio18 : ¡Enfatizan los salmos dedicados a David!:
• Salmos 42–49: Salmos de los hijos de Coré
• Salmo 50: Salmo de Asaf
• Salmos 51–65, 68–70, 86: Salmos de David
• Salmos 73–83: Salmos de Asaf
• Salmos 84–85, 87–88: Salmos de los hijos de Coré
Los títulos hebreos contienen algunas claves o ideas en torno a la transmisión, dedicación o usos de los salmos. Aunque desconocemos el significado preciso de algunos de los términos que se utilizan en varios títulos, su lectura y análisis puede servir de ayuda en el proceso de evaluación de su uso a través de la historia. Generalmente los títulos incluyen términos técnicos que se relacionan con la composición de algún salmo, con su uso litúrgico o musical, con su relación a algún personaje distinguido, o contienen referencias a varios eventos en la vida de David.
A- Términos que aluden a los compiladores o autores:
1. El término «de David», que aparece como en 73 ocasiones en los salmos19, es de difícil compresión, pues en hebreo la preposición «de» puede aludir a la autoría, pertenencia, dedicación o, inclusive, tradición; además, la referencia al nombre del famoso monarca israelita puede identificar tanto al famoso rey como a su descendencia real o dinastía. En los salmos, la expresión «de David» posiblemente debe ser entendida como dedicado a David, o en la tradición de David, o en la memoria de David. La idea es que el poema pertenece a la colección que se relaciona con David.
2. «de los hijos de Coré»: Esta frase identifica una serie de salmos que posiblemente formaban parte del repertorio musical de la familia de Coré, que eran cantantes en la liturgia del Templo de Jerusalén (Sal 42–43; 44–49; 84–85; 87–88).
3. «de Asaf»: Según Esdras 2.41, Asaf era el antecesor de los cantantes del Templo; y, de acuerdo con el escritor cronista (1 Cr 6.39; 15.17; 2 Cr 5.12), era uno de los músicos principales del rey David.
4. «de Salomón»: La expresión alude al hijo de David, reconocido por su sabiduría, e indica posiblemente que estos salmos se han atribuido, dedicado y relacionado con el famoso rey de Israel (Sal 72; 127).
5. «Hemán el ezraíta»: Según 1 Reyes 4.31, Hemán era uno de los famosos sabios de la época de Salomón; de acuerdo con 1 Crónicas 15.17,19 –¡si el pasaje alude a la misma persona!–, era cantante en el Templo de Jerusalén durante la época de David; y en 1 Crónicas 25.5 se indica que también era vidente del rey.
6. «Etán en ezraíta»: Se menciona junto a Hemán en 1 Reyes 4.31 y también en 1 Crónicas 15.17,19; a él se atribuye el Salmo 89.
7. «de Moisés»: Es una referencia al famoso legislador y líder hebreo, que no debe tomarse literalmente como base para indicar su autoría del Salmo 90, que también se ha dedicado a la memoria de David.
8. «a Jedutún»: Este personaje era uno de los músicos principales de David (1 Cr 16.41), y puede aludir a la familia de músicos con ese nombre (Sal 39; 62; 77). Otros estudiosos piensan que la expresión debe traducirse como «confesión», y los salmos con este nombre deben cantarse en algún ritual penitencial.
B- Términos que indican el tipo de Salmo:
1. «salmo»; en hebreo, mizmor: La expresión ocurre unas 57 veces en el libro de los Salmos, y es un término técnico que se utiliza en la Biblia únicamente en el Salterio. Posiblemente alude a algún tipo de cántico litúrgico que debe acompañarse con instrumentos de cuerdas.
2. «lamentación»; en hebreo, shiggaion: Aparece únicamente en el Salmo 7, y se caracteriza porque contiene una serie variada de sentimientos de pena. La expresión se relaciona con un verbo hebreo que significa «errar» o «inquirir», que puede ser un indicador de arrepentimiento y contrición.
3. El término hebreo miktam es de muy difícil comprensión y traducción, y se encuentra en seis salmos (Sal 16; 56–60); quizá es una referencia a algún tipo de castigo o puede inclusive aludir a una joya dorada20 .
4. «oración»; en hebreo, tepillah: Se encuentra en los títulos de varios salmos (Sal 17; 86; 90; 102; 142) y describe la piedad de los adoradores; puede también relacionarse con las expresiones de lamentación del pueblo.
5. «cántico»; en hebreo, shir: Este es el término técnico común para aludir a los cánticos, tanto religiosos como seculares, y se encuentra como en 30 salmos. La diferencia entre mizmor y shir no es clara, pues varios salmos incluyen los dos términos (Sal 65; 75; 76; 92).
6. «maskil»: Designa a un tipo particular de salmo (Sal 88), aunque la comprensión y traducción precisa del término no es totalmente posible. Quizá alude a algún salmo de edificación, enseñanza o meditación.
7. «alabanza»; en hebreo, tehillah: Alude e identifica a varios salmos de alabanzas a Dios (Sal 65.1; 119.171; 145).
8. «cántico de amores»; en hebreo, shir yedidot: Expresión que describe un tipo particular de salmo que afirma el amor (Sal 45).
9. «cántico de las subidas»; en hebreo, shir hammacalot: La frase alude a un tipo particular de salmos que se utilizaba al subir al Templo de Jerusalén (Sal 120–134).
C- Términos de uso y finalidad litúrgicas:
1. «acción de gracias»; en hebreo, todah: Estos salmos aluden a la importancia de la ofrenda de gratitud (Sal 69.30), posiblemente como expresión comunitaria. Estos salmos pueden identificarse por sus temas de acción de gracias.
2. «penitencia»; en hebreo, leannoth: Es posiblemente un término técnico que alude a la contrición o penitencia (Sal 88).
3. «ofrenda memorial»; en hebreo, lehazkir: Es un término que alude a la ofrenda o sacrificio memorial, cuyo propósito es posiblemente recordar ante el Señor la naturaleza del dolor humano (Sal 38; 70).
4. «cántico de la dedicación del Templo»; en hebreo, shir hanukkat habbayit: Este cántico se utilizaba en el Templo para recordar la importancia de su dedicación (Sal 30).
5. «para la enseñanza»; en hebreo, lelamed: La palabra alude a la importancia de la educación y destaca la finalidad pedagógica del Salterio.
6.«para el día de reposo»; en hebreo, lesabat: La expresión afirma la importancia del día de reposo para la comunidad judía (Sal 92).
D- Términos musicales:
1. «al músico principal»; en hebreo, lamenaseah: Este término es muy común en el Salterio, aparece en 55 salmos, y también en Habacuc 3.19; y posiblemente la expresión proviene del reino del norte, Israel, que equivale «a David» en el reino del sur, Judá.
2. «con instrumentos de cuerdas»; en hebreo, bineginot: Posiblemente alude a la práctica de acompañar a algunos salmos únicamente con instrumentos de cuerdas, no con instrumentos de viento o de percusión (Sal 4; 6; 54; 55; 67; 76).
3. «para las flautas»; en hebreo, el hannehilot: Alude a un tipo de salmo que debía ser acompañado con flautas; posiblemente se refiere a salmos de lamentación (Sal 5).
4. selah: Este término aparece con regularidad en los salmos, como en 71 ocasiones, y 3 veces adicionales en Habacuc, y es de muy difícil traducción y comprensión. Algunas traducciones antiguas lo vierten al griego como diapsalma, que se piensa era un tipo de interludio o intermedio donde se cantaba otra melodía o se tocaba algún instrumento musical. La traducción latina de la Biblia, la Vulgata, generalmente no traduce la expresión; y en la tradición judía se pensaba que significaba «por siempre» o «eternamente». Otras alternativas incluyen «levantar la voz» o «cantar más alto», en referencia a la música; también, «retornar» o «doblarse a orar», en alusión a que la congregación debía postrarse ante Dios.
5. higgaion: Alude a algún detalle musical de difícil comprensión en la actualidad (Sal 9.16); puede ser una referencia a la bajada de la voz en el cántico del salmo.
6. «en la octava»; en hebreo, al hassseminit: Aunque algunas personas han indicado que la expresión se refiere a que las personas debían cantar en un octavo de nota más baja, posiblemente una mejor comprensión del término es que alude a algún tipo de instrumento musical de ocho cuerdas.
7. haggittit: El término es de difícil comprensión, y posiblemente se refiere a la lira o a la presa de vino (LXX) (Sal 8; 81; 84).
8. al mut labben: La frase es extraña, y significa «en la ocasión de la muerte del hijo»; posiblemente es una variante o corrupción de la expresión al alamot (Sal 46).
9. al alamot: Aunque algunas traducciones antiguas la traducen como «doncellas», pues es probable que las mujeres tuvieran algún papel menor en la liturgia del Templo; también puede referirse a los misterios o las cosas ocultas (Sal 46).
10. «los lirios»; en hebreo, al sosanim: Posiblemente es una alusión al proceso antiguo donde de descubrían oráculos al mirar los lirios, aunque también se puede referir a los lirios como símbolos del amor y la fertilidad (Sal 45; 60; 69; 80).
11. «las flautas»; en hebreo, al mahalat: La expresión es compleja y muy difícil de traducir; posiblemente se refiere a las flautas, como símbolo de lamentación y dolor (Sal 53).
12. «sobre la paloma muda de las lejanías»; en hebreo, al ayelet hasahar: Aparece en el título del Salmo 56, y posiblemente se refiere a la forma o la tonada y el ritmo en que el salmo debía ser cantado.
13. «no destruyas»; en hebreo, al tashet: Quizá se refiere a algún acto de la liturgia (Sal 57; 58; 59; 75), o alguna forma de cántico (Sal 65.8).
E- Notas históricas:
Algunos salmos incluyen varias referencias históricas para ubicar los poemas en el contexto de algunos episodios de la vida de David. Posiblemente estas notas fueron añadidas luego del exilio en Babilonia (véanse Sal 3; 7; 18; 34; 51; 52; 54; 56; 57; 59; 60; 63; 142), y nos brindan alguna información en torno a la interpretación y uso del salmo luego del destierro.
COMPOSICIÓN DE LOS SALMOS INDIVIDUALES Y REDACCIÓN FINAL DEL LIBRO
La historia de la redacción de los salmos individuales es extensa, y es complejo el proceso gradual de compilación de poemas hasta llegar al libro que tenemos en la actualidad. Todo comenzó de forma oral, posiblemente cuando los salmistas recitaban las oraciones para expresar sus sentimientos más significativos en torno a Dios y la vida. Esas plegarias y composiciones pasaron de generación en generación, a medida que la comunidad de fe se apropiaba de esos clamores, al entender que reflejaban sus pensamientos y sentimientos sobre las acciones de la divinidad en las diferentes esferas de la vida.
El reconocimiento de la importancia espiritual, litúrgica, literaria e histórica de los salmos se relaciona con el período en el que el pueblo de Israel inició sus experiencias de adoración como comunidad, y siguió hasta la composición del último salmo que se incorporó en el libro21 . Posiblemente una de las fuerzas mayores que guió la redacción y edición final del Salterio se relaciona con la crisis de la caída del reino de Judá, y su posterior exilio en Babilonia. Esas extraordinarias dificultades históricas produjeron en el pueblo un sentido escatológico profundo.
La redacción y transmisión de los salmos en Israel formó parte de las experiencias religiosas del Medio Oriente antiguo, y los salmistas utilizaron los temas, las técnicas y las metodologías que eran comunes en ese gran entorno geográfico, histórico, religioso y cultural22 . Ese proceso fue largo y complejo, y se fundamentó principalmente en la importancia que la comunidad de Israel le dio a esa literatura en la adoración, y también a la afirmación que los salmos le brindaban al pueblo en su peregrinar al futuro.
Esa importante dinámica de redacción y compilación también tomó seriamente en consideración la identificación y afirmación de la literatura que se convertiría con el tiempo en Sagrada Escritura. El libro de los Salmos es una importante antología literaria y religiosa, que contiene los poemas, las oraciones, los valores y las experiencias que sobrevivieron a ese proceso extenso e intenso de redacción, compilación y edición.
Nuestro empeño por descubrir el nacimiento de cada salmo no nos conduce necesariamente a sus autores originales, cuyos nombres propios e identidades específicas se pierden en el anoniMto de la historia, el tiempo y la cultura. Las investigaciones sosegadas, los estudios sistemáticos y los análisis científicos en torno a sus orígenes nos llevan principalmente a los contextos iniciales y primarios en los cuales se utilizaron los salmos.
En torno a este particular tema de la autoría es importante indicar que el concepto contemporáneo es diferente al que se poseía en la antigüedad. En las sociedades modernas se han redactado una serie leyes que protegen a los autores y las autoras, y que proveen regulaciones adecuadas que afirman la propiedad intelectual de las personas. En el mundo antiguo, por el contrario, se desconocían esas ideas de propiedad intelectual privada, y las composiciones eran entendidas como parte de la vida y de la propiedad de la comunidad, que las utilizaba y revisaba repetidas veces a través de la historia en sus diversas actividades religiosas y culturales.
Aunque ciertamente los salmos deben haber sido compuestos por personas con gran capacidad analítica, crítica, literaria, estética y poética, los procesos sociales, religiosos y sicológicos de transmisión de información de la etapa oral a la escrita no guardó la identidad precisa de esos personajes. Únicamente tenemos el día de hoy los entornos culturales en los cuales los salmos eran utilizados, entre los que podemos identificar los siguientes: Procesiones nacionales y festivales anuales, ceremonias de entrada al Templo de Jerusalén y cánticos de peregrinación, eventos educativos, y oraciones privadas y actividades litúrgicas específicas. Algunos salmos son oraciones individuales de alabanzas o quejas, mientras que otros manifiestan los mismos temas, pero desde la perspectiva de toda la comunidad. Y aunque el proceso de redacción de los salmos se inició de forma individual, en algún momento de la historia de Israel, posiblemente luego de la institución de la monarquía, comenzó el proceso de agrupar y ordenar los diversos grupos de salmos para su uso litúrgico en el Templo.
En la actualidad, el libro de los Salmos se divide en cinco secciones mayores o en cinco «libros»23:
Libro 1: | Salmos 1–41 |
Libro II: | Salmos 42–72 |
Libro III: | Salmos 73–89 |
Libro IV: | Salmos 90–106 |
Libro V: | Salmos 107–150 |
Cada sección o «libro» finaliza con una afirmación doxológica o alabanza extraordinaria a Dios (véanse Sal 41.13; 72.19; 89.52; 106.48; 150). Las atribuciones a algún personaje de gran importancia histórica y de reconocimiento y aprecio de la comunidad fueron algunos de los criterios para la compilación de los grupos (p.ej., David, Salomón y Moisés). Y otros salmos se agruparon por razones temáticas o por el uso específico que le daban en el culto –p.ej., los Sal 120–134, que son denominados como de «ascenso gradual» o «peregrinación», pues se utilizaban para subir o ascender al Templo–.
Una peculiaridad teológica y literaria en el Salterio es la preferencia del uso del nombre divino en sus diversas secciones. Los diversos «libros» del Salterio o secciones se dirigen a Dios con su nombre propio y personal –p.ej., Yahvé, o Jehová en las versiones Reina-Valera–, o utilizan el nombre genérico para referirse al Señor, Elohim. Las preferencias en torno al nombre divino se presentan en la siguiente gráfica24 :
Libro | Yahvé | Elohim |
Libro 1 | 272 | 15 |
Libro II | 74 | 207 |
Libro III | 13 | 36 |
Libros IV y V | 339 | 7 |
Luego del primer dúo de salmos (Salmo 1–2), que son una especie de introducción a toda la obra25 , tenemos dos importantes colecciones de poemas que se atribuyen, según sus títulos hebreos, al famoso rey David: Salmo 3–41 y Salmo 51–72. Una nota de gran importancia literaria y teológica se incluye al final del segundo libro, pues se indica claramente que con ese poema finalizan los salmos de David (Salmo 72.20). Esa particular referencia es posiblemente una forma de indicar que en algún momento de la historia, los salmos editados y compilados finalizaban con esa colección relacionada con David.
La intensión teológica del redactor final del Salterio se revela al estudiar con precisión la sección que incluye los Salmos 15–24. Esta serie de poemas está dispuesta de manera simétrica o en forma de quiasmo, y en su centro estructural (sección E, en la gráfica) se revela el tema que se desea destacar26 : La gloria divina y la importancia de la Ley de Dios.
A. Salmo 15: Liturgia de entrada
B Salmo 16: Salmo de confianza
C. Salmo 17: Lamentación
D. Salmo 18: Salmo real
E Salmo 19: Himno para la gloria de Dios y la Torá
D’. Salmo 20–21: Salmos reales
C’. Salmo 22: Lamentación
B’. Salmo 23: Salmo de confianza
A’. Salmo 24: Liturgia de entrada
Junto a los salmos davídicos se incluyen dos colecciones adicionales de poemas que se atribuyen a grupos de músicos que ejercían sus labores regulares en el Templo de Jerusalén: algunos se relacionan con Asaf (Sal 50; 73–83); y otros, con Coré (Sal 42–49). Estos salmos son esencialmente cánticos e himnos que reflejan la teología tradicional de alabanza y oración del pueblo de Israel, y posiblemente incorporan las tradiciones teológicas y litúrgicas del reino del norte a las experiencias religiosas del sur en Jerusalén.
En el proceso de compilación del libro de los Salmos, el segundo grupo de salmos de David se incorporó luego de los salmos de Coré, y los salmos relacionados con Asaf se ubicaron posteriormente para seguir al Salmo 72, y así formar un conjunto de poemas (Sal 42–83) que pasó por un proceso de revisión estilística de gran importancia teológica y literaria. En muchas ocasiones, el nombre propio de Dios en hebreo –Yahvé o Jehová, en la tradición de revisiones Reina-Valera– en esa sección del Salterio se cambió por la referencia general al Señor –en hebreo, Elohim o Dios–, posiblemente para afirmar el monoteísmo radical e indicar que el Dios bíblico era el Señor no solo del pueblo de Israel sino de toda la tierra. A estas composiciones, conocidas como salmos eloístas, se le añadió otra colección de salmos de Coré (84–89), para finalizar la tercera sección del libro de los Salmos. Estas colecciones de salmos de David, Asaf y Coré, posiblemente, formaron la base inicial que posteriormente se convirtió en el libro de los Salmos, como lo conocemos el día de hoy.
Las secciones finales de la colección de salmos bíblicos se formaron posiblemente con criterios teológicos particulares o con prioridades litúrgicas específicas. Como es el caso en los manuscritos descubiertos en el Mar Muerto, los Salmos 90–150 en manuscritos diversos se encuentran en diferentes secuencias. Posiblemente, para la época de la redacción de los documentos de Qumrán (c.150 a.C.–100 d.C.), todavía la colección canónica de salmos no había tomado su forma final y definitiva27 . Varios grupos de salmos, en esta parte final de compilación del Salterio, tienen temas en común: p.ej., cánticos de ascensión al Templo (Sal 120–134); himnos que celebran el reinado del Señor (93; 95–99); y tres secuencias de salmos de alabanzas o de aleluyas, conocidos como «salmos hallel» (Sal 111–113; 115–117; 146–150).
Para finalizar el libro de los Salmos se incluyen dos doxologías: la primera para separar la cuarta sección de salmos de la quinta (Sal 106.48); y la segunda (Sal 150), para completar y cerrar el libro con un tono de alabanza y adoración.
El arreglo actual del libro de los Salmos responde a las necesidades religiosas de la comunidad judía postexílica. Los salmos que se incluyen en el canon bíblico sirvieron para proclamar los sentimientos religiosos más importantes de la comunidad de fe judía. Esos cánticos contienen el recuento de las experiencias religiosas más significativas del pueblo de Israel, que a su vez fueron utilizadas por la iglesia cristiana primitiva para comunicarse con el Dios eterno, padre y Señor de Jesús de Nazaret. De esa forma, el libro de los Salmos se convirtió en recurso para el culto público y privado, y en fuente de autoridad teológica y espiritual para los creyentes y las comunidades de fe, judías y cristianas.