Kitabı oku: «Ambiente de aprendizaje», sayfa 2
Revisando los orígenes
Las instituciones educativas y los salones de clases como se conocen hoy distan mucho de las primeras formas de enseñar en los orígenes de la historia de la educación.
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La película“The first grader”presenta la historia de Kimani Maruge, un keniata de 84 años que insistió en matricularse en una escuela para poder aprender a leer y escribir. Entre las variadas excusas para no aceptarlo como alumno, le explicaron que él no podía asistir porque no tenía uniforme. Maruge sortea este obstáculo comprando ropa de segunda mano y la transforma en algo parecido a un uniforme. ¡Pero todavía debía vencer el estereotipo de la edad… y otros!
¿Te has preguntado alguna vez por qué en nuestras escuelas se procede en un determinado orden o rutina diaria? ¿Por qué los edificios mantienen una arquitectura estándar, o por qué enseñamos los contenidos agrupados en materias? ¿Por qué en gran parte del mundo se usan uniformes? ¿Por qué agrupamos a los estudiantes por edades? ¿Siempre fue así? Naturalizamos procesos que se transforman en rituales, damos por sentado que de esta manera funciona mejor y sostenemos las formas. Basta con mirar un poco hacia atrás para admitir que lo que hoy creemos necesario e indispensable para que un ser humano aprenda, en realidad puede discutirse.
La historia de la educación en la cosmovisión cristiana
Entonces, revisemos los orígenes. Existen diversas perspectivas desde las cuales mirar la historia. En esta obra, he elegido estudiar la historia desde una cosmovisión bíblico-cristiana, en la que se puede comprender el plan de Dios para restaurar al ser humano por medio de la educación. La pedagogía puede ser una herramienta para acercar a los seres humanos a su Creador y recomponer a quienes fueron creados a imagen de Dios en el principio. En este libro no entraremos en más detalles de la filosofía de la educación adventista; en cambio, se presentará un breve panorama de los modelos educativos de Dios.2
Al recorrer la historia de la educación en la Biblia, el libro de historia más antiguo que posee la humanidad, se descubren modelos educativos entrelazados con las crónicas de los pueblos. Raquel B. de Korniejczuk (2005) rastreó los modos de enseñar y aprender en la historia de la humanidad a la luz de la Santa Biblia, y encontró los siguientes modelos:
1 La escuela del Edén. Luego de la creación del mundo, Dios enseña a sus criaturas (Adán y Eva) cara a cara, y el aula es el perfecto entorno natural. Los “alumnos” aprenden haciendo y trabajando en una relación de confianza. La perspectiva era un desarrollo y un crecimiento eternos.
2 La familia. A partir de la mala elección de las primeras criaturas, la escuela del Edén se cierra, pero Dios sigue enseñando a sus criaturas por medio de las familias. Estas estaban encargadas de la transmisión del plan de salvación y las habilidades necesarias para la vida, en forma modélica, de padres a hijos.
3 El desierto. Los hijos de Dios se reproducen y van olvidando lo que aprendieron de sus padres. La esclavitud en Egipto y luego la liberación que los lleva al desierto son instancias de aprendizaje intenso. Dios utiliza recursos visuales para ilustrar su plan de salvación (el tabernáculo, los milagros cotidianos que les permiten sobrevivir en el desierto, etc.) pero también les entrega la Ley por escrito y les enseña cómo vivir en armonía social, en salud y prosperidad, para que se destaquen por encima de todos los otros pueblos en razón de su educación.
4 Las escuelas de los profetas. Constituyen la primera referencia a la educación institucionalizada. Las familias ya no cumplían cabalmente su misión educadora; por lo tanto, Dios proveyó de personas con habilidades de liderazgo y preparación para que instruyeran a otros. En estas escuelas se estudiaba la Ley de Dios, historia, música y poesía. El trabajo físico era un pilar de aprendizaje también, a la par de los tutores.
5 La escuela del niño Jesús. Dios estableció un modelo de crianza y educación para su Hijo en esta tierra, y volvió a dar la responsabilidad a la familia para esta delicada tarea. Sus padres, y no las escuelas de los rabinos que dominaban la cultura de la época, serían los encargados de educar al niño Jesús. El currículum estaba constituido por el trabajo útil, la Palabra de Dios, la naturaleza, y los problemas de la vida que iría enfrentando y resolviendo. Su madre le enseñó a leer y comprender lo que leía.
Actividad 4: Mesa de discusión¿Qué ideas de los modelos educativos divinos conservamos en la educación actual? ¿En qué acciones visualizamos algunos rasgos que perduran?¿Puede considerarse a la familia actual como el agente educativo principal de las personas?¿Qué ventajas y qué limitaciones tiene la educación institucionalizada?Al mirar los contenidos que constituyeron el currículum para la escuela en el hogar del niño Jesús ¿cuáles crees que deberían ser los contenidos indispensables y prioritarios en un currículum escolar? ¿Por qué?¿Por qué crees que el trabajo es una herramienta didáctica a lo largo de la historia de la humanidad en los modelos educativos de Dios?¿Qué peso tiene el conocimiento de Dios y de su plan de salvación en este modelo? ¿Cuánto peso real debería tener hoy en el currículum de las escuelas? |
Bouvet de Korniejczuk (2005) sostiene que siguieron largos siglos de silencio en lo que respecta a nueva orientación divina, y que recién la Reforma y la Contrarreforma pusieron en discusión los modelos tradicionales y rígidos que había impuesto la Edad Media, donde el saber era para unos pocos privilegiados. En este contexto arbitrario, el conocimiento de Dios se oscureció y los seres humanos se apartaron más y más del plan original de restauración. Muchos siglos después, Dios inspiró a Elena de White lineamientos para construir modelos aplicables a estos días, en base a principios que se mantienen desde la creación del mundo.
Otras formas de enseñar, otras formas de aprender
¿De qué manera eligen aprender las personas? ¿Qué estrategias de instrucción utilizan? ¿En qué medio aprenden mejor, en espacios abiertos, bajo el sol y los árboles, en la cocina de la casa, en un aula bien equipada? ¿Solos, con amigos o instructores? ¿Leyendo, escribiendo, haciendo, experimentando?
Estas preguntas tienen muy variadas respuestas y, sin embargo, la educación de hoy prevé pocas opciones. Se presume que son mejores (o al menos más prácticas/económicas/eficientes) ciertas maneras institucionalizadas de organizar el aprendizaje. Pero esto no fue siempre así.
Gvirtz, Grinberg y Abregú (2012) realizan un “tour” histórico por distintos tipos de escuelas a lo largo de los siglos, que permite entender el progreso de nuestra idea de “ambiente de aprendizaje”. Ni las autoras mencionadas ni esta obra pretenden agotar todos los modos de escolarización de la historia; solo se presentan algunos modelos sobresalientes. A continuación, se expone una breve síntesis de los aportes de diversos tipos de escuelas y propuestas educativas.
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Escuelas sobre alfombras. El pueblo hebreo sostenía un sistema educativo familiar (como se vio en el segundo modelo divino), en el cual los maestros eran los padres, que congregaban a sus hijos de distintas edades sobre una alfombra para enseñarles a leer y escribir. Los padres además oficiaban de modelos para el aprendizaje de oficios, que sus hijos aprendían y practicaban como modo de sostén para la vida. Transmitían de esta manera la herencia cultural y laboral, las creencias y la religión.
Escuelas atenienses. A diferencia de los hebreos, los padres atenienses de élite confiaban la educación de sus hijos a un preceptor que posteriormente evolucionó a la figura de pedagogo: un esclavo que acompañaba al niño y le ayudaba en sus tareas de aprendizaje de música y lectura. La educación sistemática estaba limitada a las clases sociales privilegiadas, de manera que actuaba como divisor y conservador de las clases sociales.
Escuelas romanas. La asimetría entre docente y alumno en la Roma del siglo III d.C. se hacía notar en la conformación física del aula: el maestro se sentaba en un sillón y los estudiantes en el suelo o sobre piedras. El castigo físico y la severidad eran parte del método pedagógico con el cual se sostenía la autoridad del maestro.
Uno a uno. Por el siglo XV, los príncipes y las clases acomodadas eran educados por una persona exclusivamente dedicada a esa tarea. Uno enseñaba las lecciones y otro escuchaba y repetía. No se hacía en un ambiente especial, sino que alrededor la vida continuaba en el bullicio natural de la casa o el palacio. El ambiente de aprendizaje era ruidoso. La elección del contenido del currículum era arbitraria.
Didáctica magna: métodos y principios para enseñar. Por el siglo XVII, el teólogo y pedagogo Juan Amós Comenio pensó y sistematizó principios metodológicos para una didáctica, es decir, maneras apropiadas y efectivas de enseñar para que los estudiantes aprendan. Propició una educación universal y para todos, y organizó la escuela en términos de tiempos, contenidos y conductas de los alumnos. Destacó el desarrollo espontáneo de los niños y la educación natural. Además, determinó qué habría de enseñarse en cada nivel y cómo hacerlo (Asprelli, 2010).
Enseñanza simultánea. Juan Bautista La Salle, sacerdote y pedagogo francés (1651-1719), se dedicó a la educación masiva de niños pobres y a la formación docente. Fomentó las prácticas escolares de grandes grupos y la simultaneidad de la enseñanza, en base a un modelo estructurado en el orden y el control. La propuesta era muy similar a la de una misa, en la cual una persona (el sacerdote) se dirige desde un lugar elevado a un grupo grande de personas que escuchan. Los alumnos debían tener pupitres separados unos de otros, que los mantenían aislados e inmovilizados. Los docentes debían estar preparados para disciplinar y mantener el orden de la clase.
Enseñanza mutua. Dado que enseñar a una gran cantidad de alumnos de distintos niveles, congregados en un inmenso salón, era una misión bastante difícil, Joseph Lancaster y Andrew Bell, ambos pedagogos ingleses, propusieron un sistema que facilitaba la enseñanza y el aprendizaje: el sistema lancasteriano o monitoreal. Los alumnos avanzados se constituían en monitores, que se sentaban en la primera fila del aula. El maestro enseñaba el tema a estos estudiantes, y ellos, a su vez, repetían el procedimiento con un grupo menor de compañeros. El sistema piramidal funcionó para atender la educación masiva a fines del siglo XVIII. Este modo de organizar la enseñanza pudo haber tenido su inspiración en el modelo jesuita que utilizaba al decurión, un monitor que se encargaba de ayudar a sus compañeros y colaborar con el docente. Al tener clases de entre 200 y 300 estudiantes, las dividían al mando de alumnos destacados.
Escuelas de la industrialización. La migración de las familias agricultoras a los centros urbanos para sumarse a los trabajos industrializados provocó la necesidad real de tener escuelas que cumplieran la función social y pedagógica que las familias ya no podían cumplir. Un ejemplo de estas escuelas fueron las fundadas por Robert Owen (1771-1858) para educar masiva y tempranamente a los hijos de obreros de sus hilanderías en Escocia. Owen pretendía aunar la cultura con el trabajo. Procuró el uso de espacios externos al aula, los trabajos grupales y tareas que fomentaran la colaboración y la solidaridad desde corta edad (Penchansky y San Martín, 1995).
En este contexto de industrialización surgió la idea de “ciudadano”, quien necesitaba ser formado como tal y “disciplinado”, para organizar así la sociedad, clasificando espacios, funciones y tiempos.
Sistemas educativos nacionales. Hacia el final del siglo XIX el Estado creó sistemas educativos nacionales con el fin de que impulsaran la unificación de la cultura, el idioma y la historia; en otras palabras, buscaba la homogeneización del pensamiento con fines políticos (Gvirtz, Grinberg y Abregú, 2012). Un ejemplo de esta práctica se observa en la historia de la educación argentina, que por fines del siglo XIX impulsó la construcción de un imaginario de unidad nacional. Se trataba de formar al “ser argentino” y se generó por medio de la estandarización de programas de estudio nacionales que se cumplían en todo el país, hora a hora y materia por materia, cuidadosamente supervisadas a través de los registros que todo maestro y director debía llevar de sus acciones (Zoppi, 2008).
Educar sin escuelas. Una vez en la historia se educó sin escuelas. El deseo de control llevó a la masificación y la homogeneización de la educación, pero ante el desencanto de lo que la educación no logró, se produjo un movimiento con alternativas contra escolares. El más conocido en esta ideología fue Iván Illich (1926-2002), pensador austríaco, quien postuló por una educación sin escuelas. Es la propuesta de una sociedad en la que todos tengan libre acceso al conocimiento en redes abiertas. Todos comparten y tienen derecho a tener el conocimiento. Aunque puede parecer una propuesta utópica, en Europa hay países que están optando por postergar el ingreso de los niños a las escuelas para que tengan mayor madurez (ingreso a los 7 años) y están reduciendo los horarios de clases. Consideran el dar la opción de asistir menos días a las instituciones escolares y, en cambio, dar lugar al estudio en bibliotecas, museos, teatros, etc. Brindar más clases online, además de las presenciales, y tener más opciones para experimentación, trabajo y vivencias en espacios reales. No se trata de una “desescolarización”, pero sí de alternativas que airean el control excesivo que pretendieron alguna vez las instituciones educativas.
La escuela en casa. Es natural que, como reacción a un intento de dominación social, política e ideológica que puede transmitir la escuela, las familias deseen hacerse cargo del derecho de educar a sus hijos. En algunos países la intromisión del estado en la educación de los niños es aguda. Sumado a esto, en las escuelas no solo se aprende el currículum oficial. Sobradamente sabemos que los niños y los adolescentes tienen un radar especial para captar contenidos del currículum oculto y los modelos erróneos que transmiten sus pares. En la institución escuela es posible ver violencia de distintos grados, iniciación en las adicciones, y presión de pares. Los problemas de convivencia sacuden a las escuelas que no son capaces de romper con los ciclos de violencia, ni pueden hacerse cargo de problemas sociales que traspasan los muros institucionales. Por estas razones, y porque las familias no encuentran en las escuelas la iniciativa de formar para la vida, evitando la competencia y la comparación, es que optan por educar a los hijos en la casa. De esta manera, volvemos en cierta forma a las “escuelas de las alfombras”, pero en un trabajo más elaborado y sobre la base de un currículum que les permitirá a los niños la inserción en una sociedad tecnologizada. En algunos países el homeschooling está legislado y reconocido oficialmente como una opción más de escolarización, y es una alternativa frecuente para familias que tienen la posibilidad de educar en la casa.
Actividad 5: Mesa de discusión¿Qué ventajas y qué desventajas observas en cada una de las propuestas educativas a lo largo de la historia?¿Cuáles te parecen más cercanas al modelo original que Dios pensó para el ser humano?¿Qué propuestas representan mejor la definición de “ambiente de aprendizaje” del inicio de este capítulo? |
Recalculando…
Retomemos la definición inicial de ambiente de aprendizaje:
“Una construcción diaria que asegura la diversidad y la riqueza en las relaciones de las personas, y también como un ámbito en el que un ser humano actúa y lo transforma. Un escenario donde se desarrollan condiciones favorables para el aprendizaje, algo así como un gran tejido, que tiene el fin específico de sostener el aprendizaje de capacidades, competencias, habilidades y valores”.
Para entender qué implica hablar de “ambiente” hemos revisado nuestras prácticas escolares. ¿Vemos en ellas los elementos de un ambiente de aprendizaje efectivo? Hemos repasado brevemente la historia, que muestra cómo la educación ha ido cambiando sus formas de presentarse y de buscar sus objetivos. Hay algunas propuestas que se acercan a ambientes que producen aprendizaje y otras que distan mucho de conseguirlo.
Educar partiendo de un compromiso profundo y buscar encender el fuego de la motivación y la pasión por aprender no es una idea nueva. La necesidad de concebir a la escuela como un escenario de co-aprendizaje y transformación útil es resultado de la suma de aportes tales como el de John Dewey y la escuela activa; María Montessori y una educación basada en la libertad y la autoinstrucción; y, más recientemente, Paulo Freire, otorgando la palabra, la creatividad y el poder por medio de la educación (Aguerrondo, 2005). En 1997, David Perkins postulaba que la escuela inteligente debe caracterizarse por ser abierta, arraigada a su medio, con fronteras no claramente delimitables y relaciones con el conocimiento y entre los individuos que buscan establecer vivencias culturales cruzadas por prácticas significativas, movilizantes, motivadoras.
Habiendo recorrido un largo trayecto de la educación en alas del recuerdo, estamos en condiciones de buscar, a paso firme y con los pies sobre la tierra, maneras de construir y mejorar nuestros ambientes de aprendizaje. De ello nos ocuparemos en los siguientes capítulos.
Bibliografía del capítulo 1
Aguerrondo, I. Grandes pensadores. Historia del pensamiento pedagógico occidental. Buenos Aires: Papers Editores, 2005.
Asprelli, M. C. La didáctica en la formación docente. Buenos Aires: Homo Sapiens, 2010.
Bouvet de Korniejczuk, R. Integración de la fe en la enseñanza y el aprendizaje. Teoría y práctica. Montemorelos, México: Universidad de Montemorelos, 2005.
Departamento de Educación de la División Sudamericana. Pedagogía adventista. Buenos Aires: ACES, 2004.
Duarte, J. “Ambientes de aprendizaje. Una aproximación conceptual”. Estudios Pedagógicos, 29: 97-113 (2003).
Evertson, C. M.; Emmer, E. T. y Worsham, M. E. Classroom Management for Secondary Teachers. Boston: Allyn and Bacon, 2000.
Gvirtz, S., Grinberg, S. y Abregú, V. La educación ayer, hoy y mañana. ABC de la pedagogía. Buenos Aires: Aique, 2012.
Knight, G. Filosofía y Educación. Una introducción en la perspectiva cristiana. Buenos Aires: ACES, 2014.
Ornstein, A. y Hunkins, F. Curriculum. Fundations, Principles and Issues. Boston, EEUU: Allyn and Bacon, 2004.
Penchansky de Bosch, L. y San Martín de Duprat, H. El nivel inicial. Estructuración. Orientaciones para la práctica. Buenos Aires: Aique, 1995.
Perkins, D. La escuela inteligente. Del adiestramiento de la memoria a la educación de la mente. Buenos Aires: Gedisa, 1997.
Proning Fromberg, D. “Kindergarten: Current Circumstances Affecting Currículum”. Teachers College Record, 90 (1989), 392-403.
Roelofs, E., Visser, J. y Terwel, J. “Preferences for Various Learning Environments: Teachers’ and Parents’ Perceptions”. Learning Environments Research, 6 (2003), 77–110.
Santrock, J. Psicología de la educación. México: MacGraw Hill, 2002.
Sauve, L. Exploración de la diversidad de conceptos y de prácticas en la educación relativa al ambiente, en Memorias Seminario Internacional. La Dimensión Ambiental y la Escuela. Serie “Documentos especiales”. Bogotá: Ministerio, 1994.
Yousafzai, M. Malala. Yo soy Malala. Buenos Aires: Alianza, 2014.
Zoppi, A. M. El planeamiento de la educación en los procesos constructivos del currículum. Buenos Aires: Miño y Dávila, 2008.
1 D. Proning Fromberg (1989), “Kindergarten: Current Circumstances Affecting Curriculum”, Teachers College Record, 90, pp. 392-403.
2 En las obras Pedagogía adventista, del Departamento de Educación de la División Sudamericana, y Filosofía y educación, de George Knight, se pueden profundizar las líneas pedagógicas y filosóficas que fundamentan el modelo educativo adventista.