Kitabı oku: «Sin miedo al fracaso», sayfa 5
25 de enero - Biblia
Dios y Eva – parte 2
“Haré que tú y la mujer sean enemigas, lo mismo que tu descendencia y su descendencia. Su descendencia te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón” (Gén. 3:15).
Escondida en el árbol prohibido, la serpiente le preguntó a Eva: “¿De veras Dios les dijo que no deben comer del fruto de ninguno de los árboles del huerto?” (Gén. 3:1). “No –respondió Eva–. Podemos comer de todos los árboles, menos de uno. Dios dijo que si comemos de él, o si tocamos su fruto, moriremos”.
Eva estaba citando incorrectamente a Dios. Dios no había dicho que morirían si tocaban el fruto, pero Satanás no la corrigió. Ya casi la tenía engañada, pues se había detenido a escucharlo. “No vas a morir –le dijo–. Dios sabe que cuando comas de él, tus ojos se abrirán, y serás como Dios, conociendo el bien y el mal”. Satanás estaba diciendo la terrible y trágica verdad.
Puedo imaginar a Eva mirando a la serpiente agarrar una fruta. Puedo imaginarla dudando, sopesando las palabras de la serpiente. Puedo sentir la angustia de Dios mientras el cielo observa expectante. Puedo imaginarla tomar la fruta y olerla. No, Eva, déjala caer. No comas...
Eva se llevó la fruta a la boca y la mordió. Luego, esperó. Los rayos del sol seguían cayendo sobre su rostro como un segundo antes, pero todo había cambiado. Había tomado una decisión. Había confiado en la serpiente en lugar de en Dios, y ya no había vuelta atrás.
La fruta era dulce en su boca, pero en su dulzura estaba la amargura de todo lo que vendría. Realmente Eva y Adán se volvieron como Dios, conociendo tanto el mal como el bien. Conocieron el engaño, la ira, el odio y la enfermedad. Y al igual que Digory en la novela de C. S. Lewis, El sobrino del mago, Eva descubrió que una vez que tocas la campana, no la puedes acallar. No había vuelta atrás.
La muerte violenta de su hijo Abel fue solo la primera de millones de muertes. Guerras, epidemias, hambrunas, limpiezas étnicas... Alejandro Magno, Atila, Gengis Kan... La violación como arma de guerra…
Adán y Eva tuvieron que abandonar el huerto, por supuesto. Pero Dios les dijo que no todo estaba perdido. Aunque la muerte era ahora una realidad de la vida, Dios mismo vendría a la tierra y, a través de su muerte, podrían volver a vivir con alegría para siempre.
PW
26 de enero - Espiritualidad
La deuda del diablo
“Tú crees que hay un solo Dios, y en esto haces bien; pero los demonios también lo creen, y tiemblan de miedo” (Sant. 2:19).
Se han escrito innumerables páginas cuestionando cómo Dios puede ver sufrir al mundo sin hacer nada para detener ese sufrimiento. Pero yo tengo otra pregunta: ¿Cómo pueden los demonios deleitarse como lo hacen con nuestro sufrimiento?
Para empezar, el pecado es como un ácido que destruye todo lo que toca. La única razón por la que los seres dedicados al mal han logrado sobrevivir durante miles de años es porque Dios ha permitido que así sea.
Tal vez todo es cuestión de perspectiva. Quizás ellos ven la tierra como un gran videojuego. O tal vez es como música a sus oídos. Tal vez están escuchando una extraña banda sonora que convierte a nuestro planeta en una gigantesca comedia oscura, una especie de trailer de una película de terror remezclada y convertida en una película alegre y agradable. Bajo el influjo de esa banda sonora cadencial, posmoderna y preapocalíptica en sus audífonos, tal vez nuestra angustia les parece graciosa; nuestra confusión, divertida.
O tal vez es que se aman demasiado.
En El mal y la mentira, el psicólogo Morgan S. Peck describe sus curiosos encuentros con personas que solo pudo clasificar como malvadas: son totalmente egocéntricos y narcisistas. Se consideran a sí mismos siempre irreprensibles y superiores. Todos sus problemas son culpa de otros. Ven a los demás solo como objetos que pueden manipular para sus propias necesidades. No tienen sentido de empatía ni la capacidad de identificarse con los sentimientos ajenos.
Para los demonios con el complejo de persecución más antiguo del universo, no existe otro trabajo que frustrar a Aquel que piensan que los desgració. Y como Jesús solo estuvo en la tierra durante tres décadas y ahora no lo pueden tocar, la única forma en que pueden vengarse de Dios es a través de sus hijos. Es una existencia patética, pero los ha mantenido entretenidos durante mucho tiempo. Al igual que niños que se esconden y arrojan canicas al suelo para que los caminantes desprevenidos resbalen, los demonios viven para engañar, distraernos y hacernos caer.
Cuando Jesús sanó a dos hombres poseídos por demonios, estos últimos temblaron ante su presencia. “¿Viniste acá para atormentarnos antes de tiempo?” (Mat. 8:29), le dijeron atemorizados. Los demonios saben que les queda poco tiempo. Y aunque el regreso de Jesús es una mala noticia para ellos, es una excelente noticia para nosotros.
27 de enero - Vida
La búsqueda
“ ‘Todavía te falta una cosa: vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riqueza en el cielo. Luego ven y sígueme’. Pero cuando el hombre oyó esto, se puso muy triste, porque era muy rico” (Luc. 18:22, 23).
Ese día, en la escuela, estuvimos hablando de las búsquedas personales. Yo asistía a una escuela secundaria en la que sincronizaban las diferentes materias. Mientras estudiábamos la Edad Media en historia, por ejemplo, leíamos literatura de la misma época en la clase de lengua. También nos asignaban proyectos que no me enseñaban mucho, pero que representaban una gran parte de las notas. En una ocasión, cada alumno tenía que idear su propia búsqueda, algo que debía buscar y encontrar. Yo me propuse buscar loncheras retro, así que me esforcé en encontrar la lonchera y el termo perfectos.
Pero la búsqueda que llamó más mi atención fue la de mi compañera de clase, Elisa.
Elisa se propuso personificar la moda, vistiendo algo nuevo todos los días. Probaba nuevos estilos diariamente y buscaba inspiración en Nueva York y Milán. ¿Quería ella encontrar el vestido retro más llamativo? ¿Pretendía lograr el atuendo perfecto? No. Su búsqueda consistía en poder vivir con lo menos posible. Quería ver de cuántas de sus lindas prendas podía prescindir. Elisa donó cuatro enormes bolsas llenas de sus tesoros a una tienda de ropa de segunda mano. El objetivo no era evitar estar a la moda o lucir anticuada; simplemente, se dio cuenta de que tenía “demasiado” cuando había otros que no tenían nada.
“Pero esa no es una búsqueda”, dijo la maestra. De repente, veinticuatro quinceañeros indignados protestaron. Una manada de dragones no se habría mostrado más feroz. Habíamos crecido con Elisa, entendíamos su sacrificio y sabíamos de su motivación. Ella había entendido bien el verdadero significado de la búsqueda. No se trataba de encontrar algo extraordinario, sino de crecer.
El joven rico estaba dispuesto a hacer lo que fuera en su búsqueda del reino de los cielos; cualquier cosa menos abandonar su seguridad. Cualquier cosa menos arriesgarse a perderlo todo.
¿Cuál es tu búsqueda?
¿Qué te impide crecer?
LH
28 de enero - Misión
Jesús ama a las actrices porno
“Todos han pecado y están lejos de la presencia gloriosa de Dios” (Rom. 3:23).
En 2006, Mike Foster y Craig Gross, dos pastores de California, directores de un ministerio al que llamaron “antipornografía”, mandaron a imprimir Biblias con la inscripción: “Jesús ama a las actrices porno” en la portada. El objetivo era regalarlas a los trabajadores de la industria del cine porno. La primera imprenta a la que contactaron les devolvió el dinero y rechazó el trabajo, afirmando que por mucho que apreciaban la intención de los pastores, la inscripción les parecía engañosa e inapropiada.
El objetivo de Foster y Gross era alcanzar a un grupo de personas que de otra forma jamás pensarían en leer la Biblia. Pero ¿fue en realidad una mala idea? Sin duda el título podría malinterpretarse, pero lo mismo le pasó a Jesús: fue muy malinterpretado. Jesús enfrentó muchos problemas que la gente prefería ignorar. Llegó a muchas personas que la sociedad no tomaba en cuenta.
Por lo general se representa gráficamente a Jesús en entornos agradables de la naturaleza; entre ovejas, leones y niños en campos de margaritas. Es la imagen que queremos de él. Nos gusta pensar que nuestro Dios se relaciona con niños y con los animalitos de su creación, pero no con personas “despreciables”. Un momento; olvidé mencionar que todos somos despreciables. No te creas el engaño de que hay niveles de pecado. Pecado es pecado. Ser “un poco pecador” es como decir que se está “un poco muerto”. Solo la gracia de Jesús puede sacarnos de esa situación, y su oferta sigue vigente para todos.
La verdad es que sí, Jesús ama a los actores y las actrices porno. También te ama a ti con el mismo amor que trasciende todo. Los actores de la industria porno, los adictos, los asesinos e incluso los miembros de iglesia (no te sorprendas) tienen la misma oportunidad de llegar al cielo. Jesús nos ve por lo que podemos llegar a ser, no por lo que somos ahora mismo. Si Jesús te juzgara por tu estado actual, ni siquiera llegarías a ver el destello de la puerta del cielo, sino solo el frío abismo de la muerte eterna.
La diferencia es que hoy puedes aceptar la gracia de un Dios que no te califica según tu desempeño. La gracia no tiene un espectro de calificaciones. Simplemente si la quieres, la recibes. Busca a alguien que pueda beneficiarse de esta verdad, independientemente de sus circunstancias de vida.
BP
29 de enero - Innovación
La red subterránea
“Yo, el Señor, […] quiero que seas señal de mi alianza con el pueblo. […] Quiero que […] saques a los presos de la cárcel, del calabozo donde viven en la oscuridad” (Isa. 42:6, 7).
Johan Weidner creció viendo cómo se llevaban a su padre preso una y otra vez. Todo comenzó a principios de la década de 1920. Su padre era pastor adventista y, aunque mantenerse fuera de la cárcel se le habría hecho fácil, era para él una cuestión de principios. El gobierno suizo lo multaba repetidamente por negarse a pagar la multa por no enviar a Johan y a su hermana Gabrielle a la escuela los sábados. El pastor Weidner podía pagar la multa, pero estaba convencido de que los gobiernos no deben obligar a nadie a violar su conciencia, por lo que pagar la multa era reconocer que había cometido un delito.
Johan estudió en Francia y en Suiza antes de abrir su negocio. Gabrielle estudió en Londres, donde aprendió idiomas, y después se mudó a París a trabajar para la Iglesia Adventista. Cuando los nazis invadieron Francia, el valeroso ejemplo de su padre los inspiró a lograr lo que hicieron después.
Johan y Gabrielle se unieron a la Resistencia francesa para organizar una red subterránea entre Holanda y París con el propósito de salvar la vida de muchos perseguidos por los nazis. Una red de voluntarios ayudó a judíos, aviadores aliados derribados y otros, a escapar a un lugar seguro. Haciendo uso de pasaportes falsos, Johan se movilizó valientemente por toda la Europa ocupada. La Gestapo lo arrestó y torturó en 1943, pero él no dijo nada. Sin embargo, después de que otro miembro de la Resistencia lo revelara todo el 26 de febrero de 1944, la Gestapo arrestó a Gabrielle, la torturó y la envió a un campo de concentración. En febrero de 1945, el ejército soviético liberó el campo, pero su salud estaba muy quebrantada y murió en cuestión de días.
La Gestapo arrestó a Johan nuevamente y lo envió a Alemania, pero él saltó del tren en marcha y huyó a Suiza. Después de la guerra, gobierno tras gobierno lo honró por haber salvado la vida de más de mil judíos y cien aviadores aliados.
Para Johan y Gabrielle, hacer lo correcto no fue nada fácil. Pero eso era lo único que sus conciencias les permitían, gracias al ejemplo de un padre que valoraba hacer lo correcto más que su propia seguridad.
30 de enero - Adventismo
Elena
“Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras” (Efe. 2:10, NVI).
Durante su niñez en la fría ciudad de Portland, Estados Unidos, Elena Harmon no soportaba el libro de texto de lectura de la escuela. El libro, de la década de 1830, presentaba a una niña también llamada Elena como protagonista: toda una (perfecta) angelita de la época victoriana. Con su blusita clásica de mangas abombadas y falda acampanada, este modelo imaginario de perfección se adaptaba al título de una de las lecciones: “La niña buena”.
Como si esa no fuera suficiente propaganda escolar puritana, el libro buscaba atornillar en las mentes de los niños las virtudes cristianas. Como Elena lo describió más tarde, presentaba “biografías religiosas de niños que tenían numerosas virtudes y vivían vidas impecables”. Elena se desesperaba por tratar de asemejarse a esos modelos de perfección. “Jamás podré ser cristiana –se decía a sí misma–. No tengo la esperanza de ser como esos niños”.
Una tarde, cuando tenía nueve años, Elena y su hermana Elizabeth regresaban a casa desde la escuela cuando una niña mayor corrió hacia ellas, furiosa. Las tres comenzaron a correr, pero cuando Elena se volvió para ver cuán lejos estaba la chica enojada, una piedra la golpeó en toda la cara. Perdió el conocimiento.
Cuando volvió en sí, estaba en una tienda con la nariz sangrándole, el vestido empapado y un charco de sangre en el suelo. Un extraño se ofreció a llevarla a casa en su carruaje, pero ella no quería ensuciar su vehículo, así que se negó. Elizabeth y su amiga la llevaron a casa. Permaneció en coma durante las siguientes tres semanas. Solo su madre tenía fe en que sobreviviría.
Ella describe la primera vez que se vio en el espejo: “Todos los rasgos de mi rostro se veían diferentes. […] El hueso de la nariz se había fracturado. El pensamiento de llevar esta desgracia durante toda la vida era insoportable. No podía ver placer en mi vida. No deseaba vivir, pero no me atrevía a morir, porque no estaba preparada”.
Cuando se recuperó, su rostro deformado la persiguió en la forma de viejas amigas que ya no querían jugar con ella ni hablarle. Ella recurrió a Dios en busca de consuelo y pudo hallar su amor. Pero hay algo que muchas veces se pasa por alto sobre Elena de White: Elizabeth era su gemela. Y a pesar de que no eran idénticas, cada vez que Elena miraba la cara bonita y perfecta de Elizabeth, era como verse en un espejo trágico.
31 de enero - Ciencia
Tu pasta integral favorita
“Saluden a todos sus dirigentes y a todos los del pueblo santo. Los de Italia les mandan saludos” (Heb. 13:24).
¿Cansado de llegar con las manos vacías a los almuerzos “a la canasta”? ¿Quieres sorprender a tus amigos y ganarte a tus enemigos? Tu momento ha llegado gracias a algunas recetas fantásticas de mi chef favorita, Lisa Hermann (efectivamente, mi esposa).
Necesitarás:
6 tazas de agua
1 cucharadita de sal
500 gramos de pasta integral gruesa (farfalle, rotini, rigatoni o plumitas)
1/3 taza de aceite de oliva virgen
2 dientes de ajo (picados o machacados)
1 lata de aceitunas negras picadas en rodajas
Tomates secados al sol o tomates cherry picados a la mitad
1/2 cucharadita de pimiento rojo molido
1/2 cucharadita de romero
1/2 cucharadita de albahaca
1/2 cucharadita de orégano
Queso feta
Para preparar la pasta:
Pon a hervir 6 tazas de agua con sal. Calcula el menor tiempo de cocción recomendado según las instrucciones en la caja. Agrega la pasta al agua hirviendo, devolviendo rápidamente el agua a ebullición. En ese momento, comienza a calcular el tiempo y coloca el colador de pasta en el fregadero. Cocina la pasta integral hasta que esté firme pero bien cocida (por lo general, el menor tiempo indicado en las instrucciones de cocción). Ahora, vierte la pasta en el colador. Deja escurrir el agua y vuelve a colocar la pasta en la olla. Déjala allí.
Para preparar la salsa:
En una sartén grande o wok, calienta a fuego medio el aceite de oliva hasta que esté soltando humo. Luego sofríe el ajo hasta que se dore (entre 1 y 2 minutos). Sugerencia: marrón indica que se está quemando. Agrega las aceitunas, los tomates y las especias. Cocina la salsa durante unos 2 minutos y luego viértela en la olla de la pasta. Añádele el queso feta y ponlo a fuego lento, revolviendo hasta que el queso feta se derrita ligeramente. ¡Listo para servir!
LH
1º de febrero - Ciencia
La saliva y la neurociencia
“Veo a los hombres. Me parecen como árboles que andan” (Mar. 8:24).
El ciego de Marcos 8 posiblemente perdió la vista mucho después de nacer. La imagen distorsionada que veía se parece a un caso que se reporta en el libro Un antropólogo en marte, del neurólogo Oliver Sacks. Sacks documenta el caso de un hombre llamado Virgil, que recuperó la vista más tarde en la vida. Aunque a través de una operación logró reparar sus ojos físicamente, su cerebro tuvo dificultades para entender lo que veía. Virgil veía a sus gatos como globos blancos y negros y tenía problemas para percibir la profundidad.
Virgil y este hombre al que Cristo curó no podían procesar bien las imágenes. El ciego de Marcos 8, sin embargo, fue más afortunado que Virgil, porque tenía al gran Médico del universo a su lado. Jesús le curó los ojos y le preguntó qué veía. Él le dijo que veía hombres, pero parecían árboles. Jesús no solo le estaba haciendo un examen de la visión, sino lidiando con la ciencia del cerebro. Después de poner sus manos sobre la cara del hombre, este pudo ver claramente. Jesús sabía muy bien que la visión a veces requiere dos curaciones: la de los ojos y la de la capacidad del cerebro para procesar lo que se ve.
Tenemos también el caso del hombre ciego de nacimiento (Juan 9:1-7). Es muy probable que no tuviera ojos, solo las cuencas. Esto puede explicar por qué la gente apenas podía reconocerlo después. A medida que avanzamos en el pasaje, vemos que Jesús tomó un poco de tierra, escupió en ella y la puso sobre los ojos del hombre. Luego le dijo que se los lavara en un estanque cercano. Él lo hizo y, de repente, recuperó la vista. Si bien algunos pueden pensar que el lodo tiene propiedades curativas, es bueno recordar que estamos hechos de barro, la plastilina de Dios. Jesús tomó un puñado de tierra y moldeó un par de globos oculares; dudo que tu oculista pueda hacer eso.
Pero regresemos a la saliva. Puede parecernos un poco asqueroso, en esta época de enjuagues bucales de todos los colores y sabores, pero en aquel entonces se creía que la saliva del primogénito de la familia tenía propiedades curativas. Sin embargo, el poder curativo de la saliva se aplicaba solo a la familia inmediata. Consciente de esto, Jesús actuó como el gran hermano de los dos hombres. Con esto, venía a decir que él es el hijo mayor de la familia humana, así como el primogénito de Dios.
BP
2 de febrero - Espiritualidad
La Palabra se hizo hombre, ¿o piedra? – parte 1
“Entonces la Palabra se hizo hombre y vino a vivir entre nosotros” (Juan 1:14, NTV).
¿Te has fijado en que el mensaje de la Biblia es revolucionario? Estamos tan acostumbrados a una imagen preconcebida, clásica y conmovedora de la Biblia, que hemos perdido de vista que es radical, transformadora y revolucionaria. Para nosotros, los samaritanos siempre son los buenos, los paralíticos siempre reciben lo mejor, los últimos siempre son los primeros, el reino de los cielos es de los niños... pero parece que no captamos el verdadero significado de todas esas afirmaciones bíblicas.
Aunque nosotros hoy las escuchemos como si fuera una música de fondo, en su tiempo asombraron por completo a sus oyentes. Las Escrituras constantemente denuncian el mundo de abuso e hipocresía al que hoy estamos acostumbrados, y proclaman un nuevo y radical orden; sin embargo, vivimos como en un sopor, acomodados al orden de cosas que conocemos.
Las imágenes que la Biblia presenta del reino de Dios son una refutación clara de toda la estructura de poder sobre la que se fundamenta este mundo. Se revierte el orden existente de depredadores y presas, amos y esclavos, favorecidos y rechazados, y se reemplaza por un nuevo mundo de interdependencia y gracia. Cuando ese futuro maravilloso se deja entrever en nuestro presente, la gente queda estupefacta.
En el reino de Jesús, Dios cuenta con los ignorados, los pródigos son mimados y las prostitutas tienen más probabilidad de salvación que ciertos predicadores. Pero el cristianismo hoy en día gira mucho en torno a nosotros mismos. Justificamos cualquier cosa si se hace por el “bien”. Hemos creado una cultura a nuestra propia imagen, la bautizamos y ya no notamos la diferencia.
Los dirigentes religiosos no tenían problemas con Jesús, siempre y cuando su mensaje se quedara en papel y no se pusiera en práctica en la vida real. Las palabras escritas no les preocupaban porque podían manipularlas para que apoyaran la estructura que los mantenía a ellos en el poder y a todos los demás por debajo. Pero la Palabra se hizo hombre, y eso era algo que ellos no podían tolerar. Las palabras en el papel podían ser fácilmente ignoradas; pero la Palabra hecha carne, la palabra en acción, lo transformaba todo.
Continuará.