Kitabı oku: «Origen de la defensa personal», sayfa 5

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¿Se trata de mejorar ese arte marcial? ¿Complementarlo? ¿Dar solución a los defectos que tiene? ¿A las ausencias? ¿O únicamente se trata de una estrategia comercial? En cualquier caso, no hablaríamos del mismo arte, ¿o sí? ¿Sería apropiado mantener la denominación original aunque de ella quedara más bien poco?

Pero seamos sensatos. Que actualmente existan verdaderas «vacas sagradas» en el mundo de las artes marciales no significa que no sean híbridos de escuelas que existieron en la antigüedad, así que hoy en día no se estaría cometiendo ningún «crimen», aunque mucho me temo que, lo que antes se hacía para demostrar qué escuela era la mejor, alimentando la vanidad del ser humano, pero con algo más de honor, ahora se hace por dinero.

Así que, volviendo a la pregunta que da pie a este capítulo, ¿sabes para qué estás entrenando? Pienso que la respuesta se ha de centrar más en el objetivo que en el estilo en sí, y una vez tengamos el objetivo establecido será hora de acudir al mercado para ver que nos ofrece.

Objetivos

Si nos centramos en los objetivos, estos pueden ser muy variados:

Salud: se trata de un objetivo muy genérico que se puede encontrar en cualquier práctica deportiva y que se puede entender como inherente a esta.

Estar en forma: muy parecido al anterior, aunque estar en forma no implica tener una salud de hierro. Tú puedes estar en forma y después no cuidarte ni un ápice. No obstante, se sobreentiende que realizando una práctica habitual, se va a conseguir un óptimo estado de forma, por lo tanto, cualquier elección de la baraja será acertada.

Quiero practicar un deporte: aunque existen notables diferencias entre las artes marciales, deportes de contacto y defensa personal, si el objetivo es el mencionado, cualquiera te puede valer, puesto que la preparación física, más genérica o específica, existe.

Me gusta la competición: en este caso y, hablando en un sentido estrictamente real y comercial, no señalando como considero personalmente que tendría que ser, cualquiera de las tres opciones valdría también. Y es que, actualmente, hemos llegado a un punto que hasta en defensa personal existen competiciones, y aunque lo veo desafortunado, más adelante hablaremos largo y tendido sobre ello.

Me atrae la parte cultural: pues aquí, siempre y cuando la disciplina no haya mutado tanto que la dejen completamente de lado, habría que apostar por las artes marciales.

Solo quiero aprender a defenderme: hablando en el sentido más puritano, habría que señalar únicamente a la defensa personal, pero se trataría de un consejo falto de razón, pues cualquier sistema de lucha, siempre y cuando esté enfocado en ese sentido, valdría para defenderte. La única estrategia que trazar es que si huyes de lo cultural y no quieres saber nada de competiciones, optes por la vía de la defensa personal.

Es que me dan puntos en las oposiciones: bien, aquí lo lógico sería informarse a través del organismo que convoca la prueba selectiva sobre qué titulaciones aceptarían y ya que se trata de un objetivo basado en méritos, no parece que exista, a priori, una preferencia personal.

Quiero que a mis hijos les enseñen valores: aquí podría contestar rápidamente artes marciales, pues sus enseñanzas provienen de antiguos códigos de honor que han ido manteniéndose de generación en generación hasta nuestros días. Pero es que existen otros factores tan importantes como la figura del docente que realmente no se puede ser tan taxativo, obligándonos a valorar el conjunto. Para que nos entendamos, si el docente tiene esos valores y sabe transmitirlos, importará muy poco cual sea el método elegido.

Es que lo necesito para mi trabajo: bueno, si te dedicas profesionalmente al ramo de la seguridad, tanto pública como privada, sería más recomendable un tipo específico de defensa personal adaptado a las características típicas de tu trabajo. Si, por el contrario, lo necesitas porque en tu trabajo atiendes a todo tipo de personas, te sientes vulnerable, has de pasar por zonas peligrosas... en principio, cualquiera de las tres opciones es válida, pues te van a aportar muchísimo tanto mental como físicamente, más allá del repertorio técnico que puedan disponer.

Es que algún día quiero dar clases: bien, en este sentido existen varias fórmulas para dar clases y de una forma u otra, cualquiera de las tres opciones sería válida. No quiero profundizar más en este punto puesto que el capítulo «la iniciativa» lo trata de forma exhaustiva.

Existen más objetivos, pero pienso que los que he relacionado son suficientemente aclaradores. He tratado de huir de la típica tabla comparativa que expone las diferencias entre los tres grupos protagonistas, pues no me parece suficientemente certera para poder tomar una decisión, y más, si cabe, cuando la persona desconoce por completo este ámbito. Si basas tu decisión en un objetivo o en una meta, serás más sincero contigo mismo y, por supuesto, lo disfrutarás más. No veo necesario tampoco el adjuntar un listado de todo lo que ofrece el mercado, pues un libro no puede sustituir la globalización informativa que existe en las redes.

YA TENGO CLARO EL OBJETIVO,

¿Y AHORA QUÉ?

Una vez tienes claro el objetivo, hay que buscar lo que mejor se ajusta a ti para conseguirlo. Te podría decir que miraras por internet o leyeras libros, lo cual has de hacer, pero, antes de eso, creo que has de tener muy claras otras cuestiones que te pueden ir mermando, en el supuesto de pasarlas por alto.

Quién va a realizar la actividad

Lo primero que has de saber es si es para ti, para tus hijos, para tu pareja, para un familiar, para un amigo y, te puedo asegurar por experiencia, que tú puedes orientar, pero no aconsejar y, mucho menos, obligar.

Ubicación y medio de transporte

Tanto si es para ti como para tus hijos, tendrás que valorar cómo vas a realizar tus desplazamientos: si vas a ir directamente desde el puesto de trabajo, cuando llegues a casa, si los vas a llevar nada más salgan del colegio o tendrás que esperar un rato. Si tienes que ir andando, en vehículo o en transporte público. En caso de ir andando, cuánto se tarda en llegar, por qué tipo de calles tienes que pasar, cómo es ese barrio. Si sales directamente del colegio, tendrás o tendrán que cargar con las mochilas. También deberás tener en cuenta si el lugar elegido cuenta con espacio para depositar las mochilas e incluso la ropa como chaquetas (y no lo digo porque no recuerde lo que son los vestuarios y las taquillas), pues existen lugares que carecen de espacio, o no te dan seguridad. En el supuesto de no poder dejar ropa o enseres, como, por ejemplo pandemia mundial, y tampoco puedes quedarte dentro de las instalaciones, piensa qué vas a hacer con todos los trastos y a dónde vas a ir. Que exista un parque cerca para sentarte o zona de restauración puede ser tu salvación, pero también tendrás que pensar en los días de lluvia, frío, o incluso calor abrasador.

Si vas a desplazarte en transporte público tendrás, que calcular lo que tardas en llegar a la parada, el horario, el trayecto, hasta el lugar elegido y, si vas con niños, eleva un poco ese tiempo que habías calculado. Si vas con vehículo, tendrás que asegurarte de tenerlo listo, calcular el tiempo que tardas en ir al vehículo, el trayecto y, por supuesto inspeccionar la zona para saber si es apta para estacionarlo después. Por experiencia propia te puedo decir que cuanto más lejos, por mucho que lo lleves inyectado en vena, menos tiempo vas a durar apuntado.

Otro punto que tener en cuenta dentro de ese apartado es si no puedes llevarlos algún día: ¿quién se puede hacer cargo? ¿Irá andando, en vehículo particular o en transporte público?, pensemos que puede tratarse de tu pareja, de tus padres, suegros, hermanos, hermanas, amistades. Así que, mucho antes de elegir el estilo o método, sería más lógico saber cómo vas a llegar y, para ello, harías bien en poner un límite de tiempo. Una vez fijado, sondea dentro de ese margen elegido que gimnasios o salas entran en tus posibilidades, y después analiza que ofrecen. Si ves que en el primer sondeo no hay nada que te llame la atención tendrás que ampliarlo, pero teniendo en cuenta que aumentas el tiempo invertido, o planteado de otra forma, lo descuentas para otros quehaceres diarios.

Si tenemos este punto claro pasemos al siguiente.

El horario

Hablando de niños, la inmensa mayoría de los gimnasios o salas establecen un horario similar y es el que más se aproxima a la salida escolar. El único inconveniente es que cada colegio puede haber negociado un horario distinto para las salidas escolares que te permitirán ir con más relajación o todo lo contrario, con tensión. Tienes que pensar en un horario que les permita merendar algo a la salida del colegio y a la vuelta del entrenamiento poder pasar por la ducha o bañera, así como si tienen que hacer deberes o estudiar. Aparte del horario, tendrás que conocer cuántos días ofrece la actividad por semana, si va a coincidir con otras extraescolares o con cuestiones tuyas personales o profesionales. Si solo puede ir el cincuenta por ciento de las veces a clase, piensa que la mensualidad te resultará el doble, pues pagarás lo mismo por la mitad. Por lo demás, y según la edad que tenga o que tengan, el faltar más o menos puede influir desde mucho a nada. No es lo mismo un niño de cuatro años que aprende jugando y va a pasar los exámenes como parte de ese aprendizaje, que si hablamos de una niña de catorce años que esté preparando exhibiciones, campeonatos o exámenes de cinturón de mayor grado. Y, por supuesto, aunque soy mucho de vivir el presente, no quita para que tracemos una estrategia de futuro, es decir, en algún momento querrán ir solos o solas a entrenar, así que valora cuál sería la mejor opción, no obstante, y tratándose de niños pequeños, este dato no es tan relevante a priori. Todo cambia muy rápido a esas edades, pero tenlo en cuenta.

Si has tenido suerte con toda esta carambola, pasemos ahora a analizar la actividad por la que te has decantado.

Actividad

¿Sigue entrando en tu objetivo o ha cambiado? Es muy importante que sigas siendo fiel al objetivo inicial, pues de lo contrario estarás haciendo algo por hacer, y sin necesidad de acudir a la ciencia para explicarlo, sabemos perfectamente como acaban esas apuestas. Pensemos que la actividad cumple con el objetivo, ahora es cuando tendrías que profundizar en la materia, ya sea mediante internet, libros o personas conocidas que te puedan asesorar. A veces, coincide que un amiguito o una amiguita suya del colegio también va y sus padres te pueden solventar ciertas dudas.

De todas formas, aunque vayas a ciegas, sigue leyendo, porque faltan varios puntos que tener en cuenta que te pueden ayudar. Supongamos que tienes dos actividades que cumplen con los requisitos que has planteado inicialmente y no sabes por cuál decidirte. Si has leído sobre ellas, te has informado o asesorado y sigues igual de indeciso, piensa en valorar otras cuestiones. La matrícula que pagues en el gimnasio. Existen algunos centros que no la cobran y, junto con la mensualidad, pueden ser factores clave que afecten a tu decisión final. Infórmate también sobre la ropa que han de llevar para realizar la actividad. En artes marciales portan un tipo de vestimenta específico; en deportes de contacto suele ser más amplio el abanico, pues abarca un holgado espectro de ropa deportiva, y en defensa personal es exactamente igual, no existe ropa determinada, salvo que la persona responsable de la actividad exija portar el mismo tipo de atuendo. Valora el coste y el uso que se le va a dar.

Otro punto es el material que utilizan. Por ejemplo, en judo no existe material adicional, salvo que tú quieras, en cambio, hay modalidades de kárate donde las protecciones de mano y de tibia-pie son necesarias, así como protección bucal y genital. Incluso casco pueden solicitarte. Piensa que todo apunta a la mayor seguridad de tus hijos, pero es un gasto que has de tener en cuenta, pues, aunque se amortice de sobra, ya que suele durar bastante tiempo bien cuidado, se trata de cierto desembolso de dinero en poco tiempo.

Es posible que no encuentres normativa al respecto, pues depende de cada comunidad autónoma, pero ten claro que los seguros de responsabilidad civil exigen cierto tipo de material para la práctica segura de la actividad.

Instalaciones

Has de valorar también las instalaciones, la luminosidad, el cuidado, la limpieza, el trato personal, el espacio, el tipo de ambiente que existe, que seguridad dan, si existen taquillas, si puedes pasar con tus hijos, si puedes ver las clases. Fíjate también si la actividad la realizan sobre suelo tipo madera o acolchado, así como que no existan espejos en la sala ni barras o salientes, ni siquiera columnas que no estén debidamente forradas para evitar daños. Aunque la gran mayoría ofrezca las mismas condiciones, existen detalles que te hacen decantarte por uno u otro, sobre todo las facilidades que den y lo moderno que sea. Cuanto más nuevo, mejor parece que «entre» por el ojo, aunque no quiere decir que vayas a estar más a gusto. También te puedes plantear la posibilidad de hacer algo. Ya que vas a pasar una hora varios días a la semana, puedes aprovechar ese tiempo en tu beneficio. Pregunta por las actividades que ofrecen, cuáles te cuadran con el horario de las clases y si tienen ofertas.

Seguro obligatorio

Pregunta por el seguro de cobertura que tiene la federación o asociación que realiza la actividad, no por el seguro del gimnasio, son cosas distintas. Imagina que tu hija se hace daño en el vestuario. Entra en las coberturas del seguro de la instalación, en ese caso, el seguro de la federación no vale. Y, por el contrario, si se lesiona entrenando la actividad elegida, ya sea arte marcial, defensa personal o deporte de contacto, será el seguro que le otorgue la licencia federativa el que se hará cargo, siempre y cuando, el hecho en sí quede recogido en las cláusulas. Solicítalo y lee detenidamente las coberturas. La licencia federativa va a permitir a tus hijos estar asegurados, así como poder examinarse para pasar de cinturón y también participar en las competiciones. Se abona una vez al año. Existen seguros que especifican que la práctica de cierta actividad ha de realizarse en un tipo determinado de instalaciones, si ves que no es así reclama. Sobre esta cuestión, los demás instructores y yo aprendimos la lección bien rápido gracias a Bernardo, presidente de la Asociación Española de Defensa Personal, Deportes de contacto y Artes Marciales. Nos asesoró en todo momento, daba igual a la hora que le llamaras que te atendía sin problemas, sabedor del tema que trataba, lo argumentaba con ejemplos sobre demandas reales.

Quedaba muy claro que la defensa personal estaba catalogada como deporte de contacto para las compañías aseguradoras y por lo tanto las instalaciones tenían que contar con suelo acolchado, no valía otro, tenía que ser el del típico tatami. Y seguro que has pensado que todos los deportes de contacto no son iguales y has acertado. Si hubiéramos dado boxeo o kárate no habría hecho falta ese tipo de suelo, pero al incluir derribos, caídas y trabajo en suelo era obligatorio. Nos volvimos locos para encontrar un espacio que se ubicara en la zona que habíamos elegido y que contara con un tatami. Muchos gozaban de salas multiuso de madera o laminado, pero para encontrar un suelo acolchado en condiciones había que ir a «morir» a un gimnasio.

Y cuando digo morir, me refiero a que las posibilidades se reducían considerablemente. Ese primer año que nos pusimos en marcha solo encontramos un gimnasio con tatami, pero tras la pertinente entrevista con el dueño, al estar la temporada ya empezada, descubrimos que todos los horarios estaban ocupados. Recuerdo perfectamente nuestra sensación como la de un globo que va perdiendo aire poco a poco. De todas formas, dejamos las puertas abiertas para el inicio de la temporada siguiente en el que me dijo que si le llevaba bastante gente negociaríamos el horario. Merecía la pena, no en vano, se trataba de un gimnasio referente en el mundo de las artes marciales.

Así, con cierta esperanza, hicimos buen uso de la mensajería de los teléfonos móviles alertando a nuestros conocidos sobre la necesidad de encontrar un espacio con ciertos requisitos. Mes y medio después, con nuestra ilusión intacta, pero nuestra motivación casi por los suelos, un amigo de mi cuñada me habló de un centro en el que impartían actividades de todo tipo, además de taekwondo y aikido. Enseguida se me iluminaron los ojos. Por fuerza, tenían que disponer de una zona acolchada, pues aikido utiliza mucho las caídas. Quedamos un día los tres instructores y fuimos a verlo. La verdad es que el centro estaba en horas muy bajas, intuíamos, aunque no nos lo dijera la encantadora dueña, que no le quedaba mucha vida, aun así queríamos arrancar como fuera. Dicho y hecho. La sala era muy grande, interior y sin apenas ventilación, y el suelo laminado. Pero nada más entrar, a la izquierda encontramos una pila de colchonetas de tatami. En aikido montaban y desmontaban el suelo cada vez. Estábamos salvados, cuadraba horario y condiciones, y aunque se antojaba algo claustrofóbico, empezamos a ver el lado positivo. Si no queríamos trabajar suelo, podíamos preparar otro tipo de ejercicios y, cuando quisiéramos suelo, montábamos las colchonetas. Cumplíamos con las lógicas exigencias de Bernardo y podíamos empezar.

A Bernardo le debemos mucho. Gracias a los estatutos de su asociación pudimos desarrollar nuestro método y ponerlo en práctica, siempre arropados jurídicamente y sin pedirlo, regados de muy buenos consejos. Merece la pena disfrutar de su entrevista en la parte final del libro.

La docencia

Este punto, debido a su importancia, bien merece un capítulo aparte, pero por encima te diré que, si llevas tiempo en el mundo de los sistemas de lucha, enseguida verás si te convence o no la persona que va a dirigir la actividad. Si eres novato, vas a tener que fiarte de tus instintos, de lo que puedas ver y oír, de lo que comentan los demás, de cómo se sienten tus hijos. Indaga sobre su trabajo, qué hace en las clases, si existen actividades extra, como exhibiciones, campeonatos, cada cuánto tiempo son los exámenes, el atuendo que se necesita, el material. No obstante, si en tu primera conversación con la persona al mando te dice que lo que enseña es lo mejor que hay, que es insuperable, que no te vas a arrepentir y lindezas similares, te aconsejo que salgas corriendo en dirección opuesta, aunque cuelguen de la pared mil títulos y tenga todo tipo de colores en el cinturón. En cambio, si te dice «vamos a probar y tú decides», personalmente, le daría una oportunidad.

Escucha a tus hijos

Es muy probable que, después de haber llegado hasta aquí, tu hijo, tu hija o ambos te digan que no les ha gustado y vuelta a empezar. No te lo tomes a mal, a determinadas edades les gusta hacer de todo y no son aún conscientes de lo que implican las matrículas, las mensualidades y los demás gastos derivados. Ellos solo piensan si les gusta o no y, ciertamente, es como tendría que ser. He querido centrarme en el supuesto de que tengas hijos, pero si solo se trata de ti, es mucho más sencillo, ya que tus decisiones no dependen de otras personas. Aun así, esta guía te sirve por igual. No hace falta que la tomes al pie de la letra, pues si te desvives por un tipo de método que está en otro municipio y has de viajar para practicarlo y sentirte realizado, la decisión es única y exclusivamente tuya. Y que me lo digan a mí. Cuando descubrí el nin jitsu, seguí a su maestro a varios gimnasios. Nos mudamos tres veces, cuando llegó la cuarta desistí, pero recuerdo que la última ubicación se encontraba a un transbordo de autobús de casa de mis padres, donde vivía por aquel entonces, y llegaba a casa, digamos, que hasta tarde para cenar, pero era muy feliz con mi decisión.

SOLO QUIERO ENTRENAR

DEFENSA PERSONAL

Si esa es tu elección, acabas de ganar el premio a la opción más complicada o difícil de las tres por todo lo que representa, pero no te preocupes, tiene solución. Mucho me temo que en el escaparate comercial en el que se mueve la defensa personal actualmente, poca información precisa y verídica vas a obtener. Si te digo que la defensa personal no existe como tal. ¿Me crees? No existe como un estilo propio, no tiene una regulación específica, vive, o mejor dicho, sobrevive a expensas de otros estilos. No va por libre. Hasta donde yo sé, la única defensa personal reconocida por el Consejo Superior de Deportes es la que ofrece la Federación de Judo. Si accedemos a la página web del Consejo Superior de Deportes, observamos cómo existen, así mismo, las titulaciones de Técnico Deportivo, Técnico Superior Deportivo en Judo y Defensa Personal. Según indica, existe petición o solicitud de otras disciplinas pero se encuentran en período transitorio.

Si nos paramos a pensar cuál es el organismo que reconoce la actividad como tal, vemos que forma parte del sector «deportivo». ¿Deportivo?, sí, deportivo. Personalmente, pienso que tener que quitar la vida a una persona antes de que te la quite a ti, o producir lesiones para que no violen a una persona no lo concibo en absoluto como una actividad deportiva, y estoy completamente seguro de que la legítima defensa reconocida en nuestro ordenamiento jurídico poco o nada tiene que ver con los objetivos que pretende alcanzar una actividad deportiva.

Da la sensación de que la defensa personal ha sido incluida donde mejor ha venido.

Antes de seguir profundizando, me gustaría compartir un artículo íntegro de Francisco Javier Fernández Lobato, brigada del Ejército Español de Tierra, presidente de la Federación Internacional de Seguridad, Defensa Personal y Artes Marciales, y presidente de la Asociación Española de Formación en Seguridad y Defensa Personal, entre otros títulos. El artículo se encuentra colgado en la página web de la Escuela Internacional de Instructores y, bajo mi punto de vista, deja muy claro el punto que estamos tratando.

«El monopolio de las Artes Marciales y Defensa Personal, Consejo Superior de Deportes.

En la mayoría de las artes marciales existe una faceta deportiva. Es decir, hay una forma de expresión del arte marcial determinada que se manifiesta a través del deporte.

Desde que las artes marciales se administran a través de asociaciones y federaciones, se ha potenciado la parte deportiva, de hecho, en las federaciones deportivas españolas, se practican como deporte.

Estas federaciones, al estar bajo la tutela del Consejo Superior de Deportes, han adquirido una posición favorable respecto a las demás Federaciones que no lo están, como por ejemplo, subvenciones del estado y reconocimiento preferente de este. Se consideran como colaboradoras de la Administración y entidades de utilidad pública (Ley del Deporte).

Tal es la situación, que parece que la administración del estado, legisla (en lo referente a las artes marciales) como si la única expresión de las artes marciales fuera la Deportiva, es decir, no valora los distintos tipos de expresión de estas, como si el arte marcial completo no cumpliera las condiciones técnicas mínimas y una pequeña parte de él, sí. Sin contar siquiera con las artes marciales o defensa personal, que no tienen faceta deportiva, estos son excluidos sistemáticamente.

Parece absurdo pensar que aunque el deporte no sea la vía de formación más adecuada para la defensa personal, el Ministerio del Interior otorgue a las Federaciones Deportivas de Defensa Personal adscritas al CSD (¿a cuáles se referirán?) el monopolio del reconocimiento de titulaciones para la acreditación del profesorado en centros de formación.

Ejemplos: acreditación del profesorado en centros de formación, actualización y adiestramiento del personal de Seguridad Privada: maestros, entrenadores, instructores, monitores de federaciones de defensa personal tuteladas por el Consejo Superior de Deportes o CC.AA con atribución de competencia.

Requisitos académicos: estar en posesión de titulación universitaria superior, cuando la asignatura de que se trate esté integrada como enseñanza de tal carácter dentro del sistema educativo general.

En el supuesto de materias no recogidas en el sistema educativo general público, dicha acreditación será expedida por el director general de la Policía, salvo que la enseñanza estuviese específicamente relacionada con la formación de alumnos aspirantes a guardas particulares del campo y sus especialidades en cuyo caso será expedida por la Dirección General de la Guardia Civil. Para expedir esta acreditación habrá de tenerse en cuenta la capacidad pedagógica y la calidad y grado de conocimientos característicos de los aspirantes, manifestados con preferencia, a través de sus publicaciones, actividad docente previa y en el ejercicio de su profesión.

En todo caso se tendrá en cuenta, a efectos de acreditación, la experiencia práctica adquirida por los aspirantes en el ejercicio de sus funciones relacionadas directamente con seguridad (Orden INT/318/2011 de 1 de febrero).

Como vimos en el artículo «Federaciones, Asociaciones y titulaciones oficiales», la defensa personal y artes marciales no estaban incluidas en las enseñanzas de carácter oficial, excepto los Técnicos Deportivos y los certificados de profesionalidad.

¿Por qué entonces la División de Formación y Perfeccionamiento de la Policía Nacional delega en organismos privados la única forma de acreditación en Defensa Personal cuando ya existen titulaciones oficiales?

¿En que se basa para discriminar las Federaciones que no están adscritas al CSD? ¿Es acaso el hecho de estar adscrito al CSD la única garantía de tener una formación en Defensa Personal apta para transmitir a la Seguridad Privada? Creo que no es necesario que responda.

Todo esto no es sino sospechoso, de hecho, hice un escrito dirigido a la División de Formación y Perfeccionamiento de la Policía Nacional y esta fue su respuesta: “En relación con el Área de Defensa Personal, la Comisión de Valoración del Profesorado adoptó como criterios….todo ello con el fin de homogeneizar y objetivar la diversidad de titulaciones y categorías presentadas por los interesados para obtener la acreditación en esta materia, no siendo admisible acreditar como profesor en Defensa Personal sin cumplir estos requisitos”.

¿Homogeneizar?, ¿Objetivar la diversidad de titulaciones?… en fin, a falta de una explicación razonable….

En vez de pedir unos requisitos de calidad a las federaciones y a las titulaciones que piden como: Desglose de carga lectiva y contenidos, contenidos determinados relacionados con la defensa personal, Registro y CIF, etc. toman la decisión salomónica de solo admitir a las titulaciones pertenecientes a federaciones adscritas al CSD, cuando en la misma diversidad de estas, existen algunas idóneas y otras contrarias a la defensa personal para vigilantes.

Pero lo más sangrante es que, existiendo ya titulaciones oficiales, como los técnicos deportivos, no se hayan remitido a estas, esta decisión también beneficia a las mismas entidades, ya que les refuerza sus titulaciones de ámbito privado como monitor, entrenador, maestro, etc.

No voy a ser yo quien diga que hay infiltrados pertenecientes a Federaciones del CSD en puestos de responsabilidad del Estado que intentan legislar a favor de estas ( y lo consiguen ), ni tampoco que he presenciado algún que otro ejemplo de esto que no estoy diciendo (como cuando se solicitaba preferentemente a los aspirantes al curso de instructor de combate cuerpo a cuerpo e intervención no letal (Fuerzas Armadas), estar en posesión grados de cinturones de artes marciales reconocidos en el CSD, ¿decisión arbitraria?. Hoy en día ya no sigue vigente esa política».

Este artículo refleja fielmente la realidad. No se trata de una postura o una «pataleta», la defensa personal depende de un organismo representativo del ámbito deportivo, y aunque de momento solo se reconozca la que se integra en la Federación de Judo, cuando pase el período transitorio, seguramente las demás federaciones tendrán el mismo reconocimiento. Tras leer este y otro artículo que publicó Francisco, quise conocerlo, así que rápidamente busqué su contacto y esa misma tarde mantuvimos una emocionante conversación telefónica. Lo que está haciendo Francisco merece todo el reconocimiento de cualquier persona que defienda la defensa personal como un «ente» individual y que persigue otros propósitos específicos que nada tienen que ver con los de las federaciones de artes marciales actuales o actividades «deportivas». Hay un capítulo dedicado al trabajo de Francisco que he titulado «La iniciativa», el cual (su trabajo), no creo que deje indiferente a nadie y puede que marque un antes y un después en este campo. Me gustaría matizar que, tras la conversación con Francisco, me quedó muy claro que no se trata de «cargar» contra las federaciones, pues conozco gente maravillosa que mantiene su espíritu marcial intacto y se desvive por el estilo y el alumnado. Se trata de señalar determinadas personas que forman parte de esas organizaciones que toman decisiones en beneficio propio. No quieren abrirse a otras opciones porque se sienten perfectamente cómodos con el estatus que han adquirido.

Artes marciales

A mi modo de ver y entender las artes marciales, puede que sea la opción más atractiva pues, en principio, engloba todos los aspectos que buscamos. Por un lado, vamos a disfrutar de una actividad milenaria que, generación tras generación, inculca sus conocimientos al alumnado y son transmitidos fielmente sin apenas modificaciones. Gracias a ello, goza de un marcado componente cultural que nos puede retrotraer a los tiempos de los que provienen sus enseñanzas. Esta enseñanza está muy identificada con los códigos disciplinarios, posee un elevado respeto por los valores, así como que emana conocimiento y respeto tanto por uno mismo como por el resto. Existe una parte relacionada con la mente y el desarrollo de un tipo de energía interna que no proviene únicamente de las vías orgánicas conocidas, y que persigue el control de las emociones para poder ser más certero en combate. Influida por corrientes filosóficas y religiosas, se adentra también en la cuestión de la existencia humana.

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9788411141871
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