Kitabı oku: «Hacia una bioeconomía en América Latina y el Caribe en asociación con Europa», sayfa 4

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Ciencia e innovación

Deben identificarse y promoverse dos dimensiones. No hay duda de que se necesitan la ciencia y los nuevos conocimientos para resolver los valores de la ecuación de producir “más con menos”, implícita en el concepto de la bioeconomía. Pero el nuevo conocimiento por sí solo no funciona si no se pone efectivamente a trabajar en la transformación de los patrones de producción. También existe la necesidad de que los actores económicos relevantes aseguren niveles adecuados de comportamiento innovador.

A pesar del relativo buen desempeño de los componentes clave de la bioeconomía tales como las aplicaciones de la biotecnología y las prácticas de ecointensificación, la infraestructura para la ciencia y la tecnología de la región de ALC es relativamente débil. El elevado uso de las aplicaciones de la biotecnología en el sector agrícola de la región es, de hecho, una gran ventaja con respecto a la experiencia logística y de campo en el manejo eficaz de uno de los componentes estratégicos de las nuevas estrategias de producción. Sin embargo, una mirada más cercana a la situación muestra que los sistemas de ciencia y tecnología regionales han tenido poca participación y además, la mayoría de las innovaciones involucradas han venido de fuera de la región. Las inversiones nacionales, tanto en ciencia como en tecnología, en general, y en los campos que tienen que ver con la biotecnología, en particular, son lastimosamente bajas (Trigo, Falck-Zepeda y Falconi 2010). Hasta el 2007, más del 80 % de las pruebas de campo de cultivos transgénicos y el 100 % de las variedades transgénicas eran tecnologías generadas fuera de la región. Esto refleja no solo bajo niveles de inversión en investigación en torno a la biotecnología –alrededor de los 130 millones de dólares para toda la región–,19 20 correspondientes a una cuarta parte de las inversiones de la corporación multinacional más grande. Además, la falta de inversiones significativas en investigación agrícola convencional está presente en la región, por lo que el índice medio de intensidad de investigación es un poco más del 1 %, pero con un gran número de países (ocho en una muestra de 15), que evidencia tasas de crecimiento negativas durante el primera parte de esta década –2001-2009– (Stads y Beintema 2009). La extensión de la insuficiencia de conocimientos derivados de esta situación surge del bajo nivel de la producción científica en la región. De acuerdo con un estudio reciente (Trigo 2012), el número total de artículos científicos publicados por investigadores e instituciones de la región, en fuentes referenciadas durante el periodo 2006-2011, es del mismo orden que la de países como Canadá o España, y solo una fracción de las publicaciones chinas se desarrolla en el mismo campo. Además, existen grandes diferencias dentro de la ALC, con solo Brasil, México, Argentina, Colombia y Chile que presentan cifras significativas (Trigo 2012). Una situación similar se registra en cuanto a las patentes en campos relevantes relacionados, que incluyen las áreas de cultivos y los procesos bioenergéticos (Cepal 2011).

La relativa debilidad de las inversiones en investigación agrícola convencional es probablemente más perjudicial en términos de una estrategia inmediata para el desarrollo de la bioeconomía, que los bajos niveles de inversión en este campo. Es cierto que las deficiencias en las capacidades biotecnológicas bajan el valor potencial de los recursos de la biodiversidad, pero experiencias en todo el mundo demuestran claramente que un país no necesita tener la capacidad de desarrollar las nuevas tecnologías para poder beneficiarse de ellas. De hecho, en muy pocos casos todo el ciclo es interno. La mayor parte del éxito en las variedades GM tiene vínculos de transferencia de tecnología internacionales fuertes y significativos (Trigo et al. 2002). Lo que es esencial es la capacidad de investigación convencional para realizar retrocruces de los nuevos genes en un acervo genético comercial bien adaptado a las condiciones locales. La investigación convencional también es esencial como fuente de conocimientos sobre los suelos, las plagas y otros tipos de información agronómica. Esto proporciona la base para prácticas de ecointensificación novedosas. De hecho, en el corto/medio plazo, el escenario más probable será la “hibridación” tecnológica, en la que las prácticas de ecointensificación y los enfoques biotecnológicos compartirán el escenario para mover los procesos a niveles más altos de productividad sostenible. A largo plazo, este último, sin embargo, será esencial para cumplir con las normas alimentarias duales de seguridad y sostenibilidad del medio ambiente implícitas en el concepto de bioeconomía (Trigo et al. 2009).

En el contexto anterior, un conjunto básico de preguntas que permiten avanzar hacia una bioeconomía sostenible se refiere a las áreas prioritarias de investigación que deben fortalecerse en el futuro (disciplinas, tipo de recursos, tipos de tecnologías, etc.), y a la búsqueda de criterios de inversión adecuados. También es fundamental una integración entre las ciencias básicas en el desarrollo de tecnologías y los sistemas de reparto y mecanismos eficaces de incentivos para que los actores productivos asuman los riesgos de incorporación a nuevos mercados: en la mayoría de los casos estos no están bien sintonizados. Los niveles de inversión en ciencia y tecnología, la colaboración interinstitucional, incluidas las empresas conjuntas público-privadas, entre otros, se convierten en elementos clave que deben ser reconocidos y tratados directamente si se desea establecer un ambiente apropiado para un sistema de investigación e innovación eficaz.

Recursos humanos y participación social

Una transición exitosa hacia la bioeconomía requerirá un intenso esfuerzo en el desarrollo de recursos humanos y en la mejora de los mecanismos de participación social. Los procesos de bioproductos requieren una nueva base tecnológica, que a su vez se refleje en una reorganización de la base de conocimientos científicos para la investigación y el desarrollo y también necesitan cambios en los niveles de producción y gestión ya que las bioestrategias son, por lo general, mucho más intensivas en conocimiento que los enfoques convencionales. Un buen ejemplo de estas tendencias son perspectivas agrícolas ecológicamente eficientes, en las que una innovación tecnológica exitosa sea altamente dependiente tanto de capacidades científicas biológicas sofisticadas como de recursos humanos necesarios en la producción (agricultores y servicios de extensión), capaces de entender y manejar la dinámica intrínseca de los procesos biológicos. A una escala más global, las bioestrategias también cambian los equilibrios establecidos en determinada sociedad (local, regional, nacional, internacional). Los patrones de acceso y de uso de recursos, la distribución de beneficios y muchos otros aspectos del status quo existente fueron modificados y crearon la necesidad de una mejor comprensión de las cuestiones en juego para evolucionar en una dirección correcta en los procesos de toma de decisiones en el contexto comunitario. Existe la necesidad de identificar y gestionar las compensaciones emergentes entre las antiguas y las nuevas actividades, las distintas escalas de aplicación y el corto y el largo plazos. Al mismo tiempo, las ideas y los procesos emergentes tienen que lidiar con el hecho de que el conocimiento disponible sobre los sistemas biológicos es generalmente bajo, mientras que los aspectos míticos, ideológicos e incluso religiosos están intrínsecamente ligados a los sistemas biológicos. Un mejor entrenamiento a todos los niveles, partiendo de una educación básica en adelante, programas de extensión, promoción de la capacidad empresarial y procesos de comunicación social de toma de decisiones son estrategias clave en este sentido.

Apoyar el desarrollo de nuevos mercados

Ya se están empezando a evidenciar acontecimientos futuros en situaciones actuales, pero todavía no se reflejan plenamente en las señales del mercado. En este contexto, las políticas y regulaciones públicas deben desempeñar un papel crítico y desencadenar nuevas respuestas. Los temas que necesitan elaborarse incluyen el desarrollo de las métricas apropiadas para los nuevos procesos –para que puedan ser monitoreados de manera adecuada–, la integración de ámbitos políticos ya mencionada (recursos naturales, agricultura, desarrollo rural, educación, ciencia y tecnología), la reorientación de las inversiones públicas en infraestructura, educación, ciencia y tecnología, junto con nuevos incentivos para redirigir la toma de decisiones del sector privado hacia nuevas áreas de actividad económica, la mejora de los marcos de derechos de propiedad intelectual que puedan incorporar efectivamente la naturaleza de los nuevos parámetros científicos y tecnológicos, así como el cambio del rol de los recursos naturales en los procesos económicos. Todo esto debe ir de la mano con otros aspectos como los marcos regulatorios de bioseguridad y el desarrollo de estándares de mercado para los bioproductos, entre otros. Las acciones respecto a los incentivos y las regulaciones para la bioeconomía deben apuntar más allá de los instrumentos de política económica, científica y tecnológica tradicionales. El aumento de las inversiones y una mejor ciencia centrada en las prioridades adecuadas son condiciones necesarias, pero deben acompañarse de otros instrumentos que aborden los asuntos de recursos humanos, derechos de propiedad intelectual, sistemas regulatorios de bioseguridad y otras acciones dirigidas a promover la innovación y el desarrollo de los nuevos mercados para los bioproductos.

1. Los temas de propiedad intelectual tienen particular relevancia para ALC. En términos generales, la creciente importancia de la intensidad del conocimiento en los sistemas de producción y el surgimiento de la biotecnología provocan un desplazamiento notable del “espacio tecnológico” en la dirección del sector privado. La importancia de las tecnologías patentadas crece al enfrentarse al dominio de bienes públicos en la agricultura orientada convencionalmente. Esto exige una revisión profunda y continua de la investigación en tecnología, de las políticas de desarrollo y de los sistemas de organización, para reconocer los requisitos de gestión más complejos de los procesos de I+D. Además, es importante también para establecer las condiciones adecuadas para promover las inversiones y el acceso a tecnologías desarrolladas originalmente para otros entornos. Lo que ha estado ocurriendo en el área de los biocombustibles es un indicador de la importancia de la PI, en general, y de las patentes, en particular.

Hasta inicios del 2008 se habían presentado en todo el mundo 2.796 patentes relacionadas con biocombustibles; 1.047 de ellas en el periodo 2006-2007.21 Más específicamente, los derechos de propiedad intelectual son un aspecto clave para percibir eficazmente el potencial de los recursos genéticos y la biodiversidad de la región, sobre todo porque a la fecha el marco para regular el reparto del acceso y de la distribución de los beneficios sigue estando en fase de desarrollo en su mayoría. Si bien muchos países de ALC están activos en el Convenio sobre la diversidad biológica y el Tratado internacional sobre los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura, en el ámbito nacional todavía son un poco pequeños en términos de los mecanismos concretos necesarios para la transformación efectiva del potencial en beneficios reales. Las políticas en este sentido deben tener en cuenta la promoción de la participación privada en las actividades de investigación y desarrollo y también deben incluir cuestiones más globales atinentes a la creación de un entorno adecuado para una mayor inversión directa nacional y extranjera en la valorización de la biodiversidad y las actividades de desarrollo de negocios.

2. Las regulaciones de bioseguridad presentan un cuadro similar al de los DPI. Desde el punto de vista del desarrollo de la bioeconomía, la bioseguridad es un tema clave, no solo vinculado a las aplicaciones biotecnológicas de hoy en día. Las aplicaciones que la bioeconomía hará en el futuro de materiales vegetales –para producir biocombustibles, por ejemplo– serán altamente dependientes de la ingeniería genética y de la aplicación del conocimiento a partir de la biotecnología vegetal moderna, para explotar plenamente nuevos usos o entornos de producción. Además, se debe esperar un mayor avance en el desarrollo, las pruebas, la distribución y el cultivo de especies en ambientes en los que sus potenciales beneficios económicos y, sobre todo, sociales y ambientales, sean todavía en gran parte desconocidos. Trabajar en este campo es de particular importancia para los países más pequeños, ya que pueden aprovecharse de la I+D externos y captar beneficios. Los sistemas existentes también discriminan a las instituciones nacionales de investigación pública y a las empresas nacionales y su capacidad para convertirse en agentes activos en el desarrollo del producto –por ejemplo, al añadir iniciativas al valor de la biodiversidad–. Al tener, por lo general, una posición financiera más débil que las grandes corporaciones multinacionales, es más difícil para ellos asumir los costos adicionales que esto suponga. Una revisión a profundidad y el análisis de alternativas son cuestiones definitivas para el impacto futuro de las estrategias de la bioeconomía en las oportunidades de desarrollo social y económico de la región.

3. El desarrollo de las nuevas normas de productos y procesos es también una cuestión fundamental para el desarrollo del mercado de los productos biológicos. Los estándares son elementos esenciales que engloban la demanda inicial y permiten una comunicación efectiva entre los agentes dentro de un mercado determinado y en mercados relacionados. Son la base de la transparencia del mercado, proporcionan métodos de referencia común y requisitos con el fin de verificar las afirmaciones sobre estos productos (por ejemplo, biodegradabilidad, contenidos de materia orgánica, reciclaje y sostenibilidad). Sirven de orientación a la inversión y a la toma de decisiones económicas relacionadas. Las experiencias de los países europeos con la Iniciativa de mercados líderes y de los Estados Unidos con la certificación orgánica USDA desplegada en la etiqueta de los productos, así como los reglamentos de mezcla mínima de biocombustibles en muchos de los países de la región de ALC demuestran claramente la importancia y eficacia de este tipo de incentivos/mecanismos de regulación.

Observaciones finales

Los puntos expuestos en esta nota destacan que a pesar de que es posible que no haya una discusión explícita y un esfuerzo dirigido a promover explícitamente una bioeconomía para ALC, los procesos ya están presentes y evolucionando de acuerdo con las condiciones del mercado con base en las características de los recursos de la región y en los modos de inserción en los mercados internacionales. Esto no debería ser una sorpresa, ya que la bioeconomía está lejos de ser un modelo ideal para ser inducido en la consecución de los objetivos deseados. Es más bien una respuesta necesaria a los desafíos globales percibidos, así como un proceso que surge de la necesidad de enfrentar los retos de la disminución de los recursos, el cambio climático y la creciente demanda mundial que se construye sobre el terreno de una amplia y creciente base de conocimientos acumulados en las últimas décadas, que hacen que partir de los comportamientos pasados sea no solo deseable, sino posible.

En este contexto, la región de ALC desempeña un doble papel crítico. Debido al peso de sus recursos naturales en los mercados globales, en cualquier escenario posible, su evolución es un componente crítico para el equilibrio necesario entre la seguridad alimentaria mundial y el medio ambiente. Al mismo tiempo, el desarrollo de la bioeconomía puede anticiparse para hacer una contribución significativa a los objetivos nacionales de seguridad alimentaria y a la mitigación de la pobreza en los planos nacionales y regionales. De acuerdo con ello, se ha identificado un conjunto de seis vías que representan posibles puntos de entrada para la promoción y la implementación de los cambios necesarios y también se han discutido algunas de las limitaciones comunes que deben enfrentarse para avanzar. Las ideas expuestas no pretenden ser exclusivas respecto a las opciones, ni extensas en la profundidad del análisis. Lejos de esto, son solo una primera aproximación concebida para generar más discusión. No obstante, se espera poner de relieve dos aspectos que de ninguna manera son de menor importancia. Uno de ellos es que la transición a las nuevas situaciones en las que la biomasa y los procesos biológicos desempeñen un papel más importante y más eficaz en el cumplimiento de los retos señalados, no va a evolucionar en un entorno de “negocios como siempre”. El segundo, directamente relacionado con el anterior, es que para aprovechar las nuevas oportunidades se tendrán que movilizar cambios políticos e institucionales significativos.

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Notas

1 Director, Grupo CEO (Consultores en Economía y Organización) S. A., Buenos Aires, Argentina. Correo electrónico: ejtrigo@gmail.com

2 International Agricultural Economist, CIRAD. Coordinator ALCUE-KBBE Project. Correos electrónicos: guy.henry@cirad.fr y g.henry@cgiar.org

3 Ph.D. in Molecular Biology, Professor at Wageningen University, Agrotechnology & Food Sciences, subdivision Biobased Commodity Chemicals. Correo electrónico: johan.sanders@wur.nl

4 Ph.D. in Biology, Professor of Plant Sciences, Forschungszentrum Jülich. Correo electrónico: u.schurr@fz-juelich.de

5 Ph.D. in Plant Molecular Biology Program Manager, International Industrial Biotechnology Network-UN Industrial Development Organization/University Gent. Correo electrónico: ivan.ingelbrecht@ugent.be

6 M.Sc. in Agronomy Specialized in Innovation Management, Former European Project Manager on ALCUE-KBBE Project, CIRAD. Correo electrónico: clara.revel@gmail.com

7 Ph.D. in Agricultural and Applied Economics, Researcher at EMBRAPA Studies and Training. Correo electrónico: carlos.santana@embrapa.br

8 Coordinador del Área de Biotecnología y Bioseguridad, Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA). Correo electrónico: Pedro.Rocha@iica.int

9 En esta misma línea el Consejo de Bioeconomía Alemán (2010) considera que la bioeconomía “[...] abarca todos los sectores y servicios relacionados que produzcan, procesen o utilicen los recursos biológicos en cualquier forma”.

10 Este enfoque de ninguna manera implica que la salud y otros sectores que utilizan o se basan en los procesos biológicos sean de menor importancia en términos de su participación en el tamaño de la bioeconomía emergente, ya que de hecho, en muchos casos, es todo lo contrario. La selección de un enfoque relacionado con la agricultura es un reflejo tanto de la necesidad de poner límites a la discusión y también de las áreas de especialización de las instituciones participantes en el proyecto ALCUE-KBBE.

11 La principal fuente de información para esta sección es el FAO/Instituto internacional para el análisis de sistemas aplicados (IIASA), Estudio sobre zonas agroecológicas mundiales (GAZ). Para obtener más información, consulte http://www.iiasa.ac.at/Research/LUC/GAEZ/index.htm

12 Entendido como “la variedad de vida en la tierra en todos sus niveles, desde los genes hasta los ecosistemas y los procesos ecológicos y evolutivos que la sustentan”. (Harrison, Laverty y Sterling 2004)

13 Los países megadiversos son las naciones que albergan la mayoría de las especies que viven en la Tierra. (Conservation International s.f.)

14 La biotecnología se entiende aquí como el conjunto de técnicas que utilizan organismos vivos o sustancias derivadas de estos organismos para hacer o modificar un producto, mejorar plantas o animales o desarrollar microorganismos para usos específicos (Cohen 1994).

15 Para una extensa discusión sobre el papel de la biotecnología en la separación del material genético y el mejoramiento de la seguridad alimentaria por medio de la diversificación de cultivos, véase Gressel 2008a.

16 Las disputas comerciales relacionadas con la soja GM para las importaciones de piensos a la Unión Europea de los países exportadores de OGM, son un buen ejemplo de los problemas que deberán abordarse si se alcanza el potencial beneficio de las tecnologías.

17 Véase Matthews y McDonnell (2009) y http://www.feedipedia.org/node/674

18 De acuerdo con el Millennium Ecosystems Assesment (http://www.maweb.org/), los servicios de los ecosistemas pueden ser de los siguientes tipos: 1) Servicios de apoyo: son necesarios para la producción de todos los demás servicios de los ecosistemas, dentro de los que se cuentan la formación del suelo, la fotosíntesis, la producción primaria, el ciclo de nutrientes y el ciclo del agua. 2) Servicios de aprovisionamiento: los productos obtenidos de los ecosistemas, como alimentos, fibra, combustible, recursos genéticos, bioquímicos, medicinas naturales, productos farmacéuticos, recursos ornamentales y de agua dulce. 3) Regulación de los servicios: los beneficios obtenidos de la regulación de los procesos de los ecosistemas, relacionados con la calidad del aire, la regulación del clima, la regulación del agua, la regulación de la erosión, la purificación del agua, la regulación de enfermedades, la regulación de plagas, la polinización y la regulación de riesgos naturales. 4) Servicios culturales: los beneficios no materiales que la gente obtiene de los ecosistemas por medio del enriquecimiento espiritual, el desarrollo cognitivo, la reflexión, la recreación y las experiencias estéticas, es decir, teniendo en cuenta los valores del paisaje.