Kitabı oku: «Vivir de oído», sayfa 4
Vivir de oído
El ruido necesario
Algunos accidentes ocurren porque sí
pero la mayoría ocurre porque no,
por evitar camino.
El no es un accidente con aspecto de atajo,
un clavo en el neumático de la curiosidad.
Cada pregunta rompe un mecanismo
y ese descarrilarse, más o menos,
hace un ruido de amor.
Retablo con chica fea
No intenta ser epítome de nada
ni tiene espalda mítica.
Se la ve reafirmando
su propia contingencia.
Pero la puntuación del pie colgante
mientras lee no sé qué novelista,
el tenue titubeo en la sandalia,
los dedos lastimados por haber dicho sí,
su forma tan exacta de tomar asiento,
su quietud de paréntesis,
el resplandor digamos de retablo
en torno a su cabeza despeinada,
los cabellos que son una opinión,
ese insistir de ojeras estudiosas,
la posible miopía que condensa
su campo de interés,
la reducción del ruido al observarla,
su peso que es un énfasis,
el tiempo que maneja con las manos.
Todo eso nos ha reunido aquí,
en cruce accidental,
en esta poca cosa de nosotros.
Love training
Esa mujer me eleva.
Me eleva en peso, digo.
Con sus brazos
que cantan voluntad.
Su eufórico
ascensor muscular,
sus raptos newtonianos
con esta humilde masa que transporto,
demuestran que lo frágil
es un gimnasio donde cada alma
multiplica la fuerza que comparte.
Transfiguración en las despiertas
Las mujeres despiertas que durmieron conmigo,
que conocí entre líneas,
que jamás intentaron poseerme
porque fui sólo excusa de su propagación,
una gota en el mar de cuanto contenían,
las maneras en que me despertaron,
en que me hicieron ver que yo era ellas.