Kitabı oku: «Formación integral universitaria», sayfa 2

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Discusión metodológica

En línea con lo planteado, el objetivo general de esta investigación fue comprender cómo los jóvenes se vinculan y participan en experiencias de acción política que logran instituir dinámicas alternativas de construcción de país-ciudadanía, a partir de los acontecimientos sociohistóricos y políticos significativos en la actualidad.

Los objetivos específicos que permitieron alcanzar ese objetivo general contemplaron explorar, desde el campo de los lenguajes, las formas de enunciación del mundo que asumen los jóvenes universitarios lasallistas involucrados en experiencias de acción política alternativas3; indagar sobre cuáles acontecimientos históricos, sociales y políticos recuerdan como detonantes de acciones políticas alternativas y, por ende, saber por qué los conciben a modo de una parte fundante de la configuración de país-ciudadanía; comprender en qué condiciones se realizaron las experiencias alternativas de los jóvenes. Sobre esto, los investigadores se hicieron diversas preguntas, por ejemplo: ¿de qué manera acontecieron las experiencias?, ¿cómo se vincularon los jóvenes universitarios lasallistas a estas?, ¿qué saberes circularon?, ¿cómo conformaron minorías disidentes frente a los acontecimientos políticos?, ¿cómo enfrentaron la naturalización de esquemas de violencias sociales e injusticias incorporados en los discursos y prácticas?, ¿cómo instituyeron nuevas maneras de construir lo público? Además, entre los objetivos, se necesitó visibilizar de qué modo la formación brindada en la Universidad de La Salle contribuye a las prácticas políticas de los jóvenes.

Para alcanzar esos propósitos, la investigación se orientó con un enfoque cualitativo, fundamentado, desde lo epistemológico, en la hermenéutica y, desde lo metodológico, en un proceso sistemático de carácter inductivo; aunque en un principio se tomaron las categorías de juventud, política, ciudadanía. La operacionalización del proceso metodológico para la recolección de la información se llevó a cabo en tres momentos:

1. Identificación de las experiencias de acción política —individuales o colectivas— con participación de jóvenes. Esto se hizo mediante un rastreo de experiencias, como la convocatoria para escribir relatos autobiográficos, que dieran cuenta de la pluralidad de procesos de acción política en la Universidad de La Salle.

2. Caracterización de los acontecimientos sociohistóricos locales, nacionales y globales frente a los cuales los jóvenes instauran su acción política. Fue central el trabajo con los jóvenes investigadores del Semillero Interdisciplinar Agentes de Cambio (SIAC), quienes tuvieron una activa participación tanto en la lectura e interpretación de seiscientos relatos autobiográficos de estudiantes lasallistas como en un taller de análisis sociohistórico de los acontecimientos identificados.

3. Caracterización de las formas de acción política frente a los acontecimientos políticos. Se privilegió el análisis inductivo de los seiscientos relatos recolectados; es decir, se desplegó la capacidad de hacer análisis para nombrar y visibilizar lo que en el plano político o ciudadano de los jóvenes parecía oculto o naturalizado.

El proceso de compilación y análisis se realizó en sesiones de conversación grupal caracterizadas por la horizontalidad, la escucha, la retroalimentación y el desdibujamiento temporal de las posiciones de adulto y joven (Milstein, 2006; Pachón, 2009), dado que el equipo de investigación lo constituyeron docentes y estudiantes de la Universidad de La Salle. Así, tomó relevancia la argumentación de los jóvenes investigadores, quienes articularon sus experiencias, saberes y conceptos, por lo tanto, exigieron el reconocimiento de sus narrativas y conocimientos (Burman, 1996; Fernando, 2001; Llobet, 2012).

Discusión sobre los hallazgos y resultados

En esta sección es vital considerar dos puntos de partida para iluminar los hallazgos: 1) la individuación no involucra que el sujeto no sea consciente de su comunidad o de su contexto, como se explicó en la discusión teórica; 2) el relato devela, muestra, hace que emerja el lenguaje con el cual se construye el significado de la experiencia política.

Eventos y subjetividad política juvenil

Para comprender la vinculación y participación de los jóvenes universitarios lasallistas en experiencias de acción política, a partir de los acontecimientos sociohistóricos y políticos significativos en la actualidad, fue fundamental la enunciación, mediante el relato autobiográfico, de sus perspectivas y posturas políticas. Estas narrativas, que expresan la individuación y las subjetividades, se entretejieron con los hechos históricos que ellos mencionaron como referentes en su proceso de formación y participación política, y en su ciudadanía.

En el análisis posterior de los relatos, se encontró que los sucesos históricos identificados por los jóvenes como influyentes en su comprensión de la participación política tenían como rasgo general una narrativa y una cronología asincrónicas con sus edades, lo que llevó a inferir que la influencia de los eventos está mediada, en especial, por sus relaciones con personas de mayor edad de la familia, la escuela y los medios de comunicación. Algunas citas evidencian la forma en que ellos enunciaron estos momentos: “el Bogotazo, la visita del papa Juan Pablo II a Colombia, el Premio Nobel de la Paz del presidente Juan Manuel Santos, las liberaciones de secuestrados, la toma del Palacio de Justicia”; “el proceso de paz que se está desarrollando con el acuerdo que ya se firmó y está entrando en vigencia tras los diálogos de La Habana”; “el calentamiento global y el manejo […] que las grandes potencias le dan; la caza ilegal de especies […]; la reanudación […] de las corridas de toros, que son una violación de los derechos naturales de un ser vivo”; “la historia de los años ochenta y noventa, por el viaje que tuve a Medellín”.

No obstante, como sucesos históricos también expresaron situaciones de la vida personal o familiar: “el que más me impactó fue la muerte de mi abuela […]; otro de gran impacto fue cuando me quise venir a vivir con mi mamá y a los dos días se iba a vivir del todo para Estados Unidos”.

Dadas las edades de los jóvenes —de diecisiete a veintiún años, en promedio—, una buena parte de ellos no vivió de forma directa los eventos sociopolíticos señalados; en consecuencia, es interesante dar cuenta de las mediaciones por las cuales los encuentran significativos en su comprensión de lo político y lo ciudadano. Se halló que la transmisión oral, en especial de familiares y profesores de la educación básica y media, es una de las mediaciones más notorias: la voz del adulto representa un lugar de autoridad, así como su posición ideológica, religiosa, etcétera. De esta manera, el joven, como sujeto político, se va configurando en las relaciones de poder/saber y sujeto/verdad que ha experimentado y, a partir de esto, organiza explicaciones e imaginarios sobre la política para entender, relacionarse y actuar frente al poder, lo que supone ejercicios de resistencia o legitimación de este (Foucault, 1988). Como lo plantea Zemelman (1992), la configuración política de los jóvenes circula entre la memoria, la experiencia y la utopía.

Del análisis de las experiencias individuales, articuladas a los eventos nacionales enunciados por los jóvenes, emergieron varios rasgos de las subjetividades políticas juveniles. El SIAC, conformado también por jóvenes, los analizó con ocho categorías emergentes:

1. Eventos que motivan el pensamiento crítico (por la frustración o la inconformidad): si bien se enunciaron algunos eventos históricos, económicos y políticos que marcaron la historia nacional del último siglo, no se evidenció un conocimiento profundo de estos (actores, causas, consecuencias). No obstante, se expusieron para justificar el desinterés sobre lo político, la búsqueda de una posición crítica o el desprecio hacia los partidos políticos implicados. Fue recurrente la mención al periodo del auge del narcotráfico —finales del siglo XX—, con el fin de justificar la necesidad de reconocer la historia para no repetirla y crear situaciones en las que se puedan buscar alternativas de cambio. Con respecto al genocidio de la Unión Patriótica —años ochenta y noventa—, su conocimiento generó cuestionamientos sobre la problemática de los partidos políticos y posibilitó plantear una mirada crítica para justificar a la población frustrada e inconforme.

2. Experiencias significativas en el bachillerato, instituciones u organizaciones: algunos relatos desvelaron el conocimiento de los hechos en el colegio o en campos del saber disciplinar, como instituciones u organizaciones. Resultó interesante el conocer en profundidad la historia de la posición del Movimiento 19 de abril (1970-1990) en la política. Frente al auge del narcotráfico, los relatos indicaron que los jóvenes aprendieron sobre este con un discurso de los medios enfocado en la presencia del tráfico de drogas que afectaba el país. Por otra parte, en la experiencia escolar ellos aprendieron a aproximarse a la Constitución Política de Colombia de 1991. También en la escuela la mayoría conoció acerca de Jaime Garzón, su asesinato y la indignación que produjo el hecho. Los jóvenes refirieron que en la educación básica y media obtuvieron información sobre la comunidad de lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales (LGTBI), la promoción de su reconocimiento y la aceptación de la diversidad. Sobre los acuerdos de paz que se han firmado, la estadía en los colegios proyectó para ellos la tolerancia y el respeto, mediante la Cátedra de la Paz y la lectura de los pactos.

3. Colectividades religiosas: los jóvenes reconocieron la influencia de la Iglesia católica en los hechos históricos. Su vinculación con algunas experiencias religiosas define su forma de valorar las masacres, el desplazamiento forzado y otros hechos asociados al conflicto armado; también la incidencia de la familia en la manera de ver esos eventos. Por otra parte, los jóvenes expresaron que la visita del papa Juan Pablo II a Colombia en 1986 se reitera y recuerda en las familias y los colegios, con el sustento de que las creencias religiosas se activaron con ese hecho y generaron unión nacional. Sobre la Constitución de 1991 aparecieron posturas contrarias: por un lado, en las iglesias se promociona que el país se debe regir por la religión, por el otro, se defiende que la Constitución ratifica a Colombia como una nación laica4.

4. Representaciones de las familias sobre los hechos históricos, mediante las cuales se transfieren valores (el pasado como referente): los saberes de los campos político y ciudadano de los jóvenes se conectan con las historias familiares, las experiencias y los pensamientos del círculo social. Estos “valores” familiares y sociales influyen en su rechazo a los hechos violentos y en su aceptación —o no— de los actores políticos y sociales, de las formas de pensar diferente. Así, en las familias los jóvenes aprendieron a rechazar los hechos violentos del periodo del auge del narcotráfico y crearon vínculos con las religiones, los cuales afectan sus pensamientos políticos y ciudadanos.

5. Colectivos políticos: en los jóvenes, el conocer el pensamiento de estos colectivos creó una forma diferente de ver los hechos, así como el estar al tanto de las distintas desmovilizaciones de guerrillas en el país. Ellos evidenciaron tener poca información de la Unión Patriótica y del genocidio, pero quienes indicaron conocerlos mostraron una oposición a los ideales políticos tradicionales; eso hace que se separe el pueblo del Estado y se cree indiferencia hacia la participación política. Con base en esto, se dio una crítica a las irregularidades en las que incurren los partidos políticos e inconformidad ante lo que representan en la nación. También se reveló la promoción de la defensa de los derechos por medio de grupos o marchas “en conjunto”.

6. Indiferencia crítica ante los colectivos partidistas o políticos: en conexión con el punto anterior, se identificaron acciones y pensamientos de los jóvenes contrarios a los partidos políticos. Se dio una crítica constante a la política por como ha llevado a los hechos y sus efectos. Por otra parte, la visita del papa Juan Pablo II los hace pensar en la religión como un aspecto que limita el pensamiento crítico a las formas tradicionales de gobierno.

7. Acciones ciudadanas: los jóvenes reconocieron la influencia de algunas acciones ciudadanas en la búsqueda de la verdad y en los sentidos o motivos de los eventos históricos, lo que influyó en su decisión de tenerlos en cuenta como hechos importantes. En general, generó expectativa el conocer la historia de los exmiembros de las guerrillas. Por otro lado, los valores religiosos se mostraron como influyentes para participar en actos sociales y ciudadanos. Se reconoció que la Constitución de 1991 da más posibilidades de participación ciudadana y política. Sobre la difusión del asesinato de Jaime Garzón a través de los medios de comunicación, se suscitó el pensamiento crítico al cuestionarse sobre problemáticas y fenómenos sociales, y se promovió la participación ciudadana, por medio del discurso crítico ante la sociedad. Frente a las acciones del acuerdo de paz firmado con las FARC, se reconoció la motivación de incluir a todos, sin tener en cuenta su pasado en Colombia.

8. Participación en la política alternativa o crítica: algunos jóvenes mostraron interés por participar en la política para intentar cambiar la situación del país con pensamientos críticos. Ante el genocidio de la Unión Patriótica, persistió una negación ante la visión de que sus miembros fallecieron. Por otra parte, hubo expectativa cuando se habló de la presentación de nuevos partidos políticos para alcanzar un cambio.

Es interesante el hecho de que una buena parte de los sucesos mencionados en los relatos se relaciona con asesinatos, muertes por conflictos económicos y políticos o eventos de largo tiempo que desvelan la pugna por el control a partir del ejercicio militar. En este punto, se destaca que el sujeto se constituye en su capacidad de individuación para liberarse de los poderes que imperan, el mercado y el neoliberalismo (Touraine, 1997).

Formación y subjetividades políticas y ciudadanas

En el texto introductorio para motivar la escritura de los relatos autobiográficos se usó la expresión “formación”. Luego, se cayó en cuenta de que esa palabra dirigió el lenguaje al narrar experiencias en procesos educativos familiares, escolares o de colectividades religiosas, políticas, musicales; algunos mencionaron organizaciones sociales e, incluso, experiencias más contradictorias, como “falsos positivos”. Es decir, la palabra “formación” se cargó con un valor positivo, por esto, emergieron contextos valorados de manera positiva, como las unidades familiares o los primeros procesos escolares, los cuales se identificaron a modo de responsables de la formación de las posiciones políticas.

Asimismo, se enunciaron sujetos “positivados”, como “madre”, “padre”, “abuelo”, “profesor”, aludidos como autoridades en el proceso de formación: su sola mención se usó para darle una incuestionable verdad a la formación recibida. En suma, el nombrar a la familia y la escuela evidenció la influencia de estas en la vida y educación de cada estudiante, y desveló un vínculo emocional e intelectual con sus acciones políticas; a partir de estas, surgieron conocimientos y perspectivas de las formas de vida.

No obstante, algunos usaron expresiones como “soy apolítico, no me interesa [la política], no me gusta, me molesta, nunca he estado en nada”, para dar cuenta de reflexiones internas en las que los discursos dominantes de la política los frustran y desde donde hacen resistencia. De hecho, ellos reconocieron que la masiva información de los medios que reitera una única idea de política sujeta a personalidades controvertidas del país ayuda a exacerbar ese sentimiento. Las experiencias alternativas surgieron de su encuentro fortuito con expresiones musicales, acciones de organizaciones no gubernamentales (ONG), conversaciones con personas críticas y posiciones personales de inconformidad o descreimiento de las acciones de Gobierno nacional.

Sobre los sentidos de la política en las subjetividades juveniles universitarias lasallistas
La sangre tira

Como lo han sugerido varios autores sobre las prácticas políticas en Colombia, el capital simbólico que las cultiva se entrelaza “menos con las estrategias racionales de los actores y más con los mundos de vida desde los que los miembros de un grupo construyen sus sentidos e identidades” (Perea, 1996, p. 18). De esta manera, algunos jóvenes expresaron una profunda relación entre su vida familiar y sus decisiones políticas: “[…] crecí en un hogar conformado por mis padres y mis abuelos; gracias a mi abuela materna, creció en mí un gusto por la música de protesta”; “[…] desde pequeña me enseñaron a creer en Dios, un ser que nos ama y nos cuida”; “desde pequeño, con las enseñanzas de mis padres, aprendí de los errores como todos, con buenos valores y disciplina”.

En varios relatos, los jóvenes mencionaron a su abuelo —con mayor recurrencia— y a su abuela —con menor recurrencia— como referentes en la definición de estéticas políticas. Asimismo, llamó la atención la referencia a la “música de protesta” a modo de un rasgo de la participación política. Algunas citas plantearon el cuidado y el afecto a partir de la educación en la creencia en Dios en las prácticas de educación familiar.

Por otro lado, la mención de “valores”, “amor”, “cuidado”, “gustos”, etcétera, por parte de los jóvenes en relación con sus ámbitos familiares y con los ámbitos conectados a su participación política develó la fuerza hereditaria que tienen los mundos domésticos en la configuración de la subjetividad política juvenil. Al respecto, una de las participantes del SIAC expresó: “[…] el hecho de tener la sangre familiar tan enraizada hace que la política se entienda como una herencia, la cual no se cuestiona. Se evita objetarla y criticarla”. Esta reflexión muestra una baja capacidad crítica y ambientes democráticos débiles en los ámbitos familiares de los jóvenes lasallistas.

En este sentido, la coexistencia afectiva entre la “sangre familiar” y la subjetividad política la entendieron algunos estudiantes como “un problema social que ocasiona seguir un único ideal, convicción, partido político o religión, con poca tolerancia por aquellos que piensan diferente, lo que promueve los conflictos y hechos violentos”. Sobre este rasgo, otros estudiantes dijeron que “obstaculiza la creación de formas de participación social que construyan el país conforme a las necesidades de la realidad colombiana”.

La gente imperfecta

Una narrativa recurrente con respecto a la política se refirió con expresiones de molestia, desprecio o indiferencia hacia una élite social contemporánea que ejerce poder para hacerle daño a los bienes púbicos en beneficio propio. Así, se enunció un modo de resistencia de los jóvenes hacia las prácticas de corrupción, que identificaron como la causa de los problemas de la nación: “[…] pienso que la política ya se volvió solo un negocio, ¿qué hacemos en un país donde los políticos buscan cómo destruirlo más para ellos ganar bastante dinero e irse?”; “[…] no he puesto mucho interés en algunos temas políticos, ya que da fastidio saber que siempre sucede lo mismo. Esa desconfianza y desinterés que tanto yo como otras personas mostramos frente a este tema se debe a la corrupción”; “en lo político, no creo en ningún presidente, en ningún líder; la mayoría de ellos quieren ser presidentes para tener poder y llenarse de dinero”; “el Gobierno está constituido por gente imperfecta”.

En los relatos sobresalió el uso de verbos que asocian la política con daño y malestar: corromper, robar, dividir, empobrecer. Así, la política se abordó como un sector social que despliega el mayor ejercicio de poder sobre la población, cuyos resultados no son benéficos para la sociedad. Esas expresiones se entendieron como modos de resistencia a las formas de poder y control sobre lo político; no obstante, esos modos no expresaron alternativas o acciones de transformación: “menos mal que a mí la política no me afecta en nada; lo que me preocupa son los animales”; “yo prometí no tener nada que ver con la política y, así, la política no tendrá nada que ver conmigo”; “para qué votar, siempre quedarán los mismos apellidos”; “uno de los motivos por los que escogí esta carrera [Zootecnia] es que jamás tendré nada que ver con la política”.

Los enunciados develaron una distancia con la élite política, articulada con una sentida desconfianza ante sus acciones y prácticas. En Colombia hay una política imperfecta, según los juicios de los jóvenes; por esto, la configuración de su subjetividad política se dio desde la distancia, indiferencia e inconformidad.

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9789585136380
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