Kitabı oku: «Un rayito de luz para cada día», sayfa 2

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1º de enero


Viviendo por fe

“La fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve” (Hebreos 11:1, NVI).

¡Qué lindo es empezar algo nuevo! Casa nueva, ropa nueva, un nuevo año de clases en la escuela, una receta de cocina nueva; todas son cosas que nos traen emoción y expectativa. Hoy también espero que hayas abierto este, tu nuevo devocional, con alegría y entusiasmo, oliendo tal vez el aroma a tinta, y preguntándote de qué tratará. ¡Lo iremos descubriendo juntos!

Hoy empieza un nuevo año. ¿Qué desafíos traerá? No lo sabemos. Pero sí sabemos que tendrá momentos alegres, y quizá algunos tristes; y que Dios siempre estará a nuestro lado. ¿Cómo lo sabemos? Pues porque él lo prometió en su Palabra. Y porque tenemos fe.

¿Qué es la fe? Es importante que lo sepamos, pues este mes vamos a hablar mucho acerca de la fe y de la fidelidad. La fe es estar seguros de cosas que no vemos. Es confiar. Para muchos de los científicos de hoy, creer en cosas que no vemos es una idea ridícula. Según ellos, si no lo puedes ver, medir y tocar, ¡no existe!

Pero te hago una pregunta: cuando estás en una habitación, y tu papá en otra, ¿cómo sabes que él está allí realmente? Tal vez, de repente estornuda, o tose, o quizá sus pantuflas hacen un ruidito cuando mueve los pies. Yo sabía dónde estaba mi papá porque silbaba ¡todo el tiempo! Algunas veces, sin embargo, tu papá puede estar completamente callado y sin hacer ningún ruido. ¿Cómo sabes, entonces, que él está allí? Muchas veces, simplemente, porque él te dijo que estaría allí. Y tú le crees.

Puedes tener fe en algo que no veas, porque a veces lo sientes, lo percibes de alguna manera. ¿Cómo sabes que Dios es real y te cuidará este año? Porque siempre te ha cuidado. Porque sientes su presencia en tu vida. Y puedes tener fe en que Dios te guía porque él cumple sus promesas. ¿Crees en él? ¿Tienes fe?

Ten por seguro que, con Dios de tu lado, puedes comenzar hoy viviendo por fe, sabiendo que cada día será una aventura junto a tu Dios, quien está a tu lado, tu mejor Amigo. Cinthya

2 de enero


El salón de los espejos

“Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu” (2 Corintios 3:18, NVI).

¿Sabes para qué sirven los espejos? Existen muchas variedades y usos, pero su función principal es recibir la luz y reflejar una imagen. Debes tener el espejo correcto para poder ver la imagen que quieres reflejar.

Una de las actividades más esperadas por grandes y chicos en las vacaciones de invierno de mi niñez era una feria orientada a la familia. Mucha gente llegaba de todas partes de la ciudad y era recibida por una curiosa llamita que daba la bienvenida.

Mis padres hacían un gran esfuerzo para poder llevarnos, y recuerdo con cariño que pasar las vacaciones de Fiestas Patrias recorriendo la feria era el premio que recibíamos mis hermanas y yo por habernos esforzado durante el primer semestre escolar. Pabellones inmensos llenos de decorados coloridos ofrecían atracciones de todo tipo para todos los gustos, suficientes para entretener a miles de personas por el precio de una sola entrada.

Una de las atracciones que mi familia y yo más disfrutábamos era el salón de los espejos. Esta clásica recreación era la más solicitada; las filas para entrar eran casi interminables. Desde los pasillos se escuchaban las fuertes y contagiosas risas de la gente que desde que entraba no paraba de reír.

El secreto de esta divertida atracción era la variedad de espejos con superficies irregulares que no reflejaban lo que esperabas ver, sino una cambiante apariencia del cuerpo de las personas. Podías verte muy pequeño, con el cuello largo, con los brazos cortos e incluso, ver parte de tu cuerpo volteada de cabeza. Pero aunque las ilusiones ópticas creadas por algunos espejos podían ser muy graciosas, estos mostraban un reflejo falso y distorsionado de lo que en realidad éramos.

A diferencia de esos espejos de mi infancia, el versículo de hoy te recuerda que tu vida es como un espejo que debe reflejar la imagen correcta. Tener fe es mirar a Dios y reflejar en tu rostro la luz de su gloria. Es creer que con su luz puedes brillar para alumbrar este mundo oscuro, donde tu bondad y tu sonrisa pueden hacer que otros sonrían porque reflejas el amor de Jesús. ¿Qué ven tus amigos cuando te miran? Magaly

3 de enero


La fe no es matemática

“Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho” (1 Reyes 17:16).

¿Recuerdas los problemas matemáticos que te daban en la escuela en primer grado? Por ejemplo, el clásico: “Tienes 2 manzanas y regalas 1, ¿cuántas te quedan?” Otro parecido: “Tienes 2 manzanas y regalas 2, ¿cuántas te quedan?”

Ahora este: “Supón que lo único que tienes para la cena es un pan, nada más. De repente viene Dios y te dice: ‘Comparte tu pan con tus vecinos de al lado, pues ellos no tienen nada. Yo te prometo que aunque des, nunca te va a faltar’. ¿Qué harías? Muchos razonaríamos así: ‘No, Señor. ¿Acaso no ves lo poco que tengo? Si yo le doy a los vecinos, ¡me faltará a mí! Habiendo tanta gente rica en mi ciudad, ¿justo a mí me pides que comparta?’ ”

En la Biblia encontramos una historia donde Dios le pidió a una viuda pobre que hiciera exactamente eso. Estaba juntando leña para prepararse un pancito para comerlo con su hijo y luego “dejarse morir”. Entonces, llegó Elías, y le dijo: “Con esa poca harina y aceite que te queda, hazme un pancito a mí, pues Dios promete que no te va a faltar ni harina ni aceite”. La viuda podría haber pensado: “¿Qué? ¿Este hombre quiere que le prepare lo último que me queda para él?”

Volvamos a los problemas matemáticos del principio: “Si tengo 2 elementos para hacer pan y los 2 se los doy a Elías, ¡yo me quedo con nada! (2 - 2 = 0)”. Sin embargo, Dios desafió la fe de la viuda con una propuesta antimatemáticas: “Si tienes 2 elementos para hacer pan y le das los 2 a Elías, te prometo que seguirás teniendo 2 elementos para hacer pan (2 - 2 = 2)”. Hmmm... ¡Imposible! ¿Qué hubieras hecho tú?

La viuda le dio la oportunidad a Dios de mostrar su poder antimatemáticas. Con lo último que tenía, le preparó un pancito a Elías, ¿y qué pasó? Lo dice el versículo de hoy. ¡Dios cumplió lo que prometió! Por muchos días la viuda tuvo para comer junto a su hijo y Elías.

¿Sabes? Dios desea más personas como la viuda, que confíen en él. Por ello, cuando en la Biblia Dios te pida algo matemáticamente difícil (como diezmar aún cuando el dinero no te alcanza, o compartir con otros lo poco que tienes), obedécele igual y deja que él se encargue de los “imposibles”, así como hizo con la viuda. ¡Eso es tener fe! Gabriela

4 de enero


Cadena fuerte

“Por ella (la fe) recibieron aprobación los antiguos” (Hebreos 11:2).

Me gusta imaginar a los héroes de la fe de Hebreos 11 como los protagonistas de una larga galería de arte donde se exhiben las pinturas de personajes célebres. Y mientras caminamos por sus corredores recordamos sus acciones, que hasta hoy nos inspiran.

Pero días atrás un pastor los comparó con los eslabones fuertes de una cadena. Y vinieron a mi mente algunos tipos de cadenas que conozco. Pensé en la cadena de una bicicleta, en cadenas alimenticias. También hay cadenas de oración, cadenas televisivas. Hay cadenas para portar relojes o alhajas. Cadenas para nieve, para que los transportes no se hundan después de una gran nevada.

Pero volvamos a la comparación de cada héroe de la fe como eslabones de una cadena fuerte y segura. ¿Qué sucedería si todos los eslabones fueran fuertes menos uno? La cadena sería tan fuerte como su eslabón más débil. ¿Te sentirías seguro siendo rescatado a gran altura por una cadena así? No, ¿verdad?

Nosotros somos como eslabones. ¿Te gustaría ser un eslabón muy, muy fuerte? Entonces, conságrate a Dios todas las mañanas. Lee tu Biblia, ora y cuéntale del amor de Dios a alguien. Sé fiel en cada cosa que hagas por amor a Jesús. Verás y escucharás muchas cosas. Pero a la luz de la Biblia, retén solo lo bueno, aquellas cosas que agradan a Dios. Ten identidad, vive como un hijo de Dios, de acuerdo con su voluntad, haciendo lo que es agradable, de buen nombre y perfecto.

Federico es conocido por todos sus vecinos como un ejemplo de laboriosidad y amor. Él hace todo lo posible por compartir el evangelio. Ayuda, después de clases, a los ancianos de su barrio. Tiene un grupo pequeño de niños para enseñarles de Jesús. Además, a veces predica en diferentes iglesias. Su familia puede contar con él, y es un buen compañero en la escuela también. Sin duda, ¡un eslabón pequeño pero muy fuerte! Y tú, ¿qué tipo de eslabón eres? ¿Sabes? Fuimos llamados a esperar y apresurar la venida de Jesús. Romanos 13:11 dice que ya es hora de levantarnos pues la hora de nuestra salvación está cerca. ¡Formemos una cadena fuerte! Mirta

5 de enero


La niña salvaje

“Porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse” (Lucas 15: 24, RVR).

¿Has visto la película “El libro de la selva”? Hoy te contaré una historia real de una niña criada sola en la selva. Ella se llama Rochom P’ngieng y es conocida como “la niña salvaje”.

Esta niña nació en Cambodia, y a los siete años se perdió en un bosque mientras cuidaba búfalos con un primo. Por más que trataron de encontrarla no apareció hasta veinte años más tarde. Cierto día, ella estaba comiendo arroz de una granja, y la tomaron como ladrona. Al llevarla a la policía, coincidentemente el policía que la reconoció era su padre. “Cuando la vi, estaba desnuda y caminando doblada hacia adelante como un mono. Era piel y huesos”, dijo su padre. “Estaba temblando y recogiendo granos de arroz del suelo para comer”. Tenía el pelo hasta los tobillos, estaba muy sucia.

La llevaron a casa y celebraron su retorno. Pero extrañamente ella no se adaptaba, no estaba feliz. Su madre trataba de alimentarla con cuchara, y ella se negaba a recibir la comida; solo comía con las manos. La vestían y se negaba a usar la ropa. No recordaba cómo se hablaba, solo emitía gruñidos. Prefería caminar en cuclillas en lugar de erguida. Tenían que vigilarla porque constantemente intentaba huir de la casa. Rochom tuvo que aprender poco a poco a comer bien, a tener modales y vestir adecuadamente. Ella necesitó mucho amor y paciencia de sus padres y familia.

¿Sabes? Así como esta niña, muchas personas se pierden al alejarse de Jesús. Dejan de orar, de cantar a Jesús, de leer su Biblia e ir a la iglesia, y así van olvidando cómo vestirse, comer bien, caminar derechos. Esto trae mucha tristeza al corazón de Dios, quien es un Padre tan bueno y amoroso. Pero él no se cansa de buscar a sus hijos hasta que finalmente los encuentra; y cuando lo hace, nuevamente les enseña con amor y paciencia a caminar correctamente.

Probablemente te has perdido alguna vez, ¡qué miedo! Es feo sentirse solo y asustado. Para que nunca te alejes de Jesús y te pierdas en este mundo tan peligroso, camina cada día a su lado. Lee tu Biblia cada día, no dejes de ir a la iglesia. Ora de rodillas y durante el día ora en tu mente a cada momento. Cuéntale todo a Jesús y así jamás te perderás. Nina

6 de enero


Fe en crecimiento

“Entonces el padre del muchacho gritó: ‘Yo creo. ¡Ayúdame a creer más!’ ” (Marcos 9:24, DHH).

¿Conoces a alguien con verdadera fe? Hay personas que admiro por su confianza total en Dios. Pero, ¿crees que siempre han sido así? La fe es como una pequeña plantita, débil tal vez al comienzo, y que puede crecer cada día un poquito si la cuidamos.

Te voy a contar cómo la plantita de mi propia fe creció, y cómo la tuya puede crecer también. Cuando nació mi primera hija, mi esposo y yo no podíamos haber estado más felices. Sanita, hermosa, Emily era todo para nosotros. Nuestra alegría era completa. Sin embargo, cuando tenía cuatro meses de edad, comenzó a tener malestares estomacales y diarreas. Le hicimos muchos estudios médicos, pero no descubríamos el problema, y Emily no subía de peso.

No fueron días fáciles. Quizá exageradamente, en ese momento tenía miedo por la vida y la salud de Emily. Muchas noches lloré, muchos días me preocupé. Yo, que siempre había tenido una vida llena de felicidad, me enfrentaba a un problema grande por primera vez. Me daba cuenta de que no podía controlar lo que pasaba, y creía que confiaba en Dios, pero seguía sintiendo miedo.

Recuerdo, finalmente, un día en el que oré a Dios: “Señor, Emily es tu hija antes que mía. Tú la amas más que yo. Tú sabes qué es lo mejor para ella. Te la entrego. Está en tus manos”. Y confié de verdad. Confié en que Dios sabía mejor, y amaba más que yo.

Al poco tiempo, un doctor descubrió que Emily era alérgica a una proteína que está en la leche de vaca. Comenzamos a tomar leche de soja o de almendras, y Emily creció. Hoy es una adolescente sana, inteligente y fuerte.

Así como mi hijita creció, mi fe creció. Y sigue creciendo día a día. Cuando veo cómo Dios me guía y guía a mi familia, cuando siento su amor en las pequeñas y grandes cosas, me acuerdo de ese padre que, en nuestro versículo de hoy, expresó, angustiado por su hijo, que necesitaba creer más. Porque siempre, siempre se puede creer más.

Si tú hoy sientes que crees, pero debes enfrentar algún problema, algún desafío, confía en tu Padre. Él sabe mejor lo que tú necesitas. Dile hoy: “Yo creo. ¡Ayúdame a creer más!” Cinthya

7 de enero


El cangrejo ermitaño

“Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno” (Efesios 6:16, NVI).

¿Conoces al cangrejo ermitaño? ¡Es un animalito muy interesante! Le gusta vivir en las zonas rocosas del mar y en arrecifes. A veces sale del agua y se refugia debajo de rocas que se encuentran en la costa. ¿Qué hace a este amiguito tan particular? A diferencia de otros cangrejos, su abdomen no posee exoesqueleto (no tienen esa capa durita por fuera que los protege). Y eso lo hace vulnerable frente a animales más fuertes.

¿Qué hace entonces? Busca un caparazón de caracol vacío, que se adapte a su tamaño, y se mete dentro de él. De este modo, logra refugio y defensa contra los peligros del mar. A medida que va creciendo, se ve obligado a buscar caparazones más grandes para seguir protegiéndose. Es muy simpático verlos seleccionar su nueva “casita” metiéndose de un caparazón a otro, hasta dar con el indicado.

¿Sabías que nuestra vida espiritual se parece a la del cangrejo ermitaño? Somos débiles y vulnerables ante los ataques de Satanás. No hay nada en nosotros para sentirnos seguros. Eso nos obliga a buscar un escudo que nos defienda de sus ataques.

El apóstol Pablo conocía muy bien nuestra debilidad, y por ello nos dice qué usar como escudo espiritual. Vuelve a leer el versículo de hoy. Ese escudo es la fe. Un sinónimo de “fe” es “confianza”. Pero, ¿confianza en quién? Así es, en Jesús. Él ya venció a Satanás, Él sabe lo que es luchar con el pecado y tiene el poder para protegerte de sus ataques.

Debes acudir a Jesús en oración para que él te auxilie, y cuando haces esto, todo cambia. Satanás se las tiene que ver con él y no contigo. Es como aquel niñito pequeño al que lo persiguen niños más grandes, hasta que este llega corriendo donde está su papá, y se refugia detrás de él. Entonces los grandulones no se atreven a hacerle frente al papá, porque saben que saldrán perdiendo. Así sucede con Satanás. Si tú te acostumbras a correr y esconderte detrás de Jesús, estarás a salvo.

Por ello, recuerda: lo primero que debes hacer al levantarte cada mañana es orar y pedirle a Jesús que sea tu refugio, que te proteja de las tentaciones de Satanás. Haz como el cangrejo, ¡y comienza cada día protegido con el escudo de la fe! Gabriela

8 de enero


Secretos de la verdadera fama

“Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo” (Hebreos 10:17, NVI).

¿A Qué personaje famoso admiras? ¿Te gustaría saber sus secretos y ser tan famoso como él o ella? En muchos lugares existe un Salón de la Fama. Un lugar donde se destacan personas por algo importante que hicieron. Las hay de diversas categorías: deportes, música, ciencia, literatura; de inventores, compositores, actores, etc.

¿Podrías descubrir quiénes son y a que salón de la fama pertenecen los siguientes personajes?

 Dios le mandó que construyera un arca para salvarse de una gran inundación, sin que alguna vez haya visto llover.

 Dios le dijo que saliera de donde vivía para ir a vivir a un lugar que no conocía, y más aún, no sabía dónde era.

 Dios le anunció que iba a tener el bebé que siempre había querido, aunque ya había pasado la edad para poder tenerlo.

¿Los descubriste? ¿A qué salón de la fama pertenecen? Todos ellos pertenecen al “Salón de la Fama de la Fe”. También tienen su club de fans, y espero que tú estés entre ellos. ¡Esta clase de fama sí es digna de imitar!

 Noé construyó el arca, y Dios salvó a su familia.

 Abraham dejó su casa, su tierra, y Dios le dio una gran herencia.

 Sara concibió al pequeño Isaac, y Dios la hizo madre de multitudes.

La lista en este Salón de la Fama es muy extensa. La puedes encontrar en la Biblia, junto al secreto de su fama: “Oyó el mensaje de su palabra”. En la Biblia, la palabra “oyó” significa creer y obedecer. Sin importar las circunstancias, los argumentos lógicos o cómo ellos se sintieran, ellos creyeron y obedecieron y Dios obró con poder en sus vidas. ¡Este es el secreto de la verdadera fama!

¿Te gustaría ser alguien famoso? Vive esa fe que camina sobre el agua, que mueve montañas, que pelea batallas y ve milagros... esa fe que no duda de nada, que destruye el miedo y hace posible lo imposible; porque la victoria que vence al mundo es la fama de la fe en la Palabra de Dios. Magaly

9 de enero


Fe al comenzar la semana

“Y ahora, gloria sea a Dios, que puede hacer muchísimo más de lo que nosotros pedimos o pensamos” (Efesios 3:20, DHH).

Mis hijas, Emily y Melissa, aman los animales. Sueñan con tener algún día un refugio para perritos, gatitos y otros animales. En nuestra familia hemos cuidado gatos, pájaros, gusanos y caracoles; y hemos rescatado arañitas de ser aplastadas, sacándolas afuera por la ventana.

Hace un tiempo, mis hijas encontraron una cachorrita abandonada. La llevamos a casa para darle de comer, pero luego de verla tan indefensa, me dio mucha pena dejarla afuera solita, así que les dije que la podíamos tener hasta que encontráramos un hogar para ella. Decidieron llamarla Mía.

Le sacamos fotos y las publicamos en nuestras redes sociales, la ofrecimos a varias familias amigas, pero no pasaba nada. Una señora me contactó para llevarse a Mía. Felices, acordamos un momento de encuentro, pero nunca llegó. Por más que yo intenté varias veces contactarla para llevarle la perrita a su casa, no me contestó más. ¡Qué desilusión!

Habían pasado dos semanas. Nosotros ya teníamos una perrita, y las dos juntas hacían mucho lío. Nos estábamos empezando a preocupar. Al hacer nuestro culto familiar un martes, les dije a mis hijas:

–Chicas, oremos con fe para que Mía sea adoptada antes de que termine esta semana.

Y así lo hicimos. Oramos cada día, en cada oración, para que nuestra perrita invitada pudiera tener un nuevo hogar. Mis hijas estaban llenas de fe. Pero Mía aún seguía con nosotros... El viernes de tarde me contactó una jovencita. Quería a Mía. Le contesté enseguida, ofreciéndole llevar a la cachorrita a su casa. Y no me dijo nada más...

El sábado de tarde, como a las 14:00, me escribió la misma señorita, diciéndome que vendría a ver a Mía a la tarde. ¿Querría adoptarla? ¡Qué nervios! Cuando la vio, se encariñó y se la llevó para darle un hogar permanente.

Emily, Melissa y yo nos quedamos un momento para orar, agradeciendo a Dios por honrar nuestra débil fe, cumpliendo en darle un hogar a Mía, ¡Quince minutos antes de que acabase la semana!

¿Crees que Dios es grande y poderoso? ¿Crees que puede hacer más de lo que pedimos o esperamos? Si lo crees, si lo pides con fe y lo esperas, Dios honrará tu fe, así como honró la nuestra años atrás. Cinthya

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0+
Hacim:
551 s. 3 illüstrasyon
ISBN:
9789877984583
Yayıncı:
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Bookwire
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