Kitabı oku: «Un mensaje de @Dios para ti», sayfa 5
29 de enero
«Murió por mí»
«En ningún otro hay salvación, porque en todo el mundo Dios no nos ha dado otra persona por la cual podamos salvarnos». Hechos 4: 12
Hace poco leí que durante la Guerra Civil Estadounidense un agricultor llamado John Blake fue reclutado como un soldado para ir al frente de batalla. Cuando le notificaron la decisión se fue a casa profundamente preocupado por tener que dejar a su familia, pues su esposa había muerto y no tenía nadie que pudiera cuidar a sus niños durante su ausencia.
El día antes de partir, Charlie Durham, su vecino, fue a visitarlo.
—Blake —dijo—, he estado pensando. Su familia lo necesita aquí en casa, así que he decidido tomar su lugar.
John quedó mudo. Era una gran propuesta, tanto así que no sabía si su vecino hablaba en serio. Tomó la mano del joven y alabó a Dios por este amigo que estaba dispuesto a ir como su sustituto.
Charlie fue al frente de batalla y luchó valientemente. Pero tristemente murió en la primera batalla. Cuando John escuchó la noticia, inmediatamente ensilló su caballo y fue al campo de batalla. Después de buscar por un tiempo, encontró el cuerpo de su amigo. Arregló todo para que fuera enterrado en el cementerio del pueblo y preparó una lápida de mármol donde esculpió una inscripción con sus propias manos: «Murió por mí».
Creo que John Blake entendió el mensaje de la Biblia: «Cristo murió por nosotros». La muerte de Cristo lo califica para ser el único Salvador. Nadie más puede salvarnos, no hay otro nombre bajo el cielo en el que podamos hallar salvación. Elena G. de White escribe: «Debe haber un poder que obre en el interior, una vida nueva de lo alto, antes de que el hombre pueda convertirse del pecado a la santidad. Ese poder es Cristo. Solamente su gracia puede vivificar las facultades muertas del alma, y atraerlas a Dios, a la santidad» (Dios nos cuida, p. 76).
¿No crees que este es un mensaje que merece ser compartido? La Global Survey on Religion and Atheism [encuesta global sobre religión y ateísmo], publicada en 2012, revela que el ateísmo está aumentando y la religiosidad está disminuyendo entre la población mundial. La encuesta muestra que, a nivel mundial, un 13% de las personas encuestadas se consideran ateos; un 23%, como no religiosos; y un 59%, se identifican como religiosos. Hoy más que nunca nuestro mundo necesita escuchar las buenas noticias del amor de Jesús y la salvación que encontramos en él. ¿Te gustaría decirles a otros que @Cristo murió por ti?
30 de enero
Cien por uno
«Y todos los que por causa mía hayan dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos, o terrenos, recibirán cien veces más, y también recibirán la vida eterna». Mateo 19: 29
Ella era una de las empleadas más distinguidas de la empresa telefónica en aquel pueblo. Hacía su trabajo con diligencia y atendía al público de manera muy amable. Pero aquella tarde Dios le mostró que tenía otros planes para ella. Un joven adventista fue a realizar una llamada (esta historia posiblemente ocurrió antes de que nacieras, como notarás) y al observar que el local estaba repleto se acercó a ella y le entregó un papel con su número telefónico. Le dijo:
—Señorita, tengo prisa y hay mucha gente, necesito llamar a mis jefes. Por favor este es mi número en la fila. Saldré y, cuando entre, necesito que usted me pase a mí primero para realizar esta llamada.
El joven salió y, después de unos minutos, regresó. Efectivamente, la joven le dio prioridad. Al finalizar la llamada, pagó el servicio y después de agradecer la cortesía de la joven telefonista se marchó, no sin antes añadir:
—Mil gracias, joven, espero ser el primero siempre que venga a llamar.
Y así fue. Siempre fue el primero sin importar cuánta gente hubiera en la sala. De esa manera nació una sencilla amistad entre los dos jóvenes que se limitaba solo a ese espacio.
Algún tiempo después se estaba llevando a cabo una semana de evangelismo juvenil y este joven sería uno de los expositores. La primera noche se llevó una gran sorpresa al encontrar allí a su amiga telefonista. Así que él aprovechó para hablarle de Jesús e invitarla a aceptarlo como su Salvador personal. Pero ella le confesó:
—No puedo dejar mi trabajo.
Entonces el joven habló con los dirigentes de la iglesia para conseguirle un trabajo. Cuando ella decidió bautizarse, la emplearon como maestra en el colegio de la iglesia.
Después de un tiempo, la universidad adventista le extendió una beca para estudiar una carrera y allí, además de obtener un título en administración de empresas, conoció al que hoy es su esposo. Hoy tiene un hermoso hogar con dos maravillosos hijos. Siempre que cuenta su historia dice: «Jesús ofreció cien veces más a los que le siguen, ¡y de verdad lo cumple!». La promesa de @Dios no falla: «cien por uno». Incluso si ya le entregaste tu vida a Jesús, hoy te invito a hacer a un lado todo aquello que estorbe tu crecimiento espiritual.
31 de enero
Contactos importantes
«Señor, los que te conocen, confían en ti, pues nunca abandonas a quienes te buscan» Salmo 9: 10
Habíamos conducido muchas veces por ese lugar sin experimentar contratiempos. Por eso, nos sorprendió que en esa oportunidad un policía de tránsito nos diera la orden de detenernos. Vimos al caballero acercarse con el ceño fruncido.
—Documentos del vehículo —dijo con tono adusto—. Licencia de conducción, equipo de carreteras, encienda las luces...
Así, una orden tras otra, el oficial se acercó con el talonario de multas.
—Usted acaba de violar una norma de tránsito, le pondré una sanción.
Según el, estábamos conduciendo en sentido contrario.
—No puede ser —le dije respetuosamente—. Nosotros llevamos muchos años viviendo en esta ciudad y siempre hemos conducido por esta calle en el mismo sentido que lo estamos haciendo ahora.
Acto seguido me explicó que dos semanas antes las autoridades de tránsito de la ciudad habían cambiado el sentido de la calle. Traté de apelar la decisión pero su respuesta fue categórica:
—Lo siento mucho, debo sancionarlo.
Entonces mi esposa dijo:
—Permítanos llamar a nuestro vecino fulano, él es funcionario del departamento de tránsito municipal.
Cuando ella mencionó aquel nombre, el agente miró con asombro.
—¿De dónde conocen a este funcionario? —preguntó inquieto.
—Hemos vivido en el mismo condominio durante más de diez años.
Inmediatamente el oficial guardó su pluma, el talonario, y nos dijo:
—No es necesario hablar con él, con solo saber que son amigos es suficiente, pueden irse. Tengan en cuenta el cambio de sentido la próxima vez.
Al marcharnos pensé «cuán importante es conocer a las personas correctas». Por supuesto, no estoy sugiriendo que uses tus contactos para librarte de infracciones voluntarias o actos ilegales, pero creo que todos en algún momento nos hemos beneficiado de conocer a la persona correcta. El versículo de hoy resalta la importancia de conocer a Dios. Conocerlo a él es la esencia misma de la vida eterna (Juan 17: 3) y según David, produce confianza y nos da seguridad.
Al finalizar este mes quiero invitarte a seguir leyendo este libro de reflexiones. Cada día aprenderemos más acerca de @Dios, sus atributos y características principales y cómo él se ha manifestado en mi vida y en las vidas de otras personas cuyos testimonios he tenido el privilegio de escuchar. Pero hoy deseo cerrar este primer mes invitándote a acercarte más a Dios y a confiar en él. Ese es el contacto más importante que puedes tener en esta vida.
1º de febrero
Un Dios de relaciones
«El Señor está cerca, para salvar a los que tienen el corazón hecho pedazos y han perdido la esperanza». Salmo 34: 18
Como ya habrás notado, uno de mis temas favoritos de las Escrituras es el de los nombres de Dios, su significado y lo que nos revelan sobre él. Maimónides, un comentarista judío de la Edad Media, escribió acerca del nombre «Jehová»:
«Todos los nombres de Dios que aparecen en las Escrituras se derivan de sus obras, excepto uno: Jehová; y a esto se le llama el nombre sencillo, porque enseña sencilla e inequívocamente la sustancia de Dios». Este nombre de Dios se da a conocer siempre en el marco de una relación de él con criaturas que pueden percibirlo y apreciarlo, seres racionales y morales. Por eso, aparece por primera vez en el capítulo 2 de Génesis, donde se detalla la creación de los seres humanos.
Es digno de destacar que ese es el nombre que se usa en relación con el pueblo de Israel. Dios le está encargando a Moisés la empresa de liberar a Israel y, por tal motivo, Moisés se atreve a preguntarle a Dios cuál es su nombre. Es en ese momento cuando Dios pronuncia las solemnes palabras: «YO SOY EL QUE SOY. Y dirás a los israelitas: “YO SOY me ha enviado a ustedes”» (Éxodo 3: 14). Al decir esas palabras, Dios se reveló como un ser personal, viviente, que cumple las promesas que hizo a un pueblo en la persona de sus ancestros. Un Dios inmutable que permanece fiel a sus palabras a través del tiempo. Robert Baker expresa: «La existencia personal de Dios, la continuidad de sus tratos con el hombre, la inmutabilidad de sus promesas y la revelación entera de su misericordia redentora se reúne alrededor del nombre Jehová» (Old Testament Synonyms, p. 62).
Dios es un Dios de relaciones, un Dios cercano no solo a los adultos, sino también a los jóvenes, a todos los seres humanos, un Dios que se interesa por ti, un Dios que quiere entrar en comunión contigo, a quien le interesan tus planes, tus sueños y tus anhelos. Un Dios cuyo amor por ti es eterno, un Dios de perdón y de oportunidades. Es un Dios que cumple con sus promesas y que se caracteriza por darle la oportunidad a los jóvenes. ¡Cuán grande es Dios! ¿No te gustaría conocerlo más? Hoy @Dios te dice: «Estoy cerca de ti».
2 de febrero
Ángeles en el río
«El ángel del Señor protege y salva a los que honran al Señor». Salmo 34: 7
El joven ministro había sido trasladado a una nueva región y llevaba un mes visitando sus congregaciones. Aquel día llegaría al Canal La Primavera, en la Vía Panamericana. Cuando llegaron al lugar indicado, se bajó del vehículo y como no vio a nadie esperándolo decidió emprender el recorrido solo. Aquella no era la mejor época para transitar por esos terrenos, pues era temporada de lluvias y los campos estaban inundados.
Después de una hora de camino, el agua le llegaba a la cintura. De pronto, vio varios hombres a lo lejos, frente a una pequeña casa sobre un montículo que sobresalía del agua. Movían los brazos para llamar su atención y le decían:
—Deténgase, no avance, es peligroso. Nosotros iremos por usted.
Ellos vinieron en un bote, lo ayudaron a subir, lo llevaron a un sitio y le dijeron que caminara en línea recta por un terraplén que estaba bajo el agua. Después de caminar un largo trecho llegó a una zona seca. Media hora después aparecieron los hermanos que debían llevarlo hasta su destino. Al verlo, le preguntaron cómo había llegado hasta allí. Él les contó lo sucedido y, al final, ellos dijeron:
—Pastor, en toda esa área inundada no existen islas, no vive nadie, tampoco hay un terraplén por donde se pueda caminar y nunca ha habido una casa por aquí. Es imposible llegar hasta aquí sin un bote. ¿Y cómo cruzó el río?
El pastor quedó mudo. Él no había visto ningún río. La próxima vez que el pastor visitó la zona era verano. Hizo el mismo recorrido en medio de una asfixiante polvareda. No encontró la isla donde habían estado las personas. No había una casa allí, no había un bote, no encontró el camino en alto relieve por donde había caminado y, como si todo esto fuera poco, pudo bajar al lecho seco del río Guapá Leon, cruzarlo y salir al otro lado. ¡Había más de cuatro metros de profundidad! El río estaba ubicado justo unos metros antes de donde los amigos que lo ayudaron le habían ordenado detenerse.
Entonces lo entendió. Había estado a punto de morir ahogado arrastrado por el río. El niño que ahora lo acompañaba para llegar a su destino interrumpió sus pensamientos.
—Pastor, toda la gente dice que eran ángeles.
Hoy @Dios te dice: «Mi ángel protege y salva a los que me honran; y hoy están listos para protegerte a ti».
3 de febrero
Prohibido pescar
«Cuando Dios el Señor puso al hombre en el jardín de Edén para que lo cultivara y lo cuidara, le dio esta orden: “Puedes comer del fruto de todos los árboles del jardín”». Génesis 2: 15, 16
En este pasaje del Génesis encontramos el sencillo código de ética que Dios le dio al ser humano cuando lo creó. Cuando estudiamos esa historia notamos quién es el Único que determina qué es bueno y qué es malo, qué es correcto y qué es incorrecto. Si hay algo que nuestro mundo necesita recordar es que los valores éticos los determina Dios. Nunca fue el plan divino que el ser humano marcara la línea divisoria entre el bien y el mal. Tú y yo decidimos si aceptamos las reglas que Dios ha establecido o no, pero él es quien determina si una conducta es aceptable o no.
Marvin y Leslie llegaron a las playas en las costas rocosas de Australia. Se detuvieron un momento y leyeron los avisos en el camino, se miraron el uno al otro y, encogiéndose de hombros, siguieron por el sendero que conducía a las costas. Acomodaron todos los aparejos de pesca e iniciaron la faena, ilusionados con una jornada de pesca productiva en aquel lugar donde no había nadie más. A medida que pasaba el tiempo aumentaban la expectativa y la ilusión de pescar algo grande.
Repentinamente, una ola de más de 20 metros de alturas se levantó, los envolvió y arrastró dentro del agua. Empezaron a luchar desesperadamente para volver a tierra firme, pero las fuertes olas se lo impedían. Las olas los chocaban contra las afiladas rocas, y cada golpe les causaba profundas heridas. Cuando los grupos de socorro vinieron al lugar, era demasiado tarde. Marvin había desaparecido y Leslie había perdido un brazo y una pierna. Cuando los socorristas conducían las camillas hacia las ambulancias pasaron frente a los avisos que ellos habían leído al principio: Prohibido pescar en este lugar, olas asesinas.
Ellos habían visto la advertencia, conocían las reglas, pero habían decidido ignorarlas. Pensaron que las autoridades no podían determinar dónde se podía pescar y dónde no. Imaginaron que podían pescar y evitar las consecuencias.
Apreciado joven, lamentablemente las palabras obediencia, reglas, principios, límites y consecuencias no son las más populares hoy en día. Pero te invito a considerar que el código de ética que Dios ha colocado es para garantizar nuestro propio bien y que el abandono de los principios éticos implicaría vaciar la vida del sentido que Dios le ha dado. Hoy @Dios te dice: «Mi ley es lo único que puede garantizarte la felicidad plena».
4 de febrero
El sabueso del cielo
«Pero Dios el Señor llamó al hombre y le preguntó: “¿Dónde estás?”». Génesis 3: 9
Aquella tarde, la humanidad entera trató de esconderse de la presencia de un Dios amante que buscaba incesantemente a sus criaturas perdidas. Desde entonces la historia se sigue repitiendo. Recorremos mil laberintos e inventamos mil excusas para mantener alejado a ese Ser divino: alcohol, drogas, odio, guerra, crímenes, mentiras, sexo libertino... Pero ese mismo día, el Cielo activó la búsqueda incansable del pecador. Francis Thompson expresa esta dinámica en su poema «El sabueso del cielo». Aquí te comparto un fragmento:
Hui de él, a través de las noches y los días;
hui de él, a través de los arcos de los años;
hui de él, a través de caminos laberínticos
de mi propia mente, y en la niebla de lágrimas
me escondí de él, bajo la risa y corriendo.
Desde arriba bajo la perspectiva de la esperanza, aceleré;
y disparé, precipitado,
abajo una oscuridad titánica en un abismo de temores,
de aquellos pies fuertes que me seguían, detrás.
Pero con una persecución sin prisa,
e imperturbable ritmo,
a velocidad deliberada, con perentoriedad majestuosa
golpearon y vencieron una voz
más inmediata que los pies:
«Todas las cosas traicionan a quien me traiciona».
La historia del Edén es la historia de la humanidad. Dios corriendo detrás del ser humano que huye de su presencia. Pero hoy, querido joven, quiero que sepas que Cristo te ama, que ya ha hecho lo imposible por ti y si tiene que mover cielo y tierra para salvarte, lo hará. Es una persecución que nunca termina, porque su combustible es un amor eterno. Hoy @Dios te dice: «Deja de correr, déjate alcanzar por mi amor. Aceptar mi gracia que desea perdonarte. Déjate encontrar por el sabueso del cielo».
5 de febrero
La bata prestada
«Luego Dios vistió al hombre y a su esposa con ropas de piel». Génesis 3: 21, TLA
Después de una intensa jornada con el club de guías mayores, trataba de conciliar el sueño resolviendo crucigramas que los jóvenes habían recortado de los periódicos para mí. Ellos sabían que me gustaban. En aquel momento me esforzaba por encontrar la respuesta acertada de la casilla horizontal número 19: Gusano anélido oligoqueto, lucífugo, de color blanco rojizo y cuerpo blando, siete letras.
De repente, una fuerte explosión sacudió la casa, y todo el cielo falso de la habitación cayó sobre mí. Aturdido, salí de debajo de los escombros. Entonces empezaron los gritos y las ráfagas de fusiles y ametralladoras. El movimiento guerrillero 19 de abril estaba tomando la población Miranda Cauca, donde yo trabajaba. Escuché fuertes golpes en la puerta y las ordenes amenazadoras:
—Afuera todos, salgan, a las calles, rápido.
Un militante nos sacó de la casa y, junto con los vecinos, nos condujeron a la plaza del pueblo para darnos un discurso.
Cuando llegamos al parque, pude ver un gran número de personas allí reunidos, la mayoría semidesnudos, habían sido arrebatados de sus casas sin darles tiempo para vestirse. Hasta ese momento, aturdido por la explosión y desconcertado por lo que estaba ocurriendo, no me había percatado de que yo también estaba en ropa interior. Solo cuando uno de mis feligreses se acercó y me miró de pies a cabeza diciéndome:
—Pastor, usted está sin ropa.
Me percaté de mi vergonzosa situación. Quise que la tierra me tragara en aquellos momentos. El predicador, el pastor, estaba en la calle semidesnudo en medio de una multitud. Entonces el hermano hizo algo que nunca olvidaré: se quitó la bata que llevaba puesta y me envolvió en ella.
Conmovido por el gesto no pude evitar recordar la escena que narra el Génesis, cuando Dios vistió a nuestros primeros padres. Ellos habían confeccionado delantales de hojas de higuera para cubrirse, pero sus ropas pronto se marchitaron, y la vergüenza afloró nuevamente. Entonces Dios les hizo túnicas de pieles, cómodas, fuertes, duraderas y adecuadas.
Las hojas de higuera representan todos los caminos y atajos que muchas veces tú y yo inventamos tratando de encontrar paz para nuestra alma, tratando de hallar la salvación por cuenta propia, pero en palabras de Isaías, lo mejor que podemos hacer no es más que trapos sucios. La ropa elaborada por Dios representa la justicia de Cristo, y eso es lo que tú y yo necesitamos hoy. Hoy @Dios te dice: «Déjate cubrir por mi manto de justicia».