Kitabı oku: «La transición española», sayfa 5
El 13 de febrero de 1976 se presentó en público OCE-Bandera Roja con la presencia de sus dirigentes: Santiago Medina (dirigente de CC.OO), Ferran Fullá, miembro de la Asamblea, y Josep Martínez. En una breve exposición estos explicaron que sus bases ideológicas hacían referencia a lo que se llamó la Gran Revolución Cultural Proletaria China, definiéndose como marxistas-leninistas y partidarios de la dictadura del proletariado en la creencia que la revolución pendiente era de cariz socialista. Estaban por una ruptura radical y sin paliativos ni alianzas con los reformistas del régimen, propugnando una política de unidad popular usando como método la huelga general política. En relación con las instancias unitarias, OCE (BR) afirmó que estaban en las Juntas democráticas locales, provinciales y de barrios y que habían pedido la entrada en la JDE y no forman parte del CFPC.89 Diez días después, al otro lado del espectro ideológico se presentó el Centre Català, partido fundado en 1975 en Barcelona por Joan Más Canti y Joaquim Molins, siendo sus promotores Carles Ferrer Salat y Carles Güell de Sentmenat.90 En el ámbito nacionalista, entre el 5 y el 7 de febrero se celebró el llamado Congreso Europeo cuya organización corría a cargo del Movimiento Europeo que estaba formado por organizaciones y partidos de carácter regional-nacionalista, expresando el deseo y la esperanza de la pronta restauración de las libertades públicas en España. En este congreso participaron los siguientes representantes de partidos políticos catalanes: Heribert Barrera (ERC), Jaume Casanovas y Joan B. Cendrós (EDC), Francesc Gordo (CDC), Josep Pallach (Reagrupament Socialista i Democratic), Llibert Cuatrecases (UDC), Joan Sauret (ERC), Josep Sans (EDC), Ramón Trias Fargas (EDC) y Xavier Vela (Jove Cambra de Catalunya).91
Durante el mismo mes de febrero, Jordi Pujol, líder de CDC, en la campaña de presentación pública de su partido, anunció las líneas ideológicas que marcarían tiempo después el futuro de la política catalana. Pujol afirmó en Ripoll que sin una democracia europea avanzada, no se tendría a Cataluña como país; mientras que días después, en Hospitalet, reivindicaba para si la definición de “català es tot home que viu i treballa a Catalunya”, añadiéndole, “i en fa casa seva”.92
Por aquel entonces se pusieron de moda las llamadas charlas-coloquio, destacando las convocadas por el Club Catalonia. Los debates se caracterizaban por su carácter elitista y conservador aunque en ellos hicieran su presentación políticos como Rafael Ribó, miembro del PSUC y de la Asamblea, para hablar de los trabajos que se estaban desarrollando en la preparación de un nuevo estatuto político para Cataluña y sus posibles paralelismos con el ya conocido de 1931.
En esa misma línea se fue desarrollando un ciclo de conferencias sobre las terceras vías93 a modo de presentación de las diferentes tendencias políticas insertas en su mayoría en el CFPC. Veanse como ejemplo las realizadas en las localidades catalanas de Mollet del Vallés y Calella de la Costa organizadas por la delegación local de los “Amigos de las Naciones Unidas”. En general las ponencias eran de tipo variado, destacando las siguientes: “Una alternativa demócrata-cristiana per Catalunya” por Josep Mª Coll (UDC); “L’esquerra europea davant la crisis” por Anna Bosch (PSUC); “L’home lliure dins del camvi social” por Jordi Laboria y Emili Giralt (RSDC); “Democracia i gestió popular” por Miquel Blancher (CSC); “Per una convergencia democrática a Catalunya” por Arcadi Viñas (CDC); y “En Calella, perspectiva histórica de les forces politiques catalanes, 1939-1976”, por Rafael Ribó. En una de ellas, el socialista Ernest Lluch presentó un programa económico como si fuera un auténtico programa de gobierno. Lluch, entre otras cosas apuntaba a una:
“(...) Política activa de empleo en base a inversiones y mejoras en los servicios públicos y enseñanza, acortamiento de la edad de trabajo, y una política específica de lucha contra el paro entre los jóvenes; rápida descentralización del presupuesto estatal; facilitar el crédito en base a la creación de puestos de trabajo; mantenimiento de la renta real de los trabajadores; bloqueo de los precios industriales y márgenes de distribución. Las reformas serían pues: reforma fiscal; reforma agraria, la tierra para quien la trabaja; renacionalización de las grandes empresas, de forma que pasen a estar controladas por los trabajadores; nacionalización del crédito; creación de un ministerio de sanidad que convierta la seguridad social en general; restablecimiento del estatuto de autonomía como estatuto provisional. El definitivo debería afrontar el problema económico y no deberá olvidarse su estrecha relación con la reforma fiscal”.94
Como dato anecdótico, Lluch recordó aquella frase histórica, pronunciada por José Calvo Sotelo, tan repetida de: “Prefiero una España roja que una España rota”, refiriéndose a la discusión parlamentaria sobre la propuesta de pasar algunos impuestos estatales a la Generalitat de Cataluña; advirtiendo que las consecuencias ocurridas entonces, no deberían volver a pasar.
El 1º de febrero se reunió la XIII CPAC, tras la celebración de la manifestación por la amnistía. Entre los asistentes más conocidos estaban: Francesc de Borja Aragay, Mª Dolors Calvet, Vicenç Faus, Xavier Folch, Ferran Fullà, Paco Giménez, Vicenç Ligüerre, Enric Nosas, Pere Portabella, Rafael Ribó y Miquel Sellarés. En total asistieron 95 representantes de 59 delegaciones.
Como era preceptivo, en el inicio de la reunión presentaron su adhesión el Colegio de Doctores y Licenciados de Barcelona, la Asociación de Vecinos del Turó de la Peira, el Moviment de Dones y la Joventut del PSAN. A continuación se presentó el informe marcado principalmente por la política continuísta del presidente Arias y la voluntad de propugnar la ruptura democrática. También se tuvieron en consideración los contactos efectuados con representantes políticos de las Islas Baleares que días antes habían constituido la Asamblea Democrática de Menorca en la ciudad de Mahón, tratando en su presentación del hecho específico de Menorca, de las exigencias de las libertades de expresión, reunión, amnistía, libertades políticas y la necesidad de una ruptura política. Posteriormente se hizo alusión a los contactos con el País Valenciano y de la situación política actual, centrándose el debate en asuntos de ámbito laboral en Barcelona y en el Baix Llobregat, y de la manifestación a favor de la amnistía realizada unas horas antes prácticamente sin incidentes ni detenciones. Finalmente, el informe final consensuado fue utilizado para convocar otra manifestación proamnistía para el domingo 8 de febrero en el Parque de la Ciudadela de Barcelona.
42. Tele/expres, enero de 1976.
43. UGT, nº 358, abril de 1975 en MARÍN, José Mª, “Algunas claves...” op. cit., pp. 91-92. Mundo Obrero, 14-1-76. Declaración política del comité ejecutivo del PCE, enero de 1976.
44. MARÍN, José Mª, “La transición sindical...”, en TUSELL, Historia de España, op. cit., pp. 452-453.
45. FRAGA IRIBARNE, Manuel, En busca del tiempo perdido, Barcelona, Planeta, 1987. Vease también en MARÍN, José Mª, “Algunas claves...”, op. cit., pp. 94-95.
46. Treball, 5-1-1976.
47. Tele/expres, 31-1-1976. Ver Treball, 5-1-1976. También en “Una prensa de verdad”, Nuevo Diario, 28-1-1976.
48. Tele/expres, 2-1-1976.
49. Tele/expres, 9-1-1976.
50. ÁGUILA, Juan José del, EL TOP. La represión de la libertad (1963-1977), Barcelona, Planeta, 2001, p. 318
51. Tele/expres, 3-1-1976.
52. Diario de Barcelona, 15-1-1976.
53. Esquerra Democrática de Catalunya (EDC), fundada en 1975, antes denominada Partit Liberal Catalá. Su declaración de principios era: “Izquierda significa ser heterodoxo ante el poder establecido, ser libre ante la autoridad y ser abierto ante el progreso ideológico”. Encuadrada en la denominada derecha civilizada de Cataluña. Formó parte del CFPC pero no de la Asamblea. Sus dirigentes destacados eran: Ramon Trias Fargas y Jaume Casanovas, en COLOMER, Jaume, AGUILERA, Cesáreo R., SUBIRATS, Joan, VINTRÓ, Joan, Els Grups Polítics a Catalunya, Partits i Programes (volumen I), Barcelona, Avance, 1976.
54. BATISTA, Antoni, op. cit., p. 208. Ver también Treball, 5-1-1976.
55. AHGCB, “Huelga de hambre en Montserrat, realizada por XIRINACHS y acompañantes”, Caja nº 191, SIGC 412ª Comandancia Guardia Civil.- Manresa, destino: Gobierno Civil de la provincia.- Barcelona, fecha: 27-12-1975/ 6-7-8 de enero de 1976.
56. El presidente era Joaquín Pibernat que cedió el cargo a Joan Gomis bajo la aprobación del arzobispado, en Tele/expres, 28-02-1976.
57. Tele/expres, 22-1-1976.
58. Chu En-Lai (Zhu Enlai), Jefe del gobierno Chino (1958-1976). Asociado a la imagen de Mao Tse-Tung, trabajó e influyó en el desarrollo de la llamada “revolución cultural proletaria”. Murió de cáncer a la edad de 70 años.
59. GUERRA, Alfonso, op.cit., p. 239.
60. “Yo soy un militante, no un dirigente (…) Soy consciente de mi obediencia a mis superiores (…) El pasado no existe”. Rodolfo Llopis (1895-1983) fue el último secretario general del PSOE en el exilio, desbancado por Felipe González en el Congreso socialista de Suresnes en 1974, en Tele/expres, 10-1-1976.
61. Tele/expres, 6-1-1976.
62. AHCNOC, “Junta Democrática de España”, Carpeta, 7-1-1976.
63. AHCNOC, “Junta Democrática de España”, Carpeta, 8-1-1976. Ver apéndice documental.
64. Posible, 15-21 de enero de 1976.
65. Diputado al Congreso (1977-89), Senador (1989-93).
66. Tele/expres, 22-1-1976.
67. Tele/expres, 10-1-1976.
68. Tele/expres, 12/16-1-1976.
69. Nacido en Logroño en 1934, fue director general de RENFE (1970) y subsecretario de Obras Públicas (1973). Ver también Treball, 19-1-1976.
70. Tele/expres, 3-1-1976.
71. BENET, Desfeta y redreçament de Catalunya, Barcelona, Crítica, 1978, p. 90.
72. MOLAS, Isidro, op. cit., p. 78.
73. BATISTA, Antoni, op. cit. p. 209. También ver COLOMER, Josep Mª, op. cit., p. 81.
74. Tele/expres, 31-1-1976.
75. El origen del Movimiento Comunista de España (MCE) según sus mismos militantes provienen de la escisión de ETA en 1966 formando la organización ETA-BERRI; posteriormente el grupo se convirtió en comunista y posteriormente pasó a llamarse MCE. Por estas fechas, algunos de sus dirigentes anunciaron que en Cataluña se llamarían Moviment Comunista de Catalunya (MCC), en Galicia, Movemento Comunista Galego y en la misma línea en el País Valenciá, les Illes, etc. Ello no supuso cambio alguno en su estructura organizativa porque ya estaban preparados para una actividad autónoma. Sobre el CFPC opinaron que su creación era innecesaria, aunque intentaran entrar en la organización, porque la Asamblea de Cataluña ya era un organismo unitario muy válido.
76. Tele/expres, 28-1-197
77. Treball, 19-1-1976. Ver BALFOUR, Sebastián, op. cit., p. 223.
78. Tele/expres, 28-1-1976.
79. Primer ministro (1976-1980). Desplazado del poder por Deng Xiaoping en 1980.
80. POWELL, Charles, op. cit., p. 151
81. Tele/ expres, 9-2-1976.
82. Treball, 16-2-1976.
83. Tele/expres, 4-2-1976.
84. Dos dias antes, Fraga envió dos emisarios, Manuel Milian Mestre y Luis Santiago de Pablos, a negociar con Tarradellas en Saint-Martin-le-Beau dentro de los preparativos de esa visita oficial, en BATISTA, Antoni, op.cit., p. 213.
85. Tele/expres, 2-2-1976. También ver Treball, 16-2-1976.
86. “La Reforma y la Ruptura”, en Tele/expres, 17-2-1976.
87. Hoja del Lunes, 23-2-1976.
88. Ibid.
89. Tele/expres, 14-2-1976
90. MOLAS, Isidro, op. cit., p. 35.
91. Tele/expres, 9-2-1976.
92. Tele/expres, 7-2-1976.
93. Tele/expres, 27-2-1976.
94. Ibidem.
Desde las manifestaciones proamnistía en Barcelona del 1 y 8 de febrero de 1976, hasta los sucesos de Vitoria (abril de 1976)
David Ballester y Manel Risques detallan rigurosamente en su libro Temps d’Amnistia todo lo acontecido sobre las manifestaciones proamnistía realizadas entre los días 1 y 8 de febrero de 1976 en Barcelona, calificadas tanto por la Asamblea como por el CFPC como los actos de afirmación democrática y nacional catalana más importantes desde 1939 aunque aún quedan flecos que quedan por completar sobre el significado de lo que aconteció en aquellos días.95
La petición oficial a las autoridades sobre esta primera manifestación celebrada el 1º de febrero de 1976 iba acompañada por más de 160 firmas relevantes en Cataluña, encabezada por Joan Frias Almarza, presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB), seguida de veinte presidentes de asociaciones de vecinos de diferentes barriadas, representantes de partidos, sindicatos y entidades religiosas, culturales, enseñanza, etc., con el objetivo central de reivindicar la amnistía para los presos políticos. El argumento en el que se basaba el documento presentado a la autoridad gubernativa decía que:
“Dada la multitudinaria petición de amnistía realizada por entidades muy diversas y miembros de la comunidad ciudadana a través de los más diversos medios, parece existir un sentimiento común en la ciudad a favor de la reconciliación y como paso para llegar a una real convivencia democrática.”96
Sin embargo, el documento presentado para la segunda manifestación, exactamente una semana después, incorporaba la reclamación de los derechos políticos y las libertades nacionales catalanas que vendrían contempladas con la consecución del autogobierno y el establecimiento del Estatuto de Cataluña. Esta estrategia de unificar objetivos tan diversos como reivindicar la amnistía para los presos incorporando las libertades nacionales y el establecimiento del Estatuto para Cataluña no resultaba nada extraño y obtuvo un resultado muy positivo para los intereses de la oposición antifranquista jamás imaginado por la Asamblea.
La prohibición de realizar las manifestaciones desde el Gobierno Civil recibiendo órdenes de Madrid, no tardó en llegar; sin embargo, los participantes, como en anteriores ocasiones, obviaron el mandato gubernamental saliendo a la calle desde diferentes puntos del entorno barcelonés: El Prat de Llobregat, Hospitalet de Llobregat, Santa Coloma de Gramanet, Badalona, Cornellá de Llobregat y otros barrios periféricos de Barcelona.
La concentración del domingo 1º de febrero dio comienzo al inicio del Pº San Juan con la presencia de algunas personalidades políticas, culturales y sociales al frente de la manifestación cogidas del brazo, entre ellas: Lluís Mª Xirinachs, Joan Reventós, Francesc Pi de la Serra, Ferran García Faria, Rafael Ribó, Marta Mata, Miquel Roca, Josep Miquel Abad, Pere Ardiaca, Pere Portabella, Francesc Vicens, Manuel Jiménez de Parga, Heribert Barrera, Josep Laporte, Josep Pallach, Xavier Folch, Jacint Humet, Miquel Núñez, Albert Fina, Jordi Vallverdú, Joan Prats y otros. La manifestación comenzó a las 11 de la mañana y finalizó hacia las 3 de la tarde tras haberse leído y firmado un manifiesto entre otros por: Joan Majó, Eulalia Vintró, Ramon Espasa, Anton Canyellas, Miquel Esquirol, Jacint Humet, Marta Mata, Manuel Jiménez de Parga, Jose Antonio González Casanova, Joan Carrera (sacerdote), Xavier Cassasas, Pere Camps, Isidor Boix, Albert Fina, Antoni Tàpies, Josep Maria Castellet, Rafael Ribó, Francesc Pi de la Serra, Ovidi Montllor, La Trinca, Jordi Pujol, Miquel Roca, Joan Reventós, Heribert Barrera, Agusti de Semir, Jordi Carbonell, Josep Benet, Pere Portabella, Lluís Maria Xirinachs, Albert Serratosa, Jordi Vallverdú y Lluís Reverter junto con algunos personajes vinculados al régimen franquista, entre ellos, Eduardo Tarragona, Jacinto Soler Padró, ambos concejales del Ayuntamiento de Barcelona, y Albert Pons Valón, presidente de la Asociación de Vecinos de Barcelona. Se calcula que la asistencia estuvo cercana a las setenta mil personas y fue disuelta tras la aparición de los antidisturbios a golpe de porra y culata.97 Años después, el que fuera gobernador civil de Barcelona, Salvador Sánchez Terán, comentaba que si había un divorcio rotundo entre la realidad y la legalidad, sin duda esto pasaba en el mundo sindical:
“Pocos días después −comentaba Sánchez Teran− vi las fotos de la manifestación que publicó profusamente la prensa internacional, y realmente constituía el más inadecuado pórtico para la apertura a la democracia”.98
La manifestación convocada para una semana después en el Parque de la Ciudadela transcurrió también entre balas de goma y botes de humo. De nuevo Barcelona se volvió a llenar de manifestantes enfrentándose a las inevitables cargas de fuerzas del orden, concentrándose en las zonas del Pº de Colón hasta la plaza Lesseps y desde el Pº San Juan hasta la calle Entenza, justo en el centro de la ciudad. El anuncio de esta nueva manifestación se realizó de nuevo previa petición oficial al Gobierno Civil firmada por: Francesc de Borja Aragay, Josep Benet, Miquel Sellarés, Antonio Gutiérrez, Viçens Ligüerre, Joan Armet, Monserrat Olivan, Agustí de Semir, Jordi Carbonell, Rafael Ribó, Enric Nosas, Pere Portabella, Jacinto Humet y Sánchez Carreté, propuesta que fue rechazada automáticamente.99
Como ya estaba previsto, la CPAC había dado a conocer la convocatoria del acto mediante un escrito titulado “Per les Llibertats Nacionals de Catalunya” basándose en el punto tercero de su programa donde se exigía el restablecimiento provisional de las instituciones. Por ello, la Asamblea convocó el acto con todo su simbolismo frente al antiguo Parlamento de Cataluña al mediodía bajo los slogans: ¡Por el restablecimiento del Estatuto de 1932, Por el Gobierno Provisional, Por el Parlamento de Cataluña. Libertad, Amnistía y Estatuto de Autonomía!100 A su vez, a través de un comunicado la AD de Barcelona, se llamó a la conquista por la amnistia y por las libertades sin obviar el restablecimiento del Estatuto de Cataluña.101 Los resultados de la manifestación, según fuentes gubernativas, fueron alarmantes: 24 policías heridos y 35 detenidos en la manifestación, entre ellos estaba el padre Xirinachs y el captaire, Ferran García Faria. La relación de algunos de los detenidos fue la siguiente: Sagrario Martín, José Vilchez, Jorge Maymó, Emilio Sulla, Juan Amat, Mariano San Millán, Manuel Vilar, Fernando Vives, Rafael Martín, Amadeo Pérez, Jorge Orgue, Lluís Comalrena, Joaquín Maria Cervera, Maria Rosa Capdevila, José Luis Martínez, Armando García, Francisco Javier Villalonga, Pedro Contijos y Roque Villas. Asimismo pudo verse en otros puntos de la manifestación al catedrático Jiménez de Parga, a Josep Laporte y Heribert Barrera.
Coincidiendo en aquellos días de auténtico furor reivindicativo, también salió a la luz una propuesta presentada a favor de Xirinachs para el Premio Nóbel de la Paz, respaldada, como no, por la Asamblea y por más de trescientos intelectuales del país.
Paralelamente a la manifestación principal del día 8, también se efectuaron otras con el mismo contenido ideológico en diferentes puntos cercanos a Barcelona, destacando la de Rubi. Con ello se dio a entender la perfecta coordinación efectuada por la asamblea en estos actos de lucha. Días después, el SCPAC haciendo balance del éxito de las convocatorias efectuadas, hizo público un comunicado titulado: “El poble de Catalunya es el camí de la conquista de la democracia”, donde se comunicaba que las dos manifestaciones habían sido la expresión inequívoca de la voluntad del pueblo catalán para conquistar la “Libertad, la Amnistía y el Estatuto de Autonomía”. En el mismo documento también se calificaba de brutal y salvaje la actuación de las fuerzas de orden público en contra de los pacíficos manifestantes, dejando en evidencia la incapacidad del régimen de aceptar los derechos democráticos más elementales, exigiendo la liberación inmediata de todos los detenidos y reivindicando el derecho de todos los ciudadanos a manifestarse pública y pacíficamente, anunciando que convocaría al pueblo hasta la consecución de la Generalitat y el Parlamento de Cataluña.102
Mientras tanto, el 12 de febrero se reunieron representantes de la Asamblea y el CFPC para analizar las últimas actuaciones proamnistía y sobre la elaboración del nuevo Estatut de Catalunya, demostrando la absoluta coordinación entre los dos entes políticos, justo el mismo día que volvía a la actualidad informativa el consejo de guerra convocado contra un jefe y ocho oficiales miembros de la UMD por presunto delito de sedición y la detención días después del capitán de ingenieros Antonio Herrero, íntimo amigo del comandante Luis Otero, uno de los fundadores de la UMD.103
En febrero de 1976 se registraron en Cataluña una multitud de manifestaciones de carácter laboral que enlazaron posteriormente con una huelga generalizada desencadenada en Sabadell y alrededores siendo más de trescientas las empresas afectadas, resultando de estos incidentes diversos detenidos por la policia y heridos de grave consideración. Uno de ellos fue el trabajador Manuel Rodríguez y el joven de 16 años, Ángel Redondo, que perdió un ojo. Sin embargo, todos estos conflictos laborales consiguieron que la presión social influyera en la readmisión de los 104 trabajadores despedidos de la empresa Laforsa, considerándose un triunfo para éstos, demostrando la euforia de su estado de ánimo con la celebración de un partido de fútbol disputado en el campo del Cornellá de Llobregat, donde los trabajadores de Laforsa y Siemens aclamaron su victoria moral con un entusiasmo irrefrenable entre gritos de ¡Amnistía y Libertad!104
La incorporación de nuevas adhesiones a la Asamblea siguió in crescendo a un ritmo sorprendente incluso para sus dirigentes durante todo el primer trimestre de 1976. Toda organización política o social contraria al régimen y de carácter antifranquista queria participar en ella, por eso no era de extrañar recibir peticiones como del Grup Democratic de Periodistes de Barcelona, que desde 1968 luchaban por las libertades democráticas y de expresión, hasta la incorporación de la Assemblea de Forces Democrátiques del Baix Camp, formada por: CC.OO, CDC, CSC, ERC, Reagrupament, PSUC y Unió de Pagesos.
Por aquellos días, la Asamblea protagonizó en Barcelona numerosas presentaciones, asistiendo repetidamente un público enfervorizado ante las constantes exclamaciones dirigidas normalmente contra el régimen. Entre ellas destacó la del día 6 de febrero en la UAB ante un millar de estudiantes, asistiendo entre otros: Jordi Guardiola, Vicens Ligüerre, Miquel Sellarés, Sánchez Carreté, Salvador Casanovas y Francisco Frutos. En el debate que normalmente se producía después, se habló sobre la presencia estudiantil en la Asamblea. Sin embargo, en otras reuniones se recogían los problemas cotidianos del día a día de la sociedad, de la tensión laboral existente, del protagonismo de la lucha reivindicativa en las universidades y el descontento de los funcionarios municipales en Barcelona, entre ellos los bomberos, que expresaban su descontento forzando una huelga. Así ocurrío en el acto celebrado en el barrio barcelonés de Collblanc donde participaron en nombre de la Asamblea Vicens Ligüerre y Miquel Sellarés.
Mediante el llamado Comité de Enlace de la Asamblea de Cataluña, se reunieron por segunda vez la Asamblea y el CFPC, acto al que asistieron unas 25 personas. Finalizada la reunión, el Consell emitió un comunicado valorando las manifestaciones populares de los días 1 y 8 de febrero, considerándolas como la expresión de la voluntad democrática del pueblo catalán. En el documento se reafirmó la ruptura democrática y se hizo un llamamiento hacia la construcción de la democracia. A continuación se anunció la preparación de otro escrito exigiendo la autodeterminación para el pueblo saharaui recordando en ese sentido la constitución en Barcelona del Comité Catalán de Solidaridad con el Pueblo Saharaui integrado por: Agermanament, Amics de les Nacions Unides, Pax Christi, Comisión Gestora de la Asociación de Amistad y Solidaridad con el Pueblo Saharaui y el Consell Català d’Ensenyament.
Estaba claro que desde su formación el protagonismo del Consell fue aumentando considerablemente a costa de la Asamblea, usurpando en un momento determinado la labor representativa de ésta como representación máxima a nivel político de Cataluña. Esta nueva estrategia catalanista pasaba por la búsqueda de contactos con otras plataformas del Estado en busca de una deseada coordinación opositora. Una de ellas fue la reunión realizada por representantes del Consell el 9 de marzo de 1976 en Galicia con el Consello das Forzas Políticas que estaba formado por: Unión do Pobo Galego, Partido Socialista Galego y Partido Galego Socialdemócrata.
En resumen, para darnos cuenta del esfuerzo de lucha realizado en febrero de 1976 solo es cuestión de observar los datos de paro y manifestaciones al finalizar el mes, contabilizándose doscientos treinta mil trabajadores en huelga que afectaron a 2.377 empresas en veinte provincias, añadiendo la huelga generalizada en el sector del transporte que se iba extendiendo por todo el país.
Sin duda, la situación comenzaba a ser insostenible y solo cabía tomar la decisión de cambiar el rumbo de un gobierno que iba a la deriva, aferrado a un pasado caduco y desbordado ante los acontecimientos. Se ha de tener en cuenta que, mientras en 1975 se convocaron 3.156 huelgas, en los tres primeros meses de 1976 ya se habían contabilizado 17.731.105 A estas alturas muchos ya sospechaban que tarde o temprano el rey tomaría la iniciativa aunque habría que esperar un poco más para verlo.
En marzo de 1976, el presidente Arias seguía anclado en una política continuista que, salvo pequeñas aperturas propiciadas por la iniciativa del rey avanzaba hacia una evolución incierta tomando como base los Principios Fundamentales franquistas. Desde el exterior, a través de la prensa extranjera llegaban algunas noticias de alcance histórico que atraían nuestra atención y que rompían en cierta forma con la deprimente situación en la que nos encontrábamos sumergidos. Así sucedió con la muerte del polémico Mariscal de campo Bernard Law Montgomery, vencedor de El Alamein, o la eutanasia concedida por el Tribunal Supremo de New Jersey (EE.UU.) a la joven Karen Ann Quinlan de 22 años de edad, que mantenía su vida artificialmente mediante una máquina, efecto que creó un precedente en la historia norteamericana y en la sensibilidad de muchos ciudadanos europeos.106
En España llevábamos tres meses sin Franco, tiempo suficiente para que gran parte del exilio político republicano comenzara el viaje de retorno tan deseado. Diego Abad de Santillán, exsecretario general de la Federación Anarquista Ibérica (FAI), fue de los primeros en volver aunque su llegada no tuvo apenas trascendencia, eclipsada al parecer por otros acontecimientos políticos de mayor relevancia que ocuparon en aquellos días el interés de los medios de comunicación como fue el reconocimiento por la Organización de Estados Africanos (OUA) de la Republica Saharaui o el golpe de estado militar realizado en Argentina en la madrugada del 24 de marzo de 1976. Efectivamente, los militares se hicieron cargo del poder finalizando la crisis política, económica y social, según fuentes militares, que dominaba en toda la República desde hacia tiempo. El poder fue usurpado por los comandantes de las tres Armas del Ejército con la presidencia del teniente general Jorge Rafael Videla, siendo asesorado por una Junta Militar formada por el almirante Eduardo Emilio Massera y el brigadier general del Aire, Rolando Agosti. El bando oficial del nuevo gobierno decía lo siguiente: “Frente al caos institucional, social y administrativo que vivía la República, la Junta Militar, integrada por los comandantes generales de las fuerzas armadas, ha decidido asumir el gobierno de la nación argentina”.107 Con posterioridad fueron detenidos destacados dirigentes peronistas, ocupados los puntos estratégicos y, detenida la presidenta de la República, Maria Estela Martínez de Perón, que fue secuestrada y enviada a San Carlos de Bariloche, a 1800 Km de Buenos Aires.
El gobierno español, siguiendo con su política continuista pero con constantes altibajos, decretó a mediados de mes el nuevo salario mínimo interprofesional fijado en 345 pesetas/día y dio instrucciones de distribuir las nuevas monedas de veinticinco, cincuenta y cien pesetas con la efigie del monarca. Otro gesto simbólico sin precedentes fue la legalización de los nombres propios que pudieron registrarse a partir de entonces en cualquiera de las lenguas españolas. Sin embargo, estos pequeños gestos de apertura no fueron percibidos suficientemente por la ciudadanía y menos por la clase obrera que seguía en su lucha contra la represión y la censura mediante las incesantes manifestaciones y huelgas laborales extendidas por toda la península. Esa era la realidad y no otra, con un constante control represivo que no cejaba en su empeño y con una censura que daba sus últimos coletazos. Claro ejemplo de ello fue la suspensión de un recital de Lluís Llach, convocada por la JDE, en la Universidad de La Laguna.
El 4 de marzo de 1976 se registraron grandes manifestaciones en diferentes localidades de la geografía española. En Tarragona, el despido de treinta trabajadores de la refinería Empetrol provocó una serie de manifestaciones y enfrentamientos con la policia, resultando de los incidentes la muerte accidental de Joan Gabriel Rodrigo Cano, de 19 años. Sin embargo, el epicentro de la lucha obrera se habia trasladado al País Vasco, registrándose grandes manifestaciones en Vitoria debido al conflicto surgido a principios de enero en las empresas, Forjas Alavesas y Mevosa, provocado por los despidos de numerosos obreros y la intransigencia de los empresarios. La violencia policial llegó a niveles incontrolados siendo la lucha desigual por lo que las jornadas de protesta acabaron con la vida del obrero José Mª Martínez Ocio y del estudiante Miguel Ortiz de 17, junto con más de cuarenta heridos. La huelga fue de carácter general, calculándose más de trece mil obreros en la calle y se expandió a otras ciudades como Pamplona, Bilbao y San Sebastián que ya sufrían los azotes perpetrados por ETA y la recién nombrada ATE (antiterrorismo ETA) que el último de mes habia realizado un doble atentado. Cuatro días después de iniciada la revuelta falleció el obrero de 18 años, Vicente Antonio Ferrero, por disparos de la Guardia Civil durante una manifestación de protesta por los asesinatos de Vitoria, siguiéndole seis días después el trabajador Juan Gabriel Rodrigo que cayó desde una azotea al intentar escapar de las fuerzas del orden.