Kitabı oku: «Las miradas múltiples», sayfa 3

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Los cortos Viajero (2012) y Verano (2014) fueron premiados por el Ministerio de Cultura y el Festival Iberoamericano de Cine Digital.

En Arequipa, la Asociación Monopelao ha realizado una docena de cortos; los que responden a necesidades expresivas del grupo son financiados con el dinero que reciben de videos encargados por instituciones. En los últimos años la asociación parece más enfocada en la difusión de la cultura cinematográfica, específicamente en lo relativo a la no ficción.

Okupas, otro colectivo arequipeño, financia también proyectos creativos propios con videos de publicidad o institucionales. Uno de sus miembros, Karina Cáceres, es autora –al margen del grupo– de un conjunto de trabajos entre los que destaca Cable a tierra (2013), cuyo origen fue un corto realizado en un taller de performance al que asistió; el costo fue mínimo. Cable a tierra ganó el premio de la Asociación Peruana de Prensa Cinematográfica (Apreci) a la mejor película nacional en el III Festival de Cine Lima Independiente 2013, y el premio del jurado a la mejor película peruana en el III Festival de Cine Iberoamericano (Fiacid) llevado a cabo en Lima en el 2014.

Entre los realizadores de largos en este segundo tipo de cine regional destacan el trujillano Omar Forero y el arequipeño Miguel Barreda. Forero ha realizado tres largos: Los actores, El ordenador y Chicama; los dos primeros producidos por él únicamente. Según sostiene, Los actores costó “más o menos unos 500 dólares” y El ordenador fue de “presupuesto cero”, pues solo les pagó los pasajes a los actores, que eran amigos suyos, y el equipo técnico estuvo compuesto por apenas tres personas. El proyecto de Chicama ganó el concurso convocado por el Conacine en el 2010 (238 000 soles); los productores fueron los limeños Héctor Gálvez y Carolina Denegri, también concurrieron de Lima el director de fotografía Mario Bassino, el sonidista Willy Ilizarbe y el director de arte Ronald García. Los actores eran de Trujillo y del lugar donde se realizó la filmación (Santa Cruz de Toledo). La edición la hicieron Gálvez, Forero y el limeño Eric Williams, el DCP se hizo en Guarango (Lima). El costo de la producción fue de 80 000 dólares y el de la posproducción de 10 000 dólares. Chicama ganó cinco premios en el 16 Festival de Lima, fue elegida como la mejor película peruana del año por la Apreci, y seleccionada por el Ministerio de Cultura para representar al Perú en los premios Goya.

El arequipeño Miguel Barreda tiene también tres largos realizados: Y si te vi no me acuerdo, Ana de los Ángeles y Encadenados. El primero no es exactamente un filme regional, pues aunque Barreda lo hizo en el Perú, residía entonces en Alemania, y la película fue resultado de una coproducción entre Casablanca Films (Lima) y Känguruh Film GmbH (Alemania). Ana de los Ángeles, a su vez, fue una película encomendada por las religiosas del convento de Santa Catalina; el costo de la producción corrió por cuenta de ellas y según Barreda es “secreto de confesión”. El proyecto de Encadenados ganó uno de los premios del Ministerio de Cultura (440 000 soles), fue realizado por la empresa de Barreda (Vía Expresa Cine y Video S. R. L.), tuvo como productoras a las arequipeñas Jimena Valdivia Escobar y Laura Zolezzi, y como asistente de dirección a la arequipeña Andrea Quevedo, el director de fotografía fue el argentino Leandro Pinto (socio de Barreda en la empresa); y el sonidista, el limeño David Romero. Karina Cáceres ejerció de directora de arte y participaron muchos cineastas arequipeños como ella en diferentes áreas de la producción. Los papeles principales fueron interpretados por actores arequipeños y limeños.

1.4 Exhibición y distribución

Problemas serios para los dos tipos de cine regional son los de la exhibición y distribución de sus producciones.

1.4.1 La exhibición itinerante

Ayacucho y Puno son las regiones que por varios años han liderado la explotación comercial de películas regionales del primer tipo. Actualmente, Puno afronta un descenso en su producción que, como hemos anticipado, se atribuye a las pocas expectativas de exhibición y ditribución.

Para exhibir sus películas los cineastas que cultivan el primer tipo de cine regional han utilizado en diversas ocasiones las salas de cine tradicionales que todavía existen en las ciudades de provincias. Algunas de ellas se encuentran en desuso y son reabiertas por gestión de los realizadores, quienes llevan consigo e instalan los equipos multimedia de proyección, sistemas de sonido e incluso pantallas improvisadas. De no contar con estas salas, que suelen tener mucha mayor capacidad que las de los actuales multicines, los cineastas regionales recurren a teatros municipales, coliseos, colegios, auditorios particulares e incluso a la proyección al aire libre.

La exhibición se realiza primero en las ciudades principales y luego en las de menor tamaño, hasta llegar a poblados pequeños. El área de distribución se amplía después a las regiones vecinas e incluso a las más lejanas, aunque esto ya depende del empeño de cada cineasta, que tiene que viajar personalmente con la matriz de su película para evitar la piratería. Palito Ortega Matute recuerda así sus inicios en la exhibición de sus filmes:

Hice un circuito alternativo con Dios tarda pero no olvida 1 y Sangre inocente. Con Dios tarda pero no olvida me fui a Andahuaylas, Abancay, Puno, Juliaca y Huancavelica. Eso fue en el 99. Llevaba mi proyector, parlantes, consola, el écran doblado, metido en una bolsa. Me fue muy bien. Era una cosa novedosa. Cuando hacía estos circuitos no solamente me dirigía a ciudades grandes, sino también, si veía un pueblo regular, decía acá puedo sacar para la comida, el hotel. Esas giras duraban dos, tres meses. Previamente yo me iba solo, para estudiar el lugar. Contrataba el local, daba un adelanto para la radio, la publicidad, me hacían entrevistas. Luego se volanteaba y perifoneaba. Trabajábamos toda la semana en la publicidad, creábamos una expectativa. Por ejemplo, si se programaba la proyección sábado y domingo, entonces hacíamos publicidad lunes, martes, miércoles, jueves, viernes. Cuatro días o cinco días de publicidad bien trabajada. Dependiendo de cuán grande era el pueblo, se hacía una o dos funciones los sábados y domingos. En algunos lugares proyectábamos en días de semana. (Entrevista a Palito Ortega Matute, 30 de abril del 2013, en Lima)

Miler Eusebio, quien obtuvo un gran éxito comercial con Supay, el hijo del condenado (2010), cuenta cómo fue el itinerario que realizó con su película:

En Huamanga ha estado doce semanas en el Cine Municipal. Pero hay un colegio que se llama Jean Piaget, donde lo presenté al mismo tiempo. Ya lo ponía en los dos cines. Sábado y domingo en tres funciones. […] En los dos cines. Doce semanas […]. Salas totalmente llenas […]. Después de Huamanga nos fuimos a Huanta, y a todas las provincias de Ayacucho. En verdad, no hubo ningún lugar donde no tuviera éxito la película. Es como una bomba de Hiroshima que se suelta y se expande. Y se expandió así. Iba a Huanta y ya sabía la gente; iba a Huancavelica, la gente ya sabía, tenía nociones de la película. En Andahuaylas tuvimos un éxito similar al de Ayacucho; pero la diferencia es que allá la capacidad de la sala es de más de 800 espectadores, si no me equivoco; pero igual la llenamos. […] En Andahuaylas estuve dos semanas nomás. Ese ha sido mi error porque no sabía que la película iba a jalar tanta gente. Programé dos semanas nomás, y luego ya tenía otra función programada en Abancay; pero si no programaba la otra, seguía por lo menos un mes en Andahuaylas. De allí estuvimos en Juliaca, en Puno, en Huancavelica […]. Cerca de un año. Prácticamente, todo el 2010 he estado acá en Ayacucho; el 2011 ha sido mi gira. Ya el 2012 mi película ha estado descansando porque también, un poco, había descuidado a mi familia. Traté de descansar, pero igual me siguen pidiendo la película para presentarla en otros departamentos. Pero como yo soy bastante celoso con mi trabajo, no puedo soltarla así fácilmente. Me han propuesto montos para alquilarla por un mes, por una función, por dos semanas; pero no. (Entrevista a Miler Eusebio, 2 de octubre del 2012, en Ayacucho)

Flaviano Quispe Chaiña describe de este modo el estreno y el recorrido de exhibición de su primer largo, El abigeo (2001):

Fueron dos temporadas de un mes cada una en Juliaca. Luego la dimos en el cine Puno, de Puno, durante tres semanas, y allí se repitió el éxito. […] A partir de allí fuimos a Ayaviri, Azángaro, Ilave, Huancané. Luego a Sicuani, en el cine Valencia; al Cusco, en el cine Victoria. Después a Abancay, Quillabamba, Andahuaylas. Luego fuimos a Arequipa, en el cine Fénix y otros cines. Luego en Moquegua hubo más éxito porque hay bastantes paisanos puneños; y en Tacna, donde el cine era bien grande y hubo inmensas colas, estuvimos más de un mes. En casi todos lados hemos llenado las salas. Muchos de estos cines estaban semicerrados y abrían solo esporádicamente, o daban películas porno con poca asistencia de espectadores. Así que cuando nosotros fuimos y volvió a venir mucho público, algunos viejos empleados que tenían muchos años trabajando allí se emocionaban hasta las lágrimas. (Entrevista a Flaviano Quispe Chaiña, 28 y 30 de enero del 2013)

Con El huerfanito (2004), el segundo largo de Quispe Chaiña, el éxito comercial fue mayor y el recorrido más amplio:

[El estreno] Fue en el mismo Teatro Municipal y más exitoso aún que El abigeo. Hicimos bastante promoción por radio y televisión. Hicimos tres o cuatro temporadas con lleno total en Juliaca y luego hemos ido, aparte de los lugares a los que fuimos con El abigeo, a sitios más distantes como Ayacucho, Huancayo, Cerro de Pasco, Chiclayo, Trujillo, Ica y, finalmente, a Lima. (Entrevista a Flaviano Quispe Chaiña, 28 y 30 de enero del 2013)

En Junín y Cajamarca la explotación comercial es bastante más restringida. Se limita a la ciudad de origen y, en la mayoría de los casos, con pocas funciones por película.

La excepción en Junín es Daniel Núñez, quien tuvo gran éxito en Huancayo con su película Madre. Una ilusión convertida en pesadilla (2009). Con la secuela de esta, El vástago y su promesa. Madre 2, hizo un amplio recorrido por distintas regiones, llegando inclusive a La Paz y Cochabamba, en Bolivia; sin embargo, no fue él quien capitalizó el éxito de sus cintas, sino la empresa cristiana que las produjo. El siguiente filme de Núñez, El hijo pródigo (2011), inspirado en la parábola bíblica, pero adaptado a la sierra central del Perú, fue una producción propia. El estreno se hizo en octubre del 2011 en el excine Mantaro (actualmente auditorio del Centro Cultural de la Universidad Privada Los Andes, con capacidad para 1200 espectadores), donde se realizaron cuatro funciones; de allí hizo una gira por Pichanaqui, Satipo, San Martín de Pangoa y Pampas (Tayacaja, Huancavelica), un circuito que siguen otras películas, la mayoría de contenido religioso.

Héctor Marreros tuvo buena taquilla en Cajamarca con algunas de sus primeras películas hasta la exhibición de Milagroso Udilberto Vásquez (2006); pero luego, ante la creciente acogida a los multicines (instalados desde el 2006) por parte del público, optó por ceder sus siguientes producciones a un canal de cable que le facilita los equipos de filmación a cambio de la exclusividad de la emisión. En la provincia cajamarquina de Chota, donde no hay multicines, se ha notado en los últimos años una producción importante (seis largometrajes entre el 2012 y el 2015), pero los lugares de exhibición no son idóneos (El bandolero, de Dante Rubio, uno de los mejores filmes chotanos, se estrenó en un coliseo), y todavía no se ha explorado suficientemente la exhibición itinerante.

Aunque se halla implícita en la modalidad, no está de más recordar que la exhibición itinerante supone también una inversión que no todos los productores están dispuestos a afrontar. Aparte del alquiler del local de proyección, la movilidad, la estadía y la alimentación, implica muchas veces el alquiler de equipos de proyección y sonido (si no son propios), y un monto importante de dinero destinado a la publicidad (entre 3000 y 5000 soles por lugar).

El modo de exhibición itinerante hace difícil el cálculo de la cantidad total de espectadores que han asistido a ver los filmes, y del dinero recaudado2. Además, los realizadores –en general– suelen ser muy reservados cuando se les toca este punto. No obstante, algunos se atreven a dar cifras. Flaviano Quispe Chaiña calcula que 630 000 personas han visto El huerfanito en exhibiciones públicas3, por lo menos 250 000 han pagado entrada para ver El abigeo, y más de 100 000 por El hijo del viento. Miler Eusebio asegura que Supay, el hijo del condenado tuvo 400 000 espectadores. Mélinton Eusebio dice que 300 000 personas vieron su largo Almas en pena y 100 000 acudieron a ver Qarqacha, el demonio del incesto. Roger Acosta sostiene que su película arequipeña, Mónica, más allá de la muerte, llevó alrededor de 200 000 espectadores a los lugares donde fue exhibida. Henry Vallejo, más cauteloso, estima en 50 000 a las personas que fueron a ver El misterio del Kharisiri, y Palito Ortega Matute en 30 000 a quienes espectaron Sangre inocente, una de sus películas más exitosas entre las que se movieron en este sistema de exhibición.

1.4.2 Problemas de exhibición en Ayacucho y Puno

Héctor Turco, uno de los especialistas en cine regional, quien desde hace años sigue este movimiento, publicó en su cuenta de Facebook, el 21 de agosto del 2015, un cálculo de las ganancias que se obtendrían actualmente con la exhibición de una película exitosa en Ayacucho durante dos meses:

¿Sabes cuánto dinero se gana con una taquillera película regional aproximadamente? ¡Toma apunte! En Ayacucho se alquila la Sala Municipal que tiene 300 butacas aprox. El precio del boleto es de 10 soles. En cifras ganas 3 mil soles por función. La película se exhibe en tres funciones por día, osea [sic] ganas 9 mil soles por día. Pero como las películas se exhiben solo sábado y domingo, entonces hay 6 funciones que hacen un total de ١٨ mil soles. Y en un mes logras 18 mil soles, y en dos meses 144 mil soles aprox. ¿Cuánto cuesta la película? 30 mil soles aprox. ¿Cuánto inviertes en publicidad? Unos 10 mil aprox. ¿Cuánto pagas por la sala? Unos 15 mil soles aprox. NETO TOTAL GANANCIA: Unos 90 mil soles aprox. (Recuperado de https://www.facebook.com/hectorturco?fref=ts, 30 de noviembre del 2015)

Nadie ha objetado –de manera esencial– este cálculo. Según el cineasta ayacuchano Lalo Parra, el alquiler de la sala del Cine Teatro Municipal de Huamanga está a 250 soles la hora. Las funciones son solo sábado y domingo y se alquila la sala a 375 soles por función. Normalmente se dan dos funciones por día; en un mes sumarían 16 funciones, el costo de alquiler sería –entonces– 6000 soles (comunicación con Lalo Parra vía Facebook, 12 de junio del 2015). Si se alquilara la sala para tres funciones por día (como ha ocurrido en casos de películas muy taquilleras), las funciones sumarían 24 por mes y el costo se elevaría a 9000 soles; es decir, menos de lo que calcula Turco (15 000 soles), por tanto la ganancia sería ligeramente mayor.

No obstante lo rentable que puede ser todavía en Ayacucho exhibir en el Cine Teatro Municipal de Huamanga, los realizadores de la región afrontan la escasez de locales idóneos para proyectar sus películas. El cine Cavero Torres se convirtió desde el 2008 en templo evangélico, y ello privó a la ciudad de su sala cinematográfica de mayor aforo (tenía capacidad para 2000 espectadores). Las exhibiciones de filmes ayacuchanos se limitan desde entonces, prácticamente, al Cine Teatro Municipal, que tiene solo 320 butacas. Hasta el 2015, la municipalidad alquilaba la sala a los productores, quienes la solicitaban con mucha anticipación, reservándosela varias semanas e incluso meses. Algunos cineastas manifestaron su descontento en el sentido de que la sala desde comienzos de año estaba ya separada hasta el final por solo tres o cuatro realizadores, con lo que se restaba la posibilidad de exhibición a otros. La nueva administración planteó cambios, pero el alza del precio del alquiler originó nuevos reclamos.

La sala del Cine Teatro Municipal es el único ámbito donde pueden verse películas en Ayacucho en condiciones más o menos aceptables, pues no existen cadenas de multicines en la ciudad. El ingreso de estas cadenas en Cajamarca y Puno, sin embargo, trajo consigo una reducción importante en el consumo de las películas producidas en esas regiones; el público prefirió ver, mayoritariamente, los blockbusters hollywoodenses en la comodidad de las multisalas. Cabe preguntarse si la gran acogida de espectadores que han obtenido en Huamanga algunas películas ayacuchanas hubiera sido la misma de existir multicines allí4.

La película de éxito más reciente en Ayacucho es Bullying maldito, la historia de María Marimacha (2015), de Mélinton Eusebio, que ha estado varios meses en cartelera en el Cine Teatro Municipal de Huamanga. Eusebio reconoce que la publicidad fue muy importante para el éxito comercial del filme, pero destaca también que los comentarios favorables de los primeros espectadores animaron a otros a ir al cine, de tal manera que la concurrencia se fue incrementando conforme pasaban los días. A las seis semanas de estrenada, Bullying maldito, la historia de María Marimacha ya había sido vista por 15 000 personas, según su director, habiéndose realizado en las primeras semanas cinco funciones diarias (11 a. m., 1 p. m., 3 p. m., 5 p. m. y 7 p. m.), todas con el local repleto. Con base en tal experiencia y en su conocimiento del mercado, Mélinton Eusebio considera que la modalidad de exhibición empleada desde hace casi veinte años se halla aún vigente, y no se siente tentado a buscar estrenar sus futuras películas en los multicines, aunque estos se llegaran a establecer en Huamanga:

La novedad [del multicine] será un año, dos años. Pero las películas de las cadenas jamás van a mostrar a nuestra gente y a nuestros escenarios. Por lo menos en Ayacucho, la gente está acostumbrada a ver a sus actores y a sus paisajes. Entonces, con una buena publicidad, se puede competir. Yo pienso competir. […] Sí veo como una amenaza a las cadenas, pero no nos van a destruir. […] Hay todo un mercado alternativo. Yo empiezo aquí en Ayacucho y el 19 o 20 estoy en Huanta. Allí estaré dos semanas. De allí paso a Andahuaylas, Abancay. De allí voy a ir por toda la ruta de Flaviano [Quispe]; hay otra ruta que es la de Huancayo-Pampas-Huancavelica, y hay otra que es la de Huaraz. Yo he ido a todos esos lugares, he presentado [películas] y he hecho taquilla en esos lugares. Entonces, hay un mercado alternativo que, por el momento, a mí me conviene porque voy, alquilo el local, y el cien por ciento es para mí. En cambio, yendo a Lima yo sé que no va a ser lo mismo. Pienso, más bien, que este mercado alternativo hay que cuidarlo, hay que mejorarlo, dándole mejores películas a los espectadores. […] Los directores, los productores también cada vez van mejorando sus películas. Si los directores [regionales] dan una película de buena calidad, van a competir de igual a igual, porque el público va a querer ver a sus actores. Hay también que buscar nuevas formas. Es lo que yo le decía a [Héctor] Marreros. Si el público ya no va a ver tus películas a Cajamarca porque están las cadenas, haz una coproducción en una ciudad donde no haya este tipo de cadenas, o anda a las provincias de Cajamarca; crea tu propio mercado. (Entrevista a Mélinton Eusebio, 7 de diciembre del 2015, en Ayacucho)

En Juliaca, la acogida a los primeros filmes de Flaviano Quispe Chaiña fue masiva. En Puno, El misterio del Kharisiri, de Henry Vallejo, congregó también a un numeroso público en una primera temporada de siete semanas, y recorrió después Juliaca, Cusco, Arequipa, Tacna, llegando incluso a La Paz, Bolivia. Otros filmes juliaqueños y puneños tuvieron también éxito en esos años y la producción se incrementó considerablemente.

Sin embargo, la instalación de los multicines Cineplanet en Juliaca (2011) y Puno (2012) trajo consigo la disminución de espectadores para películas propias en la región, y la subsecuente caída de la producción. Algunos cineastas puneños y juliaqueños han precisado que no solamente la comodidad de los multicines y su buena calidad de proyección les quitó público a las realizaciones locales, sino también el bajo nivel artístico y técnico de algunas de estas que terminaron por disgustar a la gente que iba a verlas. Para superar la actual situación plantean elevar la calidad del cine regional y alcanzar estándares técnicos que les permitan colocar sus filmes en los multicines o competir con ellos. No obstante, ninguna película puneña o juliaqueña ha logrado entrar hasta hoy a los Cineplanet de la región ni ha podido competir con los blockbusters que allí se estrenan. Otra alternativa fue la propuesta por Cine Aymara Studios, que produjo tres largos de bajo presupuesto de género fantástico para ser exhibidos en zonas periféricas, orientados a un público que no suele ir a los multicines. El proyecto tuvo como uno de sus principales animadores a Óscar Catacora (joven realizador, ganador del premio del Ministerio de Cultura en el 2013), pero dejó de funcionar en el 2014; en diciembre del 2013 Cine Aymara Studios estrenó su último largo, La venganza del Súper Cholo.

Pese a que aún se exhiben filmes en las salas municipales, no se estrenaron películas puneñas ni juliaqueñas en el 2014, lo que resultó preocupante tratándose de Puno, una de las regiones de mayor producción de películas peruanas durante más de una década. En el 2015 sí llegaron a la pantalla nuevos filmes, aunque ninguno congregó a gran cantidad de espectadores.

El éxito obtenido en años anteriores por algunos realizadores provocó que ciertos dueños de salas subieran el precio del alquiler de sus locales o tratasen de imponer nuevas condiciones. Flaviano Quispe Chaiña relata su experiencia en Tacna:

El dueño del cine Pacífico nos subió el porcentaje por el local. Cuando fuimos la primera vez, con El abigeo, nos dijo tantos soles por el alquiler, era un precio alto, pero pagamos. Diría vamos a ver qué hacen estos cholitos. Y llenamos el cine. La segunda vez, cuando fuimos con El huerfanito, ya no nos quería cobrar un monto de alquiler, sino ir en un trato con porcentajes, 50 y 50. Con El hijo del viento quería 60-40, aparte de los gastos de publicidad. Nos quería cobrar tipo Lima. (Entrevista a Flaviano Quispe, 7 de diciembre del 2015, en Ayacucho)