Kitabı oku: «Los caprichos», sayfa 2
11 – Muchachos al avío
¤ Las caras y el traje están diciendo lo que ellos son.
§ Los contrabandistas en acecho de cuantos pasan, cerca de un camino, poco se diferencian de los ladrones.
¶ Los contrabandistas andaluces, cerca de un camino, pasan pronto a ser bandidos.
12 – A caza de dientes
¤ Los dientes de ahorcado son eficacísimos para los hechizos, sin este ingrediente no se hace cosa de provecho. Lástima que el vulgo crea tales desatinos.
§ Por salirse con la suya, sobre todo si está enamorada, es capaz de arrancar los dientes a un ahorcado.
¶ Los dientes del ahorcado son eficacísimos para hechizos. ¡De qué es capaz una mujer enamorada!
13 – Están calientes
¤ Tal prisa tienen de engullir que se las tragan hirviendo. Hasta en el uso de los placeres son necesarias la templanza y la moderación.
§ Los frailes estúpidos se atracan bien en sus refectorios y se ríen del mundo; ¡qué han de hacer después sino estar calientes!
¶ Los frailes estúpidos se atracan, allá a sus horas, en los refectorios, riéndose del mundo; ¡qué han de hacer sino estar calientes!
14 – ¡Qué sacrificio!
¤ Como ha de ser, el novio no es de los más apetecibles, pero es rico, y a costa de la libertad de una niña infeliz se compra el socorro de una familia hambrienta. Así va el mundo.
§ El vil interés obliga a los padres a sacrificar una hija joven y hermosa casándola con un viejo jorobado, y no falta un cura que apadrine semejantes bodas.
¶ Igual que ¤.
15 – Bellos consejos
¤ Los consejos son dignos de quien los da. Lo peor es que la señorita va a seguirlos al pie de la letra. ¡Desdichado del que se acerque!
§ Las madres suelen ser alcahuetas de sus mismas hijas, llevándolas a ciertos paseos y concurrencias.
¶ Los consejos son dignos de quien los da. Lo peor es que la señorita va a seguirlos al pie de la letra. Desdichado de aquel que cargue con ella.
16 – Dios la perdone. Y era su madre
¤ La señorita salió muy niña de su tierra: hizo su aprendizaje en Cádiz, vino a Madrid: le cayó la lotería. Baja al Prado, oye que una vieja mugrienta y decrépita le pide limosna, ella la despide; insta la vieja. Vuélvese la petimetra y halla… ¿quién lo diría? que la pobretona es su madre.
§ Una hija viciosa que se echa a puta, luego no conoce ni aun a su madre, que anda tal vez pidiendo limosna.
¶ La señorita salió muy niña de su tierra: hizo su aprendizaje en Cádiz, vino a Madrid: le cayó la lotería. Hay hijas que no llegan a conocer ni aun a sus madres, que andan pidiendo limosna.
17 – Bien tirada está
¤ ¡Oh! La tía Curra no es tonta. Bien sabe ella lo que conviene que las medias vayan estiraditas.
§ Una prostituta se estira la media por enseñar su bella pierna, y no hay cosa más tirada por los suelos que ella.
¶ No puede haber cosa más tirada por los suelos que una ramera. Bien sabe la tía Curra lo que conviene estirar las medias.
18 – Y se le quema la casa
¤ Ni acertará a quitarse los calzones ni dejar de hablar con el candil, hasta que las bombas de la villa le refresquen. ¡Tanto puede el vino!
§ Los viejos lascivos se queman vivos, y están siempre con las bragas en la mano.
¶ No acierta a ponerse ni quitarse los calzones un viejo que se arde todo de lascivia.
19 – Todos caerán
¤ ¡Y que no escarmienten los que van a caer con el ejemplo de los que han caído! pero no hay remedio, todos caerán.
§ Una puta se pone de señuelo en la ventana, y acuden militares, paisanos y hasta frailes y toda especie de avechuchos revoloteando alrededor: la alcahueta pide a Dios que caigan, y las otras putas los despluman y hacen vomitar, y les arrancan hasta las tripas como los cazadores a las perdices.
¶ Toda especie de avechuchos, militares, paisanos y frailes, revolotean alrededor de una dama medio gallina: caen, las mozas los sujetan por los alones, los hacen vomitar y les sacan las tripas.
20 – Ya van desplumados
¤ Si se desplumaron ya, vayan fuera: que van a venir otros.
§ Después de la cópula de los avechuchos, las putas los arrojan a escobazos, desplumados, cojos y cabizbajos: dos frailes muy reverendos les guardan las espaldas, y son los que celebran la burla con sendos rosarios a la cintura.
¶ Después de desplumados los avechuchos son arrojados a escobazos: uno baja cojo y vizmado, y dos padres reverendísimos, con sus rosarios al cinto, les guardan las espaldas y celebran las burlas.