Kitabı oku: «Cómo entender la economía del Ecuador 1965-2017», sayfa 8
Tomemos los casos de Nueva Zelanda y Arabia Saudita. Según los valores de sus INB per cápita(USD 23.737 y USD 23.274, respectivamente), a los dos países se los podría clasificar en una categoría económicamente afín, pero cuando se toman en cuenta las diferencias en esperanza de vida y en años de escolarización surgen las razones que hacen que, en el ranking general del IDH, el primero ocupe el quinto lugar y el segundo esté en el puesto 56. Otra comparación interesante se puede hacer entre Ecuador y Costa Rica. La diferencia en INB per cápita es más bien moderada, USD 7.589 vs. USD 10.497, pero la diferencia en sus posiciones es de 83 a 69, respectivamente, o sea de 14 puestos. En el caso de Australia y Estados Unidos, se da la curiosa situación deque mientras el primero tiene un INB per cápita sustancialmente inferior al del segundo (USD 34.402 vs. USD 43.017), su posición en el ranking es claramente superior: 2 vs. 4.
CUADRO 3.2. Muestra de países: IDH y sus componentes, 2011
INB, Ingreso Nacional Bruto: Ingreso total generado por los factores productivos dentro y fuera del país.
FUENTE: PNUD, Informe sobre Desarrollo Humano 2011, 145 y 146
3.2. OFERTA Y UTILIZACIÓN FINAL DE BIENES Y SERVICIOS
Bajo el título de Oferta y utilización final de bienes y servicios, el Banco Central agrupa a los componentes claves de la demanda interna de la economía ecuatoriana: consumo de los hogares y consumo del Gobierno, que sumados dan el consumo total; la formación bruta de capital fijo (FBKF, por sus siglas en inglés), que incluye tanto la inversión pública como la privada, y las exportaciones netas, que son la diferencia de las exportaciones y de las importaciones de bienes y servicios. La ecuación correspondiente es como sigue:
Y = Ch + Cg + FBKF + X – M)
Y = Producto Interno Bruto
Ch = Consumo de los hogares
Cg = Consumo del gobierno
FBKF = inversión privada y pública
X – M = exportaciones – importaciones = exportaciones netas
En esta sección se definirán los conceptos correspondientes, según la metodología del Banco Central; se proporcionará una visión panorámica de sus evoluciones respectivas desde 1965 hasta 2017, y se analizarán sus comportamientos en cada una de las seis etapas en las que se subdivide el período.
DEFINICIONES SEGÚN LA METODOLOGÍA DEL BANCO CENTRAL80
Para tener un cabal entendimiento de los conceptos que aparecen en la ecuación a continuación, se consignan las definiciones que utiliza el Banco Central en su nomenclatura. Como Y = PIB ya es conocido, se sigue con los demás conceptos.
Gastos de consumo final de los hogares residentes (Ch): son los gastos que los hogares hacen en la compra de bienes y servicios de consumo para satisfacer sus necesidades básicas. En el caso de las unidades familiares, se incluyen todos los bienes consumidos, sean estos durables (automóviles, refrigeradoras y aparatos de aire acondicionado) o no durables (alimentos y vestidos). Se excluyen la construcción por cuenta propia y las mejoras de vivienda, que se consideran parte de la FBKF.
Gastos de consumo final del gobierno (Cg): incluyen dos categorías de gastos. Estas son el valor de los bienes y servicios de consumo producido por el Gobierno central y que, por convención, es consumido por este sector, y los gastos que dicho Gobierno dedica a la compra de bienes y servicios de consumo producidos por proveedores comerciales.
Formación bruta de capital fijo (FBKF): más conocida como inversión, hace referencia a las siguientes categorías:
•La adquisición de activos producidos nuevos o existentes, como viviendas, otras edificaciones, maquinaria y equipos, activos cultivados (árboles, ganado), exploración minera, programas informáticos, y activos intangibles literarios y artísticos
•Los costos de transferencias de la propiedad de activos no producidos y no financieros, como la tierra y los activos patentados.
•Las mejoras importantes en activos no financieros, producidos y no producidos, como la recuperación de tierras del mar, la tala de árboles, el allanamiento del suelo, el riego de los bosques, y la prevención de las inundaciones y de la erosión.
Exportaciones de bienes y servicios (X): comprenden ventas, trueques, regalos o donaciones de bienes y servicios hechos por los residentes del país a los no residentes. El tratamiento de las exportaciones en las cuentas nacionales es idéntico al que se aplica en la balanza de pagos. Se las valora a precios free on board (FOB, por su sigla en inglés) o sea, a precios de mercado en las fronteras del país exportador. Esos precios incluyen el precio de salida de fábrica, los márgenes comerciales, los costos de transporte hasta la frontera, los costos de carga en el navío o en cualquier otro medio de transporte internacional, y los posibles gravámenes de exportación.
Importaciones de bienes y servicios (M): registran todos los bienes (nuevos o usados) procedentes del resto del mundo que entran definitivamente al territorio económico del país. En las cuentas nacionales se las valora a precios FOB, o sea, en la frontera del país exportador. En las estadísticas de comercio exterior se las valora a precios CIF, o sea, en la frontera aduanera del importador, e incluyen, como sus siglas lo indican, cost, insurance, freight.
VISIÓN PANORÁMICA, 1965-2017
Como el anuncio oficial del descubrimiento de petróleo en el Oriente se hizo en 1967, para propósitos del gráfico 3.6, la era petrolera arranca con sus preliminares, en 1965, y se extiende hasta 2017, año en el que hay indicios de que está llegando a su fin. A lo largo de todos estos años, el recorrido de la participación en el PIB de los principales componentes de la demanda interna se puede resumir en los siguientes términos:
•El consumo de los hogares es el componente más importante de la demanda interna y su participación porcentual en el PIB en el período en consideración se ha mantenido estable, en un promedio del 63 %. Este comportamiento concuerda con un criterio ampliamente compartido por los estudiosos de este tema, en el sentido de que, sin importar los vaivenes de una economía, las amas de casa son celosas cuidadoras del nivel de vida de sus familias.
•Con cifras por encima del 30 %, los mejores años de la FBKF fueron de 1965 a 1981, que coinciden con los mejores años de la industrialización por sustitución de importaciones (ISI). De ahí en adelante, los porcentajes no dejan de bajar hasta un mínimo de un 14 % en 1999; le sigue una recuperación que llega a un 27 % en 2014, pero luego vuelve a caer a un 22 % en 2017. Parece que entre los ecuatorianos hay más proclividad al gasto que a la inversión.
•El comportamiento de las exportaciones netas sugiere lo anterior. En el gráfico se ve cómo en los años de la primera bonanza petrolera (1965-1981) los saldos fueron negativos a pesar de las cantidades colosales de dólares que ingresaron. En la segunda década perdida hay saldos positivos porque no hubo recursos para gastarlos, mientras que desde 1999, la tendencia ha sido claramente decreciente hasta llegar a niveles negativos en los mejores años de la segunda bonanza del crudo. En los últimos tres años regresa a una situación de escasez de divisas que nos obligan estar a la par.
•En el caso de las exportaciones netas, hay una consideración adicional de suma importancia. Desde 1965 hasta 1999, el destino de los ingresos de las exportaciones era fundamentalmente financiar las operaciones internacionales de los ecuatorianos. A raíz de la dolarización, en 2000, en cambio, el país los tiene que utilizar no solo para seguir financiando esas operaciones tradicionales, sino también para financiar hasta las más humildes de las transacciones domésticas, como serían las compras de “salchipapas” o de la “tripa mishki”. Ante esta magnificación de nuestras necesidades de liquidez, los saldos negativos o apenas positivos de nuestras exportaciones netas en los últimos años son síntomas alarmantes de la vulnerabilidad de la economía ante esos faltantes.
•El consumo del Gobierno, que tan solo incluye compras cotidianas mas no los pagos los empleados públicos, es, a ojos vista, el menos importante. El Gobierno no es un cliente de peso para este tipo de transacciones.
GRÁFICO 3.6. Oferta y utilización, visión panorámica, 1965-2017 (porcentaje en el PIB, dólares 2007)
FUENTES: 1965-2007: BCE, Noventa años... (Cuadro 4.1) 2008-2017: BCE, IEM, varios números (Cuadro 4.3.1)
COMPORTAMIENTOS POR ETAPAS, 1965-2017
El análisis de esos comportamientos se hace con la ayuda del cuadro 3.3, que considera cinco etapas y un epílogo.
En la primera (1965-1971) aparece el Ecuador en vísperas de su primer auge petrolero, pero que ya siente los efectos de las inversiones (FBKF) que se tuvieron que hacer para sacar el crudo del Oriente. De hecho, en este período, estas crecieron a una tasa anual promedio de 8,7 %, de las más altas en la historia de la nación. Tanto los consumos de los hogares como los del Gobierno reaccionaron favorablemente, con tasas de 4,7 y 4,4 %, respectivamente. Las importaciones, por su lado, a pesar de que el crecimiento de las exportaciones fue de un mínimo de 2 %, crecieron en un 10 % , lo que refleja las expectativas favorables hacia ese tipo de gasto que ya existían entre los ecuatorianos. El PIB real creció a una saludable tasa anual promedio de 4,0 %.
CUADRO 3.3. Oferta y utilización final de bienes y servicios: comportamiento de las variables por etapas, 1965-2017
FUENTES: 1965-2012: BCE, Noventa años... (Cuadro 4.1) 2013-2017: BCE, IEM, varios números (Cuadro 4.3.1)
En la segunda etapa (1972-1981) surge el protagonismo de los precios del petróleo. En estos años subieron de USD 2,5 a USD 34,48; apenas natural, entonces, que las exportaciones crecieran en un formidable 21 %. Sin embargo, es aleccionador observar que, mientras las tasas de crecimiento de todos los otros renglones registraron incrementos importantes, la correspondiente a la FBKF cayó del 8,7 al 4,5 %, esto es a casi la mitad. Los ingentes ingresos se fueron más por los lados del consumo de los hogares, que creció a un 6,9 %; del consumo del Gobierno, que explotó a un 11,5 %, y de las importaciones, que mantuvieron su paso en un 9,7 %. El PIB real creció en un ritmo de un 6,9 %, el más alto en todo el período analizado.
En la tercera etapa, los precios del crudo cayeron de USD 27,73, en 1982, a USD 9,14, en 1998, y el Ecuador pasó de las vacas gordas a las flacas con dos décadas perdidas (1982-1999). Lógicamente, el crecimiento de las exportaciones cayó estrepitosamente, del 21 al 5,8 %; las importaciones bajaron al 0,8 %, el consumo de los hogares al 1,9 %, el del Gobierno al 0,7 % y, para rematar, la FBKF tuvo una tasa negativa del 1,4 %. No es de extrañar que el crecimiento del PIB se redujo a un deplorable 2,3 %.
En la cuarta etapa (2000-2006) se inició la recuperación de la economía. Los precios del petróleo subieron de USD 24,92 a USD 52,80; no obstante, debido a la pasividad de los mercados internacionales de los otros productos primarios, el crecimiento anual del total de exportaciones fue solo del 6,0 %, esto es, igual al de la etapa anterior. Sin embargo, en todos los demás renglones las tasas aumentaron notoriamente: la del consumo de los hogares subió al 4,8 %, la del Gobierno al 2,3 %, la de la FBKF al 10,3 %, la de las importaciones al 12,6 % y la del PIB al 4,3 %. Las tasas correspondientes a la FBKF y a las importaciones evidencian la afortunada coincidencia de que, por un lado, el país volvió a la estabilidad con la adopción de la dolarización y que esta, a su vez, pudo funcionar a plenitud por la abundancia de divisas que, en esos años, tuvieron a su disposición los ecuatorianos.
En la quinta etapa (2007-2014). Los precios del crudo subieron de USD 59,86 a un precio máximo de USD 96,93 en 2011, y los precios de todas nuestras exportaciones primarias rompieron récords en esos años. Sin embargo, como los valores extremos afectan los promedios, las fuertes caídas en los precios del crudo, que se empezaron a sentir en el último trimestre de 2014, se reflejan en el 2,2 % de la tasa de exportaciones y en el 5,3 % de la tasa de importaciones. La FBFK mantuvo una tasa del 8,0 %, pero la del consumo de los hogares sí se vio afectada: bajó a un 3,9 %. La tasa que sí se mantuvo constante fue la del 4,4 % del PIB. En resumen, tenemos aquí la antesala del epílogo.
El epílogo llegó desde 2015 a 2017. Entre 2014 y 2015 el precio del petróleo se desplomó de USD 84,16 a USD 41,88, es decir, decreció en un 50 % y continuó bajando a USD 34,96 en 2016. Como era de esperarse, toda la economía del país se estremeció. A excepción de las tasas de exportaciones y del consumo del Gobierno, que fueron muy bajas pero positivas (0,2 y 0,7 %, respectivamente), en todos los demás rubros las tasas fueron negativas: -1,9 % para el consumo de los hogares, -7,2 % para la FBKF y -9,2 % para las importaciones. Este es el momento en que no se sabe qué va a pasar en Ecuador en el futuro inmediato.
COMPARACIONES INTERNACIONALES
Una de las aplicaciones prácticas, muy interesantes, de los conceptos y cifras vistos hasta aquí es examinar cómo estas interactúan en la determinación de las tasas de crecimiento del PIB y del PIB per cápita. Dicen los cánones que, si un país es moderado en su consumo, persistente en sus ahorros y diligente en sus inversiones puede aspirar a conseguir altas tasas de crecimiento de sus variables claves. En el cuadro 3.4 se utiliza una muestra seleccionada por el autor con el fin de ilustrar el funcionamiento de estas interrelaciones y de las posibles excepciones que interesa tener en cuenta. Se escogió el año 2007 por considerarlo el último normal antes de la debacle.
El orden en que aparecen los países en el cuadro responde a los valores de mayor a menor de las tasas de crecimiento del PIB, en el período 2000-2007, que se encuentran en la cuarta columna. Según ellas China, India y Vietnam, con las tasas más altas del crecimiento del PIB y del PIB per cápita, se llevan las palmas. Las tres cumplen, especialmente la primera, con los prerrequisitos de consumos bajos, ahorros altos e inversiones también altas. La mezcla, además, no deja de ser interesante: dos países comunistas y la democracia más antigua en Asia. Es una situación que nos recuerda que la dicotomía Estadomercado es muy popular pero falsa.
CUADRO 3.4. Muestra de países. Estructura de la demanda final y tasas de crecimiento, 2007
FUENTE: World Bank, World Development Indicators, 2009: 14-9, 204-6, 232-4
Con una tasa de crecimiento del PIB del 6,0 y 9,8 % en el PIB per cápita, Panamá es el siguiente país en la lista. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con los países asiáticos, sus tasas de ahorro e inversión son significativamente más bajas, de modo que la explicación de los logros no está por esos lados. Está más bien en la contundente realidad de que, al ser poseedor del canal por el cual se mueve todo el comercio que debe pasar del Pacífico al Atlántico y viceversa, los recursos de los que dispone son menos de origen interno y mucho más de origen externo. Son también a prueba de balas por cuanto dependen de un monopolio sin perspectivas de competidores. Como si esto fuera poco, dado que el canal es de primordial importancia para la seguridad del hemisferio, tanto la Reserva Federal como el Fondo Monetario Internacional (FMI), especialmente, han estado permanentemente alertas para solventar cualquier problema de liquidez que el país pudiera tener. Dadas estas circunstancias, el régimen de dolarización en ese país es perfectamente comprensible y se presta a que, por ejemplo, con los padrinos externos que le avalan, no le sea de interés contar con un banco central.
Ecuador y Colombia presentan conductas muy parecidas en lo que a consumo, ahorro e inversión compete. Consecuentemente, no sorprende que sus tasas de crecimiento del PIB sean prácticamente iguales: 5,0 y 4,9 %, respectivamente. Llama la atención la diferencia entre las tasas de crecimiento del PIB per cápita: 1,6 y 6,2 %, respectivamente. Una posible hipótesis que ayuda a entender la amplitud de esta desigualdad es que esta se deba a que en Ecuador los avances en el PIB están más en función de recursos provenientes del extranjero que en la idoneidad y en el buen funcionamiento de su base productiva, mientras que en Colombia sucede lo contrario.
Por último, están Corea del Sur y Chile que, al igual que los tres campeones que lideran la lista, tienen los comportamientos adecuados pero que por razones que están por fuera del alcance de las reflexiones de este trabajo, llegan a tasas de crecimiento prácticamente iguales, pero inferiores a las de los tres primeros. Parece que, si bien la distancia geográfica es enorme, las distancias institucionales no son así de extensas.
3.3. PIB, SEGÚN ORIGEN
En la sección anterior, se analizó el comportamiento de las estadísticas correspondientes a los conceptos que se incluyen en la utilización o demanda final de la oferta de bienes y servicios nacionales e importados en el período de 1965 a 2016. Falta explicar de qué industrias provienen los valores agregados que, sumados, dan el PIB. A continuación, se llenará este vacío.
Se empieza por informar sobre la nomenclatura que, siguiendo los lineamientos de la Clasificación Industrial Internacional Uniforme (CIIU), establecida por las Naciones Unidas, utiliza el Banco Central para clasificar a las diferentes actividades productivas de la economía ecuatoriana. En seguida, con una perspectiva horizontal, se comenta sobre cuál ha sido el devenir de la importancia relativa de los diferentes sectores productivos que generan el PIB en el período 1965-2016. Luego, con una perspectiva de corte transversal, se analiza el comportamiento de todos ellos en cuatro etapas y su epílogo.
LA CIIU EN ECUADOR
La ecuación del PIB por origen industrial denota cómo este es la suma de las producciones procedentes de los sectores primario, secundario y terciario que conforman la economía del país y que se especifica así:
Y = producción primaria + producción secundaria + producción terciaria
La información estadística sobre las industrias que componen estos tres sectores se publica rutinariamente en el cuadro 4.3.2 de la IEM. Por ejemplo, en la edición de enero de 2018, la nomenclatura con la que estos datos se presentan se desglosa de la siguiente manera:
Sector primario:
•Agricultura, ganadería, caza y pesca
•Agricultura y pesca de camarón
•Pesca (excepto camarón) • Petróleo y minas
Sector secundario:
•Refinación de petróleo
•Industria manufacturera
•Construcción
Sector terciario:
•Suministro de electricidad y agua
•Comercio al por mayor y por menor
•Alojamiento y servicio de comidas
•Transporte, correo y comunicaciones
•Actividades de servicios financieros
•Actividades profesionales, técnicas y administrativas
•Enseñanza y servicios sociales y de salud
•Administración pública, defensa; planes de seguridad social obligatoria
•Servicios domésticos
•Actividades inmobiliarias y entretenimiento y recreación
Es de advertir que en el cuadro 4.3.2 no se hace la categorización de sectores primario, secundario y terciario. Se la incorpora aquí por cuanto esta terminología es muy utilizada tanto dentro como fuera del país.
IMPORTANCIA RELATIVA DE LAS INDUSTRIAS, 1965-2017
GRÁFICO 3.7. Importancia relativa de las industrias, 1965-2017 (porcentajes en el PIB dólares 2007)
FUENTES: 1965-2006: BCE, Cuentas Nacionales, n.º 24, Retropolación 1965-2007 (Cuadro Valor Agregado Bruto por Industria/PIB a precios de 2007) 2007-2017: BCE, IEM, varios números (Cuadro 4.3.2)
Siguiendo una perspectiva horizontal, con la ayuda del gráfico 3.7 se pueden realizar las siguientes aseveraciones:
•El sector más importante es, sin ninguna duda, el de los servicios; en segundo lugar, y a una distancia considerable, está el de la industria manufacturera; en tercer puesto se sitúa el de petróleo y minas, en los dos últimos puestos se alternan la construcción y la agricultura.
•La estructura general y, en particular, el recorrido de cada una de las actividades económicas, con excepción de la construcción, son notoriamente estables: la participación de los servicios se mantiene en un promedio del 53,5 %, con una desviación estándar del 2,4 %; el promedio para la industria manufacturera es del 14,3 %, con una desviación estándar del 1,9 %; en el caso de petróleo y minas, el promedio es del 9,7 % y su desviación estándar 2,0 %, y para la agricultura el promedio es del 8,9 % y su desviación estándar el 0,8 %. Con la construcción, el promedio es del 9,6 %, con el 3,1 % la desviación estándar es la más alta de todas. En síntesis, no deja de llamar la atención que a lo largo de un período de prácticamente medio siglo no se hayan dado cambios estructurales propios de procesos de desarrollo económico viables.
•En contravía a lo que comúnmente se proclama, según las cifras en observación, el Ecuador no es un país agrícola ni petrolero, sino es un país de servicios. La industria manufacturera aparece en segundo lugar, pero tan lejos de los servicios que mal podemos decir que somos un país industrial. El sector petrolero es nuestro mayor generador de divisas, pero como lo que se hace es extraer el crudo y no se lo produce, su participación en el PIB, o sea en el valor agregado de la nación, está apenas por encima de las de la agricultura y de la construcción, que están en los últimos puestos.
El sector servicios amerita un comentario aparte. Hoy en día, en prácticamente todos los países del mundo, el predominio de este sector en todas esas economías es generalizado. La diferencia, también generalizada, es que mientras en los países desarrollados los subsectores con alto contenido de conocimiento y de tecnología tienen una participación mayoritaria, en los países en vías de desarrollo, como Ecuador, estas actividades tienen una presencia muy minoritaria. Las que ocupan el mayor espacio son las de naturaleza precaria, como las actividades informales que abundan en el país. Es lo que Belisario Betancur, expresidente de Colombia, clasificó con la frase “economía del rebusque” y los estudiosos del tema han llamado la “tercerización espuria”, para contrastarla con la “tercerización genuina”.81
COMPORTAMIENTO DE LAS INDUSTRIAS, POR ETAPAS, 1965-2017
El comportamiento episódico de las industrias se hace siguiendo las etapas que aparecen en el cuadro 3.5. En la primera (1965-1981) tres fueron las fuerzas determinantes: la primera reforma agraria, la política de industrialización por sustitución de importaciones (ISI) y el primer auge de los precios del petróleo. La reforma agraria, si bien trajo cambios fundamentales en la estructura de poder, especialmente en la Sierra, creó tal grado de incertidumbre en el agro que no es de extrañar que su tasa de crecimiento anual (1,7 %) haya sido tan baja. Por su lado, la ISI puso a marchar al sector industrial a un ritmo anual de 7,2 % que no se ha repetido hasta ahora. Simultáneamente, el auge petrolero, con un crecimiento fenomenal del 56,4 % al año, trajo abundante liquidez tanto para el consumo de los hogares como para las importaciones de materias primas y bienes de capital requeridas por la industria manufacturera; así se favoreció a la demanda y a la oferta de sus productos. Por el lado de la construcción, el impacto de estos impulsos se tradujo en un crecimiento moderado del 3,0 %, debido principalmente a la debilidad de la infraestructura financiera de esos años. Por el lado de los servicios, en cambio, el impacto fue de tal poder que el sector creció a una tasa del 6,2 %.
CUADRO 3.5. Estructura y tasas de crecimiento de las industrias por etapas, 1965-2017
a) Incluye refinación de petróleo b) Incluye agricultura, ganadería, caza, silvicultura, acuicultura y pesca
FUENTES: 1965-2006: BCE, Cuentas Nacionales n.º 24, Retropolación 1965-2007: Cuadro Valor Agregado Bruto por Industria/PIB a precios de 2007 2007-2017: BCE, IEM, varios números (Cuadro 4.3.2)
La caída de casi todas las tasas de crecimiento a los niveles que se observan en las décadas perdidas (1982-1999) hace honor a ese nombre. La excepción fue la agricultura, que repunta a un 4,4 % por políticas que, aunque en forma desordenada, la favorecieron, en especial en los ochenta, y la ayudaron a salir adelante a pesar de las catástrofes naturales a las que estuvo expuesta en estos años. La causa principal de esta debacle fue el colapso de los precios del petróleo, que de USD 27,73 en 1982 se desplomaron a USB 9,14 en 1998. Tal es así que el crecimiento anual del PIB petrolero en este período fue tan solo de un 4,4 %. Por otra parte, es muy posible que el terremoto de 1987, que destruyó edificaciones, viviendas y las vías de salida del crudo a los mercados internacionales, sea el factor determinante de la tasa negativa de la construcción (-1,3 %).
En la tercera etapa (2000-2006), el alza acelerada de los precios del petróleo y la adopción de la dolarización marcaron las pautas principales. El sector petrolero creció a un notable 8,3 % al año, pero indudablemente el sector más favorecido fue la construcción, que creció a un nunca visto ni repetido 12,1 %. Varias fueron las razones: uno de los resultados positivos del desastre financiero que vivió el país a finales de 1990 fue que el sector bancario se depuró y se deshizo de instituciones que no merecían hacer parte de él. Ese desastre también contribuyó a que la construcción se convirtiera en albergue de ahorros y de fondos repatriados que de otro modo hubieran ido a las cuentas de los bancos. Además, la estabilidad que el cambio de moneda trajo a la economía ecuatoriana facilitó el otorgamiento de créditos a largo plazo que hasta esa fecha habían sido prácticamente inexistentes y, por último, el ingreso de dólares a raudales hizo que todo lo anterior funcionara expansivamente. La industria manufacturera se recuperó a ojos vista (4,9 %), los servicios hicieron lo mismo (3,7 %) y la agricultura tan solo perdió un poco de terreno (4,0 %).
Las cifras de la cuarta etapa (2007-2014) ponen en evidencia unas cuantas verdades. El hecho de que la tasa de crecimiento de petróleo y minas sea de un ínfimo 0,9 % informa sin ambages que el auge del crudo fue solamente de precios, ya que por el lado de la producción hubo más bien un innegable estancamiento que, en mucho, se explica por los cambios abruptos que el Gobierno introdujo en las reglas de juego con las compañías extranjeras. Por el lado de la industria, la disminución a 3,3 % de la tasa de crecimiento se puede aducir, en parte, al distanciamiento con el sector privado que deliberadamente instituyó el Gobierno y, en parte también, a la falta de políticas para el sector, que solamente tomaron formas concretas a fines de 2013. Algo similar se puede argumentar en relación con la agricultura, sin la salvedad de que se hubieran concretado medidas en algún momento. La construcción, aunque a un ritmo menor (7,2 %), siguió usufructuando de los beneficios de una liquidez sin precedentes y de una disponibilidad de crédito a largo plazo administrado por un sector bancario cada vez más sólido. Los servicios, con un alza al 5,5 %, fueron de los más beneficiados.
En el epílogo (2015-2017) la única actividad que mantuvo una tasa pequeña pero positiva (1,8 %) fue la agricultura, a pesar de haber sido perennemente la cenicienta de las políticas de desarrollo de los gobiernos de turno. Casi todos los demás sectores exhiben tasas nulas o pequeñas pero negativas. La excepción es la construcción que con una resbalada a -3,0 % fue la actividad más afectada. En resumen, después de prácticamente medio siglo de funcionamiento, la estructura de la base productiva del país no exhibe transformaciones que estén a la altura de las exigencias e incertidumbres del futuro inmediato.