Kitabı oku: «Escorado Infinito», sayfa 6
Ist se reveló como un curtido profesional de lo que para él no suponía ninguna novedad. Ya lo conocía. De hecho lo había empleado en más de una ocasión en alguna misión en la que tenía que relacionarse con colonos de las zonas periféricas. En realidad el implante que portaban lo supliría perfectamente, pero por protocolo de seguridad fuera de Nave, y en servicio no militar, sólo era accesible mediante petición. Había cosas que no se entendían, pero era así. Era como si se tratase de evitar la comunicación entre otros pueblos. En cualquier caso, donde ahora se encontraban poca petición podría realizar, pero les vendría bien, sobre todo porque la base de datos que había de tener cargada era difícil que la tuvieran implementada sus implantes. Se aproximó a Sarie.
-Para que no te duela tienes que ponértelo así.
Tras colocárselo con tanta profesionalidad como delicadeza, soltó un turbado: ”y Sarie –ejem- no es mi chica”. Pero a Ist naturalmente le hubiera encantado que sí lo fuera; y mordisquearle el lobulito tan chiquirritín en aquella orejita tan chiquirritina…, tan mona... tan... Qué “buena” estaba Sarie ¿”Buena”? Primera aproximación de Ist a su nuevo contexto lingüístico. Curiosa, pero también, por alguna razón, a su juicio, ciertamente afortunada expresión. La ocurrencia parecía venirle claramente dictada, pero, extrañamente no sólo parecía haber sido inventada exclusivamente por la voz extra de su mente, sino que de algún modo también daba la impresión de haber participado su propio criterio. Qué rara sensación. Eti se disculpó.
-Pensé... Es que me pareció...
“Pues, ejem... no” -resolvió apuradamente Sarie-. Entretanto, Gie se encontraba enfrascado en descifrar aquellos galimatías que por arte de magia comenzaban a aclararse en su mente.
-Aquí dice...”eres una zorra, te voy a matar por puta y Gabi es mi chico para siempre”.
Sarie reprendió a su hermano basculando la cabeza, añadiendo un “no, hombre no, más arriba”.
-Ahhhh, a ver... “Siempre serás mía, siempre seré tuyo”. Muy romántico. Y las iniciales son “S” é... “I”. Qué cu…ri…o…so, mira que casu... Ejem...
“Vaya... ejem... está todo lleno de anotaciones, ¿no?” -señaló un atascado Ist rascándose por detrás de la oreja-. “Ejem... sí; todo lleno... ejem.... ¿Nos llevas ante Teip, Eti?” -replicó una Sarie atacada y atascada por las prisas-. Eti asistía al coro de “ejems” más logrado de toda su vida. Podría bailarlo, tenía ritmo. Sólo faltaba el trailará de acompañamiento.
-Tenemos que usar el “ascensor”, está en un “ático”. Son cuatro “plantas”.
Se introdujeron en su interior. A los tres se les ocurrió lo mismo: era tan pequeño... Cuatro esquinas y cuatro inquilinos. Eti tenía frente -cómo no- a Gie, que permutó inmediatamente con cierta mal disimulada inelegancia su puesto con Ist. Sarie volvió a reprenderle. Tenía que ser más cordial. Eti estaba siendo muy correcta y amistosa con ellos. No dejaba de ser cierto. Siendo así, lo menos que podía hacer era evitar esas groserías. Por el “monstruo” ningún problema, parecía resbalarle cualquier comentario descolocado. Para ella, que seguro habían de hacerse buenos amigos al final. Simplemente había que darle tiempo al tiempo. “Y un ñec”, pensó. Aún le dolía el pinchazo.
-Por favor, cariño, pulsa el cuatro.
“Sí, naturalmente” -respondió Ist bastante más amable-. Qué arcaico le parecía todo aquello. Había que pulsar un botón para arrancar aquella máquina elevadora. Pensó en el teletransportador y se dijo “bueno, igual no está tan mal, no parecen utilizar la putidesintegración cuántica”. Pero Sarie seguía exportando dudas. La cuestión que cocía en su cerebro era que Eti les había estado esperando. Sabían, ella y Teip, que iban a llegar en el momento exacto, obviamente. O por lo menos, ello se deducía a las claras. Puso la directa y se lo preguntó.
-No.
Vale: no. Entonces tenían necesariamente algún mecanismo para avisarles. Por supuesto que sí. Sabían dónde, pero no quién ni cuándo. Solución: habían instalado un sensor de presencia que controlaba ese punto concreto. Estaban advertidos por Coi de esta posibilidad, pero no sabían quién o quiénes podían llegar. Ese misterio no se lo había desvelado. Mucha prudencia se intuía en esa forma de operar –reflexionó la riana-. Eti aclaró. El elemento modificador de la realidad de aquel presente, es decir: las presencias que en el afloraban, se encontraba siempre supeditado a los acontecimientos del futuro y por lo tanto...
-Este es un “pasado” de visitas impredecibles, que por sí mismas introducen cambios en la línea temporal inevitables. Hasta ahora ínfimos, por lo que sabemos, pero cambios a fin de cuentas. Aunque en algunos casos se producen verdaderas mutaciones según me han contado. El futuro se comporta como un presente paradójicamente maleable, también por lo que ocurra aquí. Es decir, el que regresa desde aquí hacia el futuro -y puede hacerlo teóricamente hasta el infinito- introduce nuevos elementos de diferenciación también “allí”. Tantas veces que se visite, tantos nuevos modelos potenciales de modificabilidad en ambas direcciones. Pero también, por alguna razón, con cada regreso, el cerebro, o nuestro destino, queda liberado de la automática repetición de una concreta secuencia de actos. Esto ha sido corroborado por Coi y Dart.
¿Coi y Dart, eh? Vaya, vaya… Callaron fingiendo no dar más importancia a lo escuchado. Por el momento no había tanta confianza.
-Nos contaban, a Teip y a mí, que cuando llegaban a su presente desde aquí, en cada ocasión se encontraban que habían asumido de la forma más natural que habían realizado cosas parecidas en todo caso, pero nunca idénticas. En ocasiones tomaban incluso un giro bastante diferente. Lo sabían por los registros del implante, que le relataba sus vivencias anteriores. Ya sabéis lo mágicos que son esos sofisticados artilugios. Siembran en el cerebro incrustando ideas, emociones y sensaciones. Sí, la alteración configuraba una nueva realidad que se asumía sin más y sin incongruencias, como un reloj. Sin los implantes hubiera sido imposible saber que eso era así. Curiosa propiedad del tiempo, afecta a la materia orgánica pero no altera la inorgánica. Mientras en el primer caso lo deriva, en el segundo, simplemente lo replica, pero manteniendo su consistencia funcional. No sé si me estoy explicando bien. Quizá os esté dando el “tostón”.
Nada de eso se adivinaba en sus miradas. Pero –cuestionó Sarie-, ¿cómo controlaban las “llegadas”?
-Vivimos aquí. Ya habéis comprobado que la distancia que hay entre ambos puntos es relativamente corta, pero evidentemente tampoco estamos al lado. El “problema” está resuelto. Usamos marcadores de plasma de baja energía. Muy difíciles de detectar, y muy sencillos de controlar.
Una vez comprobado la presencia por alteración del flujo t-molecular de la posición de llegada, recibían una señal que les indicaba que tenían visita. Los había encontrado rápidamente, ¿no? Las preguntas de la preguntona, al menos eran educadamente contestadas.
Sarie se había desmelenado por entonces de su desconfianza con Eti. Eso ayudaba también a vencer la persistente resistencia de los otros dos a dejar atrás el recelo hacia un modelo EER-2 b3, que a fin de cuentas estaba siendo muy colaborador. El ascensor se detuvo, habían llegado. Eti extrajo de alguna parte de su vestimenta un trozo de algo que brillaba y lo introdujo en una estrecha ranura de lo que parecía la entrada al habitáculo. Una vez franqueado el marco de la puerta a Gie se le antojó aquello demasiado extraño y se quedó escrutando el fondo del pasillo sin avanzar.
-Ah, esto es una llave, ya veo que todo es realmente extraño para vosotros. Es normal, es vuestro primer día. A mí me pasó lo mismo. Yo andaba totalmente desconcertada, hasta que Teip... Teip es un encanto. Fue conocerlo, y... encontrarme a gusto con todo... Es una persona maravillosa. Ahora lo conoceréis. Eso que veis es sólo el corredor que conduce al resto de las habitaciones ¿Eres siempre tan desconfiado “monada”?
Eti se había percatado de la reticencia de su inquieto visitante para avanzar por aquel lugar tan estrecho. Él era riano, y quería dejárselo bien patente.
-¿Cuál es tu grado?
Gie se sorprendió. “¿Qué le importará al bicho qué diantres soy?” -formuló en un pensamiento de tacañería informativa-. Al final, hay que ser educado: Iser, era iser. Ah... el equivalente... Lo más parecido allí a un médico. Pues no le cuadraba con un médico. Era grande y extrafuerte. Y bastante irreflexivo. Bueno, no se lo podía soltar así, pero su mirada...
-Ya sé, ya sé; me ves como para Infantería, ¿no? Todo el mundo siempre piensa lo mismo. Es por mi constitución física. Lo entiendo.
“Los iser tienen una muy buena formación militar” –corroboró Ist-. Explicose: se trataba de una especialidad médica muy singular; podríase decir que eran “los médicos de las guerras”. No, no tenían nada que envidiar en absoluto la preparación física de un infante -concluyó-. De hecho no eran más que una variante. Gie hubiera preferido que hubiese comentado sobre la otra vertiente que curaba a heridos, pero era lo que había.
-Seguro que a pesar de tu juventud ya habrás participado en algún conflicto, ¿verdad? Para vosotros la Academia es algo especial: aprendéis rodándoos. Solía ser así.
-Mi hermano participó en los combates de t3-55.
¡Caramba! Uffffff... Sí que picaba alto el hombre ¡Ni más ni menos que t3-55! Aquel sector había alterado terriblemente el cuadrante 59-tl2. Hasta la pacificación. No dejaba de ser un conflicto doméstico, pero al fin y al cabo suponía involucrar a una buena porción de la galaxia MV-15 y eso sí que habían sido palabras mayores. Con todo, con lo que localmente le había tocado, era mucho, mucho, mucho.
-Sí, allí aprendí lo bueno y lo malo, lo noble y lo miserable.
Entonces sí que tenía experiencia de la brava ¿Cómo era que estaba vivo? Bueno, lo soltó con grosera naturalidad, sí, pero es que la cifra de caídos había sido tan espectacular que casi era un razonamiento obligado. Habían recurrido a la humana infantería en aquel conflicto en lugar de morphos. Ist sabía perfectamente el motivo: el control de excedentes humanos. En verdad que las noticias que se habían conocido de aquel sector habían sido terribles. Millones cada día.
-La verdad es que no lo sé. Simplemente tuve suerte. Pero contemplé la muerte por doquier.
Siendo hijo de quien era, ¿no había buscado eludirlo? No, todo lo contrario, él mismo había ido de cabeza porque se había apuntado por propia voluntad ¿La familia? No había dado su brazo a torcer y ya estaba. Fantástico con el Gie, pero, ¿qué decir de sí mismo? A él le había tocado nave, nave y nave. O sea: mirar desde lo lejos. La confederación había tardado menos de tres cots en arrasar las naves enemigas, pero los planetas había que liberarlos con la Infantería, porque había rehenes –decían-. Los morphos ejecutaron brillantemente su cometido, pero ciertos concretos planetas fueron elegidos para soltar las tropas de infantes.
-Papá en un principio intentó evitarlo, pero él decidió que era libre. Quería ayudar. Con diecisiete años. Lloré como una desgraciada. No entiendo como papá lo permitió. En fin, menos mal que puedo verte.
Y lo contemplaba ahora embelesada, como quien tiene ante sí un dulce y quiere zampárselo. La adoración que siente quien te tiene en el corazón. Gie no llegaba a extremos de torpeza tan colosales como para no saber identificar el significado de aquella mirada y le besó en la frente sin disimulos. “A mi me gustan las personas así” -puntualizó Eti- con un extraño rasgo de súbita… ¿emoción? Quedaba patente que se iba a llevar requetebién con él. Seguro que sí. Y sonrió una vez más. Al fondo, por fin, se escuchó un “Eti, estoy aquí, en la sala”. Era una voz tan quebrada como igualmente cálida. La puerta se abrió de par en par y surgió la anciana figura de Teip.
-Bienvenidos amigos, no os quedéis ahí, pasad.
Capitulo 5
Coi no se temía la andanada fatal. Nada de desintegración fulminante ni cosa por el estilo. Lo suyo era más curiosidad que otra cosa. Ya sabía que las naves Uno estaban armadas con lo más mortífero y creativo de la élite científica riana. Cómo no lo iba a saber si él mismo había participado en multitud de proyectos de desarrollo bélico para asegurar la presencia de su etnia en el pódium más alto de la dominación del Universo. Nadie necesitaba explicarle que el poder destructivo da las Uno multiplicaban indefectiblemente en muchos factores a sus antecesoras. Él por supuesto tenía la suya propia y un buen ramillete más a su cargo. Pero como ocurre siempre, hay alguien -ese era Dart, cómo no- que acaba ideando y encontrando la forma de secuestrar tus doradas posesiones; por ejemplo: haciéndote embarcar en una antigua dos, tontamente, y luego... Luego…, ¿dónde estaban las Uno? Buena jugada, ¿dónde estarían? ¿Qué sería aquello que de repente las hizo desaparecer del control de su implante como por arte de magia? Ay la confianza... amigo... la confianza...
Dart, sí, culpable; mangante número uno, pero... a la vez, de todos modos... Dart. No, evidentemente no había nada que temer por su integridad física. Por otra cuestión, no estaría tan seguro, pero desde luego por esa sí pondría la mano en el plasma. Curiosidad, claro.
NAVE. Valoración: escudo insuficiente. Impacto en 2…1...
Ya estaba, a ver qué se había inventado Dart. Por lo de pronto, que Nave le revocara su autoridad. Coi reparó en que eso sí tenía sentido y torció el cuello con resignación. Ahí lo tenía, con su “qué tal, Coi...“, y un reproche: ¿qué coño le había hecho al pobre Yert, que se lo había cabreado tanto? ¿A dónde se lo iba a enviar? Y estalló en una fenomenal carcajada.
-Has perdido.
“No-no”, respondió un tranquilo Coi sin titubear y muy seguro de sí mismo. Qué raro que Dart acudiera sólo con un Morpho. Le correspondían dos por su rango. O… “lo otro”.
-Sin el trazador tienes... nada. A propósito: has conseguido interferir mi nave, yo no podía imaginarme algo así; efectividad total. En ese sentido, en el escrupulosamente técnico, te felicito.
“Claro, hombre, claro” Así de fácil. Ahora Nave estaba bajo sus órdenes.
-Reconce que ha sido un buen tiro. Estas naves son como... Son seres vivos, y sin la anulación global, siempre se expone uno a la peor sorpresa.
-No esperaste ni un estado para tele transportarte aquí, eso quiere decir que estás ansioso, eh; pero has perdido. Qué… ¿te han degradado, o qué, eh? ¿Viajas ahora acompañado de un sólo morphoide por tus malas acciones?
-Todo lo contrario, amigo.
Ex-amigo. Sólo se juntaba con gente que valiese la pena. Toma esa. Bueno, pues que le parecía muy bien, quedaba anotado y registrado para los los anales de los tiempos. Y ahora que se dejase de tonterías. Tenía una cosa que anunciarle ¿Quería saber algo? ¿No? Daba igual. La noticia era que, ahora comandaba la Nave Capitana ¡Holaaaa! ¿Era eso? Qué imaginación. Sería de risa decir que le extrañaba que el Comité le hubiera cedido el mando ¿Qué mando había tenido nunca el Comité? “Ex-Comité” -le aclaró rápidamente- En fin, se las había apañado para que le cedieran el puesto, mejor dicho: todos sus puestos. Ahora ya no había Comité. Más claramente: él era el Comité. Era la última vez que había Comité.
-¡Pero hombre, si nunca dejaron de ser meros testaferros de nuestra voluntad! ¿Te lo tengo que recordar a estas alturas, jajajá? Al final, incluso lo poco que tenían era demasiado poder. Tranquilo, están de vacaciones en el planeta Tenñi, dedicado como bien sabes...
Al sexo y al placer en general. Coño, que los iba a matar. Que eran morphos humanoides y ya tenían sus años. Bueno, tal vez, pero ya era hora que se echaran una canita al aire, se lo merecían. Era su hora para disfrutar de la vida por fin. Un par de Ets, con curas de ritri y bálsamos de écora, y como nuevos. Iban a rejuvenecer, se lo decía él. Qué bien, ya lo estaba convenciendo. Y eso le daba merecimientos para el Cielo ¿no? Pero a lo que iba, que se lo tenía que aclarar ¿Cómo había podido asaltar la Nave del Comité? Sin su permiso el mando le sería denegado automáticamente por la propia Nave, tal como habían configurado según el pacto que mantenían ¿Cómo diablos había podido? Dart encajó mal la frase ¡Era la Uno de las Unos! Que la ciencia avanza una barbaridad no es secreto alguno, pero... vaya, que él precisamente había descubierto como asaltar naves Súper Uno y saltarse así su “odiosa” configuración. Lo mismo que había hecho con la suya. Y fíjate, ese era el súper morpho del Comité. Claro, todos eran en apariencia igualitos, pero ese era, se lo podía jurar ante un zek de registros de Nave, lo más de lo más. Mmmmm, no se podía hacer una idea de qué maravilloso ejemplar era, con uno llegaba y sobraba para batir cien de máximo grado. Como que lo había creado, como bien él sabía, él mismo. Lástima de pactos. Bueno, eso y “otras cosas” ayudaba mucho cuando se quiere desbancar a alguien. “Eso”, por cierto, incluía también su tecnología anula-escudos ¿Cómo había podido haber permitido que tanta maravilla no hubiera estado mucho antes en sus manos? Ah... sí, ¿sería porque lo compartía con él? Oh, qué tiempos tan equitativos: para reunirse, “ni en tu nave ni en la mía”. Todo lo hacían en una perfecta sintonía. Qué bien y qué bonito. Pero el pasado, pasado. Bueno, entendido, pero, ¿y ahora qué iba a hacer? No tenía trazador, es decir: no tenía nada.
-Pero hombre, un poco de T-Física Cuántica, esta Nave es un ser que sabe mucho. Ya sé que te deshiciste del papelito, pero...
Llegaba tarde, Nave le podía informar de su existencia pero no había guardado una copia de ninguna clase. Se había quedado sin nada, literalmente. En Nave había cero papelito. Que lo follasen una manada de rapuiñes en celo. Oída la respuesta, presentado la solución: “Oh, querido Coi...”. Maldita sea, cada vez que se anunciaba con el “oh querido Coi” del ñec se las ingeniaba para dejarle con un palmo de narices. A ver, no pensaba exactamente en Nave. Coi entendió ahora, sólo había una explicación para sus palabras. Ahí la tenía: no a nave; no a dentro de nave –más concretamente-, sino a ese hilito de luz que Nave había emitido como aparente residuo ¿Acaso no sabía perfectamente que de residuo nada, y que este contenía la información completa de la estructura del material que lo componía? Lo sabía, energía era materia.
-Como cuando decoramos nuestros feos planetitas, igualito.
-No sé a dónde quieres llegar pero no te reconozco. Recuerdo que hace mucho, mucho tiempo, cuando eras otro tipo de persona ¿Qué ganas? ¿Todavía estás en esas?
¿Qué tipo de persona decía? Ellos siempre se movían de idéntica forma. Todo en sus manos, y ya estaba. Era así y porque sí ¿Decía qué ganaba él? Vivir. Vivir a su manera. Eso que estaban haciendo últimamente, no lo era precisamente. Ahora por lo menos se divertía. Y no dejaba de ser una fuente de conocimiento. Ya estaba aburrido de tanta tedio. Ya lo habían discutido y no había más que decir. Iba a dar fin a todo aquel absurdo, y ya estaba. Su absurdo –contestó Coi-. El que se aburría era él ¿Se iban a poner filosóficos ahora? Si quería entablar un debate, que se pusiera cara a la pared y a discutir con Nave, que era buena conversadora. Ahora que la tenía a su servicio le daría unas respuestas cojonudas.
NAVE. Haz capturado. Comienza decodificación.
El pequeño hilo de luz era eso: sólo un pequeño ínfimo destello de espectro normal; pero lo más importante: de “velocidad normal”. Bastante más rápido cualquier nave militar riana. Ni falta que hacía emplear grandes recursos: una sonda interceptora de rayos portadores t-n-alfa y ya estaba. Contando con el conocimiento de las coordenadas de emisión aportado por Nave, era suficiente. En comparación, crear un planeta era un juego de niños.
-La complejidad es tanta que Nave tardará por lo menos… Como mínimo quince sics. Lo suficiente para llevar a cabo su plan.
Sí, sí, ya… Aclaración para Coi: tan sólo unos cuantos sics. Era su nave la que estaba traduciendo. La suya sólo era enlace. Así que a ponerse cómodos.
-¡Ñec! Sólo pude quemarlo, no desintegrarlo. Mis privilegios en Nave estaban capados por tu otro maldito cincuenta por ciento. Como siempre calculé mal tu capacidad de innovación para resolver la reconstrucción del papel.
A ver, menos lamentaciones ¿Una partida de Tot, como en los viejos tiempos? ¿”Una mierda” para él? Siempre tan terco. Le hacía una proposición y mira como se ponía. Beno, si jugaba le dejaba intentar convencerle. Y que no se preocupase por la posición militar de su morpho, terminaría acostumbrándose. Combinaba fabulosamente con los decorados de Nave.
-No me mires así. Bueeno. Nave, orden revocación estado militar; orden estado normal.
¡Ooooh...! ¡Qué bien se veía con los colorines! Sí, esto le gustaba a él también. Así no se aburrían ¿Qué coño estaba diciendo? A dejarse de chorradas, que ya no eran niños.
-Dime la verdad, ¿por qué quieres acceder al pasado una vez más? Lo habíamos dejado, ¿no? ¿Para alterar a tu conveniencia todas las líneas temporales? ¿Todo sólo por satisfacer tu capricho de poder? ¿No te das cuenta que tarde o temprano eso se volverá contra ti? Por desgracia sé perfectamente que eres capaz de todo, bien te conozco. Hubo un tiempo en que eras dinámico y pasional, pero no malvado. Yo bien sé que no he sido un santo, pero se acabó el vivir torcido y retorciendo.
Dart, como si sufriese sordera.
-Venga, Nave, emite un tablero de Tot. Es el mejor juego de toda la Historia, nunca superado, y mi favorito. Parece mentira que sea tan antiguo y no haya sufrido la más mínima modificación.
El morpho recogió la emisión energía-materia y se dispuso a colocar sobre la mesa de operaciones torres, caballos, peones...
-Aunque no lo creas, he venido desde muy muyyy lejos, para volver a deshacer el camino y llegar al mismo punto, y sólo por ti. Sólo me valía tu compañía, ¡coño! La verdad es que no me atrevía a dar el paso que deseaba dar sin tener a alguien al que apreciase a mi lado.
Muy halagadoras palabras pero... “vete al ñec, Dart. Oh sí, por favor: vete al ñec ¿Te vas a ir al ñec?”
-Pero mira qué eres, Coi...