Kitabı oku: «El regalo del lobo», sayfa 4

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Las versiones de los cuentos de hadas

Los cuentos de hadas han experimentado grandes transformaciones a lo largo de la historia que han dado lugar a diferentes versiones. A este respecto, podemos distinguir tres etapas.

En primer lugar, durante la fase de tradición oral, la preservación durante siglos de estas historias ha permitido salvar sus elementos esenciales de significado a través de las transformaciones propias de los contadores y del paso del tiempo. En una segunda etapa, la que va del siglo XVII hasta entrado el siglo XX, destacan recopiladores fundamentales como Charles Perrault y los hermanos Grimm, cuya aportación fundamental ha sido legarnos las versiones escritas. En la fase que comienza a mediados del siglo XX y llega hasta nuestros días, se producen dos fenómenos relevantes al respecto de las versiones de los cuentos de hadas. Por un lado, el enorme influjo del cine de Walt Disney, que toma una serie de cuentos clásicos para crear películas, en mi opinión, de gran calidad desde el punto de vista cinematográfico —en el capítulo 20 de este libro explico mi visión del cine de Walt Disney—; por otro, la consideración de que los cuentos de hadas son fundamentalmente para niños muy pequeños y tienen una función pedagógica, con lo que aparece una exagerada tendencia a transformar las versiones según el criterio y la ideología que cada persona o cada colectivo considera más adecuados. En relación con lo anterior, los relatos podrían perder contenidos esenciales debido a las ideas racionalistas o moralistas de muchos de sus transmisores actuales. Los cuentos de hadas son creaciones enormemente populares y todo el mundo se permite contarlos a su manera.

Una forma de arrojar luz en esta confusión es acudir a las versiones escritas de los recopiladores citados. En este libro queremos aportar las de mayor calidad arquetípica, es decir, las que recogen los elementos esenciales de significado. Considero que las más genuinas y valiosas son aquellas que mejor transmiten los siguientes aspectos:

Su naturaleza simbólica

Todos los cuentos empiezan con una fórmula de entrada con la que nos invitan a sumergirnos en un tiempo y un espacio que no son los presentes ni se encuentran en el exterior, sino que habitan en nuestra fantasía y a los que podemos acceder con nuestra imaginación. Por lo tanto, una versión de calidad es aquella que nos hace volar a lugares inventados, irreales, oníricos, apasionantes para nuestro mundo interior. De esa manera se borra por unos instantes mágicos la línea divisoria entre el adentro y el afuera, y ello va a permitir que se despliegue nuestra subjetividad.

Su dimensión atemporal

La historia en la que nos sumergimos no puede situarse en ningún tiempo determinado, está fuera del tiempo.

Su carácter iniciático

Lo que se nos está contando llega de manera misteriosa y profunda a nuestra comprensión, sin necesidad de entendimiento racional, y nos conecta con una experiencia propia de total significación. Esas historias hablan de nosotros, nosotros estamos en esas historias.

Su intensidad emocional

Todo está coloreado de emociones, es fascinante, podemos aventurarnos a ser devorados por lobos o envenenados por manzanas sin que el pánico se apodere en ningún caso de nosotros.

Su argumento ejemplar

Estas historias no hablan de la vida cotidiana ni son realistas, en ellas aparecen personajes como enanitos, lobos, princesas, príncipes, reinas y reyes que no guardan conexión con su referente en la realidad, sino que son personajes mágicos.

Sus cualidades fantásticas y mágicas

En estas historias se puede ser devorada por un lobo y ser posteriormente extraída de la barriga del animal, sana y salva; se puede caer en un sueño de cien años y despertarse y continuar la vida donde la dejamos, incluso se puede morir y volver a la vida.

Sumerjámonos en la fantasía, estas historias nos hablan de ficción total. No existe ningún parecido con personajes o hechos reales. Todos los hechos y personajes son simbólicos y podemos volver a crearlos una y otra vez.

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1 «Las mujeres griegas no escribían poesía épica, claro. No conocían la experiencia de las armas, porque las batallas eran el peligroso deporte de la aristocracia masculina. Además ellas no podían llevar la vida libre e itinerante de los aedos, viajando de ciudad en ciudad para ofrecer su canto. Tampoco participaban en los banquetes, ni en las competiciones deportivas, ni en los asuntos políticos. ¿Qué podían hacer? Cobijaban recuerdos. Como esas niñeras y abuelas que contaban cuentos a los hermanos Grimm, transmitían de generación en generación leyendas viejísimas». Vallejo, págs. 167 y 168.

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El Psicodrama Simbólico

El Psicodrama Simbólico es un método original que integra dos dimensiones: la potencia de la acción, la espontaneidad y la creatividad del psicodrama creado por Moreno, por una parte, y por otra el diálogo fructífero entre inconsciente y conciencia, siguiendo las aportaciones de la Psicología profunda de Jung.

Origen e historia del Psicodrama Simbólico

El Psicodrama Simbólico tiene su origen en la actividad con grupos de niños y preadolescentes en el contexto educativo, ámbito en el que empecé a trabajar con el psicodrama de los cuentos de hadas. Desde el primer momento, me di cuenta de que este material poseía un enorme poder para motivar a los participantes, que experimentaban un gran disfrute. Empecé con grupos pequeños en los que convivían alumnos con y sin necesidades educativas especiales, ya que el criterio para su formación era la inclusividad y la heterogeneidad, si bien se buscaba la homogeneidad en cuanto a la etapa evolutiva —sus edades estaban comprendidas entre los cinco y los doce años—. Esta actividad se convirtió en un proyecto de innovación en el centro educativo, un colegio público en el que ejercí la docencia al inicio de mi carrera profesional, entre los años 1986 y 1991.

El proyecto fue ampliándose, hasta organizar un equipo que recibió una formación básica en psicodrama, y así fuimos desarrollando una serie de grupos más reducidos. Al mismo tiempo realizamos una intervención en los grupos de clase, es decir, las tutorías de referencia de esos niños con necesidades educativas especiales, para ampliar la dimensión de integración y de creatividad a todos sus compañeros. Es importante insistir en la idea de que todos estaban verdaderamente motivados.

A medida que se iban desarrollando los grupos pude estudiar su evolución, así como la de los niños individualmente, y encontré otra dimensión tan poderosa como la del juego: me refiero a la dimensión de los contenidos. Las historias de los cuentos de hadas no dejaban indiferente a nadie. Estaba cada vez más claro cómo cada niño proyectaba en ellas su mundo interior y relacional, y ello les permitía una catarsis, una transformación, un disfrute, incluso en muchos casos una reconstrucción.

Como resultado de este trabajo de praxis e investigación desarrollado a lo largo de cinco años, surgió la serie de los Doce Cuentos, los doce relatos elegidos en mayor número de ocasiones por los niños y niñas de esa primera investigación. (En realidad, los niños escogieron diez, a los que más tarde yo añadí otros dos, para completar el significado psicológico de la serie). Estas historias y otras muchas entraban a formar parte de las sesiones de psicodrama de cuentos de hadas. En el transcurso de estas sesiones y de los procesos grupales de aquellos cinco primeros años de génesis del Psicodrama Simbólico, organicé y secuencié el orden metafórico de los Doce Cuentos, tal y como ha quedado establecido. Por lo tanto, el Método de Psicodrama Simbólico parte del trabajo con doce cuentos de hadas que muestran de una manera metafórica las etapas clave del crecimiento psicológico, los vínculos esenciales de génesis y construcción de la identidad y los contenidos existenciales fundamentales del ser humano. Esta sería la primera etapa.

En una segunda fase, a lo largo de cuatro años (1992-1994 y 1997-1999), se puso en marcha un proyecto de formación en la Unidad de Psiquiatría Infanto-Juvenil del Hospital Clínico Universitario San Carlos de Madrid, que yo dirigí, con grupos de niños y adolescentes que presentaban diversos tipos de dificultades y trastornos. En ese tiempo se desarrolló el método de Psicodrama Simbólico terapéutico.

Finalmente, en una tercera etapa, que se inició en el año 1999 y se prolonga hasta la actualidad, fui poniendo en marcha actuaciones en diversos contextos, entre los que quiero citar dos especialmente significativos: el grupo de adolescentes del Centro de Acogida de Menores de la Comunidad de Madrid de Leganés (2010-2011) y el Proyecto de ocio inclusivo y creativo de grupos de Psicodrama Simbólico intergeneracionales, en el que participaron personas con edades comprendidas entre ocho y noventa años. Esta última experiencia se realizó en la Casa Encendida de Madrid, durante ocho años seguidos, con grupos de unas treinta personas de nacionalidades diversas y con peculiaridades muy diferentes también. En todos los casos pude comprobar que todas ellas, independientemente de su edad, sus características y situaciones particulares, expresaban un intenso deseo de participar y sumergirse en los cuentos dramatizados.

La cosmovisión del Psicodrama Simbólico

El Psicodrama Simbólico parte de una filosofía de la vida que se sustenta en diferentes coordenadas.

Lo evolutivo

La idea básica es una concepción dinámica del ciclo evolutivo humano, que se prolonga durante toda la vida. El Psicodrama Simbólico se asienta, por lo tanto, en una cosmovisión evolutiva. La historia de vida de cada persona es una tarea profunda. Se trata de convertir nuestra existencia en un devenir creativo, bello, artístico, desarrollando el proceso casi sagrado de estar siendo quien ya uno es. En la base de esta idea de realización individual existe una forma de entender al ser humano como un ser en constante cambio, que está formando su identidad y construyéndose a sí mismo a lo largo de la totalidad de su ciclo vital.

Por lo tanto, toda persona es, en mayor o menor medida y de manera cualitativamente diferente, la protagonista de la construcción de sí misma, en un proceso que tiene lugar a lo largo de toda su biografía. En ese proceso se va configurando y desarrollando de manera dialéctica su guion existencial y para ello desempeñan un papel clave su potencial de creatividad y su capacidad de perfectibilidad, cualidades que son inherentes a todo ser humano.

La sucesión de la vida humana a través de las etapas del ciclo vital puede volver a recrearse en el recorrido simbólico y narrativo a través de los Doce Cuentos.

Lo simbólico

La psicología analítica de Jung nos habla de la capacidad del ser humano para crear la dimensión simbólica. El ser humano posee la potencialidad innata de expresarse a través de símbolos, y lo hace de manera espontánea mediante los sueños, y de manera intencional y más elaborada a través de producciones de enorme intensidad emocional y de significado, como los mitos, los cuentos de hadas y las manifestaciones artísticas, como ya hemos apuntado. Los símbolos son la expresión humana que condensa y evoca en mayor medida la dimensión inconsciente.

El ser humano crea obras de arte desde tiempos remotos, y posee la capacidad de concebir una dimensión diferente de la realidad. A partir de sus primeras etapas evolutivas, se sumerge en el reino del como si, de la ficción, de las historias imaginadas, de la autoexpresión a través de la pintura, la música, la invención de relatos. Ello permite la conexión con la dimensión inconsciente (como un sustrato inmenso y como parte esencial del funcionamiento psíquico), con el pensamiento fantaseado y con la imaginación, fuentes de espontaneidad, de creatividad y de profunda sabiduría.

La creatividad

Toda persona posee un gran potencial de espontaneidad y creatividad, así como la posibilidad de desarrollar su propia visión y experiencia, absolutamente individuales y originales, es decir, el cultivo creativo de su subjetividad. Esta creatividad se basa en la conexión con la energía del inconsciente a través de la imaginación en un proceso en el que dicha energía fluye y se va transformando.

La vincularidad

El ser humano es esencialmente un ser en relación, que necesita al otro desde su nacimiento, y es en la constante interacción con los otros como llega a convertirse en persona. El grupo es necesario para cualquier individuo en cualquier etapa de su vida, si bien resulta absolutamente imprescindible para su humanización en sus primeros años. La influencia de la familia es fundamental en la construcción de la identidad individual, así como en la formación de los vínculos y la manera de relacionarnos con nosotros mismos, con los otros y con el mundo.

A través de la dimensión grupal se potencia la creación de nuevas matrices grupales en las que, mediante el encuentro y la experiencia vincular y pluridimensional del conjunto, puede desarrollarse la naturaleza relacional del ser humano y producirse una reconstrucción o transformación en el vínculo consigo mismo, con los otros y con el mundo.

Tomando estas coordenadas como referencia, el Psicodrama Simbólico ha ido construyéndose a lo largo de un trabajo de más de treinta años con grupos de todas las edades, algunos intergeneracionales, en el contexto educativo, de ocio, terapéutico y formativo.

Hace años publiqué un primer libro en el que aporté este modelo para el contexto educativo1. En la actualidad, la dimensión de lo simbólico a través de los cuentos de hadas ha llegado a cobrar una entidad mucho más consistente y una perspectiva innovadora, por lo que he considerado valioso realizar en este libro una aproximación a ese universo narrativo, como el pilar clave en el que se asienta el Psicodrama Simbólico.

El Método Simbólico y los Doce Cuentos

En estas páginas vamos a recobrar2 las doce historias esenciales que propone el método presentando las versiones que consideramos más adecuadas. En su mayor parte han sido recogidas por los hermanos Grimm, a los que sigo con bastante fidelidad, aunque introduzco cambios de matiz que señalo explícitamente. En el caso de Pulgarcito, sigo la versión de Charles Perrault, pero con variaciones importantes y significativas. Y en historias que proceden de cuentos de autor, como Pinocho, El Patito Feo y La Bella y la Bestia, lo que aporto es un resumen o una secuencia de contenidos en los que se encuentran los elementos esenciales de significado.

Haremos un recorrido por cada una de las historias partiendo de la versión escogida, y sumergiéndonos en los motivos esenciales de significado latentes. Esta lectura inicial puede ser valiosa para cualquiera que desee conocer mejor los cuentos de hadas y para quienes deseen transmitirlos en la familia o en la escuela.

Estas doce narraciones permiten la inmersión inicial en la lengua de los símbolos. Realizando el viaje del héroe y el de la Sombra a través de ellas (viajes desarrollados en la tercera parte del libro), podemos sumergirnos en este universo de significado como en un espejo mágico y evolutivo que nos devuelve la imagen de nuestro interior. Estas doce narraciones poseen todas las características prototípicas de los cuentos de hadas, si bien dos de ellas, Pinocho y El Patito Feo, no pueden ser consideradas estrictamente como tales, pues son cuentos de autor.

Para configurar el conjunto de los Doce Cuentos, he tenido en cuenta una serie de aspectos fundamentales: la necesidad de que la selección abarque un amplio espectro simbólico; la secuencia evolutiva de los relatos; las versiones de mayor calidad arquetípica que sirven como punto de partida; los niveles de significado y los significados esenciales de cada uno y, por consiguiente, los contenidos manifiestos escogidos para configurar la versión inicial propuesta por el método para cada cuento.

La secuencia de los Doce Cuentos es la siguiente:

1. Los Siete Cabritillos y el Lobo.

2. Caperucita Roja.

3. Los Tres Cerditos.

4. La Casita de Chocolate.

5. Pulgarcito.

6. La Reina de las Abejas.

7. El Patito Feo.

8. Pinocho.

9. Cenicienta.

10. La Bella Durmiente.

11. Blancanieves.

12. La Bella y la Bestia.

La sucesión de estos cuentos puede entenderse como la expresión metafórica del proceso evolutivo de crecimiento psíquico individual hasta la génesis de la identidad adulta. Este proceso debe considerarse una propuesta dinámica. En ningún caso ha de establecerse una correlación unívoca entre fases evolutivas y cronológicas. Es cierto que determinados relatos suelen ser más apreciados en etapas específicas, pero todos ellos podrían ser contados y aportar significados esenciales en cualquiera. Por otro lado, quiero destacar que esta metáfora evolutiva contiene la idea del tiempo psíquico circular y no tiene, por tanto, un carácter lineal.

Tomando como referencia el concepto de iniciación de Mircea Eliade, establezco dos categorías que hablan de los dos hitos clave de la vida humana: la iniciación primigenia y la paradigmática.

Entendemos la iniciación primigenia como aquella que tiene lugar en los primeros años de la infancia, en el proceso de génesis de la identidad básica. Cuando hablo de iniciación paradigmática, estoy aludiendo a la que tiene lugar en la etapa preadolescente–adolescente y, por tanto, me refiero al proceso de configuración de la identidad adulta, en el transcurso del cual existe la posibilidad de reeditar y reconstruir los aspectos válidos de las anteriores identificaciones infantiles para configurar una nueva identidad adulta, original y única.

En este sentido, podemos conectar con la iniciación primigenia esencialmente a través de los tres primeros cuentos de la secuencia. Los seis siguientes permiten tomar contacto con procesos, logros y retos fundamentales, desde la dependencia a la paulatina diferenciación psicológica, y muestran a su vez el desarrollo de una autonomía cada vez mayor. Finalmente, los tres últimos nos sumergen en la iniciación paradigmática.

Pero, como ya hemos dicho, la serie ejemplifica un proceso que cabe retomar en cualquier etapa de la vida, dado que existen una serie de ciclos, nuevos comienzos, permanencias y nuevos cierres. En palabras de Eliade, la vida es una sucesión de muertes y resurrecciones.

El trabajo de Psicodrama Simbólico a través de los Doce Cuentos tiene una gran capacidad de movilización y de transformación de la persona. Así lo he comprobado en infinidad de seminarios, cursos, talleres o sesiones de trabajo individual y grupal. Es una filosofía de la vida que se plasma a través de la acción y que ha generado un modelo aplicable a diferentes facetas: la creatividad, el desarrollo personal y la reconstrucción terapéutica. La cosmovisión del Psicodrama Simbólico se concreta a través de la acción, sea esta interior o grupal, como queda dicho. En todo caso, envuelve la relación con uno mismo, con los otros y con el mundo.

A lo largo de estas páginas realizaremos el viaje a través de los Doce Cuentos, de manera que su lectura en sí misma pueda poner en movimiento la creatividad individual. Ahora bien, el proceso de reconstrucción de la narrativa del propio guion de vida requerirá no solo la lectura, sino la experiencia de la inmersión secuencial en los relatos mediante una conducción experta del proceso grupal e individual.

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1 Educar en valores a través de los cuentos.

2 Cuando digo recobrar, me refiero a poder restituir las versiones y los elementos esenciales de significado, tan nublados por tantas influencias sociales diversas. Insisto en que los cuentos de hadas deberían ser patrimonio cultural de la humanidad y sus mensajes, respetados profundamente como se custodian y se respetan las catedrales góticas.

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ISBN:
9788417241926
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