Kitabı oku: «Más leyendas urbanas del rock», sayfa 2

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El asesinato de Sam Cooke

De todas las teorías de conspiración que existen en torno a la música, la más indignante es la de Sam Cooke. Jamás ha existido una versión oficial más kafkiana y chapucera que en este caso. Ninguna de las personas que conocieron a Sam Cooke, tanto a nivel profesional o personal, creyeron ni una sola línea de lo esgrimido por la administración. Todas las explicaciones expuestas por la maquinaria del estado para justificar su asesinato como un caso evidente de defensa personal, estuvieron manipuladas y fueron poco a poco desmontándose a lo largo de los siguientes años, dando la razón a los que pensaron desde un principio que fue un asesinato programado o al menos no fue en defensa propia.


Un 11 de diciembre de 1964, una serie de catastróficos acontecimientos desencadenaron el asesinato de Sam Cooke, la estrella del soul más emergente en aquellos momentos.

El porqué después de más de medio siglo sigue siendo un crimen sin esclarecer, sólo se puede contestar contemplando la posibilidad verídica de que la administración de justicia americana sigue estando regida por postulados altamente segregacionistas y aposentados en profundas raíces racistas. El crimen de Sam Cooke lo debemos enmarcar en el mismo lienzo sobre el que están suspendidos los crímenes de Martin Luther King, Malcom X, Medgar Evers o las cuatro niñas de la iglesia de Birmingham, Alabama, Denise McNair, Carole Robertson, Cynthia Wesley y Addie Mae Collins, que fueron asesinadas un año antes en un atentado con bomba, los miles de linchamientos que se produjeron con total impunidad o los asesinatos de afroamericanos en manos de la policía americana (tan sólo en 2018 casi 500 personas), que siguen siendo habituales en la actualidad.

Samuel Cook nació el 22 de enero de 1931 en Clarksdale, Misisipi, siendo el quinto de ocho hermanos de una familia marcada por la religión. Sus padres, Annie Mae y Charles Cook, pertenecían a la Iglesia de Cristo, congregación baptista de la que Charles era predicador. La familia emigró a Chicago escapando de las leyes Jim Crow y del segregacionismo brutal que conllevaban.

En Chicago los pequeños Cook asistieron al Wendell Phillips Academy High School, institución que aportaba un valor especial a la música y por la que ya había pasado Nat King Cole. A los 14 años ya estaba involucrado en coros de góspel y alcanzó a ser solista principal de Highway QC, pero aún siendo una agrupación de prestigio, en 1950 fichó con los legendarios Soul Stirrers, formación con una carrera de más de 80 años creada por RH Harris, vocalista pionero en el góspel de cuarteto y una de las figuras que influyó en el soul, doo wop y el sonido Motown. Cuando Harris abandonó Soul Stirrers en 1953, Cook pasó a liderar el grupo, pero tras varias giras y grabaciones exitosas, decidió que era momento de lanzar su carrera en solitario alejado de la música de carácter religioso, sin embargo su primer single, «Lovable» era un plagio del clásico del góspel «Wonderful», que firmó como Dale Cook por miedo a las represalias del entorno religioso que lo podía considerar como una profanación del legado sagrado. La congregación religiosa tenía un sentimiento de rechazo absoluto para los cantantes negros que se dedicaban a la música secular, no había medias tintas, o cantabas música religiosa o la música del Diablo.


En 1950, con tan sólo 19 años, Sam Cooke entró como miembro de The Soul Stirrers.

Fue su padre, el reverendo Cook quien le dio la bendición para alejarse del góspel y adentrarse en la música comercial: «Mi padre me dijo que lo importante no era lo que cantaba, sino que Dios me dio una voz y talento musical y lo esencial era compartirlo y hacer felices a las personas» como declaró en un programa de radio el ya renombrado Sam Cooke, añadiendo la «e» a su apellido para marcar su cambio de vida y homenajear a su ídolo Nat King Cole.

The King of Soul

Desde el inicio de su carrera como solista, Cooke comprendió que lo realmente importante no era interpretar estándares de la música popular, sino hacer sus propias canciones. Otro de los detalles que Cooke quiso remarcar desde el principio era el reparto de los derechos de autor, donde los negros eran estafados sistemáticamente, por eso su primer single como Sam Cooke, el tema «You Send Me» era un tema propio, pero acreditó a su hermano LC como autor del mismo, para que el editor de la grabación no se agenciara los derechos de autor. Como era habitual, la compañía discográfica no confiaba en el tema de un primerizo vocalista, desconocido para el mercado laico y colocó como cara A el clásico «Summertime», relegando «You Send Me» a la cara B. Contrariamente a lo previsto, los dj’s de las emisoras de música negra comenzaron a pinchar la cara B del single, ignorando el tema principal y llevándole hasta el #1 de las listas de rhythm & blues del Billboard, donde se mantuvo durante dos semanas consecutivas, con unas ventas aproximadas de un millón y medio de copias. Rápidamente la maquinaria industrial buscó a una imagen blanca para grabar el tema y colocarlo en las listas de pop, negadas por rutina perversa a las voces de color, en un comportamiento que era habitual. En este caso la cara escogida fue la cantante Teresa Brewer, una de las voces femeninas más populares de final de la década. La versión alcanzó el #8 del Hot 100, pero de nuevo el resultado no fue el deseado y se produjo un efecto llamada sobre el tema original, que volvió a colocarse en el #1 del Hot 100 americano.


Sam Cooke fue el primer afroamericano en dominar todos los aspectos del negocio musical.

De esta forma nació la leyenda de The King Of Soul, el primer cantante afroamericano que copaba las dos listas de éxito americanas, que derribó con un sólo tema, del que era autor, el segregacionismo de la industria musical. Las audiencias de Sam Cooke pasaron a ser de blancos y negros, pobres y ricos, mujeres y hombres, jóvenes y viejos.

Las dos caras de Sam Cooke

El éxito de «You Send Me» y sobre todo el hecho de haber protegido sus derechos como autor, le proporcionó una estabilidad económica que no era habitual en los cantantes de color que conseguían un hit, pero Cooke aprovechó este nuevo estatus para controlar todo lo que podía su carrera profesional. Gestionaba sus giras, administraba los porcentajes de conciertos y colocaba empleados suyos controlando la venta de entradas para evitar estafas, se enfrentó en numerosas ocasiones a su sello discográfico Keen Records, hasta que tras dos años de trabajo conjunto consiguió la rescisión de contrato y firmó con la potente RCA Victor.

Cooke había sido aceptado por el público blanco por su melosidad pop y por una figura inteligentemente construida bajo la premisa del negro bueno y complaciente, lo que le granjeó más de una crítica de la comunidad afroamericana que le acusaba de ser un bufón del señor blanco. Sin embargo, desde el principio de su carrera mantuvo una dualidad perfectamente estudiada con la que poder moverse en los dos mundos. Había un Cooke comedido, experto en baladas, educado y complaciente para el mercado blanco y luego un Cooke descarnado, salvaje, sexual y orgullosamente negro. Esa dicotomía quedó reflejada de forma intachable en la grabación de dos directos completamente diferentes, uno para el público blanco y pudiente, grabado en el Club Copacabana de Times Square, local donde se reunía la clase alta neoyorquina y los magnates de la industria musical y donde Cooke despliega un repertorio de soul pop repleto de versiones y donde sólo aparecen tres temas propios. Una grabación espectacular editada en octubre de 1964 bajo el nombre de Sam Cooke At The Copa, en la cual muestra su cara afable y moderada.

Otra grabada el 12 de junio de 1963 en el Harlem Square Club de Miami, Florida, un local situado en un barrio negro y ante un público mayoritariamente afroamericano, donde Cooke interpreta un repertorio propio sin recurrir a ninguna versión. Se muestra chulesco, descarado, provocador, agitador y perturbador, con un registro más desgarrado y visceral que asustó a RCA y se negó a editarlo en su día, tardando 22 años en publicarlo. En junio de 1985 se publicó y está considerado como uno de los mejores directos de la historia.

Camino del infierno

Aunque Sam Cooke tenía un estatus consolidado en los estados del norte y no era necesario girar por el segregacionista sur, siempre se empeñó en embarcarse en giras por el Cinturón Bíblico, formado por los estados más racistas del país, aquellos donde las leyes Jim Crow regían los destinos de los afroamericanos, sin importarles si eran famosos cantantes de soul.

Durante sus giras sureñas sufrieron todo tipo de vejaciones, ataques y agresiones, pero Cooke nunca quiso abandonar ese terreno y lejos de achicarse, comenzó a cultivar una conciencia política muy marcada y enraizada en la lucha por los Derechos Civiles. La troupe llegó a dormir en tanatorios porque los negros tenían prohibido el acceso a hoteles, tuvieron problemas para abastecerse pues en muchos locales de carretera no servían a negros. Sam Cooke fue gestando una personalidad beligerante con el racismo y los comportamientos intolerantes y en más de una ocasión se negó a actuar en sitios donde los negros eran relegados al gallinero y se les cobraba una entrada más cara. A medida que su popularidad aumentaba, también lo hacía el odio de las autoridades y policía segregacionista, provocando incidentes como al paso de la gira de 1964 por Arkansas, donde una de las coristas se rio irónicamente cuando la empleada de una gasolinera se negó a servirle unas bebidas. Al cabo de unos kilómetros una patrulla de policías paró el autocar, subió al mismo y reclamó saber quién era la «negrata» que había insultado a la mujer blanca. Cuentan que Cooke montó en cólera con lo de «negrata» y se enfrentó a ellos: «Este es un autobús de mi propiedad y aquí nadie llama “negrata” a nadie. Si tienen una orden de detención ejecútenla, si no, bajen de mi autobús inmediatamente». Los policías sopesaron los pros y contras y les dejaron marchar, en un ejemplo más de lo peligroso que se estaba volviendo aquel negro.

Sembrando vientos, cosechando tempestades

Su música también se veía reflejada por esas experiencias, y su single de «Chain Gang» era un reflejo de una conversación con unos presos negros que trabajaban en la construcción de una carretera. El tema fue uno de los mayores éxitos de Cooke, alcanzando el #2 en las listas del Billboard de rhythm & blues y en el Hot 100, además de ser el primer éxito internacional con un #9 en las listas de singles británicos.

Éxitos como «Wonderful World», «Cupid», «Twistin’ the Night Away», «Another Saturday Night» o «Bring it on Home to me», convirtieron a Sam Cooke en una persona poderosa y admirada entre la población afroamericana, que tenía al alcance de la mano el mundo blanco, en el que también había triunfado y esto, a principios de la década de los sesenta era muy peligroso.

En 1961 realizó un movimiento ante el que no estaba preparada la industria discográfica, crear su propio sello discográfico, SAR Records. No lo hizo para manejar sus asuntos musicales que estaban bien controlados con el contrato firmado con RCA Victor, posiblemente el mejor contrato que había conseguido un afroamericano en la historia. SAR Records surgió para apoyar a otros músicos y cantantes afroamericanos, como un oasis de honestidad dentro del desértico panorama con el que se encontraban los negros. Comenzó rescatando sus amados Soul Stirrers y rescató de un contrato draconiano a Curtis & The Womack Brothers, coro de góspel formado por los cinco hermanos Womack, que había grabado un single evangélico llamado «Buffalo Bill» para el sello Pennant Records, cuando Curtis y Bobby Womack tenían sólo diez años. Tras dos singles sin éxito, Cooke les convenció de abandonar el góspel y adentrarse en la música del Diablo, la música secular, el soul. Cambiaron el nombre por el de The Valentinos y publicaron el single «Lookin’ for a Love» del que vendieron más de dos millones de copias y se posicionaron en el #8 del Billboard Rhythm & Blues y el #72 de Hot 100. Bobby Womack pasó a ser el guitarrista de la banda de Sam Cooke y colaboró en la composición de varios de sus temas. Entre Cooke y él nació una estupenda amistad, en la que el primero jugaba el papel de hermano mayor protector, relación que muchos vieron traicionada tras el asesinato del vocalista, tal y como veremos. The Valentinos tuvieron un enorme éxito hasta la muerte de Cooke y el cierre de SAR Records, aunque tras un periodo oscuro su carrera siguió en Chess Records, obteniendo un notable éxito hasta que el 9 de marzo de 1974 Harry Womack fue asesinado a tiros por su novia, tras mantener una discusión en casa de Bobby. La historia de la familia Womack es turbulenta y rocambolesca, digna de una telenovela de enredos amorosos y violencia. Tan sólo decir por el momento que uno de los hermanos, Cecil, se casó con la hija de Sam Cooke y triunfó con el grupo Womack & Womack, pero como ya veremos al final, el relato no es tan sencillo.


Sam Cooke fue el primer cantante afroamericano en fundar su propia empresa discográfica, SAR Records.

El catálogo de SAR Records se amplió con Billy Preston, Mel Carter, The Simms Twins, Johnnie Morisette, Johnnie Taylor y LC Cooke, hermano menor de Cooke.


Bobby Womack fue miembro de la banda de Ray Charles y llegó a tocar con Joe Tex, The Box Tops, Aretha Franklin y Elvis Presley.

Trabajar con el Diablo

Sam Cooke firmó un contrato por cinco años con Allen Klein, ejecutivo norteamericano que se había hecho popular por renegociar los contratos discográficos de Buddy Knox y Jimmy Bowen, dos músicos de rock and roll que nada más habían tenido un éxito. El contrato aseguraba que Klein administraría SAR Records y Kags Music, editorial que se creó para cuidar los derechos de autor de Cooke. Klein negoció un nuevo contrato con RCA Victor, por el que en cinco años RCA tendría los derechos exclusivos de distribución y venta de los trabajos de Sam Cooke, pero él sería el propietario de las grabaciones y la editorial, por lo que obtendría un 6% en concepto de regalías. Se trataba del trato más ventajoso que existía a principios de los sesenta para un músico, y presentaba a Sam Cooke como el músico mejor tratado de la industria y el primer afroamericano que controlaba toda su carrera musical, sin depender de nadie.


Allen Klein, un hombre de negocios poco escrupuloso que trabajó para buena parte de los grandes grupos musicales a finales de los años sesenta.

Desgraciadamente eso no era cierto. Allen Klein creó una empresa intermediaria para gestionar todos los derechos de autor y regalías llamada Tracey Ltd., en honor a la hija de Cooke, pero de la que él era único propietario, con lo cual gestionaba todos los beneficios obtenidos y sacaba una buena tajada por ello.

El éxito de las negociaciones de Sam Cooke le trajo una cartera de clientes importantes, pero con la invasión británica fue cuando Klein construyó su imperio, pasando a ser una de las personas más poderosas del negocio. Por su máquina de hacer dinero pasaron The Animals, The Kinks, The Who, Donovan y los más lucrativos, The Beatles y The Rolling Stones. En todas las ocasiones los músicos pudieron renegociar contratos que les eran ventajosos, pero Klein se colocaba como intermediario entre músicos y sellos, llevándose la mejor tajada y no siempre con conocimiento de sus clientes.

El caso de The Rolling Stones es el más significativo, puesto que la banda tardó décadas en conseguir que se les pagaran los dividendos de sus derechos de autor, pero jamás recuperaron la total propiedad de sus canciones entre 1965 y 1972, que siguen siendo de ABKCO Music & Records Incorporated, empresa creada por Klein y que es hoy en día una de las más grandes del mundo.

Un negro listo, un negro conflictivo

Sam Cooke, tal y como hemos visto, fue el primer afroamericano en dominar las listas del éxito del rhythm & blues y de pop, ambas con un #1, también fue el primer afroamericano en fundar su propia compañía discográfica y en gestionar su carrera con total independencia. Una carrera dividida en una doble dualidad, la amable de intérprete de baladas y elegante romántico que agrada al público blanco y la del salvaje frontman que ensalza los poderes de la música negra. No debemos ignorar que la carrera de Sam Cooke despegó al mismo tiempo que emergió el Movimiento por los Derechos Civiles, y aunque durante un tiempo caminaron de forma paralela, Cooke tardó poco en comenzar a inclinarse hacia la reivindicación de igualdad de su raza.

El boicot de los autobuses de Montgomery, que durante 381 días indujo a miles de afroamericanos a no utilizar el transporte público, tras la detención y condena de la joven Rosa Parks por negarse a ceder su asiento a un blanco, hasta que se abolió la ley local de segregación en el transporte, fue el primer gran logro del movimiento y coincidía con la publicación del primer single de Sam Cooke, «You Send Me».


Rosa Parks, la mujer afroamericana que, con su actitud, desafió las leyes segregacionistas.

Cuando el 28 de agosto de 1963, Martin Luther King ofreció su famoso discurso «Yo tengo un sueño» ante más de 200.000 personas frente al Monumento de Lincoln, Sam Cooke estaba plenamente integrado en la lucha por la igualdad racial. Nunca militó en el Movimiento de los Derechos Civiles, pero en numerosas ocasiones mostró su simpatía y apoyo. Entabló una gran amistad con tres pilares importantes de la lucha racial, el boxeador Cassius Clay (Muhammad Ali), el activista Malcolm X y el jugador de fútbol americano Jim Brown. De hecho con Cooke y Clay llegaron a componer juntos el tema «The Gang’s All Here» que el boxeador incluyó en un disco llamado I Am the Greatest y juntos interpretaron parte de el tema en una entrevista para el programa Grandstand de la BBC.

El 25 de febrero de 1964 en el Convention Hall de Miami Beach, Florida, el joven boxeador afroamericano Cassius Clay se enfrentaba como aspirante al también afroamericano Sonny Liston, actual Campeón Mundial de los Pesos Pesados. Cassius Clay se proclamó campeón mundial tras el abandono de Liston al final del sexto asalto, dejando para la historia los gritos histéricos de Clay a los periodistas que cubrían el combate: «Tragaos vuestras palabras. Soy el mejor. Pateé el mundo», tras lo cual se baja del ring y camina entre la multitud hasta abrazarse con Sam Cooke al que proclama como mejor cantante de la historia.


Muhammad Ali, gran defensor de los derechos civiles, al igual que su amigo Sam Cooke.

Las amistades peligrosas

La amistad de Cooke con Clay se reafirma esa misma noche cuando el nuevo Campeón Mundial se niega a salir a celebrar el título, ignorando las ceremonias oficiales y dejando plantada a la prensa y la organización. Por el contrario el título se celebró en la habitación de su hotel junto a Malcolm X, Jim Brown y Sam Cooke, en una noche que precedió a una noticia que convulsionó al mundo del deporte y la sociedad americana. Al día siguiente el boxeador anunció en rueda de prensa que abandonaba el cristianismo y abrazaba el Islam, «Creo en Alá y en la paz. No trato de mudarme a barrios blancos. No quiero casarme con una mujer blanca. Me bauticé cuando tenía 12 años, pero no sabía lo que estaba haciendo. Ya no soy cristiano. Sé a dónde voy y sé la verdad. No tengo que ser lo que quieres que sea. Soy libre de ser lo que quiero». Días después cambiaba su nombre al de Muhammad Ali.


Malcolm X fue uno de los más influyentes líderes del movimiento por la igualdad de derechos civiles.

El hecho de que Malcolm X y Jim Brown pertenecieran a la organización político religiosa Nation of Islam, más la incorporación de Ali, colocó en una posición delicada a Sam Cooke. Es sabido que el FBI y la CIA mantuvieron vigilados a X, Brown y Ali durante mucho tiempo, ya que los consideraban peligrosos para los intereses de Estados Unidos, por lo que es más que evidente que Cooke pasó a ser objetivo de las dos agencias y declarado persona conflictiva.


La CIA vigilaba de cerca Jim Brown, uno de los mejores jugadores de fútbol americano de todos los tiempos.

Cooke también estaba impresionado por la labor de Martin Luther King y su lucha por los Derechos Civiles, pero además en la gira de 1964 los incidentes racistas se recrudecieron, debido a una respuesta violenta a la presión de las movilizaciones. En Louisville, Kentucky, la policía suspendió el concierto cuando dos adolescentes blancas del público se levantaron de sus butacas y comenzaron a bailar; en Charlotte, Carolina del Norte, un grupo de jóvenes blancos agredieron al personal de la gira en el backstage con la pasividad de la policía que sólo vigilaba a la banda, por si les ofrecían una excusa para suspender; en Shreveport, Luisiana, no les dejaron alojarse en un hotel donde tenían las habitaciones reservadas y pagadas de antemano, alegando que no tenían habitaciones, pero en realidad fue al ver que eran negros, la policía intervino y los detuvo por crear disturbios. Tras estar varias horas encerrados pudieron salir pagando una multa de 9.989 dólares que debieron sacar de la caja recolectada de anteriores actuaciones y por lo que no les extendieron recibo ni acuse de cobro de ninguna sanción. En otras ocasiones los pararon y obligaron a desnudarse a miembros del séquito, tanto mujeres como hombres, con la excusa de registrarlos, pero era simplemente un acto de humillación.

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