Kitabı oku: «Exilium», sayfa 9
¿ADÓNDE ESTAMOS?
¿A mitad de la muerte?
¿A grandes pasos
de haber sabido?
Por las sendas del sol
poco se ve:
un hombre se postula
como probable,
un osario de prendas
aprieta el cuerpo
de la escritura.
Alguien dice
:
Ahora sí.
Ahora no.
A lo lejos,
la hora exacta
no deja
lugar a dudas.
PARA NO VERSE LA FINITUD,
los seres inventan
estratagemas,
cambian de rumbo
como si fueran viento,
trajes en llamas.
Cada tanto,
los dioses vuelven,
reparten nombres
para atenuar
pobrezas.
Todo está
finalmente
emboscado en la lengua
:
la belleza
no cabe en su tumba.
QUE CADA CUAL SE LLEVE
su jaula de luz
al recorrido de mañana,
su casa escrita
para esa oquedad
que es, tal vez,
el mundo.
Que no se deje
espantar
por su cuerpo de enigmas,
sus consonantes huecas
a todo lo que da.
Cuando el deseo se eclipse,
las fallas del lenguaje
serán sagradas.
La gracia
estará incubando
en otro lado.
ALGUIEN VINO Y SE FUE
sin ningún buenas noches.
Sobre la mesa
dejó un destino
con la palabra
soy
sin atributos.
No cabe duda:
el exilio
le parecía imperioso.
Una forma
) (
cordial
) (
de incitar al estudio
de los jardines.
¡Hágase la vida!
–dijo–
¡Boca a su beso!
NO SE SABE QUIÉN HABLA.
No hay modo de saber
quién vive
en la batalla a ciegas
del deseo.
Habrá habido una huelga,
sin dejar marcas.
Algo así,
muy avaro.
La dañina vejez
en los asilos
.
La ambición en su luz
desprotegida.
Nadie nos devolverá
las promesas,
ni siquiera aquellas
que nunca hicimos.
HABRÁ QUE MORIR
varias veces,
practicar con esmero
lo más profano,
ser a las anchas
eso que llega en secreto
y por altavoces.
La felicidad
tiene su silla en el cielo
y otras rarezas
de la gravedad.
No importa el final
sino el adentro
:
esta ceniza,
estos huesos,
esta flor manchada
sin atenuantes.