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Kitabı oku: «Historia de Venezuela, Tomo I», sayfa 12

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CAPITULO CATORZE

En el qual se escrive como venida la noche los españoles se rretiraron, llevando a questas sus enfermos, algunos de los quales dexaron en el camino, y llegaron al alojamiento donde Jorge Espira avia quedado.


Estando perplexos los españoles con las consideraciones dichas esperando la noche para con el amparo de la oscuridad y la guya que tenian, salir como pudiesen de aquel pueblo, cada qual blasfemaba y maldezia la loca determinaçion de aquel su Governador extrangero, que con ynconsiderada obstinaçion los abia puesto en aquellos trabaxos, no dexandose rregir por los que mas entendian de aquella horden y disciplina de guerra; porque como se a dicho, Estevan Martin, a quien estos soldados tenian por cavdillo, herido de crueles lançadas que los yndios le abian dado, avia rrehusado la salida, y por lo que abia visto hazer a los naturales y por la dispusiçion de la tierra y el tiempo que les era contrario, pronostico su perdiçion y daño, y dandoselo a entender al governador Jorge Espira, los abia hecho salir muy contra su voluntad aquella jornada, y por eso puesto en la calamidad en que estavan.

Venida la noche la gente determino de con el trabaxo que se les ofreçia rretirarse, y adereçando quatro hamacas en quatro palos, pusieron en ellas quatro españoles que abian mal herido, que no podian caminar, y cargandolos sobre los honbros, guiandolos el yndio ladino, comencaron a caminar. Estos heridos que en hamacas se cargavan, eran el cavdillo o capitan Estevan Martin y vn Valdespino104 y otros dos españoles; y para que con el silençio de la noche los yndios no entendiesen o presumiesen que se abian rretirado los españoles, ataron vn perro que consigo tenian en vno de los buhios donde estavan rrancheados, y como el perro quedase y se viese solo no ceso de ladrar y avllar muy rreçiamente toda la noche, con el qual estruendo o rruydo, avnque despues, el siguiente dia, era ya tarde, siempre creyeron estarse los españoles dentro, en los buhios.

Los nuestros caminaron toda aquella noche con sus enfermos cargados y aconpañados de muy rreçios aguaçeros que les hazian sentir el trabajo doblado. La tierra era aspera y doblada; los arroyos venian muy creçidos, que casi los pasaban a nado, y con no parar toda la noche, quando amaneçio se hallaron apartados poco mas espaçio de media legua de do abian salido, y los soldados tan cansados y afliguidos del trabaxo pasado de la noche, que con palabras asperas deçian que antes querian pereçer y morir, y con la muerte dar fin a sus ynfortunios, que tolerar ni sufrir aquella carga y trabaxos que llevaban, por lo qual entre todos se tomo vna determinaçion no menos cruel que neçesaria a su salud, y fue, que llevando consigo cargados al Capitan y al Valdespinosa105, se dexasen alli los otros dos soldados heridos, que por estar ya infiçionados del frio y casi pasmados, no se tenia ninguna esperança de su salud; y poniendo en execuçion esta su determinaçion, tomaron los dos soldados y apartandolos buen trecho del camino, porque no fuesen hallados de los yndios, les dixeron que en pasando los otros dos enfermos vn rrio que çerca de alli estaba, bolverian por ellos. Los soldados, sintiendo mas quel propio morir, aquella crueldad que en dexallos en aquellas montañas con ellos se vsaba, y entendiendo que no abian de bolver mas por ellos, solamente les dixeron con palabras muy aconpañadas de lagrimas, que ellos bien entendian quan al cabo y en lo vltimo de sus vidas estaban y lo poco que podian bivir; que solo les pesaba de no hallarse al tiempo de su muerte entre cristianos, para con mas animo pasar aquel transito; y con esto los dexaron con harta pena, y apartandose dellos vinieron con los otros dos cargados a la orilla de vn rrio cavdaloso, que pasaron por vnas puentes de bejucos bien peligrosas y de gran rriesgo.

Pasado este rrio, luego alli, en su rribera, se alojaron los nuestros para descansar del trabaxo pasado, porque estavan alli ya con alguna seguridad de que los yndios no les podían hazer mucho daño, a cavsa de que dexavan atras todas las poblazones de quien se temian. Pusieron sus çentinelas y guardas de gran rrecado en las puentes, y estuvieronse quedos hasta que escanpase, para poder hazer lumbre con que callentarse y alegrarse, que de otra cosa no les podia aprovechar por no traer consigo ninguna cosa de comer que tuviese necesidad de llegar al fuego.

Luego que pasaron este rrio, vn soldado llamado Pedro de la Torre, que era muy buen peon, deseando la salud y rremedio de sus conpañeros, les dixo que avnque desde donde estavan al alojamiento de Jorge Espira abia çerca de veynte leguas, que le diesen licençia y quel se pondria en aquel dia donde la demas gente estaba, y daria aviso para que les enbiasen socorro y comida; y viendo todos lo que les ynportaba venilles al camino algo que comer y quien les ayudase a llevar la carga de los enfermos, le dieron liçençia a este Pedro de la Torre, el qual se dio tanta priesa a caminar que aquel dia llego donde el Governador estaba y le dio aviso de lo que pasaba: y poniendo en ello luego rremedio el Governador mando adereçar para que otro dia saliesen soldados con comida a rreçebir y faboreçer a los que escapando de las manos de los barbaros por particular graçia que Dios les quiso hazer, yban con el trabaxo que se a dicho; los quales descansando aquel dia rribera del rrio de las puentes y tiniendo por particular comida y rrefrigerio vnos cuescos de çiertas palmas silvestres que asandolos comian vn poco de tuetano que dentro de si tenian, otro dia marcharon con sus enfermos a cuestas y caminaron como dos leguas, y al tiempo que se rranchearon se les murio Valdespina, vno de los dos que llevaban cargados, con que se les alivio algo el trabaxo; y prosiguiendo su106 poco a poco su camino, salieronles al encuentro los soldados que Jorge Espira enbio con alguna comida, con los quales se holgaron, y juntos todos llegaron en pocos dias a donde su Governador estaba, que no poco le peso de ver la perdida de los suyos, espeçialmente de ver quan mal herido venia el capitan Estevan Martin, en cuya salud procuro el Governador poner todo el rremedio posible; mas como las heridas eran tan peligrosas aprovecho todo poco, porque dende a pocos dias murio, cuya muerte dio harta pena a todos los del canpo generalmente, por ser esto honbre de prinçipal yngenio y de mucha espiriençia en las cosas de Indias.

Estuvo en esta provinçia de los Choques Jorge Espira mas de vn año, sin poder salir de ella a cavsa de las muchas aguas que continuamente caen sin çesar, que casi pareçe que en esta tierra no se conoçe ni saben quando es verano; en el qual tienpo se le murio y enfermo la mayor parte de la gente, y cada dia se le morian, y asi mesmo los caballos, que como no gozavan de ningun buen hervaje criaban dentro, en el buche, gran cantidad de lonbrices que los matavan; y hazia tanta falta la muerte de los caballos que despues de la perdida de los españoles no abia cosa que mas se sintiese.

CAPITULO QUINZE

En el qual se escrive como despues de aber Fedreman pasado la laguna se fue a Coro, y enbio toda la gente por la tierra alta, la via de las provinçias del Tocuyo, con el capitan Diego Martinez, y lo que en el camino le subcedio hasta llegar a Carora.


Engolfeme tan de golpe en los tristes espectaculos y subcesos107 de la jornada del governador Jorge Espira, que casi me abia olvidado de proseguir adelante con lo que su teniente y su gente hizo despues de pasada la laguna. Mas como esto no aya sido en mi mano claramente lo podra ver el lector, pues no era justo dexar quebrado el hilo de la Istoria en vn lugar tan calamitoso y donde la fortuna mas cruelmente quiso mostrar su potencia y furia mutable contra aquella gente y de vna bana esperança que les abia dado de rriquezas y prosperidades, convertirsela en hanbres y enfermedades y muertes y otras adversidades e ynfortunios, y al fin, sin dalles algun contento ni alegria despues en ningun tiempo, les forço a que se bolviesen a do abian salido, como adelante se vera.

El tiniente Fedreman, pasada su gente la laguna de Maracaybo, se determino en que toda ella, con el capitan Diego Martinez, natural de Valladolid, se fuesen por la tierra alta y serrania, llamadas las provinçias de Carora, a dar al valle que dizen de Tacarigua, y que alli lo esperase para juntandose el otra vez con su gente, meterse en los llanos en demanda de la notizia de Meta; y avnque su governador Jorge Espira abia llevado la misma derrota, hazia cuenta Fedreman que la tierra era ancha y larga, y que en tomando çertidumbre del camino o biaje que el Governador llevaba, apartarse el de sus pisadas y seguir por otra derrota.

Apartose Fedreman con algunos de aquellos capitanes amigos suyos, y fuese la bia de Coro, para ver si hallava la que pretendia y aver algunos soldados y otros pertrechos de guerra, e yr despues por la via de la mar en alcançe de su gente. El capitan Martinez prosiguio su viaje, como le abia sido mandado por su General, caminando por lo alto, con alguna falta de comida, que llevaba algo fatigada la gente.

Al prinçipio de entrar o caminar por esta serrania el capitan Martinez, suçedio vn caso que por pareçerme de admiraçion lo pongo aqui. Entre los otros soldados que en esta conpañia yvan abia vno, llamado Martin Tinajero, natural de Ecija, honbre que al parecer esterior bivia bien y cristianamente. Fue necesario apartarse vn cavdillo, llamado Hernando Montero, con hasta veynte conpañeros a buscar comida, y fue vno dellos este Martin Tinajero, al qual, en esta salida, le aquexo çierta enfermedad que tenia, de que murio, y fue enterrado por sus conpañeros en vn hoyo o concabidad que en ynbierno abia hecho el agua y cubierto el cuerpo con tierra, y dexandolo asi se bolvieron con su provision o mantenimiento al canpo; y dende a çiertos dias se ofreçio yr gente otra vez aquella propia parte donde el cuerpo de Martin Tinajero estaba o abia sido enterrado; y quiriendo ver los españoles si los yndios avian andado con o lo abian desenterrado, hallaronlo que estava el cuerpo algo descubierto y le salia vn çierto olor muy suave y agradable y con tanto ynpetu que mas de çinquenta pasos a la rredonda ocupaba el campo, y admirados de aquella maravilla se bolvieron sin llegar a el, por questaba cubierto de vna gran multitud de abejas de las que crian miel, y muchos, por lo que de aquel honbre conoçieron y por lo que despues en su cuerpo muerto vieron, juzgaron ser algun bienaventurado; mas como nuestros españoles y su Capitan y cavdillo llevaban los ojos puestos en las rriquezas que deseaban aber, no curaron de examinar aquel caso ni ver si eran dignos de llevar consigo aquel cuerpo o dalle eclesiastica sepoltura; mas prosiguiendo su camino llegaron a çierta provinçia de yndios cerca de Carora, carives o canibales, llamados jiraharas, gente belicosa y gerrera, los quales, viendo que los españoles llevaban su vanguardia endereçada a su pueblo, tomaron las armas, que eran arcos y flechas, y saliendo al camino a rrecebir a los nuestros acometieron a los de la vanguardia, a los quales pusieron en condiçion de desbaratallos si no fueran con brevedad socoridos de los demas que atras venian, con que rrebatieron a los yndios y los desbarataron y ahuyentaron, matando muchos dellos. Los yndios hirieron algunos españoles con rrecia furia y fuerça, avnque de las heridas no murio ninguno. Dieron, entre otros flechazos, vno a vn Garcia Calvete, por vn lagrimal de vn ojo, que le salio la flecha al colodrillo, y con estar en lugar tan peligroso y pasada la flecha de parte a parte, no murio este honbre, antes biviendo muchos dias, despues108 vino a ser vezino en la çiudad de Velez, del Nuebo Rreyno de Granada.

Desbaratados los carives, nuestros españoles se alojaron en su pueblo, donde hallaron alguna provision de comida, porque jamas dexaron de caminar con falta della. Los yndios, deseando vengarse de la ynjuria rreçebida y echar de su pueblo y tierras a sus enemigos que en ella se estavan, convocaron todos los naturales sus vezinos comarcanos, e ynduçiendoles y rrogandoles que en su fabor quisiesen tomar las armas contra los nuestros, los atraxeron a ello con algunas dadivas que les dieron; y para con mas seguridad efetuar lo que pretendian, hordenaron que los naturales de alli saliesen de paz a los españoles, y los demas comarcanos estuviesen enboscados a la mira, y que quando oyesen el rruydo que entre los yndios y los españoles se travaria, acudiesen en su fabor, y abria lugar de destruyr del todo a los nuestros; y con este conçierto se vinieron al rreal vna banda de aquellos barbaros, que serian hasta quatroçientos, con algunas cosas de comer para los españoles y vnos hazeçillos de paja dentro de los quales trayan escondidas sus armas y flechas; y siendo esta traycion descubierta por las lenguas que tenian, fueron los yndios castigados de su loco atrevimiento, porque luego que los españoles entendieron la celada que tenian y trayan hordenada, dieron en aquellos que en el pueblo estaban y matando muchos dellos ahuyentaron a los demas, quedando en su poder presos hasta ochenta de los mas prinçipales; y como los yndios que estaban enboscados y a la mira, que serian mas de mil valientes gandules, viesen y oyesen el tumulto y rruydo que en el alojamiento de los españoles, adonde sus conpañeros estaban, avia, acudieron prestamente con sus armas y hallaronlos desbaratados y muertos y presos los que he dicho, y avnque acometieron con sus armas a los nuestros, fue de ningun efecto su acometimiento, por estar ya los nuestros puestos en horden de guerra y sin ningun temor, antes amenazaban a los yndios con que darian en su presençia crueles muertes a los que tenian presos si suspendiendo sus armas no se rretiravan con presteza.

Los yndios lo hizieron asi, que bolviendose a sus casas y pueblo trataron luego del rrescate y libertad de sus prinçipales y compañeros, lo qual concluso paso el capitan Martinez adelante con su gente, y adelantandose el con treynta conpañeros vna jornada de los demas que la yvan siguiendo, llego á vna provinçia de naturales que confinaban con los de las provinçias de Carora, cuya gente era belicosisima y gerrrera, los quales, luego que sintieron la poca gente que consigo llevaba el capitan Martinez, se juntaron, y tomando las armas, que eran flecheria, arcos y macanas, se vinieron para el en un pueblezuelo ó lugarejo do estava alojado, lo qual, visto por el capitan Martinez y sus conpañeros, armandose con las armas que acostumbraban pelear, salieron al encuentro á los yndios, que serian mas de quatrocientos; y avnque a los prinçipios se tuvieron con los enemigos, despues fueron constreñidos a rretirarse y rrecojerse junto á vn gran buhio, donde se fortificaron y defendieron valerosamente de aquellos barbaros que, con pretension de tomallos bibos y a manos a todos, no se abian aprovechado de la ocasion que su fortuna les puso en las manos. Rrecogidos los nuestros aquel lugar, trataron de pazes con los yndios, para debaxo de ellas hazer algun exenplo de crueldad con que atemorizar y estantar109 a los demas y echallos de sobre si. Fue, pues, el suceso que los yndios mas prinçipales, debaxo de trato doble de amistad que los españoles les hizieron, llegaron a ellos quietamente, avnque con las armas en las manos. El capitan Martinez se metio con seys soldados armados en vn buhio grande que alli tenian por rreparo, y dixo que los yndios que le quisiesen ver entrasen dentro para hablalles, dexando los demas soldados en su guardia a la puerta. Entraron de aquella canalla y rrustica gente como duzientos gandules con todas sus armas. Martinez, y los que con el estaban, dando en estos yndios que en el buhio abian entrado, los mataron a todos, sin que ninguno escapase, lo qual, visto por los demas yndios que fuera abian quedado, no osando detenerse mas alli, se rretiraron y fueron a sus casas y dexaron libres á los españoles del cerco y tribulaçion en que los tenian puestos, avnque algunos mal heridos.

Llegada toda la demas gente que atras venia, el capitan Martinez marcho con todos juntos y entro en las provinçias de Carora, donde hallaron muchos naturales ricos y de buena y afable condiçion para con los nuestros, donde determino descansar y holgarse algunos dias, para que así los españoles como los caballos se rreformasen de las hanbres y trabajos que desde que se apartaron de la laguna hasta que llegaron a estas provinçias de Carora, abian pasado.

CAPITULO DIEZ Y SEYS

Como el capitan Martinez llego a las provinçias del Tocuyo, y dende a poco llego el general Fedreman, y paso adelante con su gente. Cuentase todo el discurso de su jornada, hasta que llegaron al pueblo que llamaron de la Poca verguenza.


El capitan Diego Martinez se estubo con la gente y conpañias de Fedreman, holgando en las provinçias de Carora, dos meses, por ser la tierra acomodada110 para ello, despues de los quales, ya que la gente y caballos se abian rreformado y holgado de los trabaxos pasados, se movio con la conpañia para adelante, y habiendo algunos alborotos y rrefriegas111 de poca ynportançia con algunos naturales que por el camino abia, vino a parar a çiertas provinçias llamadas del Tocuyo, adonde agora esta poblada la çivdad del Tocuyo, en aquella governaçion de Venençuela, tierra fertil y abundante de comidas y naturales.

Alojose la gente en el sitio de vn pueblo que pocos dias antes abian quemado çiertos yndios serranos, llamados coyones, que abaxando de las sierras y montañas donde tenian su abitaçion, gran numero de ellos, y dando de rrepente en aquel pueblo, hizieron gran estrago en los naturales, matando muchos dellos y llevando presas mugeres y otras criaturas, pegaron fuego al pueblo y dexaronlo asolado y todo quemado. Y porque sobre esto y sobre la llegada de la gente de Geronimo Ortal con112 los capitanes Alderete y Nieto a este alojamiento, y de çierta guaçabara que a todos juntos les dieron los yndios coyones, y de todo lo suçedido en esta rrancheria hasta que Alderete y Nieto se fueron o los enbiaron a Coro, con la venida de Fedreman a su canpo, largamente trato en esta Istoria, en lo que sobre las jornadas de Geronimo Hortal e escrito en el libro quinto y sexto, en los capitulos ocho y nuebe113, solamente proseguire de aqui adelante con el descubrimiento y derrota quel tiniente Fedreman, con toda la gente de su conpañia y la de Cubaagua que truxeron los capitanes Nieto y Alderete, todos juntos, hizo por los llanos de Venençuela adelante, por donde abia ydo descubriendo y conquistando su governador Jorge Espira.

Aviendo, pues, el tiniente Fedreman acudido ya a tierra del Tocuyo, donde su gente y la de Cubaagua estaban alojados, y enbiando o ydose a la çiudad de Coro los capitanes Nieto y Alderete, que despues vino a ser Adelantado de Chile, supo el general Fedreman como entre sus soldados avia cantidad de oro que a los naturales de las provinçias por do pasaron les avian tomado o rrancheado. Persuadioles a que se lo diesen para enbiar a la costa por algunas cosas necesarias, y que si ellos tuviesen neçesidad de algo para sus personas, lo diesen por memoria, que del propio oro que daban se lo traerian. Los soldados, haziendo el rruego del capitan, que en alguna manera era fuerça, le encargaron que les hiziese comprar lo que ellos por sus memorias pedian; y enbiandolo todo a Coro, se partio de aquel sitio del pueblo quemado, y atravesando por las provinçias del Tocuyo, pobladas de muchos naturales, gente cobarde y de poco animo, se paso al valle de Baraquecimeto, donde asi mesmo esta poblado otro pueblo de cristianos llamado la Nueba Segobia de Baraquecimeto, y por ser tierra ayrosa y algo mas sana quel de atras, y bien proveyda de comidas, se estuvo y entretuvo en este valle algunos dias, esperando lo que abia enbiado a buscar a Coro y las provisiones de governador, que avn todavia rreynaba en el aquella codiçia y ambiçion de governar solo; la qual esperança, demas de ser vana por jamas nunca venir al efeto, fue cavsa de algunos daños en su canpo, porque como con vil viçio avia despendido y gastado el alegre y enxuto tiempo del verano, despues, frustado de sus desinios y enfadada la gente de estar alli, començo a marchar hazia los llanos en fin del verano y prinçipio del ynvierno, tiempo muy rrezio y cruel para los que abian de caminar y seguir su descubrimiento, dividiendo su gente por sus partes, porque mejor se sustentase hasta salir a los llanos, donde se abian de juntar.

El capitan Martinez fue con la vna parte de la gente por vnas provincias de yndios llamados los gueros, y Fedreman fue por el desenbocadero de Baraquecimeto, donde a pocos dias se juntaron en lo llano; y como començando a marchar creçiese la fuga114 del ynvierno, fuele forçoso a Fedreman rretirarse de lo llano y bolverse a ynbernar a la sierra, lo qual hizieron con gran trabaxo por estar ya algunos arroyos grandes ocupados con la muchedumbre de agua que abia llovido. Bueltos a la tierra hizieron su alojamiento en vna provinçia y poblazones de yndios llamados coyones; y despues de dado asiento en las cosas necesarias, Fedreman, que todavia bivia en el la esperança de verse governador, se aparto con algunos soldados y bolvio al balle de Baraquicimeto y a otro que esta cerca del, llamado el valle de las Damas, a ver si abian venido o benian de Coro con los rrecavdos que esperaba, y no hallando ningun rrastro ni señal dello, se bolvio a su alojamiento, donde hallo notiçia que çierta gente enferma que el governador Jorge Espira abia enbiado de adelante con su teniente o maese de campo Francisco de Velazquez, segun queda atras dicho, estava cerca de alli; y luego, sin considerar los estorvos e ynpedimentos de las aguas, que eran muchas, enbio a Pedro de Limpias, su capitan, con çinquenta hombres, que los fuesen a buscar. Limpias se aparto con sus compañeros del alojamiento y dexando la tierra ynconsideradamente se metio por lo llano, engolfandose en aquellas llanas campiñas o tierras, que en esta sazon mas estaban para nabegarse que para caminarse; y como la tierra por do yva era despoblada y sin ningunos naturales, fue su jornada de mayor trabajo y rriesgo, de mas de ser ynvtil.

Acaboseles la comida que llevaba a Limpias y a sus compañeros, y quando quisieron dar la buelta no pudieron caminar con la facilidad lo que abian andado, porque como avia siempre llovido, abia el agua anegado mas tierra, y asi no podian caminar sino muy poco y por rrodeos y desechos. El rremedio que tuvieron para rrestavrar la falta de la comida fue vn perro o galgo que consigo llevaban, que matando toda la carne de venados que para el sustento de aquella compañia era menester, les dio a todos de comer, hasta que despues de aber caminado muchos dias llegaron a donde Fedreman, su general, estaba alojado, hallando nveba çierta de que los españoles enfermos, en cuya busca abian salido, eran ya pasados la via de Coro.

A esta sazon ya las aguas se aplacaban, por lo qual començo el tiniente Fedreman a marchar hazia vn pueblo o provinçia de yndios donde los naturales de atras le abian dicho que abian estado españoles, y llegando a el y hallando los rrastros y vestigios de la gente de Jorge Espira, no curo de detenerse ni perder mas tiempo ociosamente, y pasando adelante camino muchos dias sin sucedelle cosa alguna notable, porque las poblazones eran rraras, y como avian quedado amedrentados los naturales de ellas de la gente y campo del governador Jorge Espira, que antes avia pasado por aquella derrota, no osaban tomar las armas contra la gente de Fedreman. Yendo, pues, Fedreman en su descubrimiento, llego a vn pueblo de yndios que, por la cavsa que luego dire, fue llamado el pueblo de la Poca Verguenza. Los moradores deste pueblo se estuvieron en sus casas hasta que los españoles entraron, a quien el Teniente y Capitan general abia mandado que ninguno se detuviese a rranchear en los buhios o casas de los yndios, sino que si los naturales huyesen siguiesen el alcance y prendiesen los que pudiesen, y si se defendiesen, peleasen con ellos con el vigor que solian.

Fue, pues, el caso que como los yndios, desanparando sus casas y haziendas, huyesen de ver entrar por su pueblo a los españoles, algunos codiçiosos soldados, menospreçiando el mandato de su Capitan y contra toda buena diciplina y horden de gerra, dexando de seguir el alcançe, se metian por las casas de los yndios a rrobar y rranchear lo que en ellas hallasen, a exemplo de los soldados de Sertorio, que teniendo preso al magno Ponpeyo, en la batalla que junto al rrio Xuquer en España obieron los dos, por rrobar los rricos adereços de plata que el caballo de Ponpeyo traya, se les fue el prisionero de entre las manos y escapo con la vida; y avnque esta batalla la vençiese de Sertorio, por quedar Ponpeyo con la vida, por la deshordenada codicia de los soldados de Sertorio, vinieron despues a matar a Sertorio y a destruylle su canpo y a suçeder las demas gerras çeviles que entre Ponpeyo y Julio Çesar subçedieron, porque de Sertorio defendia y era de la parte de Mario, en cuyo lugar subçedio despues Julio Çesar, y Ponpeyo en el de Çilla. Y como el capitan Fedreman viese lo que sus soldados hazian, bolviose a ellos y dixoles: «o que poca verguença de soldados»115. Esta palabra de Fedreman fue muy notada de los suyos, porque hasta este tiempo, antes ni despues, jamas les abia dicho palabra descomedida116 ni mal criada, mas siempre los abia tratado con generosa y amigable afabilidad, y no solo no se las abia el dicho, mas ni avn consentido que otros se las dixese; y admirados los españoles de como su general se abia desmandado esta vez, avnque con rrazon, a dezilles lo que les dixo, como cosa que otra tal ni semejante jamas oyeron de su boca, llamaron a este pueblo el pueblo de la Poca Verguença.

Los soldados que siguieron el alcance de los yndios tomaron algunos varones y mugeres, y hallaron en este pueblo los nuestros mantas de algodon bien hechas y en cantidad de panpanillas, que es çiertos paños de algodon texidos por si, con que las mugeres cubren sus ynferiores partes. Hallaron asi mesmo gran cantidad de hilo de algodon en muy grandes obillos, que tenia harto que cargar vn honbre en vno de ellos, y abundancia de comidas.

Holgo en este pueblo Fedreman con su gente algunos dias, porque yvan cansados del camino pasado.

104.En la edición de Caracas: Valdespinosa.
105.Aquí, en el original, se llama Valdespinosa al que antes se nombró Valdespino.
106.Este su huelga.
107.Hay aquí unas palabras tachadas.
108.En la edición de Caracas falta el adverbio después.
109.¿Es una errata, y se ha escrito estantar por espantar, ó estantar es una forma anticuada de estantío, que significa que no tiene curso, parado, detenido ó estancado?
  En la edición de Caracas se escribe espantar.
110.En la edición de Caracas, por errata de imprenta, sin duda, se dice acemodada.
111.En ídem id.: refriegas y alborotos.
112.En la edición de Caracas: y en vez de con.
113.Estos capítulos VIII y IX son del libro VI, no del V.
114.Fuga está aquí empleado en el sentido de la mayor fuerza ó intensión de una acción.
115.En la edición de Caracas se omite o.
116.Idem id: desmedida por descomedida.
Yaş sınırı:
12+
Litres'teki yayın tarihi:
25 haziran 2017
Hacim:
690 s. 1 illüstrasyon
Telif hakkı:
Public Domain
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