Kitabı oku: «Historia de Venezuela, Tomo I», sayfa 13
CAPITULO DIEZ Y SIETE
En el qual se escrive como Jorge Espira se salio de los Choques y dio la buelta a Coro, y el teniente Fedreman paso adelante, prosiguiendo su jornada, y se aparto del camino por no encontrarse con Jorge Espira.
Viendo Jorge Espira que en la provinçia de los Choques, donde estaba alojado, que la fortuna le abia burlado por mano de los naturales de atras, los quales malvadamente y con cavtelosa yndustria avian encaminado a los nuestros a aquella tierra donde vieron su factal perdiçion, determino salirse della, lo qual hizo con muy gran trabajo, porque como en el poco nvmero de gente que le abian quedado fuesen mas los enfermos que los sanos, era mayor el trabaxo y mas creçida la neçesidad y falta de comidas. Mas como honbres que para sufrir los trabaxos y contrastes de fortuna no abian menester nueba diçiplina, pues toda su jornada abia sido vna escuela dellos, dieron la buelta a Coro, saliendose de aquella mala tierra y caminando algunos dias por la propia derrota y camino que abia llevado.
Nvnca rreçibieron de los naturales ningun daño, porque como la tierra es larga y ancha los yndios que estavan poblados en el parage o camino por do avia ydo Jorge Espira, escarmentados y amedrentados de los daños que abian rreçebido, dexando sus territorios y poblazones disiertas, se pasaban a bivir a partes rremotas, apartandose del camino todo lo que podian; y como por esta cavsa no hallasen por la via que caminaban ningun genero de mantenimientos sino era acaso y de tarde en tarde, era muy mayor la hanbre que padeçian, y asi se les yvan muriendo cada dia los enfermos, y los sanos enfermando, entre los quales fueron los capitanes Mulga y Çaballos117 y Cardenas y Murçia de Rrondon, que fue secretario del rrey de Françia, Francisco, al tiempo que estubo preso en España. Este, se dize, que fue el que descubrio al Emperador el trato y conçierto quel rrey Françisco tenia hecho para se yr de la prision en que estaba y huyr despaña a Françia. Otros muchos caballeros y personas prinçipales murieron en esta tornabuelta, que aqui no escrivo, sin la soldadesca comun, que fue gran numero.
Caminando con esta calamidad llegaron a vn poblezuelo pequeño, cuyos moradores se estaban en sus casas por no aber sentido la buelta de los nuestros con tiempo; mas por tarde que lo sintieron tuvieron lugar de ponerse en parte segura, porque yvan tan cansados y debilitados los españoles que ni estaban para ofender ni defender ni seguir ningun alcançe. Alojose en este pueblo Jorge Espira, donde hallo alguna cantidad de patatas y yuca, que tuvieron que comer algunos dias que alli se detuvieron porque descansase la gente; en el qual pueblo suçedio que andando çiertos soldados alrrededor del, buscando algunas cosas de las que los yndios suelen dexar escondidas quando van huyendo, hallaron entre quatro soldados que yvan de camarada, vna criatura de hedad de vn año que su madre abia dexado por guarecerse y escapar su persona y huyr mas sin enbaraço. Estos soldados, al exenplo de los canibales o carives, gente del Brasil que tienen por gran felicidad sustentarse de carne humana, pareçiendoles que con aquella criatura mitigarian algun tanto el furor de su deshordenada hanbre, la mataron, que segun pareçio estaba muy gordita y de carnes muy mantecosas, como la leche de las mugeres las suele criar, y comiendose luego el asadurica asada118 sobre las ascuas o brasas del fuego119, pusieron su olla a cozer con la cabeça y manos y pies y vna parte del cuerpo, de cuyo caldo o brodio120 abian estos carives soldados hecho ya sus migadas o sopas con aji, y como acaso llegase por donde la olla se cozia vna yndia cristiana y ladina, y la diese olor de lo que se coçia, llegose a ver lo que era, porque estavan avsentes sus dueños, y hallando lo que dentro estava, dio dello aviso a su amo, por donde se vino a divulgar esta maldad, de suerte que llego a oydos del governador Jorge Espira, y evidentemente hallose claridad dello, porque se tomo lo que en la olla estava coziendo, quiso castigar con pena de muerte a los ynventores de aquella maldad, mas fue ynpedido por rruegos de muchos y por la neçesidad que la gente llevaba, y asi no les dio el castigo que dinamente mereçian, y camino el Governador adelante, y acaso adoleçio vno de los quatro que fueron en matar y comer aquella criatura; y çertifican personas que se hallaron presentes, que estando en lo vltimo de su vida estuvo penando y vasqueando tres dias sin poder morir, hasta que publicamente manifesto y confeso con lagrimas y señales de exterior e ynterior arrepentimiento aquel delicto, y acabado de hazer esto, murio. E apuntado esto aqui para que vean los que son crueles y carniçeros e ymitadores de los abominables exemplos de crueldad, que no solo en la otra vida seran castigados conforme a sus maldades, pero que en esta veran el prinçipio de sus tormentos, como lo vieron muchos yniquos y malos hombres, que por estar los libros llenos de sus exemplos aqui no los rrefiero y nombro, y segun en otras partes tengo rreferido, los que agora bivimos lo emos visto en algunas personas que vsando con mas rrigor de crueldad del que es permitido a sus ofiçios de soldado en las conquistas y paçificaciones de nvebas poblazones, se an bañado no solo sus crueles espadas y manos y braços, como suelen deçir, hasta el codo, pero lo ynterior de sus animos en sangre humana, derramandola sin cavsa ni neçesidad, cuyas maldades ansi mesmo delante de nuestros ojos an sido castigadas por permision divina, viniendo por vias no pensadas a poder de yndios, donde an rreçebido crueles muertes, y algunos an sido sepultados en las entrañas de los propios yndios en vengança del daño que dellos rreçibieron.
Deste lugarejo, como he dicho, prosiguio Jorge Espira acercandose a los cavdalosos rrios de Apure y Zarare, para donde asi mesmo su tiniente Nicolas Fedreman, partiendo del pueblo de la Poca Verguença, despues de aver descansado algunos dias, camino con toda su gente, y llegado que fue a las rriberas de Apure, cuyos naçimientos son en las provinçias de Merida, en las quebradas que llaman de Brabo, y por otro nombre Aricagua, donde el propio rrio es llamado por los naturales Capuri, y corronpido el bocablo por la diversidad de las lenguas, viene a llamarse abaxo Apure121(A).
Tuvo Fedreman notiçia por rrelaçion de los yndios de como Jorge Espira, su governador, avia dado la buelta y se bolvia a Coro, y así mesmo a esta sazon le llego vn capitan llamado Juan Gutierrez de Aguilon, con quinze honbres, que desde Coro abia salido en su seguimiento para yrse con el al descubrimiento y no le abia podido alcançar hasta este paraje. Holgose Fedreman con la llegada destos soldados, por tener notiçia del estado y subçeso de las cosas de Coro. Sabido de todo punto por el teniente Fedreman que era çierta la buelta de su governador Jorge Espira, aborreçiendo ver sobre si superior ni otro que mandase mas quel, no curo de dar a sus soldados notiçia de ello, sino calladamente paso los dos rrios de Apure y Zarare, donde perdio vn secretario suyo quel ynpetu del agua llevo y ahogo. Dexando la derrota que por la halda de la cordillera llevaba, y metiendose mañosamente por lo llano adelante, dio lado al gobernador Jorge Espira para que sin que topase con el pasase adelante la buelta de Coro, donde se yva Jorge Espira marchando con sus continos trabaxos y pesada carga de gente enferma que consigo traya. Llego a Çarare, y pasandolo trabaxosamente con buena esperança de tener algun descanso y rrefrigerio en vnos pueblos de yndios caquetios que entre los dos rrios Apure y Zarare estavan poblados, cuyos moradores avian dexado de paz quando por alli pasaron y muy en amistad despañoles, a los quales la gente de Fedreman abian ahuyentado y tomadoles sus mujeres e hijos y lo que tenian, y convertido su amor en odio. Pues como Jorge Espira llegase a estos pueblos y los hallase arruynados y los yndios muy fugitivos y destruydas las comidas, procuro aber algunos y preguntandoles la cavsa de su calamidad y el andar fuera de sus casas, le dixeron como poco tiempo antes çierta gente abia pasado por alli que les abia hecho los tratamientos dichos.
Jorge Espira, admirado de aquello, no curo de tenerse, mas luego prosiguio su camino, y pasando el rrio Apure, de la otra vanda hallo la rrancheria y alojamiento que la jente de Fedreman abian hecho pasando por alli, y por los vestigios y rrastros colejian aber poco mas de quinze dias que abian pasado los españoles o estado alli, sin saber quienes fuesen. Y con este cuydado se daba Jorge Espira toda la priesa que podia a caminar, por ver si hallase quien le diese entera rrelacion de que jente fuese aquella que abia pasado; e yndo caminando llego al rrio llamado Avre, y como fuese falto y neceçitado de comida, fuele forçoso alojarse rriberas de aquel rrio para procurar alguna vitualla o sustento para su gente, e yendo çiertos soldados a vnas poblazones de yndios caquetios que çerca del alojamiento estavan, dieron en ellos, y entre los demas naturales se tomo vna yndia ladina, que avia venido en conpañia de Fedreman, la qual, por aver caydo enferma, la dexaron entre aquellos yndios que abian quedado en su amistad; y como la yndia fuese trayda ante el governador Jorge Espira, diole entera notiçia y rrelaçion de como la gente que por alli abia pasado era Fedreman, su tiniente, con los capitanes Linpias y Pinilla y Rribera y vn padre Rrequexada, agustino, y otros muchos soldados, los quales yvan diçiendo yr en busca del governador Jorge Espira; pero si Fedreman yva publicando esto, no llevaba yntençion de cumplillo, pues quando supo que Jorge Espira se açercaba a el se aparto de su enquentro, como se a dicho, y se metio por lo llano.
El Governador estuvo perplexo algun tiempo en tomar determinaçion de lo que haria, porque era persuadido a que bolviese siguiendo a Fedreman y le tomase la gente, y con ella yntentase otro nuebo descubrimiento. Mas considerando la poca gente y mal armada que consigo traya, y la mucha que podia llevar Fedreman, pareçiole que era ponerse en las manos de su tiniente o de su enemigo, para que del hiziese lo que quisiese, y asi se detubo en las rriberas deste rrio Avre, hasta determinar cuerdamente lo que devia hazer, y que a si y a sus soldados fuese mas sano.
NOTAS AL CAPÍTULO XVII
(A) Como una de tantas pruebas que podría ofrecerse á los que no tengan ocasión de comparar la obra del P. Simón con la del P. Aguado, de que aquél no hace más que seguir y copiar á éste, haremos notar lo siguiente:
Escribe el P. Aguado:
«Donde el propio rio es llamado por los naturales Capuri, y corrompido el vocablo por la diversidad de las lenguas, viene á llamarse abajo Apure.»
Y dice el P. Simón:
«El nombre propio de este rio por los naturales es Capuri; pero corrompido el vocablo por los trasiegos de unas á otras lenguas, le llamaron Apure.»
El nombre de Aricagua, que, según el P. Aguado, tienen las quebradas en que nace el Apure, es escrito de distintas maneras por los autores. El P. Simón dice Acaricagua, y Pérez de Tolosa, Acarigua.
CAPITULO DIEZ Y OCHO
Como el governador Jorge Espira, despues de aber enbiado gente en seguimiento de Fedreman, llego a Coro, donde hallo el govierno de la tierra en el doctor Nabarro, proveydo por el Avdiençia de Santo Domingo.
Despues de aver estado pocos dias Jorge Espira rriberas del rrio Avro122, fue rresoluto en enbiar alguna gente tras de Nicolas Fedreman, su teniente, con nuebos poderes suyos para ganalle la voluntad, porque ya que no era poderoso para subjetallo, pretendio por maña hazer lo que no se atrevia con fuerças, y a que le abisasen que no siguiese la derrota quel abia llevado, porque se perderia, sino que en llegando al pueblo de Nuestra Señora procurase meterse en la sierra y atravesar la cordillera, porque alli le abian dado çierta noticia los yndios de mucha gente y oro, sobre lo qual le escrevia muy largamente; y porque en aquel lugar do estavan alojados, rribera del rrio Avro, no abia abundançia de comida para dar matalotaje a los que atras abian de bolver, pasaron adelante a vnas provinçias abundantes de mantenimientos de çiertos yndios llamados giraharas, poblados junto a la propia cordillera, que ya trayan a mano yzquierda.
Estos giraharos estan poblados en tierra montuosa; es gente desnuda, muy enemigos despañoles, grandes gerreros y salteadores. Vsan para la guerra de vnas macanas muy grandes, ques vna arma de palma negra, que ellos se aprovechan della como los españoles de vn montante. Vsan de arcos grandes y anchos y muy rrezia flecheria, la qual tiran y abientan con gran furia, de suerte que si açiertan con ello pasan vn hombre de parte a parte. Es gente ydolatra y muy suprestiçiosa.
En esta provinçia hizo el governador Jorge Espira hazer matalotage para los que abian de bolver en el alcançe de Fedreman, y mandando aperçebir para este efecto treynta hombres, y entre ellos doze de a caballo, y por su cavdillo a Felipe de Utre, caballero aleman de la propia casa de los Bezares, que era su capitan de la guardia, los enbio con los despachos dichos, y el prosiguio su camino, segun lo llevaba, por la falda de la sierra, sin detenerse en ninguna parte mas de a tomar comida, hasta la sierra que dizen de Coro, donde se detubo a rreformar los caballos y a descansar algunos dias. Felipe de Utre con sus conpañeros camino hasta Apure, donde le fue ynpedido el pasar adelante, porque como obiese enpeçado a entrar el ynvierno, venia aquel poderoso rrio tan creçido, que ecediendo sus hordinarios limites ynundaba grandisima legua y media de tierra llana. Estuvose Phelipe Dutre esperando treynta dias a ber si el rrio se aplacaba y le daba lugar para pasar; y como lo viese sienpre estar en vn ser, dio la buelta camino de Coro en seguimiento de su governador, al qual alcanço alojado y descansando en la sierra de Coro, como se a dicho.
Ayrose Jorge Espira de que la quedada de Phelipe de Utre obiese sido sin ningun effecto; mas sabido el contraste que para bolverse abian tenido, mitigo su furor y determino llegar con brevedad a Coro. Los dias que Jorge Espira se detuvo en esta sierra de Coro a descansar, fue por los naturales della muy mal ospedado, porque jamas çesaban de ponersele sobre algunos collados que sojuzgaban su alojamiento, y de alli los flechaban y danificaban seguramente, sin poder rreçebir daño ninguno de los nuestros; lo qual visto por Jorge Espira, determino armarles vna çelada, y enbiando de noche çierta cantidad despañoles a que se enboscasen en vnos arcabucos o montañas que en los collados donde los yndios acostunbraban venir a flechar estavan, fueron façilmente castigados aquellos barbaros de su loco atrevimiento, porque como otro dia de mañana viniesen ynconsideradamente al lugar do solian flechar a los nuestros, fueron por los del rreal movidas platicas con que los descuydaron, y dando los españoles de la enboscada en ellos, fueron muertos muchos y presos mas de treynta, de los quales empalo diez por aquellos çerros para atemorizar la tierra. Castigo, çierto, abominable y cruel y que por mano de cristianos no se abia de dar a ningunas gentes, y a sido tan hordinario en algunas partes de Indias, que al que conforme a ley natural defendia su patria, mereçiendo por ello antes premio que pena, le davan tan de hordinario este castigo y pena de enpalado como si ansi fuera justiçia. Esto esta ya estirpado y quitado por mano de algunos cristianisimos juezes quel Rrey a enbiado a Indias, y especialmente en las tierras sujetas al Nuebo Rreyno de Granada, donde, como en su lugar mas largamente dire, se vsaba este genero de castigo en los yndios por algunos ynconsiderados y crueles hombres; mas los governadores y juezes supremos que en el Avdiençia de aquel Rreyno an rresidido, an castigado y enmendado estos negoçios y otros muchos tocantes al buen tratamiento y conservaçion de los naturales, de tal suerte que pareçe ya aver llegado a aquella tierra vna hedad muy florida y alegre para los naturales, lo qual no a sido en esta governaçion de Venençuela, de quien al presente tratamos, que en algunos pueblos de ella123 no vsan de crueldades por no tener ya yndios en quien vsallos, y donde los ay, andan los soldados tan encarniçados y çevados en maltratallos que casi aposta les mueven ocasiones con que los yndios se alçen para despues, con ese color, ylles a hazer gerra, y por castigo juridico enpalallos y aperreallos o comellos124 con perros como a fieras, a ymitaçion de lo que Solimano, gran turco, hizo, casi en este mismo tiempo, que seria por el año de treynta y seis, que enbiando los Asapos y los Acarzis, contra çiertas gentes llamados los çimiriotos, gentes que habitan en el monte de la Çimera, en tierra de Butintro, hazia que a manera de monteros y corredores, anduviesen tras estas desarmadas y desventuradas gentes y los matasen y diesen fin y cabo de todos ellos, por çierto enojo que dellos vbo. I mientras Su Magestad aquella Governaçion no la pusiere debaxo del Avdiençia del Nuebo Rreyno, para que por mano de los juezes que en aquella Avdiençia rresiden, sean visitados estos pueblos y quitados estos daños, no dexaran aquellos miseros naturales de padeçer e yrse apocando.
Esto he dicho aqui porque se me ofreçio esta ocasión. Si en alguna manera me he apartado de la Istoria, el lector con paçiençia tolere lo que yo con ynadvertencia he hecho.
Despues de aver Jorge Espira amedrentado bien con el castigo que hizo, no solo a los moradores de aquella provinçia donde estaba, mas a todos sus circunvezinos, ya que su gente y caballos estaban algo descansados, caminaron derechos a Coro, sin que otros yndios ningunos osasen tomar armas contra ellos ni salilles al camino a hazer estorvo ni desabrimiento. Despues de aver caminado algunos dias llego a la çivdad de Coro Jorge Espira, donde hallo espirada su governacion y juridiçion, y por governador della al doctor Navarro, vezino de Santo Domingo, a quien el Avdiençia de aquella ysla abia proveydo por governador de Venençuela, por aversele acabado a Jorge Espira el tiempo que traya señalado en su conduta para governar. Entro en Coro Jorge Espira con solos noventa hombres, pobres y flacos, y muy maltratados, al cabo de quatro años que della salio con quatroçientos soldados bien adereçados. Estuvo en Coro algunos dias Jorge Espira, donde era aborreçido de los españoles, por no querer sufrir a ser governados por extrangeros; y como le abian quitado y el no era parte a premiar a los soldados que siguiesen su boluntad, estuvose en Coro como persona privada o particular, donde como adelante diremos, murio(A).
Y porque primero que tome la mano em proseguir el suçeso de las cosas desta governaçion estoy obligado, conforme a la horden que llevo, de dar cuenta del rremate de la jornada de Nicolas Fedreman, que pasados los rrios de Apure y Zarare se aparto de la cordillera y se metio en los llanos, por no encontrar con su governador y por ybitar toda ocasion de discordia y pasion como cuerdo y astuto capitan, proseguiremos con el subçeso de su jornada en los siguientes capitulos, donde solamente trataremos del, hasta que entro en el Rreyno y se junto con la gente del licençiado don Gonzalo Ximenez de Quesada, tiniente del adelantado don Pedro Fernandez de Lugo, y no mas, porque lo que de alli adelante le subçedio queda escrito en la primera parte, en el descubrimiento del Nuebo Rreyno.
NOTAS AL CAPÍTULO XVIII
(A) «Mientras Federman iba descubriendo hacia el Nuevo Reino y rehuyendo el encuentro con Jorge de Espira, andaba éste en su «infelice jornada y descubrimiento por los Llanos», durante la cual jornada, por haber cumplido el término señalado á su gobernación, proveyó la Audiencia de Santo Domingo, por Juez de residencia al Doctor Navarro, el cual al regresar el de Espira á Coro le despojó del mando y le abandonó inerme á los odios de sus soldados y aun á la malquerencia que los pobladores españoles habían manifestado en todas formas á las hechuras de los alemanes.» – Justo Zaragoza: Memoria sobre la Península de la Guajira.
Según Fernández de Oviedo, Espira llegó á Coro el 27 de Mayo de 1538, con 110 hombres y 24 caballos, de los 261 soldados y 80 caballos que llevó; y trajo 5.518 pesos de oro de la tierra, los cuales fundidos en Coro, quedaron reducidos á 4.783 pesos. Deducidos los derechos del fundidor y el quinto real, quedaron para los soldados sólo 1.262 pesos. Estos, con 1.700 más del Gobernador, fueron enviados á Santo Domingo para comprar caballos y otras cosas necesarias. —Historia general y natural de las Indias, tomo II.