Kitabı oku: «Historia de Venezuela, Tomo I», sayfa 30
CAPITULO VEINTE Y ZINCO
En el qual se escriue la uenida de ziertos yndios cariues de la isla dominica385 a la isla de San Joan de Puerto Rrico, y la prision que hen ella hizieron de Cristoual de Guzman y de muchos negros esclauos e yndios de su prouincia.
Porque uine a tratar de San Jhoan de Puertorrico por rrespeto de ser Antoño Sedeño vezino y tesorero desta isla, contare vn caso386 acahecido hen ella el año de veinte y ocho, por la maldad y crueldad de ziertos baruaros y naturales de la isla de la Dominica, que ecediendo a todos sus pasados en osadia y atreuimiento y uigor de animos, juntaron vna buena harmada de piraguas y metiendose hen ellas, a ymitacion de los antiguos salteadores de Corinto, quebrantando los terminos de toda amistad y conformidad y conseruacion de la umana vida, pasando de su tierra a las islas comarcanas, puestas en el mar Mediterraneo, las asaltaban y rrobauan, dando crueles y miserables muertes a los moradores dellas.
Vinieron estos caribes navegando por el mar Oceano a saltar y rrobar en esta isla de San Joan de Puertorrico; y para que mejor se entienda este subceso y acaecimiento, es de saber que en esta prouincia e isla, en la ciudad principal della, auia vn ciudadano principal, asi en hazienda como en linaxe, llamado Cristoual de Guzman. Este tenia vn cortixo o estancia en la cabeza de la isla, en donde dizen el Daguao, do auia gran cantidad de esclauos y esclauas negros e yndios e indias que labrauan las tierras y las cultibaban y sacaban oro de las minas que alli cerca estaban; y auiendo ydo Cristoual de Guzman, como hombre curioso y cuidadoso, a visitar su hazienda, la cual caia en la parte dicha, sobre las rriberas del mar Oceano, apartado media legua, y estando alli sin esperanca de ningun adberso subceso, porque como387 en la isla no auia ya naturales que estubiesen de guerra, sino todos pacificos y domesticos, ni auia que temer ninguna cosa dañosa que se ubiese de rreciuir por mano de enemigos, ni menos franceses388, en aquel tiempo no navegauan ni pasaban a rrobar a las Indias, y asi estaban y biuian todos389 en sus cortijos seguros de las asechancas y daños que en otras partes, donde mas proximas tienen las ocaciones dichas se esperan rreciuir; pues estando, como e dicho, Christoual de Guzman en esta su estancia, de rrepente llegaron sobre el, un domingo de mañana, gran cantidad de indios canibales o caribes, naturales de la isla de la Dominica, tierra bien apartada y diuidida de la de San Joan por las aguas del mar que en medio estan y otras muchas islas que se anteponen entre las dos islas, los quales, aviendose metido con barbara temeridad en navegar con tan pequeños esquilfes como son las piraguas, y meterse en un golfo y mar tan inpestuoso como es el que atrabesaron y pasaron, y llegando al puerto de aquella estancia del Daguao, estaua apartada la distancia que poco a dixe, al quarto del alua, por no ser vistos ni sentidos de la gente de la tierra, saltaron con las armas en las manos, y saltando con brio de fuercas que, por la antigua enemistad que en el linaxe humano tienen, se sustentan de cuerpos de hombres, aquel cortixo, donde tan descuidados vibian de ver semejantes enemigos sobre si, mataron cantidad de indios e indias y esclauos y esclauas, y como el Cristoual de Guzman, a quien ellos deseaban tomar bibo y sin ninguna lision, para tener larga ocasion de pasatiempo con el, se defendiese valerosamente, fue herido de algunos flechazos, y con ellos constreñido a rrendirse a los caribes y por ellos preso y metido en sus piraguas.
Tomaron biuos algunos indios e indias y negros y negras, a los cuales, con los demas cuerpos muertos, con todo el demas despoxo que en el cortijo pudieron auer, se enbarcaron y dieron la buelta a su tierra.
Partidos los caribes con este triste espectaculo, aunque para ellos de gran alegria y contento, se fueron a vna isla que cerca del Daguao estaua, dicha Bique, donde por pareselles lugar siguro tomaron puerto y saltando en tierra comensaron a solemnizar su victoria, haziendo grandes conbites y banquetes y comidas con la carne de los cuerpos muertos que llebauan, los quales comian con tanto contento y alegria como si naturalmente lo obiera el poderoso Dios criado para su sustento y mantenimiento, acompañando sus cenas y comidas de muchos alegres cantos, de que en semejantes regucijos suelen usar.
Y despues de auer estado en la isla de Bique quatro dias en estas fiestas y rregucijos, despendiendo y comiendo la carne de los difuntos, porque no se les dañase ni perdiese, se partieron llebando gran guardia en los demas prisioneros viuos, y poniendo mucha diligencia en curar a Cristoual de Guzman porque no se les muriese, no por compasion ni amistad que con el tubiesen ni porque deseasen rrestaurarle la vida para algun buen efecto, sino solo para, como e dicho, tener con el larga materia y ocasion de pasatiempo; y caminando la uia de su tierra, llegaron a la isla de Sancta Cruz, donde saltando en tierra para hazer nuebos rregucijos, se detubieron seis dias, gastando el tiempo en comer y beuer y cantar, para el qual efecto mataban con mucha ufania y alegria y barbaras cirimonias algunos de aquellos indios y negros que llebavan presos, bebiendoles la umana sangre caliente como la yban sacando de los cuerpos, sin que consintiesen que una sola gota se perdiese; y partiendo de la isla de Sancta Cruz, tocaron en la isla dicha la Virgen gorda, donde asimismo saltaron en tierra para holgarse y hazer memoria de su tropheo, y sacrificando a sus vientres de aquellas vidas y cuerpos humanos que llevaban en prision, mataron algunos con la solemnidad acostumbrada.
A esta sazon la ierba de las flechas con que auian herido a Cristoual de Guzman auia hecho tal operacion que los caribes beian claramente que su vida no tenia rremedio; y porque su muerte no careciese de la solemnidad que las demas ni dejase de participar muy enteramente de su barbara crueldad, tomaron a este cauallero y asparonlo o ataronlo a un arbol con rrecios cordeles, y despojandolo de las bestiduras que llebaua, para que mas escombrado y esento estuuiese el blanco o terrero, comencaron a hazer sus bailes y rregucijos y musicas segun su barbara costumbre, y en ellos, traiendo sus arcos y flechas en las manos, cada uno le tiraba de suerte que aquella parte de su cuerpo que mas contento les daua, casi sin perder tiro dispararonle muy gran cantidad de flecheria. Dizen unas esclauas que estauan presentes, las cuales, como adelante se dira, boluieron biuas a poder de españoles, que sufriendo con buen animo Cristoual de Guzman la cruel muerte que le dauan estos caribes, ya que estaua en lo ultimo de la uida, alco las manos y ojos al cielo dando grandes muestras y señales de contricion y arrepentimiento, ynbocando el augilio diuino, con las quales señales murio, no cesando en todo este tiempo los crueles barbaros de arrojalle continuas flechas con que hazer mas penosa su muerte, y de mayor pasatiempo y contento para ellos; y fue cosa de marauillar que estos caribes no quisieron comer este cuerpo como avian hecho a los demas, sino alli se lo dexaron a donde lo martiricaron, y aunque aquellas esclauas que biuas estaban quisieron cubrir el cuerpo muerto con arena, porque no fuese comido de aves o de otras fieras, los indios se lo estoruaron, y aun sobrello las maltrataron. I enbarcandose en sus piraguas, prosiguieron su camino y llegaron a la Dominica, donde con nuebas juntas de jentes acabaron de celebrar la victoria auida de Guzman y de su jente, matando algunos de los prisioneros que les quedauan biuos, para comer y dar en el conbite y borrachera.
Y porque ya que e dado noticia y rrelacion deste maluado hecho questos crueles cariues hizieron, es bien que la de del castigo que sobre ellos se hizo, aunque a costa de algunos españoles, prosiguiendo con la materia adelante, lo qual no pensaua hazer por no gastar tiempo en estas cosas, que parecen peregrinas y estranjeras de mistoria.
CAPITULO VEINTE Y SEIS
Como los vezinos de San Juan de Puerto Rrico hizieron y juntaron gente, y nombrando capitan della a Juan de Yucar, pasaron390 a la Dominica, donde comencaron a hazer en los indios castigo de la muerte de Guzman
Este cauallero, de cuya desgracia y subceso y terrible muerte auemos tratado, hera casado en la propria isla y ciudad de San Juan de Puertorrico con una señora noble en linaxe y costumbres, llamada Mayor Vazquez, la qual, sabido el subceso de su marido, aunque no la cruel muerte que se le auia dado, hizo el sentimiento que conforme a su calidad y nobleza hera rrazon que hiziese, y aunque deseaua ir o enbiar a ber y saber si su marido hera biuo o muerto, no lo hazia porque como las viudas, aunque sean rricas, no alcancan tan enteramente lo que de justicia les compete como los hombres si tienen el mismo pusible, herale denegado el hazer junta de jente por la justicia para este efecto391, y asi le fue necesario enbiar a llamar un cuñado suyo, hermano del proprio Guzman a España, fraile de la Orden de Sancto Domingo, llamado frai Vicente de Guzman.
Este, sauida la tomada y captiberio que los caribes avian hecho de su hermano, con toda la presteza que pudo, vino a Puertorrico, donde procuro con el que gouernaua la tierra, que hera vn Francisco Manuel de Olando, que hiziese vna buena armada para ir a saber el subceso de aquella gente que los caribes avian lleuado, haziendose el gasto della entre la muger de Guzman y la ciudad de Puertorrico; porque ya que los obiesen muerto, como se presumia, podrian prender numero de aquellos malhechores y traellos para esclauos, que en este tiempo se hazian, de donde sacarian el gasto que en hazer la armada hiziesen.
Fueles otorgada la licencia, y juntaron ducientos hombres, y enbarcandose en vna carabela y dos vergantines bien aderecados, y por capitan general, nombrado por el cauildo, a Joan de Yucar, de nacion nauarro, y fray Vicente con ellos, se fueron en demanda de la Dominica por la misma derrota que los indios avian llevado. Fueles el tiempo muy contrario, y por eso no solo se detubieron mucho tiempo, pero dibidiendose en las refriegas de la mar los unos de los otros, fueron aportar los vergantines en que iba la mayor parte de la gente con el capitan y frai Vicente a la isla Guadalupe i la carauela a Mari Galante, casi sin saber los unos de los otros. La gente de los vergantines, como hera mucha, acauaron presto la comida, y como se detubieron en Guadalupe sin hallar alli que comer, padescian muy grande nesesidad de hambre, por lo qual determino el capitan Joan de Yucar meterse en vn barco e ir a buscar la carabela con doze compañeros; y dejando por caudillo de la gente a frai Vicente, se partio, y al primer bordo392 que dio en demanda de la carauela, dio con ella en Mari Galante, donde los que con el yban satisficieron a la hambre que padecian, y se estubieron alli algunos dias despues de los quales tomaron en el barco todo el matalotaje y vituallas que pudieron, y dieron la vuelta a Guadalupe, donde hallo el Capitan Joan de Yucar la gente como casi amotinada, porque como con la hambre fuesen afligidos y costriñidos a buscar su rremedio y dar horden en que no pereciesen sus vidas por falta de comidas, concertaron algunos de aquellos soldados enbarcarse en los bergantines y dar la buelta a Puertorrico; y como esto les fuese estoruado y rresistido por el frai Vicente, que hera teniente, y por algunos de su vando y opinion, moviese393 entre ellos vna gran sedicion y alboroto, de suerte que tomando las armas en las manos los del uno y otro bando, comencaron a reñir su pendencia, menospreciando la autoridad real del que los gouernaua, de suerte que fueron algunos de los mouedores de este alboroto i escandalo heridos de cuchilladas que les dieron; y si a esta sazon no llegara el capitan Joan de Yucar, que lo mitiguo y apaçiguo, façilmente perecieran todos.
Luego que el Capitan puso paz entre sus soldados, aunque no de todo punto, y obo rrepartido la comida que llebaua, se enbarco con toda la gente en los vergantines y se boluio a Mari-Galante, y ajuntandose con la carauela dexo en ella a frai Vicente con algunos soldados, y tomando consigo toda la mas de la gente y armas, en los vergantines se fue la buelta de la Dominica a poner en effecto su deseo, y aguardando a vista della la obscuridad de la noche, para poder llegar a tierra sin ser bisto de los naturales394 le subcedio todo como quiso; porque como despues de anochesido llegase a tierra con sus vergantines y echase un soldado llamado Limon, muy diestro en conocer por las pisadas y bestigios de los indios las bias de los pueblos, fue por este facilmente descubierto el camino que iba a la poblazon de los indios, que no estaban lejos de la mar, y hallado este rrastro, y siendo auisado dello el capitan Joan de Yucar, luego salto en tierra con los mas de sus soldados para hazer spaldas a Limon, que confiandose en su soltura y ligereza, astutamente se desnudo en cueros, porque si fuese encontrado de algunos indios no fuese estrañado; y siguiendo al camino y rrastros que antes auia visto, camino la tierra adentro, solo y desnudo, obra de media legua, donde hallo un pueblesuelo o lugarejo de quatro caneys, que son vnos buhios o casas muy largos en que se rrecojen mucha jente a biuir, cuyos moradores estaban, a lo que parecia, bien descuidados de que en su tierra obiese gente estranjera; y dando Límon la buelta a donde su capitan auia quedado, le dio noticia de lo que auia visto, el qual luego se partio con su gente395 puesta en concierto, y dando en los buhios de los indios, prendio a todos los que en ellos estauan sin que se les escapase mas de una sola persona, que serian ochenta presos, y despues de auellas atado y puesto a rrecaudo, pregunto a un yndio de aquellos que en este pueblo se tomaron, el capitan Joan de Yucar con vn interprete que le hablaua, si hera biuo Cristoual de Guzman i que donde estaua, el qual por dar contento a los españoles, y pareciendole que por ello le soltarian, le rrespondio que hera biuo y estaua en un pueblo cerca de alli.
El capitan para mas claridad del negocio, apartando aquel indio, pregunto lo mismo a una yndia, la qual rrespondio que no curasen de preguntar ni buscar aquel español, porque los indios que lo auian presso lo auian muerto con gran rreguçixo y alegria en la isla llamada La Virgen Gorda, y que uno dellos auia sido el proprio yndio que desia questava vibo. Teniendo, pues, por mas cierta y verdadera esta rrespuesta que la india auia dado que otra ninguna, no curo el Capitan de hazer mas pesquisa ni inquisicion; mas un soldado que deuia tener particular amistad con Cristoual de Guzman, ya difunto, queriendo hazer sacrificio al anima de su amigo con la sangre de los que lo mataron, alli, de rrepente, dio con el spada que en las manos tenia al rrendido y atado indio, que dezian auer sido vno de los matadores, vna cuchillada que le quito la cabeza de los hombros, y si le dexaran pasar adelante con su olocausto, el sacrificara a las animas y cuerpos de todos los indios e indias que presentes estauan, con que quedara tan ufano, que sin dubda le paresciera con aquel exemplo de barbara cruel(dad) auia librado de pena el anima de su amigo y puestola en perpetua gloria.
Mas no estaria396 fuera de esta yniquisima opinion el capitan Joan de Yucar, porque luego que le fue certificada la muerte de Guzman, dixo a sus soldados que determinadamente hiziesen la guerra a aquellos yndios, y que al que no pudiesen aber biuo para esclauo y aprouecharse del, le dieren397 la mas cruel muerte que les pareciese, y todo lo que pudiesen destruir y arruinar lo destruyesen y arruinasen, de suerte que con actual y exemplar castigo quedasen aquellas jentes con el pago que su maldad y fiero atrebimiento merecian, y ellos quedasen con bastante satisfacion de la injuria que abian rreciuido los ciudadanos de San Joan de Puertorrico, a cuya tierra abian ido aquellos barbaros a hazer los saltos y rrobos y muertes que les heran notorio; y con esto se procuro ynformar de los indios que presos tenian donde avia poblacones de indios para ir a ellas, los quales facilmente le dixeron que cerca de alli estaua otro pueblesuelo de gente de su nacion y sus compañeros, los quales tenian en su poder dos negras esclauas que auian tomado con la demas gente en Puertorrico, y que demas de esto, otro dia siguiente auian de llegar a aquel puerto donde los vergantines estauan, quatro piraguas de indios que venian a holgarse y beuer con ellos de vnos pueblos que estauan en aquella costa adlante.
Joan de Yucar, avida esta nueba, luego tomo vna determinacion de hombre pratico, y enbiando quarenta hombres con vn capitan Diego Vazquez, les mando que fuesen a dar en el pueblo donde dezian estar las negras; y dexando en aquel proprio lugar la pressa que auian hecho de indios bien atados y puestos a rrecaudo con gente y soldados que los guardasen, el con el rresto de la gente, se fue con toda presteza a meter en los vergantines, para antes que la luz del dia viniese, con que podian ser vistos, ir y ponerse en salto o enboscarse en un promontorio o punta que alli cerca hazia la tierra, por el qual avian de pasar las piraguas; y en esto no fue nada perezoso, porque con ser bien cerca del dia quando se partio del pueblesuelo donde auia hecho la pressa, antes que fuesen bien esclaresido estaba ya puesto en la enboscada tras del promontorio.
CAPITULO VEINTE Y SIETE
En que se escriue todo el demas subcesso que Joan de Yucar tubo en la Dominica con los yndios, y lo que Luis Martin Goual hizo en una caravela en que auia salido de Puertorrico.
El capitan Diego Vazquez con sus compañeros camino con tanta presteza al pueblo donde las negras estauan, que antes que amaneçiese dio en el, y hallando descuidados y dormidos aquellos miserables moradores, facilmente los subjeto, y tomo muchos de ellos, y muchos mato a cuchillo, y muchos quemo bibos en los buhios, que luego, poniendoles fuego, arruino de suerte que en los miserables moradores de aquel lugarejo exercito todos los generos de crueldad que pudo. Algunos de sus soldados fueron heridos por mano de aquellos indios que, sintiendo el tumulto que en su pueblo andaua, se lebantaron, y tomando las armas en las manos, quisieron defender su patria y echar los enemigos della, los quales, siendo cercados por los españoles, fueron miserablemente muertos con los demas.
Hecho esto, los españoles tomaron las negras, de quien supieron muy por estenso todo lo susodicho; y llebando a rrecaudo los indios e indias que auian dejado biuos, dieron la buelta a donde estaua la otra pressa de indios que en el primer pueblo de atras auian tomado y dexado.
El capitán Joan de Yucar, que estaua esperando tras del promontorio las piraguas, no ubo el398 menor subceso en su empresa, que Diego Vazquez399, aunque no de tanta sangre, porque como las piraguas viniesen nabegando sin rrecelo ni sospecha de los que les estauan esperando, al tiempo que doblaron el promontorio y enparejaron con la enboscada, fueron con tanta presteza acometidos por los vergantines, y como las piraguas biniesen cargadas y enbalumadas400 de cosas de comer y de beuer pertenecientes a sus rregucijos, no pudieron usar de la presteza y ligereza que otras vezes, y asi fueron todas quatro tomadas con la gente que en ellas venia, sin escapar mas de solamente seis yndios, que atreviendose a su diestro nadar, se arronjaron a la mar, y caminando gran trecho por debaxo del agua, fueron a salir a tierra donde no podian rreçibir ningun daño de Joan de Yucar, el qual, temiendose que aquellos yndios que se abian arroxado al agua no fuesen a dar mandado y auiso a los pueblos comarcanos, navego con toda diligencia la costa arriba, y dando en vn pueblo de yndios que estauan descuidados y cubiertos con çierta rroca o peña alta, fueron presos y captibos por la gente española obra de sesenta piezas de aquel pueblo, varones y mugeres, y metidos a cuchillo con barbara crueldad, y queriendo el capitan pasar adelante con su castigo y vengança, hallo que ya eran sentidos y tenian los demas naturales auiso de la gente que en su tierra andaua; y estandose en aquel aprieto donde auia hecho esta presa, vinieron a el por tierra muy gran cantidad de naturales con las armas en las manos, a vengar las muertes y daños hechos en sus compañeros y hermanos, y apartandose los españoles con los vergantines de tierra, los yndios començaron a flechalles y a tiralles flechas, aunque no les hazian daño con ellas, y por el consiguiente, los españoles con el artilleria que llebauan, tiraban a los yndios, pero en nada les dañaban con ello.
El capitan Joan de Yucar, queriendo ber si podria hazer algun engaño a aquellos barbaros, con que destruir algunos dellos, habloles desde la mar con un dispierto interprete que traian, tratandoles de paçes y que se diesen rrehenes los vnos a los otros y se concertasen. Los yndios vinieron en ello, y enbiando a los vergantines quatro prinçipales, fue por el Capitan preguntado a los españoles si auia algunos que en lugar de aquellos yndios quisiesen yr a tierra; mas como todos conoçian quan dubdosa fee y palabra hera la de aquellos barbaros, rreusaron la ida401 por rrehenes, sino fue Limon, de quien atras dijimos que con solos los vestidos de que naturaleza le uistio fue a discubrir la poblacon. Este, con otro uizcaino llamado Horozco, con animos temerarios, acetaron el yr por rrehenes entre los yndios, de que no poco despues se arrepintieron, porque como aquellos uaruaros los tuuiesen en su poder y ellos sean en si gente desuergonzada y rrustica y sin ningun jenero de miramientos ni comedimientos, llegauanse a estos dos españoles y con uestial desenuoltura les llegauan con sus manos a tentar sus uerguenzas y a uer la forma que tenian, y luego les ponian las manos en las uaruas y les tirauan blandamente dellas, por uer si hera cossa postiza; y para rregozijarse de todo punto jugauan con ellos a pasa-gonzalo, dandoles buenos papirotes en las narices.
En estas cosas y otras semejantes pasaron el tiempo estos dos soldados en el ynter quen poder de los yndios estuuieron, que serian dos oras, que cierto para hellos fueron dos muy largos años. Dieronles de comer los yndios, pero con tan mala salsa no podia hazer buen gusto la comida.
Pasadas estas cosas los españoles fueron bueltos a los vergantines y los yndios a tierra: y como en estos tratos no hizieron ninguna cosa de las que entranbas partes pretendian, que hera engañarse los vnos a los otros, ceso entre hellos la guerra, con que otro dia se uinieron en aquel propio lugar para de todo punto hazer fija e pacifica amistad; pero estos uaruaros andauan haziendo estos entretenimientos con los españoles por poner en cobro sus mugeres e hijos y uer si podian hazer junta de mas jente para ofendelles.
El capitan, con su jente y presa, se partio luego a donde estaua esperandolo Diego Uelazquez402 con los demas compañeros e yndios que auian cautiuado, y aquella noche propia se enuarcaron todos los que con Velazquez403 estauan con la presa que auian echo en aquella parte, y poniendo las presas en horden y rrecaudo dentro de los vergantines, otro dia de mañana, todos juntos, se uoluieron a tratar de las paces y amistades quel dia antes auian quedado principiadas por el capitan Joan de Yucar con los otros cariues; y como llegando a este puerto no hallase ninguna jente ni pareciese en toda aquella costa, pasose adelante a un puerto muy seguro y bueno, dicho el puerto del Azufre, donde auia vn rrio llamado el rio Caliente; y como asi mesmo no hallase en el jente, determino de saltar en tierra y entrar a la tierra adentro con sus soldados, hazer todos los daños que pudiese en los yndios, y poniendolo en efecto, tomo consigo ochenta hombres vien aderezados y los mas belicosos y dispuestos para aquel travajo y guerra; y auiendo por alli zerca vnos yndios que les dijeron y dieron rrelacion de donde estaua rrecojida la jente de aquella prouincia, los lleuaron por guias, y metiendose con ellos la tierra adentro, caminaron quatro dias, lleuando sienpre Joan de Yucar delante de si, apartados distancia de vn tiro de arcabuz, seis honbres que a manera de esploradores o espias fuesen biendo y descubriendo lo que auia, en las quales jornadas allaron mas de treinta lugares o pueblos de yndios sin ninguna jente, los quales quemaron y arruinaron, y al quinto dia dieron los que yban adelante en vn harroyo o quebrada de muy mal pasaje, de la otra uanda del qual, en vna alta barranca, estauan rrecojidos y echos fuertes los yndios, con sus mugeres e hijos, los quales auian ya sentido la ida de los españoles en su busca, y estauan en aquel arroyo vna parte dellos puestos en salto404; y como los seis esploradores españoles, por cierta sospecha que del coracon, pronosticador de los malos sucesos, les uenia, temiesen y rrehusasen la pasada de aquel arroyo, alcaron los ojos y bieron los yndios que los estauan mirando desde su alojamiento; y queriendo rretirarse para dar mandado al Capitan que tras dellos yba, fueron de rrepente cercados por los cariues, que estauan puestos en çelada, los quales alcaron las voces, pareciendoles que tenian ya segura aquella presa; mas como el Capitan oyese la grita de los yndios, porque iua caminando por montaña y podia oyrlos y no bellos, apresuro el paso con su jente, y dando en los yndios de repente los rreuatio y aparto de suerte que quitaron el cerco que tenian puesto a los seis soldados y se juntaron todos, mas los yndios no se apartaron mucho de donde estauan, antes peleando obstinadamente405 ponian en condicion a los nuestros de ser desvaratados y perdidos; pero como los españoles no diesen a entender a sus enemigos que hen ellos auia flaqueza, y los vnos y los otros sustentasen muy bien sus brios en pelear, cansaronse los yndios primero, y suspendiendo sus armas y apartandose vn poco, dieron lugar a los nuestros a que les boluiesen las espaldas con titulo de rretirarse, porque el Capitan, viendo quan desiguales le heran los yndios en numero y que peleauan por su libertad y por la defensa de sus personas y mugeres e hijos, pareciale que no se podia auer ninguna honrrosa uitoria con jente que a sus buenos brios aconpañauan y fauorescian tantas justas condiciones, y a el y a los suyos contrarias, y asi, tomando el capitan Joan de Yucar, con los mas balientes soldados, la rretroguardia, que en aquel tiempo hera mas peligroso lugar, dieron la buelta hazia la mar.
Los yndios los siguieron con mucha lijereza, acometiendoles por muchas partes, sin que pudiesen rreceuir daño ninguno de los nuestros; y auiendo caminado dos leguas, los yndios dejaron el alcanze y se uoluieron a su alojamiento, y los nuestros llegaron otro dia a la mar dessanbridos406 y fatigados del trauajo del camino, aunque con pocas heridas, donde se estuuieron quatro dias descansando y holgando, en el qual tiempo los yndios de la tierra juntaron algunas piraguas y determinaron venir a dar en los españoles por tierra y por mar, y poniendolo en efeto, vn dia, estando los nuestros descuidados, asomaron por vna punta que la tierra alli se rrehazia, hobra de diez piraguas, las quales, como por los nuestros fuesen bistos, presumieron lo que hera, y quiriendo con toda presteza apartarse de tierra los vergantines para hazersse a lo largo, fueron asaltados por los yndios que en un pequeño montecillo, que vn tiro de ballesta de la mar auia, estauan enboscados; y como el vergantin del capitan Joan de Yucar, con gran presteza, cortase el pois407 y se hiziese a lo largo, el otro vergantin fue enuarazado por no vsar de la presteza que hera rrazon en cortar su prois, y asi rreciuio notable daño, porque cayendo sobre hel ynumerable multitud de flecheria y piedras que los yndios les tirauan, les mataron beinte y cinco honbres, sin408 otros muchos que les hirieron.
Joan de Yucar, yendose a encontrar con las piraguas, fue dellas rreceuido con mucho ynpetu, y peleando gran rrato los vnos con los otros, despues de auerse echo daño de la una y de la otra parte, se arredraron los piraguas y se hizieron a lo largo y dieron la buelta, y como se uiesse libre de las piraguas el uergantin del capitan acudio luego con toda presteza a socorrer a los del vergantin que auia quedado en la costa, a quien los yndios no cesauan de ofender con sus continuas flechas y piedras, y sacandolo de aquella aflecion dieron la buelta a donde frai Vicente les estaua esperando con la carauela, echando cada dia jente a la mar, porque como las flechas con que herian a los españoles tenia muy penosa yerua, por pequeña que fuese la herida que con hella davan, hera mortal, y ansi fueron pocos los que con la uida escaparon de los heridos.
Juntaronse los uergantines con el fraile, y los de la caravela se fueron a Tierra Firme a tomar yndios y hazellos esclauos, y los uergantines con sus presas se voluieron a Puertorrico(A).
Casi en este mismo tiempo sucedio, yendo de esta isla de Puertorrico vna carauela con esclauos y algunos españoles y mugueres409 a Santo Domingo, para de alli yrse a Piru, que yban hen ella ciertos flamencos, vno de los quales hera un Luis de Longaual, y su muger malmasela410 Clareta, que decian ser deudos de Mingo Bal, cavallerico del emperador Don Carlos Quinto, nuestro rrey. Estos salieron enojados y agrauiados de Puertorrico porque entre el bulgo se auia dicho que no heran casados, sino amanzeuados, y tomando por muy gran injuria esta bulgar opinion, se iuan a Santo Domingo, para de alli yrse a España a quejar al Emperador; y como los españoles que en la carauela yuan saltasen en tierra en la isla llamada la Mona, para alli rrecrear sus personas y echasen todos sus esclavos en tierra para el mesmo efeto, este Luis Mingobal determino hazer vn auominable echo para en uenganza de su ynjuria, y fue que como los españoles empezasen a rrecoxerse con sus esclavos al nauio, a la segunda barcada, tomando las armas en las manos este furioso flamenco y los demas de su nacion que con el estauan, que heran bien pocos, quitaron el vatel a los marineros y comencando a herir en ellos los mataron a todos, y los demas españoles y españolas que en el nauio auia, sin dejar uiua criatura, ni negro alguno, ni perro ni gato, ni cosa uiua que los españoles alli lleuasen, y entre los demas honbres y mugueres mataron estos baruaros a vna donzella de noble linaje y muy hermosa que se iua o la llevauan a casar a Santo Domingo.