Kitabı oku: «Historia de Venezuela, Tomo I», sayfa 33
CAPITULO SEIS
Como prosiguiendo su uiaje el rrio arriua los españoles, y pasando por el pueblo de Cabritu, llegaron al pueblo de donde heran los yndios que hallaron atados en los aruoles, y lo que alli les sucedio hasta pasar adelante.
Aderezado lo que auia que aderezar en la uarca, el Capitan se partio de la rrancheria de los cariues con toda su armada y jente, los quales yban con toda alegria y contento, asi porque con la brissa que corria heran rreleuados de rremar, porque navegauan a la uela los uergantines, como por no llouer y hazer tiempo enjuto y auer en el rrio muchas playas, en las quales saltauan y hallauan gran cantidad de hueuos de tortugas soterrados en el harena, y algunas de las propias tortugas, con que allauan muy buen comer.
Con esta bonanza y contento nauegaron algunos dias asta uer llegado zerca del pueblo de Cabritu, en cuya demanda por entonzes yuan, donde de golpe les falto el uiento y se les apoco la comida, la qual se les daua ya por rracion mas limitida442 y corta que de antes, en tanta estrechura que auia algunos soldados a quien se daua la rracion de vna semana, y por ser tan poca se la comian de vna sentada; mas esta falta suplias las ycoteas y huebos de tortugas que en las playas se tomauan, como e dicho ya, y algun pescado que en algunos remansos que el rrio hazia se pescaron.
Con este trauajo se llego al pueblo de Cabritu, el qual hallaron sin naturales, los quales se auian ausentado porque como del tiempo que por el paso Ordas auian conocido españoles, no curaron de esperallos y tuuieron por mejor hazelles el pueblo franco que, poniendose en rriesgo de ser muertos e presos, defendello. Perdieron el gozo de la llegada a este pueblo los soldados con no hallar, como no hallaron en el, ninguna comida ni labranzas ni otras cossas de sustento con que poder rremediar su ynportuna hanbre. De dos cossas solamente hallaron abundancia, que fueron, crisoles, que estos yndios hazian para uender a otros de la tierra adentro para sus fundiciones de oro, segun se entendio de yndios que despues se tomaron; lo otro heran morciegalos, que auia tantos y en tanta cantidad, que hazian harto daño a los soldados. A una mulata que en su conpañia lleuaua vn soldado, persiguieron tanto los morziegalos de este pueblo, y la trataron y lastimaron tan malamente, que casi muerta y sin sentido de desangrada por las muchas heridas que los morciegalos le dieron, la lleuaron cargada a los uergantines, donde la curaron y boluio en si.
Hallaron que la jente deste pueblo auia poco que se auian ausentado del. El Capitan, deseando auer algunos yndios para ynformarsse dellos de lo que le conuenia, tomo consigo hasta ochenta honbres y cinco cauallos, y caminando en su busca, entro por algunas cienegas y anegadizos, que por ser uerano tenian poca agua, y al cabo de dos dias dio en vn lugarejo de hasta doze o treze casas. En ellas estauan las mugeres e hijos de los dueños, los quales auian ydo a pescar. Toda esta jente la443 mando rrecojer el Capitan, con la comida que en el pueblo auia, que hera muy poca para la que deseauan y era menester para satisfazer la hanbre que tenian. La comida hera algun maiz y zierto genero de pan echo de coracones de palmas, lo qual estos yndios de este pueblo tenian por principal manjar y mantenimiento.
Los padres y maridos y otros deudos de los pressos y moradores de aquel lugar, desque sintieron que los españoles se lo auian saqueado y les tenian presa toda la jente, se juntaron para prouando su fortuna con sus flacas armas y seuiles animos uer si podian liuertad, y auer su jente. Vinieron en su horden de guerra a dar en los españoles, los quales444 fueron sentidos con tiempo, de suerte que tuuieron lugar de preuenir sus armas, y saliendoles a el encuentro los desuarataron y ahuyentaron con muertes de algunos yndios que muertos quedaron. A la buelta que el Capitan voluia de ahuyentar los yndios, hallo a un español que encima de un cauallo andaua corriendo alrrededor de un matorral donde se auian rrecoxido cierto numero de yndios: dizese que este español no osaua arremeter a los yndios y echallos de allí, mas preguntando445 por el Capitan lo que hazia, rrespondio que tenia alli zercados aquellos yndios por tomarlos uibos. Al capitan le parecio que lo hazia de posilanime, y rreprehendiendole de su poco animo y couardia arremetio a los yndios que en el matorral estauan, y hiriendo dos dellos, los demas, dejando las armas en el suelo, se le rrindieron y el los trajo consigo.
Recoxidos todos los españoles, despues de auer avido esta vitoria, y durmiendo en aquel lugarejo aquella noche, se partieron otro dia, cargando en los yndios e yndias que tenian toda la comida que auian rrecoxido, y se fueron a los uergantines, y enuarcandose, caminaron el rrio arriua siguiendo su derrota y jornada.
Entre otras cosas que se hallaron en el pueblo de Cabritu fueron vnas calzas de rred y con los yvdos446 muy gruesos, y preguntose a los yndios que en aquella prouincia se tomaron que para que heran aquellas calcas, dijeron que los yndios las vsauan para entrar en las cienigas, porque unos pescados llamados cariues, que son muy atreuidos y hazen pressa en qualquiera cosa que topen en el agua, no les mordiesen. Otras cosas se les preguntaron á estos propios yndios, que no supieron dar rrazon dellas.
De este pueblo de Cabritu prosiguio su uiaje el General en demanda del pueblo do heran los yndios que los cariues auian tomado, de los quales trayan consigo447 que hallaron atados en lo alto de vnos aruoles, entre los quales estaua el hijo del principal del pueblo que les prometio de hazer con su padre que les hiciere toda cortesia, el qual, rreconociendo la tierra por do yban, dijo como ya se azercaua su poblazon y naturaleza y el señorio de su padre, al qual llegaron vn dia ya tarde, por questaua este pueblo apartado del rrio como dos leguas, en el qual no se hallaron al principal ni su jente o uasallos, que heran ydos a sus contratos a pueblos circunbezinos: solamente auia las mujeres y mochachos, que por no ser para caminar se estauan en su casa, los quales no dejaron de sentir arto temor y pauor de uer la jente quen su pueblo vian, nunca asta entonzes uista por ellos. Especialmente les ponia admiracion y espanto el uer los cauallos448, animales tan feroces, que consigo los españoles lleuauan, porque por estar como e dicho, aqueste pueblo apartado del rrio sacaron los cauallos de los uergantines, y fueron aperceuidos para defenderse si los quisiesen ofender.
El hijo del principal que los españoles lleuauan consigo, diose luego a conozer entre la jente que en el pueblo auia, los quales, uiendole y conociendole y dandoles el quenta de su uenida con aquella jente que lo traian, se aseguraron y no se ausentaron, como los yndios de otras partes auian echo, con temor de los españoles. Con esta seguridad las yndias traxeron o dieron al Capitan de lo que tenian para que comiesen, diciendo que por no estar alli su casique y maridos no les podian proueher bastantemente de lo que auian menester. Admiraronse mucho de uer la mucha agua que los cauallos ueuian, los quales por auer llegado a aquel pueblo algo cansados y sedientos, fue mandado que les trujesen agua449 algunas yndias, las quales desque uieron lo mucho que auian beuido, dijeron: si estos cauallos comen tanto como veuen, nosotras no tenemos comida en nuestras casas para solo vno dellos, y si cada uno destos honbres que vienen con los cauallos beuen otro tanto como estos an ueuido, no ay jente en toda esta prouincia que los arte de agua.
Despues de auer descansado la jente, esparcieronse los soldados alrrededor del pueblo por ver si auia algunas comidas, temiendo que no bendria el casique tan en breue, o que ya que biniesen no sauian la cortesia que les haria, pues por la mayor parte se gouiernan como tienen el tenple. Hallaron en vnas cueuas o silos que los yndios tenian cantidad de maiz, lo qual todo hizo el Capitan rrecojer para su proueimiento y matalotaje.
Despues de auer estado en el pueblo quatro dias, asomo el señor o principal, con hasta cien yndios, por una pequeña loma que zerca estaua, y rreconociendo estar jente estranjera en su pueblo, aluorotose demasiadamente y mandando a los suyos aprestar las armas, vinose llegando450 a su pueblo dando uozes y diziendo que jente podia ser la de tan loco atreuimiento que estando el ausente ouiesen entrado en su pueblo, y que menospreciando su persona y el castigo que les podia dar, se estauan tan de asiento que aun biendolo venir no hazian muestra de se ir; que si no querian ser todos muertos a sus manos que se fuesen con breuedad, sin enojarle mas de lo que le tenian enojado, ni lleuarse cosa alguna. El Capitan, con una lengua o ynterprete que tenia, que lo entendia, le dio a entender la causa de su uenida alli y el poco daño que el451 pretendia hazer, con lo qual no se aplaco nada el casique, mas apartandose vn poco de los suyos, se llego mas a los españoles diziendo que se holgaua del seruicio que le auian echo en traherle a su hijo, mas que no rreciuia ningun contento de que estuuiesen en su pueblo; que si no queria que los echase con (las) armas que se fuesen y saliesen luego. Como el Capitan le uio solo zerca de su jente, paresciendo que con prehender aquel yngrato baruaro haria lo que quisiese del y de los demas, hizo seña algunos de sus soldados, los quales antes que el casique pudiesse dar la buelta a los suyos, le prendieron, diciendole que si no queria pagar con la uida su loco descomedimiento, que mandase a los suyos que dejando las armas viniesen con vmildad ante el Capitan, trayendo de lo quen sus casas tuuiesen para comer.
El casique, viendose preso y questaua en manos de los que le podian quitalle o dalle la vida, y entendiendo de los suyos, por el aluoroto y tumulto que entre si tenian, que querian mañerar452 las armas contra los cristianos, con grauedad de señor les hablo diciendo que no curasen de efetuar lo que pretendian sino querian ver su fin, mas conformandose con la voluntad de los que a el le auian sujetado ó preso, en continente dejasen las armas y viniesen a ouidiencia con el mantenimiento que pudiesen. Los yndios lo hicieron asi como les fue mandado, y aplacados todos, el hijo del casique dio parte a su padre del ueneficio que los españoles le auian echo en libralle de los vientres de los cariues y la voluntad que tenian de no hazerle daño, y otras cosas con que lo aplaco y atrajo a la amistad de los cristianos, a los quales hablo luego muy mansamente, ofreciendose de hacer todo lo que el Capitan le mandase y seruillo en todo lo que pudiese, y proueyendole de yndios que le lleuasen la comida que tenian junta a los vergantines, se fue con ellos asta el rrio, donde ofreciendose los vnos a los otros muy cunplidamente, para si adelante se ofreciese ocasion de pasar o uoluer por alli, se apartaron los vnos de los otros453, el casique y su gente quedandose en tierra, y el capitan Herrera y sus conpañeros prosiguiendo su viaje.
CAPITULO SIETE
En el qual se escriue como prosiguiendo su uiaje Herrera y los demas españoles el rrio arriua, con grandes hanbres y trauajos, entraron por el rrio de Meta, padeciendo dobladas misserias.
Salidos del puerto y barranca do auian estado surtos, nauegaron algunos dias en demanda del rrio de Meta, a quien yban buscando, los quales fueron de grande aflicion y calamidad para nuestros españoles, porque demas del trauajo que de llevar los uergantines a rremo tenian y padecian, les aflixia mucho la hanbre, porque aunque avian sacado alguna comida del pueblo del principal que tuuieron preso, no fue tanta cantidad que les pudiese turar mucho tiempo, y ansi procuraban aprouecharse de la pesqueria ansi con ancuelos como con otros artificios que consigo lleuauan.
Entre algunas cosas que azerca de las pesquerias les acahecieron, dire aqui dos o tres, por parezerme dinas de notar, a causa de la estrañeza y estremo de los pescados454 que en este opulento rrio ay.
Vn soldado llamado Nauida, estranjero, buen oficial de martillo de yerro, deseando sacar algun pescado como los demas, para ayuda a su sustento, echo vn anzuelo al agua y atose el cauo del cordel al braco, porque no se le sacasen de las manos que no deuiera: asilo455 vn pescado o demonio el anzuelo, y tiro con tanto ynpetu que se lleuo tras si el pescador y nunca mas lo pudieron ver, y asi fue echo mantenimiento de peces el que pretendia mantenerse de ellos.
Otro soldado, despues de esto, llamado Joan de Auellaneda, que en el Nuevo Rreyno poblo el pueblo que se llamo Sant Joan de los Llanos, pretendiendo tanbien sacar algunos pezes para comer, echo al agua su anzuelo, y no curandose de456 fijar el cordel en ninguna parte por no ymitar al soldado Navida a quien su propio anzuelo lo pesco, fuele tomado el anzuelo de un pez de tanta furia que aun que el hizo lo que pudo con sus fuerzas y llamo en su ayuda otros cinco o seis conpañeros, los quales, todos juntos poniendo todas sus fuerzas de tirar del anzuelo o cordel, jamas lo pudieron sacar, antes se lo lleuaua al agua tras si, los quales temiendo el suceso del soldado rreferido, soltaron de todo punto el cordel con arto daño suyo, porque de la fuerza que en tirar hellos el pescado pusieron, quedaron tan lastimadas las manos y rasgadas que por artos dias no se les sanaron las llagas ni aun quitaron las señales. No se pudo ver ni conocer que jenero de pescado fuese este de tanta fuerza.
Sacose por otros soldados vna manera de pescado estremado por su propiedad nunca uisto asta entonzes, pero despues se hallaron de estos peces en los rrios que por los llanos de Venencuela atrauiesan; y era que asi como el soldado lo sacaua del agua, asi comenzaua a temblar, casi a perder la fuerza del brazo y de todo el cuerpo, asta que lo soltaua. Despues de puesto en tierra se llegaron muchos soldados a uer aquella estrañeza, y meneandolo en tanto quel pez estaua viuo, ninguno le tocaua o meneaua con alguna cossa quen la mano tuuiese, que no le tenblase la mano y todo el braco, de suerte que casi no le quedaua fuerza para tener nada en la mano, mas luego cesaua todo; y esto, como he dicho, en tanto como esta uiuo, porque despues de muerto no tenia ninguna uirtud ni ponzoña, antes lo comieron y lo hallaron de muy buen comer y gusto.
Hera este peze de cuero y no de escama, de echura de vna anguilla, eceto que la caueza y cuerpo tenia muy gorda y no tan largo como anguilla, sino algo menor.
Con estos y otros acaecimientos de pescas y muertes de algunos soldados, llegaron a do atrauiesa el rrio vna zingla457 de peñas que esta zerca del rrio de Meta, donde el Comendador Hordaz se uio en trauajo de suuir y pasar por alli los uergantines, a causa de la gran corriente que las peñas causavan; los quales no en menos trauajo pusieron esta flota de Jeronimo Hortal o de Herrera su capitan, que auian puesto a los de antes. Finalmente, trauajando todo lo que pudieron, suuieron los uergantines. La uarca en que lleuauan los cauallos, por ser mayor y mas pesada, no la podian passar, y estando en esta confusion, que no sauian que rremedio se tener, rrefresco la brisa con tanto ympetu y tan de rrepente, que lo que se tenia por ynposible lo uieron en un momento efetuado.
Con este viento paso la uarca aquel rraudal; que no poco contento y alegria causo a todos, por que les parecio que en auelles sobreuenido tan buen suzesso en el subir de la varca, que todas las cosas del descubrimiento o tierra que yban a buscar les sucederia muy prosperamente.
Luego, pasados del rraudal458, rreconocieron estar zerca de las juntas de los dos rrios, Meta y Uriaparia, que alli se llamaua Urinoco. Este Urinoco se llama Guavyari, como en la jornada de Hordas se dijo mas largamente. Por señales muy particulares de algunos soldados de los que antes auian andado por alli, vieron, que les doblo el contento, con el qual disimularon harta parte de la hanbre que lleuauan, y ansi llegaron a las juntas, donde se rregocijaron muy mucho y dijeron missa y dieron gracias a Dios por auellos puesto en el rrio que deseauan; y porque si Jeronimo Ortal viniese por alli con alguna jente, como auia prometido, hallose459 señal y rastro de su viaje y derrota, escriuieron ciertas cartas y metieronlas en vn calauazo, y tapandolo con zera, porque no se mojasen, lo pusieron en el braco de vna Cruz alta que, en vnas grandes peñas que a las juntas de los dos rrios estauan, hizieron.
Por las cartas dauan auiso a Jeronimo Ortal del suceso de la jornada y de la derrota que lleuauan, y con esto navegando por el rrio de Meta arriua, se les yban acrecentando y doblando los trauajos donde mas descanso pensauan tener.
Hera uerano y el rrio traia poca agua, y el uiento les hera contrario sienpre; auia falta de comida, y auian de lleuar los uergantines a remo, y por alli era la tierra de mas mala constelacion que la de auajo, con lo qual enpezauan a enfermar los soldados y a murirse algunos.
Todas estas circunstancias los trayan tan acosados que deseauan, y aun con animos flacos y locos auia algunos que le pedian a Dios que los sacasen de aquellas calamidades y trauajos en questauan y los pusiese en perpetuo cautiuerio y seruidunbre de moros, que les parecia que livrarian mejor en la sujecion de los ynfieles que en los presentes trauajos, que con sus propias manos auian tomado; y por pedir o desear lo que no entendian, permitio Dios que luego viniesen las aguas y creziesen los rrios, con que crezieron sus trauajos, porque esas pocas playas que el rrio hazia, en que hallauan algun marisco y gueuos de ycoteas, con que se sustentauan, se cubrieron con el agua, y asi les falto de todo punto el rrecurso que en aquello tenian para ayudar a pasar las hanbres, y aun para lleuar por ellas los uergantines a la sirga460. Demas de esto, los rrecios aguazeros que les davan les calavan asta las carnes, y en estando la rropa por enjugarse dos o tres horas, luego criaua gusanos y se podria sin poder ser de prouecho.
Vltra de estos trauajos461 aflixia mucho a los soldados la barca grande, por ser tan pesada y cargada, y aun hera ocasion de que enfermasen y muriesen, por lo qual rrepartiendo entre los uergantines lo que la barca lleuaua, la dejaron por mandado de su capitan en vna isla quel rrio hazia. Los demas vergantines ya no los podian lleuar a remo, y asi por las uarrancas del rrio, que todas eran manglares y arcabuco, los lleuavan tirando o a la sirga, y si acaso se soltaua o quebraua la soga con que tirauan, en vn momento boluian atras lo quen dias auian trauajado.
Despues de auer nauegado con este ecesiuo trauajo treinta dias por este rrio de Meta, estando todauia el Capitan ostinado en proseguillo, y uiendo que de todo punto le auia faltado la comida, paro en vna parte que le parecio comoda para yr a buscar tierra en donde ynbernar, y porque con la falta de la comida no desmayasen de todo punto los soldados, mató vnas puercas que traia para criar y rrepartiolas entre todos, con lo qual se animaron algo y se determinaron de no pasar de alli por entonzes, mas uer y hazer lo que les conviniese.
CAPITULO OCHO
En el qual se escriue como despues de auer ynvernado los españoles en las rriueras de Meta, fue muerto Alonso de Herrera, su capitan, en vna guazauara que los yndios le dieron.
Con la breuedad que se rrequeria, echo el Capitan Herrera su gente y cauallos en tierra y mando aperceuir y aderezar los mas sanos y bien dispuestos, y se partio con ellos en busca de alguna poblazon donde pudiesen rremediar parte de sus trauajos con hallar que comer, que ya no deseavan ni procurauan otra cosa.
Caminando con esta demanda, encontraron cierto numero de yndios salteadores que atrauesauan por aquella tierra, los quales uiendo la estrañeza de la gente española, tomaron las armas para ofendellos y defenderse. Los soldados arremetieron a hellos, y haziendoles el daño que pudieron, los ahuyentaron, forzandolos a que dejasen lo que rrovado lleuauan.
Tomaronse en el alcanze dos yndios para claridad o guias de lo que yuan buscando, a vno de los quales se le pregunto por señas donde auia poblazon; dijo que el los lleuaria a hella. Trujolos engañados de vna parte a otra ocho dias, sin lleuallos donde tuuiesen ningun descanso, antes se les doblaua el trauajo con andar y no comer. Constriñeron al yndio, con alguna corporal pena que le dieron, a que los desengañase y lleuase a poblado. Entendiendo el yndio la causa de su aflicion, dijoles que por aquella uanda no avia pueblos ni comida ninguna; que se462 pasasen de la otra uanda del rrio, donde se proueerian vastantemente de lo necesario. El Capitan lo hizo assi, que boluiendose al rrio, enbarcandose en los uergantines, se paso a la parte de la mano derecha del rrio de Meta con toda su gente, y dejando los que le parecio en guarda de los uergantines, se metio por do el yndio los guiaua, que fueron vnos muy malos anegadizos, y despues de auellos pasado los trajo algunos dias de una parte a otra sin hallar mas de un buhio despoblado, sin gente ni comida.
Los que en guarda de los uergantines auian quedado, pareciendoles que su Capitan con su yndiscreta determinacion, antes procuraua acauallos de matar que rremediallos, estauan determinados de boluerse con los uarcos el rrio auajo, lo qual auian dicho a algunos soldados de los que con Herrera yban, dandoles a entender que si algunos dias se tardauan, que no los hallarian donde los dejauan, pues no les quedauan que comer. Esto se lo dijo a Alonso de Herrera, que se andaua tras la guia que lleuaua buscando comida; y entendiendo el proposito con que auian quedado los del rrio, dio con toda presteza la buelta y los hallo casi de camino para partirse, que otro dia despues de como llego auian de nauegar el rrio abajo.
Con su llegada todos se sogaron463, y disimulando el Capitan no auer entendido sus desinos, se paso otra uez de la otra uanda del rrio, y castigando al yndio con la pena que por auellos traido burlados tantos dias merecia, lo hizo ahorcar, al qual, por persuasiones que se yzieron dandole a entender el ueneficio que de rreceuir el sacramento del bautismo en semejante tiempo se le seguia, lo bautizaron pidiendolo y consintiendolo el propio yndio, y luego lo ahorcaron, estando perniando o basqueando, vn soldado, con baruara crueldad, le tiro vna jara y se la enclauo por vn muslo, y con vn ynumano atreuimiento se llego al yndio ahorcado y diciendo «perro, daca mi jara» y se la saco de donde la tenia hincada; al qual soldado, no muchos dias despues, en la primer resfriega que con yndios tuuieron, le fue dado vn flechazo por el propio lugar por donde el le auia dado el jarazo al yndio ahorcado, del qual murio casi rraviando o desesperado; lo qual se tuuo por permision diuina.
El capitan Alonso de Herrera torno a echar su gente en tierra, y dejando en guarda de los uarcos los mas amigos y de quien mas confianza tenia, tomo consigo a todos los demas, y metiendose la tierra adentro, despues de auer caminado algunos dias, llegaron a un crescido arroyo que con dificultad se podia pasar sin hazer puente, y como el trauajo de hazello auia de cargar sobre todos, los soldados comenzaronse amotinar secretamente, sin dallo a entender mas de que con vn secreto concierto trataron de dar la buelta y dejar al capitan sino quisiese voluerse. Entendio Alonso de Herrera la platica, y trauajando por su persona todo lo que pudo y con el fauor de sus amigos, lo mas breuemente que pudieron hizieron vna flaca puente por do pasaron todos aquel arroyato, y tomando los de la otra uanda como en carzel o corral, Alonso de Herrera hizo echar uando publico so pena de la uida ninguno tratase en boluerse; y con esto ceso la platica por entonces.
Dende a dos o tres dias464 hallaron cierta poblazon bien proueida de comida, donde se holgaron y rregocijaron poco mas de dos meses, al cauo de los quales les fue necesario diuidirse para yr a buscar donde estar lo que del ynvierno quedava.
Estando diuididos por esta causa, que auia ydo vn caudillo con parte de los soldados a buscar poblazon para el efecto dicho, los yndios de aquel pueblo, sintiendo y biendo tan buena coyuntura, se juntaron hasta ciento de hellos, vien armados, y viniendo sobre el Capitan y los que con el auian quedado, les forcaron a tomar las armas, con los quales pelearon vn buen rrato. Los yndios flecharon al capitan Alonso de Herrera de quatro o cinco flechazos, y a otros cinco o seis españoles. Con todo esto fueron desuaratados los yndios y muertos la mayor parte dellos.
Aluaro de Hordaz yba a cauallo en esta guazauara465, y saliendo en seguimiento de ciertos yndios que ya yuan de huida, se fue a buscar la demas gente quel propio dia de madrugada auia salido de aquel sitio donde les dieron la guazavara. Alcanzolos apartados buen rrato, y no dando quenta del daño que sus conpañeros auian rreceuido mas que de la guazauara que auian tenido, los hizo boluer a donde uieron y rreconocieron su total perdicion por las peligrosas heridas de su Capitan, el qual despues de auer rresceuido los santos sacramentos, murio dende a siete dias466 que le flecharon, dejando encargada la gente a Aluaro de Hordas; y asi mesmo murieron todos demas que en la guazauara fueron flechados, ecepto Aluaro de Hordaz, que aunque lo flecharon deuio de ser con flecha sin yerua, y asi no murio.
Sintieron mucho los soldados la muerte de su Capitan, por auellos tratado sienpre afable y comedidamente y estar muy bien quisto de todos, y aunque por uerse quitados de tan ynsufribles trauajos deseauan apartarse del, quisieran que este apartamiento fuera por otro modo y no por este, que tanto dolor y lastima les causso.