Kitabı oku: «Historia de Venezuela, Tomo II», sayfa 13
«Nueve años i más que están alzados ciertos negros en esta Governación, haciendo que les sirvan Indios, i tomándoles haciendas y mugeres. Últimamente cuatro dellos con 30 ó 40 de sus Indios dieron en el pueblo de Toteme, do mataron veinte i tantos, robaron oro, hamacas, mantas i piedras de moler que es lo que precian indios, quemaron los maizales y llevaron consigo 250 ó 300 entre hombres i mugeres. Tienen un asiento á 40 leguas de la villa de Santiago de Tolu. Por esa causa aquella provincia está alborotada, i se han despoblado algunos pueblos de indios. Verguenza es ver gente tan vil tanto tiempo sin castigo. Embio al capitan Alonso López de Ayala, el mismo que fue á las minas, con 25 hombres. Hoi ha partido para la villa de Tolu con orden de no bolber sin apoderarse de los negros ó destruirlos. He prometido ventajas á los que los mataren, i mayores á quien me los tragere vivos.»
(Colección Muñoz, t. LXXXIV.)
LIBRO DEZIMO
EN EL LIBRO DEZIMO SE TRATA DE LA YDA DE PEDRO DE ORSUA AL PIRU Y DE TODO LO QUE LE SUCEDIO EN EL Y EN LA JORNADA DEL DORADO V MARAÑON, HASTA QUE LO MATARON; Y DE COMO NONBRARON POR GENERAL A DON HERNANDO DE GUZMAN, Y COMO MATARON DESPUES A DON HERNANDO, E HIZIERON GENERAL A LOPE DE AGUIRRE, Y LAS CRUELDADES QUE HIZO, HASTA QUE LO MATARON LOS DEL CAMPO DEL RREY EN LA CIUDAD DE BARAQUISIMETO, GOVERNACION DE VENENZUELA.
CAPITULO PRIMERO
Como passo al Piru Pedro de Horsua, año de mill y quinientos y cinquenta y ocho.
Estando ya el Nombre de Dios paszifico de la calamidad y junta de los negros, el general o capitan Pedro de Orsua se paso al Piru, por fin del año de cinquenta y ocho, a dar quenta al Virrey y marques de Cañete de lo que auia echo, y de como quedaua pacifica y fuera de rriesgo aquella prouincia del Nombre de Dios, lo qual visto por el Uisorrey, andubo considerando como gratificar a Pedro de Orsua y algunos de los que le auian faborecido, aquel seruicio tan señalado que a su Magestad se auia echo, para que si adelante se ofreciese otra cosa semejante en que seruir al Rrey se animasen los capitanes y otros ssoldados que en aquella prouincia auia a seruir a su Magestad hen ellas y poner sus uidas y haziendas a qualquier rriesgo con esperanza de auer buen premio.
En esta sazon se trataua en el Piru de vnas provincias que ciertos yndios brasiles auian dado por noticia muy rricas, por las quales hellos afirmaban auer passado viniendo vyendo de sus tierras y naturalezas, que hera la costa del Brasil, de la qual salieron de conformidad mas de doze mill yndios con proposito de yr a poblar a otras prouincias que mas les contentasen, aunque algunos son de parezer que mas lo hizieron por yrse a hartar de carne vmana a otras partes, con los quales dizen que traian consigo dos españoles portugueses; y despues de auer andado y peregrinado mas espacio de diez años asi por el rrio Marañon como por otras prouincias, vinieron a salir por la prouincia y rrio de los Motilones al Piru, donde dieron esta noticia que llaman Dorado y ellos dixeron llamarse de propio nombre Omegua; y asi mesmo auia dado nueua desta noticia o de otra que en este rrio Marañon ay, el gouernador Orillana, que bajo o andubo por este rrio del Marañon cierto tiempo.
Queriendo, pues, el Uissorrey gratificar a este capitan Pedro de Orssua su seruicio y dar horden como mucha gente oziossa que en aquella sazon avia en el Piru se ocupasen en seruir al Rrey, de suerte que la ociosidad que tenian no les fuese ocasion de algun motin o alzamiento v otro graue daño, se determino de dar horden en como se fuesen a descubrir y poblar estas prouincias de Omegua y Dorado, que los arriua rreferidos auian dado por noticia; y asi acordo de hazer aquellas prouincias gouernacion por si y al capitan Pedro de Orssua gouernador dellas, dandole los titulos que se rrequerian para gouernador, y poderes bastantes para hazer gente y descubrir y poblar todo lo que quisiese, nonbrando el gouernador sus oficiales a su propio adbitrio, para que yendo y descubriendo estas tan ynfelizes noticias, fuese gratificado Pedro de Orsua de su trauajo y tomase de su propia mano el premio que quisiese, de donde se le pudiera seguir descubriendo y poblando aquellas prouincias y siendo tales como decian que fuera principio de su linaje, y su Magestad le hiciera merced de titulo y rrenta, como a hecho a otros caualleros que an descuuierto y poblado otras prouincias en Indias.
CAPITULO SEGUNDO
Que trata de algunas opinones que obo en Piru sobre la jornada que el Marques dio a Pedro de Orsua.
Dada esta conduta de gouernador del Dorado a Pedro de Orsua y publicadose la jornada en los rreinos del Piru y comenzandose a juntar gente, el demonio, padre de disensiones, procuro poner diuersas opiniones en algunas principales perssonas del Piru, quitandoles de la memoria la yntencion con que el Uissorrey auia dado aquella jornada y el sano pecho con que Pedro de Orsua la auia aceptado, los quales comenzaron a decir y publicar que no era tiempo conuiniente aquel para hazerse en Piru junta de jente, lo vno porque se auia tenido nueua que el Rrey auia proueido por Uissorrey213 a Don Diego de Azeuedo, de lo qual estaua algo sentido el Marques de Cañete, diciendo que le hazia agrauio su Magestad en quytalle en tan breue tiempo el estado de Uirrey, y lo otro porque dezian auer gastado el Marques mucha suma de oro de la caxa rreal, y que por la estrecha quenta que dello se le auia de tomar y la poca hazienda que tenia para pagallo, podia ser passar algun naufraxio su persona, y otras cosas que a los que quieren poner estoruos nunca les faltan, lo qual todo uino a noticia del Marques, y uiendo el detrimento que su honrra padezia y la fama que las pestiferas leguas214 auian dibulgado contra el, se rresfrio en dar el fauor y calor a Pedro de Orsua que antes solia; y estando asi, algo resfriada la jornada, aunque enpezada hazer y a salir algunos soldados, vino nueua al Piru de que Don Diego de Azeuedo abia muerto en Seuilla, y asi torno el Marques a poner calor en la jornada y animar a Pedro de Orsua para que fuese con ella adelante y saliese con su enpressa.
CAPITULO TERZERO
De como se comenzaron hazer los uergantines, y como Pedro de Orsua nonbro por su theniente a Pedro Rramiro, capitan de los motilones.
Luego que la jornada del Dorado se publico en el Piru, que fue prencipio del año de cinquenta y nueue, Pedro de Orsua, gouernador della, sauiendo y entendiendo por la notizia que tenia, el golfo dulce que se auia de nauegar y passar, y que para hello hera necesario algun genero de nauios o barcos, los quales se auian de hazer en alguna distancia de tiempo, luego yncontinente, y porque despues de junta la jente no se detuuiesen, busco con toda diligencia todos los mas carpinteros y calafates y otros oflziales de hazer nauios, de los quales junto veinte y cinco, y otros doze negros carpinteros, y haziendo todos los peltrechos de herramienta y clauazones y otras cosas que para hazerse los nauios o barcos heran menester, fuese con ellos la derrota de la prouincia de los motilones, ques por donde auian salido los yndios brasiles, en la qual estaua poblado vn pueblo de españoles llamado Santa Cruz215 de Capocoria, que lo auia poblado vn capitan Pedro Ramiro, y lo estaua alli sustentando y buscando parte comoda.
Pedro de Orsua, para dejar aquella gente que lleuaba, haziendo los uarcos, se bajo beinte leguas mas abajo deste pueblo de San Cruz, y en vna parte acomodada que rriueras del rrio de los motilones estaua, dexo los ofiziales para que enpezasen su hobra, y por maestre mayor della a vn maese Juan Corzo, y alli nombro por su theniente general al capitan Pedro Rramiro, que hera justizia en aquel pueblo de Santa Cruz, para que rrecojiese la jente y soldados que fuesen entrando, y diesen priesa a los hobreros de las uarcas que dejaua en el lugar ya dicho; y luego se boluio a Piru a rrecoger y juntar gente, donde hallo la cicaña y opinion que en el capitulo antes deste se a dicho.
CAPITULO QUARTO
De como Orsua se boluio al astillero con su jente, y lo que le acaecio en un pueblo llamado Moyobamba.
Buelto Pedro de Horsua al Piru, asi por los ynconvinientes dichos como por la poca posibilidad que tenia, porque aunque auia sido mucho tiempo capitan en el Nueuo Reyno de Granada, no alcanzaua muchos dineros, detubose mas de año y medio en juntar la gente, la qual es cierto que no juntara sino le fauorecieran muchos uezinos y otras personas con dineros, para proueher las necesidades de algunos soldados y rrepararse de poluora, plomo y arcabuzes, cauallos y otras armas y municiones, que para aquella jornada y la guerra della forzosamente heran menester; a cauo del qual tiempo, auiendo echado por delante toda la mas gente que auia podido auer, se partio de la ciudad de Lima, yendo casi como rretaguardia de su jente, por que no se le quedasen algunos en el camino.
Por donde Pedro de Orsua auia de pasar para yr a su astillero, auia un pueblo llamado Moyobamba, de españoles, donde estaua vn clerigo por cura que se dezia Pedro de Portillo, algo rrico, y segun algunos seneficauan, de la propia condicion y largueza que el clerigo de Lazarillo de Tormes, porque con las propias abstinencias y trauajos auia adquerido y juntado hobra de cinco o seis mill pesos que tenia en oro.
Viendo este clerigo la soueruia noticia que Pedro de Orsua lleuaua por delante y la lucida jente de que yba aconpañado, con codicia y anbicion de auer por uentura algun obispado en la nueua tierra que se descubriese, y no contentandose con la mediana pasedia que tenia, hablo y trato con Pedro de Orsua que le hiziese su cura y bicario de aquella jornada, y que demas de yr el siruiendo en ella, le enprestaria dos mill pesos para con que se acauase de auiar. Le prometio de hazello asi y acepto la manda de los dos mill pesos, Pedro de Orsua, que le auia ofrecido.
Conociendo el clerigo la lucura que hazia o queria hazer, se arrepintio y mudo proposito, dando algunas escusas que no le satisfarian a Pedro de Horsua, porque deuajo de la palabra que el clerigo le auia dado, se auia alargado a conprar algunas cossas, las quales no podia pagar si el clerigo no le daua lo que le auia prometido, y constriñido de estrema nezesidad buscava horden y manera como poder constriñir al clerigo y que cunpliese con el216.
Estauan en esta sazon en este pueblo de Moyobanba algunos soldados de los que yban con Pedro de Orsua, los quales heran Don Juan de Vargas, que despues fue theniente de Pedro de Orsua, y Don Hernando de Guzman, y Juan Alonso de la Bandera y Pedro Alonso Casco, y Pedro de Miranda, mulato217, entre los quales conzertaron que, para que el clerigo cunpliesse lo que auia prometido, finjiesen vna noche que el Don Juan de Vargas, que en aquella sazon estaua rretraido en la Iglesia y con dos heridas, se estaua muriendo, y que fuese a llamar vno dellos al clerigo para que lo confesase, y que uenido, le hechasen mano y con amenazas y como pudiesen, le hiciesen firmar vn libramiento de los dos mill pesos que tenia echo para un mercader que le tenia en guarda los dineros. Lo qual efetuaron asi: que uenido que fue el clerigo a la parte donde estaua el Don Joan de Bargas, le pusieron los arcabuzes a los pechos y le hicieron firmar el libramiento, y sin querello soltar, desde alli lo lleuaron218 asi como estaua al pueblo de los Motilones, donde se juntaua la jente del armada, y alli le hizieron dar lo que le quedava, que heran otros tres o quatro mill pesos, y asi el proue clerigo dio de golpe, como alcancia, lo que poco a poco y con tanto trauajo de su espiritu y abstinencia de su cuerpo, auia juntado, y el asi mesmo fue despues muerto por el traidor Lope de Aguirre con su mano propia, y los que le hicieron la fuerza ouieron el fin que adelante se dira, y asi el abariento clerigo, como los cobdiciossos soldados, fueron castigados por juicio particular de Dios.
CAPITULO ZINCO
De lo que paso ssobre la muerte de Pedro Rramiro y los demas.
Llegado Pedro de Horsua, que ya lleuaba titulo y nonbre de gouernador, al pueblo de los motilones, llamado Santa Cruz, hallo alli rrepesada219 toda la mas de la gente que auia de yr en el armada; y aunque aquella prouincia hera fertil, por causa de la mucha jente española e yndios de su seruicio que en aquella sazon estaua hen ella, auianse apocado las comidas, y asi determino el Gouernador de ynbiar parte de los soldados a una prouincia llamada los Tabolosos, questaua zerca de alli, para que se entretuuiesen y sustentasen algunos dias, señalando por caudillos de aquella jente a dos principales y amigos suyos, el vno llamado Francisco Diaz de Arles, y el otro, Diego de Frias, criado del Uirrey, que lleuaba cargo de thessorero por ser muy priuado suyo; en los quales rreynaba muy grande enuidia contra el theniente Pedro Rramiro, porque cada uno de hellos pretendia tener aquel cargo de theniente y mandar al Pedro Rramiro.
El Gouernador, aunquestaua confiado de los caudillos y soldados, para mas seguridad y como a honbre que sauia bien aquella tierra, y que los yndios della lo conocian y temian, mando al capitan y teniente Pedro Rramiro que fuese con ellos y que los pusiese en la prouincia donde auian destar y confederarse220 a los naturales della con los caudillos y ssoldados y se boluiesse al pueblo.
Sauido esto por los caudillos que ya auemos nonbrado, ya que auian salido del pueblo y caminado cierta distancia, trataron entre si que no hera cosa que les conuenia yr a ser mandados de Pedro Rramiro, y que hera mejor boluerse a donde el Gouernador estaua, los quales lo comenzaron a hazer asi, si el diablo en el camino no les pusiera otra cosa en los corazones. Boluiendose los caudillos al pueblo donde el Gouernador auia quedado, trataron entre si, deuajo de la muy particular y estrecha amistad que tenian con el Gouernador, porque estauan confiados que por qualquier cosa del mundo que hicieran el Gouernador les defenderia y anpararia, porque el Francisco Diaz de Arles hera deudo del Governador y conpañero desde que anduuo en las conquistas y poblazones del Nueuo Reyno, y el Gouernador lo queria mucho y tenia mucha cuenta con su perssona, y el Pedro de Frias, como hera criado del Uissorey y a quien muy particularmente traia encomendado el Gouernador; y que modo tendrian en matar al capitan Pedro Ramiro; y estando en esta confussion, llegaron otros dos soldados, llamados Grijota, y el otro Martin, muy amigos destos dos caudillos, a los quales hizieron entender que el capitan Pedro Rramiro los auia despedido y se auia el quedado con la jente para yrse a ciertas prouincias de que tenia noticia para poblar hen ellas, y que si querian juntarse con ellos que arian muy gran seruicio a su Magestad y a su Gouernador en prender a Pedro Rramiro; y los dos soldados, ynorando la yntencion y proposito de los dos caudillos, se juntaron con ellos, dandoles credito a lo que dezian y entendiendo ser uerdad, los quales todos quatro juntos dieron la buelta y se boluieron en el alcanze del capitan Pedro Rramiro, que yba con la gente a donde el Gouernador le auia mandado, hallando muy buena ocasion y aparejo conforme a la yntencion que lleuauan, y que por donde el capitan Pedro Rramiro auia de pasar con la jente que lleuaba, se hazia un rrio caudalosso, el qual forcosamente auian de pasar con canoas, y llegados a este rrio, no hallaron mas de una canoa pequeña, con la qual el capitan Pedro Ramiro echo su gente por delante, y teniendola pasada toda, que no quedaua desta otra uanda del rrio mas del y un criado ssuyo, llegaron los dos caudillos y los dos soldados y saludaron al Pedro Rramiro, teniente, diferentemente de como trayan la yntencion, y estando hablando con ellos, descuidado de semejante traicion, todos quatro le asieron y le abrazaron y quitaron las armas, y diciendo y haziendo, mando el Pedro de Frias a un sclauo ssuyo que alli traia que diese garote al capitan y theniente Pedro Rramiro, el qual luego alli se lo dio y le cortaron la caueza. Visto el mozo questaua con el Pedro Rramiro el mal rrecaudo que auian echo, sse descabullo y huyo, y se fue donde estaua el gouernador Pedro de Orsua, al pueblo de Santa Cruz, y le dio rrelacion de lo que auia visto.
Acauado de hazer este prencipio de motin por estos quatro, llego la canoa en que pasaua la jente, la qual tomaron estos matadores y se pasaron a la otra uanda, haziendo entender a los soldados que alli estaban quel gouernador Pedro de Orsua les auia mandado hazer lo que hicieron, porque auia sido ynformado quel capitan Pedro Rramiro se queria alzar con ellos, y con esto se aseguraron. Los soldados y los matadores ynuiaron vn amigo suyo al gouernador Pedro de Orsua, haziendole sauer lo que auia passado, muy al contrario de la uerdad, porque le ynuiaron a dezir quel capitan Pedro Rramiro se auia alzado o querido alzar con la jente; que ellos, como seruidores de su Magestad y del Gouernador, lo auian preso y lo tenian a rrecaudo asta que su merced proueyese o mandase lo que se auia de hazer, el qual estaua ya auisado de lo que en efeto auia pasado por el mozo que se dixo que estaua con Pedro Rramiro quando le fueron a matar, y asi no dio ningun credito a lo que le ynuiaban a dezir.
Algunos quisieron afirmar que la yntencion de los caudillos fue yntentar si con este mal rrecaudo y principio de motin podrian mouer al gouernador Pedro de Orsua a que se alzase y diesse la buelta a Piru, porque auian dado los dos muy grandes muestras y señales de deseallo, y como esta rreferido, teniendo entendido, por las cossas ariua dichas, que antes se alzaria el Gouernador contra su Magestad que hazer justizia contra los matadores del theniente Pedro Rramiro, que tanbien hera Corregidor por su Magestad en aquel pueblo de Santa Cruz.
CAPITULO SSEIS
Que trata de lo que passo sobre la prision y muerte de los que mataron a Pedro Rramiro.
Ssauido por el Gouernador este diabolico subcesso y temiendose que el demonio no yncitase a los demas soldados a que con alguna falsa apariencia quisiesen auiotinarse221 con los quatro matadores, se partio luego solo para donde estauan, y quyso yr sin conpañia porque estaua confiado de la mucha confianza que los dos caudillos tenian en el, como arriua se a dicho, y tanbien porque si yva con mano armada a prendellos, se temerian del castigo y pena que merecian, y assi se alterarian y alborotarian y podrian suceder otros scandalos y daños mayores, por lo qual solo con este nonbre del Rrey, que con muy justo titulo, de los buenos es amado y de los malos temido, llego donde estaua la jente y los que auian muerto al theniente Pedro Rramiro, los quales no tuuieron lugar de yncitar ni conbertir la demas jente a que pusiesen las uidas por su defensa, y asi se ausentaron de alli luego que llego el Governador, por encubrir alguna parte de su desuerguenza, lo qual, uisto por el Gouernador, les ynbio a dezir que no hera justo que unos honbres como hellos se hiziesen culpantes en un caso como aquel que notoriamente auian seruido a su Magestad hen ello, y que caso que otra cosa fuera, que vien sauian ellos la hobligacion que tenian a seruilles; que mejor hera que paresciessen y que el los librase, que no que otro juez viniese y los castigase.
Con estas y otras rracones y buenos comedimientos, y confiados los caudillos, como esta dicho, de la antigua amistad y parentesco que con Pedro de Orsua tenian, se uinieron a el. Para mas asegurallos, los enuio que se fuesen al pueblo de Santa Cruz, y que alla se daria la mejor horden que ser pudiese para que fuesen libres. Llegado el gouernador Pedro de Horsua al pueblo de Santa Cruz, donde hallo los matadores confiados de su bana esperanza, los hizo prender y poner a muy buen rrecaudo, oyendolos muy por entero y guardandoles todos los terminos que qualquier juez deue hazer, avnque el no estaua obligado a hello por ser el negocio tan arduo; donde conclussas sus causas, los condeno a muerte, y aunque las sentencias se les auia notificado, los despriuados222 creyeron que lo auia hecho el Gouernador por cunplir con su oficio de juez, y que les otorgara su apelacion para la rreal Audiencia de Lima, lo qual, asi mesmo, tuuieron entendido muchos de los que en aquel pueblo estauan.
El Gouernador, quiriendo antes cumplir con su Rrey y señor y esecutar la justicia en su propia sangre que dejar de hazer el deuer ni dar ocassion a que de su persona se dijese cosa yndeuida, forcando para hello su boluntad, y posponiendo las leyes menores de amistad a las de lealtad, mando que luego, yncontinente les cortasen las cauezas publicamente, sin enbargo de sus apelaciones; y asi hizieron justicia en estos matadores, esecutando hen ellos las sentencias que auia pronunciado el gouernador Pedro de Horsua justa y derechamente.