Kitabı oku: «Historia de Venezuela, Tomo II», sayfa 33
CAPITULO NOUENTA Y UNO
De como Aguirre mato a su hija y fue el muerto por el Maese de canpo del Rey.
Acauada de yrse toda la jente a Lope de Aguirre, y abiendolo dejado solo, y biendo el que no auia quedado en su conpañia mas de Anton Llamoso, su capitan de la municion, se fue a este capitan y le dijo que por que no se yba con los demas a gozar de los perdones del Rrey; el qual le respondio lo que ariua se refyrio: que pues le auia sido amigo y conpañero en la uida, que tanbien lo queria ser en la muerte; y no rrespondiendole nada se entro el traidor en la casa y aposento donde tenia su hija, muy cortado y falto de animo, y poniendole el diablo en el corazon que echase vn sello a todas las crueldades que asta alli auia echo, se fue para su hija, que hera ya muger, y le dijo: «hija, encomiendate a Dios, que te quiero matar». La moza le rrespondio: «¿porque, señor?» El traidor le dixo: «por que no te ueas uituperada ni en poder de quyen te diga hija de un traidor»; y echando mano a una daga o puñal que traia, le dio de puñaladas y le quyto la uida; y luego se salio a la puerta del aposento; y uiendo entrar la jente del Rrey no tuuo manos para disparar siquyera vn arcabuz, que lo pudiera muy bien hazer y aun hazer algun daño en sus contrarios: mas dejando todas las armas, se arrimo a una baruacoa o cama que alli estaua.
Y entrando el Maese de campo, auia entrado antes del vn Ledezma, espadero del Tocuyo, el qual, como uio entrar el Maese de campo, le dijo: «señor, aquy tengo rrendido Aguirre», pretendiendo ganar gracias. El Aguirre respondio: «no me rindo yo a tan grandes uellacos como uos»; y como rreconocio por lo que oyo que el que entraua hera el Maese de canpo, le dijo: «señor Maese de campo, ssuplico a vuestra merced que pues es cauallero, que me guarde mis terminos y me oyga, porque tengo negocios que tratar que ynportan al seruicio del Rrey». El Maese de canpo dijo: que el haria lo que hera obligado; y biendo algunos de los soldados de Aguirre que de darle la uida algun dia podia rredundalles daño a hellos, porque diria lo que auia passado, le dijeron al Maese de canpo que a su honrra no conuenia sino que lo matase y cortase la caueza antes que uiniese el Gouernador ni el jeneral.
El Maese de campo mando Aguirre que se desarmase, y pareciendole vien el consejo que le auian dado le hizo tirar dos arcabuzazos, con que lo mataron. Y algunos dizen que al primero arcabuzazo que le tiraron, que le dieron algo al soslayo, y dixo el traidor: «este no es bueno», y al segundo que le dieron por los pechos dixo: «este si», y que luego cayo, y con esto murio; y luego vn Custodio Hernandez, soldado suyo, y aun de los bien prendados, le corto la caueza por mandado del Maese de canpo, y sacandola de los cauellos se fue con hella a rresceuir al Gouernador para ganar gracias con el, y el Maese de canpo busco luego las uanderas, que era el despoxo que a el le pertenezia, y hallandolas se fue con ellas a una hermita questaua zerca del fuerte y alli las desplego y biendo uenir al Gouernador y a la demas jente, salio a rreceuillos, sacando las uanderas arrastrando por el suelo, en señal de la uitoria que auia auido.
A el Gouernador le peso de que ouiesen muerto a Lope de Aguirre sin su licencia, y aun se enojo, pero dissimulo pues estaua ya echo, y luego mando que le hiciesen quartos y lo pusiesen en palos por los caminos, y su caueza fue lleuada a la ciudad del Tocuyo, y alli esta puesta en vna jaula para exenplo de los que la vieren.
Dijose que los uezinos de Merida y los uezinos de la Ualencia, que en este desuarate se auian hallado, pretendiendo dejar alguna memoria en sus pueblos del seruicio que al Rrey auian echo, pretendieron lleuar alguna de las uanderas del Aguirre y quel Gouernador no se las queria dar, sino que les dijo que vastaua que les diese a cada pueblo vna mano de las del traidor, para que la pusiesen en la picota o rrollo de sus pueblos, y pareciendoles que hera bien lo que el Gouernador les decia, lo azetaron, y los de la Ualencia lleuaron la mano yzquyerda y los de Merida la derecha; mas estos de Merida, viendo la nezedad que hazian en lleuar a su pueblo la mano de Aguirre, y quan poco les ynportaua, en el camino la echaron a los perros, los quales se la comieron; y asi obo fyn este cruel matador, desanparandole en uida todos sus amigos y muriendo el como hereje o jentil, no haziendo mencion en su muerte de acordarse de Dios ni de sus santos, en lo qual se cunplio aquel beruo que en castellano se suele dezir, correspondiente a la diuina escriptura, que dize asi:
Pocos uimos bien morir
De aquellos que mal uiuieron,
Y de los que bien murieron
Menos uimos mal biuir.
Porque demos conclusion a todo lo que toca a Lope de Aguirre, dire aqui breuemente la vida y suerte y linaje del, con otras cossas que demas de las que arriua se an escrito, dezia.
CAPITULO NOVENTA Y DOS
Que trata de la vida y suerte y linaje de Lope de Aguirre.
Fue muerto Lope de Aguirre, como se a dicho, en la ciudad de Varaquysimeto, de la Gouernacion de Benenzuela, lunes, veinte y siete de Otubre del año de mill e quinientos y sesenta y uno, vispera de los uienaventurados apostoles san Simon y Judas; el qual hera en esta sazon honbre de zinquenta años, muy pequeño de cuerpo y de poca persona, mal ajestado, la cara chupada y pequeña, los ojos que si miraua de hito le estaban bullendo en el casco, principalmente quando estaua enojado. Hera de agudo y biuo ynjenio para en523 hombre de letras. Hera lipuzquano524, natural de la billa de Oñate. Sus padres no se sauen quien heran ni sus nombres, mas de lo quel dezia, ser personas de mediano estado, hijodalgo. Hera bullicioso y determinado en quadrilla, y fuera della pusilanime; soportaua mucho el trauajo, y era para mucho asi a pie como a cauallo; andaua de contino armado, que nunca le hallauan sino con dos cotas o con vna cota y vn peto y una zelada de azero, y su espada y daga, y un arcabuz y una lanza en la mano; durmia muy poco, porque toda la mas de la noche lo hallavan velando, y entre dia durmia algo; hera enemigo de buenos y de toda uirtud, especialmente de rrezar ni que rrezasen delante del, ni de honbres debotos, y asi, en biendo alguno con quentas v oras en las manos, se las quytaua y las rronpia y quebraua, diziendo que no queria el los soldados muy cristianos ni rrezadores, sino que si fuese menester jugasen con el diablo a los dados el alma, y que Dios tenia el cielo para quyen le siruiese y la tierra para quyen mas pudiesse, y que el tenia y sauia por cierto que su anima no se podia saluar, y que estando uibo ardia en los ynfyernos, y que pues no podia ser el cuerbo mas negro que sus alas, que auia de hazer crueldades y maldades por donde su nombre sonase y fuese nonbrado por toda la tierra y hasta el noueno cielo, y que no dejasen los honbres por miedo del ynfyerno de hazer todo aquello que su apetito les pidiese, que solo el creher en Dios bastaua para yr al cielo, y que el Rrey de Castilla mostrase el testamento de Adan, si le auia dejado en el por heredero de las Indias.
Residio este traidor en Piru mas de beinte años, muy al contrario de lo que el, por vna carta que escriuio al Rrey, dezia. Su exercicio y ofycio hera domar potros y hazer cauallos, suyos y axenos, y quitalles los rresauios, quedandose el sienpre con los suyos. Fue sienpre ynquyeto y bullicioso, y amigo de rrebueltas y motines, y assi, en pocos de los que en su tiempo obo en el Piru no se dejo de hallar en ellos, y no se halla del que en cossa noble aya seruido a su Magestad: solamente fue con Diego de Rrojas a la entrada de los Chunchos y despues que de alli salio, fue con el capitan Pedro Alvarez Golhin en socorro de Uaca de Castro, y uispera de la batalla de Chupas se escondio en Guamanga por no hallarse en ella; y en el alzamiento de Gonzalo Pizarro, aunque fue por alguazil de uerdugo, se quedo en Nicaragua y no boluio a Piru asta pasada la batalla de Jaquijaguana. Despues desto se hallo en forjar y fraguar muchos vandos y motines, que no ouieron efeto. Hallose en la muerte del jeneral Hinojosa, corregidor de las Charcas, con Don Seuastian de Castilla; y como a uno de los prinzypales deste motin le condenaron a muerte, y el se escapo y no lo pudo auer el mariscal Alonso de Alvarado para hazer justicia del; y andando alzado, se alzo Francisco Hernandez Giron, y para yrle hazer guerra dieron los Oydores de Piru vn perdon jeneral para todos los que ouiesen halladose en otras rreueliones, que siruiendo al Rrey en aquella guerra contra Francisco Hernandez, les perdonaban, y el por gozar deste perdon vino y se metio deuajo del estandarte real con el Mariscal, y se hallo en vna rrefriega en la qual le hirieron en vna pierna, que se holgo arto el dello, por tener lugar de no hallarse en el rronpimiento.
Con sus bullicios y sediciones no le podian tolerar en ningun pueblo de los del Peru, y asi estaua desterrado de todos los mas, por lo qual le llamauan Aguirre el loco.
Tuuieronle en el Cuzco para ahorcar por otro motin que el y Lorenzo Salduendo, su conpañero, hordenaban contra su Magestad. Huyose de la carzel; andaua al monte por ello, y biendose perseguido de todas partes, entro en esta jornada con Pedro de Orsua, con yntento de hazer todo lo que hizo, y por la fama que auia de que Pedro de Orsua hazia jente para alzarse, como se a dicho; y llegados al pueblo de los Motilones, y viendo que los desinios de Pedro de Orsua heran seruir al Rrey, yntento alli de matallo y alcar por jeneral a Don Hernando de Guzman, para boluer sobre Piru; y no hallando coyuntura para ello, como se a dicho, lo efetuo despues; de donde rresultaron todas las muertes y destruiciones que se an rreferido.
Ase dicho esto por lo que Lope de Aguirre senefyca al Rrey en su carta, la qual no se pone aquy por ser demasiadamente atreuida y desvergonzada y como de tal persona, que a caussa de no gratifycalle sus seruicios y de lo demas que hen ella dize se alzo, y todos sus seruicios fueron y son los que aquy breuemente se han tocado, sin otros muchos correspondientes a hellos, que por euitar prolexidad se dejan de dezir; y entre las demas uirtudes que este traidor tenia, hera que jamas dijo vien de Dios ni de sus santos ni de honbre humano ni de amigo ni de henemigo ni de si propio.
Preualecio en su motin desde que mato a su prinzype Don Hernando de Guzman hasta que le mataron a el tan misserablemente como se a dicho, zinco meses y zinco dias, en los quales mato y metio a cuchillo mas de sesenta personas españolas, en las quales entran vn clerigo, ssazerdote de la horden de San Pedro, y dos rreligiosos de missa de la horden de Santo Domingo y quatto mugeres con su hija, y quatro pueblos de españoles que asolo y quemo y destruyo, sin los demas vienes y haziendas que tomo, rrouo y echo a perder; y con tanto se da fyn a lo que toca a Lope de Aguirre, teniendo por zierto que su anima y cuerpo duraran perpetuamente en las penas ynfernales, de las quales tenga por bien Dios nuestro señor se nos librar y darnos su gloria. Amen.
NOTA
de algunas palabras anticuadas ó de dudosa interpretación usadas por el P. Aguado en su obra.
Acompañado.– Dicese de la persona que acompaña á otra para entender con ella en alguna cosa.
Adargar.– Cubrir con la adarga para defensa.
Adarga es un escudo de cuero, ovalado ó de figura de corazón.
Ahajar.– Forma anticuada de ajar, maltratar, deslucir.
Ahotando.– De ahotado, adjetivo anticuado, que significa confiado, asegurado.
Albazo.– Forma anticuada de alborada, empleada ésta en su acepción de acción de guerra al amanecer.
Aliende.– Forma anticuada de allende.
Alzapié.– Lazo ó artificio para prender y cazar por el pie cuadrúpedos ó aves.
Amiento.– Correa con que se ataban por medio las flechas ó lanzas para arrojarlas.
Ancón.– Ensenada pequeña en que se puede fondear.
Anjeo.– Especie de hierro basto.
Antuviandose.– De antuviar, adelantar, anticipar, dar de repente, ó primero que otro, un golpe.
Aponérsela.– De aponer, verbo anticuado que significa imputar, achacar, echar la culpa.
Arfando.– De arfar, cabecear el buque, levantando alternativamente la popa y la proa.
Arraiz.– Por arráez, capitán ó caudillo árabe ó morisco.
Arto– Significa cambronera, y también, por extensión, se da este nombre á ciertas plantas espinosas que se emplean para formar setos vivos.
Atalaban.– De atalar, forma anticuada de talar.
Atalando.– Idem íd., íd.
Balsar.– Sitio pantanoso con alguna maleza.
Baquiano.– Práctico de los caminos, trochas y atajos.
Barbacoa.– En una de sus varias acepciones significa conjunto de palos de madera verde puestos sobre un hueco, á manera de parrilla, que usan los indios para asar carne.
Bledos.– Planta anua, de la familia de las salsoláceas, que en muchas partes la comen cocida.
Bojando.– De bojar, medir el perímetro de una isla, cabo ó porción saliente de una costa.
Bota espada.– Espada roma de punta.
Calpixque.– Mayordomo ó capataz á quien los encomenderos encargaban del gobierno de los indios de su repartimiento y del cobro de los tributos.
Cataure.– O catauro, especie de caja ó cesta hecha de la yagua de la palma real, para llevar frutas, etc., ó sacar agua.
Cortar.– Tratándose de un idioma ó lengua, y con los adverbios bien ó mal, pronunciarla con exactitud, limpieza ó precisión, ó al contrario.
Chaquira.– Grano de ajofar, abalorio ó vidrio muy menudo.
Chirinola.– Cosa, de poco momento, friolera.
Descreos.– De descreer, faltar á la fe, dejar de creer.
Desmamparar.– Palabra compuesta de la preposición inseparable des, que significa negación, y mamparar, forma anticuada de amparar.
Despearse.– Maltratarse los pies del hombre ó del animal, por haber caminado mucho.
Desprivado.– De desprivar, verbo anticuado, que significa caer de la privanza.
Embalumar.– Cargar ú ocupar algo con cosas de mucho bulto y embarazosas.
Enrrizado.– De enridar, forma anticuada de irritar y de azuzar.
Esquadra.—Escuadra, cierto número de soldados en compañía y ordenanza con su cabo; plaza de cabo de este número de soldados.
Estado.– Significa también medida longitudinal, tomada de la estatura regular del hombre, que se ha usado para apreciar alturas ó profundidades, y solía regularse en siete pies.
Estragarse.– Causar estrago (forma anticuada).
Exidos.—Exida es forma anticuada de salida.
Festinación.– Celeridad, prisa, velocidad.
Harrias.—Arria, recua.
Hebrero.– Forma anticuada de Febrero.
Jara.– Palo de punta aguzada y endurecido al fuego, que se emplea como arma arrojadiza.
Jobo.– Arbol americano, de la familia de las terebintáceas, que da un fruto amarillo parecido a las ciruelas.
Ladino.– Este adjetivo anticuado significa hablar alguna lengua además de la propia, y así se aplicaba a los indios que, mejor o peor, hablaban el castellano.
Lama.– Cieno blando, suelto y pegajoso, de color obscuro, que se halla en algunos lugares del fondo del mar ó de los ríos, y en el de los vasos o parajes en donde hay ó ha habido agua largo tiempo.
Levada.– De leva, que en sentido figurado significa escaparse, huirse, retirarse.
Lumbre.– Se emplea distintas veces por el Padre Aguado en sentido de tener luz, noticia o conocimiento de una cosa.
Macana.– Arma ofensiva, a manera de machete, hecha de madera dura y filo de pedernales.
Maneados.– De manear, poner maneas o maniotas, es decir, cuerdas atadas a las manos de una bestia para que no huya.
Manglares.– De manglar, sitio poblado de mangle, que es un arbusto abundantísimo en las costas, cayos y ciénagas de América, y cuyas ramas, largas y extendidas, dan unos vástagos que descienden hasta tocar el suelo y arraigar en él.
Médano.– Colina de arena movediza que en las playas y en los desiertos forma y empuja el viento.
Mestura.– Forma anticuada de mezcla.
Mirlador.—Mirlar es embalsamar, y mirlarse es entonarse afectando gravedad y señorío en el rostro.
Mojinete.– Es el remate triangular de la fachada principal de una construcción cualquiera. El autor parece dar ese nombre al rancho o casa del Gobernador.
Munipudio.– Monipodio: convenio de personas que se asocian y confabulan para fines ilícitos.
Pampanilla.– Taparrabo.
Papaya.– Fruto del papayo, árbol de la zona tropical.
Pasadía.– Equivale á pasada, empleada ésta en su acepción de congrua suficiente para mantenerse y pasar la vida.
Pelota.– Significa también bala de plomo ó hierro con que se cargaban los arcabuces, mosquetes, cañones y otras armas de fuego.
Perlongando.– Refiriéndose á una sierra, quiere decir ir caminando á lo largo de la falda de aquélla.
Perniando.—Pernear, mover violentamente las piernas.
Pichel.– Vaso alto y redondo, ordinariamente de estaño, algo más ancho del culo que de la boca, y con su tapa engoznada en el remate del asa.
Popaba.– De popar, despreciar ó tener en poco á uno.
Porquerón.– Corchete ó ministro de Justicia, que prende á los delincuentes.
Posta.– Significa también tajada ó pedazo de carne, pescado ú otra cosa.
Precitos.– Réprobos.
Prouiso.– Del latín proviso, es un modo adverbial que equivale á al instante.
Reformar.– Significa también reparar, restaurar, restablecer, poner en orden.
Repiquete.– Significa también lance ó reencuentro.
Salto.– No sólo significa acción y efecto de saltar, sino lugar alto y proporcionado para saltar, ó que sin saltar no se puede pasar, y también despeñadero muy profundo.
Sieso.– Parte inferior del intestino recto, en la cual se comprende el ano.
Sirga.—A la sirga, dícese de la embarcación que navega tirada de una cuerda, ó sirga, por la orilla.
Tabaola.– Bataola o batahola; bulla, ruido grande.
Tremiesen.– De tremer, verbo neutro que significa temblar.
Turó.– De turar, durar.
Uija.– Bija, pasta que los indios usaban para pintarse.
Verso.– Pieza de artillería antigua, que en tamaño y calibre era la mitad de la culebrina.