Kitabı oku: «Historia de Venezuela, Tomo II», sayfa 16
CAPITULO DIEZ Y OCHO
Que trata de lo que el Gouernador paso con algunos soldados sobre que dezian que se boluiesen a Piru, y de como los amotinadores persuadian a muchos questuuiesen mal con el Gouernador, y las causas que para hello les dauan.
Lleuaua el Gouernador Pedro de Orsua consigo por guia para que le lleuasen a la noticia en cuya demanda salio del Piru, ciertos yndios brasiles de los que auian suuido por este rrio que arriua se dijo, que dieron nueuas de Omegua, que llaman Dorado, y asi mesmo vn español de los que auian baxado por el rrio de la Canela con el capitan Orellana, los quales, por el mucho tiempo que auia que pasaron por este rrio y por la grandeza del, no rreconocian vien la tierra, y como auian ya nauegado casi setecientas leguas y aquel caudillo salio a descubrir y no trojo256 ninguna claridad de auer hallado jente y las guias no supieron dar rrazon suficiente del pasaje donde estauan ni si auia mucho ni poco camino de alli a la noticia de Omegua, comenzaron algunos facinorossos soldados y emulos del Gouernador a derramar fama y decir en todo el canpo que las guias desuariavan y los traian engañados, y que no auia Dorado ni prouincia que tuuiese las rriquezas que auian dicho, y que parecia claro, pues al cauo de auer navegado casi setecientas leguas por aquel rrio, no auian hallado la tierra ni rrastro della, y que lo mas hazertado seria, antes que se acauasen de perder, dar la buelta y boluerse por el propio rrio arriua al Piru, pues no auia mas que buscar de lo buscado.
Estas y otras cossas que los amotinadores derramauan por el canpo y tratauan a fin de atraher a si la gente, vinieron a noticia del Gouernador, y queriendolos desengañar y declararsse con ellos, juntando o llamando algunos, les dijo la obligacion que tenian a salir con aquella enpresa, y lo mucho que a todos ynportaua, y que asta halli casi no auian echo ningunas entradas ni descubrimientos la tierra adentro; que se animasen todos a sufrir los trauajos, porque sin hellos no se auia poblado ni descubierto ninguna prouincia en las Indias; que si conuiniese y fuesse necesario en descubrimiento y demanda de su tierra que yban a buscar, auian de enbejezer los muchos pequeños que consigo lleuaua.
Los que con buen proposito auian salido de Piru tuuieron a mucho lo que el Gouernador les auia dicho y tratado, teniendolo entonzes por honbre de mucho mas animo que asta halli, proponiendo seguille y morir en la demanda y descubrimiento de la tierra.
Auia en el canpo otros soldados, que son los que hemos llamado amotinadores, que hera Lope de Aguirre y Montoya y Ssalduendo y otros aliados suyos, que auian entrado en esta jornada por la forma257 que en el Piru se avia dibulgado de que el gouernador Pedro de Orsua hacia jente por mandado del birrey para alzarse, y porque por delitos que hellos auian cometido no podian258 ni osauan parezer ante las justicias, andando de hordinario al monte; y como despues de entrados en la jornada vieron que no se efetuaua lo que hellos pensaron, pesoles mucho y quisieron boluerse con algunos soldados a dar algun aluoroto en el Piru; lo qual nunca pudieron efetuar, aunque lo yntentaron diuersas uezes. A estos y a sus consortes y aliados no les parecio vien lo que el Gouernador auia dicho, senbrando rracones ciscañosas y enponcoñosas por el canpo, procurando, como emos dicho, poner todo mal y discordia entre los soldados y el Gouernador, los quales, o alguna parte de hellos, dauan señales de tenelle mala boluntad, asi porque no les daua tanta largueza como ellos querian para rouar y matar yndios, como porque no se dava en conuersacion y trato a todos, como solia, pareciendoles que ynzitado de algunas personas auia mudado muy mucho la condicion y se auia echo mas graue y seuero, y asi, para cunplir con el bulgo y con los que de antes conocieron a Pedro de Orsua y su afavilidad y buena crianza, teniendo entendido que les auian de hechar la culpa a todos los que formasen enemistad con el, diciendo que en hellos estaua el defeto y no en el Gouernador, procuraron las escusas dichas, ayadiendo259 otras ynuentadas por algunos para dorar sus malas voluntades, notandolo de fragil y flaco y que se auia sujetado demasiadamente a vna muger que lleuaua por amiga, llamada Doña Ines de Atienco, la qual le tenia en hechizado, y que por ella se rrejia y gouernaua, y que a los soldados que dilinquian los condenaua en pena de rremar solamente porque fuesen rremando en la canoa de la Doña Ines, por ynducimiento de la qual usaua de los estremos dichos y de otros muchos; rrancheandose apartado del campo con la Doña Ines, por tener lugar de comunicarse y frequentarse mas a menudo, y que auorrescia la conpañia de los soldados, y que le pesaua de que le estuuiessen mirando quando comia, y que hera enemigo de dar y amigo de que le diesen, que lo que prestaua lo tornaua a pedir con mucha facilidad, y que lo que a el le prestauan decia que se le deuia de obligacion, y nunca mas lo tornaua, y que usaua de muchas estrechuras y rrigores que en las jornadas no se deuen vssar, temiendose de la residencia que se le auia de tomar, y que tenia muy oluidadas las cosas de la guerra; deuajo de las quales colores, como e dicho, algunos soldados mostrauan estar mal con el Gouernador, dando señal dello a los amotinadores, los quales, pareciendoles que entre todos los mas del canpo estaua muy mal quisto, afeando mucho lo quel Gouernador auia dicho, diciendo que en aquella jornada auian de enbejezer los muchachos, comenzaron a tratar sobre hello, y casi entendiendo por las palabras esteriores los unos a los otros lo que tenian en su pecho, comenszaron a tratar sobre lo que deuian hazer para boluerse al Piru; aunque su principal yntencion de los mas amotinadores hera matar al Gouernador y boluerse alzados a Piru, finjian otra cosa de fuera, teniendo y dando varios parezeres de lo que auian de hazer.
CAPITULO DIEZ Y NUEUE
Que trata de como conzertaron de matar al Gouernador, y los parezeres que sobre hello vuo, y como engañaron a Don Hernando a que ffuese su general y nonbro los que fuesen hen ello.
Auiendose comunicado los amotinadores principales entre si, que hera Alonsso de Montoya y Joan Alonso de Labandera y Lorenco Salduendo y Miguel Serrano de Caceres y Pedro de Miranda, mulato260, y Martin Perez y Pedro Fernandez261 y Diego de Torres y Alonso de Villena y Cristoual Hernandez y Joan de Bargas y Lope de Aguirre, de lo que se auia de hazer azerca del matar a Pedro de Orsua, pareciendoles que entre hellos no auia honbre a quien de buena gana ouedeciesen toda la mas jente del canpo, por ser todos de poca suerte y autoridad y de uajo linaje, y los que auia de bueno estauan tanbien ynclinados y auian dado y dauan tan buena muestra de su lealtad que aunque se les encargara o tratara algo del negocio no solo no lo hicieran, mas se mataran con quien se lo tratara, acordaron hablar a Don Hernando de Guzman, alferez general de Pedro de Orsua, que hera tenido por cauallero y de buen linaje, y era uien acondicionado y afable con los soldados, teniendo conocido del que hera algo anuicioso de honrra, y que a trueque de mandar haria lo que hellos le rrogasen, y asi, deuajo de encargalle el secreto y dalle a entender que conociendo lo mucho que merescia, mouidos de un santo zelo le uenian a rrogar vn negocio que ynportaua y conuenia a todo el canpo y principalmente al seruicio del Rrey, y Don Hernando, rrindiendoles las gracias por el mucho caso que de su persona hazian, les dijo que dijessen lo que querian, y ellos le comenzaron a dezir que ya le hera notoria la perdicion que todos lleuauan a causa de los muchos agrauios y sin justicias que cada dia les hazia, y que si mucho gouernaua Pedro de Orsua podria ser perderse todos, lo qual hera gran deseruicio del Rrey, y que bien sauia el agrauio y afrenta que a el le auia hecho en prendelle a su criado sin tener la quenta que hera rrazon con vn cauallero como el; que le suplicauan que fuese su general, y tomando en si toda la gente yrian mejor gouernados por su mano, y descubririan la tierra que yban a buscar, y poblandola, su Magestad tendria particular cuenta con el y le perdonaria, y que podrian dejar al Gouernador en aquel pueblo de Machifaro con algunos amigos suyos.
Don Hernando de Guzman, vencido deste cudicia y anbicion de mandar, y pareciendole que no abria mas en el negocio de lo que los traydores y amotinadores le decian, pospuesto el amor y lealtad quel estaua obligado a tener a su Governador, les rrindio las gracias del ofrecimiento y aceto de hazer lo que le rrogauan; y estando ya todos confederados en esta liga, y determinados de hazer su general al Don Hernando de Guzman, no pareciendoles vien algunos el concierto que tenian echo, que hera lo que auian dicho al Don Hernando, dezian que no auian de buscar tierra sino que, dejando alli en el pueblo de Machifaro a Pedro de Orssua y a sus amigos, tomasen todos los uergantines y canoas, y con todos los que les quisiesen seguir se fuesen el rrio abajo y se boluiesen al Piru. El Don Hernando decia, con algunos questauan de su uando, que no se auia de hazer mas de lo que a el le auian dicho; y tomando en estas diferencias la mano Lope de Aguirre y Lorenco Salduendo, dixeron que nada de todo aquello conuenia, sino que luego matasen a Pedro de Orsua y a su theniente, y con toda la jente diesen la buelta al Piru, donde se preferian en breue tiempo hazelle señor del; y con la anuicion que Don Hernando tenia, y porque le prestaua ya poco que decir otra cosa, dio muestras de parezerle vien lo que Lope de Aguirre dezia, y assi quedo desde alli confirmada la sentencia de muerte contra Pedro de Horsua, buscando tiempo oportuno para hello, y procurando cada uno por su parte atraher a ssi los soldados y amigos que tenia para hacellos propicios quando fuesen menester.
El Gouernador, descuidado destas tramas y hurdienbres, teniendo en poco los auisos que algunos amigos le auian dado conociendo algunos de los que en la jornada yban, aunque no presumian lo que sucedio, que hera que tuuiese de contino guardia en su rrancho de soldados e amigos, no curo de hazello; y algunos quisieron dezir que no tenia guardia consigo por tener mas largueza en conuersar con Doña Ines, porque teniendo guardia en su rrancho no auia de ser tan disuluto que delante de los soldados de la guardia tuuiese comunicacion con su amiga; y asi se estaua solo con solos sus pajes.
Los traidores, no hallando en este primer pueblo de Machifaro tiempo oportuno para matar al Gouernador, lo dilataron para adelante. Pasada la Pascua de Nauidad se partio deste primer pueblo de Machifaro, y nauegando todo aquel dia, llego a otro pueblo que llamaron asi mesmo de Machifaro, donde se alojo el Gouernador con toda la gente, el qual estaua despoblado y los moradores del alzados por el miedo que tenian a los españoles, por lo que dellos auian vydo.
CAPITULO VEINTE
Que trata de como mataron al Gouernador y a su theniente en Machifaro, auiendo ynbiado a descubrir gente y tierra.
Llegado el Gouernador al ssegundo pueblo de la prouincia de Machifaro, despues de Pascua de Nauidad, y alojado en el, como esta dicho, hallaron entre otros caminos que salian de aquel pueblo, vno algo grande, que por su grandeza parecia auer por el algun trato de poblazon grande; lo qual sauido por el Gouernador acordo ynuiar a uer donde yba aquel camino, porque no dijesen algunos de sus emulos que se pasaua de largo sin uisitar la tierra y uer lo que en hella auia, y asi, nonbrando por caudillo a vn Sancho Pizarro, lo ynuio con ciertos soldados a que uiese y descubriese la poblacon donde yba aquel camino.
Partido Sancho Pizarro, viendo los amotinadores que forcosamente se auia de detener alli algunos dias, acordaron dar horden como se esecutase su sentencia contra el Gouernador, y auiendo entrado en consulta sobre hello el dia de Año Nueuo por la mañana se determinaron de efetuar su maldad aquel dia en la noche, por ser el dia que hera, y entendiendo quan descuidado estaua el Gouernador dello.
Esta junta no se hizo tan secreta que no la entendio un esclauo negro de Juan Alonso de Lauandera, llamado Juan Primero, el qual, o por Dios que lo mouio o porque deuia ser mas leal que los españoles, o pretendiendo por esta uia liuertarse, procuro disimuladamente yr al rrancho del Gouernador a dalle quenta de lo que pasaba y estaua determinado contra el. Fue tanta la desgracia de todos que nunca hallo al Gouernador en su casa, porquestaua con la doña Ines. Queriendo el negro boluerse por no ser sentido, confiado en un sclauo de Pedro de Horsua, le dijo el efeto a que uenia, que hera auisarle de como le auian de matar aquel dia. El sclauo del Gouernador, o se le oluido o no quiso dezirlo, de suerte que se paso el dia sin que el Gouernador fuese auisado.
Venida la noche se juntaron todos los amotinadores que arriua se han nombrado, en casa de Don Hernando de Guzman, y para mas seguridad ynuiaron vn mestizo, criado del Don Hernando, a uer lo que hazia el Gouernador y quien estaua con el, el qual fue y entro en el buhio diciendo que su amo lo ynuiaua a pedir un poco de hazeite, y mandandoselo dar el Gouernador, se bolvio con su enbajada y auiso a los traidores que congregados y puestos a punto estauan en el lugar dicho. Seria como dos oras despues de anochecido, dia de la Circuncicion, quando los dichos matadores salieron juntos de casa de Don Hernando con diabolica determinacion, y tomando la delantera el pesimo de Alonso de Montoya, como honbre que pretendia tomar particular venganza de la muerte del Gouernador, y con el Cristoual Hernandez de Chaues, entraron en casa del Gouernador, al qual hallaron echado en una hamaca hablando con vn pajezillo suyo, llamado Lira, y le saludaron, y diciendoles el Gouernador: que buscan por aca los caualleros a tal hora, la rrespuesta fue dalle sendas estocadas, y leuantandose para tomar su espada y rrodela, que tenia alli junto de si, entraron los otros, y segundando, le hirieron todos, de suerte que cayo alli luego muerto, sin hablar mas palabra de confision, confision, miserere mei Deus262; y hecho esto, saliendosse fuera del buhio todos, alzo la boz vno dellos y dixo: liuertad, liuertad, biua el Rrey: muerto es el tirano[A].
Oyendo las vozes deste motin, Don Juan de Uargas, theniente general, sin sauer lo que fuese, lo mas presto que pudo, se uistio vn escaupi o sayo de armas, y con su espada y rrodela y su bara en la mano, se fue hazia casa del Gouernador, a donde auia oydo las uozes, el qual topo en el camino a los comuneros traidores que le yban a buscar, y conociendo ser el y que yba armado, arremetieron y le quitaron el espada y la rrodela, y lo comenzaron a desarmar para hazer del lo que auian echo de su Gouernador; y auiendole quitado vna manga del sayo y estandole quitando la otra, vno de aquellos ministros luzifirinos, llamado Martin Perez, le dio vna estocada por el lado desarmado; que le paso de parte a parte, y con la sobra del espada hirio al Juan de Vargas263, su conpañero, questaua desarmando al theniente, y lo lastimo muy mal, y luego todos los demas amotinadores le dieron todas las estocadas y huchilladas que pudieron, con que lo acauaron de matar. Luego, tornando alzar algunos dellos la uoz de: liuertad, caualleros, biua el Rrey, se bolvieron a la casa o bohio donde auian muerto a Pedro de Orsua, adonde luego acudieron todos sus amigos y aliados, questauan ya aperceuidos y auisados para en oyendo el aluoroto acudir con sus armas a fauorezelles. Asi mesmo se llegauan otros muchos soldados a uer que hera aquel alboroto, sin sauer ni entender lo questaua echo, a los quales los traidores luego hazian entrar en su esquadron, y todo esto sin que los mas del canpo entendiesen quienes y quantos eran en aquella junta, y quando uenian a entender la muerte del Governador y su theniente, cada uno de los que no auian sauido ni sido en el motin, creia que la mayor parte del campo fuesen hen ello.
Junta la mayor parte del canpo, deuajo de la cautela dicha, algunos de los amotinados, viendo que faltaua jente, salieron armados con amigos y panyguados, y unos por fuerca y a otros de grado, a unos con amenazas y a otros con promesas y alagos, los trajeron a todos a casa del Gouernador, para que se hallasen presentos a unas solenes osequias que a los difuntos pensauan hazer, y para que supiesen y entendiesen a quien auian de tener por General y a quien auian de ouedecer y acatar y rreuerenciar.
NOTAS AL CAPÍTULO XX
(A) Si se comparan los relatos que de la muerte de Pedro de Orsua hacen el Bachiller Vázquez y Pedrarias de Almesto con el trazado por el Padre Aguado, fácilmente se advierten notables diferencias, lo cual confirma el aserto de que el docto franciscano, si bien tuvo á la vista uno de los dos manuscritos, no los copió, sino que rectificó en unos puntos esas versiones y las completó en otros.
Vázquez dice que Orsua estaba solo, acostado en su cama, y Pedrarias afirma que «se hallaba hablando con su amigo, que se decía Pedrarias de Almesto, echados en sus camas, cerca el uno del otro». Añade Pedrarias que él echó mano á la espada para defender al Gobernador, y así estuvo un rato, luchando con todos, «hasta que le amenazaron que diese las armas y no le matarían». También dice que el primero que hirió á Orsua fué Juan Alonso de la Bandera.
Según el Padre Aguado, Orsua estaba con un paje suyo, llamado Lira, y los primeros que entraron, y, por tanto, los primeros que debieron herir al Gobernador, fueron Alonso de Montoya y Cristóbal Hernández de Chaves.
Pedrarias escribe también que Martín Pérez, al matar al teniente general Don Juan de Vargas, mató también al soldado de este mismo nombre; pero fray Pedro de Aguado dice que «lo lastimó muy mal», y así debió ser, porque el mencionado soldado sigue figurando en sucesos posteriores. Vázquez omite todo esto.
CAPITULO VEYNTE Y UNO
Que trata de lo que toda la noche hicieron despues de auer muerto a su Gouernador y a su theniente.
Junta, pues, toda la gente del canpo en casa del difunto para hazer las osequias, juntos los dos cuerpos muertos, mandaron los omicidas que dentro en la casa en el buhio del Gouernador, se les hiziese vn hoyo para que pues auian sido conpañeros en la uida lo fuesen en la muerte, y los echasen alli juntos[A]. Los sufraxios que por ellos hicieron fue nonbrar luego por su general a Don Fernando de Guzman, y por su Maese de Campo a Lope de Aguirre, no curando por entonzes de hazer mas officiales por la mucha ocupacion que pensauan tener en matar los amigos y panyaguados del Gouernador y su theniente, a los quales, con toda diligencia, desarmaron, y quyriendo hazer dellos lo que de su Gouernador264, el Don Hernando de Guzman que ya tenia titulo de general, no lo consintio, y rrecelandose los traidores que los muertos no rresucitaran a tomar uerganza con mano y confederacion y liga de algunos amigos suyos o de otros soldados, mandaron que, so pena de la uida, ninguno hablase quedo sino altas e yntelexibles vozes, de suerte que de lo que hablasen no se pudiesen colexir cosa alguna de lo que hellos temian.
Algunos soldados se descuidaron de cunplir este preceto, hablando vnos con otros algo mas vajo de lo questaua mandado, pusieron en detrimento sus uidas, y quisieron matallos, sino por ser personas de quien no se presumia que hablauan cosa en deseruicio de la comunidad, les perdonaron, y temiendose no ouiese aquella noche algun mal rrecaudo, y porque no tuuiessen lugar ningunos soldados de comunicar algo contra hellos, no consintieron que ninguno sse fuese aquella noche de alli, mas antes uelando y con sus armas en las manos los hicieron estar toda aquella noche en esquadron, jatandose y alauandose de lo hecho; y porquestas osequias no quedasen sin ofrenda, mandaron con mucha liberalidad sacar cierto vino que el Gouernador traia para decir misa, y como honbres que no pretendian oyrla, lo rrepartieron todo entre todos, asi capitanes como soldados, para que con mas constanca y amistad pasasen la noche.
NOTAS AL CAPÍTULO XXI
[A] Pedrarias de Almesto dice: «Ciertos negros, que eran del Gobernador, por mandado de Doña Inés, hicieron un hoyo grande y enterraron al Gobernador y su Teniente Don Juan de Vargas, juntos, y los traidores se estuvieron hasta la mañana en escuadrón.»