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Kitabı oku: «Filosofía Fundamental, Tomo IV», sayfa 5

Balmes Jaime Luciano
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CAPÍTULO XVI.
SE AFIRMA DE DIOS TODA LA REALIDAD, CONTENIDA EN LOS CONCEPTOS INDETERMINADOS

[121.] Ya hemos visto que nuestros conocimientos son de dos clases: unos generales é indeterminados, otros intuitivos (Lib. IV): recorramos todos los objetos conocidos por nosotros, indeterminada ó intuitivamente, y veremos que ninguno se niega de Dios sino en cuanto implican contradiccion.

[122.] Los conceptos generales é indeterminados son los de ser y no ser, substancia y accidente, simple y compuesto, causa y efecto. Todo lo que hay de real en estos conceptos se afirma de Dios.

[123.] Ser, ó cosa realmente existente, se afirma del ser infinito. Lo que no es, no tiene ninguna propiedad.

[124.] Substancia ó ser subsistente por sí mismo, se afirma tambien de Dios.

Prescindo de si las ideas de ente y substancia se aplican unívocamente á Dios y á las criaturas: esta es una cuestion de las escuelas; para mi objeto me basta el que se entienda que se aplica al ser infinito la idea de ser en cuanto opuesta á la del no ser, y la de substancia en cuanto se opone á la de accidente, ó bien en cuanto significa una cosa que encierra lo necesario para subsistir por sí misma, sin necesidad de estar inherente á otra.

[125.] La idea de accidente no puede aplicarse al ser infinito; mas por esto no se niega de él nada positivo; antes se afirma una perfeccion, cual es el que no tiene necesidad de estar inherente á otro. Esto es perfeccion, es ser, es fuerza de ser; negarle pues la calidad de accidente es remover una negacion. Además, por lo mismo que se le atribuye el ser substancia, se le niega el ser accidente; estas dos ideas son contradictorias, no pueden atribuirse á un mismo tiempo á un mismo sujeto.

[126.] Se afirma de Dios que es simple. Con esto no se niega nada; y para convencernos de esta verdad recordemos lo que es simple. Lo simple es lo uno (Lib. VI, Cap. II y III); lo compuesto es un conjunto de seres; si las partes son reales, como deben serlo para que haya verdadera composicion, el resultado es un conjunto de seres reales, subordinados á cierta ley de unidad. Cuando se dice pues que Dios es simple, se viene á significar que Dios no es un conjunto de seres sino un ser; lo que no envuelve ninguna negacion, antes por el contrario encierra la afirmacion de una existencia no dividida en varios seres.

[127.] La idea de causa, es decir de actividad que produce en otro un tránsito de no ser á ser, ó de ser de una manera á ser de otra, se atribuye tambien á Dios. Esto no envuelve ninguna negacion, sino una afirmacion de ser; puesto que la causa es no solo ser, sino un ser que abunda de perfeccion para comunicarla á los otros.

[128.] La idea de efecto no se puede aplicar á Dios; pero esto lejos de ser una negacion, es una afirmacion. Todo efecto es una cosa producida, y que por consiguiente ha pasado del no ser al ser: negar pues la calidad de efecto, es remover la negacion del ser, es afirmar la plenitud del ser.

[129.] Lo que se ha dicho de las ideas de causa y efecto, se puede extender á las de necesario y contingente. La proposicion negativa: Dios no es contingente; es una afirmacion; porque la contingencia es la posibilidad de no ser. Negar esta posibilidad, es afirmar la necesidad de ser: lo que es perfeccion y plenitud de perfeccion.

CAPÍTULO XVII.
COMO SE AFIRMA DE DIOS TODO LO NO CONTRADICTORIO CONTENIDO EN LAS IDEAS INTUITIVAS

[130.] Todo lo positivo que se encierra en los conceptos generales é indeterminados, se afirma de Dios: la reseña que precede lo deja fuera de duda. Veamos ahora si se verifica lo mismo en cuanto á las ideas intuitivas. Estas por lo que toca á nuestro entendimiento, se reducen á lo siguiente: sensibilidad pasiva, sensibilidad activa, inteligencia, voluntad.

[131.] La sensibilidad pasiva, ó sea la forma bajo la cual se ofrecen á nuestros sentidos los objetos del mundo externo, no conviene al ser infinito. Esta proposicion negativa, «el ser infinito no es pasivamente sensible,» es rigurosamente verdadera. ¿Con esta proposicion se niega de Dios algo positivo? examinémoslo.

La forma de la sensibilidad pasiva es la extension, en la cual entra necesariamente la idea de multiplicidad. Lo extenso es por necesidad un conjunto de partes: negar de Dios la extension es afirmar su simplicidad, es negar que sea un conjunto de seres, es afirmar la unidad indivisa de su naturaleza.

[132.] Prescindiendo de la extension, no hay en la sensibilidad pasiva de los objetos nada mas que la relacion de causas que producen en nosotros los efectos llamados sensaciones. Esta causalidad se debe y puede afirmar de Dios; porque es cierto que la causa infinita es capaz de producirnos todas las sensaciones sin que necesite ningun intermedio.

[133.] La proposicion negativa, «el ser infinito no es material,» no significa mas en el fondo que la otra: «el ser infinito no es pasivamente sensible.» La íntima naturaleza de la materia nos es desconocida; lo que de ella sabemos es que se ofrece en intuicion á nuestra sensibilidad como un objeto esencialmente múltiplo, bajo la forma de extension. Cuando negamos pues que Dios sea material ó corpóreo, negamos su sensibilidad pasiva, ó bien su multiplicidad bajo la forma de extenso.

[134.] Las demas propiedades de la materia, como movilidad, impenetrabilidad, divisibilidad y otras semejantes, se refieren todas á la extension ó á alguna impresion particular causada en nuestros sentidos. Las dificultades que pudieran suscitarse quedan pues desvanecidas con lo dicho en los párrafos anteriores.

La inercia, ó sea la indiferencia para el movimiento ó la quietud, significa una propiedad puramente negativa. La incapacidad de toda accion, la falta de un principio interno productivo de mudanzas, la disposicion puramente pasiva á recibir todas las que se le quieran comunicar.

[135.] Resulta pues demostrado que el negar á Dios la sensibilidad pasiva ó la naturaleza corpórea, es la afirmacion de su naturaleza indivisa, de su actividad productiva, y de la imposibilidad de sufrir ninguna especie de mudanza.

[136.] La sensibilidad activa ó sea la facultad de sentir, tiene dos caractéres que conviene deslindar. En la sensacion hay dos cosas: 1.ª la afeccion causada en el ser sensitivo por el objeto sensible; 2.ª la representacion del ser sensible en lo interior del sensitivo. Lo primero es puramente pasivo, y supone la posibilidad de ser afectado por un objeto, y por consiguiente de estar sujeto á mudanza. Esto no conviene ni puede convenir al ser infinito; negarlo es afirmar la inmutabilidad, esto es, la necesidad de permanecer siempre en un mismo estado. Lo segundo es una especie de conocimiento de un órden inferior, por el cual el ser sensitivo percibe á su modo el objeto sensible. La representacion de todos los objetos debe hallarse por necesidad en el ser infinito; por consiguiente todo lo que se encuentra de intuitivamente perceptivo, en las facultades sensitivas, debe hallarse en la percepcion del ser infinito; quiero decir, que todo cuanto la sensibilidad nos ofrece de los objetos externos, todo cuanto traslada á nuestro interior de lo que existe en lo exterior, todo se debe hallar en la representacion que tiene dentro de sí la inteligencia infinita. ¿Bajo qué forma se presentan los objetos á la intuicion del ser infinito? el hombre lo ignora; pero es cierto que á esta intuicion se ofrece todo lo que se encierra de verdad en las representaciones sensitivas.

[137.] La inteligencia, ó sea la percepcion de los objetos, prescindiendo de las formas de la sensibilidad, encierra algo positivo que es la percepcion de los seres y sus relaciones; pero en nosotros está acompañada muchas veces de una circunstancia negativa, cual es la falta de objetos determinados á que se pueda referir el concepto general. El ser infinito que ve en una sola intuicion todo cuanto existe y puede existir, encierra todo lo que hay de positivo en la inteligencia, y no adolece de lo negativo que es una imperfeccion.

[138.] En cuanto á la voluntad, es evidente que se debe afirmar de Dios; porque al ser infinito no se le puede negar esa actividad íntima, espontánea, que se llama querer, y que por su naturaleza no implica ninguna imperfeccion.

[139.] La voluntad de Dios, aunque una y simplicísima, se distingue en necesaria y libre, segun los objetos á que se refiere. Esto da orígen á varias proposiciones negativas cuyo sentido conviene examinar.

Se dice: Dios no puede querer el mal moral; esta proposicion aunque negativa, lógicamente considerada, es en el fondo afirmativa. Dios no puede querer el mal moral, porque su voluntad está invariablemente fija en el bien, en aquel tipo sublime de toda santidad que contempla en su esencia infinita. La impotencia para el mal moral es en Dios una infinita perfeccion de su santidad infinita.

[140.] La voluntad divina puede referirse á objetos exteriores, que siendo finitos, se prestan á ser combinados de diferentes maneras, y cuya existencia ó no existencia pueden ser convenientes ó no convenientes segun el fin que se proponga el agente que los debe producir y modificar. Sobre estos objetos se ejerce la voluntad libre de Dios; y al decirse que no tiene necesidad de hacer esto ó aquello, no se niega nada, antes se afirma una perfeccion: esto es, la facultad de querer ó no querer, ó querer de este modo ó de otro, objetos que por su naturaleza finita no pueden ligar la voluntad infinita.

[141.] De lo dicho resulta que toda la realidad no contradictoria que se halla en las ideas generales, ya sean indeterminadas ya intuitivas, se afirma del ser absolutamente infinito. En cuanto á las realidades individuales (120) es evidente que no se pueden afirmar del ser infinito las finitas, sin caer en contradiccion. Esta proposicion: «el ser infinito es el universo corpóreo,» equivale á esta otra: «el ser infinito es un ser esencialmente finito.» La misma contradiccion se hallará en cualquiera proposicion donde el sujeto sea el ser infinito, y el predicado una realidad individual distinta del ser infinito. Bastan aquí estas indicaciones, que se comprenderán mas á fondo al tratar de la multitud de las substancias, contra el error de los panteistas.

CAPÍTULO XVIII.
LA INTELIGENCIA Y EL SER ABSOLUTAMENTE INFINITO

[142.] No se debe concebir al ser infinito como un objeto vago cual se ofrece en la idea general de ser, sino como dotado de verdaderas propiedades que sin dejar de ser reales, se identifican con su esencia infinita. Un ser que no sea algo, del cual no se pueda afirmar alguna propiedad, es un ser muerto, que nosotros no concebimos sino bajo la idea general de cosa, y que hasta se nos ofrece como imposible de realizar. No es así como ha concebido la humanidad al ser infinito: la idea de actividad se ha unido siempre á la idea de Dios; y esta actividad nó en general, sino de una manera fija: en lo interior, actividad de inteligencia; en lo exterior, actividad productiva de los seres.

[143.] La idea de actividad en general, no excluye toda imperfeccion: la actividad para el mal es una actividad imperfecta; la actividad con que obran recíprocamente unos sobre otros los seres sensibles, está sujeta á las condiciones de movimiento, de extension, y por consiguiente no está exenta de imperfecciones. La actividad intrínsecamente pura, hermosa, y que considerada en sí, no envuelve ninguna imperfeccion, es la intelectual. Esta es una actividad inofensiva, que por sí sola nunca daña; una facultad imaculada que por sí sola nunca se mancilla.

[144.] Entender el bien es bueno; entender el mal tambien es bueno; querer el bien es bueno; querer el mal es malo; hé aquí una diferencia entre el entendimiento y la voluntad: esta puede mancharse por su objeto, el entendimiento nunca; el moralista considera, examina, analiza las mayores iniquidades, estudia los pormenores de la corrupcion mas degradante; el político conoce las pasiones, las miserias, los crímenes de la sociedad; el jurisconsulto conoce la injusticia bajo todos sus aspectos; el naturalista, el médico fijan su contemplacion en los objetos mas deformes y asquerosos; y por eso la inteligencia no se mancilla. Dios mismo conoce todo lo malo que hay y puede haber en el órden físico, como en el moral, y su inteligencia permanece inmaculada.

[145.] De la libertad como tal, abusan los seres criados; porque ella de suyo es principio de accion, y puede dirigirse á lo malo; en cuanto á la inteligencia por sí sola, no se abusa de ella; de suyo es un acto inmanente ó intransitivo, en que se representan objetos reales ó posibles; el abuso no comienza hasta que la voluntad libre combina los actos de la inteligencia y los ordena á una accion mala; hasta que se introduce en las combinaciones intelectuales el acto de la voluntad no hay conocimiento malo. Un conjunto de estratagemas para cometer el mas horrendo de los crímenes, podrá ser inocente objeto de una contemplacion intelectual.

[146.] Admirable cosa es la inteligencia. Con ella hay relaciones, hay órden, hay reglas, hay ciencia, hay arte; sin inteligencia no hay nada. Concebid si podeis el mundo sin que ella preexista, todo es un caos; imaginad el órden ya existente y extinguid la inteligencia, el universo es un hermoso cuadro ante la helada pupila de un difunto.

[147.] A medida que los seres se elevan en el órden de la inteligencia los concebimos mas perfectos. Al salir de la esfera de lo insensible, y al entrar en el órden de la representacion sensitiva, comienza un mundo nuevo cuyo primer eslabon es el animal que tiene limitadas sus sensaciones á un reducido número de objetos, y cuya cima se halla en la inteligencia. La moral brota de la misma inteligencia, ó mejor, es una de sus leyes; es la prescripcion de la conformidad con un tipo infinitamente perfecto. Con la inteligencia, la moral se explica; sin ella, la moral es un absurdo. La inteligencia tiene sus leyes, sus deberes, pero que brotan de su propio seno, como el sol se alumbra á sí mismo con su propia luz. La libertad se explica con la inteligencia, sin esta la libertad es un absurdo. Sin inteligencia la causalidad se nos ofrece como una fuerza obrando sin objeto ni direccion, sin razon suficiente, es decir el mayor de los absurdos. Cuando algunos teólogos han dicho que el atributo constitutivo de la esencia de Dios era la inteligencia, han emitido una idea que encierra un sentido filosófico admirablemente profundo.

[148.] Con el acto intelectual el ser no sale de sí mismo: el entender es una accion inmanente, que puede dilatarse hasta lo infinito, y ser ejercida con una intensidad infinita, sin que el ser inteligente se aparte de su interior; cuando mas profundo sea su entender, mas profunda será su concentracion en el abismo de su conciencia. La inteligencia es esencialmente activa; ella misma es actividad. Ved lo que sucede en el hombre: piensa, y la voluntad se dispierta, y quiere; piensa, y su cuerpo se mueve; piensa, y sus fuerzas se multiplican, y todo cuanto tiene se halla á las órdenes del pensamiento. Figurémonos una inteligencia infinita en extension y en intensidad; una inteligencia en que no haya alternativas de accion y de descanso, de energía y de abatimiento; una inteligencia infinita que se conozca infinitamente á sí misma, que conozca infinitos objetos reales ó posibles, y con un conocimiento infinitamente perfecto; una inteligencia orígen de toda verdad, sin mezcla de error; manantial de toda luz, sin mezcla de sombra; y nos formaremos alguna idea del ser absolutamente infinito. Con esa inteligencia infinita concibo la voluntad, y voluntad infinitamente perfecta; concibo la creacion, acto purísimo de voluntad fecundando la nada, llamando á la existencia los tipos que preexisten en la inteligencia infinita; concibo la santidad infinita, concibo todas las perfecciones identificadas en aquel océano de luz. Sin inteligencia no concibo nada; todo se me presenta ciego; si se me habla de un ser absoluto que se halla en el orígen de todas las cosas, me parece ver el caos antiguo, que en vano intento esclarecer. Las ideas de ente, de substancia, de necesidad divagan por mi entendimiento; pero todo en la mayor confusion: lo infinito no es para mí un foco de luz, es un abismo tenebroso; ignoro si estoy sumergido en una realidad infinita, ó si me pierdo en los espacios imaginarios de un concepto vacío.

CAPÍTULO XIX.
RESÚMEN

Resumiendo la doctrina de los capítulos anteriores, diremos lo siguiente.

[149.] El exámen de la idea de lo infinito es de la mayor importancia; puesto que va inseparablemente unida con la idea de Dios.

[150.] Tenemos idea de lo infinito; pero las disputas que hay sobre su naturaleza y aun sobre su existencia, indican la obscuridad de la misma.

[151.] Finito es lo que tiene límites.

[152.] Infinito no es lo mismo que indefinido: lo infinito es lo que carece de límites: in-finito; lo indefinido es aquello cuyos límites no están señalados: in-definido.

[153.] La diferencia entre lo infinito y lo finito se funda en el principio de contradiccion: lo finito afirma los límites, lo infinito los niega: no hay medio entre el sí y el nó.

[154.] Límite es la negacion de un ser ó de algo real, aplicada á un ser; el límite de una línea es el punto mas allá del cual no se prolonga; el límite de una fuerza es el punto mas allá del cual no se extiende.

[155.] La idea de lo infinito, negando el límite, niega una negacion, luego es una idea afirmativa; así como la idea de lo finito es negativa, porque afirma una negacion.

[156.] La idea de lo infinito se aplica á muchos órdenes de seres, y presenta singulares anomalías que parecen contradicciones. Una línea prolongada hasta lo infinito en una sola direccion, parece infinita, porque es mayor que todas las finitas; y no es infinita porque tiene límite, en el punto de donde parte. Una cosa semejante se verifica en las superficies y en los volúmenes. Para explicar estas anomalías debemos atenernos á lo siguiente.

[157.] La idea de lo infinito no es intuitiva. No tenemos intuicion de ningun objeto infinito con infinidad absoluta ni aun relativa.

[158.] La idea de lo infinito es indeterminada, es un concepto formado de la union de dos ideas indeterminadas: ser, y negacion de límite; todo en la mayor generalidad.

[159.] El concepto indeterminado de lo infinito no nos hace conocer ninguna cosa infinita.

[160.] Las anomalías y aparentes contradicciones que hallamos en la aplicacion de la idea de lo infinito, se desvanecen atendiendo á que la diferencia de los resultados depende de la diferencia de condiciones bajo las cuales se aplica al concepto indeterminado de lo infinito. Cosas que serán infinitas bajo una condicion, dejarán de serlo si se las considera bajo otra; la contradiccion aparente resulta de que no se advierte el cambio de condiciones.

[161.] Tenemos concepto del número infinito, porque podemos unir en nuestro entendimiento las dos ideas indeterminadas: número, y negacion de límite.

[162.] Tenemos concepto de la extension infinita, porque podemos unir las dos ideas: extension, y negacion de límite.

[163.] La posibilidad, ó la no contradiccion de los conceptos, en el órden puramente ideal, no nos asegura de su posibilidad en el órden real. Cuando los conceptos se realizasen, su realidad no estaria en una extension abstracta, ni en un número abstracto, sino en tales seres extensos, en tales unidades; la determinacion implicada por la realidad, puede envolver contradicciones con la infinidad verdadera, no siéndonos posible descubrirlas en el concepto indeterminado, que prescinde de las condiciones de su realizacion.

[164.] Aunque tenemos concepto de la extension infinita, nos es imposible imaginárnosla.

[165.] No se descubre ninguna repugnancia extrínseca ni intrínseca en la existencia de la extension infinita.

[166.] Por medios puramente filosóficos no podemos saber si la extension del universo es finita ó infinita.

[167.] Un número absolutamente infinito, aunque puede concebirse indeterminadamente, no es susceptible de ninguna expresion aritmética ni geométrica; ninguna serie de las que los matemáticos llaman infinitas, expresa un número absolutamente infinito.

[168.] Se puede dar una demostracion de la imposibilidad intrínseca de un número actual infinito, fundada en la repugnancia intrínseca de la coexistencia de ciertas cosas numerables.

[169.] La idea del ser absolutamente infinito real, no puede ser indeterminada; es necesario que envuelva perfecciones positivas y formales.

[170.] Se debe afirmar del ser infinito, todo lo que no implica contradiccion. Lo absurdo no es perfeccion.

[171.] Analizando las ideas indeterminadas y las intuitivas, encontramos que toda la realidad que en las mismas se encierra, se afirma de Dios.

[172.] El ser absolutamente infinito debe ser inteligente.

[173.] La inteligencia es una perfeccion que no implica ninguna imperfeccion.

[174.] La voluntad y la libertad deben tambien hallarse en el ser absolutamente infinito.

[175.] La idea indeterminada de lo infinito, se forma de la combinacion de las de ser y no ser.

[176.] La idea indeterminada de un ser absolutamente infinito, consiste en la idea del conjunto de todo ser, que no implique contradiccion.

[177.] La idea determinada de un ser infinito real, ó de Dios, se forma de la idea indeterminada de un ser absolutamente infinito, combinada con las ideas intuitivas, de inteligencia, voluntad, libertad, causalidad, y las demás que se puedan concebir sin imperfeccion, todas existentes en un grado infinito2.

2.Quizás no faltarán algunos lectores poco versados en la historia de lo filosofía, á quienes parezca que me he extendido demasiado en la explicacion de la idea de lo infinito, considerando estas cuestiones, en la clase de aquellas que sirven mas bien para sutilizar, que para adquirir conocimientos sólidos. Este es un error de mucha gravedad. En todos tiempos, han ocupado un lugar preferente entre las cuestiones filosóficas, las que versan sobre la idea de lo infinito; y en nuestra época, apenas hay ninguna que deba merecer mas atencion, si se quieren atajar los progresos del panteismo. No me cansaré de repetir que muchos errores gravísimos dimanan de confusion en las ideas fundamentales; para quien esté bien radicado en el conocimiento de estas, dejarán de ser peligrosas ciertas obras, cuyo secreto, para extraviar, consiste ó en emplear palabras incomprensibles, ó en dar falsas acepciones á las que se pueden comprender. Como quiera, los que creyeren que aquí solo se trata de cavilaciones escolásticas, recuerden que deberán tener por caviladores á los metafísicos mas eminentes antiguos y modernos.