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Kitabı oku: «Filosofía Fundamental, Tomo IV», sayfa 6

Balmes Jaime Luciano
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LIBRO NOVENO.
LA SUBSTANCIA

CAPÍTULO I.
NOMBRE É IDEA GENERAL DE LA SUBSTANCIA

[1.] ¿Qué es la substancia? ¿Tenemos de ella una idea bien clara y distinta? Las incesantes disputas de los filósofos sobre la idea de substancia y las continuas aplicaciones que hacemos de la misma, prueban dos cosas: 1.ª que la idea de substancia existe; 2.ª que su claridad y distincion no son tales como fuera de desear. Un mero nombre, vacío de toda idea, no llamaria tan vivamente la atencion de todos los filósofos, ni se emplearia con tanta generalidad, aun en el lenguaje ordinario; una idea bien clara y distinta no permitiria tantas disputas.

[2.] La importancia de esta idea se muestra en los resultados á que se hallan conducidos los filósofos, segun el modo con que la explican: el sistema de Spinosa se funda todo entero en una mala definicion de la substancia.

[3.] En esta materia como en muchas otras, no parece lo mas acertado el comenzar por una definicion, á no ser que lo definido sea solo el nombre: definir una cosa es explicarla; y no se la puede explicar ignorándose lo que es, como se ignora, ó se supone ignorarse, cuando empiezan las investigaciones para conocerla. Si al principiar los filósofos sus tratados, en vez de decir la substancia es tal cosa, hubiesen dicho, por el nombre substancia entiendo tal cosa, se habrian ahorrado muchas dificultades.

[4.] Definido el nombre de substancia, aun cuando se le hiciese corresponder una idea clara y distinta, todavía fuera preciso averiguar hasta qué punto la idea representa objetos realmente existentes; ó si pertenece al órden de las que solo expresan la relacion de varias ideas, sin que tengamos medio de averiguar si esta relacion se halla ó nó en el mundo positivo: es decir, si la idea de substancia es solo obra de nuestro entendimiento, mero resultado de la combinacion de ciertas ideas, ó si nos es suministrada por la experiencia misma. Procuraré no incurrir en ninguno de estos defectos; no sé si podré evitarlos. Para este objeto, comenzaré analizando la palabra, atendiendo á su valor etimológico, y luego examinaré los diversos sentidos que se le dan. Este análisis de las palabras, es muy útil para el análisis de las ideas; porque muchas veces se halla en las palabras un fondo de verdad y exactitud, que no se habria sospechado; y del cual no nos aprovechamos debidamente, por falta de atender al significado comun.

[5.] La palabra substancia, sub-stancia, indica algo que está bajo, sub-stat, que es el sujeto sobre el cual están otras cosas; así como su correlativa accidente ó modificacion, expresa algo que sobreviene al sujeto, accidit; algo que le modifica, que está en él, como una manera de ser, modus.

[6.] Por este sujeto, substancia, parece que entendemos tambien algo constante en medio de las variaciones, algo que, si bien es sucesivamente de varias maneras, segun la diversidad de modificaciones que lo afectan, se conserva constante, é idéntico, bajo las diferentes transformaciones. Cuando decimos que la substancia ha recibido tal ó cual modificacion nueva, si bien entendemos que la substancia es de un modo nuevo, no queremos significar que ella en sí, sea otra, que haya perdido su íntimo y primitivo ser de substancia para revestirse de otro; sino que esta mudanza la consideramos como externa, y que ha dejado intacto un cierto fondo que es lo que apellidamos substancia.

Si así no fuese, si no concibiésemos algo que permanece constante, idéntico, bajo la modificacion, no concebiríamos la substancia como distinta de la modificacion. Esta pasa del no ser al ser, y viceversa; ahora es, y luego cede su puesto á otra muy diferente; pero la substancia es una misma bajo las diferentes modificaciones; con la sucesion de estas no pasa del no ser al ser, y del ser al no ser, no cede su lugar á otra substancia. Desde el momento que atribuyésemos á la substancia la instabilidad de su modificacion, no se distinguirian entre sí.

El lenguaje comun nos confirma esta verdad. Cuando ha habido una variacion de modificaciones, decimos que tal substancia se ha mudado, esto es, concebimos algo que existia ya antes de la mudanza, y que existe todavía despues de ella. Así decimos que tal modificacion ha desaparecido completamente; lo que no decimos de la substancia, sino que se presenta, ó que es de otra manera. Algo pues concebimos que permanece constante, idéntico á sí mismo, bajo las diferentes modificaciones; y á esto que es el sujeto en que se hacen las mudanzas, á ese algo que no desaparece con la desaparicion de las modificaciones, que no se muda íntimamente con las mudanzas de ellas, á eso lo llamamos substancia, sub-stancia, substratum.

CAPÍTULO II.
APLICACION DE LA IDEA DE SUBSTANCIA Á LOS OBJETOS CORPÓREOS

[7.] Apliquemos á un objeto corpóreo, las ideas encerradas en la de substancia, que esto podrá contribuir á aclararlas, y tal vez nos sugerirá otras nuevas.

Este papel en que escribo, es susceptible de muchas modificaciones; sobre él puedo escribir mil cosas diferentes, en varios caractéres, en diversos colores; puedo plegarle de infinitas maneras; puedo darle infinita variedad de posiciones con respecto á los objetos que le rodean; puedo hacerle mover en todas las direcciones imaginables. Bajo esta infinidad de mudanzas, hay algo constante, algo que no se muda. Hay muchas cosas nuevas, pero hay una que no lo es, que es siempre la misma. Hay una que sufre esas mudanzas, pero conservando algo que no se muda. Si tiño el papel de verde, y luego de rojo; lo que es ahora rojo, es lo mismo que antes era verde, y primitivamente blanco; y á esto permanente refiero todas las mudanzas. Si se me presenta primero un papel blanco, y despues otro verde, y en seguida otro rojo, claro es que no es lo mismo que si á un solo papel se le dan todas estas transformaciones. ¿En qué está la diferencía, á pesar de que las impresiones que me causa el color son las mismas? Está en que en un caso hay algo permanente, que ha pasado por las transformaciones sucesivas; y en otro, este algo no es lo mismo, es otro diferente. En un caso hay distintas modificaciones, en otro distintas substancias.

[8.] Profundicemos mas esta materia. Si solo recibiésemos las impresiones sucesivas, sin que tuviéramos ningun medio para referirlas á un mismo objeto, para enlazarlas en un punto comun, no encontraríamos ninguna diferencia entre los dos casos expresados. Así, supongamos que se nos pone delante el papel blanco, y luego obligados á apartar la vista encontramos despues en el mismo lugar, con las mismas dimensiones, y con la misma posicion un papel verde; y en seguida apartando otra vez los ojos, nos hallamos con un papel rojo: claro es que nos será imposible distinguir por la simple sucesion de las impresiones visuales, si es el mismo papel pintado sucesivamente con dichos colores, ú otros papeles que se le hayan sustituido. Pero si estamos presentes, si no apartamos la vista del lugar en que está el papel, veremos si se le pinta de nuevo ó si se le muda. En el primer caso, la aparicion del nuevo color se continuará con la misma sensación del papel, no movido, haciéndose la transformacion sin perderle nosotros de vista, recibiendo él la sucesion continua de sus movimientos, de sus posiciones, bajo la mano del pintor. Aseguraremos pues que el papel es el mismo, porque ha habido continuidad de sensacion, ó bien enlace de las sensaciones de los diferentes colores, con una tercera, que es la que resulta de la situacion del papel, de sus movimientos, y de cuanto nos sirve para conocer lo que es comun á lo segundo, y á lo primero. Pero si no hay nueva pintura del papel, sino sustitucion de otro papel pintado, veremos que el primer papel se quita; se interrumpe pues todo el órden de las sensaciones, y se presentan otras nuevas. Estas no tienen enlace con aquellas, y así hay para nosotros una cosa distinta.

[9.] Esto manifiesta como se engendra en nosotros la idea de substancia con respecto á los cuerpos; ó hablando con mas propiedad, como aplicamos á los cuerpos la idea de substancia. Cuando encontramos un lazo de varias sensaciones que las une por decirlo así en un mismo punto, aquello en que concebimos que se unen, lo llamamos substancia. Y como encontramos en la naturaleza muchos de esos puntos independientes entre sí, naturalmente decimos que hay muchas substancias corpóreas.

[10.] Al sentir una impresion, si la referimos á un objeto, ó la consideramos como objetiva, jamás la llamamos substancia, porque aquel objeto por sí solo, no es capaz de enlazar varias sensaciones. Recibimos la sensacion de encarnado; y sabido es que el vulgo, y aun los filósofos, fuera del acto en que filosofan, objetivan el color, es decir, consideran el encarnado nó como una simple sensacion, sino como una calidad externa. A esta calidad por sí sola, nadie la llamará substancia; porque no es posible que por sí sola sirva de lazo á otras impresiones, ó á otras calidades. Si hay mudanza de color, el encarnado desaparece, y por tanto la impresion nueva se enlaza en el órden del tiempo con la de encarnado, mas no reside en ella. Si hay cambio de figura, aunque el encarnado continúe, no concebimos á este color como lazo necesario entre las dos figuras; pues que sabemos que la permanencia del encarnado es indiferente á la variedad de figuras, y estas podrian muy bien haber sufrido el mismo cambio, continuando ó desapareciendo aquel color.

Como en general hemos experimentado que ninguna sensacion se enlaza necesariamente con la otra, y que de muchas sensaciones enlazadas en un punto comun, desaparecen unas sin desaparecer las otras y recíprocamente, inferimos que ninguna de ellas es lazo necesario; y por tanto, aunque las objetivemos, no las atribuimos el carácter de substancia, de algo que permanezca idéntico á pesar de las mudanzas, y que sea como el recipiente de todas ellas.

[11.] Una propiedad hay en los cuerpos que es necesaria á todas las sensaciones, ó cuando menos á las dos principales, vision y tacto; la extension; á la cual miramos como un recipiente de todas las sensaciones, ya las consideremos en nosotros, ya en los objetos. No vemos ni imaginamos, blanco ó negro, no tocamos ni imaginamos, caliente ó frio, blando ó duro, sin extension en que residan la blancura ó negrura, la blandura ó la dureza, el calor ó el frio. Así la extensión podria quizás merecernos el honor de substancia, si no estuviese sujeta á otra condicion que la priva de este título. Si bien, cuando concebimos la extension en general, en toda su abstraccion, considerándola con el puro entendimiento como una mera continuidad, prescindimos absolutamente de toda figura; no obstante, cuando hemos menester una extension aplicada, que nos sirva de recipiente de las sensaciones, nos es imposible hallarla sin una configuracion determinada. No vemos simplemente un color, sino que le vemos en una extension circular, triangular ó de otra especie. Estas figuras se confunden con la extension misma, en cuanto es aplicada; y además tampoco sirven de lazo para las demás sensaciones. A veces, es verdad, una misma figura recibe diferentes colores, diferentes grados de calor ó frio, diferentes posiciones etc. etc., pero tambien á veces sucede lo contrario, y con el mismo color, con el mismo grado de calor ó frio, es decir con la continuidad de otras sensaciones, el objeto cambia de figura; y así como un círculo rojo se hacia antes círculo verde, así el mismo objeto rojo se hace circular, y despues triangular. En el primer caso la figura circular servia de lazo á las sensaciones de los colores; en el segundo el mismo color sirve de lazo á las figuras.

[12.] Privada la extension de los honores de substancia, así como todas las demás sensaciones, en cuanto objetivadas; observamos que todas estas variaciones se suceden en los objetos, enlazándose unas sensaciones con otras. Así un mismo círculo toma diferentes colores, y un mismo color diferentes figuras; y otra vez cambian los colores y se reproducen los primeros, permaneciendo la misma figura; y otra vez se reproducen las primeras figuras permaneciendo los mismos colores. Inferimos pues que bajo aquella variedad hay algo constante; que bajo aquella multiplicidad hay algo uno; que bajo aquella sucesion de ser y no ser, hay algo permanente; y á esto constante, uno, permanente, á esto en que se verifican aquellas mudanzas, á esto que es el recipiente de ellas, que es el punto que las enlaza fuera de nosotros, y que nos proporciona á nosotros el concebirlas enlazadas, á esto lo apellidamos substancia.

CAPÍTULO III.
DEFINICION DE LA SUBSTANCIA CORPÓREA

[13.] Pero ¿qué es en el órden sensible, el sujeto permanente de las transformaciones? ¿Es una pura ilusion? ¿Es una realidad? ¿Qué realidad será esa? ¿No se parece mas bien á una abstraccion? Una cosa que no es ningun color, sino que se presta á tenerlos todos; que no es ninguna calidad de las que experimentamos, sino el sujeto causa de todas ellas; que no es ninguna figura, sino que puede acomodarse á todas; que no es la extension pura, pues esta es una abstraccion, y aquello es un ser que sirve como de fondo á las demás cosas; un objeto corpóreo, que en sí, no puede afectar ningun sentido, ¿que será? ¿No parece una cualidad oculta de los peripatéticos, un ser misterioso, fantástico, una mera ilusion? Examinémoslo, y para guardarnos de ilusiones apelemos á la experiencia.

[14.] Tomemos un pedazo de cera sin soltarle jamás de la mano, pintémosle de diferentes colores, borrémoslos, y volvámosle á pintar, sujetémosle á diferentes temperaturas, ablandémosle al fuego, y luego endurezcámosle; démosle distintas figuras, de un globo, cilindro, paralelepípedo, mesa, vaso, estatua; yo pregunto: ¿todas esas mudanzas se han verificado en una misma cosa? sí. ¿Aquella cosa era ninguno de los colores, ni figuras ni grados de temperatura? nó; pues todas estas calidades, eran y dejaban de ser permaneciendo la cosa la misma. ¿Cómo sé que la cosa ha permanecido la misma y no es otra? Porque ha habido continuidad de sensacion en el ojo fijo sobre el objeto; en el tacto, que si bien ha sentido las transformaciones de caliente y frio, duro y blando, esta figura ó la otra, ha experimentado que estas se hacian sin interrumpir la sensacion comun del tacto, de un objeto que no se soltaba, cuyo peso se experimentaba incesantemente. Luego hay algo allí que no es las transformaciones, sino lo que se transforma; algo que es comun á todas, que las recibe, que las enlaza, fuera de mí, y en mí.

[15.] Examinando lo que concebimos de aquello permanente, lo que nos resta despues de prescindir de sus cualidades, notamos lo siguiente.

1.º La idea de ser. Decimos, aquella cosa, algo, sujeto etc., etc., hablamos pues de un ser, de una realidad. Sin realidad no hay mas que nada: y la nada no puede ser sujeto de transformaciones, ni lazo de impresiones.

2.º La idea de ser que aquí encontramos, no es pura, no es de solo ser. Las calidades existen, son seres: y sin embargo no las confundimos con el sujeto.

3.º Lo que acompaña la idea de ser, es la de permanencia entre lo sucesivo, y la relacion de esta permanencia como punto de enlace, como centro fijo en medio de la sucesion. [16.] Si quisiésemos pues definir la substancia corpórea, deberíamos limitarnos á decir que es un ser permanente en que se verifican las mudanzas que se nos ofrecen en los fenómenos sensibles. A esto se reduce nuestra ciencia: todo cuanto se añada sobre este punto, no puede pasar de hipótesis y conjeturas. En vano se me preguntará, qué es este ser: dadme la intuicion de la esencia de las cosas corpóreas, y os lo diré; pero mientras no las conozco sino por sus efectos, es decir, por las impresiones que en mí producen, no lo sé. Conozco que aquello es algo; conozco esta relacion con sus formas; conozco que estas se hallan en aquel sujeto, y no son el sujeto; aquí encuentro el límite de mi conocimiento. Al objeto que corresponde á esta idea compuesta de ser permanente y de su relacion á varias formas, á esto lo llamo substancia corpórea.

[17.] Por lo mismo que la substancia cambia de accidentes, permaneciendo ella la misma, se sigue que en su existencia es independiente de ellos; prescindiendo ahora de si puede ó nó existir sin ninguno, solo afirmo que ninguno de ellos en particular le es necesario. Y aquí es de notar una diferencia entre la substancia en sí y el medio por el cual se nos manifiesta y se pone en comunicacion activa ó pasiva con nosotros. Este medio son los accidentes, son esas formas transitorias con que se reviste. ¿Cómo podríamos tener ni aun noticia de la existencia de los cuerpos, sino por medio de las sensaciones? Y el objeto de estas no es la substancia en su íntima naturaleza, sino sus calidades en cuanto afectan nuestros sentidos.

CAPÍTULO IV.
RELACIONES DE LA SUBSTANCIA CORPÓREA CON SUS ACCIDENTES

[18.] En la idea de substancia corpórea, se incluye perfectamente la idea de permanencia, pero la de unidad, solo entra de un modo muy imperfecto. En toda substancia corpórea no concebimos sino una unidad facticia por decirlo así: pues lo que en ella permanece, no es uno, sino un agregado de muchos, como lo manifiesta la divisibilidad de la materia. De cualquiera substancia corpórea podemos hacer muchas, que tendrán el mismo derecho que la primera á llamarse substancias. Un pedazo de madera es substancia; este pedazo le podemos dividir en otros muchos que serán igualmente substancias. Todos ellos juntos formaban aquello que llamábamos una substancia; pero es claro que esta unidad era muy imperfecta, que mas bien era una reunion, y que si la considerábamos como una, era por relacion á la unidad de efecto que nos producia, con el enlace que daba á nuestras sensaciones y á los fenómenos que de ella resultaban.

[19.] De esto se infiere que toda substancia corpórea encierra multiplicidad; y por consiguiente combinacion de los elementos que la componen. Esta combinacion no es permanente como lo enseña la experiencia; y por tanto, no hay substancia corpórea que no tenga cuando menos una modificacion: la disposicion de sus partes. Prescindiendo de las mudanzas de esta modificacion, claro es que nunca se la puede confundir con la substancia: aun cuando los cuerpos se presentasen constantemente á nuestros sentidos con la misma disposicion de sus partes, el ser permanente, se hallaria en las partes, y nó en su disposicion. Esta es una cosa externa, que sobreviene á lo existente; no hay reunion y combinacion, si no hay partes que reunir y combinar.

[20.] Entre la substancia y las modificaciones notamos una diferencia, y es, que la substancia es independiente de las modificaciones, pero las modificaciones no son independientes de la substancia. Esta, permaneciendo la misma, cambia de accidentes; pero un accidente permaneciendo uno mismo, no puede cambiar de substancia. La misma madera puede recibir sucesivamente muchas figuras; pero la misma figura en número, no puede pasar de una madera á otra. Dos pedazos de madera pueden tener una figura semejante ó diferente; cúbica, esférica, piramidal, etc. y tomar la una la de otra; pero en tal caso, no hay identidad de figuras, sino semejanza; son las mismas en especie, mas nó en número.

[21.] Si se me pregunta, cómo sé que no hay mas que semejanza y nó identidad numérica en las figuras que sucesivamente toman los cuerpos, que no hay permanencia en las figuras que cambian de sujeto, y por consiguiente que una misma figura no pasa de una substancia á otra, así como una misma substancia pasa de una á otra figura, no me será difícil demostrarlo.

Por de pronto salta á los ojos la extrañeza de una figura cúbica, por ejemplo, pasando de un cuerpo á otro. ¿Qué es esta forma separada del cuerpo? ¿Cómo se sostiene en el tránsito? ¿Cómo no es exactamente igual en ambos, y se presenta con ligeras modificaciones? En el tránsito ¿habrá tambien sufrido modificacion? Entonces habrá modificacion de modificacion, y la figura en sí, en abstracto de todo cuerpo, resultará una especie de substancia de segundo órden, permanente en medio de las modificaciones. Claro es que esto son sueños, en que se aplica á la realidad lo que solo conviene á la idea en abstracto; que ese tránsito de formas supondria una existencia de ellas, por separado; y así podríamos tener cubos, esferas, triángulos, círculos etc., en abstracto, y toda clase de figuras, subsistentes en sí, sin aplicacion á nada figurado.

[22.] Pero todavía se puede dar de esta verdad otra demostracion mas rigurosa. Si se supone que una misma figura en número, pasa de un cuerpo á otro, tendremos que el pedazo de madera A, que pierde la forma cúbica, la transmite al cuerpo B. Ahora, esta forma individual no puede estar en los dos á un mismo tiempo. Supongamos que despues de haber quitado á la madera A, la forma cúbica, se la devolvemos sin tocar al cuerpo B; claro es que no será la misma en los dos; luego tanta razon habia para que dijésemos que el cuerpo B no habia adquirido la misma sino otra semejante. Es evidente además que para dar á un cuerpo la forma cúbica no necesitamos quitársela al otro; luego la forma del uno no es individualmente la del otro; pues de lo contrario seria preciso decir, que es y no es, que se conserva y deja de existir á un mismo tiempo.

[23.] Las palabras transmision ó comunicacion del movimiento, que tanto se usan en la física, expresan una realidad, en cuanto se limitan al fenómeno sujeto á cálculo; pero significarian un absurdo, si se las entendiese en el sentido de que el mismo movimiento que se hallaba en un cuerpo, ha pasado á otro. La suma de las cantidades de movimiento despues del choque de los cuerpos duros, es la misma que antes; y esto se verifica repartiéndose entre ellos la velocidad, perdiendo el uno, y ganando el otro. Así lo enseña el cálculo, y lo atestigua la experiencia. Pero es evidente que no puede suceder que la misma velocidad individual que estaba en el cuerpo chocante se haya trasmitido al chocado; pues lejos de que la velocidad sea separable del cuerpo, pasando de un sujeto á otro, ni siquiera se la concibe sino como una relacion en cuya idea entran las del cuerpo movido, del espacio y del tiempo. Es verdad que siendo Q la cantidad del movimiento antes del choque, el valor de Q permanece constante despues del choque; pero esto solo expresa el fenómeno con relacion á sus efectos, en cuanto sujeto á cálculo; pero nó que la velocidad que entra en el segundo miembro de la ecuacion sea formada de las partes de las anteriores. Sean A y B dos cuerpos, con cuyas letras expresaremos sus masas, y V, v, sus velocidades respectivas antes del choque. La cantidad del movimiento será Q = A × V + B × v. Despues del choque resultará una nueva velocidad, que llamaremos u y tendremos que la cantidad del movimiento será Q = A × u + B × u. Matemáticamente hablando, el valor de Q será el mismo; pero esto solo significa que si se expresan los resultados del movimiento, en números ó en líneas, tendremos lo mismo despues que antes del choque; mas no se entiende ni se puede entender, que en la velocidad u, considerada en cuanto se halla en el sujeto, haya un trozo de velocidad que se ha despegado de la V, para unirse con la v.

[24.] De esto resulta que los accidentes de los cuerpos no los concebimos realizables sin sujeto al que estén inherentes; y que las substancias no están inherentes á otro ser, y son concebidas y existen realmente, sin esta inherencia. La figura no puede existir sin cosa figurada; pero esta cosa figurada puede existir muy bien aunque se anonaden todas las demás cosas. Analizando su naturaleza podremos encontrar, y encontraremos en efecto, que su existencia supone la existencia de otro ser que la haya producido; pero entre las dos hallamos la relacion de causa y de efecto, mas nó la de inherencia, nó la de sujeto y modificacion.

[25.] Estas últimas consideraciones explican mas la idea de substancia corpórea. Habíamos encontrado (Cap. III) las notas siguientes: 1.ª ente; 2.ª relacion de permanente á lo variable; 3.ª sujeto de estas variaciones; ahora encontramos la cuarta que es una negacion: la no inherencia á otro. Este carácter negativo se halla incluido en el positivo: sujeto permanente de variaciones; porque es claro que al concebir sujeto permanente de variaciones, ya no incluimos la inherencia, antes bien se la negamos, al menos implícitamente. La no inherencia supone algo positivo, algo en que se funde el no tener esta necesidad de estar adherido. ¿Qué es esto? No lo sabemos. Conocemos que existe, pero no alcanzamos á explicarlo. Probablemente es inexplicable sin la intuicion de la misma esencia de las cosas; y esta intuicion nos falta.