Kitabı oku: «Las profecías y revelaciones de santa Brígida», sayfa 15

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Así, hice mi camino en la selva de este mundo y preparé un camino a través de mi sangre y mi sudor. El mundo podría muy bien llamarse una selva, ya que carecía de toda virtud y continuaba siendo una selva de vicio. Tenía tan solo un camino sobre el cual todos descendían al infierno, los condenados hacia la condenación, los buenos hacia la oscuridad. Escuché misericordiosamente su deseo de largos años de una salvación futura y vine como un peregrino para poder trabajar. Desconocido para ellos en mi divinidad y mi poder, preparé el camino que lleva al cielo. Mis amigos vieron este camino y observaron las dificultades de mi trabajo y mi avidez de corazón, y muchos de ellos me siguieron por mucho tiempo en alegría.

Pero ahora ha habido un cambio en la voz que clamaba: ‘¡Prepárense!’ Mi camino ha sido alterado, y han crecido arbustos espinosos y maleza, y aquellos que avanzaban en ese camino se han detenido. El camino al infierno se ha abierto. Es un camino ancho y muchas personas viajan sobre él. Sin embargo, para que no se olvide del todo mi camino ni se abandone, mis pocos amigos todavía viajan sobre el mismo en su ansias por su hogar celestial, como los pájaros que se mueven de arbusto en arbusto, por decirlo así, y me sirven por temor, ya que todos hoy en día piensan que el viajar por el camino del mundo conlleva a felicidad y alegría.

Por esta razón, debido a que mi camino se ha vuelto estrecho mientras que el camino del mundo se ha vuelto ancho, ahora grito a mis amigos en la selva, es decir, en el mundo, que ellos deberán eliminar los arbustos espinosos y las zarzas del camino que lleva la cielo y que recomienden mi camino a aquellos que hacen su camino.

Como está escrito: ‘Benditos aquellos que no me han visto y que han creído’. Así mismo, felices aquellos que ahora creen en mis palabras y las ponen en práctica. Como puedes ver, soy como una madre que sale corriendo a encontrar a su hijo vagante. Ella le sostiene una luz en el camino para que él pueda ver el camino. En su amor, ella va a encontrarlo en el camino y acorta su viaje. Llega a él y lo abraza y le da la bienvenida. Con un amor como ese saldré corriendo a darle la bienvenida a mis amigos y a todas las personas que regresan a mí, y les daré a sus corazones y a sus almas la luz de la sabiduría divina. Los abrazaré con gloria y los rodearé con la corte celestial en donde no hay cielo arriba ni tierra abajo, sino únicamente la visión de Dios; en donde no hay alimentos ni bebidas, sino únicamente el disfrute de Dios.

El camino al infierno está abierto para los malvados. Una vez entran en él, nunca subirán nuevamente. Estarán sin gloria ni arrobamiento y estarán llenos de miseria y de reproche sin fin. Es por esto que digo estas palabras y revelo este mi amor, para que aquellos que se han alejado puedan regresar a mí y me puedan reconocer, su Creador, a quien ellos han olvidado.”

Las palabras de Cristo a la novia sobre por qué habla con ella en vez de con los demás que son mejores que ella y sobre tres cosas que se mandan, tres que se prohíben, tres que se permiten y tres recomendadas a la novia por Cristo; una lección sumamente excelente.

Capítulo 16

“Muchas personas se preguntan por qué hablo contigo y no con otros que viven una mejor vida y que me han servido durante más tiempo. Les respondo con una parábola: Cierto señor es dueño de varios viñedos en varias regiones distintas. El vino de cada uno de los viñedos tiene el sabor específico de la región de donde proviene. Una vez ha sido prensado el vino, el dueño del viñedo a veces bebe el vino mediocre y más débil y no el mejor. Si cualquiera de los presentes lo ven y le preguntan a su señor por qué lo hace, él les responderá que este vino específico le supo bien y dulce en ese momento. Esto no significa que el señor se deshaga de los mejores vinos o los contemple en desdén, sino que los reserva para su uso y privilegio en una ocasión apropiada, cada uno de ellos en la ocasión en que son adecuados. De esta manera trato contigo.

Tengo muchos amigos cuya vida es más dulce para mí que la miel, más deliciosa que cualquier vino, más brillante a mi vista que el sol. Sin embargo, me complació escogerte en mi Espíritu, no porque seas mejor que ellos o igual a ellos o que estés mejor calificada, sino porque yo quise – yo, que puedo hacer sabios de tontos y santos de pecadores. No te concedí una gracia tan grande porque tenga a los demás en desdén. En vez, los estoy reservando para otro uso y privilegio tal como lo demanda la justicia. Humíllate entonces en todo y no dejes que nada te aflija más que tus pecados. Ama a todos, aún a aquellos que parecen odiarte y calumniarte, ¡porque ellos solo te están proporcionando una mayor oportunidad para que ganes tu corona! Te ordeno que hagas tres cosas. Te ordeno a que no hagas tres cosas. Te permito que hagas tres cosas. Te recomiendo que hagas tres cosas.

Te ordeno que hagas tres cosas, entonces. Primero, desear a nadie ni nada más que a tu Dios; segundo, que arrojes todo orgullo y arrogancia; tercero, que siempre odies la lujuria de la carne. Tres cosas te ordeno no hacer. Primero, no amar el lenguaje vano e indecente, segundo, no comer excesivamente ni ser superfluo en otras cosas y, tercero, huir del regocijo y la frivolidad mundanos. Te permito hacer tres cosas. Primero, dormir moderadamente por el bien de una buena salud; segundo, realizar vigilias templadas para entrenar al cuerpo; tercero, comer moderadamente para la fortaleza y mantenimiento de tu cuerpo.

Te recomiendo tres cosas. Primero, afanarte en ayunar y realizar buenas obras que ganen la promesa del reino del cielo; segundo, deshacerte de tus posesiones para la gloria de Dios; tercero, piensa en todo lo que he hecho por ti, sufriendo y muriendo por ti. Tal pensamiento agita el amor a Dios. Segundo, considera mi justicia y el juicio venidero. Esto inculca temor en tu mente. Finalmente, hay una cuarta cosa que ordeno y mando y recomiendo y permito. Esto es obedecer como debes hacerlo. Ordeno esto en vista que soy tu Señor. Te permito esto en vista que soy tu novio. También lo recomiendo en vista que soy tu amigo.”

Las palabras de Cristo a la novia sobre cómo la divinidad de Dios realmente puede llamarse virtud y sobre la caída múltiple de la humanidad instigada por el demonio, y sobre el remedio múltiple para ayudar a la humanidad que fue dado y proporcionado a través de Cristo.

Capítulo 17

El hijo de Dios la habló a la novia diciendo: “¿Crees firmemente que lo que el sacerdote sostiene en sus manos es el cuerpo de Dios?” Ella respondió: “Creo firmemente que, así como la palabra enviada a María se hizo carne y sangre en su vientre, así también lo que veo en las manos del sacerdote es el verdadero Dios y hombre.” El Señor le respondió: “Soy el mismo que habla contigo, permaneciendo eternamente en la naturaleza divina, habiéndose hecho humano en el vientre de la Virgen, pero sin perder mi divinidad. Mi divinidad puede ser nombrada correctamente virtud, ya que hay dos cosas en ella: el poder más poderoso, la fuente de todo poder, y la sabiduría más sabia, la fuente y la sede de toda sabiduría. En esta naturaleza divina todas las cosas que existen están ordenadas sabia y racionalmente.

No existe ni un pequeño ápice en el cielo que no esté en ella y que no haya sido establecido y previsto por ella. Ni un solo átomo en la tierra, ni una sola chispa en el infierno está afuera de su reglamento y no puede esconderse de su conocimiento previo. ¿Te preguntas por qué yo digo ‘ni un solo ápice en el cielo’? Bien, un ápice es el último trazo en una palabra acotada. Ciertamente la palabra de Dios es el trazo final en todas las cosas y fue ordenada para la glorificación de todas las cosas. ¿Por qué digo ‘ni un solo átomo en la tierra’, si no es porque todas las cosas mundanas son transitorias? Ni siquiera los átomos, sin importar cuán pequeños son, están fuera del plan y la providencia de Dios. ¿Por qué dije ‘ni una chispa en el infierno,’ si no porque no hay nada en el infierno excepto envidia? Así como una chispa proviene del fuego, así toda clase maldad y enviada proviene de los espíritus inmundos, con el resultado que ellos y sus seguidores siempre tienen envidia pero nunca amor de clase alguna.

Por lo tanto, el conocimiento y el poder perfectos están en Dios, razón por la cual cada cosa está arreglada de tal manera que nada es más grande que le poder de Dios, ni nada puede causarse a estar en contra de la razón, pero todas las cosas han sido hechas racionalmente, adecuadas a la naturaleza de cada cosa. Entonces, la naturaleza divina, en vista que puede ser llamada correctamente una virtud, mostró su mayor virtud en la creación de los ángeles. Los creó para su propia gloria y para su deleite, para que pudieran tener caridad y obediencia: caridad por la cual aman a nadie más que a Dios; obediencia por la cual obedecen a Dios en todas las cosas. Algunos ángeles se fueron por mal camino en forma malvada y malvadamente pusieron su voluntad en contra de estas dos cosas. Volvieron su voluntad directamente en contra de Dios, tanto así que la virtud se les hizo odiosa y, por lo tanto, lo que estaba opuesto a Dios les era amado. Debido a esta dirección desordenada de su voluntad, merecieron caer. No fue que Dios causara su caída, sino ellos mismos se la causaron a través del abuso de su propio conocimiento.

Cuando Dios vio la reducción en los números de huéspedes celestiales que había sido causada por pecado, nuevamente mostró el poder de su divinidad. Porque él creo a los seres humanos en cuerpo y alma. Les dio dos bienes, específicamente la libertad de hacer el bien y la libertad de evitar el mal, porque, dado que ya no iban a ser creados más ángeles, fue apropiado que los seres humanos tuviesen la libertad de elevarse, si así lo deseaban, al rango angelical. Dios también le dio al alma humana dos bienes, específicamente una mente racional para poder distinguir lo opuesto de lo opuesto y lo mejor de lo superior; y fortaleza para poder perseverar en el bien. Cuando el demonio vio este amor de Dios por la humanidad, consideró así en su envidia: ‘¡De manera que Dios ha hecho una cosa nueva que puede elevarse a nuestro lugar y por sus propios esfuerzos que nosotros perdimos a través de la negligencia!

Si lo podemos engañar y causar su caída, cesará en sus esfuerzos y entonces no se elevará a dicho rango.’ Entonces, habiendo pensado un plan de engaño, engañaron al primer hombre y prevalecieron sobre él con mi justo permiso. Pero ¿cómo y cuándo fue derrotado el hombre? Con seguridad, cuando dejó la virtud e hizo lo que estaba prohibido, cuando la promesa de la serpiente lo complació más que la obediencia a mí. Debido a esta desobediencia, no pudo vivir en el cielo, ya que había odiado a Dios y tampoco en el infierno, ya que su alma, usando la razón, examinó cuidadosamente lo que había hecho y tuvo contrición por su crimen.

Por esa razón, el Dios de la virtud, considerando la bajeza y desgracia humanas, arregló una clase de encarcelamiento o lugar de cautiverio, en donde las personas pudiesen llegar a reconocer su debilidad y expiarse por su desobediencia hasta que pudiesen merecer elevarse al rango que habían perdido. Para mientras, el demonio, tomando esto en cuenta, quería matar el alma humana por medio de ingratitud. Inyectando su escoria en el alma, oscureció tanto su intelecto que ya no tenía ni amor ni temor a Dios. Fue olvidada la justicia de Dios y su juicio fue despreciado. Por esa razón, la bondad y los dones de Dios ya no fueron apreciados y cayeron en el olvido.

Por lo tanto, Dios no fue amado y la conciencia humana estuvo en un estado miserable y cayó en mayor vileza. A pesar que la humanidad estaba en dicho estado, aún así no faltaba la virtud de Dios; en vez, reveló su misericordia y su justicia. Reveló su misericordia cuando le reveló a Adán y a otras buenas personas que obtendrían ayuda en un momento predeterminado. Esto agitó su fervor y amor a Dios. También reveló su justicia a través del diluvio en la época de Noé, lo cual llenó los corazones humanos con temor a Dios. Aún después de eso, el demonio no dejó de molestar a la humanidad, sino que la atacó por medio de otras dos maldades. Primero, inspiró falta de fe en las personas; segundo, falta de esperanza. Inspiró falta de fe para que las personas pudieran no creer en la palabra de Dios sino atribuir sus maravillas al destino. Inspiró falta de esperanza por si esperaban ser salvados y obtener la gloria que habían perdido.

El Dios de la virtud proporcionó dos remedios para luchar contra estas dos maldades. En contra de la falta de esperanza ofreció esperanza, dándole a Abraham un nuevo nombre y prometiéndole que de su semilla nacería aquel que lo guiaría a él y a los imitadores de su fe a la herencia perdida. También nombró a los profetas a quienes les reveló la manera de la redención y los momentos y los lugares de su sufrimiento. En relación a la segunda maldad de falta de fe, Dios le habló a Moisés y le reveló su voluntad y la Ley y respaldó sus palabras con portentos y obras. A pesar que se hizo todo eso, aún así el demonio no desistió de su maldad. Urgiendo constantemente a la humanidad a peores pecados, inspiró otras dos actitudes en el corazón humano: primero, haciendo que la ley se considerara insoportable y perdiendo la paz mental al tratar de vivir según la misma; segundo, inspiró el pensamiento que la decisión de Dios de morir y sufrir por caridad era demasiado increíble y dificilísimo de creer.

Nuevamente, Dios proporcionó dos remedios adicionales para estos dos males. Primero, envió a su propio Hijo al vientre de la Virgen para que nadie perdiera su paz mental sobre cuán difícil era cumplir la Ley, ya que habiendo asumido la naturaleza humana su Hijo cumplió con los requerimientos de la Ley y luego la hizo menos estricta. En relación al segundo mal, Dios exhibió el ápice de la virtud. El Creador murió por la creación, la justa por los pecadores. Siendo inocente, sufrió hasta la última gota, así como había sido predicho por los profetas. Aún entonces, la maldad del demonio no cesó, sino nuevamente se elevó en contra de la humanidad, inspirando dos males adicionales. Primero, inspiró al corazón humano a despreciar mis palabras y, segundo, a dejar que mis obras cayeran en el olvido.

Nuevamente se inició la virtud de Dios para indicar dos nuevos remedios en contra de esos dos males. El primero es regresar a mis palabras y honrar y esforzarse por imitar mis obras. Es por esto que Dios te ha guiado en su Espíritu. También ha revelado su voluntad sobre la tierra a sus amigos, a través tuyo, por dos razones en particular. La primera es que para poder revelar la misericordia de Dios, para que las personas pudiesen aprender a recordar la memoria del amor y el sufrimiento de Dios. La segunda es recordarles sobre la justicia de Dios y hacerlos temer la severidad de mi juicio.

Por lo tanto, dile a este hombre que, dado que mi misericordia ya ha llegado, debería sacarla a luz para que las personas puedan aprender a buscar la misericordia y precaverse del juicio sobre ellos mismos. Más aún, decirle que, a pesar que mis palabras han sido escritas, tienen que ser predicadas y puestas en práctica primero. Puedes comprender esto por medio de una metáfora. Cuando Moisés estaba por recibir la Ley, se hizo una vara y se labraron dos planchas de piedra. No obstante, no hizo milagros con la vara hasta que hubo necesidad de hacerlo y lo demandó la ocasión. Cuando llegó el momento aceptable, entonces hubo una muestra de milagros y se demostraron mis palabras con obras.

Así mismo, cuando arribó la Nueva Ley, primero mi cuerpo creció y se desarrolló hasta el momento adecuado y de allí en adelante se escucharon mis palabras. Sin embargo, a pesar que se escucharon mis palabras, aún así no tenían la fuerza y la fortaleza en ellas mismas hasta que fueron acompañadas por mis obras. Y no se cumplieron hasta que yo cumplí todas las cosas que habían sido predichas sobre mí a través de mi pasión. Ahora es lo mismo. A pesar que mis palabras amorosas han sido escritas y debieran trasladarse al mundo, no pueden tener fuerza alguna hasta que hayan sido sacadas completamente a la luz.”

Sobre tres cosas maravillosas que Cristo ha hecho por la novia y sobre cómo la visión de los ángeles es demasiado bella y la de los demonios demasiado horrible para que lo pueda soportar la naturaleza humana, y sobre por qué Cristo ha condescendido a venir como huésped a una viuda como ella.

Capítulo 18

“He hecho tres cosas maravillosas por ti. Tu ves con ojos espirituales. Escuchas con oídos espirituales. Con el toque físico de tu mano sientes mi espíritu en su pecho viviente. No ves lo que tienes delante de ti como es en realidad. Porque si vieras la belleza espiritual de los ángeles y de las almas santas, tu cuerpo no soportaría verla sino que se rompería como un recipiente, roto y descompuesto debido a la felicidad del alma con esa visión. Si vieras los demonios como son, continuarías viviendo con un gran pesar o te tendrías una muerte súbita con la vista terrible de ellos. Es por esto que los seres espirituales se te aparecen como si tuviesen cuerpo.

Los ángeles y las almas se te aparecen a semejanza de los seres humanos que tienen alma y vida, porque los ángeles viven por su espíritu. Los demonios se te aparecen en forma mortal y que pertenece a la mortalidad, como en forma de animales u otras criaturas. Dichas criaturas tienen un espíritu mortal, ya que cuando muere su cuerpo también mueren sus espíritus. Sin embargo, los demonios no mueren en el espíritu sino están muriéndose por siempre. Las palabras espirituales se te dicen por medio de analogías, ya que contrariamente no puedes asirlas. La cosa más maravillosa de todo es que sientes que mi espíritu se mueve en tu corazón.”

Entonces ella respondió: “Oh, mi Señor, Hijo de la Virgen, por qué has condescendido a venir como un huésped de una viuda tan ruin, quien es pobre en cuanto a buenas obras y tan débil en comprensión y discernimiento y que ha cabalgado con el pecado durante tanto tiempo?” El le respondió: “Yo puedo hacer tres cosas. Primero, puedo hacer que una persona pobre sea rica y que una persona tonta de poca inteligencia sea capaz e inteligente. También soy capaz de restaurar a una persona de edad a una con juventud. Es como el fénix que junta las ramitas secas. Entre ellas está la ramita de cierto árbol que por naturaleza es seco por fuera y cálido por dentro. La calidez de los rayos solares llega primero a él y lo enciende, entonces todas las ramitas prenden fuego. De la misma manera deberías reunir las virtudes por medio de las cuales puedes ser restaurada de tus pecados.

Entre ellas deberías tener un pedazo de madera que es cálida por dentro y seca por fuera; quiero decir tu corazón, que deberá estar seco y puro de toda la sensualidad mundana por fuera y tan lleno de amor por dentro que no quieres nada y no ansías nada más que a mí. Entonces el fuego de mi amor vendrá primero dentro del corazón y, de esa manera, serás encendida con todas las virtudes. Totalmente quemada por ellas y purgada de tus pecados, surgirás como el pájaro rejuvenecido, habiéndote quitado la piel de la sensualidad.”

Las palabras de Cristo a la novia sobre cómo Dios le habla a sus amigos a través de sus predicadores y a través de los sufrimientos, y sobre Cristo que está simbolizado por un dueño de abejas y de la iglesia por una colmena y los cristianos por las abejas, y por qué se permite que los malos cristianos vivan entre los buenos.

Capítulo 19

“Yo soy tu Dios. Mi Espíritu te ha guiado a escuchar y a ver y a sentir: escuchar mis palabras, tener visiones, sentir mi Espíritu con la alegría y devoción de tu alma. Toda la misericordia se encuentra en mí junto con la justicia y hay misericordia en mi justicia. Soy como un hombre que ve a sus amigos muy alejados de él, sobre un camino en donde hay una horrible brecha profunda de la cual es imposible escalar. Les hablo a estos amigos a través de aquellas personas que tienen comprensión sobre las escrituras. Hablo con brusquedad, les advierto de su peligro. Pero simplemente actúan contrariamente. Se dirigen hacia la dificultad insuperable y no les interesa lo que yo digo.

Tengo una sola cosa que decir: ‘¡Pecador, regresa a mí! Te diriges al peligro; hay trampas por todo el camino, de la clase que te está escondida debido a la oscuridad de tu corazón.’ Ellos desdeñan lo que digo. Ignoran mi misericordia. Sin embargo, a pesar que mi misericordia es tal que le advierto a los pecadores, mi justicia es tal que, aunque todos los ángeles los arrastraran de regreso, no podrían convertirse a menos que ellos mismos dirijan su propia voluntad hacia el bien. Si ellos giraran su voluntad hacia mí y me dieran el consentimiento de su corazón, ni todos los demonios juntos podrían retenerlos.

Existe un insecto llamado abeja el cual es mantenido por su señor y maestro. Las abejas muestran respeto a su gobernante, la abeja reina, de tres maneras, y derivan beneficio de ella de tres maneras. Primero, las abejas llevan a su reina todo el néctar que encuentran. Segundo, se quedan o se van a su entera disposición, y a donde quiera que vuelan y en donde quiera que aparecen, su amor y caridad siempre están para la reina. Tercero, la siguen y la sirven, quedándose uniformemente cerca de su lado. En recompensa por estas tres cosas, las abejas reciben un triple beneficio por parte de su reina.

Primero, su señal les da un tiempo determinado para que salgan y trabajen. Segundo, ella les da dirección y amor mutuo. Debido a su presencia y gobierno y debido al amor que ella tiene hacia ellos y ellos hacia ella, todas las abejas están unidas entre sí por amor, y cada una se regocija por los demás y por su adelanto. Tercero, se hacen fructíferas a través de su mutuo amor y de la felicidad de su líder. Así como los peces descargan sus huevos mientras juegan juntos en el mar, y sus huevos caen en el mar y rinden fruto, así también las abejas se vuelven fructíferas a través de su mutuo amor y el efecto y felicidad de su líder. Por mi maravilloso poder, una semilla que parece sin vida brota de su amor y recibirá vida a través de mi bondad.

El maestro, es decir, el dueño de las abejas, le habla a su siervo porque está preocupado por ellas: ‘Mi siervo,’ le dice, ‘me parece que mis abejas están enfermas y ya no vuelan del todo.’ El siervo le responde: ‘No comprendo esta enfermedad, pero si es así, te pregunto cómo puedo aprender sobre la misma.’ El maestro responde: ‘Puedes inferir su enfermedad o problema por medio de tres signos. El primer signo es que están débiles y lentos en el vuelo, lo que significa que han perdido a la reina de quien recibían fuerza y consuelo. El segundo signo es que salen en horas al azar y no planificadas, lo que significa que no están obteniendo la señal de la llamada de su líder.

El tercer signo es que no muestran amor por la colmena y, por lo tanto, regresan a casa llevando nada, saciándose a sí mismas pero no trayendo néctar alguno para poder vivir en el futuro. Las abejas saludables y aptas son firmes y fuertes en su vuelo. Mantienen horas regulares para salir y regresar, trayendo cera para construir sus moradas y miel para su nutrición.’ El siervo le responde a su maestro: ‘Si son inútiles y están enfermas, ¿por qué les permites que sigan y no te deshaces de ellas?’ El maestro responde: ‘Les permito vivir por tres razones, en vista que proporcionan tres beneficios, a pesar que no por su propio poder.

Primero, porque ocupan las moradas que les fueron preparadas, los tábanos no vienen a ocupar las moradas vacías ni molestan a las abejas buenas que quedan. Segundo, otras abejas vienen más fructíferas y diligentes en su trabajo debido a lo malo de las abejas malas. Las abejas fructíferas ven que las abejas malas y no fructíferas trabajan únicamente para satisfacer sus propios deseos y se vuelven más diligentes en su trabajo de juntar para su reina entre más prestas se ven las abejas malas recolectando para sus propios deseos. En tercer lugar, las abejas malas son útiles para las abejas buenas cuando se trata de su defensa mutua. Porque existe un insecto volador que está acostumbrado a comer abejas. Cuando las abejas perciben que se acerca este insecto, todas lo odian en común.

A pesar que las abejas malas pelean y lo odian por envidia y auto-defensa, mientras que las buenas lo hacer por amor y justicia, tanto las abejas buenas como las malas trabajan juntas para atacar a estos insectos. Si todas las abejas malas fuesen llevadas y quedaran solo las buenas, esta insecto rápidamente prevalecería sobre ellas, ya que serían menos. Es por esto,’ dijo el maestro, ‘que aguanto a las abejas inútiles. Sin embargo, cuando llega el otoño, les proveeré a las abejas buenas y las separaré de las malas, las cuales si se dejan fuera de la colmena morirán de frío.

Pero si permanecen adentro y no se reúnen, estarán en peligro de inanición, en vista que han desatendido recolectar comida cuando pudieron.’ Yo soy Dios, el Creador de todas las cosas; soy el dueño y señor de las abejas. Por mi ardiente amor y con mi sangre fundé mi colmena, es decir, la Santa Iglesia, en la cual deberían reunirse los cristianos y habitar en unidad de fe y amor mutuos. Sus moradas están en sus corazones y la miel de los buenos pensamientos y afectos deberían habitar en ellos. Esta miel debe llevarse ahí tomando en cuenta mi amor en la creación y mi trabajo afanoso en la redención y mi respaldo y misericordia pacientes para llamar de vuelta y la restauración.

En esta colmena, es decir, en la Santa Iglesia, existen dos clases de personas, así como había dos clases de abejas. Las primeras son aquellos malos cristianos que no recolectan el néctar para mí sino para sí mismos. Ellos regresan sin traer nada y no reconocen a su líder. Ellos tienen un aguijón en vez de miel y lujuria en vez de amor. La abejas buenas representan a los buenos cristianos. Ellos me muestran respeto de tres maneras. Primero, me tienen como su líder y señor, ofreciéndome miel dulce, es decir, las obras de caridad, que me son agradables y son útiles para ellos. Segundo, me atienden según mi voluntad. Su voluntad está de acuerdo a mi voluntad, todo su pensamiento está en mi pasión, todas sus acciones son para mi gloria. Tercero, me siguen, es decir, me obedecen en todo.

Donde quiera que estén, ya sea afuera o adentro, ya sea en pena o alegría, su corazón siempre está unido a mi corazón. Es por esto que derivan beneficio de mí de tres maneras. Primero, a través del llamado de la virtud y mi inspiración, ellos tienen tiempos fijos y certeros, noche durante la noche y día durante el día. Ciertamente, ellos cambian la noche a día, es decir, la felicidad mundana en felicidad eterna, y la felicidad perecedera en una estabilidad sin fin. Ellos son sensibles en todo aspecto, en vista que hacen uso de sus bienes actuales para sus necesidades; son firmes en la adversidad, cautelosos en el éxito, moderados en el cuidado del cuerpo, cuidadosos y circunspectos en sus acciones. Segundo, como las abejas buenas, tienen amor mutuo, de tal manear que todos son un solo corazón hacia mí, amando a su prójimo como a sí mismos pero a mí sobre todas las cosas, aún por encima de ellos mismos.

Tercero, se hacen fructíferos a través de mí. ¿Qué es ser fructífero sino el tener mi Santo Espíritu y estar lleno de él? El que no lo tiene y carece de su miel no es fructífero y es inútil; se cae y perece. Sin embargo, el Santo Espíritu enciende a la persona en la cual habita el fuego con amor divino; abre los sentidos de su mente; arranca el orgullo y la incontinencia; estimula al alma a la gloria de Dios y al desprecio por el mundo.

Las abejas no fructíferas no conocen este Espíritu y, por lo tanto, desdeñan la disciplina, huyendo de la unidad y el compañerismo del amor. Están vacíos de obras buenas; cambian la luz del día a la oscuridad, el consuelo a la aflicción, felicidad al pesar. No obstante, los dejo vivir por tres razones. Primero, para que los tábanos, es decir, los infieles, no se metan a las moradas que han sido preparadas. Si los malvados fuesen removidos de una vez, quedarían muy pocos cristianos y, debido a su pequeño número, los infieles, siendo mayor en número, vendrían y vivirían lado a lado con ellos, causándoles mucho disturbio. Segundo, son tolerados para probar a los buenos cristianos, porque como sabes, la perseverancia de las buenas personas se pone a prueba con la maldad de los malvados.

La adversidad revela cuán paciente es una persona, mientras que la prosperidad hace simple cuán perseverante y templado es. Debido a que los vicios se insinúan a sí mismos de vez en cuando en los buenos caracteres, y las virtudes a menudo pueden volver orgullosas a las personas, se les permite a los malos que vivan a la par de los buenos para que éstos no se enerven por demasiada felicidad o se duerman por pereza y, además, para que puedan fijar frecuentemente su mirada en Dios. En donde hay pequeña lucha también hay una recompensa pequeña. En tercer lugar, son tolerados por su ayuda para que ni los gentiles ni otros infieles hostiles puedan hacerles daño a aquellos que parecen ser buenos cristianos, sino en vez que los puedan temer porque son más en número. El bueno le ofrece resistencia al malo por justicia y amor a Dios, mientras que los malos lo hacen únicamente por auto-defensa y para evitar la ira de Dios. De esta manera, entonces, los buenos y los malos se ayudan mutuamente, con el resultado que los malos son tolerados por el bien de los buenos y los buenos reciben una corona más alta por la maldad de los malvados.

Los cuidadores de las abejas son los prelados de la iglesia y los príncipes de la tierra, ya sean buenos o malos. Les hablo a los cuidadores buenos y yo, su Dios y guardián, los amonesto para que mantenga seguras a mis abejas. ¡Qué ellos tomen en cuenta las venidas e idas de las abejas! ¡Qué ellos tomen nota si están enfermas o saludables! Si por casualidad no saben cómo discernir esto, a continuación expongo tres signos que les di para que lo reconozcan. Aquellas abejas que son lentas en el vuelo, erráticas en sus horas y contribuyen con nada para traer la miel son las inútiles. Las que son lentas en el vuelo son aquellas que muestran más preocupación por los bienes temporales que por los eternos, quienes le temen más a la muerte del cuerpo que a la del alma, quienes se dicen esto a sí mismas: ‘¿Por qué estar lleno de inquietud cuando puedo tener paz y quietud? ¿Por qué me debo de morir cuando puedo vivir?’

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