Kitabı oku: «El arte de educar jugando», sayfa 4

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¿Dónde está mi pelota?

Para qué. Para empezar a desarrollar lo que se conoce como atención selectiva; esta capacidad nos ayuda a discriminar lo importante de lo que no lo es. Requiere fijarse en los detalles y también pararse a analizar y diferenciar. Si le enseñamos desde pequeño a desarrollar la atención selectiva, aprenderá a aplicar el autocontrol a una tarea específica. Esto requiere pararse a buscar algo sin despistarse entre el conjunto de cosas y lograr su objetivo, como buscar una pieza de puzle entre las demás o los calcetines entre la ropa, o incluso aprender a diferenciar unas letras del abecedario de otras.

Cómo

1. Se trata de pedirles que busquen un objeto, por ejemplo, una pelota, entre un conjunto de cosas en una habitación que está llena de objetos interesantes, colores… que captan su atención y les distraen. Los niños fácilmente pierden el interés en buscar la pelota, y tendremos que insistir.

2. Se recomienda proponer como un reto el juego de encontrar la pelota para aumentar su motivación o bien pedirle que busque algo que sabemos que desea mucho, ya que la motivación de encontrarlo hará que se esfuerce, desarrolle la paciencia y a la vez sea capaz de lidiar con la pequeña frustración que genera tardar en encontrar algo que quiere de forma inmediata.

3. La forma de complicar este juego es hacer más difícil la discriminación, y para ello puede pedírsele que busque, por ejemplo, una ficha de construcción entre muchas otras fichas parecidas pero no idénticas.

Algunos ejemplos son los siguientes:

• Escondemos la pelota y tiene que buscarla.

• Tiene que buscar la ficha de color amarillo entre todas las demás.

• Mezclamos garbanzos con lentejas y tiene buscar todos los garbanzos y separarlos.

• Juegos del tipo encontrar las diferencias.

Cuándo. Este ejercicio se puede realizar en el parque junto con otros niños; también se puede hacer en la cocina mientras preparamos un plato o durante la hora del baño. Cuando vamos al supermercado, también podemos pedirle que busque una fruta determinada.

De 3 a 6 años

En esta etapa del desarrollo sigue predominando la atención involuntaria, pero, dado que la capacidad para prestar atención de forma voluntaria aumenta con la edad, ya se les puede pedir que permanezcan haciendo una misma actividad durante aproximadamente quince minutos. Las actividades a esta edad deben variar cada poco tiempo si queremos que mantengan la atención y que estén entretenidos, y para ello es recomendable considerar que su concentración continua en una actividad la podrán mantener durante unos quince minutos.

¡Laberintos!

Para qué. Para entrenar el autocontrol, la tolerancia a la frustración, la paciencia y el control de la impulsividad. Buscar la salida de un laberinto es un conocido ejercicio que resulta muy útil para que vayan probando a buscar la solución a un problema. Para salir del laberinto el niño tiene que detenerse a pensar para planificar el camino adecuado y buscar la única salida correcta. Con este ejercicio tiene que pararse a planificar su camino y también tiene que monitorizar su ejecución comprobando cada poco si lo está haciendo bien o es necesario redirigir su camino.

Cómo

1. Hoy en día podemos encontrar estos ejercicios en juegos electrónicos, o hacerlo con papel y lápiz. A la hora de elegir un laberinto hay que tener en cuenta que el formato permita ver todo el recorrido hasta el final para que pueda planificar la ruta, ya que esto a veces no es posible en laberintos muy grandes de algunos juegos.

2. La mejor manera de jugar para que tenga una finalidad de entrenamiento del autocontrol consiste en registrar los errores que el niño comete; es decir, cuántas veces coge el camino equivocado, y así poder animarle a que mejore su destreza las siguientes veces y se detenga a pensar antes de actuar.

3. La ventaja del papel y lápiz es que, además, podemos pedirle que no levante el lápiz del papel hasta finalizar, lo cual exige ser paciente, mantenerse tranquilo e ir desarrollando su tolerancia a la frustración.

4. La forma de complicar este juego es hacer laberintos más complicados y largos.

5. Otra forma de ir desarrollando esta habilidad es pedir al niño que nos guíe en la búsqueda de un objeto o de un lugar.

Cuándo. Este ejercicio se puede realizar en casa y en el colegio, ya que solo requiere papel y lápiz.

¡Pintamos mandalas!

Para qué. Una de las cosas más complicadas es conseguir que los niños permanezcan un largo rato haciendo una misma tarea. Desarrollar la habilidad para mantener la atención durante largos periodos de tiempo tiene múltiples ventajas para la vida, como ser capaz de escuchar, de atender en clase, de hacer las tareas sin distraerse, de terminar de recoger todos los juguetes o de terminar los deberes sin cansarse o desistir.

Cómo

1. Cualquier tarea que implique sostener la atención a una actividad, sin la posibilidad de detenerse o de interrumpir la tarea con otra cosa, les estará ayudando a mantener la atención en el tiempo. A veces es complicado motivar a los niños a algo así y por ello pintar mandalas es una estupenda actividad para ello.

2. Los mandalas son bonitos dibujos en blanco y negro que están diseñados para ser coloreados. Hay que explicar bien al niño en qué consiste la actividad: «Cuando se empieza un mandala hay que colorearlo hasta terminarlo; se recomienda cambiar de pinturas para conseguir un resultado más bonito pero no se puede dejar de colorear hasta haber terminado».

3. Otra forma interesante de entrenar la atención sostenida en niños de entre 3 y 6 años es escuchar audiocuentos y después preguntarles sobre lo que han escuchado para así motivarles a prestar atención a lo que escuchan.

Cuándo. Para realizar estas tareas tendremos que asegurarnos de que el niño tendrá el tiempo suficiente para empezar y terminar, respetando sus tiempos. También es importante asegurar que el ambiente propicia la concentración, sobre todo las primeras veces que el niño pinte mandalas, ya que cuanto más ruido o distracciones tenga, más difícil será la tarea.

De 6 a 9 años

Teniendo en cuenta que la atención voluntaria predomina a partir de los 7 años, en esta etapa ya podemos pedir a los menores que sostengan su atención durante más tiempo y que ejerzan un autocontrol de su atención y de su comportamiento. Por ello, en este periodo evolutivo es imprescindible ayudar a los niños en el desarrollo de la atención facilitándoles actividades y juegos adecuados. A esta edad podrán desempeñar con facilidad tareas y juegos durante treinta minutos seguidos.

¡Somos equilibristas!

Para qué. Esta actividad está pensada para el entrenamiento del control de la impulsividad. Tiene como objetivo que los niños adquieran control de su cuerpo, de forma que no se precipiten en sus movimientos y sean capaces de autorregularse. La falta de autocontrol se traduce también en movimientos imprevisibles y descontrolados. Lo deseable es que sean capaces de estar tranquilos, frenarse y ser reflexivos cuando la ocasión lo requiera.

Cómo

1. Lo que se propone en esta actividad es caminar encima de una línea recta poniendo un pie delante del otro, lo más rápido posible y sin caerse. Esta sencilla actividad requiere destreza y se puede mejorar en ella con su entrenamiento.

2. Es requisito imprescindible que los pies se toquen; esta pauta es el control, el freno que nos impide ir más rápido y nos obliga a tener paciencia y a mejorar la técnica si queremos avanzar y llegar antes, sin que merme la calidad, es decir, sin caerse o salirse de la línea. Así el niño aprenderá a desarrollar el equilibrio que necesita entre velocidad y precisión/equilibrio/autocontrol.

3. Es un ejercicio físico muy representativo de lo que hacemos con las actividades del día a día, en el que tan importante es hacerlas rápido como hacerlas correctamente. En el juego, si no lo hace bien, y va demasiado rápido, se cae y pierde.

4. También se pueden hacer carreras; de esta manera se motivará más, ya que si llega el último, también pierde y se verá forzado a buscar su equilibrio óptimo entre velocidad y ejecución.

5. Otros juegos con los que desarrollan el autocontrol son los minigolf, las carreras de chapas o jugando a acertar a meter canicas en un agujero.

Cuándo. Se puede jugar en casa o en la calle y también se puede animar al niño a que juegue en el recreo o en el parque con otros niños.

Ganará el que encuentre…

Para qué. Este juego es una forma lúdica de entrenar la atención selectiva. Permite al niño ir adquiriendo la habilidad de buscar algo específico entre un conjunto de cosas, teniendo que discriminar y seleccionar exactamente lo que se le pide.

Cómo

1. Lo que se propone en esta actividad es que el adulto o uno de los niños dirija el juego indicando lo que se ha de buscar.

2. La instrucción que se da es la siguiente: «Ganará el que encuentre lo antes posible… una flor roja». Se trata de ir cambiando el objeto a buscar y de ir complicándolo, pidiendo que busquen algo que esté menos visible si estamos en casa o incluso algo que no sabemos si van a encontrar si estamos en la calle.

3. Así tendrán que prestar mucha atención a lo que les rodea. Si proponemos la actividad como un concurso en el que gana el que encuentre antes el objeto y lo traiga, fomentamos que busquen lo más rápido posible y que no se distraigan por el camino.

4. Otra forma de desarrollar la atención selectiva es mediante pasatiempos del tipo «encuentra las siete diferencias» o las sopas de letras. El juego conocido como Memory también exige poner en marcha la atención selectiva. Consiste en dar la vuelta a dos tarjetas de entre un conjunto de tarjetas colocadas boca abajo y tratar de encontrar dos tarjetas iguales. El niño tiene que prestar atención a las tarjetas que se van dando la vuelta si quiere recordar después dónde estaban las dos tarjetas iguales.

Cuándo. El Memory y los juegos de encontrar las diferencias, o las sopas de letras, son buenos para ocupar ratos muertos en casa. El juego de «ganará el que encuentre» se puede poner en práctica cuando vamos de paseo por la ciudad o por el campo.

De 9 a 12 años

La atención alcanza el punto álgido de su desarrollo entre los 11 y 12 años; a partir de esta edad la capacidad de concentración en una tarea ya no aumenta y se mantiene durante la edad adulta. A esta edad los niños ya pueden atender durante cincuenta minutos seguidos con facilidad y no necesitarían descansar, aunque ello requiere práctica. A continuación se describen algunos juegos y actividades que ayudan a desarrollar la atención, la constancia y el autocontrol en niños de entre 9 y 12 años.

Sigue las instrucciones

Para qué. Según los niños se van haciendo mayores, es importante que aprendan a darse instrucciones a sí mismos para guiar su comportamiento y dirigir su atención y su esfuerzo a lo verdaderamente importante. Estas autoinstrucciones consisten en preguntarse ¿qué tengo que hacer?, ¿cómo lo voy a hacer?, ¿lo estoy haciendo bien?, ¿cuál ha sido el resultado? Las autoinstrucciones se pueden incluir en una enorme cantidad de juegos o actividades.

Cómo

1. Juegos como las cartas o el dominó son buenos para que aprenda a darse instrucciones.

2. Para ello los adultos debemos mostrarles cómo reflexionamos en voz alta sobre nuestras decisiones en el juego.

3. Posteriormente le pediremos que diga en voz alta cómo va reflexionando sobre sus pasos y estrategias en el juego.

4. Existen otros juegos que se acompañan de instrucciones o pasos que se deben seguir para llegar al final de los mismos. Por ejemplo, un mecano, una construcción o un cubo de Rubik. Estos juegos son muy útiles para que el niño practique a seguir unas instrucciones que le ayudan a llegar a una meta. Además, con el objetivo de hacerles conscientes de los pasos que dan para llegar a la solución, se les puede pedir que cuenten en voz alta lo que van haciendo durante su realización.

Cuándo. Estos juegos son ideales para practicarlos en casa, en familia y también para que los niños jueguen entre ellos.

Me fijo en el detalle

Para qué. A partir de los 9 años los niños pueden aprender a mantener la concentración durante periodos de tiempo más largos. Esto les será muy útil para desarrollar su atención sostenida y prestar mejor atención en clase, leer durante más tiempo, hacer bien las actividades que requieren cada vez más tiempo o estudiar.

Cómo

1. Podemos encontrar un sinfín de actividades que requieren una realización meticulosa y cuidadosa y que además exigen mantener la concentración durante un largo rato. En general, las actividades de manualidades cumplen estas características.

2. La actividad debe ir encaminada a llegar a un resultado final. Se debe especificar el tiempo que pasaremos haciendo la actividad y el objetivo al que queremos llegar. Por ejemplo: hoy pasaremos una hora moldeando una figura de arcilla y mañana la pintaremos durante otra hora.

3. Se recomienda pedir al niño que se ponga objetivos y que los comparta con los padres para hacer la tarea.

4. Para que la tarea cumpla la función de entrenar la atención sostenida se recomienda que se realice durante media hora seguida antes de hacer un descanso. Se trata de evitar el cambio de actividad frecuente o la multitarea.

5. Las actividades más interesantes para este cometido son aprender a tejer, hacer petit-point, pintar figuras de modelismo, hacer cerámica, hacer pulseras, construir una maqueta…

Cuándo. Estos juegos son ideales para practicarlos en casa en aquellos ratos en los que el niño esté aburrido. Son juegos ideales para sentar la calma después de otros juegos más activos.

Recuerda que…

Para poner en marcha los pasos que nos llevan a alcanzar una meta y seguirlos hasta el final es necesario desarrollar una adecuada capacidad para prestar atención. Desarrollar una adecuada atención dotará a los niños de constancia y perseverancia para las actividades de su día a día, permitiéndoles alcanzar mayores éxitos.

Aprender conceptos nuevos y memorizarlos solo es posible si contamos con una adecuada capacidad para prestar atención.

Los niños pueden ser capaces de mantener la concentración en una actividad de forma continuada durante cinco minutos a los 2 años y hasta cincuenta minutos a los 12 años.

La capacidad de atender a una actividad mejora sensiblemente si se siente motivado por ella y si está descansado y no tiene sueño.

La capacidad de prestar atención se puede entrenar y se puede aprender, aunque no debemos pasar por alto que hay factores biológicos que determinan la capacidad de atención de cada individuo. Además, problemas del neurodesarrollo y dificultades emocionales pueden impedir que los niños presten atención.

Los padres son los responsables de ir propiciando ciertas pautas que favorecen el autocontrol en el niño (pararse y prestar atención), y según va creciendo y se desarrolla su lenguaje podrá ir interiorizando estas instrucciones para guiar su atención y su propio comportamiento.

Los padres pueden propiciar escenarios mediante juegos y actividades para que los niños puedan desarrollar su atención y su autocontrol.

1 Véase el Capítulo 3: «Desarrolla su Inteligencia emocional».

2 Véase el Capítulo 12: «Fomenta el buen uso de las nuevas tecnologías».

3 Véase el Capítulo 1: «Estimula su cerebro».

4 Véase el Capítulo 14: «Mens sana in corpore sano».

5 Véase el Capítulo 7: «Me relaciono con los demás. Entrenando las habilidades sociales».

6 Véase el Capítulo 4: «Yo solito. Fomentar la autonomía».

7 Véase el Capítulo 3: «Desarrolla su inteligencia emocional».

Capítulo 3
DESARROLLA SU INTELIGENCIA EMOCIONAL Y SU AUTOCONTROL
Raquel Prieto Elipe Isabel Quesada
Identificación y reconocimiento emocional

La inteligencia emocional es la capacidad que tenemos las personas de saber qué emoción estamos sintiendo en cada momento, reconocer las emociones que experimentan los demás, comprender la causa y las consecuencias que tiene sentir cada emoción, utilizarlas para facilitar la toma de decisiones y saber regularlas, para responder de la manera más eficaz posible a las demandas del entorno.

Desarrollar la inteligencia emocional desde la infancia será clave en el futuro de nuestros hijos, porque serán adultos que tengan que trabajar en equipo, afrontar dificultades cotidianas, ser empáticos y amables con los demás, y para todo ello es necesario tener unas buenas habilidades emocionales.

La primera habilidad de la inteligencia emocional es la percepción emocional, dentro de la cual está la identificación y el reconocimiento emocional. Solamente cuando son capaces de darse cuenta de lo que sienten, y entienden la causa y la consecuencia de sus emociones, están preparados para aprender a regularlas.

¿Qué son las emociones?

En el día a día, nuestros hijos hacen frente a muchas situaciones que les provocan distinta carga emocional. Sienten frustración cuando no consiguen los resultados que esperaban en las tareas del colegio, enfado cuando su mejor amigo decide jugar con otro compañero de clase, vergüenza cuando intentamos presentarle a un desconocido, alegría o euforia cuando reciben una noticia que les ilusiona, una sorpresa agradable, o al conseguir su juguete favorito. Todas estas experiencias les evocan emociones distintas, pero ¿saben poner nombre a eso que sienten?, ¿saben por qué lo sienten?

Las emociones se viven con mucha intensidad y tienen una corta duración en el tiempo. Podemos diferenciar entre las emociones básicas y las complejas. Las emociones básicas aparecen de forma natural, en el desarrollo de todas las personas, independientemente del lugar en que se nace, son universales, nos dan información sobre si el entorno puede ser peligroso o si es favorable. Estas emociones son las que trabajaremos con nuestros hijos en los primeros años de su desarrollo, y son las siguientes: alegría, tristeza, ira, miedo, sorpresa y asco.

Según avanza su desarrollo, tendremos que trabajar con ellos lo que llamamos emociones secundarias o complejas. Estas aparecen gracias a la experiencia, en la relación con otras personas, y se forman a partir de la unión de las básicas; son, por ejemplo, el optimismo, la decepción, la frustración, el desprecio, el orgullo, la vergüenza, la envidia.

Las emociones no hay que evitarlas o reprimirlas. Es necesario reconocerlas, comprenderlas y aprender a gestionarlas.

La importancia de aprender a identificar y reconocer las emociones

Vivimos en una sociedad en constante movimiento. En el caso de nuestros hijos, tienen un horario diario para ir a clase, hacer deberes, también para actividades extraescolares, y el tiempo que pasan viendo la televisión o con las nuevas tecnologías. Poco tiempo hay disponible para que tengan un margen para reflexionar qué les provocan las diferentes situaciones y contextos en los que se mueven, las distintas personas con las que se relacionan, las actividades que hacen o los pensamientos que tienen. Deben tener momentos del día para tranquilizarse y analizar cómo se están sintiendo y por qué.

Conocer la emoción que estamos sintiendo en cada momento nos da información de cómo es nuestra forma de vivir, interpretar y evaluar nuestro entorno, nuestra manera de reaccionar ante lo que nos pasa cada día.

Nuestros sentimientos están muy influenciados por cómo pensamos, y a su vez ellos afectan a nuestra forma de actuar y en la toma de decisiones. Por tanto, conocer lo que sentimos en cada momento nos ayudará en este proceso.

También es importante ser conscientes de los sentimientos y emociones de los demás, saber analizar su expresión facial y su lenguaje no verbal. Para ello es conveniente promover que aprendan a mantener contacto visual, estén atentos a los movimientos corporales y al tono de voz. Esto les permitirá ir fijándose con detenimiento en las expresiones faciales de las emociones, y podrán empezar a identificarlas, tanto las verdaderas como las fingidas.

Que aprendan a identificar y reconocer sus emociones, así como a regularlas, desde edades tempranas les facilitará resolver conflictos y adaptarse a las situaciones mejor a lo largo de su vida, tendrán mayor confianza en sí mismos y establecerán relaciones interpersonales más sanas.

Reconocer sus emociones les permitirá conocerse mejor y adaptarse mejor al entorno en el que viven.

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