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Lo recuerda claramente en el discurso de aceptación:
Mi presencia en Venecia, en esta Universidad, en Febrero de 1963, fue el inicio de toda una labor, podría decir, hasta, una campaña, en pro de nuestras letras, antes privadas de ciudadanía, pues se enseñaban como parte de la gran literatura española.
Después de Venecia, dialogué, di conferencias, cursillos en casi todas las Universidades de Italia, pero el punto de partida fue Venecia, y de aquí que ahora me conmueva profundamente, como todo lo que tiene mucho de destino, el que se me conceda el título de Doctor Honoris Causa de vuestra Universidad centenaria y nobilísima, y por mí tan amada.
Esta significativa distinción me identifica con vuestra ciudad, ampliando el concepto, pues toda vuestra ciudad es una lección viva de artes y letras que han formado la base de una de las más grandes culturas de la humanidad. No sé por qué sólo se ha de ver y celebrar lo histórico, lo puramente histórico, fecha y dinastías, o bien lo comercial, el ir y venir de las más ricas y fabulosas mercancías, cuando se habla de Venecia, y no de su papel de señora de saberes y de madre de pintores, escultores, músicos, poetas, y cuantos en ella sentíanse navegar en el más amable sueño.
Esta es la Venecia que nosotros amamos, la de vuestra Universidad, porque aquí universidad sí quiere decir universal, la que fue amparo de libertad de pensar, para tantos espíritus, la que enciende las antorchas de la luz más clara, en sus canales, para señalar las rutas de la inteligencia, del saber y del arte.
Sin pecar de inmodestia, permitidme que me sienta orgulloso, como me sentí al recibir el Premio Nobel, de vuestra laurea, de esta magnífica insignia que sale de las manos de la historia, de la simpatía generosa de vuestros Profesores, señaladamente del Profesor Franco Meregalli, y de las Autoridades, especialmente de vuestro Rector, así como de Profesores como Giuseppe Bellini, tan conocedor de nuestras letras, y debo hacer mención también del Profesor Amos Segala, quien actualmente enseña en la Universidad de París, y que yo me complazco en que esté presente, pues fue a iniciativa suya que inicié mis lecciones de literatura latinoamericana en Venecia. (75)
El texto del discurso de aceptación retoma temas y motivos que Asturias había utilizado ya en gran parte de las conferencias y encuentros pronunciados en varias ciudades europeas y que repetirá, ampliándolos, en un encuentro organizado en el Instituto Ítalo-Latinoamericano (IILA) en 1973, en lo que fue posiblemente –por lo que pudimos averiguar– su último viaje a Italia. El encuentro vio la participación de dos conocidos periodistas de la época, Alberto Cavallari y Sergio Pautasso, que delinearon las trayectorias política y literaria del autor, para dejar paso a la conferencia del mismo Asturias, titulada Paesaggio e linguaggio nella narrativa latinoamericana, incluida en esta antología.
En 1973 aparece en Italia una edición de las obras de Asturias en una colección dedicada a los Premios Nobel, que se vendía por suscripción postal por El Club de los Editores, y que, por este motivo, nunca llegó a las librerías. La selección comprendía varias obras de narrativa, poesía y teatro: Leyendas de Guatemala (en la primera traducción italiana), una recopilación de textos poéticos (algunos inéditos en italiano hasta entonces), Hombres de maíz y la obra teatral Soluna. El libro tenía un extenso estudio introductorio de Piero Raimondi, un escritor italiano que se ocupaba de esta serie de volúmenes para la parte de los escritores de lengua española, quien había traducido anteriormente Soluna para una revista teatral (76).
El 10 de junio de 1974, Asturias muere, y el día después los periódicos italianos ya comentan una noticia que no llega inesperada. Hay tres artículos que lo recuerdan con una especial atención: el de Angela Bianchini en La Stampa, el de Dario Puccini en Paese Sera y el escrito por Ignazio Delogu en L’Unità. Los tres textos empiezan evocando emocionados recuerdos personales que presentan la figura de Asturias en términos de una presencia inolvidable:
La muerte de Miguel Ángel Asturias, que había pasado años de triste exilio en Italia y al mismo tiempo de acogida festiva, me trae recuerdos entrañables e intensos. Uno en particular me viene a la mente: su visita al Nuraghe de Barumini, en Cerdeña, donde su solemne figura de ídolo maya me recordó un día algo que nosotros los europeos olvidamos a menudo: las antiguas raíces de las que su personalidad, como la de otros escritores latinoamericanos, se nutrió profundamente. (77)
Tenía un rostro huesudo y masivo del color de la tierra levemente musgosa, más bien un paisaje en el que los ojos abrían el sorprendente y alusivo espacio de una pregunta permanente. Si escuchaba, dejaba caer dos párpados medidos y pesados sobre los ojos rodeados de una densa red de arrugas; y era singular cómo, en la tensión, la respiración, en vez de hacerse más frecuente, se atenuaba, casi hasta el punto de reducirse al apenas perceptible latido propio de los seres dotados de otra circulación y otros humores. En la conversación parecía situarse en la inalcanzable distancia de uno de los fuegos de una misteriosa elipse, para volver repentinamente, dejando que su voz robusta, entretejida con extrañas vibraciones vegetales, nos devolviera el sentido de una lógica común. (78)
Alto, grande, de tamaño casi piramidal, con el rostro enigmático y amargo de una máscara india, donde sólo los ojos parecían incubar un fuego antiguo y secreto, el Asturias que conocimos en los últimos años parecía entregarse por entero, casi con excesivo sentimentalismo, a la evocación de su tierra, exaltando la naturaleza, el paisaje y los hombres hasta convertirlos en un elemento moral e inseparable de América Latina. Pero se trataba, en cambio, de una personalidad compleja e incluso dolorosa: un hidalgo castellano, con modales corteses, encarnado, siglos antes, en el personaje indio, un intelectual finísimo que había tomado la apariencia de una fuerza telúrica. (79)
Después de estas evocaciones personales, los tres autores convergen en reconocer el valor de la obra literaria del autor, destacando cada uno un aspecto peculiar. Bianchini reúne «la fuerza de la condena política y el realismo mágico y barroco», mientras Delogu retoma una reflexión sobre la idea de una “otredad” sustancial del discurso literario de Asturias, imposible de apreciar en su totalidad con los cánones europeos:
Las historias literarias lo han incluido en la lista de escritores del surrealismo latinoamericano, de la generación de los Carpentier, los Rojas, los Marechal. La definición tiene su fundamento, y no sólo para Asturias, pero será difícil negar que la debilidad de esta definición radica en una matriz y un deseo de catalogar, ambos típicamente europeos, occidentales. En cambio parece necesario reconocer en Asturias, quizás más que en otros, la identificación de su propio mundo narrativo con un “naturalismo” de signo diferente del romántico o verista europeo, una diferencia a la que debemos, en definitiva, si su obra es la propuesta de una forma “americana” de narrar basada en el redescubrimiento de la propia identidad individual y colectiva, que hunde sus raíces en una ideología y en una visión “diferente” del mundo, como las precolombinas del pueblo maya. (80)
En cambio, Puccini prefiere reconstruir un itinerario –biográfico y artístico– tendido entre América y Europa:
Educado en las escuelas etnológicas y antropológicas europeas de los años treinta, más curiosas por lo exótico y lo bárbaro que atentas a las razones profundas de las culturas llamadas primitivas, y, por otra parte, estimulado por la moda del arte negro y primitivo, despertada por las vanguardias europeas en pintura y en poesía, Asturias había seguido recurriendo a esas nourritures terrestres, fiel, además, a un ideal estético y literario de sólida y brillante tradición reciente: el ideal de la “narrativa pura”, del “realismo mágico”, es decir, de una prosa fundada en un concepto esencialmente lírico. Bajo esta doble sugerencia –un exotismo de retorno y la vocación a la narración lírica–, en la estela de la novela francesa entre-deux guerres nacieron las mejores obras de Asturias. (81)
Unas líneas arriba, el crítico italiano consideraba que posiblemente la muerte de Asturias marcaba la desaparición de toda una generación y de una manera de vivir el papel del intelectual en América Latina:
Sin embargo, al mismo tiempo, su muerte, más allá de la emoción del momento, siento que sella no sólo una noble existencia y una gloriosa carrera como escritor, sino casi toda una época en la vida cultural y literaria de América Latina. En efecto, tal vez termina con él la imagen y la función del testigo intelectual y el testigo escritor –también para esa parte del mundo: testigo, como intelectual– en sus largos años de exilio y protesta, de la tiranía y la injusticia, de la explotación imperialista y del subdesarrollo latinoamericano; y testigo, como narrador, poeta y dramaturgo, como voz e intérprete del pueblo oprimido de los indios, del “paisaje vivo” de la América pobre, un mundo arcaico y mágico que basta describir fiel y ricamente para infundir en el lector una admiración ética y estética cercana a la ternura y el amor. (82)
Algunos meses más tarde, Giuseppe Bellini publica en el número monográfico del Repertorio Americano su “Recuerdo de Miguel Ángel Asturias desde Italia”, un texto en el que recopila las etapas de la larga amistad que lo unió al escritor guatemalteco, a través de muchas anécdotas y recuerdos personales que van desde el momento del primer encuentro, a los muchos viajes que hicieron juntos, de las acogidas entusiastas en las aulas universitarias italianas a la frecuentación de restaurantes y heladerías italianas, de las recepciones oficiales a los momentos más íntimos y familiares, hasta la noticia de la enfermedad y el recuerdo del último encuentro, en Dakar:
En la barbacoa del hotel, cerca de una hermosa piscina, nos reuníamos en largas mesas de amigos. Y era un derroche de alegría. Hasta el día en que los Asturias, clausurado el coloquio, salieron para La Laguna, en Canarias. El último almuerzo fue inolvidable, porque ya tenía la amargura de la despedida. Saludamos aplaudiendo calurosamente a los Asturias, cuando salieron en coche para el aeropuerto. No debía volver a verle jamás. Su recuerdo queda vivo dentro de mí, como dentro de todos los que tuvieron la suerte de conocerle y apreciarle, no sólo como gran artista, sino como el gran hombre que era. (83)
Bellini dedica las tres densas páginas de la revista costarricense a los recuerdos personales, dejando para el año siguiente el homenaje académico, que aparecerá en el número 7 de la revista Studi di Letteratura Ispano-americana de la Universidad de Venecia, dedicado integralmente a Asturias y coordinado con Amos Segala. Bellini seguirá estudiando durante toda su vida la obra del amigo escritor, como queda demostrado por la bibliografía que se publica en este mismo volumen y que está hoy disponible casi integralmente en la página de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, dedicada al estudioso italiano (84).
Pocos meses después de la muerte de Asturias, aparece en Italia un libro que es la última traducción de un texto suyo al italiano en los años setenta: se trata de Abbiamo assaggiato l’Ungheria, un libro a dos manos escrito con Pablo Neruda, texto curioso que los dos nobel habían publicado en 1972, a raíz de un viaje hecho en 1966 en el país magiar. La traducción se debió al interés de Gianni Toti, de quien ya hemos hablado, casado con una artista húngara, Marinka Dallos, que ayudó a la traductora Jole Tognelli para la interpretación correcta de los platos de cocina descritos en el libro.
1.5 Breves notas sobre una desaparición anunciada
De hecho, en los años que siguieron la muerte de Asturias, fue la labor crítica de Giuseppe Bellini la que consiguió mantener vivo el interés del mundo académico italiano sobre Asturias: además de las contribuciones críticas, entre las cuales hay que destacar la versión definitiva de su libro sobre la narrativa del escritor guatemalteco, fue el animador de varias iniciativas alrededor de su obra. Se recuerdan en especial el Congreso de Milán de 1996 (Italia, Iberia y el Nuevo Mundo. Miguel Ángel Asturias) y el de 1999, en ocasión del centenario de su nacimiento (Anime del Barocco. La narrativa latinoamericana contemporanea e Miguel Ángel Asturias), así como el volumen colectivo Miguel Ángel Asturias. Quarant’anni dopo (2015), en ocasión del aniversario de la muerte del escritor.
Este interés se verá reforzado con el nacimiento de la revista Centroamericana, fundada y dirigida por Dante Liano, en la cual se publicarán varias aportaciones críticas de autores italianos y extranjeros: a partir de la revista Liano ha favorecido la formación de un buen grupo de jóvenes estudiosos italianos que siguen esta tradición. Entre las varias contribuciones, cabe destacar la monografía de Emanuela Jossa, Gli uomini venuti dal mais. Miguel Ángel Asturias e il mondo maya (2003), que investiga en profundidad las relaciones entre la obra de Asturias y el Popol Vuh, siguiendo las huellas de los estudios anteriores de René Prieto, Gerald Martin, Ariel Dorfman y del mismo Bellini.
Desafortunadamente, esta atención del mundo académico no correspondió a una fortuna parecida del lado de las traducciones y de la difusión de la obra de Asturias: gran parte de los libros publicados en los años sesenta y setenta desaparecieron bastante pronto del mercado editorial italiano, y para ver algunas reimpresiones hubo que esperar varios años: en 1981, se reedita Uomini di mais, en una versión de bolsillo de la editorial Rizzoli, con la misma traducción de Cesco Vian, pero con una notable introducción de Roberto Paoli, en la que propone una comparación entre el indigenismo de Asturias y el de José María Arguedas (Paoli fue, sobre todo, un peruanista), y una relectura de la novela en relación con las diferentes estrategias de acercamiento de los dos autores a los universos de los pueblos originarios.
En 1997, se señala una nueva traducción de Leyendas de Guatemala, publicada de manera casi clandestina por una pequeña y desconocida editorial romana, la SEMAR, en una nueva traducción de Giorgio De Marchis y Ria Lussi: hoy es casi una rareza bibliográfica, imposible de encontrar incluso en el mercado de libros usados.
El nuevo milenio se abre con una reimpresión de Mulatta senza nome en una edición de bolsillo, y con dos traducciones de cuentos para niños, en ediciones ilustradas de buena calidad: L’uomo che aveva tutto tutto tutto (2002) y La macchina parlante (2003). En los años siguientes, verán por fin la luz dos nuevas traducciones: en 2004, Emilia Perassi, discípula de Bellini y catedrática en Milán, propone una nueva edición de Week-end in Guatemala con una detallada introducción, y en 2007 aparece Il Signor Presidente, en la versión de Raul Schenardi, que finalmente supera la edición de 1958 de Elena Mancuso; mientras, una reimpresión de Uomini di mais aparece en la editorial Baldini & Castoldi de Milán, en 2010.
Sin embargo, este aparente resurgimiento de interés editorial termina velozmente: hoy en día en las grandes cadenas de ventas de libros, en línea o en librerías, resulta prácticamente imposible conseguir títulos de Miguel Ángel Asturias en italiano, y solo quedan como recurso las librerías “de viejo”, en las que se pueden encontrar las antiguas ediciones de los años sesenta.
1.6 Conclusiones
Creo que con esta introducción se ha demostrado claramente cómo el encuentro entre Miguel Ángel Asturias e Italia fue sin duda un caso excepcional de un puente entre culturas diferentes, que dio frutos extraordinarios desde todos los puntos de vista, incluso comparando su presencia con la de otros escritores hispanoamericanos (Fuentes y Cortázar, por ejemplo) que en esos mismos años viajaron varias veces a mi país.
Si nos preguntamos sobre las causas de esta singularidad, habrá que señalar seguramente que una de ellas fue su asombrosa calidad humana, recordada por cada uno de los que tuvieron la ocasión de frecuentarlo personalmente: en todos los testimonios, recorre la palabra “amistad”, una característica que no se encuentra a menudo en las relaciones construidas a partir de razones culturales y literarias.
Otra razón importante que hemos podido rescatar en las páginas anteriores se relaciona con el papel relevante que Asturias jugó en la difusión de la literatura hispanoamericana en Italia a mitad de los años sesenta, antes del llamado “boom”: un papel que fue bastante olvidado en los años siguientes, y que ahora merece ser recuperado en toda su importancia.
No hay que olvidar además que en este periodo nació la relación con Amos Segala, de la que nacieron proyectos importantes, durante la permanencia de Asturias en Italia (el congreso del Columbianum en primera instancia) y después de ella, hasta llegar a la realización de la colección Archivos que, de cierta manera, echa sus raíces en los años italianos.
Finalmente, me parece que merecería una investigación más exhaustiva la posible relación entre el diálogo entablado con la crítica italiana y la evolución de la poética de Asturias en los últimos años de su vida, que es posible observar, por ejemplo, en las diferencias entre el texto de 1964 publicado en la revista Terzo Programma y los textos de 1972-1973, preparados para la ceremonia en Venecia y el Encuentro en el Instituto Ítalo-Latinoamericano de Roma. Pero de todo esto se hablará con mayor detenimiento en las introducciones de los textos que se pueden leer más adelante en este volumen.
Para terminar, quisiera agradecer a la Cátedra Miguel Ángel Asturias de la Universidad Rafael Landívar y en especial a la Dra. Lucrecia Méndez de Penedo, por darme la posibilidad de emprender esta investigación y de publicar estos textos dispersos que, espero, podrán ayudar a comprender mejor una fase tan importante de la vida del escritor guatemalteco.
1. M. A. Asturias, Paris 1924-1933. Periodismo y creación literaria, edición crítica de Amos Segala (Madrid: Archivos, 1988).
2. Sobre el “pan-latinismo” y la participación de Asturias en la Asociación de la Prensa Latina, véanse los artículos de Marc Cheymol en el volumen citado: «Asturias entre mundo latino y mundo indígena», 844-874, y «Asturias y la Prensa Latina», 922-939.
3. M. A. Asturias, Paris 1924-1933. Periodismo y creación literaria, 36.
4. ibid., 39.
5. ibid., 35.
6. ibid., 42.
7. ibid., 46.
8. ibid.
9. ibid.
10. ibid.
11. ibid., 47-48.
12. G. Bellini, «Miguel Ángel Asturias en Italia a través de sus cartas», Centroamericana, n.° 6-7: 15-27.
13. Las memorias de Amos Segala respecto a este periodo se encuentran en el texto: Amos Segala, «Mi amistad con Asturias», en el volumen Miguel Ángel Asturias 1899-1999 (Paris: UNESCO, 1999), 427-447.
14. F. Colla, «Amos Segala (1931-2016). In memoriam», 3, acceso el 2 de marzo de 2021, http://www.mshs.univ-poitiers.fr/crla/contenidos/Archivos/Homenaje.pdf
15. Las referencias bibliográficas a los artículos de prensa y a los estudios académicos no citados directamente en el texto se encontrarán en la bibliografía anexa a este volumen.
16. G. Bellini, «Del tradurre: riflessioni, ragioni ed esperienze», en La traduzione. Il paradosso della trasparenza, ed. por A. Guarino et al. (Napoli: Liguori Editore, 2005), 85-114; 110.
17. Este epistolario, propuesto varias veces en forma parcial por el mismo Bellini, ha sido publicado integralmente por Patrizia Spinato Bruschi en el volumen: Patrizia Spinato Bruschi, La experiencia italiana de Miguel Ángel Asturias (1959-1973) (Roma: Bulzoni, 2013).
18. M. A. Asturias, «Carta inédita (5 de marzo de 1980)», conservada en el Archivo de Dario Puccini, publicada en S. Tedeschi, All’inseguimento dell’ultima utopía (Roma: Nuova Cultura, 2008), 105.
19. A. Mele, «Il papa verde», Il Giorno, 12 de noviembre de 1959, 3. Traducción propia; a partir de aquí, las traducciones son mías, si no diversamente indicado.
20. Anónimo, «Arrestano in Argentina gli esponenti di sinistra», Corriere della Sera, 20 de abril de 1962, 2.
21. La traducción de este fragmento fue de Elena Mancuso, quien al final no será la traductora de la novela, que aparecerá en la versión integral traducida por Cesco Vian solo en 1967.
22. A. Barberis, «La voce dei Maya chiama gli indios al risveglio», Il Giorno, 23 de marzo de 1964, 5.
23. ibid.
24. ibid.
25. ibid.
26. Augusto Livi, «Miguel Angel Asturias ci parla del Guatemala», Paese Sera, 1 de abril de 1964, 3.
27. ibid.
28. a. s., «Miguel Angel Asturias sulla crisi brasiliana», L’Unità, 11 de abril de 1964, 11.
29. Segala, «Mi amistad con Asturias», 430.
30. ibid., 434.
31. Spinato Bruschi, La experiencia italiana de Miguel Ángel Asturias (1959-1973), 12.
32. En las presentaciones de los textos traducidos, se profundizarán la estructura y los temas de estos. Esta participación en un programa de la radio recuerda a Asturias la lejana aventura de «La voz del aire».
33. Luis Harss, Los nuestros (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1966), en Segala, Miguel Ángel Asturias, 1899-1999, 384.
34. Segala, «Mi amistad con Asturias», 440.
35. M. A. Asturias, «Carta del 20 de octubre de 1965» en Spinato Bruschi, La experiencia italiana de Miguel Ángel Asturias (1959-1973), 53.
36. Anónimo, «La cultura per l’amnistia in Venezuela», L’Unità, 3 de febrero de 1965, 2.
37. L. Stegagno Picchio, «Alle cinque della sera in Via Garibaldi 88», La Repubblica, 29 de octubre de 1999.
38. M. A. Asturias, Latinoamérica y otros ensayos (Madrid: Guadiana de Publicaciones, 1968). Desafortunadamente, en el libro no hay indicaciones sobre la primera publicación de este texto.
39. ibid., 40.
40. ibid., 42.
41. A. Melis, «La parabola di Miguel Ángel Asturias», Ad libitum, n.º 4 (1966): 74-76; 75.
42. Reproducido ahora en Spinato Bruschi, La experiencia italiana de Miguel Ángel Asturias (1959-1973), 139-146.
43. G. Martin, «Miguel Ángel Asturias y yo», en A. Toledo (ed.), Hacer visible lo invisible. Ocho ensayos sobre Asturias (Guatemala: Editorial Cara Parens, 2017), 71-90; 73-74.
44. Segala, «Mi amistad con Asturias», 434.
45. Asturias, Latinoamérica y otros ensayos, 56.
46. Anónimo, «Dopo il Nobel», Il Tempo, 27 de octubre de 1967, 3.
47. M. Luzi, «Asturias vince il Nobel il giorno del suo compleanno», ahora «Il Premio Nobel», en Cronache dell’altro mondo (Torino: Marietti, 1989), 84. Las reseñas de Mario Luzi sobre la literatura hispanoamericana han sido recopiladas en este volumen y las citas se refieren a esta recopilación, que reproduce estrictamente las versiones originales.
48. M. Luzi, «Il punto su Asturias», ahora «Dopo il Nobel», en Cronache dell’altro mondo (Torino: Marietti, 1989), 86.
49. P. Milano, «Miguel Angel Asturias tra azteco e parigino», L’Espresso, 29 de octubre de 1967, s. p.
50. ibid.
51. G. Cintioli, «Il cosmo allucinante degli uomini di mais», Il Giorno, 12 de septiembre de 1967, 6.
52. P. Sanavio, «Parla il Re maya», La Fiera Letteraria, 2 de noviembre de 1967, 6.
53. ibid.
54. D. Puccini, «Miguel Angel Asturias tra miti e stregonerie», Paese Sera, 24 de noviembre de 1967, 5.
55. G. De Gennaro, «I felici tropici di Miguel Ángel Asturias narratore», Civiltà Cattolica 119, n.° 2822 (1968): 148-157; 151.
56. En la correspondencia con Bellini, Asturias se refiere a Alberto Tallone como el «hombre de los trenes», ya que en la sede de Alpignano de la editorial había una enorme locomotora delante de la entrada.
57. G. Bellini, «Introduzione», en M.A. Asturias, Parla il Gran Lengua (Parma: Guanda, 1968), pp. IX-XXI: p. XX.
58. Por lo que sabemos, este texto nunca fue traducido al español: quizás merecería una mayor atención.
59. A. Segala, «Introduzione», en M. A. Asturias, Clarivigilia Primaveral (Milano: Accademia, 1971), 15-44; 20.
60. ibid., 21.
61. ibid., 39-40.
62. ibid., 40-42.
63. Antonio Melis, que había apreciado las novelas de Asturias en el texto antes citado, en 1970 parece tener una opinión bastante diferente sobre la poesía del guatemalteco: «[En Clarivigilia] la inspiración indigenista y las complejas referencias mitológicas sirven solo para arribar a conclusiones tardo-decadentes, con unos dejos de humanismo retórico: la glorificación del arte, del artista como ser privilegiado, del valor esotérico de la palabra. Su debilidad queda malamente escondida bajo un estilo artificial, rico en iteraciones, onomatopeyas y epítetos que ofrece una impresión bastante parecida a la de ciertas versiones postizas del arte primitivo, para su uso turístico, aun fuera un turismo de alto nivel intelectual». A. Melis, «Miti e stile nella poesia di Asturias», L’Unità, 27 de marzo de 1970. Sin embargo, habrá que matizar este artículo dentro de las polémicas que en esos años enfrentaron Asturias con el mundo intelectual cubano y con los nuevos narradores del “boom” del que se hablará más adelante.
64. M. R. Morales, Estética y política de la interculturalidad (Guatemala: Editorial Cultura, 2018), 18-19.
65. Todos estos textos se encuentran traducidos en este volumen. Se comentarán en detalle más adelante, en cada una de las introducciones.
66. M. AC., «Juarez rivivrà per mano di un ‘Nobel’», L’Unità, 22 de noviembre de 1967, 9. El guion sobre Benito Juárez se publicará en México en 1972, junto con otro texto de Carlos Fuentes, en una publicación de la Comisión Nacional sobre el centenario de la muerte de Juárez. Sobre este texto ha escrito Alessandro Rocco en su artículo «Culture, miti e utopie in due sceneggiature storiche di Carlos Fuentes e Miguel Angel Asturias su Benito Juárez», actas del XXXI Convegno Internazionale di Americanistica (Perugia, 5, 6, 7, 8, 9, 10 e 11 maggio, 2009), 145-151.
67. M. Luzi, «Il Ladrone», en Cronache dell’altro mondo (Torino: Marietti, 1989), 88.
68. Bellini, «Del tradurre: riflessioni, ragioni ed esperienze», 110.
69. S. Carini, «Tra mediazione e incomprensione: la ricezione editoriale e le letterature straniere. Il caso delle Meduse latinoamericane in Mondadori» en Pierini, Carini, Bolchi, Letteratura e archivi editoriali. Nuovi spunti d’autore (Roma: Aracne, 2014).
70. Asturias, Latinoamérica y otros ensayos, 43-44. Asturias no conocía los juicios, incluso severos, que Vittorini había dado sobre sus libros, y utiliza esta ocasión para esclarecer su idea de escritor comprometido, con una clara vena polémica hacia la inteligencia cubana, con la cual ya había entrado en curso de colisión.
71. Se trata del artículo: Miguel Ángel Asturias, «Un texte inédit, ‘L’écrivain-metis’», Le Monde, 25 de octubre de 1967.
72. G. Toti, «Le guerriglie intellettuali», Carte Segrete, n.° 4 (ottobre-dicembre 1967): 194-226; 210-211. Dos años más tarde, Toti volverá a hablar de Asturias con una mini reseña de Clarivigilia Primaveral, en la que cambia casi totalmente el tono, pero entre tanto él mismo había experimentado las primeras advertencias del caso Padilla, y su visión filo-cubana empezaba a desmoronarse.
73. En esta editorial se publicarán casi todos los autores del “boom”: García Márquez, Vargas Llosa, Fuentes, además de Onetti, Puig, Bryce Echenique, etcétera.
74. No sabemos si esta operación fue autorizada por Asturias, ya que los métodos editoriales de Feltrinelli en esos años eran bastante alejados de las reglas establecidas. En todo caso, por esta razón decidimos no incluir dicho texto en la selección del presente volumen.
75. Este discurso ha sido reproducido en varias ocasiones; su versión definitiva de donde tomamos la cita está presente en el volumen: Spinato Bruschi, La experiencia italiana de Miguel Ángel Asturias (1959-1973), 153.
76. Piero Raimondi fue un poeta, escritor e intelectual amateur genovés que se ocupó en su vida de cosas tan diferentes como la literatura hispanoamericana, el teatro italiano, los refranes de Liguria y la poesía navideña en los diferentes países del mundo. No sabemos debido a cuáles caminos le tocó escribir las introducciones para los volúmenes de los Premios Nobel de lengua española para esta colección, una tarea que, en todo caso, él realiza de manera muy profesional. La introducción a la obra de Asturias es una inteligente recopilación de las contribuciones críticas italianas hasta la fecha.
77. D. Puccini, «La scomparsa di Miguel Angel Asturias. Un testimone della tirannia», Paese Sera, 10 de junio de 1974, s. p.
78. I. Delogu, «Asturias tra realismo e leggenda», L’Unità, 11 de junio de 1974, 5.
79. A. Bianchini, «Asturias, rivolta e magia», 11 de junio de 1974, 3.
80. Delogu, «Asturias tra realismo e leggenda», 5.
81. Puccini, «La scomparsa di Miguel Angel Asturias», s. p.
82. ibid.
83. G. Bellini, «Recuerdo de Miguel Ángel Asturias», Repertorio Americano, n.º 4 (1975): 6.
84. Fundación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Giuseppe Bellini, http://www.cervantesvirtual.com/portales/giuseppe_bellini/