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Fig. 2. Portada de la edición de la Crónica del Cid [Sevilla: Juan Cromberger, 1533]

Salvo varias innovaciones, que luego detallaré, sus xilografías interiores son las de la impresión precedente, muy bien analizadas por José Manuel Lucía,51 quien señala sus características y cómo corresponden a la reutilización de unas imágenes bien conocidas en la literatura caballeresca surgida de los talleres cromberguerianos. En su nuevo uso se produce un cierto desajuste espacial porque estaban pensadas para ilustrar libros impresos a dos columnas, mientras que ahora se emplean en un formato de dimensiones superiores por corresponder a la plana entera. Para solucionarlo, el impresor emplea diversas piezas de adorno a modo de orla que enmarca las xilografías del mismo modo que sucede en la edición de 1525, si bien estos materiales ornamentales son distintos en ambas impresiones.

Las imágenes permiten analizar unas prácticas editoriales y las expectativas sobre las que el impresor proyecta la obra, sus relaciones con otros géneros y textos, sin olvidar que, al no emplear imágenes en todos los capítulos, los seleccionados resultan destacados visualmente, indicio de la importancia que les han concedido. La impresión de 1533 continúa editoramente la precedente con varios cambios como puede comprobarse en la siguiente tabla, en la que se combinan informaciones de Griffin y de José Manuel Lucía,52 quien diferencia entre grabados referenciales R, genéricos, y específicos E, realizados ex profeso para ilustrar el texto. Las diez xilografías interiores son las siguientes (identificadas de acuerdo con el apéndice que acompaña a la edición inglesa del libro de Griffin, aunque no sus materiales ornamentales, señalamos las primeras ediciones en las que aparecen idénticas viñetas):


Predominan los grabados genéricos, referenciales en la terminología de Lucía Megías (R), utilizados a veces con variantes de unos mismos modelos existentes siempre en la imprenta (426 y 465; 423 y 423b),53 (figs. 3, 4, 5 y 6). La mayoría proceden de las primeras impresiones del taller de los Cromberger, de las que me ocupé en otra ocasión.54 La reiteración de unos esquema iconográficos, en los que la relación entre texto e imagen se ha diluido por su carácter invariable y recurrente, convierte la ilustración en un elemento convencional, representativo menos de un libro específico que de un género editorial,55 destinado a un amplio público, menos restrictivo que el de los libros de caballerías por su formato y dimensión. La reproducción de las mismas imágenes en crónicas históricas, libros de caballerías e historias caballerescas breves reafirma sus relaciones,56 diluye sus borrosos límites, al mismo tiempo que formalmente acrecienta la sensación de que ciertas obras son «todo lo mismo», una óptica cervantina que ha pesado como una losa posteriormente, sin tener en cuenta sus diferencias. Por otro lado, el hecho de que en una misma imprenta tuvieran más de un grabado confeccionado sobre modelos similares, utilizado indiscriminadamente, todavía acentúa su carácter estereotipado. En el caso que nos ocupa se repiten escenas de combates entre caballeros y del asalto a una ciudad con mínimas variaciones.


Fig. 3. Capítulo XXII de la Crónica del Cid [Sevilla: Juan Cromberger, 1525]


Fig. 4. Capítulo XXII de la Crónica del Cid [Sevilla: Juan Cromberger, 1533]


Fig. 5. Capítulo XXXIX de la Crónica del Cid [Sevilla: Juan Cromberger, 1525]


Fig. 6. Capítulo XXXIX de la Crónica del Cid [Sevilla: Juan Cromberger, 1533]

Más significativos resultan los cambios que se producen en las ilustraciones de los capítulos xxiV (De cómo el Cid llegó a Alcocer y de la batalla que ende venció) y lVii (De cómo doña Ximena, muger del Cid, y todos sus cavalleros y gentes salieron de Valencia con el cuerpo muerto del Cid y dieron la batalla al rey Búcar, en la qual él fue vencido y veinte y dos reyes muertos y gente sin cuenta de los suyos, assí en la batalla como ahogados en la mar yendo huyendo), dos hitos fundamentales en la biografía victoriosa del Cid incluso después de muerto, para los que se reclama atención. En estos casos he dejado un hueco en mi identificación porque soy incapaz de adivinar la imagen a la que remiten las referencias de Griffin por la nula calidad de estas ilustraciones en las microfichas, y me parece significativo que el autor, siempre tan preciso, se refiera a ellas con varios números. Como es previsible, dichos grabados pueden documentarse en los talleres de Cromberger con antelación. Limitándome a fechas muy próximas, la del cap. xxiV (fig. 7) fue utilizada en La Trapesonda, que es tercero libro de don Renaldos, y trata cómo por sus cavallerías alcançó a ser emperador de Trapesonda y de la penitencia t fin de su vida, Sevilla, Juan Cromberger, 1533, 25 de mayo, cap. 74, fol. 92v. La segunda, cap. lVii (fig. 8), fue también empleada en el mismo texto en reiteradas ocasiones, cap. 18, fol. 28r, cap. 25, fol. 35v, cap. 47, fol. 62r, cap. 79, fol. 100v.57 En ambos casos la viñeta se acomoda mejor a la situación elegida que en la impresión de 1525, sin que se hayan realizado ex profeso. Se explican más por el desgaste de materiales que por otras razones, y reflejan los cambios de grabadores y la necesidad que han tenido en los tallares de Cromberger de variar las representaciones de las múltiples acciones bélicas de los libros de caballerías. La insistencia en este tipo de imágenes en la Crónica del Cid refuerza la interpretación bélica que prevalece en todo el conjunto, desde su portada.


Fig. 7. Capítulo xxiV de la Crónica del Cid [Sevilla: Juan Cromberger, 1533]


Fig. 8. Capítulo lVii de la Crónica del Cid [Sevilla: Juan Cromberger, 1533]

Las xilografías específicas (E) ilustran idénticas escenas desde la princeps, síntoma de que fueron lo suficientemente significativas para realizarlas ex profeso, asunto que ya analicé en otra ocasión. Solamente añadiré que la del león para 1533 se ha estropeado, por lo que se completa con material ornamental (figs. 9 y 10). Por otra parte, respecto a la princeps se ha modificado la figura del Cid en la portada pues ha desaparecido el monje que despide al héroe, mientras que sí aparece un perro con sus patas delanteras alzadas, al tiempo que también se sustituye el edificio, ahora un castillo. El protagonista ya no se presenta con un yelmo cerrado que le impide ver el rostro, sino con uno abierto, por lo que se divisa su cara poblada de una espesa barba. Desde esta perspectiva, la imagen del Cid en actitud de extraer la espada de su vaina para impedir que un judío le mesara la barba adquiere un nuevo valor, quizás más exaltador de su figura que de su valor hagiográfico, que evidentemente lo sigue teniendo.


Fig. 9. Capítulo XXXVII de la Crónica del Cid [Sevilla: Juan Cromberger, 1525]


Fig. 10. Capítulo xxxVii de la Crónica del Cid [Sevilla: Juan Cromberger, 1533]

Los testamentos o los inventarios de algunos libreros nos proporcionan valiosos testimonios acerca de la difusión de la obra, sus precios, su público lector o nos facilitan pistas sobre impresiones perdidas. Así, el inventario de Juan Cromberger, fallecido en 1540, registra dos entradas del «Cid Ruy diaz», núm. [161] y [208], la primera con 320 ejemplares y la segunda con 55. Al comentar la [161] señalaba Griffin que en los talleres de la imprenta de Cromberger se imprimió esta obra en 1525 y 1541. «Aquí se trata, sin duda, de una ed. posterior, hoy desconocida, impresa por Juan Cromberger, o de un producto de otro taller».58 A mi juicio, los ejemplares mencionados debían corresponden a la impresión de 1533.

Del paso de la Valeriana a la Crónica popular puede advertirse la selección de sus materiales, la modernización lingüística y su literalidad, que propiciaba la transmisión de errores existentes ya en la obra de Diego Valera y que podrían corregirse con las fuentes anteriores.59 Las posibles variaciones posteriores quedan por estudiar. Mencionaremos las ediciones facsimilares indicando a qué impreso corresponde, como la Coronica del muy esforçado e invencible cavallero el Cid Ruy Díaz, campeador de las Españas (Toledo: Miguel de Eguía, 1526, reproducida en [New York], De Vinne Press [1903]), y las modernas más sobresalientes, que en esta ocasión se limitan a dos transcripciones rigurosas de la princeps destinadas a públicos muy diferentes. La primera fue publicada por Foulché-Delbosc en la Revue Hispanique, mientras que la segunda corresponde a la que Nieves Baranda incluía en las Historias caballerescas del siglo xvi.60 Finalizaremos con una bibliografía referida exclusivamente a los problemas suscitados, a lo que añadiremos una sección de notas sobre la obra en general o sobre las ediciones concretas con observaciones que no hayan tenido cabida en los apartados anteriores. Por ejemplo, en la relación de ediciones que antecede a su transcripción de la princeps, Foulché-Delbosc advertía que «il existait à la Colombine un exemplaire de la deuxième édition [Sevilla, 1509]; je ne saurais dire ce qu’il est devenu».61 Del mismo modo, la edición de 1541 incluye en el reverso de su primer folio un fragmento de la edición de la tercera parte del Renaldos de Montalbán, conocida también como La Trapesonda, explicable por el proceso material de impresión en una imprenta manual.62

Conclusión

A priori, el ejemplo elegido no planteaba especiales problemas, que han surgido por informaciones erróneas y por otras nuevas, en un principio fuera de nuestras previsiones. En resumen, la falta de ejemplares, una descripción poco precisa, la mayor o menor autoridad de quien procede la innovación bibliográfica y la posible coincidencia con otras obras de título similar en idénticas fechas e impresor constituyen datos suficientes para adoptar una actitud cautelosa, conclusiones extrapolables a otros textos. No obstante, el ejemplo de La Crónica popular del Cid y la de Fernán González no son representativos puesto que desde sus inicios las carreras de ambos impresos corren paralelas, lo que implica unas expectativas de recepción similares hasta el punto de que incluso un mismo impresor las edita en el mismo año, por ejemplo Cromberger en 1525. Lo ideal sería contar también con estudios previos sobre su transmisión, con descripciones de sus testimonios impresos o con una rigurosa edición crítica que hubiera revisado y descrito los testimonios existentes, de lo que tenemos excelentes ejemplos. El Diccionario Filológico de Alvar y Lucías constituye un excelente punto de partida, pero no están todos los textos que nos interesanpor su tipo de transmisión. Ante su ausencia y sospechas de ediciones inexistentes, en múltiples ocasiones necesariamente debemos rehacer su camino bibliográfico. En síntesis, Comedic pretende convertirse en una herramienta útil que posibilite futuros estudios sobre diversos ámbitos de la difusión del libro y de la cultura, al permitir recuperar información sobre aspectos no habitualmente recogidos en otros repertorios, aunque un análisis tan minucioso como el ejemplificado no podrá llevarse a cabo con todas las obras del Catálogo. A partir de datos previos como los expuestos, podemos iniciar nuevos trabajos específicos, que en nuestro caso se centrarán en la recepción y reescrituras de las obras medievales impresas desde sus orígenes a 1600.

1. Este trabajo se ha realizado en el marco del Proyecto de Investigación FFI2012-32259, concedido por el Ministerio de Economía y Competitividad. Se inscribe en el grupo investigador “Clarisel”, que cuenta con la participación económica tanto del Departamento de Ciencia, Tecnología y Universidad del Gobierno de Aragón como del Fondo Social Europeo. No hubiera sido posible sin la infinita generosidad de Marta Haro y Pedro Martín Baños.

2 Keith Whinnom, Spanish Literary Historiography: Three Forms of Distortion. An Inaugural Lecture delivered in the University of Exeter on 8 December 1967, Exeter, University of Exeter, 1967, p. 10.

3 Francisco Rico, Texto y contextos. Estudios sobre la poesía española del siglo xv, Barcelona, Crítica, 1990, p. 51.

4 José Simón Díaz, Bibliografía de la literatura hispánica, 2ª ed., tomo 3 [Edad Media], 2 vols., Madrid, CSIC, 1963-1965, y “La literatura medieval castellana y sus ediciones españolas de 1501 a 1560”, en El libro antiguo español. Actas del primer Coloquio Internacional (Madrid, 18 al 20 de diciembre de 1986), ed. María Luisa López-Vidriero y Pedro M. Cátedra, Salamanca, Ediciones de la Universidad de Salamanca, Biblioteca Nacional de Madrid y Sociedad Española de Historia del Libro, 1988, pp. 371-396.

5 Había expuesto sus primeros logros en José Simón Díaz, «Los impresos españoles de 15011560: tres años de búsqueda», Stylus. Cuadernos de filología, 2 (1987-1989), pp. 11-24. Para una visión global, véase José Simón Díaz, Introducción a la «Tipobibliografía Española», pórtico del excelente libro de Julián Martín Abad, La imprenta en Alcalá de Henares (1502-1600), vol. I, Madrid, Arco/ Libros, 1991, pp. 7-15 (12). Para un panorama de conjunto posterior, véase Fermín de los Reyes Gómez, «El proyecto “Tipobibliografía española”», Boletín de la Biblioteca de Menéndez Pelayo, 78 (2002), pp. 171-197.

6 Alan D. Deyermond, «From Script to Print: de Chaytor y Goldschmidt a la actualidad británica», en Los códices literarios de la Edad Media. Interpretación, historia, técnicas y catalogación, dir. Pedro Cátedra, ed. Eva Belén Carro Carbajal y Javier Durán Barceló, [Salamanca] Instituto de Historia del Libro y de la Lectura, D.L., 2009, pp. 209-223.

7 Destaca sobre todos dos, el librito de B. H. Rasmussen, The Transition from Manuscript to Printed Book, London, Oxford University Press, 1962, y especialmente el de Ernst Philip Goldschmidt, Medieval Texts and their First Appearence in Print, Maisenheim, Hain, 1965 (1ª ed., London, 1943).

8 Alan D. Deyermond, «From Script to Print...», p. 223.

9 URL: <http://bancroft.berkeley.edu/philobiblon/>, y Diccionario Filológico de Literatura Medieval Española: textos y transmisión, Madrid, Editorial Castalia, 2002.

10 José Simón Díaz, Una introducción a la «Tipobibliografía Española», ob. cit., p. 10.

11 Julián Martín Abad, Los primeros tiempos de la imprenta en España (c. 1471-1520), Madrid, Laberinto, 2003, pp. 202 y ss.

12 Juan Delgado Casado y Julián Martín Abad, Repertorios bibliográficos de impresos del siglo xvi (españoles, portugueses e iberoamericanos) con su fórmula abreviada de referencia, Madrid, Arco/Libros, 1993.

13 Véase Juan Montero Delgado y Pedro Ruiz Pérez, «El libro en el Siglo de Oro. Estado de la investigación (1980-2005)», Etiópicas: revista de letras renacentistas, 2 (2006), pp. 15-108.

14 Para una visión general de los primeros tiempos de la imprenta resulta imprescindible de ambos autores, La imprenta y su impacto en Castilla, Salamanca, 1998, libro que va más allá de sus límites geográficos y es de especial interés para nuestros propósitos.

15 Véase, por ejemplo, el muy bien informado trabajo de José Luis Canet Vallés, «Hacia una tipobibliografía digital», en De re typographica. Nueve estudios en Homenaje a Jaime Moll, Madrid, Calambur, 2012, pp. 41-56, o el de Jon Zabala-Vázquez, «Utilidad y vigencia de las tipobibliografías y su ausencia en el mundo digital», El profesional de la información, 22, 1 (2013), pp. 68-73, síntoma de unas nuevas tendencias. Las pioneras bases de datos sobre la imprenta valenciana incluidas en Parnaseo <http://parnaseo.uv.es/Bases.htm>, dirigidas por José Luis Canet, constituyen una muestra de las ventajas de su inclusión en la red, por sus constantes actualizaciones. Resulta también de extraordinario interés la mantenida por Pedro Martín Baños sobre Nebrija, próximamente de nuevo en funcionamiento.

16 Desde la perspectiva del mundo digital, con independencia del ya citado PhiloBiblon, resultan muy valiosas las informaciones del magnífico Proyecto Boscán para los textos italianos URL: (<http://www.ub.edu/boscan>), o el CHTAC (Catálogo Hipertextual de Traducciones Anónimas al Castellano, URL: <http://www.catalogomedieval.com/>) para las obras anónimas traducidas al castellano existentes en bibliotecas de España, Italia y Portugal, aparte de otras que iré citando a lo largo del trabajo.

17 Alexander S. Wilkinson, Iberian Books. Books Published in Spanish or Portuguese or on the Iberian Peninsula before 1601 / Libros ibéricos. Libros publicados en español o portugués o en la Península Ibérica antes de 1601, Leiden; Boston, Brill, 2010. Ahora puede consultarse incluido en la página de USTC (The Universal Short Title Catalogue): <http://ustc.ac.uk/index.php>.

18 En palabras de Mercedes Fernández Valladares, «Una edición valenciana desconocida del Espejo de ilustres personas (1532) a la luz de una primera lectura tipobibliográfica», Lemir, 17 (2013), pp. 101-112 (106, nota 6) «carece de autoridad bibliográfica». La recepción del IB entre los expertos dio pie a críticas demoledoras como la de Marcelo Grota (pseudónimo), «La península de los libros», Hibris. Revista de Bibliofilia, 61 (enero-febrero 2011), pp. 53-54.

19 Véase <http://grupoclarisel.unizar.es/comedic/>.

20 Pedro Martín Baños, Repertorio bibliográfico de las «Introductiones Latinae» de Antonio de Nebrija (1481-1599) o Hilo de Ariadna para el Teseo perdido en el laberinto de la gramática latina nebrisense, Vigo, Academia del Hispanismo, 2014, obra que he podido consultar gracias a su generosidad. Para moverse en el complejo mundo de las ediciones del profesor salmantino, véase Antonio Odriozola, «La caracola del Bibliófilo Nebrisense o La casa a cuestas indispensable al amigo de Nebrija para navegar por el proceloso de sus obras», Revista de Bibliografía Nacional, 7, 1 (1946), pp. 3-114, mientras que Julián Martín Abad, El enredijo de mil y un diablos (De manuscritos, incunables y raros, y de fondos y fantasmas bibliográficos), Madrid, Ollero y Ramos, 2007, recoge importantes trabajos sobre el tema.

21 Para hacerse idea de su importancia, entre 1501-1520, «ciento veintitrés ediciones, más del nueve por ciento del total, pueden clasificarse como materia oficial originada por la Corona o por las autoridades civiles de carácter local», mientras «ciento sesenta y cuatro ediciones, más del doce por ciento del total, pueden considerarse como publicaciones oficiales eclesiásticas», según Frederick J. Norton, La imprenta en España 1501-1520, edición anotada, con un nuevo «Índice de libros impresos en España, 1501-1520» por Julián Martín Abad, Madrid, Ollero & Ramos, 1997, pp. 193-194.

22 José J. Labrador Herráiz y Ralph A. Difranco, «Del xv al xvii: doscientos poemas», en Nunca fue pena mayor (Estudios de Literatura Española en homenaje a Brian Dutton), ed. Ana Menéndez Collera y Victoriano Roncero López, Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, 1996, pp. 367-418.

23 Alberto Blecua, «Juan Sánchez Burguillos, ruiseñor menesteroso del siglo xvi», en Estudios sobre el Siglo de Oro. Homenaje al profesor Francisco Ynduráin, Madrid, Editora Nacional, 1984, pp. 69103 (82).

24 Ralph A. Difranco y José J. Labrador Herráiz, «Continuidad de la poesía del xv en cancioneros del XVI», en Juan Alfonso de Baena y su ‘Cancionero’. Actas del I Congreso Internacional sobre el Cancionero de Baena (Baena, del 16 al 20 de febrero de 1999), ed. J. L. Serrano Reyes y J. Fernández Jiménez, Baena, Ayuntamiento de Baena, 2001, pp. 54-84 y «Bibliografía de la Poesía Áurea. Nota bibliográfica de la canción de Jorge Manrique “Quien no estuviere en presencia”», eHumanista: Journal of Iberian Studies, 4 (2004), pp. 51-118.

25 BIPA (Bibliografía de la poesía áurea): <http://bancroft.berkeley.edu/philobiblon/bipa_ es.html>.

26 Josep Lluís Martos (ed), La poesía en la imprenta antigua, Alacant, Universitat d’Alacant, 2014, y la página web CIM: Cancioneros impresos y manuscritos (<http://www.cancioneros.org/>)

27 Inició el estudio sistemático Víctor Infantes en una serie de artículos sobre los principales enunciados, obra, libro, tratado, crónica, historia, cuento, etc., trabajos reunidos ahora en Del libro áureo, Madrid, Calambur, 2006. Para una visión de conjunto de las portadas, véase recientemente Mónica Morato Jiménez, La portada en el libro impreso español: tipología y evolución (1472-1558), tesis doctoral dirigida por Fermín de los Reyes Gómez, Madrid, Universidad Complutense, 2014.

28 Para la Crónica popular del Cid, véase el excelente trabajo de José Manuel Lucía Megías, «Las dos caras de un héroe: las Crónicas del Cid en la imprenta hispánica», en L’épopée romane au Moyen Âge et aux temps modernes. Actes du xiv Congrès International de la Société Rencesvals (Naples, 24-30 juillet 1997), ed. Salvatore Luongo, Napoli, Friderician Editrice Universitaria, 1999, pp. 705-736, y «Leer el Cid en el siglo xvi», en El Cid: de la materia épica a las crónicas caballeresca. Actas del Congreso Internacional «ix Centenario de la muerte del Cid», celebrado en la Univ. de Alcalá de Henares los días 19 y 20 de noviembre de 1999, ed. C. Alvar, F. Gómez Redondo y G. Martin, [Alcalá de Henares], Universidad de Alcalá, 2002, pp. 407-416. Por mi parte, me limité a las xilografías de la princeps en Juan Manuel Cacho Blecua, «Texto, grabados y configuración genérica de la Crónica Popular del Cid», en El Cid: de la materia épica a las crónicas caballerescas..., ob. cit., pp. 339-363.

29 Francisco Rico, «Un prólogo al Renacimiento español. La dedicatoria de Nebrija a las Introducciones latinas (1488)», en Seis lecciones sobre la España de los Siglos de Oro. Homenaje a Marcel Bataillon, Sevilla; Bordeaux, Universidad, 1981, pp. 59-94 (85). El texto, en la 94.

30 Esta obra tuvo extraordinario éxito desde su primera edición publicada en Sevilla: Alfonso del Puerto, 1482 [a costa de Miguel Dachauer y García de Castilla]. Véase Cristina Moya García, «Sobre la edición príncipe de la Valeriana», Revista de Literatura Medieval, 21 (2009), pp. 309-314, quien también publicó el texto: Edición y estudio de la ‘Valeriana’ (‘Crónica Abreviada de España’ de Mosén Diego de Valera), Madrid, Fundación Universitaria Española, 2009.

31 Para la biografía y entorno cultural de su autor, véase Jesús D. Rodríguez Velasco, El debate sobre la caballería en el siglo xv. La tratadística caballeresca castellana en su marco europeo, [Salamanca], Junta de Castilla y León, 1996, pp. 195-274.

32 Antonio Palau y Dulcet, Manual del librero hispano-americano. Bibliografía general española e hispano-americana desde la invención de la imprenta hasta nuestros tiempos con el valor comercial de los impresos descritos, ed. 2ª ed. corr. y aum. por el autor, t. xxv, Barcelona; Oxford, Librería Palau; The Dolphin Book, 1973, núm. 348611, y José Manuel Lucía Megías, «Las dos caras de un héroe...», art. cit., p. 706, nota 2.

33 Cristina Moya García, «Anonimia y omisión de autor en la Crónica popular del Cid», en El autor oculto en la literatura española. Siglos xiv a xviii, ed. Maud Le Guellec, Madrid, Casa de Velázquez, 2014, pp. 53-62 (62).

34 Para su descripción tipobibliográfica, véase J. Martín Abad, La imprenta en Alcalá, ob. cit., vol. II, núm. 563.

35 Nieves Baranda, Historias caballerescas del siglo xvi, vol. i, Madrid, Turner, 1995, p. XXXIX.

36 Pedro M. Cátedra, El sueño caballeresco. De la caballería de papel al sueño real de D. Quijote, Madrid, Abada Editores, 2007, pp. 94.

37 Ibíd., p. 99.

38 Para este contexto, aparte de los trabajos citados de Lucía Megías y Cacho Blecua, véase Angus Mackay, «Un Cid Ruy Díaz en el siglo xv: Rodrigo Ponce de León, Marqués de Cádiz», en El Cid en el Valle del Jalón. Simposio Internacional, Calatayud, Centro de Estudios Bilbilitanos, Institución «Fernando el Católico», 1991, pp. 197-207; María Jesús Díez Garretas, «El Cid Díaz como exemplum en la historiografía y en los espejos del siglo xv: la Anaçefaleosis y el Memorial de virtudes de Alonso de Cartagena», en El Cid, poema e historia. Actas del Congreso Internacional (12-16 de julio, 1999), Burgos, Ayuntamiento de Burgos, 2000, pp. 329-333, María Jesús Lacarra, «La ejemplarización de la materia cidiana en Diego Rodríguez de Almela: el episodio de Martín Peláez», en El Cid, de la materia épica a las crónicas caballerescas, ob. cit., pp. 365-382; Fernando Gómez Redondo, «El Cid humanístico: la configuración del paradigma caballeresco», Olivar: revista de literatura y cultura españolas, 10 (2007), pp. 327-345. Más específicamente, Mercedes Vaquero, «La Crónica del Cid y la Crónica de Fernán González entre editores, copistas e impresores», 1498-1514», Romance Philology, 57 (2003), pp. 89-103, con excelente síntesis y nuevas aportaciones.

39 Todo su proceso de confección y venta debemos necesariamente integrarlo en un circuito comercial, en el que los libreros —muchas veces también impresores— adquieren importancia fundamental, como muy bien destacó Jaime Moll, «El impresor y el librero en el Siglo de Oro», recogido en Problemas bibliográficos del libro del Siglo de Oro, Madrid, Arco / Libros, 2011.

40 Julián Martín Abad, La imprenta en Alcalá de Henares (1502-1600), vol. i, ob. cit., pp. 138-141.

41 Nieves Baranda, «Compendio bibliográfico sobre la narrativa caballeresca breve», en Evolución narrativa e ideológica de la literatura caballeresca, ed. M. E. Lacarra, Bilbao, Universidad del País Vasco, 1991, pp. 183-191 (184); J. M. Lucía Megías, «Las dos caras de un héroe» art. cit., p. 707; J. M. Cacho Blecua, «Texto, grabados y configuración...», art.. cit., p. 339.

42 Remiten a los siguientes obras: Domínguez = Aurora Domínguez Guzmán, El libro sevillano durante la primera mitad del siglo xvi, Sevilla, Diputación provincial, 1975. Fernández Valladares = Mercedes Fernández Valladares, La imprenta en Burgos (1501-1600), 2 vols., Madrid, Arco / Libros, 2005. Bartolomé José Gallardo, Ensayo de una Biblioteca Española de libros raros y curiosos, Madrid, 1863-1869 [está incluido revisado el Catálogo de Gayangos]. Griffin = Clive Griffin, The Crombergers of Seville. The History of a Printing and Merchant Dinasty, Oxford, Clarendon Press, 1988. Haebler=, Konrad Haebler, Bibliografía ibérica del siglo xv. Enumeración de todos los libros impresos en España y Portugal hasta el año de 1500, con notas críticas, 2 vols., La Haya, etc., Martinus Nijhoff, etc., 19031917. Heredia = Catalogue de la Bibliothèque de Ricardo de M. Heredia, 4 vols., Paris, Em. Paul, L. Huard et Guillemin, 1891-94. Martín Abad = Julián Martín Abad, La imprenta en Alcalá, ob. cit. Martín Abad-Post-incunables = Julián Martín Abad, Post-incunables ibéricos, Madrid, Ollero & Ramos, 2001. Norton= Frederick John Norton, A Descriptive Catalogue of Printing in Spain and Portugal, 1501-1520, Cambridge, Cambridge University Press, 1978. Lucía Megías = José Manuel Lucía Megías, Libros de caballerías castellanos en las Bibliotecas Públicas de París. Catálogo descriptivo, Alcalá de Henares; Pisa, Universidad de Alcalá; Università degli Studi di Pisa, 1999. Palau, Manual del librero..., ob. cit. Pérez Pastor = Cristóbal Pérez Pastor, La imprenta en Toledo. Descripción bibliográfica de las obras impresas en la imperial ciudad desde 1483 hasta nuestros días, Madrid, [s. n.] (Imprenta y Fundición de Manuel Tello), 1887. Ruiz Fidalgo = Lorenzo Ruiz Fidalgo, La imprenta en Salamanca (1501-1600), 3 vols., Madrid, Arco / Libros, 1994. Simón= José Simón Díaz, Bibliografía de la literatura hispánica, ob. cit.

43 Aurora Domínguez Guzmán, El libro sevillano..., ob. cit., núm. 000.8. Lógicamente, resulta sospechosa la datación de La Coronica de el muy valeroso y esforçado cavallero el Conde Fernan Gonçalez aludida antes y conservada en la British Library.

44 Juan Delgado Casado, Diccionario de impresores españoles (Siglos xv-xvii), vol. i, Madrid Arco/ Libros, 1996, núm. 59. Añádase los datos aportados por Pedro Cátedra, «Notúnculas sobre impresores viejos y nuevos del siglo xvi», en De libros, librerías, imprentas y lectores, dir. Pedro M. Cátedra y María Luisa López-Vidriero; edición al cuidado de Pablo Andrés Escapa, [Salamanca], Ediciones Universidad de Salamanca, Seminario de Estudios Medievales y Renacentistas, pp. 67-72.

45 Antonio Palau y Dulcet, t. iii, Barcelona, Palau, 1950, núm. 54490.

46 Jean George Théodore Graesse, Trésor de livres rares et précieux ou Nouveau dictionnaire bibliographique, t. ii, C-F., Dresde, Rudolf Kuntze, 1861, p. 144, tras describir la edición de 1541 decía: «Il y en a deux éd. antérieures, savoir: Burgos por maestro Fadrique Aleman de Basilea 1516, in 4º. (dans la bibl. Grenville) et Seville por Juan Cromberger. Fue impresso ...el postrero dia del mes de Junio 1533. in-4º. Av. fig. en bois. Goth. et deux postérieures, savoir: Sevilla, Alonso de Barrera 1545. in 4-º (dans la bibl. Grenville) et Salamanca por Juan de Junta Florentino 1546. in-4º. (à Munich, bibl. roy.)».

47 Jacques Charles Brunet, Manuel du libraire et de l’amateur de livres, 5ª ed., vol. 1, Paris, Firmin Didot Frères, Fils et Cie, 1860, col. 1882.

48 Véase [Dennis E. Rhodes], Catalogue of Books Printed in Spain and of Spanish Books printed elsewhere in Europe before 1601 now in the British Library, 2ª ed., London, The British Library, 1989, s. v. González, Fernán.

49 Francisco Escudero y Pedroso, Tipografía hispalense. Anales bibliográficos de la ciudad de Sevilla desde el establecimiento de la imprenta hasta fines del siglo xviii, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1894, núm. 329.

50 URL: <http://digital.onb.ac.at/OnbViewer/viewer.faces?doc=ABO_%2BZ156778602>.

51 Véase también Anthony Cárdenas-Rotunno, The 1525 Cromberger Crónica del Cid: From Press to Lap, Alburquerque, New Mexico, The University of New Mexico, 2008.

Türler ve etiketler

Yaş sınırı:
0+
Hacim:
533 s. 89 illüstrasyon
ISBN:
9788437096155
Telif hakkı:
Bookwire
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