Kitabı oku: «Pablo: Reavivado por una pasión», sayfa 9

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27 de febrero
El seguro más completo

“Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 8:38, 39).

Seguridad significa certeza, certidumbre, convicción, convencimiento, persuasión y evidencia. Las personas quieren y necesitan sentirse seguras en su vida, sobre su salud, sobre sus bienes y sobre sus movimientos. Existen decenas de seguros (personales, patrimoniales y de servicios), que intentan, en parte, brindar seguridad frente a eventuales imprevistos.

Romanos 8 presenta el mejor y más completo seguro. Comienza diciendo que ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús y termina diciendo que nada puede separarnos del amor de Dios. Es decir, nada de nada, ni de esta vida, ni del Universo, ni del tiempo, ni nada que exista. ¿Qué más podría haber dicho Pablo para hacernos sentir seguros?

Dios nos ofrece su justicia; por eso, no podemos ser condenados. Nos ofrece su Espíritu; por eso, podemos vencer la carne y vivir según Dios. Nos ofrece su gloria; por eso, superamos las tribulaciones.

Es el amor del Padre, que envió a su Hijo y nos reveló su amor; es el amor del Hijo, que ofreció su vida e intercede por nosotros; y es el amor del Espíritu Santo, que nos convence de pecado, nos guía a la justicia, a la verdad y la obediencia, y al testimonio.

Con esta explicación de ilimitada confianza en el amor de Dios que salva, Pablo enfatiza el plan divino de restaurar en el hombre la imagen perdida. Esa restauración y salvación provienen de aquel cuyo propósito de salvar es tan poderoso que nada puede hacer perdernos esa salvación, a menos que la rechacemos. Por eso, el apóstol consideraba un imperativo (para él y para nosotros) la proclamación de nuestra confianza, gratitud y obediencia.

Nuestra seguridad no está basada en el amor frágil e inconstante que nosotros podamos tener hacia Dios, sino en el amor invariable e ilimitado que él tiene por nosotros. Pablo tenía todas las respuestas, todas las provisiones y todas las seguridades para declarar, totalmente convencido, que nada de nada lo separaría de ese amor.

El mismo Pablo que en Romanos 7 dice que nada bueno hay en él es quien afirma que nada puede separarlo de ese amor, y es el mismo que les dice a los filipenses que todo lo pueden en el Señor (Fil. 4:13).

Solo Dios puede atender a todos y al mismo tiempo. Él puede atenderte como si fueras lo único en todo su Universo. Sería muy bueno recordar que “lo que somos es el regalo de Dios para nosotros, y en lo que nos convertimos es el regalo de nosotros para Dios (Eleanor Powell).

Que nada te separe de este amor.

28 de febrero
Un dolor interminable

“Tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón, porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos” (Romanos 9:2, 3).

En el 56º Festival Internacional de Publicidad realizado en Berlín (celebrado en febrero de 2006), fue elegido como el mejor cortometraje uno titulado “Pollo a la carta”. La historia, basada en un hecho real, muestra el caminar nocturno de un hombre que recorre las calles y los negocios buscando restos de comida que han sido dejados como desechos o sobrantes.

El desperdicio de unos es la supervivencia de otros. Revuelve los cestos de basura y selecciona a la carta aquellas porciones que aún conservan el rótulo de alimentos comestibles. Al terminar el trabajo de búsqueda y selección, él regresa a su casa. Sin embargo, en el camino, va compartiendo en el vecindario parte de los “trofeos obtenidos”. Es consciente de las necesidades propias y de las ajenas. Los otros tienen hambre, y para ellos también hay alimento.

Produce mucha tristeza y dolor los miles, la mayoría niños, que diariamente desfallecen, viven al límite y mueren porque no pueden alimentarse como corresponde; y un dolor mayor aún por los que viven sin el Pan espiritual.

Pablo siente tristeza y continuo dolor por su gente, por sus hermanos y por la salvación de los perdidos. ¿Cuánta tristeza y dolor sentimos nosotros por los que sufren sin esperanza?

Somos hambrientos alimentados y recuperados por el Pan de vida. Somos los privilegiados y responsables de compartirlo con nuestra familia, nuestros vecinos y todos los que están a nuestro alcance. ¿No somos nosotros los urgidos de llegar con el Pan antes de que sea demasiado tarde?

Nos conmovemos al saber que miles mueren por falta de alimento, y ¿qué hacemos por los miles que mueren o viven sin sentido por falta de Jesús? Elena de White, hablando del Señor, dijo: “Cuán espiritual era el alimento que impartía diariamente al distribuir el Pan de vida a miles de almas hambrientas. Su vida consistía en un viviente ministerio de la Palabra. Era la luz del mundo; señalaba a los hombres el camino, la verdad y la vida. Él mismo era el alimento de ellos” (Cada día con Dios, p. 281).

Necesitamos comer el Pan de vida todos los días para fortalecer nuestra comunión, y compartirlo con fidelidad para cumplir la misión. El mismo Jesús que dijo: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mat. 4:4) es el mismo que con toda autoridad en el cielo y la Tierra indica: “Dadle vosotros de comer” (Luc. 9:13).

1º de marzo
Jugar con ventaja

“Que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la Ley, el culto y las promesas […] los patriarcas, de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén” (Romanos 9:4, 5).

Solemos utilizar la expresión “jugar” en muchos sentidos: “Jugar a dos puntas”, cuando no hay una opinión definida; “jugar con fuego”, cuando se encara algo serio de manera frívola, superficial o peligrosa; “jugar al gato y al ratón”, cuando dos personas intentan comunicarse de forma infructuosa; “jugar fuerte”, cuando apostamos todo a una meta; y “jugar con ventaja”, cuando tenemos condiciones, situaciones y ayudas extras (lícitas o ilícitas) que nos garantizan la victoria.

Saulo de Tarso parecía jugar con ventajas personales. El resumen de su CV decía que fue circuncidado al octavo día, era judío, de linaje especial, miembro exclusivo del partido farisaico, celoso por Dios, organizador de la persecución de los cristianos, devoto defensor de la Ley y de conducta irreprochable (Fil. 3:5, 6). No obstante, estas ventajas humanas no fueron ventajas, y quedaron en la oscuridad cuando la Luz lo rodeó camino a Damasco.

El pueblo de Israel también tuvo ventajas: fue adoptado como hijo, vio la gloria de Dios, el Señor hizo un pacto con él, le concedió la Ley, los cultos, sus promesas, y era el canal para bendecir e iluminar a las naciones y preparar la venida del Mesías. Pero, muchas veces las ventajas no son tales: no son aprovechadas o distraen del centro de atención.

El 29 de diciembre de 2019 se realizaba la tradicional carrera urbana de Sao Silvestre, en San Pablo, Brasil. El keniano Kibiwott Kandie, de 23 años, se consagró ganador de esta 95a edición, una de las competencias de mayor tradición en el país y en el mundo. Jacob Kiplino, un debutante de 19 años oriundo de Uganda, que dominó de principio a fin, parecía imbatible, pero un sprint en el último suspiro dio al keniano Kandie, quien marchaba cómodo y lejos en la segunda posición, la victoria.

Fue en los metros finales cuando Kandie mostró que todavía tenía reservas y traspasó al ugandés en el último segundo. Kandie registró un tiempo de 42 minutos y 59 segundos, y se convirtió en el primer atleta que culmina la carrera de 15 kilómetros por debajo de los 43 minutos, mientras que quien llevaba todas las ventajas terminó ¡solo por un segundo! en segundo lugar.

Es tiempo de no jugar con fuego y jugar fuerte, sin dar vueltas, sin dormirnos ni distraernos por las ventajas y aprovechando toda oportunidad para crecer en fidelidad. Bien decía Víctor Hugo: “El futuro tiene muchos nombres: para los débiles, inalcanzable; para los temerosos, desconocido; y para los valientes, oportunidad”.

2 de marzo
Dios ¿te odia?

“Como está escrito: ‘A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí’ ” (Romanos 9:13).

¿Es esto realmente así? ¿Puede Dios amar a uno y aborrecer al otro? ¿Dónde quedan el amor y la justicia del Señor? El diccionario define “aborrecer” como despreciar, detestar, odiar, abominar, reprobar, condenar. Es decir, Dios ¿ama a uno y desprecia, detesta, odia, reprueba, condena al otro? ¡¿Cómo es posible?!

Sin embargo, hay que destacar que la expresión bíblica de ninguna manera significa odio, sino elección. Por ejemplo, Jesús dice que para seguirlo hay que aborrecer padre y madre, y aun la propia vida. Esto no significa odiar a los padres o a uno mismo, sino seguirlo a él antes de todo. Ahora bien, igual seguimos en problemas, porque Dios elige a uno y no a otro, ¿verdad?

Entonces, hay que expresar que el texto no se está refiriendo a personas, sino a líderes y a cabezas de dos grupos. Pablo explica la razón por la cual Dios eligió a Jacob y rechazó a Esaú, así como a los dos pueblos que de ellos descendieron: Israel y Edom.

Cuando Dios eligió a Israel como su pueblo, no lo hizo en virtud del odio al otro, sino a fin de usarlo como canal de bendiciones para los otros pueblos. La elección no hace injusto a Dios; más bien, tiene el propósito de extender la bendición a todos.

Nadie queda afuera de las oportunidades de salvación, pero Dios escoge los instrumentos para hacerlo. Antes fue Israel, mientras cumplió su propósito. Hoy es la iglesia y tiene que cumplir el objetivo.

No obstante, Éxodo 9:2 dice que fue Dios quien endureció el corazón del Faraón. ¿Qué culpa tiene el Faraón de esto? Aquí debemos recordar que, en la Biblia, a Dios se le atribuye lo que él hace como también lo que él permite. Es decir, él “produce” lo que no impide. El corazón de una persona se endurece porque elige rechazar las oportunidades recibidas por la obra del Espíritu Santo. En cada oportunidad de salvación rechazada se endurece aún más el corazón, y esto la hace responsable de su elección.

El surgimiento de las naciones, su desarrollo y su caída parecen muchas veces depender de su propia voluntad, esfuerzos, ambición o caprichos, pero “en la Palabra de Dios se descorre el velo, y contemplamos detrás, encima y entre la trama y la urdimbre de los intereses, las pasiones y el poder de los hombres, los agentes del Ser misericordioso, que ejecutan silenciosa y pacientemente los consejos de la voluntad de Dios” (Elena de White, La educación, p. 157).

Hoy ten la seguridad de que puedes sentirte amado, elegido por Dios, confiado y fuerte para encarar el día, porque aquel que tiene el Universo en sus manos puede tener también tu vida.

3 de marzo
Resiste un poco más

“¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ‘Por qué me has hecho así’? ¿Acaso no tiene potestad el alfarero sobre el barro para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?” (Romanos 9:20, 21).

Cuando el alfarero moldea la arcilla y la somete a una temperatura apropiada, se transforma en un recipiente valioso. Pablo utiliza esta figura bien ilustrativa para establecer una gran diferencia entre el barro y el ser humano: nosotros podemos resistirnos al cambio, impidiendo al alfarero que logre su producto final.

¿Podemos armonizar el asunto de la soberanía de Dios y la responsabilidad humana? ¿Hasta dónde el poder de Dios se impone ante la fragilidad humana, y hasta donde el débil ser impide la actuación divina? Pablo dice que no podemos altercar con Dios, ¿acaso puede el barro discutir con el alfarero? ¿Hay prefabricados vasos de ira, listos para oponerse, y vasos de misericordia, listos para dejarse moldear?

El mismo sol que derrite la nieve endure la arcilla. El sol es el mismo, pero la composición del suelo es diferente. Tanto el sembrador como la semilla son los mismos, pero es la receptividad y la disposición del suelo lo importante. A veces la semilla ni penetra el suelo; otras, penetra y luego se ahoga; y solo en uno cumple el propósito y produce los mejores frutos.

Cierta parábola cuenta que una pareja visitó un negocio y encontraron una valiosa taza que llamó mucho su atención, pues nunca habían visto un producto tan fino. Para su sorpresa... ¡la taza comenzó a hablarles!:

“No siempre he sido así. Yo solo era un montón de barro hasta que mi alfarero me golpeó y amoldó. Entonces me desesperé y le grité: ‘¡Déjeme en paz!’ Él sonrió y me dijo: ‘Resiste un poco más’. Después, me puso en un horno. ¡Nunca había sentido tanto calor!

“Luego, él me dejo enfriar, pero solo lo suficiente para ser cepillada y pintada. La pintura era asfixiante. Yo le gritaba, pero él solamente decía: ‘Resiste un poco más’. Otra vez al horno (ahora mucho más caliente), y otra vez grité y lloré, solo para volver a escuchar: ‘Resiste un poco más’. Después de un tiempo en la repisa, mi creador me dijo: ‘Ahora eres un producto terminado. Eres lo que yo tenía en mente cuando te empecé a formar’ ”.

Tal vez haya cosas en tu vida que aún necesitan ser moldeadas. El Alfarero tiene en mente lo mejor para ti. Quiere y puede hacerlo. Pero, desde luego, necesita tu consentimiento. No dudes en entregarte a él por completo, y si estás pasando por dificultades, escucha su voz: “Resiste un poco más”.

4 de marzo
El Dios que salva

“Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, y a la no amada, amada. Y en el lugar donde se les dijo: ‘Vosotros no sois pueblo mío’, allí serán llamados ‘hijos del Dios viviente’ ” (Romanos 9:25, 26).

El nombre “Oseas” es una abreviatura de Josué y significa “Dios salvó”. El profeta Oseas cumplió su ministerio por unos 25 años, durante un tiempo de intenso dolor nacional. Israel, el Reino del Norte, cayó en manos de los asirios. Fue derrotado y llevado en cautiverio en dos momentos diferentes.

En esa época de luto y dolor, Oseas escribe su libro. No era momento de sentir simpatía y cariño por los extranjeros, pero el profeta no habla desde sus propios sentimientos de angustia sino por la revelación del Señor. Pablo cita a Oseas para mostrar a los creyentes de Roma que el evangelio debía alcanzar a todos.

Dios le había pedido a Oseas algo extraño: “Me dijo otra vez Jehová: ve y ama a una mujer amada de su compañero y adúltera; así ama Jehová a los hijos de Israel, aunque ellos se vuelven a dioses ajenos” (Ose. 3:1). Dios le pide que ame a una mujer infiel, que no merece ser amada; así como él ama a un pueblo infiel, que no merece ser amado. La infidelidad de Gomer es un espejo de la infidelidad y la idolatría del pueblo para con Dios.

El primer hijo de Oseas y Gomer se llamó Jezreel, que significa “Dios esparció”. La segunda hija se llamó “Lo-Rohuama”, que significa “No compadecida”, para mostrar así el sufrimiento en el exilio. Por su parte, el tercer hijo se llamó Lo-ammi, que significa “No mi pueblo”, para mostrar que el pacto entre Dios y su pueblo estaba quebrado. Se usa el significado metafórico de los tres hijos para representar la relación matrimonial restaurada.

Antes de la restauración, Jezreel significaba: “Dios esparcirá”, pero luego significó “Sembraré”. Antes, Lo-ruhama significaba “No compadecida”, después significó: “Tendré misericordia”. Antes, Lo-ammi significaba “No pueblo mío”, pero después significó “Tú eres pueblo mío”.

Por eso, Pablo asegura que Dios llamará “Pueblo mío” al que no era su pueblo y “Amada” a la no amada, con el fin de mostrar a todos los cristianos que Dios siempre estuvo interesado en alcanzar a todos con el mensaje del evangelio. Así, esas naciones también podían ser parte del pueblo de Dios y serían llamadas “hijos del Dios viviente”.

Fue para esto que el Hijo de Dios se hizo Hijo del Hombre: para que todos los hijos de la humanidad, sin ninguna discriminación, sean llamados hijos de Dios. Bien decía C. S. Lewis: “El cristiano no cree que Dios nos amará porque somos buenos, sino que Dios nos hará buenos porque nos ama”.

5 de marzo
El remanente fiel

“También Isaías proclama acerca de Israel: ‘Aunque el número de los hijos de Israel fuera como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo’ ” (Romanos 9:27).

¿Qué es un remanente? Técnicamente, es “lo que queda” y “el resto”. Dios siempre ha tenido, a través de la historia, un remanente que permanece fiel a su Palabra. Isaías cumple su ministerio cuando Asiria está en su apogeo y arrasa con todos los pueblos. El siervo del Señor claramente profetiza: “Aunque el número de los hijos de Israel fuera como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo” (Isa. 10:22).

La nación entera no escaparía del castigo divino; solo se salvaría un remanente. El mensaje del remanente fue clave en las enseñanzas y la misión de Isaías; incluso Dios le ordenó que pusiera a uno de sus hijos el nombre de Sear-jasub (que significa “Un remanente volverá”), para recordar la promesa. Los que eran parte del remanente habían sido sostenidos por la misericordia de Dios y sobrevivido a guerras, cautiverios, pestes y hambrunas. Además, habían soportado y rechazado la idolatría, y fueron preservados por el Señor como su pueblo elegido, fiel y misionero.

Por eso, en Romanos 9:27, Pablo aplica el término “remanente” a los judíos de sus días que ya eran cristianos. En Romanos 11:5 habla de estos judíos cristianos como de “un remanente escogido por gracia”, y el “remanente” de Apocalipsis 12:17 es el cuerpo de fieles de Dios, es decir, “lo que queda” de esta larga línea que sobrevivió a los ataques del enemigo a través de todos los tiempos.

Mis amigos Jorge y Mirta siempre desearon vivir en un lugar soñado, de paz, cerca de la ciudad, donde llevar a jóvenes y familias a fortalecer su fe y su fidelidad a Dios. Oraron mucho, se desprendieron de muchas cosas, y haciendo un gran sacrificio adquirieron una propiedad con una tierra muy fértil y productiva, con sembrados de trigo, maíz y soja.

El nombre que le pusieron a la propiedad fue “El remanente”. Esta designación no solo les permitía testificar a los vecinos mediante el nombre, sino también con su testimonio y con una gran variedad de actividades espirituales, de estudio de la Palabra y alabanzas a Dios.

Dios adquirió como su propiedad al remanente con su propia sangre, para ofrecernos su paz, para que nos volvamos a él, para que demos la espalda al pecado y para que vivamos fielmente leales a Jesús, a sus mandamientos y a su misión. Como bien decía Spurgeon: “El cristiano debe ser el hombre más contento del mundo, pero es el menos contento con el mundo”.

Recuerden nuestra preciosa identidad: somos el remanente de Dios. Renueva hoy tu gratitud y el compromiso de fortalecer diariamente la comunión con Dios, y cumple fielmente la misión.

6 de marzo
Un caso perdido

“Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios es por la salvación de Israel” (Romanos 10:1).

Se suele llamar “caso perdido” a una persona o situación que ha llegado a un punto limite, sin solución. Pablo se refiere, en Romanos, a aquellos que buscaron su propia justicia en lugar de la justicia de Dios; que confiaron en los méritos propios en lugar de los méritos del Señor; que hicieron las cosas a su manera y no a la manera de Dios; y que siguieron sus planes y no los de Dios. Pero él, como apóstol de Jesucristo, no los consideraba un caso perdido.

Entonces, ¿qué hizo Pablo con estos judíos equivocados? Hizo tres cosas:

1-Los trató de hermanos.

2-Tuvo un deseo ferviente de corazón.

3-Oró por su salvación.

Todo esto confirma que Dios no impone ni excluye a nadie de la salvación, sino que la ofrece a todos, de manera reiterada e insistente.

El apóstol usa el término “hermanos” muchas veces, y representa afecto, amistad y cariño. Él no deja de quererlos porque ellos lo hayan rechazado. Al contrario, los sigue amando, y el deseo más ferviente de su corazón es su salvación.

En las antiguas esculturas romanas, la mano inexperta del escultor podría mal usar su herramienta y producir un defecto en la escultura, que los deshonestos tapaban con cera. Este engaño resolvía momentáneamente el problema, porque cuando el sol calentaba la cera, esta se derretía. En cambio, el escultor honesto que había hecho un trabajo cabal colocaba un cartel con esta leyenda en latín: sine cera. Esto implicaba la ausencia de un elemento que “maquillaba” y ocultaba el defecto. Algunos afirman que este es el origen de la palabra “sincero”. Otros sostienen que proviene de un rostro libre de cera, es decir, de maquillaje. Como sea, lo cierto es que una persona sincera es tal cual se expresa. Es veraz, no esconde nada y sus motivos siempre son puros.

Puede ser que hoy tengas un familiar, un amigo o un hijo que está rechazando a Dios. Quiero decirte que nunca hay un caso perdido para él. No desistas, y sigue el consejo de Pablo: trátalo siempre con afecto y amor, actúa con sinceridad y ora mucho.

“¿Qué se puede hacer para romper el hechizo que Satanás ha echado sobre estas almas? No veo ninguna ayuda, excepto que los padres presenten a sus hijos al Trono de la gracia, en oración humilde y fervorosa, rogando al Señor que se una a sus esfuerzos y a los de sus ministros, hasta que la convicción y la conversión sean el resultado” (Elena de White, El ministerio pastoral, p. 320).

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