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PARTE I: KINO EN CALIFORNIA (1683-1686)

Imagen 10. Con su llegada a California, en abril de 1683, el almirante Isidro de Atondo y el padre Eusebio Kino fueron de los primeros exploradores del interior de la Antigua California, realizando importantes observaciones sobre su historia natural. Kino fue su primer evangelizador. Fotografía de Carlos Lazcano.

Nuestra Señora de Guadalupe de Californias
PRIMERA MISIÓN CALIFORNIANA 1683
Un nuevo intento

CUANDO KINO LLEGÓ A LA Nueva España, en 1681, gobernaba el trono español Carlos II. Este había iniciado su reinado en 1665 y se prolongó hasta el año de 1700. Fue bajo su gobierno que se llevó a cabo la tentativa de Lucenilla de colonizar California, en 1668, que como vimos, se vino a sumar a la larga cadena de frustraciones por incorporar la península a la dinámica de la Nueva España. Fue cuando la corona decidió cambiar su táctica.

Todos los intentos que se realizaron en casi siglo y medio habían sido sufragados por particulares, así es que después de este último fracaso, la corona decidió financiar la empresa ella misma. La península tenía una importancia estratégica y ya desde hacía tiempo se había visto la necesidad de ocuparla, sobre todo para dar auxilio al Galeón de Manila, o Nao de China, en cuya ruta de retorno, de Manila a Acapulco, se encontraba la California.

La idea era apoyar el poblamiento por españoles y novohispanos, creando para ello pueblos civiles, pero al mismo tiempo evangelizando a los indígenas por medio del establecimiento de misiones. Para este último aspecto la Compañía de Jesús ya tenía misiones en Sinaloa y Sonora, por lo que se le permitió ampliar su campo a California.

Preparativos

Para dirigir este proyecto fue elegido el almirante don Isidro de Atondo y Antillón, (6) nombrándosele gobernador de Sinaloa. Se le dio un tiempo de cinco años para conseguir la colonización californiana. Como superior de la misión, y cosmógrafo real, iba el misionero jesuita Eusebio Francisco Kino quien estaría acompañado por el padre Matías Goñi. (7)

Los preparativos fueron largos y complicados, (8) y finalmente la expedición partió de Chacala, Sinaloa, rumbo a la bahía de La Paz, en California, el 18 de enero de 1683. Estaba compuesta por tres navíos: la Limpia Concepción de Nuestra Señora, mejor conocida como la Capitana; la San José y San Francisco Xavier, conocida como la Almiranta; y una Balandra. Comandaba la Capitana don Blas de Guzmán, y la Almiranta Francisco de Pereda y Arce. En la Almiranta viajaban don Isidro de Atondo, los padres Kino y Goñi, el cirujano de la expedición, fray José Guijosa, hermano de la orden de San Juan de Dios y José de Castro como maestro de sangrar. Componían los expedicionarios más de cien personas que incluían hombres y mujeres, quienes realizarían los diversos trabajos que se ofrecerían, entre soldados, obreros, marineros, labores domésticas, etc. Como parte del grupo venían varios indios bautizados de las regiones aledañas. La Balandra no salió con ellos debido a varios retrasos que tuvo con su personal; estaba al mando del capitán Diego de la Parra quien posteriormente intentaría alcanzar al resto de la expedición.

Al salir de Chacala, Atondo no se dirigió directamente a California, sino a la desembocadura del río Sinaloa, donde cargó bastimento proporcionado por las misiones jesuitas: granos, aves de corral, ganado menor, entre otras cosas. Igualmente en Mazatlán se refaccionó. En este tramo perdió bastante tiempo en espera de la Capitana, la que se retrasó en varias ocasiones.

Llegada a California

Finalmente las dos naves, Almiranta y Capitana partieron del puerto en la desembocadura del río Sinaloa el día 18 de marzo de 1683. Debido a los vientos contrarios durante los primeros cinco días permanecieron cerca de la costa, pero después se lanzaron a la travesía del mar de Cortés, y el 25 de marzo avistaron ya la California. Seis días más tarde entraban a la antigua bahía de Santa Cruz de Hernán Cortés, bautizada para ese tiempo como La Paz.

Sin lugar a dudas el padre Kino se debe haber emocionado, ya que con este proyecto daba inicio al gran sueño de su vida; ser misionero entre gentiles, así que su primera ilusión era llegar a ver y convivir con los indios californios, quienes serían sus primeros neófitos. Pero pasaron varios días antes de que estos indios dejaran verse.

El primero de abril las dos naves anclaron en el puerto interior de la gran bahía. Antes de desembarcar, Atondo mandó pregonar una proclama en la que se hacían varias advertencias. Primero indicaba que la expedición estaba siendo financiada por el Rey y sus objetivos eran “entrar y fundar y establecer en [California] el santo Evangelio”. (9) Nada de búsqueda de riquezas, amazonas, ciudades de oro, minas, perlas y otros mitos que expediciones anteriores habían tenido como objetivo.


Mapa 3. Atondo y Kino llegan a La Paz en la Almiranta y la Capitana (marzo-abril de 1683). Diseño de José Luis García.

También se indicaba que por ningún pretexto ni manera alguna, hagan la menor vejación a ninguno de los naturales de dicho reino de Californias so pena de la vida que se ejecutará inviolablemente en el que esta orden quebrantare en cualquier cosa de lo que en él se contiene, ni tampoco les quiten a dichos naturales ninguna cosa de lo que tuvieren so color de cambio que les obligue a formar queja… así mismo ninguno sea osado de entrar en sus casas o ranchos sin su consentimiento. (10) Esta orden se debió a los abusos que anteriormente los pescadores de perlas habían hecho a los indios, y a experiencias amargas de pasadas rebeliones indias, en distintas partes de la Nueva España, debidas a robos a veces aparentemente insignificantes, como el de una sola gallina o una perla.

Un tercer aspecto de la proclama era un estímulo para los miembros de la expedición, ya que indicaba que si alguien lograba, gracias a su esfuerzo honesto, alguna riqueza de oro, plata, ámbar o perlas, podría conservarla siempre y cuando pagara el quinto real. Igualmente se mencionaba que cada uno de los participantes recibiría los honores correspondientes a sus méritos.

Después del pregón, Atondo, acompañado de los capitanes, pilotos, algunos soldados y marineros saltó a tierra, inspeccionando la zona con el fin de localizar un sitio donde establecer un primer poblado. Pronto localizaron un gran palmar en medio del cual existía un manantial rodeado por un cañaveral. A pocos metros se encontraba un promontorio donde posteriormente se labró una cruz con una de las palmas. Este era el sitio que finalmente Atondo seleccionó y que en nuestros días es el antiguo centro de la ciudad de La Paz. El palmar tenía una longitud de cuando menos dos kilómetros y presentaba buenas condiciones para que un poblado floreciera, incluyendo suficiente tierra para la siembra. En los siguientes días efectuaron varios reconocimientos por la bahía con el fin de conocer el terreno y preparar mejor el establecimiento.

Provincia de la Santísima Trinidad de las Californias
Toma de posesión

Fue hasta el día cinco de abril que el Almirante tomó formalmente posesión de la tierra en nombre del rey de España Carlos II. Para ello, todos se vistieron con sus mejores galas, presentando armas, disparando los arcabuces y gritando vivas y hurras al rey. Todo en orden y concierto bajo la diestra guía del Almirante Atondo, quien procedió a nombrar lo que creían era una gran isla como Provincia de la Santísima Trinidad de las Californias, la que a partir de ese momento era parte formal del reino de España. Como ya lo hemos visto no fue esta la primera toma de posesión de esta tierra, ya que desde 1535 Hernán Cortés había realizado la primera toma, seguida posteriormente por otras más. Atondo confirmó el nombre que llevaría la bahía Puerto de Nuestra Señora de La Paz, respetando así esta toponimia impuesta por Sebastián Vizcaíno desde 1596, cuando intentó establecerse en este mismo lugar. El acta de toma de posesión, dice: En el puerto que llaman de La Paz, reino de la California, a cinco días del mes de abril de mil seiscientos y ochenta y tres años, el señor Almirante don Isidro de Atondo y Antillón, dijo:…en cinco de dicho mes de abril [de 1683], saltó su merced dicho señor Almirante en tierra, con… los muy reverendos padres Eusebio Francisco Kino y Pedro Matías Goñi, de la sagrada Compañía de Jesús, y fray Joseph Guijosa, religioso profeso de San Juan de Dios, y de los capitanes de mar y guerra don Francisco de Pereda y Arce y don Blas de Guzmán y Córdoba, y el alférez Martín de Verástegui, y veinte y cuatro soldados, todos con sus armas prevenidos y amunicionados… el alférez Martín de Verástegui… traía en la mano un estandarte de carmesí colorado, pintada y bordada por él un lado la imagen de Nuestra Señora de los Remedios, y por el otro lado de dicho estandarte grabadas y bordadas las armas reales de su Majestad… y estando dichos capitanes y toda la infantería con las armas y dicho alférez con el estandarte en la mano, a la seña que dicho señor Almirante hizo, dispararon la arcabucería y dicho alférez tremoló tres veces el dicho estandarte diciendo generalmente y repitiendo muchas veces ¡viva don Carlos II, que Dios guarde muchos años, monarca de las Españas, nuestro Rey y señor natural! en cuyo Real nombre dicho señor Almirante tomó la posesión referida de este reino, que le intituló y nombró la Provincia de la Santísima Trinidad de las Californias… (11)

Finalizada la toma de posesión por parte de Atondo, enseguida el padre Kino efectuó otra ceremonia solemne por medio de la cual tomaba posesión del sitio para el obispado de Guadalajara, ya que anteriormente las Californias habían estado en disputa entre los obispados de Guadalajara y Durango. Dice esta segunda toma: En el puerto de Nuestra Señora de La Paz en cinco días del mes de abril… yo Eusebio Francisco Kino y Pedro Matías Goñi, religiosos de la Compañía de Jesús, en virtud de las licencias y facultades… que [otorgó] el ilustrísimo señor don Juan de Santiago de León Garabito, obispo de la ciudad de Guadalajara… tomamos posesión de este reino en este puerto de Nuestra Señora de La Paz, administrando los santos sacramentos con la licencia que para eso tenemos del dicho Ilustrísimo señor a quien todos reconocieron por su legítimo pastor y a nosotros dichos religiosos por sus tenientes vicarios y jueces eclesiásticos… (12)


Imagen 11. Bahía de La Paz, Baja California Sur. Atondo y Kino tomaron posesión de esta región, a nombre del rey de España, el primero de abril de 1683. Fotografía de Carlos Lazcano.

Nuestra Señora de Guadalupe de Californias

Los siguientes días y semanas fueron de mucha actividad. Por un lado la bahía de La Paz y sus alrededores fueron explorados con cuidado. Por otro, empezaron los trabajos para levantar el pequeño poblado que sería la base de todas las operaciones que esperaban realizar, así como el sitio de expansión de la evangelización en toda la California.

Para el levantamiento de este asentamiento, como ya lo dijimos, se escogió el palmar que estaba frente a la playa y permitía una excelente vista del mar. El amplio terreno de una loma fue desmontado y sobre él dio inicio la construcción de un fuerte así como de la iglesia y casas de enramada. Para ello fueron cortadas las palmas más altas, así como otro tipo de árboles de buena madera. La forma del fuerte era de media luna y sus dimensiones debieron ser modestas. Seguramente estas fueron construcciones sencillas, más bien provisionales, en lo que el establecimiento se consolidaba. Kino nos dice que es una fortificación que tiene su fosa alrededor y una buena trinchera de muy grandes y muy bien dispuestos trozos de palma. (13) La fortificación del asentamiento fue una medida preventiva, ya que sabían de la hostilidad de los guaicuras.

El capitán de la Balandra, Diego de la Parra, dio una descripción somera de este incipiente poblado:…viendo el real con siete o ocho bohíos dentro techados de palma y hecho un cerco de trozos de palma amarrados con cuero y una cruz en lo alto de un cerrito desmontado y tres pozos en el propio foso, hasta que fui al pozo que estaba debajo de las cuatro palmas, tapado por los lados con trozos de palma y descubierto por el medio que tenía muy linda agua; y más adentro, cosa de cinco o seis varas, otro que no era muy bueno… vide en el real dos huertos pequeños cercados de carrizos, con el maíz de más de un palmo de largo, y calabazas y chile y otras hierbas que iban ya naciendo… (14)


Imagen 12. Catedral de La Paz, ubicada muy cerca de donde estuviera la misión de Nuestra Señora de Guadalupe de Californias, el primer antecedente misionero en la bahía de La Paz. Foto de Carlos Lazcano.

También fueron iniciadas las labores agrícolas que les ayudarían en su sustento, sembrando maíz, melón, sandías, chile, calabaza y hasta unos tamarindos. En esos primeros días mucho les ayudó la pesca, ya que era abundante, así como la cacería, actividad que les permitía incluir en su dieta aves, venados y conejos.

Fue en estos días en que el padre Kino le puso el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe de Californias a este incipiente poblado, que él esperaba que en el futuro llegara a convertirse en una gran ciudad. (15) Como establecimiento misional llevaría el mismo nombre. Ya desde 1682, cuando el padre Kino había sido designado para misionar en California, tenía planes de darle este nombre a su primera misión. Así se lo comunicó a su amiga y protectora, la duquesa de Aveiro (16) en una carta que le envió desde Rosario, Sinaloa, en junio del citado año, cuando le dijo que la misión que vamos a fundar en las Californias, se ha de llamar, dando nuestro Señor su Gracia, Nuestra Señora de Guadalupe de las Californias. (17) De este modo puso Kino a la Virgen de Guadalupe como patrona de su proyecto misional. Esto deja ver que desde sus primeros tiempos en México, Kino se volvió un devoto de la Guadalupana, haciendo eco en esto a la religiosidad del pueblo mexicano que se volcaba hacia esta virgen de rasgos indígenas.

Seguramente el tema del nombre del poblado y misión lo habría tratado Kino con sus superiores y con el mismo Atondo, quienes estuvieron de acuerdo. Muy probablemente Kino habría celebrado una solemne misa en donde formalmente ponía la advocación de todo este proyecto a la Guadalupana, encomendándole su protección y dando gracias a Dios por el inicio de tan anhelado campo misional.

No deja de llamar la atención que este primer establecimiento misional de las Californias no sea mencionado por los historiadores, ya que suele darse el crédito de primera misión de las Californias a la de San Bruno, la que Kino establecería algunos meses después, unos 300 kilómetros al norte de la bahía de La Paz. El mismo Kino nos indica este hecho en una de sus cartas de agosto de 1683: El primero y, hasta ahora, único real (18) que fundamos en la grandísima isla de la California, le llamamos de Nuestra Señora de Guadalupe, que está junto al puerto y gran bahia de Nuestra Señora de La Paz… sea esta soberana Señora servida de acompañarnos en todo con sus celestiales dones y favores. (19)

También fue en esos días que Kino empezó a nombrar a las Californias como “Las Carolinas”. Algunas de sus cartas las firmaba en este Real de Nuestra Señora de Guadalupe, y de este puerto de La Paz de las Californias (o Carolinas). En todos los mapas que elaboró como resultado de sus registros en California, siempre puso California o Carolinas. Esta pretensión de cambiar el nombre de California se debió al apoyo que la expedición de Atondo recibió del rey de España Carlos II, el cual Kino quería se conservara y ampliara, de ahí el querer quedar bien con el monarca. Sin embargo, el nombre de “Carolinas” para la península nunca cuajó, y en cuanto Kino abandonó California, nunca más se le volvió a mencionar.

En esos días Atondo decidió enviar a la Capitana al puerto del Yaqui (20) para que trajera más bastimento, así como caballos y mulas que en ese momento no tenían y que les harían falta para efectuar exploraciones al interior de la tierra. Entre otras cosas el Almirante solicitó fueran enviadas aves de corral, marranos, vacas y ganado menor, con el fin de ir logrando la consolidación del poblado. Así, la Capitana fue carenada partiendo con el objetivo ya mencionado el día 25 de abril.

Los guaicuras

A la llegada de la expedición habitaban en la bahía de La Paz varios grupos de indios guaicura. Los expedicionarios tuvieron contacto con dos de ellos, el más importante fue con el grupo llamado callejúes, y el otro era el denominado coras. Ambos pertenecían al tronco lingüístico de los guaicura. Al respecto de los guaicura, Miguel del Barco nos dice lo siguiente: La lengua guaicura se hablaba casi por espacio de sesenta leguas (21) [desde la misión de La Paz] hasta Loreto, y en esta reducción… había un dialecto de la [lengua] guaicura. Había también otros tres dialectos de la guaicura que, según el nombre de sus naciones, se llamaban cora, uchitíe y aripe. (22)

Además, Barco nos señala que en la región de la bahía de La Paz: Las tres primeras nacioncillas [coras, uchitíes y aripes] tenían su asiento dentro del sur [del territorio guaicura], y se reducía cada una a una sola ranchería. La mayor de ellas era la de los uchitíes, los cuales confinaban con los pericúes… después se seguían los coras, que tenían su asiento hacia el sureste de La Paz. Poco más al norte, y en la misma orilla de la bahía de La Paz, por el lado del poniente, está el sitio de los aripes, ranchería menor que las dos primeras. (23)

Barco agrega que: Tres leguas distante de los aripes, y también en la orilla de la misma bahía de La Paz, había una ranchería de guaicuros de la misma lengua y dialecto que usan los demás guaicuros que habitan fuera del sur. Estos guaicuros de La Paz son los que llaman callejúes, nombre particular de su ranchería, y no de nación distinta de los guaicuros. En este sitio de los callejúes se estableció la primer misión del sur con la advocación de Nuestra Señora del Pilar de La Paz, (24) teniendo también a su cargo el misionero la reducción y administración espiritual de las ya dichas nacioncillas vecinas, aripes, coras y uchitíes… (25)

De estos informes se deduce que el pueblo o misión de Nuestra Señora de Guadalupe de Californias se estableció dentro del territorio de los callejúes, quienes hablaban la lengua guaicura más extensa dentro del territorio de esta etnia, el que, como ya vimos, iba desde la bahía de La Paz hasta un poco más al norte de Loreto. Igualmente los expedicionarios tuvieron contacto con el grupo de los cora.


Imagen 13. Grabado de un guaicura de la región de la bahía de La Paz, adjudicado a George Shelvocke. Shelvocke fue un corsario inglés que entre 1719 y 1722 le dio la vuelta al mundo atacando numerosas posesiones españolas, incluyendo Baja California. Visión muy parecida a esta debió haber tenido el padre Kino.

Los guaicuras eran seminómadas, al igual que todas las etnias de la Antigua California. Su nivel de subsistencia era muy elemental, tenían una cultura material muy sencilla, desconocían la cerámica y muchas de sus herramientas eran de piedra, hueso, madera o concha. Practicaban la pesca, caza y recolección, desconocían totalmente la agricultura. Se organizaban en pequeñas bandas que ocupaban cierto territorio y se iban moviendo según la disponibilidad de recursos. Los hombres siempre andaban desnudos y las mujeres solían cubrirse con una sencilla falda que iba desde la cintura hasta las rodillas.

Venegas nos dice que los guaicura eran bien formados y de talla corpulenta y bien hecha, el rostro no es desapacible, aunque le afean los untos con que a veces se embijan o pintan de colores, y los agujeros con que se horadan las orejas y narices. El color es algo más tostado y oscuro que el de los otros indios de Nueva España. También son por lo general robustos y de sana complexión. (26)

Clavigero también aporta buena información sobre los guaicuras: Los guaicuras se establecieron entre el paralelo 23º30’ y el de 26º… habitan de ordinario junto a alguna fuente, pero sin más techo que el cielo ni más cama que el suelo desnudo. Cuando calienta mucho el sol se guarecen debajo de los árboles, y en las noches frías se retiran a las cuevas de los montes… (27)

Sus actividades eran las de cazar, pescar y hacer guerras a sus vecinos. Utilizaban balsas, redes y horquillas para la pesca. La caza la hacían con dardos de madera, arcos y flechas, armas que también utilizaban para la guerra. Clavigero nos comenta que siendo…aún gentiles tenían frecuentes guerras, ya entre dos naciones diversas, ya entre dos o más tribus de una misma nación. El motivo solía ser alguna injuria hecha a un particular, o algún perjuicio causado a una tribu por haber ido otra a pescar, cazar o recoger fruta en los lugares frecuentados por la primera. (28)

Los primeros contactos entre españoles y guaicuras datan de 1533, cuando Fortún Jiménez fue el primer español en desembarcar en la bahía de La Paz. Desde esa primera fecha destaca el carácter belicoso de los guaicura, quienes atacaron a Fortún y su gente matando a la mayoría, incluido el jefe, debido a que accedieron al manantial de la bahía sin tener el permiso o acuerdo de los californios. Después de este encuentro hubo otros, y casi siempre fueron violentos, incluido el que tuviera Hernán Cortés, en 1535, durante el cual los guaicuras prácticamente sitiaron a los españoles, haciéndoles pasar muy malos ratos. (29)

Ya desde mucho antes de la expedición de Atondo, los pescadores de perlas, la mayoría de ellos clandestinos, hostilizaron frecuentemente a los guaicuras de La Paz, abusando de ellos y obligándolos a pescar perlas, por lo cual cuando Atondo desembarcó en la bahía, los guaicuras se encontraban predispuestos en contra de cualquier extraño que llegara. Sobre el abuso hacia los californios por parte de los perleros, el padre Juan Antonio Baltasar, en el libro Apostólicos afanes de la Compañía de Jesús en su Provincia de México, publicado en 1754, nos dice: Se discurre, no sin fundamento, que ni aún esta fiereza se les experimentara [a los californios], si no se les hubieran inconsideradamente irritado con inhumanos tratamientos, los que van a buscar perlas. Porque gente semejante, que por lo común no es la más devota, se ha propasado en tales excesos, que han exasperado los ánimos de aquellos pobres desvalidos indios, apartándoles con tan impío desorden de nuestra Santa Religión, y de su conversión tan solicitada a costa de tantas fatigas. Y para remediar daños tan considerables, se ha suplicado al Superior Real Ministerio, que enfrene la demasía de estos codisiosos inhumanos hombres. (30)

Cabe agregar que según Venegas la palabra, guaicuro, no es propia de aquella nación, sino que los isleños de la isla de San José [que son pericúes] dicen esa palabra de otra manera, guajoro, que quiere decir amigo, y oyéndola los buzos la corrompieron llamando guaicuros a los naturales de aquella costa. (31)

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