Kitabı oku: «Exilium», sayfa 4
UN POCO ASÍ
y de otro modo,
nos tocará morir.
Dejar atrás
los astros que hacen fila
en las esferas
invisibles.
Como quien riega
una piedra
o sale a caminar
en dirección
a una impureza.
Puede también
que haya lunas
de todos los tamaños
dispuestas
para el gran
viaje.
COMO UN AMANECER
de la conciencia
se calman,
de pronto,
las ideas.
Nadie quiere
restringir
las cosas
al decirlas.
La tentación
de existir
no existe.
A cada cual su
música inexperta,
su prisa lenta,
su cuervo
sabio y más rojo.
QUE ALGUIEN
toque,
vea,
huela,
guste,
sienta
el cadáver
de un verano.
Que sueñen,
noche arriba,
la flora y fauna
de los pensamientos
que no se piensan.
Que un ataúd
avance
hacia el gran
trabajo,
tirado por arneses
mágicos.
ESTE DISCURSO
colmado de nada
no sabe a qué
atenerse,
qué palabras
diáfanas y oscuras
podrían
revelarle
eso que pasa
o pareciera que
pasa
en un destino
sin sujeto.
Algo así,
muy preciso
:
silencio
de animales
blancos
tras una luz
pensante.
EL CUERPO SE ENREDA
solo.
Con
equívocas
armas
toma la fiebre
de su ambición de
ser
divina proporción,
ejercicio pleno
de las apariencias.
A esto le llamamos
Libro
del desasosiego.
Cábala.
Requiem
que se sube a la cabeza.
LA VOZ QUE LEE
tiene razón:
en la casi aparición
de lo no dicho,
aquí y nunca,
hay ojos sin cobijo,
niñas
repartiendo alambres
para cazar
conejos.
¿A qué fábula se parece
esta pasión de no ser
a salvo?
¿A qué osario de lobos
en el aire crespo
cariñosamente?