Kitabı oku: «¿Qué estabas esperando?», sayfa 2

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Frecuentemente, en estos momentos de ministerio que Dios nos da, en lugar de servir al propósito de Dios, nos enojamos porque nuestro cónyuge de alguna manera está estorbando lo que nosotros queremos. Esto nos lleva a la segunda cosa que sucede: la razón por la que cambiamos estos momentos de ministerio en momentos de cólera es nuestra tendencia a personalizar lo que no es personal. Al finalizar un mal día en el trabajo, tu esposo no dice, “Sé lo que voy a hacer. Le voy a arrojar este mal día a mi esposa para que su día sea tan miserable como el mío.” No; el problema que estás experimentando no es acerca de ti directamente. Si, es tu problema, porque este hombre enojado es tu esposo. Pero lo que estás experimentando no es personal en términos de una intencionalidad consciente. Estás viviendo con un pecador, de modo que vas a experimentar su pecado. Pero cuando personalizas lo que no es personal, tiendes a ser agresivo en tu respuesta. Cuando eso sucede, lo que te motiva no es la necesidad espiritual que Dios te ha revelado que hay en tu esposo, sino la ofensa de tu esposo contra ti, tu agenda, tu paz, etc. Así que, tu respuesta no es un “para él,” sino un “contra él.” En lugar de buscar ministrarlo, lo que quieres hacer es quitarlo de en medio de tu camino para volver a lo que querías hacer previamente. Seamos honestos – todos hemos estado allí.

Cuando respondemos agresivamente, agravamos el problema que la otra persona ha lanzado contra nosotros. Esto nos lleva a una cosa más: puesto que hemos convertido un momento de ministerio en un momento de enojo al personalizar lo que no es personal, nos portamos como adversarios al responder y por ello terminamos adoptando soluciones circunstanciales que no llegan al corazón del problema. En lugar de buscar maneras de ayudar le decimos al otro que se comporte, lo amenazamos para que se calle o nos enojamos y convertimos un momento de debilidad en una confrontación seria.

Este es un lugar donde creo que la Biblia es muy útil. El mundo de la Biblia es como tu mundo–confuso y fragmentado. Los personajes de la Biblia son como tú y tu esposa–débiles y con defectos. Las situaciones de la Biblia son como las tuyas–complicadas e inesperadas. La Biblia no es un libro de cosmética religiosa. Te trastornará con su honestidad sobre lo que sucede en el mundo en el que vivimos. Desde el fratricidio de Caín hasta la traición de Judas por dinero, la sangre y las entrañas de un mundo roto son diseminadas en cada una de sus páginas. La honestidad de Dios respecto al lugar donde vivimos es en sí misma un acto de amor y gracia. Él acerca nuestra cabeza al agujero bíblico por donde se puede ver el mundo como realmente es, no como nosotros fantaseamos que sea. Él hace esto para que seamos realistas en nuestras expectativas y así busquemos humildemente la ayuda que solo Él puede darnos.

3. Dios es Fiel, Poderoso y Generoso

Hay una realidad más que debes incluir mientras tratas de ver tu matrimonio tan realísticamente como sea posible. No solo debes considerar la condición caída del mundo en que vives y el hecho de que tú y tu esposa están lejos de ser perfectos; también debes recordar que no están solos en esta batalla. La Biblia dice que Dios está cerca, tan cerca que en tu momento de necesidad puedes alcanzarlo y tocarlo porque no está lejos de cada uno de nosotros (Hechos 17:27). Sí, ustedes viven en un mal vecindario (el mundo caído), y ambos son menos que perfectos (pecado), pero en todo esto no han sido abandonados a sus propios recursos. El Dios que determinó el lugar donde vives, vive contigo y se ha comprometido a darte todo lo que necesitas.

Estoy escribiendo esto pocos días después del día de resurrección, así que he estado pensando en la tumba vacía. Considera por un momento lo que esa tumba nos enseña. Primero, nos enseña que Dios es fiel. Siglos antes, luego que Adán y Eva desobedecieron a Dios, Él prometió que aplastaría el mal de una sola vez. Así que envió a su Hijo para derrotar el pecado y la muerte por su crucifixión y resurrección. Pasaron miles de años y Dios no olvidó ni cambió respecto a su promesa. Él no se cansó ni se distrajo. Hizo una promesa y controló los eventos de la historia (los grandes y pequeños) para que en el momento justo Jesucristo viniera y cumpliera lo que había prometido.

Pero la tumba vacía también nos recuerda que Dios es poderoso. Él es poderoso en autoridad y en fuerza. ¡Piensa en la autoridad que tú necesitarías para tener control de todas las situaciones, lugares y relaciones para poder garantizar que Jesús vendría en el momento preciso y haría lo que estaba designado a hacer! También, ¿puede haber una demostración más apropiada de poder que tener poder sobre la muerte? Por el asombroso poder de Dios, Jesús se despojó de las vestiduras de su sepultura y salió de la tumba. Esos hombres que hacen competencias de poder para levantar cosas pueden jalar un bus con sus dientes, pero todos van a morirse, y no hay nada que puedan hacer al respecto.

La tumba vacía nos señala otra cosa asombrosa. Nos enseña que Dios es generoso. ¿Por qué Él se esforzó tanto para ayudarnos? ¿Por qué se preocupa tanto para darse cuenta de nosotros, no digamos para rescatarnos? ¿Por qué habría de sacrificar a su Hijo? Porque Él es generoso. Tu y yo necesitamos reconocer que su bondad fue motivada no por lo que vio en nosotros, sino por lo hay dentro de Él. Está dispuesto por que Él es la definición de la misericordia. Es bondadoso porque es la fuente de amor. Es generoso porque está lleno de gracia sublime. Es generoso porque es bueno, noble, paciente, y benevolente. Aun cuando nosotros estamos indispuestos, llenos de nosotros mismos y buscando nuestro propio camino, Él es generoso. Él se deleita en transformarnos por su gracia. Se deleita en rescatarnos por su poderoso amor.

Así que cuando pecan contra ti o cuando este mundo caído irrumpe por tu puerta, no contra ataques o salgas corriendo. Afírmate en tu debilidad y confusión y di, “No estoy solo. Dios está conmigo, y Él es fiel, poderoso y está dispuesto.” Puedes ser realista y tener esperanza al mismo tiempo. Las expectativas realistas no son esperanza sin honestidad y no son honestidad sin esperanza. El realismo se encuentra en la intersección de la honestidad audaz y una esperanza inquebrantable. La palabra y la gracia de Dios hacen que esto sea posible en tu matrimonio.

¿Son realistas tus expectativas matrimoniales?

COMPROMISO 1: Nos entregaremos a un estilo de vida de confesión y perdón.

COMPROMISO 2: Haremos del crecimiento y el cambio nuestra agenda diaria.

COMPROMISO 3: Trabajaremos unidos para formar un vínculo robusto de confianza.

COMPROMISO 4: Nos comprometeremos a cultivar una relación de amor.

COMPROMISO 5: Negociaremos nuestras diferencias con aprecio y gracia.

COMPROMISO 6: Trabajaremos para proteger nuestro matrimonio.

2.
UNA RAZÓN
PARA CONTINUAR

Todos buscan esperanza. Todos anhelan una razón para continuar. Todos aferran su diario vivir a alguna clase de sueño. Todos quieren saber que a lo que se dedican es algo que vale la pena. Los seres humanos no vivimos por instinto. Somos seres racionales hechos a la semejanza de Dios. Las cosas que hacemos y decimos tienen sus raíces en deseos y pensamientos profundamente establecidos. Hay un sentido en el cual es correcto decir que todos estamos de por vida en la gran búsqueda de un tesoro. Tu tesoro puede no ser mi tesoro, pero igualmente ambos somos buscadores de tesoros. Si tú no crees que las cosas que estás haciendo te van a dar algún tipo de ganancia probablemente vas a dejar de hacerlas.

Tomas estaba batallando y listo para hacer sus maletas. No era que estuviese enfrentando algún desastre que lo hubiese dejado devastado y solo. De hecho, a la distancia, Tomas parecía tener una buena vida. El tenía una esposa brillante, hermosa e inteligente. Tenía tres niños hermosos menores de siete años. Su trabajo nunca era aburrido o trivial. Pero Tomas jugaba con el deseo de renunciar a su propia vida. Simplemente ya no lo podía disfrutar. El y Daniela parecían funcionar todo el tiempo con una irritación reprimida el uno hacia el otro. Sus horarios eran ridículamente exigentes, y sus hijos parecías estar en contante necesidad de atención. Tomas sentía que era raro el día en el que no se sintiera molesto con Daniela por alguna razón. Estaba cansado de trabajar duro sin ver resultados y ya no encontraba mucha razón para continuar.

Cynthia estaba en la cama despierta. Miraba a Manuel. Era difícil para ella comprender que el hombre acostado a su lado era el mismo que la había cautivado. Mientras una lagrima corría por su mejilla, recordaba la contagiosa sonrisa de Manuel y su sentido del humor. Pensaba cómo él era capaz de hacer que las cosas más triviales se convirtieran en algo placentero. Recordaba que solía emocionarse al sonido de su voz; pero ya no más. De alguna manera, en el camino, Manuel había dejado de ser Manuel. Ahora parecía permanentemente distraído y frustrado. Se pasaba el tiempo viendo deportes o en la computadora. Ir a la cama era particularmente difícil para Cynthia. Ella anhelaba un poco de ternura antes de que ambos sucumbieran al cansancio y se durmieran, pero no había ternura. Manuel se metía a la cama, fastidiado otra vez, murmuraba un buenas noches, le daba un beso mecánico y se daba la vuelta para dormirse. Noche tras noche, Cynthia se acostaba y permanecía despierta buscando una razón para continuar.

Desde el principio, Erica sabía que Willy era muy apegado a su familia, pero nunca pensó que sería como esto. Ella se sentía como una extraña en su propia vida. Estaba cansada de pasar cada día festivo y vacación con la familia de Willy. Estaba cansada de las complicaciones del matrimonio, la familia extendida, el trabajo, la iglesia. ¿Cuántos días festivos había pasado viendo a Willy y a sus hermanos divertirse y pasarla bien, indiferentes al hecho de que ella no estaba bien? Ella se había dado cuenta tiempo atrás donde estaba la lealtad de Willy, y sabía que nunca habría una decisión que él no discutiera con su familia. Había pensado mucho sobre lo que decía la Biblia acerca de “dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer,” y sabía en lo profundo de su corazón que Willy nunca había dejado a su familia. Erica estaba cansada de ser una extraña y le resultaba difícil continuar.

Nathan se paró allí con la nota arrugada en su mano. La había encontrado varias semanas atrás en el piso de su armario. Las cosas se habían dificultado desde entonces. Anita no lo había negado. Ella se había infatuado emocionalmente con un compañero de trabajo. La relación no había sido física en ninguna manera. De hecho, nunca se habían juntado fuera del trabajo, pero no por eso la nota dejaba de ser devastadora. Quienquiera que la leyera la consideraría una carta de amor. Nathan no sabe por qué la conserva. No sabe por qué la saca día a día y la lee una y otra vez. Él solo lo hace. Anita parece tener remordimiento y hace todo lo que puede para remediar lo sucedido. Nathan está agradecido que ella renunció al trabajo, pero no puede olvidar la nota. Se interpone en su vida como un Everest que sabe que necesita ascender pero nunca lo hace. Es como si esa nota se hubiese llevado todo motivo para continuar.

Sandra mira el huevo crudo que su hija de tres años acaba de botar al suelo, y quisiera gritar. Se siente más como policía que como madre. Le parece que día tras día se pasa limpiando y ordenando desde que se levanta hasta que se va a la cama para luego levantarse y hacerlo de nuevo. Se viste con un sudadero y zapatos deportivos; los días cuando se sentía atractiva casi se han borrado de su memoria. Paco ha ganado peso y tampoco luce muy bien. Ella pasa frente al espejo de cuerpo entero en el corredor y piensa, “¿que nos sucedió?” La mañana cuando se cayeron al suelo en el armario los álbumes de fotos de sus primeros años de matrimonio, ella tocó fondo. Le parecía que las fotos eran de una pareja, un tiempo y un lugar diferentes. Estaba cansada de su existencia doméstica y no podía encontrar mucha motivación para continuar.

Roberto simplemente está cansado del trabajo duro. Es difícil no desear los primeros años de nuevo. Estar con Jésica había sido tan divertido. Él amaba la espontánea libertad de su relación y sus horarios. Le encantaba el hecho de que Jésica parecía estar siempre dispuesta para todo en todo momento. Él sabía que no siempre sería así, pero nunca se imaginó que llegaría a ser como era. Con su nuevo trabajo y el arribo de los gemelos, él y Jésica hacían poco que no fuera trabajar duro. Ocupado y agotado, la vida no era muy divertida, aun en los raros momentos cuando tenían tiempo para estar juntos. Cuando Roberto trabaja hasta tarde, Jésica se queja de que él no está en casa para ayudar, y cuando está en casa para ayudar, ella se queja de que no está haciendo suficiente dinero. Roberto se lo resume bien a un compañero de trabajo: “cuando sientes que no puedes ganar, es difícil continuar tratando”.

Nora y Cristian están cansados de discutir, pero no saben cómo parar. Se levantan de lado diferente del universo cada mañana y miran todo desde perspectivas opuestas. Ambos están convencidos de estar en lo correcto y constantemente se frustran cuando el otro no ve las cosas a su manera. Han llegado a un punto en el que parece que nada importa. Las toallas tiradas en el baño o el queso que se ha secado en el refrigerador se han vuelto asuntos más importantes de lo que deberían ser. Ambos dirían que se aman mutuamente, y se piden perdón después de que el calor de otro altercado se desvanece, pero no paran de discutir. Es una existencia infeliz y ambos lo sienten. Silenciosamente se preguntan que se necesitará para que las cosas sean diferentes y qué van a hacer si nada cambia.

LO QUE NO DEBERÍA SER

Les sucede a todos. Es una realidad inevitable del matrimonio. Como sea, de alguna manera, todo matrimonio se convierte en un conflicto. La vida después de la luna de miel es radicalmente diferente de la luna de miel que la precede. La persona con la que te encantaba jugar es con la que ahora vives y trabajas. La persona que una vez fue tu escape de las responsabilidades, es ahora tu responsabilidad más grande. Pasar tiempo junto es radicalmente diferente que vivir juntos. Lo que era motivo de atracción ahora es fuente de irritación. Todos nos enfrentamos al hecho de que de alguna manera nuestro matrimonio no es lo que debería de ser. ¿Por qué? Las razones se encuentran en lo que miramos en el primer capítulo.

En algún punto durante el camino, te diste cuenta que tu también eres una persona pecadora casada con otra persona pecadora y que estás viviendo en mundo fracturado. A veces esta realidad hace que pequeños momentos intrascendentes sean mas difíciles de lo que deberían ser; a veces significa enfrentar cosas devastadoras que nunca pensaste que tendrías que enfrentar. Pero le sucede a todos. En algún punto necesitas algo más sólido que el romance. Necesitas algo más profundo que los intereses compartidos y la atracción mutua. Necesitas algo más que habilidades de supervivencia matrimonial. Necesitas algo que le dé paz a tu corazón y fuerza a tu resolución cuando no te sientas romántico y tus problemas te estén abatiendo.

Todos los matrimonios se convierten en algo que los esposos no querían que fuese. Tu vas a tener que lidiar con cosas que no planeaste enfrentar. En cada matrimonio el pecado complica lo que de otra manera sería simple. En cada matrimonio este mundo quebrado hace las cosas más complicadas y difíciles. En cada matrimonio la euforia del romance se desvanece y es reemplazada por un amor más sólido y maduro, o el egoísmo del pecado reduce el matrimonio a un estado de letargo relacional.

¿Qué haces cuando tu matrimonio se convierte en lo que no debería ser? ¿Qué haces en los momentos cuando no te sientes tan atraído a tu esposa? ¿Hacia dónde miras cuando estás irritado, herido o desanimado? ¿Qué buscas? ¿Hacia dónde corres?

BASADO EN LA ADORACIÓN

¿Qué es entonces lo que te motiva a continuar cuando los pequeños problemas se te han metido en la piel o los grandes problemas te han dejado devastado? ¿Cómo es que se produce un matrimonio de amor, unidad y entendimiento sólidos? Creo que la respuesta que estoy por dar va a sorprender a muchos. Aquí está: un matrimonio de amor, unidad y entendimiento no basado en el romance; sino enraizado en la adoración. Ahora pues, puedes ser capaz de leer todas las palabras, pero sin poder entender la profundidad del significado de este principio.

¿Qué significa decir que un matrimonio está “basado en la adoración”? La palabra adoración es compleja. Cuando la persona promedio escucha la palabra adoración piensa en una reunión donde hay himnos, ofrenda y un sermón. Pero hay una verdad bíblica envuelta en esta palabra que es vital entender si alguna vez vas a descifrar por qué tienes conflictos en tu matrimonio y cómo esos conflictos podrán ser solucionados. La adoración es tu identidad antes de ser tu actividad. Tú eres un adorador, de modo que todo lo que piensas, deseas, escoges, haces o dices está moldeado por la adoración. Simplemente no hay una explicación más profunda que ésta del por qué la gente hace lo que hace; y una vez que lo entiendes se te abren puertas que nunca antes se te habían abierto para entenderte a ti mismo y para cambiar. Déjame explicarlo.

Cuando la Biblia enseña que somos adoradores (ver Romanos 1:19-25), no está hablando sobre una función religiosa separada de los otros aspectos de nuestras funciones regulares. No, al llamarnos adoradores, la Biblia nos ofrece una perspectiva radical sobre la motivación humana fundamental. Puesto que no eres un animal que funciona por instinto, las cosas que haces y dices son producidas por una cierta clase de propósito. En otras palabras, ya sea que tus palabras y acciones tengan o no sentido en la superficie, tú has actuado o hablado por una razón. La razón más general y fundamental para hacer lo que haces es la adoración. Probablemente estás sintiendo que este enfoque necesita una explicación más amplia.

Piensa sobre esto. ¿No es interesante que algunas de las cosas que te irritan no le molestan para nada a tu esposa? ¿Por qué algo que a ti te deleita, tu esposo o esposa puede vivir fácilmente sin ello? ¿Por qué hay algunas cosas que son mucho más importantes para ti que otras? ¿Y por qué es que tu lista de lo que es importante no concuerda completamente con la de tu esposo? ¿Por qué hay cosas que te enojan (ciertos momentos, lugares, situaciones, relaciones, etc.) y ciertas que te animan? Bueno, todas estas cosas están conectadas con la adoración.

Cuando la Biblia dice que somos adoradores, quiere decir que cada ser humano vive para algo. Todos nosotros estamos excavando en busca de un tesoro. Todos buscamos algún sueño. Detrás de todo lo que hacemos hay alguna clase de esperanza. Todos están en la búsqueda constante de la vida. Tal vez estás pensando, “Paul, entiendo todo esto, pero no entiendo cómo me ayuda a entender mi matrimonio.” Déjame llevarte más allá.

Ser un adorador implica que conectas tu identidad, tu significado, tu propósito y tu sentido interno de propósito a algo. Esas cosas las vas a conseguir ya sea verticalmente (del Creador) u horizontalmente (de la creación). Esto tiene que ver por completo con lo que un matrimonio llega a ser. Ningún matrimonio deja de ser afectado cuando los cónyuges están buscando conseguir en la creación lo que solo se puede lograr en el Creador.

La comodidad se había convertido en el dios funcional de Jenny. No, no había dejado de ir a la iglesia. Amaba los servicios de adoración del domingo y le encantaba la predicación del pastor, pero la comodidad era lo que gobernaba su corazón. Conseguía su comodidad haciendo de su casa un museo donde exhibía su habilidad doméstica. Tenía mil revistas de decoración. Siempre estaba decorando o remodelando. Limpiaba sin cesar y era obsesivamente pulcra. Se decía a sí misma que quería hacer de su casa un lugar hermoso para su familia, pero lo que la movía no era su interés por su familia. Ella había atado su identidad, su sentido interno de bienestar, a la belleza de su casa.

Jenny nunca estaba realmente relajada en su casa; tampoco lo estaba su esposo ni su familia. No quería que nadie anduviera con zapatos en la casa. Se irritaba ante cada indicio de desorden y le reclamaba a quien pensara que era el culpable. En un momento de enojo, su esposo lo expresó bien: “Jenny, ya no tenemos una casa a donde llegamos. Este lugar ya no es nuestra casa; es tu museo ¡Cada vez nos sentimos menos bienvenidos aquí!”

Tito había ligado su identidad al éxito. No tenía idea de que lo que estaba supuesto a obtener del Creador lo estaba buscando en la creación, pero eso es exactamente lo que estaba haciendo. El lugar donde Tito buscaba el éxito que lo motivaba a levantarse por la mañana era su trabajo. Tito era bueno para lo que hacía; mientras más lo hacía, mejor era, y mientras mejor era, recibía más dinero y poder. Todo era muy emocionante e intoxicante. Era como si estuviese viviendo un sueño. El trabajo no era perfecto de ninguna manera, pero le daba una razón para levantarse por la mañana.

Pero con cada nueva promoción la presión crecía y las horas se alargaban. Cuando Tito llegaba a casa, mucho después de que su esposa e hijos habían cenado, a él le quedaba poca energía para su familia. Pero algo aún más profundo estaba sucediendo. Puesto que Tito encontraba su valor como persona en su trabajo, cuando dejaba su trabajo para ir a su casa, él estaba dejando lo que le daba valor. Su matrimonio realmente existía fuera de su círculo de valor. Así que, aunque Tito diría que amaba a su esposa, no le entusiasmaba llegar a su casa después del trabajo. Fácilmente se irritaba y era con frecuencia un no-participante en lo que allí sucedía.

Adriana ataba su sentido y propósito a Carlos. Ella no lo sabía, pero él se había convertido en su mesías personal. Ella diría que él era todo lo que había deseado en un esposo. Tu pensarías que eso significaba que siempre estaría feliz y satisfecha en su matrimonio, pero la verdad era lo contrario. Adriana vivía permanentemente insatisfecha. Se levantaba cada mañana y se subía en la montaña rusa de cada acción, reacción, o respuesta que Carlos tenía hacia ella. Le ponía demasiada atención al tono de su voz, a la expresión de su rostro y a su lenguaje corporal. Aun la cosa más pequeña tenía el potencial de arruinar su día. No solo estaba enfocada en como Carlos le respondería, sino que observaba estrechamente como él le respondía a otras mujeres. Para Carlos, su matrimonio era como un examen final, y él sentía que siempre era reprobado. Todo era muy agobiante y desagradable. Carlos necesitaba una razón para continuar.

He llegado a convencerme más y más que los matrimonios deben establecerse verticalmente antes de hacerlo horizontalmente. Tenemos que enfrentar lo que nos mueve antes de lidiar con la manera que reaccionamos el uno al otro. Toda relación es victimizada en alguna manera cuando buscamos en las criaturas lo que por diseño solo podemos conseguir en Dios. Cuando Dios está en su justo lugar, estamos en camino de poner a la gente en su justo lugar. Pero hay más. Estoy convencido de que solo en la adoración a Dios en nuestro matrimonio podemos encontrar una razón para continuar.

¿COMO LUCE UN MATRIMONIO BASADO EN LA ADORACIÓN

A DIOS?

Pablo dijo algo asombroso en Gálatas 5:14: Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” He pensado acerca de esto muchas veces. Si yo hubiese escrito estas palabra, “toda la ley en esta sola palabra se cumple,” creo que habrían sido seguidas por, “amarás a Dios sobre todas las cosas.” Pero esto no es lo que Pablo escribió. ¿Cómo es que el amor al prójimo resume todo lo que Dios nos ha llamado a hacer? El principio integrado en estas palabras es increíblemente práctico e instructivo cuando los comprendes. Es solo cuando yo amo a Dios sobre todo, que voy a amar a mi prójimo como a mí mismo. Fundamentalmente, las dificultades en nuestros matrimonios no vienen por no amarnos suficiente el uno al otro. Suceden porque no amamos suficiente a Dios; y por no amar a Dios suficiente, no nos tratamos el uno al otro con la clase de amor que hace funcionar los matrimonios.

Considere los Diez Mandamientos: es solo cuando guardamos los primeros cuatro mandamientos (que tienen que ver con la adoración a Dios) que guardaremos los últimos seis mandamientos (que tienen que ver con el amor a nuestro prójimo). El amor horizontal sólido siempre comienza verticalmente. Una vida que se centra en la otra persona de manera permanente y perseverante no fluye de una atracción romántica, de compatibilidad de caracteres o de estilos de vida similares. Es solo cuando vivo una vida de adoración a Dios celebratoria y reposada que dejo de tomarme demasiado seriamente a mí mismo y soy libre para servir y celebrar a otros.

Probablemente ya agoté tu paciencia y estarás pensando, “¡vamos Paul, ve al punto y ayúdame a entender cómo luce esto!” La adoración que te da un amor marital sólido y una razón para continuar fluirá de tres maneras en las que debes adorar a Dios.

1) Un matrimonio de amor, unidad y entendimiento fluirá de una cotidiana adoración a Dios como Creador.

Es solo cuando miras a tu esposa y vez en ella la gloria creativa y artística de Dios que la tratarás con la dignidad y el respecto que un matrimonio sano requiere. Dios creó cada aspecto de tu persona. Él administró cada elección de tu constitución. Determinó cuán alto serías, si tendrías la tendencia a ganar peso, cuál sería el color de tus ojos, la textura de tu pelo, la forma de tu nariz, el tamaño de tus manos, el tono de tu voz, tu personalidad innata, tus dones naturales, el tono de tu piel, el grado natural de tu físico y atletismo, o si serías metódico, analítico o relacional. Tú no escogiste ninguna de estas cosas. No te levantaste a los seis meses y dijiste, “creo que cuando crezca seré un tipo metódico,” o “voy a ocuparme en desarrollar una nariz larga y delgada porque eso beneficiará la simetría de mi rostro.”

Todas estas cosas fueren hechas por el divino artista que tiene una infinita creatividad. Pero hay momentos en nuestro egoísmo, cuando la otra persona interfiere en lo que queremos, que desearíamos subirnos al trono del creador y re-crear a nuestro esposo o esposa conforme a nuestra propia imagen, o al menos conforme a la imagen de alguien con quien sería más fácil vivir. La esposa relacional quiere cambiar a su esposo metódico en un clon de ella. El esposo analítico quiere re-crear a su esposa emocional en una pensadora desapasionada como él. El esposo se irrita por la voz chillona de su esposa o la esposa se impacienta por la lentitud con que su esposo hace las cosas.

De manera sutil o no tan sutil, todos cuestionamos al Creador, y al hacerlo deshonramos y faltamos al respecto a nuestro esposo o esposa. Terminamos criticando a nuestro cónyuge por cosas que él o ella no eligió. Terminamos pidiéndole que cambie en áreas donde simplemente no es posible. Yo no me puedo hacer más alto. No puedo alterar el rango natural de las características personales con que Dios me creó.

Cuando celebramos al Creador, nos vemos el uno al otro con asombro y gozo. Cuando ves a tu cónyuge y ves la gloria del Creador, te sientes bendecido por las formas en que es diferente. Te causa asombro y eres respetuoso de las experiencias y perspectivas que ha traído a tu vida y que nunca abrías tenido sin ese cónyuge. Y buscas maneras de expresar tu honor por tu cónyuge y por lo que los dedos del Creador hicieron.

2) Un matrimonio de amor, unidad y entendimiento fluirá de una adoración diaria a Dios como soberano.

¡Probablemente ya habrás notado que tu vida no es conforme al plan que tú tenías! La semana pasada no salió como la habías planeado. Cada una de nuestras historias está siendo escrita por otros. Piensa esto: quince años atrás no podrías haber escrito sobre la situación en que te encuentras ahora mismo mientras lees este libro. Igualmente, tu matrimonio es un drama en desarrollo escrito por el sabio control de un Dios amante y soberano.

Yo fui confrontado con esto el primer momento de mi relación con Luella. Estaba de pie detrás de ella en la línea del almuerzo de un nuevo año en la universidad. La línea era en un campus universitario en Carolina del Sur. Luella había sido criada en Cuba y yo en Toledo Ohio. No hay manera posible que hubiésemos podido controlar todas las cosas que tenían que ser controladas para garantizar que estaríamos en esa línea juntos, no solo el mismo día sino el mismo momento preciso durante el día.

Dios controló todo el proceso. El controló todas las influencias culturales que nos formaron. Controló todos los valores familiares que ayudaron a formarnos. Controló todas las situaciones, lugares y experiencias que ayudaron a conformar las formas particulares en que pensamos y en que respondemos a la vida.

Nosotros traemos al matrimonio todas esas influencias culturales y familiares, de modo que venimos con una lista de suposiciones que no son las suposiciones de nuestro cónyuge. Venimos con expectativas culturales que no son las expectativas de nuestro cónyuge. Venimos con horarios y expectativas sobre gustos, y relaciones que la otra persona no tiene. Uno espera que la cena sea un momento apresurado de ingesta alimenticia, mientras el otro espera que sea un tiempo sereno para comer y conversar. A uno no le importa si la casa se mantiene desordenada, mientras el otro está entrenado a esperar y mantener un ambiente nítido. En una familia, las reglas del esposo y la esposa eran definidas y evidentes; en la otra familia las reglas eran imprecisas. Una familia pensaba sobre el dinero como algo que hay que gastar, la otra pensaba como algo que hay que ahorrar. Podríamos multiplicar un ejemplo tras otro.

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Hacim:
380 s.
ISBN:
9781629460024
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