Kitabı oku: «Historia de Venezuela, Tomo II», sayfa 26
CAPITULO SSESENTA Y UNO
Como Lope de Aguirre bolvio al pueblo y mato a Martin Perez, su maese de campo, y a causa porque, y como torno a soltar a los vezinos.
Llegado Lope de Aguirre a la punta de las Piedras con sus ochenta marañones, muy bien armados, hallo que el fraile con su nauio y jente se avia lebantado de aquel puerto e yua nauegando la buelta del pueblo; y como esto uio, sin detenerse alli mas tiempo, dio luego405 la buelta con su jente al pueblo, dandose toda priesa en el caminar, porque el nauio no llegase primero y ouiese algun mal rrecado.
Viendo su maese de canpo como boluia su General, saliole a rreceuir al camino con todos los demas arcabuzeros que con el auian quedado, haziendole muy gran salua de alcabuzeria y dandole muy gran muestra todos de alegria con su llegada, abrazandose vnos a otros como si uviera mucho tiente406 que no se auian bisto. Se entraron todos en el pueblo y fortaleza, donde hallo Aguirre a todos los uezinos en las prisiones que el auia dejado, y en este tiempo aun no auia llegado el nauio.
Tenia Lope de Aguirre un capitan de ynfanteria llamado Cristoual Garcia, que hera antes calafate, el qual, o por odio que tenia al maese de Campo, o por uentura deseando el auer aquel oficio, procuro poner mal al maese de canpo con el Aguirre, conociendo del que bien poca ocasion hera menester para matar al mas amigo, y asi, fynxiendo vna manera de amistad y zelo que dezia tener de la honrra y uida de su jeneral, le dijo: «Señor, ago sauer a vuestra merced que en su canpo ay mucho mas mal del que se puede pensar. Martin Perez, su maese de canpo, tiene conbocados muchos amigos suyos para matar a vuestra merced y el alzarse con la jente y nauios e yrse con ellos a Francia, para lo qual tuuieron liga y junta y se conjuraron, y en confirmacion dello an comido oy todos juntos en la fortaleza con gran solenidad, tañendo tronpetas y tocando atabales y haziendo otras muchas muestras y señales de alegria. Suplico a vuestra merced que lo mande rremediar todo y no pase adelante vna traicion como esta, que si vuestra merced nos falta todos somos perdidos.»
Aguirre le agradecio el auiso, y le pregunto que si tenia algun testigo que supiese de aquello, y le dijo que si, que un pajecillo suyo, mestizo, no echandolo de uer los de la liga, se auia hallado presente a hello y lo auia oydo todo; y trayendo al muchacho ante Aguirre, por ventura yndustriado en lo que auia de dezir, le dijo el muchacho al traidor que el se auia hallado presente y les auia oydo a Martin Perez y a los demas lo que su amo auia dicho. Demas desto supo Aguirre que aquel propio dia, estando en la plaza Martin Perez en vna rrueda de soldados, movieron platica entre hellos, diziendo que si acaso le sucediese a Lope de Aguirre, su jeneral, alguna desgracia a donde auia ydo con la jente del fraile, que quyen los auia de gouernar; rrespondio Martin Perez aquysto407 yo, que seruire a todos y hare lo que soy hobligado si el uiejo falta.
Con estas dos falsas ynformaciones se determino Lope de Aguirre de matar a su maese de campo, para el qual efeto aperciuio a un Chaues, mochacho en hedad y biejo en bellaquerias, y a otros de su guardia, mandandoles que luego como entrase Martin Perez, a quyen el auia ynuiado ha llamar, lo matasen; y asi ynuio vn soldado o criado suyo a llamar al maese de Campo, que bien descuidado estaua desto, y entrando por la plaz408 camara de la fortaleza, donde estaua Lope de Aguirre, y llegando por detras el Chauezillos le tiro vn arcabuzazo y lo hirio muy mal, y luego acudieron los demas y le dieron tantas estocadas y cuchilladas, asi en el cuerpo como en la caueza que por muchas partes le hicieron echar las tripas y sesos de fuera; y con el tormento destas heridas andaua el proue de Martin Perez huyendo por la fortaleza y diciendo, confision, confision, y los sayones tras del hasta que lo acauaron de matar el ministro Chauezillos derriuandolo hen el suelo y degollandolo con vna daga que tenia.
Hicieron tanto alboroto estos ministros del diablo con la muerte deste malauenturado409, que todos los uezinos quen la fortaleza estavan, creyeron que los querian matar. Ya ciegos con el temor, honbres y mugeres, se escondieron deuajo de las camas y en otros lugares oscuros donde les parecia que no los uian, haciendo lo que haze la perdiz quando vye o se asconde del que la persigue, que metiendo la caueza entre las pajas, deja lo demas del cuerpo fuera.
Algunas personas se arojaron de las uentanas y almenas de la fortaleza, pero con el miedo que lleuauan aforrados sus corazones, no sentian el tormento del golpe410 que dauan. Vna Maria de Trujillo, muger de un Francisco de Rriuera, alcalde, se arrojo por vna bentana vien alta de la fortaleza a la calle, y nunca se hizo mal, aunque dio gran golpe en el suelo; y de lo alto de lo omenaje se arrojaron vn Domingo Lopez y un Pedro de Angulo, vezinos, y no se hicieron mal nenguno, y se huyeron y fueron a esconder al monte.
La demas gente del traidor estavan en la plaza con muy gran sobresalto del alboroto que auian oydo, por no sauer lo que hera, y tenian entre si muy gran mormullo, por lo cual se asomo Lope de Aguirre a una uentana y dixo a todos los que en la plaza estauan ynorantes de lo que auia sucedido hacerca de la muerte del maese de canpo, que se sosegasen y supiesen quel estruendo que en la fortaleza auia, hera que el auia mandado matar a Martin Perez, su hijo y maese de canpo, porque lo auia querido matar a hel y amotinarse contra su jeneral y alcarse con la jente; y con esto que les dijo los aplaco y ssosego.
CAPITULO SSESENTA Y DOS
De lo que hizo un Llamoso411 con el cuerpo muerto de Martin Perez, maese de campo.
Hecho esto que ariua se a contado, y estando Martin Perez, maese de canpo, muerto en el suelo, y Lope de Aguirre alli junto, vio acaso un Anton Llamoso, capitan de su municion y muy grande amigo suyo, el qual asi mesmo le auia412 dicho que hera o auia sido vno de los del concierto o liga con Martin Perez para matar Aguirre: y biendolo, que aun no estaua muy sosegada la jente y carniceros que abian muerto a Martin Perez, porque aun todauia se tenian las armas en las manos, le dijo: «Veni a aca, Anton Llamoso, hijo mio, tambien me dizen que bos herades vno de los de la Liga con el maese de canpo; pues como, toda esa hera el amistad, y en tan poco teneis el mucho amor que yo os e tenido y tengo.»
Los ministros y carnizeros de Aguirre, como oyeron esta platica, pareciendoles que Aguirre les haria del ojo para que matasen a Llamoso, se pusieron muy a punto, mas el Anton Llamoso, no tardandose en rresponder, comenzo a descargarse, dando sastifaciones a Lope de Aguirre, zertificandole con muchos generos de juramentos, mezclados con muchas blasfemias, que se lo lebantaron, y que nunca le auia pasado por el pensamiento cometer semejante traicion ni maldad, lo qual se lo pudo muy vien crer, segun la boluntad tenia al traidor413 y a sus cosas; y pareziendole que el Lope de Aguirre no daua muestra de tener por bastante descargo ni satisfacion lo que el le decia, arremetio con el cuerpo del Martin Perez, que estaua tendido en el suelo con muchas cuchilladas en la caueza, por las quales se le parecian los sesos, y delante de todos los que presentes estauan, se hecho sobre el cuerpo muerto, diciendo: a este traidor, que semejante maldad y traicion queria cometer, veuelle la sangre. Puso su boca en las heridas que en la caueza tenia el Martin Perez con vn animo mas de demonio que de honbre vmano, y comenzo a chupalle la sangre y sesos que por las heridas corrian de la caueza del muerto y tragallo.
Puso esto tanta admiracion a todos los questauan presentes, que no vbo honbre que no quedase espantado deste echo, y Lope de Aguirre muy sastifecho del Llamoso, y asi, despues no obo honbre que le sustentase ni quedase con el hasta que lo mataron, sino fuese este Llamoso.
Acabado esto, mando Lope de Aguirre luego que se fuesen los uezinos a sus casas con sus mugueres, que en esta sazon los tenia presos, amonestandoles y exortandoles que de alli adelante no rreynase hen ellos ninguna alteracion ni bullicio, y tuuiesen con el el amistad que hera rrazon y perdiesen todo el temor y miedo que tenian, porque entonzes se acauauan y auian fin todas la muertes y crueldades que auian sucedido, porque el autor de hellas hera Martin Perez a quyen el auia muerto; y con esto se fueron todos a sus casas.
Muchos fueron de opinion que en esto que Lope de Aguirre dijo, de que Martin Perez, su maese de campo, auia caussado las muertes y daños de hasta alli, mintio hen ello, porque antes le estoruo muchas mas crueldades que queria hazer de las que hizo.
Quyto en esta sazon el cargo de su capitan de su guardia, que auia dado a un Niculas de Susaya quando mato a su Principe, porque tanbien le dijeron que auia sido de los de la liga con Martin Perez, y lo dio a un Rrouerto de Susaya, baruero, muy grande amigo y panyaguado de Lope de Aguirre.
CAPITULO SESENTA Y TRES
De como el nauio del Prouincial surxio en el puerto de la Margarita, y una carta que le scriuio Aguirre, con la suma de lo que el Prouincial le rrespondio, y la muerte de dos soldados.
Pasadas estas cosas, vn martes por la mañana, parecio o amanecio el nauio del Prouincial sobre el puerto, que por tener o auerle hecho el tienpo algo contrario, no auia podido arriuar desde el domingo, que partio del puerto de las Piedras, y llegandose todo lo que pudo al puerto, surxio hobra de media legua de tierra, porque con la artilleria que Aguirre tenia no le hiciese mal.
Lope de Aguirre no rreciuio ningun contento de que el nauio se le ouiese hacercado tanto ni ouiese surxido, y asi luego puso su jente en horden de guerra, y creyendo quel fraile o prouincial queria echar su jente en tierra, se salio el de la fortaleza por la playa adelante, en hordenanza con sus soldados, lleuando consigo cinco falconetes de bronze que avia traido del Marañon, y uno de hierro que auia tomado en la Margarita, todos cargados para disparar quando fuese tiempo.
Los soldados del nauio, saltando en vnas piraguas que consigo traian, se azercaron mas a tierra, de suerte que podian oyrse los vnos a los otros lo que dezian, y diciendo a los de Aguirre de crueles traidores, les rrespondian hellos otras uellaquerias mayores, y asi se deshonrrauan de palabra los vnos a los otros con muchos generos de vituperios; mas con todo esto nunca saltaron en tierra.
Tenia puestas en el navio muchas vanderas414 y estandartes rreales tendidos en banda; y biendo Aguirre que la jente del nauio no saltaua en tierra, se boluio con los suyos a la fortaleza, y acordo escreuir vna carta al Prouincial, que la letra decia415 desta manera:
«Muy magnifico y rreuerendo señor: Mas quysiera hazer a vuestra paternidad el rreciuimiento con rramos y flores que no con arcabuzes y tiros de artilleria, por auernos dicho aquy muchas personas ser mas que generoso en todo, y cierto por las hobras emos uisto oy en este dia ser mas de lo que nos dezian, por ser tan amigo de las armas y exercicio militar como lo es V. P., y ansi uehemos que la honrra e uirtud y nobleza alcanzaron416 nuestros mayores con la espada en la mano.
»Yo no niego, ni todos estos señores que aqui estan, que salimos del Peru para el rrio Marañon a descubrir y poblar, dellos cojos, dellos mancos y dellos sanos, y por los muchos trauajos que emos pasado en Piru, zierto hallar tierra, por miserable que fuera, para anpararnos hen ella, para dar descanso a estos tristes cuerpos, questan con mas costuras que rropas de rromeros; mas la falta de lo que digo y con los muchos trauajos que hemos pasado, hazemos quenta que uiuimos de grazia, ssegun el rrio y la mar y la hambre nos an amenazado con la muerte, y asi, los que uinieren contra nosotros, hagan quenta que vienen a pelear con los espiritus de los honbres muertos, y los soldados de V. P. nos llaman traidores: deuelos castigar, que no digan tal cosa, porque acometer a Don Felipe, rey de Castilla, no es sino de generosos y de grande animo, porque si nosotros tuuieramos algunos oficios rruines dieramos horden a la uida, mas por nuestros hados no sauemos sino hazer pelotas y amolar lanzas, ques la moneda que por aca corre. Si ay por halla necesidad deste menudo, todauia lo proueheremos. Hacer entender a V. P. lo mucho que el Piru nos deue y la mucha rrazon que tenemos para hazer lo que hazemos, creo sera ynposible. A este efeto, no dire aqui nada dello.
»Mañana, plaziendo a Dios, enbiare a V. P. todos los traslados de los autos que entre nosotros se an echo, estando cada uno en su liuertad como estauan; y esto digolo en pensar que descargo piensan dar esos señores que ay estan, que juraron a Don Hernando de Guzman por su rrey y se desnaturaron de los rreinos despaña y se amotinaron y alzaron con vn pueblo, y usurparon la justicia y los desarmaron a hellos y a hellos y a otros muchos particulares y les rrouaron las haziendas, y endemas Alonso Arias, sargento de Don Hernando, y Rrodrigo Gutierrez, su jentil onbre. Desotros señores no ay para que hazer quenta, porques echa falonia; aunque de Arias tanpoco la hiziera sino fuera por ser estremado oficial de azer jarcias. Rrodrigo Gutierrez cierto honbre de bien es si siempre no mirase al suelo, cierto en seguia417 de gran traidor. Pues si acaso ay aportado vn Gonzalo de Zuñiga, padre de Seuilla, cesijunto, tengalo V. P. por un gran chocarrero, y sus mañas son estas: el se hallo con Aluaro de Oyon en Popayan, en la rreuelion y alzamiento contra su Magestad, y al tienpo que iban a pelear dejo su capitan y se huyo, e ya que se escapo dello se hallo en Piru, en la ciudad de San Miguel de Piura, con de Silua en vn motin y rrouo la caxa rreal del Rrey, y mataron la justizia, y asi mesmo se le vyo. Honbre es que mientras ay que comer es dilijente, y al tienpo de la pelea sienpre vye, aunque sus firmas no pueden huir. De solo vn honbre me pesa que no esta aqui, y es Salguero, porque teniamos gran nezesidad del para que nos guardara este ganado, que lo entiende muy bien. A mi buen amigo Martin Bruno, y Anton Perez, y Andres Diaz, les ueso las manos, y a Monguia y Artiaga, Dios los perdone, porque si estuuieran biuos tengo por ynposible negarme, cuya muerte o uida suplico a V. P. me haga sauer, avnque tanbien queriamos que todos fuesemos juntos418, siendo V. P. nuestro patriarca, porque despues en creher en Dios el que no es mas que otro no vale nada; y vaya V. P. a Santo Domingo, porque tenemos por cierto que le an de desposeher del trono en que esta, y para esto Cesar o nichil419. La rrespuesta suplico a V. P. me escriua, y tratemonos bien, y ande la guerra, porque a los traidores Dios les dara pena, y a los leales el Rrey los rresucitara, aunque asta agora no uemos que a rresucitado ningunos. El Rrey ni sana heridas ni da uidas420. Nuestro Señor la muy magnifica y rreuerenda persona de V. P. guarde y en gran dignidad acreciente. Desta fortaleza de la Margarita beso las manos a V. P. su seruidor, Lope de Aguirre.»
Esta carta escrita, la ynbio con vnos yndios en vna canoa o piragua al nauio, y rresceuida por el Prouincial, y bista por los demas, les encito a gran rrissa las cosas que en ella vierron escritas, que mas parecen desatinos o chocarrerias que rrazones de capitan general. El Provincial le rrespondio como rreligioso y doto, persuadiendole que se apartase de aquel camino tan herrado que lleuaua y se rredujese al seruicio del Rrey, y que ya que con la zeguedad y ostinacion que tenia no lo quysiese hazer, que como a cristiano le encargava la beneracion de los tenplos y cosas sagradas y dedicadas a Dios, y la honrra de las mugeres, y que por amor de Dios cesase de hazer mas daños y crueldades en aquella isla, que bastauan los echos, y que Monguya y Artiaga estauan biuos y heran muy buenos seruidores de su Magestad, y en lo que hicieron cunplieron con la hobligacion que tenian.
Enuiada esta rrespuesta, que hera ya tarde, tendio las uelas a su nauio y dio la buelta a Maracapana, para de alli yrse a Santo Domingo a dar el auiso, como lo dio, del traidor de Aguirre y de su suceso.
En esta sazon quel nauio estubo surto, fueron hallados dos soldados de los de Lope de Aguirre, el vno llamado Juan de Sanjoan y el otro Paredes, fuera del pueblo, en la playa de la mar, descansando o rreposando deuajo de unos cardones, y algunos questauan mal con ellos les leuantaron questauan alli esperando coyuntura para poderse yr al nauio, lo qual sauido por el traidor los mando luego colgar del rrollo sin confission.
No mas de por esta ocasion algunas personas an afirmado que la uenida del Prouincial a la Margarita o a uista della, causo mas daño que prouecho, porque por uello tan zerca Lope de Aguirre mato a Don Juan y a los demas; y que asi mesmo pudiera hazer mucho prouecho y que no lo hizo, porque con echar su jente en tierra y con otros uezinos de la isla que andaban al monte, podian desde lejos hazer muestra421 y rrecoxer muchos de los soldados que Aguirre traia consigo muy contra su boluntad, los quales luego que bieran algun fauor se fueran al anparo422 y abrigo del Rrey, y asi pudiera ser que alli se le huyera toda la mas de la jente a Aguirre y no saliera de la isla con tanta pujanca; a todo lo qual se rresponden dos cosas: la una, que no hera adeuino el fraile prouincial para sauer si traia soldados Aguirre contra su boluntad, antes por las cosas que todos en general hazian, se crehee que le seguian de muy buena boya; la otra, es que pudiera ser que si saltara en tierra hiciera mas daño que no saltando, porque como Aguirre hera tan cruel y carnizero, por que los uezinos no se fueran a juntar con el Prouincial, y por prendar mas a sus soldados, pudiera ser que matara assi a honbres como a mugeres, y de hecho se crehe que lo hiciera, y asi ya que no azerto el Prouincial en dar la uista que dio a la Margarita, no herro en no saltar en tierra, y en todo se deue tomar el santo zelo del Prouincial, que nunca fue de perjudicar a nadie ni de dar causa a ningun daño, y se puede del creher que si pensara que de su uenida alli auia de rredundar en daño de mas minimo español de los que en la isla estauan, que antes permitiera pasar otro graue trauajo que dar esta causa, con la qual se estirpa toda la culpa que algunos le an querido echar tan sin rrazon.
CAPITULO SSESENTA Y QUATRO
Del alboroto y miedo que obo hen el Rreyno con la nueua de la benida de Aguirre, y de las personas que fueron señaladas para yrle a rresestir, y la horden que lleuaron de los sseñores del Audiencia.
Rrezeuidas las cartas de auiso en el nuevo Rreyno de Granada, que el capitan Pedro Brauo de Molina, justizia de Merida, scriuio y enuio sobre el alzamiento y rrebelion de Lope de Aguirre y sus secazes, obo muy grande alboroto en todos los pueblos del, presumiendo que con la mucha pujanza que Aguirre tenia de armas y jente yntentaria pasar por su tierra y los pondria en algun aprieto y desasosiego, por lo qual los que gouernauan toda la prouincia, quera el llicenciado Grageda y el llicenciado Artiaga y el llicenciado Angulo de Castrejon y el llicenciado Villafaña, oydores del Audiencia Real de su Magestad tiene en la ciudad de Santafee, en el ualle de Bogota, acordaron y determinaron poner toda la jente y pueblos del distrito a punto de guerra, nonbrando por capitan general de toda la gente que siendo nezesario se juntase para esta guerra, al mariscal Don Gonzalo Ximenez de Quesada, que despues fue Adelantado, persona de gran suerte y balor, y por maese de canpo a Hernan Banegas, capitan y vecino de Santafee, hombre graue y de mucha calidad, asi por parte de antigua genealogia de los Uanegas de Cordoua, de donde procede, como por las prouincias quel apaciguo y poblo, que poblo423 en el Nueuo Rreyno, y por capitanes de a cauallo a Juan de Zespedes, vezino y capitan asi mesmo de Santafee, y a Gonzalo Xuarez, poblador, vezino y capitan de la ciudad de Tunja, y por capitanes de ynfanteria a Juan Rruiz de Orejuela, uezino de Santafee, todos descubridores, conquystadores y pobladores del Nueuo Reyno, y por capitan de la guardia o del sello rreal nonbraron a Gonzalo Rrodriguez de Ledesma, natural de Zamora, vezino de Santafee, y asi mesmo nonbraron en cada pueblo de los demas de su distrito vn capitan para que hiciese rreseña de la gente que auia, para que con las armas que tuuiesen estuuiesen todos a punto para quando fuesen llamados.
Escriuieron al capitan Pedro Brauo de Molina, que es el que auia dado el auiso, agradeciendole el cuidado y dilijencia que hen ello auia puesto, mandandole que en ninguna manera desanparase su pueblo, aunque el Gouernador de Benenzuela le ynbiase a pedir socorro, sino que se estuuiese en el con toda su gente a punto, poniendo todo cuidado y solezytud en dalles auiso por la posta de las nueuas que tuuiesen de la uenida de Aguirre o de su suceso, e que si acaso vuiesse de pasar por aquel pueblo de Merida, alzase todas las comidas a la rredonda y se uiniese delante del quytandole los mantenimientos y no curase de dalle nenguna vista, porque hera mucha la pujanca que el traidor y su jente, y de uerse con el no podia dejar de rreceuir algun notable daño; y juntamente con esto ynbiaron con toda breuedad a dar mandado y auisso a las Gouernaciones de Popayan, Santa Marta y Cartaxena, mandando a los Gouernadores dellas questuuiesen aperceuidos con su jente para si fuese pedidoles socorro, y si el amotinado con su jente aportase a sus Gouernaciones que hiciesen el deuer en todo.
Echa rreseña y discrecion en el Nueuo Rreyno de Granada de la jente que podia salir en canpo a dar batalla a los amotinados, se hallo que quedando gente de guardia en los pueblos de Santa Fee, Tunja, Velez, Panplona, Ibague, Tocaima, Marequyta y Billa de San Cristoual, podian salir a dar batalla en el canpo mill y quinientos soldados muy bien aderecados424, los quatrocientos piqueros y mas de los docientos arcabuzeros, y los demas gente de a cauallo y rrodeleros. Toda esta jente mandaron los Oydores e Gouernadores que se estuviesen en sus pueblos a punto de guerra y con las armas aderezadas, haciendo de tantos a tantos dias sus rreseñas, para que quando fuesen llamados acudiesen donde les fuese mandado.
Los soldados y jente prinzypal de la ciudad de Santa Fee y de otros pueblos del Rreino, con el bullicio de la guerra mouian entre si muchas platicas sobre lo que seria mas azertado, salir al enquentro a los amotinados al camino o esperallos en lo que llaman el rriñon del Rreino, y azerca desto auia diuersidad de opiñones, porque algunos heran de parezer que junta la jente de guerra, no haciendo ausencia del canpo la Rreal Audiencia que rrepresentaua la persona rreal, esperasen al traidor en el Rreyno o rriñon del, en la prouincia de Tunja, hacia la parte de Panplona, que hera por donde auia dentrar Aguirre, en vnas poblazones que llaman Zeniza, que es tierra esconbrada y llana y abundante de comida y mantenimientos. Otros decian que lo mas azertado hera que el capitan jeneral del Rreyno, con toda la gente del Rreyno de guerra y aderezos para hella, se fuese a una prouincia questa entre Panplona y la uilla de San Cristoual, llamada Ququta, y que alli esperasen al traidor y se le diese la batalla, porque quando Aguirre con su jente llegase a esta prouincia de Ququta, no podian dejar de llegar o muy cansados y deuiletados, asi por el mal camino que asta alli tenian que andar, como por el poco socorro y mucha falta de comida que abian de tener, y asi facilmente serian desuaratados.
Entendidos estos parezeres por los superiores, mandaron que zesase la platica por entonzes, y que en segundando la nueua y sauiendo cierto que el traidor que auia dentrar en el Rreino, se daria la mejor horden que conuiniese y se diria lo que se auia de hazer, aperciuiendo asi mesmo a los capitanes y encargandoles questuuiesen a punto con su jente y armas, los quales lo hicieron tan bien, asi uezinos como soldados, que en pertrecharse de armas para la guerra y adornar sus personas de rricos y lucidos uestidos de oro y plata y sedas muy fynas, gastaron mucha suma de pesos de oro, sin que el Rrey les diesse un solo marauedid de acostamiento para ayuda del gasto.
Pusose asi mesmo mucha diligencia en sauer si en las prouincias del Nueuo Rreyno auia algunos soldados de los que en tiempos pasados auian estado en Piru y halladose en las rrebeliones y alcamientos de Pizarro y Francisco Hernandez Giron y de los demas alterados, para prendellos y ponellos a rrecaudo.
Tenían y tuuieron guardia todo el tiempo que turo la esperanza de la uenida del traidor en las casas rreales, donde esta el sello de su Magestad, la qual tenia a cargo de poner el capitan de la guardia Gonzalo Rodríguez de Ledezma. Velauan cada noche mas de treinta honbres armados, y asi estuuo todo el Rreino con este sobresalto y en arma a punto de guerra, desde que a el fue la nueua del alzamiento de Aguirre, que fue por el mes de Septiembre del año de sesenta y uno, hasta la Pascua de Nauidad del mismo año, que dieron las nueuas de como fue desuaratado y muerto; y lo mismo se hizo en las otras Gouernaciones que arriua emos nonbrado, y en las comarcanas; y con esto se buelue nuestra Istoria a proseguir adelante con las crueldades y lo demas que Lope de Aguirre en este ynterin estaua haziendo en la Margarita.