Kitabı oku: «Historia de Venezuela, Tomo II», sayfa 29
CAPITULO SETENTA Y CINCO
De como enuio Aguirre a pedir cauallos a la Ualencia, y como ahorco al mercader y a un soldado.
Como las caualgaduras que en este pueblo de la Burburata se auian hurtado heran todas las mas zerradas, acordo Aguirre de detenerse alli algunos dias para domallas, porque sino las domaua no podia lleuar su municion y artilleria, en los quales457 hizieron todas las maldades que pudieron, vsando de diuersos modos en el echar a perder lo que topauan por alli escondido de los uezinos, los quales assi rropas como otras cosas de comer auian escondido en muchas partes deuajo de la tierra, y sacandolas de rrastros se aprouechauan dellas. Otros hazian guisar todas las cosas que auian de comer, con uino. Otros desfondauan las pipas de uino por vna parte, y poniendolas derechas hazia arriua se metian dentro y se uañauan en uino, y asi usaban destos ynstrumentos y de otros por echar a perder todo lo que topauan.
Lope de Aguirre, viendo que las cabalgaduras que alli tenia y estaua domando, no uastauan para lleuar todo el carruaje y bagaje, acordo screuir vna carta a los uezinos de la Ualencia, como honbre poderoso, en que les ynuiaua a dezir que el tenia determinado de no yr ni pasar por su pueblo, sino por otra parte pensaua pasar al Nueuo Rreyno e a Barquysimeto, y que para auiarse tenia necesidad de que cada uezino de los de aquel pueblo le ynuiasen vn cauallo por sus dineros, que el los queria pagar muy bien; y que con ellos ynbiasen persona de rrecaudo que tomase o rreciuiese la paga, y que demas de pagallo el muy bien, con hazerlo asi rredimirian muchas uejaciones y daños que el y sus soldados les podian hazer yendo por su pueblo, lo qual le zertifycaua que harian sino le ynuiaban los cauallos que les pedia ni por sus dineros. Los uezinos, aunque rrecivieron la carta, no curaron de rresponder nada a hella, teniendo ya noticia de las buenas hobras y hechos de Lope de Aguirre y sus secazes.
Sucedio asi mesmo que andando a hurtar estos ministros de Aguirre, vno de ellos topo o desenterro vna botija de azeitunas que vn Pedro Nuñez, mercader, questaua preso entre los traidores, de quyen arriua hemos contado que le quyso tirar con la zelada, avia escondido con cierto oro dentro; y teniendo noticia el Pero Nuñez de como aquel soldado auia hallado su botija con el oro, se fue a Lope de Aguirre y le dijo que aquel soldado habia hallado aquella botija con las azeitunas y el oro, que le suplicaua que le mandase dar su oro. Aguirre mando llamar ante si al soldado y le pregunto por la botija y por el oro, y el soldado dijo que hera uerdad quel auia hallado la uotija, pero quel oro no lo auia hallado. Aguirre, para mas aueriguacion del negocio le pregunto que con que estaua tapada la uotija. El Pero Nuñez le dijo que con brea. El soldado trajo ante Aguirre vna tapadera de yeso, la qual uista por Lope de Aguirre le dixo, quyen en aquello le mentia que tanbien le mentiria en otra cosa de mas importancia, y asi le mando dar garrote; pero la causa principal de matar este mercader fue lo que le auia dicho antes, quando le quiso tirar la zelada.
Otro dia hazerto vn proue soldado, llamado Perez, marañon, que estaua algo enfermo y por rrecrearse y apartarse del pueblo y echarse junto a un arroyo que por zerca del pasaua, y acaso salio por alli Lope de Aguirre y lo topo echado, y le dijo: ¿que hazes aquy, Perez? El qual le rrespondio questaua muy malo, y Aguirre le rreplico luego de esa manera, señor Perez, no podreis seguir esta jornada: bueno sera que os quedeis en este pueblo. El soldado le rrespondio, como vuestra merced mandare; y boluiendose al pueblo mando a sus ministros, diciendoles: alli esta Perez muy malo, trahemelo aca y curalle hemos y hazerle hemos algun rregalo; los quales fueron luego y se lo trajeron, y mando despues que se lo ouieron traido, que lo ahorcasen, porque no quysiera este traidor que ningun soldado mostrara boluntad de quedarse en ninguna parte.
Sauido en el canpo como Aguirre mandaua matar aquel soldado, muchos de sus amigos y capitanes le fueron a rrogar que no lo matase, a los quales rrespondio muy enojadamente que ninguno le rrogase por honbre questuuiese tiuio en la guerra, y sin enbargo de los rruegos de sus capitanes y amigos lo mando ahorcar, y le puso un rretulo en los pechos que zia458: ahorcose este honbre por ynutil y dessaprouechado; y en estas crueldades y en otras gasto el traidor los dias que estubo en este pueblo.
CAPITULO SSETENTA Y SEIS
Que trata de como dos soldados se le huyeron a Lope de Aguirre, y lo que sobre hellos passo.
Ya que el traidor tenia domadas sus cabalgaduras y estaua aderezando de caminar de aquel pueblo para la Ualencia, dos soldados, deseosos de seruir al Rrey, y mas de librarse de las manos deste cruel traidor, el vno llamado Pedro Arias de Almesta y el otro Diego Alarcon, se huyeron del pueblo y sujecion de Aguirre, pareciendoles que por estar tan de camino no les459 detendria a buscallos. El traidor, visto esto, enuio luego los mas amigos suyos que fuesen a la estancia donde auian prendido al alcalde Chauez y le prendiesen a su mujer y a su hija, que alli estauan, y se las trujesen ante el, los quales lo hicieron ansi; y hallando estas dueñas en la estancia, questava quatro leguas del pueblo, las trajeron a la Burburata, donde su jeneral estaua; el qual desque las uio en su poder, mando al Chauez, marido y padre destas señoras quel tenia en su poder, que luego fuese y buscase estos dos soldados y los prendiese y se los ynuiase donde quiera que estuviese, y que si asi no lo hiciese que se las auia de lleuar consigo a Piru, y que asi mesmo hiciesse a los yndios que luego quytasen las puyas que en los caminos auian puesto, por cuya causa el no auia osado enuiar algunos de sus soldados en busca de los huidos, porque no se le enpuyasen, y que cumpliendolo asi el le daria luego a su mujer y a su hija, y dejandolo en aquel pueblo de la Burburata el se partiria.
Cargando en los jumentos que tenia toda su artilleria, y haziendo a los soldados que cada uno cargase no solo sus armas, pero todo el mantenimiento que por el camino auian de comer, y a las señoras muger e hija del Alcalde, y a su propia hija, con otras mugeres que el auia traido del Marañon, hizo caminar a talon460, dejando el pueblo tan asolado y quemado y perdido y destruido como al pueblo de la Margarita, y en el tres soldados que estauan enfermos, el vno llamado Paredes y el otro Marquyna y el otro Ximenez, cosa zierto muy nueua para el y que asta halli nunca auia echo.
Es de creher que el estaua tan saneado y confyado destos tres soldados que hellos no se quedauan de su boluntad sino constreñidos de la enfermedad que tenian, y por no poder caminar a pie, que por esto no los quyso matar, y asi antes de su enfermedad debian hellos de auer dado testimonio mediante sus hobras del mucho amor y afycion con que seguian Aguirre, y asi comenzo a marchar por el camino o derrota de la Nueva Balencia, y yendo caminando uio benir el traidor por la mar vna piragua en la qual parezia que uenia jente española hazia el pueblo y puerto de la Burburata; y con deseo de coxer a los que en la piragua venian, hizo que la jente no se detuuiese ni parase asta en cubrirse detras de una serrecuela que en el camino se hazia, con la qual se cubrieron de la vista de la mar, y llegando alli mando hazer alto, por que queria boluer a uer si podia hazer algun salto en el pueblo y prender a los de la piragua, y asi se alojaron alli, tras de aquella sierra, y despues de anochecido, tomando consigo el mismo Lope de Aguirre veinte y cinco o treinta arcabuzeros de los mas amigos, se boluio a la Borburata, y esparciendose por todo el pueblo, cada uno por su parte, buscaron si estaua en el alguna jente de la que avia uenido o parescido en la piragua y nunca hallaron a nadie; y como esto uieron se artaron todos de vino, especialmente Lope de Aguirre, que alzo tanto el brazo que ecediendo de la buena horden, se enbriago, y pudieron muy facilmente461, qualquiera de los que con el yba, matalle, porque despues de estar con el vino fuera de tino, se andaua solo por las casas de aquel pueblo buscando la gente de la piragua; de donde se colixe la poca boluntad que estos soldados, y aun todos los demas tenian de que Aguirre fuese muerto, o desuaratado, porque si hellos tuuieran algun zelo de lo que conuenia al seruicio de Dios y del Rrey y tuuieran boluntad de quytarse y apartarse de aquella engañosa livertad y de que zesasen los daños que aquel traidor hazia, facilmente lo pudiera qualquiera dellos matar esta noche que boluieron al pueblo de la Burburata, y asi todos los mismos se jatauan de la gran oportunidad que tuuieron entonzes para matalle, la qual asta alli nunca auian tenido, escusandose con dezir que Dios no fue seruido de que entonzes muriese, por que si Dios lo quysiera hello se hiziera, queriendo encubrir su malicia y peruerso deseo462 con la boluntad de Dios.
Los que en esta buelta de la Burburata mas ganaron fue tres soldados llamados Rrosales y Acosta y Jorge de Rodas, que con la oscuridad de la noche se huyeron en el propio pueblo, y el traidor y sus amigos, como estaban algo enbriagados con el vino, no echaron de ver los que faltauan asta que despues de amanecido, que ya el calor del bino se auia aplacado y con la luz del dia se ueian y conocian mejor, entonzes los echaron menos y se metieron Aguirre y sus secazes en algunas casas del pueblo, para estar alli en salto por si uiniese alguno al pueblo tomarlo descuidadamente.
CAPITULO SSETENTA Y SSIETE
De algunos alborotos que obo en el campo de Aguirre.
En el ynterin que el traidor Lope de Aguirre fue al pueblo a hazer lo que en el capitulo antezedente se a dicho, sucedieron algunos alborotos en el canpo, que me parecio que hera bien contallos, y fue asi: que aquel lugar donde aquella jente auia quedado alojada era esteril y muy falto de agua, y como la tierra hera muy calida la sed les constriño a yrla a buscar, y tomando algunos soldados todas las piezas y basijas que en el canpo auia, se fueron a vnas quebradas montuosas que algo lexos de alli estauan, para dellas traher el agua que pudiesen, en las quales estauan rrancheados algunos uecinos de la Burburata; y como sintieron o bieron yr la jente, entendiendo que los yban a buscar a hellos, y tomando consigo lo que pudieron se metieron el monte adentro a esconderse en parte que no los allasen.
Los que yban por el agua, rreconociendo por alli rrastro de jente, echaron por el alcabuco algunos yndios, metiendose por el monte arcabuco dieron en las chozas o ramadas donde auian estado los españoles o uezinos de la Burburata, y como las uieron desmanparadas, entraron dentro y hallaron cierto arto463 y otras uaratijas que los pobres ahuyentados no auian podido lleuar consigo, entre el qual estaua vna capa conocida, que hera de un Rodrigo Gutierrez que con Monguia se auia pasado al fraile, y en la capilla della estaua vna prouanza de abono que el Rodrigo Gutierrez hauia echo ante la justicia de la Burburata, en la qual estaua vn dicho y declaracion que Francisco Martin, piloto, auia dicho en abono del Gutierrez y contra Aguirre. Este Francisco Martin, piloto, es el que arriua auemos contado que hallo el traidor Aguirre en la Burburata y le dio los descargos y lo ynbio a buscar a sus conpañeros.
Lleuada esta prouanza al canpo la uio y leyo un Juan de Aguirre, mayordomo de Aguirre y a quyen el auia dejado encargado el canpo; y uiendo lo mucho que con su dicho abonaua y descargaua el Francisco Martin al Rrodrigo Gutierrez, se fue luego para el con algunos amigos ssuyos el qual estaua ya preso sobre hello y con el Anton Garcia, y dandole de puñaladas el mismo Juan de Aguirre y aun dandole otros con otras heridas y arcabuzazos, mataron desastradamente a este Francisco Martin, piloto, y le dieron el pago que justamente merecio, pues auiendose escapado de sus manos se quyso de su boluntad boluer a sus subjecion y tirania.
El Juan de Aguirre se descargo despues de desuaratado el Aguirre, diciendo: que hera verdad que el auia muerto aquel honbre por las muchos males e ynomias464 que cada dia uenia diciendo contra su Magestad y contra sus justicias y juezes y uasallos, yncitando a los soldados a que no se vyesen465 ni pasasen al Rrey ni a su seruicio, y por quytar dentro466 la jente tan mal tarzero467, auia tomado por ocassion aquel que auia dicho en aquella ynformacion.
Lo que de aquy dependio fue questando matando a este Francisco Martin, piloto, otro soldado marañon llamado Harana, queriendo acauallo de matar, le apunto con el alcabuz, y o de yndustria o porque no pudo mas, dio con la pelota al otro soldado que con el estaua preso, llamado Anton Garcia, y matolo; sobre lo qual algunos soldados altercaban, vnos diziendo que el Harana auia muerto al Anton Garcia de yndustria y que adredemente le auia tirado y que no hera bien hecho; otros, boluiendo por el Arana, dezian que no, sino que herro y le dio, y sobre esto se alborotaron muchos soldados, vnos con otros, y uiendo esto el Arana, le dijo: que el lo auia muerto porque se auia querido huir aquella noche, y questaua muy bien muerto, y se fuese a su quenta, que el General, su señor, lo tendria por uien, y con todo esto los soldados no dejauan de alterar sobre la muerte del Anton Garcia, alauandolo vnos y uituperandolo otros.
El Arana, pareciendole que aquel negocio yba de mal arte, y que si uenian a las armas podria el lleuar la peor parte, se fue corriendo a donde Lope de Aguirre estaua, y le dio noticia de lo que en el canpo auia, el qual luego, a la ora se uino, y los muertos se quedaron por muertos, y los uiuos por biuos, y el traidor se holgo mucho de la muerte destos soldados, especialmente por hauello echo su muy amigo Juan de Aguirre y Arana.
CAPITULO SSETENTA Y OCHO
De la yda que hizo Lope de Aguirre y su jente a la Nueua Balencia, y de la enfermedad que alli tuuo.
Otro dia de mañana se partieron deste alojamiento donde auian estado, siguiendo su uiaje a la Nueua Valencia. Hera el camino muy malo y aspero, y de muy altas sierras, por lo qual ni los soldados podian lleuar lo que del pueblo sacaron ni los cauallos suuir por las cuestas las cargas que les auian echado, por lo qual alijaron en este camino los soldados todo el mas bagaje de rropa que lleuaban; y biendo Aguirre que las caualgaduras se le cansauan y no podian lleuar las cargas, se las aliuiaron468 quytandoles mucha parte dellas y rrepartiendolas entre los soldados, a los quales hazia yr cargados como merescian; y por obligar algunos capitanes y personas princypales de su campo que se comidiesen a tomar parte de la carga que a las caualgaduras auian quytado, se cargaua el mesmo de todo el peso que podia lleuar y caminaua con hello, y por muchas partes del camino, que heran sierras e cuestas arriua por donde las caualgaduras no podian suuir la municion y artilleria que les auian cargado, lo suuian a cuestas los soldados, pasando mucho trauajo en cargar y descargar, y asi les fue forzoso dejar en el camino ciertos tiros de artilleria de hierro, y a esta causa caminauan muy poco cada dia y con muy mucho trauajo, porque en diez leguas que ay desde la Burburata a la Ualencia tardaron seis dias.
En este camino cayo malo Lope de Aguirre de lo mucho que en el trauajo, asi lleuando a cuestas su parte de la municion, como por la mucha congoja que rreceuia de uer el mal aliño que tenia y lleuaua en todo su canpo y en el lleuar de aquellas municiones. Aflixiole tanto la enfermedad que casi no podia yr a cauallo, y el dia que obo dentrar en la Balencia enuio delante todos sus amigos y capitanes, y se quedo el solo en el camino con algunos soldados que le lleuauan cargado en vna hamaca y otros le yban por el camino haziendo sonbra con vna bandera a manera de palio; y con el tormento que la enfermedad y el molimiento469 de la hamaca y del camino le daua, no auia arbol a cuya sonbra no se arrojaua y dando uozes dezia tendido en el suelo: «o marañones, matame, matame», y desta suerte le lleuaron cargado algunos soldados que agora blasoxnar del arnes470 que son muy seruidores del Rrey, los quales le pudieran entonzes muy seguramente y con mucha facilidad matar. Mas crehese que querian y deseauan biuir conforme y como tenian la boluntad.
Los capitanes y soldados que auian ydo delante se entraron en el pueblo de la Nueua Balencia, donde por no auer quien se lo rresistiese ni defendiesen, se aposentaron y alojaron muy a su boluntad, apartando la mejor casa para su capitan, que atras auian dejado enfermo, como se a dicho, el qual llego ya tarde y se aposento donde le tenian señalado sus capitanes, y alli estubo algunos dias muy al cauo y enfermo y sin poderse menear ni sin que le guardase nadie, porque todos sus priuados y capitanes andauan entendiendo en los negocios de la guerra, los quales heran buscar que vrtar y rrovar, y asi le entrauan a uisitar libremente todos los que querian, y aunque le hallauan tan propinquo a la muerte no obo ninguno que tuuiese animo para acauallo; despues de lo qual el traidor conbalezio y se mejoro y leuanto, y uiendo que de aquella prouincia no se le auia llegado nadie, daua muy grandes uozes, blasfemando de Dios y de sus santos, diziendo que los uezinos de aquella tierra heran peores que baruaros y muy pusilanimes y couardes y para poco; que como hera posible que no se le ouiese llegado vn soldado ni avn yndio; que no podia ymaxinar de que nacion fuese aquella jente, porque hellos solos rreusauan y auorrezian la guerra que desde el prenzypio del mundo los honbres la auian amado y seguido y husado, y que avn en el cielo la auia auido entre los angeles quando la caida de Luzyfer y sus sucazes, y por aquy dezia trecientos mill generos de disparates y aun herejias muy grandes.
Los soldados, entre las otras cossas que rrouaron en este pueblo de la Balencia, juntaron algunas yeguas y potros zerreros por domar, por lo qual, y para domallos, y por uer si se podia rrehazer de mas cabalgaduras para lleuar sus municiones adelante y para en que fuesen sus priuados y amigos y capitanes, se detuuo en este pueblo de la Nueua Balencia quinze dias y mas, haziendo los estragos y destruimientos que en los otros pueblos de atras auia hecho.
Luego que Aguirre convalezio y mejoro, mando que so pena de la uida ninguno no saliese del pueblo sin su lizencia y porque ya se le auian pasado algunos dias sin derramar sangre vmana por la enfermedad que auia tenido, al fyn vino a quebrantar su furia y desseo en un pobre soldado llamado Gonzalo, pagador, el qual ynorando lo que su capitan havia mandado, se aparto sin pedille lizencia, hobra de un tiro de arcabuz de el pueblo a coxer vnas papayas471 lo qual uisto por Lope de Aguirre le mando luego matar porque quebranto su ley.
Otras muchas cosas hizo este traidor en este pueblo de la Balencia, de las quales por su horden se hiran diziendo, y de otras que algunos uasallos de su Magestad hizieron, no de menos crueldad que las del traidor.
CAPITULO SSETENTA Y NUEUE
De como Don Julian trajo a Lope de Aguirre los dos soldados por quien tenia a su muger y suegra en rehenes.
El alcalde Chauez, a quyen Aguirre auia tomado la muger y la hija en prendas de los dos soldados que al partir de la Burburata se le auian huido, juntandose con Don Julian de Mendoza, su yerno, pusieron toda la dilijencia que pudieron por sus personas y de sus criados y amigos, a buscar los dos soldados, para con ellos o con sus uidas rrescatar sus mugeres.
Fue tanta la desgracia de los soldados que al fyn toparon con ellos, y prendiendolos y echandolos en una cadena con sendas colleras, el Don Julian se encargo dellos para lleuallos Aguirre y sacar su muger y su suegra; y partiendose del pueblo de la Burburata para la Balencia, donde el traidor Aguirre estaba con sus soldados, en la cadena, el Pedro Arias, o con desmayo y flaqueza, o de cortado de uerse lleuar assi al matadero, se dejo caher en el suelo y no andaua. El Don Julian, viendo aquello, le dijo que anduuiese, si no que con su caueza haria pago al Lope de Aguirre. El Pedro Arias le rrespondio que hiziese lo que quysiese, que el no podia mas ni se podia menear. Oydo esto, el Don Julian echo mano a una espada que tenia, y alzandole la uarua le comenzó a cortar la caueza por el gaznate. El Pedro Arias, uiendose asi herido, le dijo y rrogo que por amor de Dios no le matase, que el se esforzaria todo lo que pudiese y caminaria; y con esto el Don Julian no quyso pasar adelante con su crueldad, y lo dejo arto mal herido de la garganta, y se fue con ellos a la Balencia, donde los entrego a Lope de Aguirre, y le dieron luego su muger y suegra; y el traidor mando luego ahorcar al Diego de Alarcon y hazello quartos y ponello por los caminos, y sacandolo hazer justicia del, lo mando lleuar arrastrando por todas las calles de la Valencia, con boz de pregonero que dezia «esta es la justicia que manda hazer Lope de Aguirre, fuerte caudillo de la noble jente marañona; a este honbre por leal seruidor del Rrey de Castilla, mandolo arrastrar y hazer quartos por hello: quyen tal haze que tal pague», y asi le cortaron la caueza y se la pusieron en el rrollo de aquel pueblo: y los quartos en palos por los caminos. Y pasando Aguirre por la plaza vio estar la caueza del Diego de Alarcon, y hablan472 con ella dixo: «ay estais amigo Alarcon, como no uiene el Rrey de Castilla a rresuzytaros», y esto con muy gran rrissa y mofa.
Al Pedro Arias de Almeta, porque hera buen473 escriuano y lo queria para su secretario, no lo mato, antes lo dejo viuo, y mando luego que lo curasen; que fue cosa nunca vista ni hecha asta entonces por Lope de Aguirre, porque por otras muy mas leues ocasiones, auia el muerto otros mas amigos suyos.
Hecho esto tuuo noticia Aguirre que los uezinos de aquel pueblo estauan recoxidos, con sus mugeres y haciendas, en vn lago o laguna muy grande que llaman la laguna de Tarigua474, que tiene muchas islas pobladas de yndios y deseando hazelles algun mal, y que sus soldados los rrouasen y se aprouechasen de lo que tenian, enuio vn capitan suyo llamado Cristoual Garcia, calafate, a que fuese con ciertos soldados, y mandole que hiziese todo lo que pudiese por entrar en la laguna y ysla de ella, y prendiese todos los uezinos que hen ella allase y les tomasen todo lo que tuuiesen y los trujese ante el.
El capitan se partio con su jente, y llegado a la laguna, hallo ser muy grande y hondable, y no allo con que entrar a hella ni pasar a las yslas y procuro hazer vnas ualsas de cañas para nauegar por la laguna; y como es madera tan delgada las cañas no se podian sustentar con peso en el agua, que en suuiendo sobre hellas los soldados, luego se yban a fondo, y uiendo que no tenian ningun modo para poder hazer lo que Aguirre le avia mandado, se boluio con la jente a donde el traidor estaua y le dijo lo que pasaua, al qual le peso arto por no auer podido salir con lo que auia yntentado; y estando con este henojo rreciuio vna carta del alcalde Chaues, de la Burburata, el qual le ynuiaua a dezir que por le hacer seruicio el auia preso a Rodrigo Gutierrez, que enuiase por el con toda breuedad, que el lo entregaria a quyen le mandase. Aguirre, contento y alegre desta nueua, enuio luego a Francisco Carrion, su alguazil mayor, con doze ssoldados, para que lo trujesen.
Hera este Rrodrigo Gutierrez vno de los tres soldados que con el capitan Monguia fue de pareszer que se pasasen al seruicio del Rrey con el Prouincial de Maracapana, y auiendose quedado alli en la Burburata, el alcalde Chaves, por contentar Aguirre, lo quyso prender para ynuiarselo, y el Rrodrigo Gutierrez, auiendolo entendido, se retrajo a la Iglesia, y el Alcalde entro hen ella para sacallo y el clerigo no se lo consintio, y el le echo alli prisiones y le puso guardas y dio auiso al Aguirre para que ynuiase por el, como se a dicho. Mas Rodrigo Gutierrez, temiendose de la cautela, se dio tan buena maña que quytandose las prisiones se salio de la Iglesia y se fue al monte.
Llegado Carrion, alguazil de Aguirre, con sus porquerones475 a la Burburata, y no hallando a Rrodrigo Gutierrez, y diziendole el alcalde Chaues lo que pasaua, se boluio a la Balencia, donde estaua su capitan, por el qual sauido como se auia soltado Rrodrigo Gutierrez, comenzo a rreñir con el alguazil y los que con el auian ydo porque no auian muerto al alcalde Chaues, pues auia dejado yr al preso y no lo auia guardado bien; y cierto lo mereciera muy bien Chaues, alcalde, pues de su propia boluntad y estando libre, se convidaua hazer vnas cosas tan mal sonantes como estas y otras que adelante se dirán.